Diferencia entre revisiones de «La Quintrala»

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*[http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=2466 Genealogía de la Quintrala]
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*[http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-23762005000200004&script=sci_arttext Historia de la Chacra de [[Quilicura]] y otros]
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Catalina de los Ríos y Lísperguer, La Quintrala.Ilustración que adorna la página oficial en Facebook

Catalina de los Ríos y Lísperguer (*Santiago de Chile, 1604 - † 1665), más conocida como La Quintrala, fue una famosa terrateniente chilena de la época colonial. Famosa por su belleza y la crueldad con la que trataba a sus inquilinos, se convirtió en un ícono del abuso y la opresión colonial. Su figura, fuertemente mitificada, pervive en la cultura popular de Chile como el epítome de la mujer perversa y abusadora. Para tildar a una mujer de abusadora en Chile se le dice "Quintrala".

Hipótesis de su apodo

El apodo de La Quintrala, probablemente es desviación del diminutivo de su nombre de pila original, Catalina, cuyo diminutivo infantil era Catrala o Catralita.

Otra teoría dice que azotaba a sus esclavos con ramas de Quintral (Tristerix corymbosus), un arbusto parasitario autóctono, de frutos rojos. Cabe destacar, por otra parte, que Catalina era pelirroja. También en el libro La Quintrala de Magdalena Petit se explica que su nombre proviene del fruto, haciendo un símil al color de su cabellera.

Genealogía familiar

Lado materno

Por el lado materno estaban los Lisperger y los Flores. Según las crónicas de Claudio Gay, Lísperguer proviene de Leisterberg una ciudad de Hessen Alemania, y es de origen judío-polaco. Peter Lisperger y Bartholomäus Blumenthal (o Blumen) llegaron a Chile en 1540, en la expedición de conquista de Pedro de Valdivia, allí castellanizaron sus nombres a Pedro Lisperguer y Bartolomé Flores.Llega a Chile con la expedición del nuevo gobernador, García Hurtado de Mendoza. El pueblo lo llama Luis Perguer. Con la misma llega al país don Alonso de Ercilla y Zúñiga, poeta, autor de "La Araucana".

Bartolomé Flores

Bartolomé Flores, se casó con la hija del Inca Tala Canta Ilabe, Elvira de Talagante. Del matrimonio nació Águeda Flores, nieta de Tala Canta Ilabe, y abuela de Catalina de los Ríos y Lisperger. Formaba parte de su Panaca

Pedro Lisperguer

Pedro Lisperguer se casó el año 1570 con Águeda Flores, hija de Bartolomé Flores. Del matrimonio nacieron Catalina Lísperguer y Flores;Juan Rodulfo Lísperguer y Pedro Lisperger y Flores.Catalina Lísperguer y Flores se casó con Gonzalo de los Ríos y Encío.

Terratenencias de los Lísperguer

  • La actual comuna de Quilicura era propiedad de Águeda Flores, así como la parte oriental de Codegua (Rancagua). Águeda Flores además tenía propiedades hasta el río Maule.
  • La casa patronal de La Quintrala, está ubicada en la ciudad de La Ligua. En su trayecto se sitúa la casa patronal de la Quintrala, sitio histórico localizado en la Hacienda El Ingenio.
  • La actual comuna de La Reina en Santiago de Chile antes llamada la Chacra de Tobalaba era propiedad de Águeda Flores, que se las heredó a un nieto de nombre Nicolás Lísperguer y éste las cedió a Catalina de los Ríos.
  • Una de las propiedades que era parte de la Chacra de Tobalaba que pertenecía a la Quintrala, estaba ubicada en la actual comuna de La Reina, era una parcela llena de eucaliptus y pinos centenarios (Entre Avenida La Cañada y Calle Aguas Claras). Este parque aún se llama Parque de la Quintrala. Hasta 1972, fue un recinto abandonado. Actualmente existe en el lugar, el condominio Parque La Quintrala.
  • En el Santiago del siglo XVI, la vivienda de los Lísperguer estaba ubicada en la calle Compañía de Jesús colindante al Convento de las Agustinas.
  • En Pichidangui, balneario de la Comuna de Los Vilos, IV Región de Coquimbo, existe un hito turístico llamado la "Cueva de la Quintrala", que según la leyenda, era allí donde doña Catalina ajusticiaba a sus inquilinos.

Lado paterno

Familia De los Ríos

Por el lado paterno estaban los de los Ríos y los Encío. La familia de los Ríos provenía de la noble casa de Naveda, descendiente de Gutierre Fernández de los Ríos, quien era "jefe de la casa de su apellido en la Villa de Naveda, Merindad de Campos en las Montañas de Burgos; asistente a la batalla de Salado en 1340". Por via paterna a su vez, estaba emparentado con la corona de Castilla (a través de un ascendiente, Pedro Enríquez de Castilla, hijo natural del príncipe Don Tello de Castilla y de Juana de Lara), y con las casas de Lara, Guzman, Cisneros, etc, todas familias nobles de la historia de España.

Familia De Encio

Juan de Encío era uno de los socios de Pedro de Valdivia en la expedición de conquista de Chile. En 1546 llegó a Chile, su hija María de Encío. María comenzó a vivir en concubinato con Pedro de Valdivia.

De los Ríos y Encio

En 1548, Pedro de Valdivia, por indicación del presidente de la Real Audiencia de Lima, Pedro de la Gasca, tuvo que traer de España a su mujer, Marina Ortiz de Gaete, y casó a María de Encío con el general Gonzalo de los Ríos y Ávila Mendoza Enríquez de Cisneros hidalgo nacido en Córdoba en 1515, procurador de la ciudad de Santiago, administrador de las minas de oro de Marga Marga y feudatario del Valle de Chile; entregándole como dote la mitad del Valle de Papudo. De este matrimonio nació Gonzalo de los Ríos y Encío, llamado "el Mozo".

Gonzalo de los Ríos y Encio

Gonzalo de los Ríos y Encío, tenía el rango de General del Real Ejército, Maestre de Campo, corregidor de Santiago en los años 1611, 1614 y 1619; Caballero de la Orden de Santiago (ver: Inés de Suárez).

Los padres de la Quintrala

Gonzalo de los Ríos y Encío se casó con Catalina Lísperguer y Flores. Gonzalo de los Ríos y Encío desarrolló en el valle de La Ligua el cultivo de la caña de azúcar, para lo cual fundó un ingenio azucarero, nombre que adoptó posteriormente la Hacienda del Ingenio, y compró a Luis de Cartagena la otra mitad del valle, donde desarrolló grandes plantaciones de naranjos, cáñamo, y tres de las mejores viñas del país. Con el objeto de explotar estas propiedades, compró esclavos negros, negocio perfectamente aceptado por la Corona y la Iglesia.

Primeros años

Del matrimonio de Gonzalo de los Ríos y Encío, y Catalina Lisperguer y Flores, nació Catalina de los Ríos y Lisperguer, en Santiago de Chile, en 1604.

Creció en el seno de una familia de ricos terratenientes, siendo los de los Ríos y los Lísperguer familias de renombre en la sociedad santiaguina en el siglo XVII. Sin embargo no recibió una educación suficiente, siendo semianalfabeta hasta su muerte, según se aprecia en su testamento. Tuvo una hermana llamada Águeda, seis o siete años mayor que ella, la cual contrajo matrimonio con un oídor del Perú cuando tenía unos 15 o 16 años; partiendo de manera inmediata a Lima, quedando Catalina al cuidado de su padre y de su abuela.

Catalina llegó a ser una beldad, de elevada estatura, una cabellera pelirroja e intensos ojos verdes, de una combinación genética entre sangre amerindia, española y alemana, que le habían otorgado notables atributos físicos de una hermosura salvaje

......"que la hacían sexualmente muy atractiva a los hombres"
según las crónicas del obispo Francisco González de Salcedo (1622-1634).

En un ambiente muy sobrecargado por las intrigas, las ambiciones, los odios y las pasiones, se fue formando el carácter de la joven Catalina. Se dice que una de sus tías la acercó a las prácticas paganas de la hechicería, con su abuela Águeda Flores, radicada en Talagante.

Primera acusación de homicidio

Una de las primeras acusaciones que se hicieron en su contra, es la de haber cometido el homicidio de su padre Gonzalo de los Ríos, mediante el envenenamiento de una cena preparada por ella misma. Esto debió haber sucedido mientras su padre se encontraba enfermo en cama en el año 1622, cuando ella tenía escasos 18 años. Pese haber sido reportado el crimen a las autoridades, por la hermana de su padre, nunca fue procesada, ya fuera por falta de pruebas o por las influencias con las que contaba por parte de su familia.

Se sabe que Catalina de los Ríos se enamoró de un religioso llamado Pedro Figueroa, a quien acosó hasta el cansancio, sin resultados.

Matrimonio y amoríos

Matrimonio

Archivo:La Quintrala (1955)-2.jpg
La Quintrala, Catalina de los Ríos y Lísperguer. Afiche de la película del mismo nombre de 1955, dirigida por Hugo del Carril.

Su abuela Águeda Flores, quien desde la muerte de sus padres era su tutora, como una forma de que su nieta tomará mejores vías, buscó a un hombre con quien casarle, ofreciendo una generosa dote. La novia llevó al matrimonio una dote de 45.349 pesos, suma bastante cuantiosa en aquella época.

En septiembre de 1626, a la edad de 22 años, Catalina contrajo matrimonio de conveniencia con el soldado español, Alonso de Campofrío y Carvajal[1]​ (bautizado en la Parroquia Catedral de Santiago, 8 de febrero de 1584), cuya familia era de poca importancia y riqueza, pero que inmediatamente comenzó a ascender en cargos públicos, reemplazando incluso a algunos familiares de Catalina, como Rodulfo Lísperguer, en el cargo de alcalde. El cura que los casó fue nada menos que Pedro Figueroa. Catalina jamás se lo perdonó e intentó su asesinato.

Al año siguiente de su matrimonio, Catalina da a luz a su primer y único hijo, Gonzalo, el que murió cuando tenía unos 8 o 10 años de edad.

Aproximadamente en 1628 muere en el Perú, Águeda, la hermana de Catalina, convirtiéndose ella en la dueña de gran parte de las tierras que le pertenecían a su hermana en Chile.

Según el historiador Benjamín Vicuña Mackenna,[2]​ el esposo no estuvo ajeno a las costumbres despiadadas de su mujer, fue benigno con ella y la amaba; ella le tuvo solo en gran aprecio, pero nunca llegó a amarlo. Él fue además, cómplice de los desvaríos de su mujer.

Amantes

Catalina comenzó a tener amantes.

Se dice que allá por el año 1624, Catalina invita, mediante un billete amoroso, a un rico feudatario de Santiago. Cuando lo tuvo ya en sus brazos, lo mató a cuchilladas y culpó a una esclava por el crimen, siendo ésta ajusticiada en la Plaza de Armas. Esta versión queda en entredicho, ya que, según lo que consta en el testamento de Catalina, ésta no sabía escribir.


También se cuenta sobre un tal Enrique Enríquez de la Orden de Malta, un antiguo amante, al que,despechada, al juzgar que éste había jugado con sus sentimientos ( ya que él se niega a entregarle una cruz, símbolo de su nobleza, a cambio de un beso),osara espetarle en su propia cara supuestos amoríos con el fraile Pedro de Figueroa (su amor platónico)y haberse jactado públicamente de aprovecharse de una mujer "liviana", en referencia a Catalina; le golpea y apuñala.

Se dice también que cercenó la oreja izquierda a Don Martín de Ensenada y que mató a un caballero de Santiago, en presencia de otro caballero, luego de una cita amorosa.

Terrateniente y empresaria

Catalina se convirtió en una terrateniente, ya que de su familia heredó de parte de don Gonzalo de los Ríos, cuantiosas tierras en el valle costero de Longotoma (ubicadas en el actual Km 140 de la Panamericana Norte) y la hacienda llamada El Ingenio (Comuna de Cabildo), adquiriendo luego otras de no menor connotación (tanto en Cuyo, allende los Andes y en Petorca); además de propiedades menores en los suburbios de Santiago (la actual comuna de La Reina).

Hacienda El Ingenio

Sentó su residencia en la hacienda El Ingenio, (donde todavía subsisten las parras de "La Quintrala"). Catalina, rica hacendada y ganadera, dirigía personalmente las actividades de sus propiedades, montando a caballo por los valles donde le complacía vivir, ya que la ciudad le era odiosa. Ella personalmente dirigía los trabajos en sus tierras.

En la hacienda de El Ingenio, según se cuenta, comenzaron a ocurrir hechos horribles, tanto durante la vida de su marido, como luego de su muerte, acaecida hacia 1650. Un esclavo negro, llamado Ñatucón-Jetón fue asesinado, sin que se conozcan los motivos de este macabro asesinato (ella lo mantuvo insepulto por dos semanas).

En 1633, intentó el asesinato de un clérigo de La Ligua, Luis Vásquez, al reprocharle éste su vida y sus crueldades. El vicario logró salvar su vida.

Su crueldad llegó a tal extremo, que ese mismo año, sus inquilinos se rebelaron y se fugaron de la hacienda El Ingenio hacia los montes y comarcas vecinas. Catalina los hizo traer de vuelta mediante provisión de la Real Audiencia, a la fuerza. A cargo de esta labor puso a un mayordomo llamado Ascencio Erazo. Este los prendía y los llevaba a la hacienda donde doña Catalina presidía el castigo por rebelión acompañada de su sobrino, don Jerónimo de Altamirano.

A pesar de continuas denuncias de abusos y crueldades, no recibió castigo alguno, porque teniendo mucho dinero, fue pródiga entre jueces y letrados, además de contar con numerosa parentela en cargos importantes.

La investiga la justicia

En 1660, la Real Audiencia, ante la cantidad y magnitud de las denuncias, inició una investigación oficial secreta, basada en las denuncias del obispo Francisco Luis de Salcedo, familiar del clérigo Luis Vásquez, y comisionó al oidor y receptor de cámara, Francisco de Millán, para realizar una investigación de los crímenes cometidos por Catalina en las distintas tierras de su posesión.

Francisco de Millán alejó de su hacienda a doña Catalina, a su mayordomo y a su sobrino, a fin de que sus víctimas pudieran desahogarse relatando los crímenes cometidos por su patrona. El comisionado de la Audiencia encontró suficientes evidencias de la veracidad de las acusaciones y éstas fueron remitidas a la capital.

Es procesada

En Santiago se comisionó al oidor Juan de la Peña Salazar, quien en calidad de alguacil, se trasladó a la hacienda, arrestó a doña Catalina y la llevó a Santiago para seguirle un juicio criminal.

Se inició así proceso, a la que ya había sido una vez acusada de parricidio, otra por asesinato, y ahora por la matanza lenta y cruel de su servidumbre. El juicio se llevó adelante con mucha lentitud, pues las relaciones de doña Catalina seguían contando, al igual que su dinero.

Dicho juicio muy publicitado, no estuvo exento de las influencias de su nombre y las relaciones familiares con los oidores, quienes favorecieron la causa de la rea, a quien, en total, se le atribuyó la autoría de unos cuarenta crímenes. De este modo se acrecentó el mito en torno a su figura.

Es liberada de cargos

Debido a las influencias ejercidas, el juició se estancó y doña Catalina fue liberada.Desde 1637 disfrutó además de los repartimientos indígenas de la parte oriental cordillerana de Codegua, que habían pertenecido una congregación de jesuitas. (Actual La Leonera).

Sin embargo, 30 años después, la justicia se empeñó en definitiva en conocer e informar de la veracidad de tales acusaciones, pero doña Catalina ya había fallecido hacía 9 años.

El Cristo de Mayo

El crucifijo del Cristo de Mayo en la actualidad.

Cuenta la leyenda que la escultura perteneció a Catalina de los Ríos y Lísperguer, más conocida como la Quintrala la cual tenía por costumbre azotar brutalmente a sus esclavos y empleados, además de cometer otras fechorías.

Versiones de la historia

Según Benjamín Vicuña Mackenna, existen dos versiones de la historia

  • La primera la que dice que en alguna ocasión, Catalina percibió mientras azotaba a un peón, que la imagen del Cristo de la Agonía la miraba tristemente. Contrariada por tal situación ordenó que la imagen fuera lanzada por una ventana o (dependiendo de la versión) que fuera retirada de su vista ya que la imagen parecía mirarle descaradamente el escote de su vestido, mandando a retirarla porque "no soportaba a hombres que le pusieran mala cara en su casa".[3]​La historia cuenta que los religiosos agustinos del Templo de Nuestra Señora de Gracia, vecinos a la casa de la Quintrala (actual Galería Imperio en las calles Agustinas con Estado), recogieron la imagen abandonada y la colocaron en uno de los altares laterales, donde se mantiene hasta la actualidad.
  • También cuenta la leyenda, que su dueña, acusada por alguno de los delitos cometidos, le prometió al Cristo que si la salvaba de la prisión le encendería todos los días de su vida dos velas de una libra. La historia señala que fue absuelta de la acusación, y Catalina cumplió cabalmente su promesa. La leyenda proviene de una investigación realizada por Benjamín Vicuña Mackenna quién escribió "Los Lísperguer y la Quintrala" donde se relata el hecho; sin embargo, de acuerdo a los archivos históricos y crónicas de La Provincia Agustina de Nuestra Señora de Gracia de Chile desde 1613 la escultura "Señor de la Agonía" fue colocada en el Templo de Nuestra Señora de Gracia donde permanece hasta hoy.

Últimos años

La Iglesia de San Agustín en Santiago, donde está sepultada La Quintrala.

En 1654 Catalina quedó viuda, con lo que retomó el control total sobre todas las tierras y negocios que compartía con su esposo, Alonso Campofrío.

En enero de 1662 se inició un nuevo juicio en su contra por diversos abusos y crímenes cometidos en contra de sus esclavos. Ese mismo año muere Jerónimo de Altamirano, su sobrino; además de enfermar ella, para ver su salud deteriorada de forma paulatina hasta su muerte en 1665.

En su testamento, dictado en mayo de 1662, Catalina ordenó y dejó pagadas 20.000 misas por un valor de 20.000 pesos en Templo de San Agustín, para la salvación de su alma; otra importante cantidad de dinero para misas oficiadas por las almas de los esclavos muertos por sus tratos, otra pagada a la La Orden de San Agustín en Chile en beneficio del Cristo de Mayo y así mantener la procesión expiatoria anual los días 13 de mayo. Otra suma menor fue destinada para ayudar a familiares y amigos. El resto de sus bienes fueron rematados, siendo el beneficiario la Orden de los Agustinos

Muerte

Murió el 15 de enero de 1665 a la edad de 61 años, temida y mitificada en vida, sola y despreciada por todos, en su propiedad santiaguina. Su funeral fue fastuoso y fue sepultada, como era tradición en la familia Lisperguer, en el Templo San Agustín en Santiago, sin que se sepa donde está su tumba.

Según las crónicas de Vicuña Mackenna, muchos de los bienes fueron rematados y la propiedad quedó abandonada durante años, debido al miedo que tenía la gente de tener relación alguna con "La Quintrala".

Legado

Ana María Lynch como La Quintrala en la película de 1955.

El notorio y cuestionable carácter de "La Quintrala" ha dejado marcas permanentes en la memoria y la tradición chilena. Numerosas obras de literatura y teatro, amén de una película y una telenovela han sido creadas sobre su persona. La siguiente es una lista no exhaustiva de los trabajos hechos basados en este personaje:

Bibliografía

  • Vicuña Mackenna, Benjamín, "Los Lisperguer y La Quintrala (Doña Catalina de los Ríos), Episodio histórico-social con numerosos documentos inéditos". 2º edición aumentada y corregida. Ediciones de la Imprenta del Mercurio, Valparaíso - Chile, 1877.
  • Encina, Francisco, "Historia de Chile", tomo 4. páginas 22-24-28,128. Editorial VEA.
  • Gallardo, Juanita, "Herencia de fuego", Editorial Planeta.
  • Valente, Ignacio, (1991) "La Quintrala una vez más". Santiago de Chile, El Mercurio, 18 de agosto de 1991, Suplemento Revista de Libros, p. 5
  • Valdivieso, Mercedes, "Árbol Genealógico de Catalina de los Ríos y Lisperguer, La Quintrala (1604 – 1665)", según su novela Maldita yo entre las mujeres, (1991).
  • Montecino, Sonia ,(1991) "Maldita yo entre las mujeres". Santiago de Chile, Revista Mensaje, nº 399, Sección Literatura, pp. 200-201.
  • Rojo, Sara, (1992) "La Quintrala ¿el contra-mito de la mujer chilena?" Santiago de Chile, La Época, 03 de mayo, Suplemento Literatura y Libros, pp. 1 y 2.
  • Aránguiz, Carolina, "Quise acercarme al mito de La Quintrala bajo otra mirada", Santiago de Chile, referencia incompleta.
  • Guerra, Lucía, (1988) "Maldita yo entre las mujeres: resemantización de La Quintrala, figura del mal y del exceso para la ‘chilenidad’ apolínea", en Revista Chilena de Literatura nº 53, pp.47-65.
  • Llanos, Bernardita, (1994) "Tradición e historia en la narrativa femenina en Chile: Petit y Valdivieso frente a La Quintrala", en Revista Iberoamericana, nº 168-169, julio-diciembre, pp. 1025-1037.
  • Mora, Gabriela, (1997) "Discurso Histórico y Discurso novelesco a propósito de la Quintrala", en Mujeres latinoamericanas: Historia y Cultura, s. XVI al XIX, tomo I, México-Cuba: casa de las Américas, pp. 105-116.
  • Puyol, Andrea, "Mercedes Valdivieso: no defiendo a la Quintrala, sólo la entiendo", La Segunda, 1991.
  • Sarabia, Rosa, (2000) "Doña Catalina de los Ríos y Lisperguer y la construcción del monstruo Quintrala", en Anales de Literatura Chilena, año 1, nº 1, pp. 35-52.
  • Singer, Christine, "Zur Sonderstellung der deutschen Minderheit in Chile, 3.1 Die ersten Deutschen: Abenteurer, Mönche und Wissenschaftler". Universität Konstanz, Konstanz, 1998.

Referencias

  1. Alonso Campofrío de Carvajal y Riberos , n. Santiago 08 febrero de 1584, b. Parroquia del Sagrario, Santiago, 08 de febrero de 1584 (padrinos: Alonso de Riberos "el Viejo" y "la señora Catalina Ortiz" (de Gaete)), + c. 1650; Alcalde de Santiago; c. I° c. Inés Coronel, con sucesión en Maule; c. II° Santiago 09 enero de 1631 c. Catalina de los Ríos y Lisperguer [n. Santiago 1604, + 1665; h.Gonzalo de los Ríos y Catalina de Lisperguer y Flores], sin hijos.
  2. Vicuña Mackenna, B. Los Lisperguer y La Quintrala (Doña Catalina de los Ríos) Episodio histórico-social con numerosos documentos inéditos. 2º edición aumentada y corregida.Ediciones de la Imprenta del Mercurio, Valparaíso - Chile, 1877.
  3. La Página de los Cuentos (7 de noviembre de 2006). «Sobre el Cristo de Mayo, I Parte». Consultado el 20 de junio de 2008. 
  4. Los 10 capitulos de la Miniserie La Quintrala

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