Diferencia entre revisiones de «Guaraníes»

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No dudaron en concluir que se trataba de un pueblo sin ningún tipo de [[religión|creencias religiosas]]. La verdad era otra, la religiosidad existía y era profundamente espiritual, a tal punto de no necesitar de templos ni de ídolos tallados.
No dudaron en concluir que se trataba de un pueblo sin ningún tipo de [[religión|creencias religiosas]]. La verdad era otra, la religiosidad existía y era profundamente espiritual, a tal punto de no necesitar de templos ni de ídolos tallados.


[[Ñanderuguasú]] (''nuestro padre grande'') o [[Ñamandú]] (''el primero, el origen y principio'') o [[Ñandejará]] (nuestro dueño) eran los nombres que hacían referencia a una [[divinidad]] que era concebida como invisible, eterna, omnipresente y omnipotente. Una entidad [[espíritu|espiritual]] concreta y viviente que podía relacionarse con los hombres, por ejemplo bajo la forma perceptible de ''[[Tupâ]]'', el [[trueno]]. Se manifestaba en la plenitud de la naturaleza y del cosmos, pero nunca en una imagen material. ''Ñamandú'' no era el dios exclusivo de los guaraníes, era el dios padre de todos los hombres.
[[Ñanderuvusú]] (''nuestro padre grande'') o [[Ñamandú]] (''el primero, el origen y principio'') o [[Ñandejará]] (nuestro dueño) eran los nombres que hacían referencia a una [[divinidad]] que era concebida como invisible, eterna, omnipresente y omnipotente. Una entidad [[espíritu|espiritual]] concreta y viviente que podía relacionarse con los hombres, por ejemplo bajo la forma perceptible de ''[[Tupâ]]'', el [[trueno]]. Se manifestaba en la plenitud de la naturaleza y del cosmos, pero nunca en una imagen material. ''Ñamandú'' no era el dios exclusivo de los guaraníes, era el dios padre de todos los hombres.


Frente a ''Ñamandú'', el padre bondadoso, el dador de vida y sustento del equilibrio del orden universal, estaba la otra dimensión de la realidad espiritual, el mal, expresado en el concepto de ''[[Añá]]''. Esta fuerza maléfica era la generadora de la [[muerte]], la [[enfermedad]], la escasez de alimentos y las catástrofes naturales.
Frente a ''Ñamandú'', el padre bondadoso, el dador de vida y sustento del equilibrio del orden universal, estaba la otra dimensión de la realidad espiritual, el mal, expresado en el concepto de ''[[Añá]]''. Esta fuerza maléfica era la generadora de la [[muerte]], la [[enfermedad]], la escasez de alimentos y las catástrofes naturales.
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Los guaraníes necesitaban, perentoriamente, encontrar la yvy marave´y [[Tierra Sin Mal]], que no es un lugar físico como se cree, si bien se supone que tiene existencia en una realidad física, y puede encontrarse sin morir La Tierra Sin Mal es un estado de un individuo o un grupo. Un estado que se obtiene a través de la acumulación de energía. Este estado se llama ''agujé'' y, cuando uno llega a él, el daño (lo malo) "no lo alcanza". Cuando una persona o grupo llegan a este estado pueden desaparecer de este mundo (también pueden permanecer), pueden incluso quedarse en este mundo durante mucho más tiempo que un simple mortal. Existen muchos ejemplos de personas que, supuestamente, alcanzaron el agujé (véase [[Curt Nimuendajú]] en Brasil o el [[Capitán Chikú]] en Argentina).
Los guaraníes necesitaban, perentoriamente, encontrar la [[Tierra Sin Mal]], que no es un lugar físico como se cree, si bien se supone que tiene existencia en una realidad física, y puede encontrarse sin morir La Tierra Sin Mal es un estado de un individuo o un grupo. Un estado que se obtiene a través de la acumulación de energía. Este estado se llama ''agujé'' y, cuando uno llega a él, el daño (lo malo) "no lo alcanza". Cuando una persona o grupo llegan a este estado pueden desaparecer de este mundo (también pueden permanecer), pueden incluso quedarse en este mundo durante mucho más tiempo que un simple mortal. Existen muchos ejemplos de personas que, supuestamente, alcanzaron el agujé (véase [[Curt Nimuendajú]] en Brasil o el [[Capitán Chikú]] en Argentina).


Ahora bien, la búsqueda del ''agujé'' para llegar a la Tierra Sin Mal, guiaba —y guía— la vida cotidiana de los guaraníes (guaraní no es solo el pueblo originario, sino también el miembro de su religión). Hay muchos caminos para lograrlo y uno de ellos es sin duda, arrebatárselo a quien ya lo tiene. Los grandes guerreros acumulan gran cantidad de energía fruto de sus hazañas, y por lógica es posible tomarla de ellos —a través de la astucia y la fuerza— indistintamente. El ciclo de guerras entre guaraníes antiguos, demuestra que ellos jugaban un juego para obtener poder con el fin de cruzar el umbral hacia la Tierra Sin Mal. La energía se acumula en las dos almas de la persona (el ser espiritual —la palabra— y el alma animal, la sintaxis o el ciclo vital) y por supuesto también en su cuerpo perceptible. Comerse la carne de un guerrero no es más que el fin de un festín energético que comienza mucho antes del acto físico de comer, comienza por ejemplo, hablando, invocando, cantando, festejando la próxima ingesta del poder acumulado en la personalidad del otro.
Ahora bien, la búsqueda del ''agujé'' para llegar a la Tierra Sin Mal, guiaba —y guía— la vida cotidiana de los guaraníes (guaraní no es solo el pueblo originario, sino también el miembro de su religión). Hay muchos caminos para lograrlo y uno de ellos es sin duda, arrebatárselo a quien ya lo tiene. Los grandes guerreros acumulan gran cantidad de energía fruto de sus hazañas, y por lógica es posible tomarla de ellos —a través de la astucia y la fuerza— indistintamente. El ciclo de guerras entre guaraníes antiguos, demuestra que ellos jugaban un juego para obtener poder con el fin de cruzar el umbral hacia la Tierra Sin Mal. La energía se acumula en las dos almas de la persona (el ser espiritual —la palabra— y el alma animal, la sintaxis o el ciclo vital) y por supuesto también en su cuerpo perceptible. Comerse la carne de un guerrero no es más que el fin de un festín energético que comienza mucho antes del acto físico de comer, comienza por ejemplo, hablando, invocando, cantando, festejando la próxima ingesta del poder acumulado en la personalidad del otro.

Revisión del 22:07 3 jul 2009

Actuales guaraníes.

Los guaraníes son un grupo de pueblos sudamericanos, cuyos habitantes viven en el noreste de Argentina (Corrientes, Misiones, Formosa y parte de la provincia del Chaco), suroeste de Brasil (RS, SC) y Paraguay , sureste de Bolivia y parte de Uruguay . Su autodenominación étnica es avá, que significa "hombre". Fueron llamados por los españoles carios, chandules, chandrís y landules. Son un pueblo nativo sudamericano, originario de la región amazónica, que se estableció en distintas regiones del continente, especialmente en el Paraguay y en Brasil.

Las causas de su migración hacia el sur fueron principalmente la necesidad de ocupar nuevas tierras aptas para el cultivo y la presión de otros indígenas.

Guaraníes en Paraguay

Los guaraníes se establecieron en el territorio argentino entre fines del siglo XV y comienzos del XVI. Se subdividieron en distintos grupos dependiendo de la zona donde habitaban, como los chandules o guaraníes de las islas del Delta del río Paraná, desaparecieron poco después de la segunda fundación de Buenos Aires por Juan de Garay, en 1580; los del río Carcarañá o carcarañáes; los guaraníes de Santa Ana (en el norte de Corrientes y los chiriguanos (en el Chaco Boreal y extremo norte del Chaco Central). En Misiones y zonas aledañas del Paraguay y Brasil, se encuentran actualmente los mbyá que son descendientes de guaraníes que no aceptaron formar parte de las misiones jesuíticas. En la provincia de Misiones, junto a los mbyá viven grupos de paí tavyterá y de chiripás.

Los tapietés comenzaron a llegar a la zona de Tartagal en la provincia de Salta hacia 1920, procedentes de Bolivia y del Paraguay, migración que se acentuó durante la guerra del Chaco. En la zona de Tartagal viven aproximadamente unos 500 tapietés.

Organización política

Vivían en aldeas, en los claros que formaba naturalmente la selva, y constituían una verdadera unidad tribal, al estar formada por entidades económicas autosuficientes e independientes unas de otras.

Las viviendas estaban dispuestas en torno a una plaza grande de forma cuadrangular, donde se desenvolvía una gran actividad cotidiana esencialmente de índole social. Eran casas grandes comunales llamadas maloca individualmente y en conjunto taba. Además podían albergar a todos los miembros de una familia (o tevy) extendida: padres, abuelos, tíos, primos, nietos, cuñados, yernos y nueras. Esto representaba la unidad social mayor.

Cada familia vivía en una casa comunal de hasta 60 m de largo y de 8 a 10 m de ancho sin divisoria, donde habitaban entre 60 y 120 personas presidida por un jefe quien ocupaba la parte del centro. A su vez la aldea estaba dirigida por un jefe político llamado mburuvichá, y un jefe religioso llamado payé. Su organización social estaba encabezada por un cacique (tuvichá) cuyo liderazgo era hereditario.

Una de las funciones del cacique era de administrar el trabajo comunitario y de distribuir equitativamente los bienes del consumo. Existía una división del trabajo por genero. La preparación de la cerámica era, por ejemplo, una tarea exclusiva de las mujeres, como la de plantar e hilar los lienzos. El varón era básicamente pescador, cazador-recolector y guerrero.

El concepto de la propiedad privada de los bienes no existía en la sociedad guaraní. Todo lo que se cosechaba en los cultivos hortícolas, el producto de la caza y la pesca, los frutos recolectados, eran distribuidos solidariamente entre todos los miembros del tevy (parentesco, linaje). Solamente algunos pocos bienes podían ser considerados como personales, tal el caso de las armas, las hamacas, algunos utensilios de cerámica. La tierra era considerada como un bien del que se podía disponer pero sobre el cual nadie podía pretender derechos de propiedad exclusiva. Eran comunitarios la tierra cultivable, las fuentes de abastecimiento de agua, el monte y la selva, con todos sus recursos aprovechables.

Régimen familiar

El matrimonio y la familia constituían el núcleo social básico. La poligamia representaba un estatus social preponderante, por lo que su práctica era propia de jefes y guerreros reconocidos; quienes hacían una distinción entre esposa principal (cherembicó) y secundaria (cheaguazú).

La costumbre generalizada, practicada por los demás integrantes de la comunidad tribal, era la monogamia. Las uniones no eran muy estables, por ello el divorcio era común.

Organización económica

Eran diestros navegantes de canoas, conocedores cazadores de la selva, recolectores, pescadores y practicaban la agricultura. Las familias poseían un lote exclusivo en las plantaciones comunitarias y a su vez cada esposa tenía un huerto personal. Trabajaban en grupo y los parientes se ayudaban unos a otros. Cultivaban en pequeñas huertas, estando entre los cultivos más importantes la mandioca (mandi'ó), mandioca dulce (poropí), la batata (jetý), la calabaza (andaí), el zapallo (kurapepê), el maíz (avatí), el poroto (kumandá), el maní (mandubí) y el algodón (mandiyú).

Otros productos eran obtenidos directamente del monte o selva, tal el caso de las hierbas medicinales, frutos como la guayaba (arasá), el ananá (avakashí) y la yerba mate (ka'á), que usaban para preparar la bebida que aún hoy se sigue tomando, que elaboraban con el mismo proceso que hoy se emplea en la industria moderna.

Para plantar previamente quemaban el monte produciendo el rozado, en el que mujeres y niños sembraban bajo supervisión de los ancianos.

Los hombres se dedicaban a la caza y la pesca utilizando como armas arcos y flechas, pequeñas hachas, mazas, y algunos grupos llegaron a emplear lanzas.

Organización religiosa

Desde el mismo momento de la conquista hispánica, llamó la atención de los conquistadores y colonizadores el hecho de que los guaraníes no poseyeran templos, ni ídolos o imágenes para venerar, ni grandes centros ceremoniales.

No dudaron en concluir que se trataba de un pueblo sin ningún tipo de creencias religiosas. La verdad era otra, la religiosidad existía y era profundamente espiritual, a tal punto de no necesitar de templos ni de ídolos tallados.

Ñanderuvusú (nuestro padre grande) o Ñamandú (el primero, el origen y principio) o Ñandejará (nuestro dueño) eran los nombres que hacían referencia a una divinidad que era concebida como invisible, eterna, omnipresente y omnipotente. Una entidad espiritual concreta y viviente que podía relacionarse con los hombres, por ejemplo bajo la forma perceptible de Tupâ, el trueno. Se manifestaba en la plenitud de la naturaleza y del cosmos, pero nunca en una imagen material. Ñamandú no era el dios exclusivo de los guaraníes, era el dios padre de todos los hombres.

Frente a Ñamandú, el padre bondadoso, el dador de vida y sustento del equilibrio del orden universal, estaba la otra dimensión de la realidad espiritual, el mal, expresado en el concepto de Añá. Esta fuerza maléfica era la generadora de la muerte, la enfermedad, la escasez de alimentos y las catástrofes naturales.

Fundamentaron el origen y la existencia de los dioses, los hombres y la naturaleza, mediante mitos. Creen en la continuidad de la vida después de la muerte. Por eso a sus muertos le proveen todo lo necesario para que pueda realizar sin carencias, el largo y peligroso viaje a la tierra sin males.

La Tierra sin Mal no constituía un mito para los guaraníes. Era un lugar real, concreto, que se ubicaba imprecisamente hacia el este, más allá del Gran Mar (océano Atlántico). Esta creencia en la Tierra sin Mal generaba periódicamente grandes migraciones en su búsqueda, inspiradas por el mesianismo de algunos chamanes o payés.

Creen con firmeza que son muchos los peligros que acechan al viajero. Los niños gozan de protección divina quedando exceptuados de todo peligro.

El alma proviene del paraíso de Tupá Rueté, dios de la lluvia. Al morir, el espíritu del muerto vuelve a su lugar de origen.

Los entierros se realizan en un pozo, o en urnas de barro y el túmulo en la misma casa del muerto. Quien además, lleva consigo armas, ropas y trofeos.

La costumbre obliga a una práctica rígida de culto permanente a los antepasados, manteniendo una relación estrecha y continua entre la comunidad de los vivos y los muertos que se traducen en ayuda recíproca. Estas relaciones implican prácticamente derechos y obligaciones recíprocas: Por ejemplo los muertos proveen de alimentos a sus deudos, les envían lluvia que favorece las plantaciones, velan constantemente por su bienestar. Los deudos, a su vez, deben tributarles ofrendas; además celebran en honor a los muertos una gran fiesta cada año. Los espíritus se mantienen vivos en el corazón de la comunidad.

La práctica espiritual

Se cree que el chamán o payé posee poderes sobrenaturales y desempeña una función directriz, la de conductor de su pueblo en todos los actos comunitarios.

El chamán, mediante su gran poder, entra en comunicación con los espíritus buenos y con los malignos, defendiendo a su comunidad contra estos últimos. Él intermedia entre el hombre y dios, además de ser adivino, hechicero, médico, sabio, profeta, jefe espiritual, director de las danzas y ceremonias de la comunidad.

A diferencia del cacique, cuyo poder era temporal, el payé se imponía al grupo por sí mismo.

El consumo de hierbas y hongos de propiedades alucinógenas es utilizado por el payé y genera una atmósfera que arrastra a los integrantes de la comunidad a vivir experiencias semejantes a los de tipo místico.

Se detalla todo lo relacionado a la organización religiosa y la práctica espiritual en presente y no en pasado, debido a que aún hoy se siguen manteniendo dichas tradiciones.

El estado de agujé

Los guaraníes necesitaban, perentoriamente, encontrar la Tierra Sin Mal, que no es un lugar físico como se cree, si bien se supone que tiene existencia en una realidad física, y puede encontrarse sin morir La Tierra Sin Mal es un estado de un individuo o un grupo. Un estado que se obtiene a través de la acumulación de energía. Este estado se llama agujé y, cuando uno llega a él, el daño (lo malo) "no lo alcanza". Cuando una persona o grupo llegan a este estado pueden desaparecer de este mundo (también pueden permanecer), pueden incluso quedarse en este mundo durante mucho más tiempo que un simple mortal. Existen muchos ejemplos de personas que, supuestamente, alcanzaron el agujé (véase Curt Nimuendajú en Brasil o el Capitán Chikú en Argentina).

Ahora bien, la búsqueda del agujé para llegar a la Tierra Sin Mal, guiaba —y guía— la vida cotidiana de los guaraníes (guaraní no es solo el pueblo originario, sino también el miembro de su religión). Hay muchos caminos para lograrlo y uno de ellos es sin duda, arrebatárselo a quien ya lo tiene. Los grandes guerreros acumulan gran cantidad de energía fruto de sus hazañas, y por lógica es posible tomarla de ellos —a través de la astucia y la fuerza— indistintamente. El ciclo de guerras entre guaraníes antiguos, demuestra que ellos jugaban un juego para obtener poder con el fin de cruzar el umbral hacia la Tierra Sin Mal. La energía se acumula en las dos almas de la persona (el ser espiritual —la palabra— y el alma animal, la sintaxis o el ciclo vital) y por supuesto también en su cuerpo perceptible. Comerse la carne de un guerrero no es más que el fin de un festín energético que comienza mucho antes del acto físico de comer, comienza por ejemplo, hablando, invocando, cantando, festejando la próxima ingesta del poder acumulado en la personalidad del otro.

De hecho, cuando capturaban un guerrero, éste no escapaba, vivía libre en la aldea de sus captores, engendraba un hijo con alguna mujer de sus futuros devoradores, le cambiaban de nombre (se pasaba a llamar "Futura Comida") y en definitiva se paseaba libre por la aldea, hasta que un año después moría en combate —él, sólo, atado a un pie, contra todos los guerreros que lo habían capturado. No huía, porque al aceptar su destino, seguía su lucha por conservar poder, hasta el final. Jugaba su carta a traspasar el umbral luchando (llevándose su poder o tal vez "llevado" por su poder, conseguía el aguje (o no) en un juego de paciencia y entrenamiento físico. Si perdía, sus captores se llevaban la energía y él podía volver en su hijo (creían en la reencarnación) y seguir buscando el agujé a través de ese juego —ahora emparentado a sus devoradores. Si ganaba, llegaba a la Tierra Sin Mal.

Los guaraníes y el trabajo

Mujer guaraní vendiendo sus artesanías.

Además de dedicarse a la agricultura, la caza y la pesca, los guaraníes eran grandes alfareros. Elaboraban vasijas, cántaros de diferentes formas y funciones, ollas, platos, etc.

Los objetos eran decorados con impresiones realizadas con los dedos y con las uñas; otros más avanzados consistían en líneas y puntos rojos y negros sobre fondos blancos. Otra particularidad era que los objetos que se fabricaban no tenían asas.

La vestimenta

Los hombres prácticamente no usaban ropa, en cambio las mujeres usaban una especie de tapa triangular de plumas o algodón tejido por ellas mismas. Desde la llegada de los misioneros los hombres comenzaron a utilizar un chiripá y una especie de taparrabos (baticolas) confeccionadas con la chala u hojas del maíz, fibra de ortiga o algodón; las mujeres comenzaron con el uso del typoi (túnica del algodón sin mangas, hasta los tobillos).

Hombres y mujeres utilizaban adornos, tatuajes con pinturas fabricadas con la mezcla de especies vegetales, complementado con plumas de aves, amuletos colgados en el cuello, collares confeccionados con huesos de animales y semillas.

Los distintivo entre varones y mujeres consistía en que los varones a partir de la pubertad llevaban una especie de clavo (de madera, hueso o piedra) ensartados debajo del labio inferior (tembetá) y las mujeres en las orejas.

El ser guerrero, condición vital

El pueblo guaraní poseyó desde un inicio, un carácter intrusivo en la región platense. Su entrada fue violenta y determinó una existencia constantemente ofensiva y defensiva respecto a las poblaciones aborígenes no guaraníes que habitaban la región.

Los ataques se realizaban en forma masiva. Previo al ataque, se hacia caer sobre las fuerzas adversarias una lluvia de flechas y piedras. Luego venía la embestida directa con lanzas, macanas o garrotes.

Idioma

Los idiomas hablados por estos pueblos (guaraní) pertenecen a la familia tupí-guaraní. El guaraní paraguayo es lengua oficial en el Paraguay y su dialecto correntino es co-oficial junto con el castellano en la provincia de Corrientes en Argentina.

La mezcla del idioma guaraní con el castellano es conocido en Paraguay como una tercera lengua (guaraní jopara o jehe‘a).

La llegada de los jesuitas

En el siglo XV la sociedad guaraní pasó por un período de cambio. Comenzaron a aparecer instituciones unificadoras que probablemente, en el largo plazo, hubieran llevado al surgimiento de un Estado. Los karaí, profetas que eran aceptados en todas las tekuas (aldeas) que se enfrentaban entre sí en un permanente ciclo de búsqueda de poder para la obtención del aguyé, son un ejemplo de estas fuerzas unificadoras. Estos karaís recorrían las aldeas predicando el mensaje del advenimiento de importantes cambios; y no estaban adscritos a ninguna tekua en particular sino que eran panguaraníes, por así decirlo.

Cien años después, con la invasión europea en la zona, llegaron los jesuitas, que, en cierto sentido, vinieron a competir directamente con los karaí. Aunque extranjeros, traían un mensaje unificador y, sobre todo, ofrecían algo muy importante: los guaraníes que aceptasen su convivencia pasarían automáticamente a estar cubiertos por las leyes del rey de España.

La expansión del frente hispano-portugués y la amenaza real que esto llevaba aparejado llevó a un debate interno entre los partidarios de la alianza con los jesuitas para así obtener la protección de la corona y los que preferían el enfrentamiento.

En todo caso, la política guaraní obedecía a su propia lógica y en esa lógica los jesuitas fueron vistos como la pieza clave para obtener la protección del marco jurídico que la corona otorgaba.

La alianza generalizada de los dirigentes políticos guaraníes con la orden jesuita obedeció a una estrategia global, debatida y consensuada por esos dirigentes, fruto de no pocos enfrentamientos internos, para frenar o al menos limitar el avance de la agresión de hacendados españoles y bandeirantes portugueses. (existen numerosas fuentes documentales de testigos que presenciaron estos debates de líderes políticos guaraníes).

Los jesuitas fueron utilizados por los guaraníes para mantener su idea de la política. El modelo político guaraní ya tenía un lugar reservado para ser ocupado por los jesuitas (el antiguo Karaí Pan guaraní, no en vano a los padres jesuitas también les llamaron así: karaís, incluso actualmente en guaraní correntino existe la palabra karaí). Por ello se explica la rápida consecución de la alianza y el florecimiento de las misiones. Las reducciones no eran más que tekuas o aldeas tradicionales que habían obtenido la protección de la corona, ingresando así no solo en el corpus legal sino también en una serie de intercambios económicos y culturales que se mantuvieron durante doscientos años.

Los partidarios de la guerra se opusieron a esta alianza y permanecieron indómitos, en tekuas tradicionales (sin iglesias de piedra), advirtiendo una y otra a vez a los guaraníes "cristianos" que ese no era el camino. De hecho, cuando la orden jesuita perdió la amistad del rey y fue expulsada, las reducciones fueron arrasadas.

Los guaraníes reducidos, los que habían apostado a la alianza con el invasor, se volvieron a la selva (por ejemplo los Ava Katu Ete). Pero el camino que tal vez hubiera llevado a la unificación ya se había roto. El escenario hacia principios del siglo XIX era otro muy distinto y los diversos grupos se aislaron entre sí.

Cabe destacar, sin embargo, que esta situación llevo a profundizar en aspectos prácticos de la religión o pensamiento filosófico guaraní, como la obtención del estado de perfección o aguye por una nueva vía, no caníbal. Es notable la evolución del pensamiento guaraní con respecto a la obtención de energía por la vía caníbal. Es probable que la experiencia jesuita haya influido en ello, no sólo porque aquéllos se negaban a aceptar la vía caníbal como parte de la religión, sino también por la profunda crisis que la desaparición de la experiencia jesuita tuvo en las tekuas involucradas.

Problemas que enfrentan actualmente

Actualmente las comunidades de guaraníes de la provincia de Misiones están pasando por graves problemas que podrían llevar a la desaparición del pueblo. Las principales causas son la falta de tierras, la desnutrición, la tuberculosis y la falta de ayuda por parte del gobierno provincial y federal. Son alrededor de siete mil los guaraníes, agrupados en 76 aldeas.

El factor principal de la crisis es la falta de territorios, ya que esta tribu utiliza los recursos naturales en amplias extensiones de tierra, desplazándose en grandes distancias para cazar, pescar, recolectar frutos del monte. La presión demográfica sumada a la explotación forestal irracional hizo que las comunidades vean reducido su espacio vital.

Además existe una emergencia alimentaria y sanitaria, con picos muy graves en algunas comunidades, con niños con alto índice de desnutrición y enfermedades asociadas como la tuberculosis.

En 2004, 38 de las 76 aldeas que existen en la provincia marcharon a la Plaza 9 de Julio, frente a la Casa de Gobierno provincial, en la ciudad de Posadas haciendo oír sus reclamos en busca de una mejora y ayuda por parte del gobierno.

Nota. El idioma guaraní normalizado se escribe en la actualidad sin diacríticos, sin embargo en esta enciclopedia se prefiere el uso de los mismos para una mayor exactitud de la pronunciación por parte de los hispanohablantes, en efecto; excepto la parcialidad mixogénica vulgarmente llamada de los chiriguanos, las palabras guaraníes son casi siempre agudas y poseen stops glotales. Por otra parte las letras españolas c y q suelen ser substituidas por la k y la y e incluso la ll por la j así como la z [ds] por la s aunque sus valores fonéticos sean similares. En cuanto a la muy frecuente y final (usada en las transliteraciones al español), fonéticamente en sus orígenes correspondió al signo de una y con una vírgula o una tilde superior (Ý/ý//ÿ) para dar a entender que la pronunciación era particularmente acentuada y oclusiva.

Véase también

Bibliografía

  • Hednis, Tadeo Xavier: Jardín de flores paracuaria.

Enlaces externos