Vlad el Empalador

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Vlad Țepeș
Príncipe de Valaquia

El retrato de Vlad III en la Cámara de Arte y Curiosidades del Palacio de Ambras (pintura al óleo, c. 1560), copia de un original hecho en vida del príncipe.
Reinado
1448; 1456–1462; 1476.
Predecesor Vladislav II de Valaquia
Basarab Laiotă cel Bătrân
Sucesor Vladislav II de Valaquia
Radu el Hermoso
Basarab Laiotă cel Bătrân
Información personal
Nombre completo Vlad Drăculea
Otros títulos Voivoda de Valaquia
Nacimiento noviembre o diciembre de 1431
Sighișoara, Transilvania
Fallecimiento diciembre de 1476
(45 años)
Bucarest, Principado de Valaquia
Sepultura Monasterio Snagov
Religión Catolicismo
Residencia Castillo Poenari
Familia
Casa real Casa de los Drăculești
Padre Vlad II Dracul
Madre Vasilisa Cneajna Muşat, princesa de Moldavia
Cónyuge Cnaejna Báthory, princesa de Transilvania
Jusztina, condesa Szilágyi [1][2]
Heredero Vlad IV Ţepeluş y Minhea III
Hijos Rama de los Basarab

Firma Firma de Vlad Țepeș

Vlad lll, nacido como Vlad Drăculea (Sighișoara, noviembre de 1431-Bucarest, diciembre de 1476), más conocido como Vlad el Empalador (en rumano: Vlad Țepeș), fue príncipe de Valaquia, hoy el sur de Rumania, entre 1456 y 1462. Fue un gran luchador en contra del expansionismo otomano que amenazaba a su país y al resto de Europa, y también era famoso por su manera de castigar a los enemigos y traidores. Vlad era ortodoxo, aunque con posterioridad se convirtió al catolicismo.

Fue rehén de los invasores otomanos hasta los diecisiete años de edad, cuando logró tomar el trono de Valaquia, del cual fue depuesto poco tiempo después. Sin embargo, en 1456, tras la Batalla de Belgrado, Vlad ascendió de nuevo al trono, tras matar a su contrincante Vladislav II, y ya no lo abandonó hasta 1462. Después vivió en el exilio hasta 1474, momento en que se lanzó de nuevo a la batalla para recuperar el cargo, lo que conseguiría en 1476. Sin embargo, en diciembre de este año caería luchando contra los turcos, rodeado de su leal Guardia Moldava.

El escritor irlandés Bram Stoker se inspiró en él para crear su personaje del vampiro Conde Drácula, que daría origen a gran cantidad de películas. En la actualidad Vlad Țepeș es considerado un héroe nacional en Rumanía.

Nombre

Durante su vida, Vlad firmaba sus documentos en latín como Wladislaus Dragwlya, vaivoda partium Transalpinarum (1475).[3]

Su patronímico rumano Dragwlya (o Dragkwlya,[3]Dragulea, Dragolea, Drăculea,[4][5]​) es un diminutivo del epíteto Dracul, heredado de su padre Vlad Dracul, quien en 1431 fue admitido en la Orden del Dragón, creada en 1428 por Segismundo de Luxemburgo, rey de Hungría y posteriormente emperador germánico. Dracul, que en Rumano significa «el Dragón», es una forma definida rumana, siendo -ul el sufijo de artículo definido (del latín ille) y la palabra drac, el sustantivo "dragón" (del latín draco). Hoy en día, la palabra drac ha adquirido en rumano moderno la connotación de «demonio» (la palabra para «dragón» ahora es balaur o dragon), lo que ha llevado a malinterpretar el apodo de Vlad como «demoníaco».

En cuanto a su apodo, Țepeș, el Empalador, proviene a su afición por el empalamiento como método de ejecución, aunque sólo le fue asignado póstumamente, en torno al año 1550. Antes de esto sólo había sido conocido como Kazıklı Bey (Señor Empalador) por los turcos otomanos que encontraron sus "bosques" de empalados. [6]

Descripción

Parte de un retablo del altar de la iglesia de Santa María, en Viena, pintado en el año 1460. Parece ser la única representación de Vlad Țepeș pintada en vida de éste que ha llegado hasta nuestros días.

Sobre su aspecto físico, un delegado papal en la corte húngara lo describió así:

No era muy alto, pero sí corpulento y musculoso. Su apariencia era fría e inspiraba cierto espanto. Tenía la nariz aguileña, fosas nasales dilatadas, un rostro rojizo y delgado y unas pestañas muy largas que daban sombra a unos grandes ojos grises y bien abiertos; las cejas negras y tupidas le daban aspecto amenazador. Llevaba bigote, y sus pómulos sobresalientes hacían que su rostro pareciera aún más enérgico. Una cerviz de toro le ceñía la cabeza, de la que colgaba sobre unas anchas espaldas una ensortijada melena negra.

En cuanto a su personalidad, se le considera un gobernante de carácter volcánico e impredecible, el más duro de todos los de Europa Oriental en el siglo XV. Para algunos fue un heroico defensor de los intereses e independencia de su país, al que defendió tanto de húngaros como de turcos, y un dueño justiciero. Así, se dice de él que odiaba, más que cualquier cosa, los robos, las mentiras y el adulterio, y que no perdonaba a nadie por su rango, sino que, más aún, cuanto más alto era el rango del traidor, más duro era el castigo.

Vlad hizo y deshizo alianzas tanto con turcos como con húngaros, siempre por los intereses de su patria, Valaquia. Durante todo su reinado se caracterizó como un auténtico patriota y siempre defendió los intereses de su pueblo ya que tanto húngaros como turcos miraban a sus territorios como región a conquistar. Casi siempre contó con un ejército reducido y muchas veces utilizó las tácticas de la guerrilla (utilizaba la táctica de tierra quemada, infectaba los pozos de agua, mandaba enfermos de tuberculosis a los campamentos turcos) para luchar contra sus enemigos.[cita requerida]

Biografía

Símbolo de la Orden del Dragón.

Nació en la ciudad burgo-rumana de Sighișoara (Transilvania), entre noviembre o diciembre de 1431, su fecha exacta se desconoce. Fue uno de los tres hijos legítimos de Vlad Dracul, quien por sus heroicas hazañas contra los turcos otomanos había recibido del rey de Hungría, junto a otros Señores nobles valacos, tierras en la región de Transilvania (entonces controlada por el Reino de Hungría).

Vlad era príncipe de Valaquia (antiguo principado danubiano, que formó con Moldavia el reino de Rumania en 1881). Hoy en día, constituye dos regiones geográficas bien definidas: la Muntenia, situada al este del río Olt, y la Oltenia, al oeste, e históricamente siempre fueron dos regiones rumanas distintas.

Su traumática infancia fue muy determinante a la hora de formar su futuro como príncipe. A los 13 años, en 1444, fue entregado a los turcos como rehén junto con su hermano Radu (en rumano Radu cel Frumos) por su padre, como muestra de sumisión al Sultán y como garantía. Fue criado por el mismo Murat II (padre de Mehmed II, el cual lo tuvo como a un hermano) en ciudades como Adrianópolis, Egniojsor, Ened y Ninfamén, con el propósito de evitar una nueva traición por parte del padre de Vlad.

Cuando volvió del exilio supo que en 1447 su padre, Vlad Dracul, había muerto apaleado y a su hermano Mircea le habían quemado los ojos con un hierro candente antes de enterrarlo aún con vida. Ambos hechos fueron ordenados por el conde Juan Hunyadi (antiguo aliado de Vlad II, en rumano Ioan de Hunedoara) y apoyados por los boyardos (la aristocracia local), a los cuales Vlad tuvo desde entonces odio eterno.

Los turcos lo apoyaron hasta convertirlo en rey de Valaquia (antes incluso llegó a ser Príncipe de Transilvania, pero sólo durante unos meses), en septiembre de 1448, pero los húngaros lo expulsaron unos meses después por orden de Juan Hunyadi.

Durante ocho años Vlad estuvo viajando por los lugares limítrofes de Valaquia buscando apoyo. Se sabe que en este tiempo contactó con su primo Esteban el Grande de Moldavia, quien lo ayudaría en el futuro contra los turcos cuando éste se convirtió en voivoda de su país. Además aprendió varias tácticas político-militares.

Estuvo en la corte de Juan Hunyadi, el cual, impresionado por su conocimiento de los turcos y su odio al sultán turco Mehmed II, lo perdonó y lo tomó como consejero. Finalmente se convertiría en el candidato húngaro al trono de Valaquia.

Principado (1456-1462)

Vlad Țepeș (pintura en acuarela, Alemania, S. XVI).

Cuando Vlad supo que los turcos habían sido rechazados por los húngaros se lanzó al ataque del poder que ostentaba Vladislav II, apoyado por los húngaros y la población de origen alemán y protegido de los turcos. Junto con un contingente de Transilvania, que lideró acompañado por un noble de la Casa de Báthory, derrotó al voivoda e hizo que lo ejecutaran en la plaza pública de Târgușor (cerca de Târgoviște, la antigua capital de Valaquia, justo donde había muerto su hermano). Una vez convertido en príncipe, en 1456, los reinos cristianos lo reconocieron como tal.

La primera parte del reino de Vlad estuvo dominada por la idea de eliminar amenazas a su poder, especialmente de grupos de nobles, como los boyardos. Esto se consiguió por eliminación física, pero también reduciendo el rol económico de la nobleza: las posiciones más importantes en el Concilio de Príncipes, que iban normalmente a los más poderosos boyardos, fueron dados a individuos desconocidos, algunos de origen extranjero, pero leales a Vlad.

Para posiciones menos importantes Vlad también ignoró a los boyardos. Una de las bases del poder de la nobleza de Valaquia eran sus conexiones a las ciudades autónomas de Transilvania pobladas por gente de origen sajón. Vlad actuó contra ellas eliminando sus privilegios en relación con Valaquia y organizando ataques contra ellos.

Fue despiadado y en las ciudades donde no lo aceptaban se realizaban ejecuciones por empalamiento de hombres, mujeres y niños, como en los casos de la ciudad transilvana de Kronstadt (Brașov) y Hermannstadt (Sibiu), ambas ciudades habitadas por colonos alemanes que no querían comerciar con él o que no querían pagarle tributo. En 1459 hizo que 30 000 colonos alemanes (sajones) y oficiales fueran empalados.[7][8][9]

Con ello iniciaría su carrera de brutales masacres, entre las que se le atribuyen el exterminio de entre 40 000 y 100 000 personas entre 1456 y 1462, hechos detallados en documentos y grabados de la época, que pusieron de manifiesto su gusto por la sangre y el empalamiento, por lo que se le comenzó a llamar Țepeș que significa en rumano: empalador (véase empalamiento).

Venganza contra los nobles boyardos

Una de sus acciones de empalamiento masivo fue en su venganza contra los boyardos, asesinos de su padre y de su hermano mayor. Vlad llevó a cabo esta venganza en la Pascua de 1459, invitando a los boyardos a una gran cena de Pascua y pidiéndoles a éstos que se pusieran sus mejores galas. Cuando terminaron de cenar, Vlad mandó empalar a los más viejos, mientras que a los jóvenes los obligó a ir desde Târgoviște hasta un castillo en ruinas que había en un monte cercano al río Argeș. Los boyardos fueron a pie y muchos perecieron en el camino, pero los que llegaron aún con vida fueron obligados a construir el castillo de Drácula y, así, sus preciosas ropas de gala quedaron convertidas en harapos, mientras, obligados a construir el castillo, iban muriendo de cansancio y agotamiento a lo largo de los meses ante el deleite del Empalador.

A Vlad le gustaba organizar empalamientos multitudinarios con formas geométricas. La más común era una serie de anillos concéntricos de empalados alrededor de las ciudades a las que iban a atacar. La altitud de la estaca indicaba el rango que la víctima había tenido en vida. Con frecuencia, Vlad los dejaba pudriéndose durante meses. Un ejército turco que pretendía invadir Valaquia se volvió atrás, aterrado, cuando encontró a varios miles de empalados descomponiéndose en lo alto de sus estacas, a ambas orillas del Danubio.

Los bosques de empalados contra sus enemigos

Vlad Tepes desayunando ante unos empalados.

Luchó y descargó toda su brutalidad tanto contra cristianos como contra musulmanes. Defendiendo lo que le convenía en cada momento, luchaba contra aquél que le hiciera pagar tributos.[cita requerida]

Tanto musulmanes como cristianos lo tenían por maldito, quedándose él en una posición media, obligando a musulmanes de su país a luchar contra los musulmanes turcos y a los católicos a matar ortodoxos.

El día de San Bartolomé de 1459, Vlad hizo empalar a la mayoría de los sajones de Brașov, una ciudad transilvana que se había rebelado contra él, ya que habían apoyado al pretendiente Dan II junto con desleales húngaros y rumanos, y a continuación organizó un festín en el centro de este nuevo bosque de empalados aún aullantes, frente a la tarima donde un verdugo descuartizaba lentamente a los cabecillas de la sublevación y sus familias. La peculiar celebración duró hasta muy entrada la noche, cuando, para iluminarse, Vlad y su ejército prendieron fuego a la ciudad ante los ojos de sus 30.000 agonizantes ciudadanos. Incluso a los que no mandó empalar los amontonó e hizo que sus soldados los mataran a sangre fría con espadas, picas y cuchillos. Poco después atacó las ciudades de la región Țara Bârsei, en donde también hubo varios empalamientos.

Al año siguiente arrasó las ciudades de Amlaș y Făgăraș por rebelión, resultando la gran mayoría de sus habitantes empalados, quemados o muertos en combate. Estas ciudades tardaron varias generaciones en recuperar su población, quedando desiertas algunas de ellas durante un siglo. Vlad, al firmar la paz con Transilvania, exigió que este principado no acogiera a ningún enemigo y que le pagara un tributo de 15.000 florines.

Conflictos externos

Una vez que hubo resuelto los conflictos internos, Vlad se alió con los húngaros, especialmente con el rey de Hungría Matías Corvino (hijo de Iancu de Hunedoara). En 1459 dejó de pagar tributos a los turcos, y en 1460 se alió con Corvino y lanzó una serie de campañas contra ellos. Aunque las campañas resultaron exitosas al principio, no le proporcionaron victorias duraderas, debido tanto al escaso apoyo del mencionado rey húngaro como a los limitados recursos de Valaquia.

Vlad Draculea en una pintura del castillo de los Esterházy (siglo XVII).

En 1461, Draculea libró una de sus más famosas batallas. El Sultán turco Mehmed II, conquistador de Constantinopla, le tendió una trampa. Envió a su encuentro al colaboracionista griego Catavolinos, en calidad de embajador, para citarlo en Giurgiu, puerto danubiano cerca de Bucarest, con el fin de "solucionar un pequeño problema fronterizo". En el lugar de la cita esperaba un destacamento al mando del general Hamza Beg. Vlad Tepes fingió caer en la trampa y se presentó con parte de los tributos pendientes e incluso algunos presentes para el sultán pero, a su vez, llevó consigo a un nutrido ejército de caballería que derrotó a los turcos con relativa facilidad. Después de esta batalla, Catavolinos y Hamza Beg fueron conducidos junto al resto de los prisioneros hasta Târgovişte, donde murieron empalados, aunque otras fuentes aseguran que Hamza Beg fue abandonado con vida en la frontera tras serle cortados los pies y las manos.

Este mismo año, Mehmed II, un hombre al que no se le conocía precisamente por su repugnancia ante la efusión de sangre, retrocedió cuando pretendía invadir Târgovişte y volvió a Constantinopla enfermo de violentos vómitos ante la visión del Bosque de los Empalados. Este peculiar "bosque" era un valle donde se habían talado todos los árboles para obtener estacas. Estacas suficientes para empalar a más de 23.000 prisioneros turcos, húngaros, rumanos, búlgaros y colonos alemanes y sus familias empalados allí mismo, repartidos por todo el valle, en lo alto de los palos.[10]

Animado por estos éxitos, Vlad III cruzó el Danubio y penetró en territorio otomano, donde derrotó a las tropas turcas. El 11 de enero de 1462 Draculea envió una misiva a Matías Corvino, informándole del recuento de las cabezas de 24.000 enemigos, a los que había que sumar los muertos en los incendios de sus casas, cuyos cadáveres no fueron recuperados. Además de la carta también envió al rey húngaro dos grandes sacos con orejas, narices y cabezas de sus víctimas. Fue tal el terror desatado entre los turcos por estas incursiones que buena parte de la población musulmana de Constantinopla abandonó la ciudad por miedo a que fuera conquistada por Vlad con el apoyo de los numerosos habitantes que aún echaban de menos el esplendor bizantino.

Enfurecido por el avance de los valacos, Mehmet II atacó ese año con un ejército de 150.000 hombres (según una carta que él mismo escribió a un gran visir) y una flota que ascendió por el Danubio. Estas tropas incluían a 4.000 soldados de caballería comandados por Radu el Hermoso, hermano de Vlad III. No hay acuerdo respecto a la cantidad de hombres de los que dispuso Draculea, pero diversas fuentes barajan cifras entre los 22.000 y los 30.900. Lo que sí es seguro es que Vlad III no pudo evitar que los turcos ocuparan la capital, Târgoviște (4 de junio de 1462), por lo que se sirvió de estrategias como la guerra de guerrillas y la tierra quemada para enfrentarse a los turcos durante la primavera y el verano de 1462, además de diversos ataques. El más importante tuvo lugar entre el 16 y 17 de junio, cuando Vlad y algunos de sus hombres disfrazados con ropas turcas se introdujeron en el campamento turco e intentaron asesinar a Mehmed. Además, para desmoralizar a los invasores, ordenó evacuar todas las ciudades de Valaquia y sacar de ellas cualquier objeto de valor. Éstos se retiraron tras fracasar en el asedio a la fortaleza de Chilia (al sur de Moldavia), con sus tropas diezmadas por la peste, y dejaron a Radu el Hermoso para que continuara la lucha.

Esta sería la última gran batalla de Draculea. Pese a las victorias, a Vlad se le oponía la nobleza, que apoyó a su hermano Radu. Mehmet II, una vez en Constantinopla logró, usando una serie de intrigas que incluyeron la falsificación de documentos, que Matías Corvino encarcelase a Vlad III en agosto de 1462.

El ejército turco, dirigido por su medio-hermano Radu, rodeó la fortaleza de Poenari, donde se había refugiado el príncipe valaco. Un arquero lanzó una flecha a través de la ventana, avisando de que el ejército turco se acercaba. McNally y Florescu explican que el arquero era un antiguo sirviente de Vlad, que lanzó el aviso por lealtad, pese a haberse convertido al Islam para escapar de la esclavitud por los Turcos. Su mujer, la princesa Cnaejna, al leer el mensaje se arrojó a un afluente del río Argeş para evitar ser apresada. De acuerdo con la leyenda, dijo que "prefería que su cuerpo se pudriera y ser comida por los peces del Argeș antes que ser apresada por los turcos". Hoy, el afluente es llamado Râul Doamnei (el río de la dama). El mismo Vlad fue recluido en la torre real cerca de Buda, tomando posesión del trono su hermano Radu, quien actuó como un títere de los turcos.

Último ascenso al poder de Valaquia

No se sabe por qué, Draculea fue liberado en torno a 1474, pero no hay duda de que participó en la batalla de Vaslui (en la región de Iaşi, Moldavia), junto al príncipe Esteban Bathory de Transilvania. Juntos invadieron Valaquia con un ejército formado por transilvanos, boyardos valacos y un pequeño número de moldavos enviados por el primo de Vlad Draculea, el príncipe Esteban el Grande de Moldavia. Tras esta batalla Draculea recuperó el trono, pero Esteban Bathory volvió a Transilvania, dejándolo en una posición muy débil frente a sus enemigos.

Su última acción fue tres días después, cuando Vlad se lanzó a atacar a los turcos. Estos habían preparado otro gran ejército para conquistar Valaquia y poner en el poder a Basarab Laiota. Los turcos estaban apoyados por los nobles boyardos, quienes les dejaron vía libre para penetrar en Valaquia. Y fue Basarab quien se lanzó contra Vlad Dracula en una emboscada en la que murieron él y la mayoría de su guardia personal de moldavos, de los que sólo quedaron diez soldados.

Vlad murió durante una batalla contra la invasión de los Turcos en diciembre de 1476. Las circunstancias de su muerte no son del todo claras, ya que existen por lo menos tres versiones relacionadas a dicho evento. Existe una versión que asegura que fue muerto durante la batalla por infieles Boyardos; otra versión señala que fue muerto por sus guardaespaldas; finalmente, la versión más difundida es la que señala que durante la batalla, antes de ser capturado por los Turcos, logró escapar de sus enemigos, se colocó el ropaje de un soldado Turco caído y huyó con dirección a sus hombres, quienes al verlo lo confundieron con el enemigo, matándolo al instante sus propios soldados, decapitándolo y dejando su cuerpo yaciendo en el campo, el único detalle del que se tiene certeza es que los turcos desollaron la cabeza cercenando su cara y su cabellera del cráneo y llevadas como trofeo a Constantinopla, donde el sultán ordenó que se colocara en una estaca para no dejar lugar a dudas con relación a la muerte de Vlad.[11][12]

Tradicionalmente se ha considerado el monasterio ("la isla") de Snagov como el lugar de enterramiento de Vlad Drăculea, y ciertamente se encuentra allí, junto al altar, una tumba con su nombre, aunque en su interior sólo se han hallado restos de animales. La posible explicación parece ser, como desvela el documental "Los padres de Drácula" (Bloodlines: Dracula's family tree), que los monjes griegos, que se hicieron tiempo después con el monasterio, no quisieron que un personaje tan despiadado estuviera enterrado en el lugar más sagrado del monasterio, así que sacaron sus restos y los enterraron en otra tumba junto a la entrada. Esa tumba se derrumbó por efecto de una riada y los restos de Vlad se perdieron en el lago. Las excavaciones de 1932 encontraron el sepulcro del voivoda vacío; no obstante, su cadáver decapitado y ataviado con la vestimenta de su rango fue hallado a unos metros. Los restos, muy mal conservados, se perdieron durante la década de 1940.

Vlad III tuvo dos hijos con la princesa Cnaejna de Transilvania: Vlad IV Ţepeluş, muerto en 1500 y Mihnea cel Rău (1462-1510), príncipe de Valaquia de 1508 a 1510.

Anécdotas y leyendas sobre él

De Vladislaus III, voivoda de Valaquia (en rumano Țara Românească), se cuentan numerosas historias y leyendas. Sus hechos fueron inmortalizados por el juglar alemán Michael Beheim, en su obra poética Von ainem wutrich der hies Trakle waida von der Walachei en 1463.

Torturas y condenas

Como su apodo Țepeș indica, tenía predilección por el empalamiento, una técnica de tortura y ejecución que consiste en introducir un palo de aproximadamente 3,50 m de longitud , por el recto, fijarlo a la carne con un clavo y después levantarlo para que la víctima muriese lentamente. Supuestamente, entre 40 000 y 100 000 personas murieron de esta manera, o a través de otros métodos de tortura, a manos de los hombres del Empalador, durante los siete años que duraron sus sucesivos reinados: enemigos, traidores, delincuentes de todo tipo.

Además del empalamiento, otros métodos de tortura usados por el Príncipe de Valaquia eran: la amputación de miembros, nariz y orejas, la extracción de ojos con ganchos, el estrangulamiento, la hoguera, la castración, el desollamiento, la exposición a los elementos o a fieras salvajes, la parrilla y la lenta destrucción de pechos y genitales, especialmente de las mujeres.

Eliminación de ladrones y asaltantes

Otra de sus actuaciones en su reinado fue cuando la población se quejaba de los continuos robos que sufrían por parte de ladrones y asaltantes en sus territorios, además de los pobres, que según Vlad no aportaban nada al país. Para erradicar esto, organizó un festín en una casa de las afueras de la ciudad, al cual se invitó a pobres, ladrones, tullidos, leprosos, enfermos y pordioseros, y las grandes viandas y el vino estaban por doquier. Cuando ya todos estaban bien servidos de comida y borrachos de vino, Vlad se presentó con su guardia en la casa y preguntó a todos los allí reunidos si querían una vida sin privaciones ni preocupaciones y que todos los días se dieran festines como aquél, a lo que los mendigos y demás personas respondieron que sí y que había sido el mejor día de sus vidas. Vlad mandó a sus soldados que cerraran todas las puertas de la casa y prendieran fuego sobre ella. Nadie quedó con vida. Eliminó la pobreza acabando con los pobres. Esto se fue repitiendo con todos los mendigos en cada comarca de su principado. Llegaron a morir 3600.

Hoy día esta anécdota está considerada por muchos rumanos como diferente. Según ellos los invitados al festín eran bandidos de la zona, no pobres y enfermos.

El siguiente grupo para él improductivo con el que quiso acabar fue el de los gitanos. Vlad reunió a los trescientos de una comarca, mandó que asaran a los tres líderes para que los demás los comieran o, a cambio, se alistaran al frente turco; si no, todos serían asados. Los gitanos optaron por lo segundo.

Mensajeros turcos

Vlad Țepeș y los enviados turcos, de Theodor Aman (1831-1891).

En cierta ocasión, se presentaron ante él unos emisarios del Sultán procedentes de Constantinopla. Estos iban ataviados con sus ropas tradicionales, entre ellas el turbante. Al presentarse ante él, Vlad les preguntó por qué no le mostraban respeto descubriéndose la cabeza, y los turcos respondieron que no era costumbre en su país. Vlad, ofendido ante tamaña desfachatez, los devolvió a Constantinopla con los turbantes clavados a los cráneos, para que nunca se los quitasen.

Los emisarios pedían que Valaquia se convirtiese en vasallo y pagara tributos, entre los cuales uno era que cada 4 años 500 niños menores de 3 años fueran entregados.

El comerciante honrado

Un comerciante se presentó en su castillo para denunciar que le habían robado una bolsa de monedas de oro. Vlad le dijo que volviera al día siguiente. Cuando el mercader retornó al día siguiente, los ladrones y todos los miembros de sus familias estaban empalados en el patio del castillo. Frente a ellos, Vlad en su trono y la bolsa robada.

Entonces el Empalador le pidió al comerciante que contara las monedas de la bolsa, para comprobar si faltaba alguna. El aterrorizado extranjero las contó cuidadosamente y musitó finalmente:

-Sobra una.

Vlad le contestó:

-Id con Dios comerciante, tu honradez te ha salvado. Si hubieras intentado quedártela, habría ordenado que tu destino fuera el mismo que el de tus ladrones.

Las caravanas de comerciantes

Unas caravanas de comerciantes alemanes en su ruta desde Serbia hasta Hungría no pararon en Valaquia a comerciar con Vlad. Éste, al enterarse de la falta de respeto hacia él y su pueblo, mandó capturar las caravanas y asesinar a los seiscientos comerciantes que las componían exceptuando a dos; a uno de ellos le sacó los ojos y al otro le cortó la lengua y los hizo volver con las cabezas de los comerciantes a Serbia.

La copa de oro

También puso en una fuente de la plaza de la capital de Valaquia, Târgoviște, una copa de oro para que todo el mundo bebiera en ella, pero aquel que la robara se sometería a la justicia del príncipe. Durante los años de su reinado nadie osó robar la copa de oro.

El voivoda Dan

Otra de sus acciones fue la muerte al voivoda usurpador Dan. Éste había intentado derrocar a Vlad. Tras su fracaso, y después de ser capturado, Vlad lo mandó ejecutar, no sin antes obligarlo a cavar su propia tumba y asistir a sus propios funerales. Ocurrió en 1445.

La mujer holgazana

Vlad se encontró con un hombre trabajando en el campo que parecía falto de mujer por el aspecto de sus ropas. Al preguntarle si no estaba casado éste le dijo que sí. Vlad hizo traer a la mujer y le preguntó qué hacía en sus días, y ésta le dijo que lavar, hacer el pan y coser. Señalando a las ropas de su marido, Vlad no le creyó y decidió empalarla a pesar de que el marido afirmaba estar satisfecho con ella. Luego obligó a otra mujer a casarse con este hombre no sin antes amenazarla con el mismo destino si no cuidaba bien del campesino.

Los dos monjes

Dos monjes fueron al castillo de Vlad. Cuando éste les preguntó qué les parecían los empalamientos, uno de ellos respondió que hacía muy bien en hacerlos pues era una misión divina castigar el crimen, mientras que el otro lo condenó. Uno de los monjes fue empalado y el otro fue recompensado. Según las versiones tradicionales rumana y rusa, premió al honesto y empaló al que lo alabó.

Los monjes mendigos

Cuando Vlad fue de visita a un pueblo de Valaquia, vio cómo dos monjes le pedían limosna. El príncipe les preguntó por qué pedían limosna si podían vivir sin penurias colaborando en cualquier iglesia, y éstos le respondieron que mendigando podrían saber si iban a entrar o no en el reino de los cielos, a lo que Vlad sin más miramientos, les mandó empalar y les dijo que así sus dudas quedarían resueltas de inmediato.

La crueldad del siglo XV

Los historiadores que definen a Vlad III el Empalador como un héroe nacional destacan que, en aquel tiempo y lugar, el ejercicio del terror total era la única manera de mantener a raya a las fuerzas abrumadoramente superiores que, desde uno y otro lado, se disputaban las puertas de Europa y de Asia. Desde esta perspectiva, Vlad Ţepeş habría sido simplemente un hombre de su tiempo, con la moral de su tiempo e incluso dotado de un sentido de la justicia y el patriotismo poco usual para una época tan convulsa, quien hizo estrictamente lo necesario para acobardar a los masivos ejércitos extranjeros y a los desestabilizadores del interior. [13]

Leyenda de vampiro

En la literatura y el cine fue el modelo del género de terror y de vampiro, ya que se dice que bebía la sangre de sus víctimas en copas mientras comía delante de los empalados. Su sádica personalidad fue tomada por Bram Stoker como modelo para su obra Drácula, escrita en 1897. Para 1976, el gobierno comunista de Nicolae Ceauşescu lo declaró Héroe de la nación al cumplirse el V Centenario de su muerte. Se han realizado infinidad de películas sobre el personaje, pero casi siempre desde la perspectiva del vampiro y no de su biografía real durante todo el siglo XX. Existe una película rumana "Vlad Ţepeş" de 1979 que sí es histórica, dirigida por Doru Năstase sobre un guion de Mircea Mohor, donde Ţepeş es presentado como un héroe nacional.

La historiadora (título original: The Historian) es una novela que narra, en tres épocas diferentes, la búsqueda de la tumba de Vlad Ţepeş, describiendo al mismo tiempo su vida como figura histórica y el mito de Drácula construido a su alrededor.

La adaptación más reciente es en la novela de ciencia ficción Guerras Nocturnas[cita requerida]. En ella, Vlad Drakulea era el rey de Valachia[cita requerida], y no murió en 1476, sino que fue gravemente herido, por lo que para salvarse ingirió una fórmula encontrada en las ruinas de la Antigua Atlántida, la cual lo convirtió en el primer vampiro Occidental.[cita requerida]

Vlad Ţepeş en la cultura popular

En el cine


Predecesor:
Vlad II Dracul
Príncipe de Valaquia
1448
Sucesor:
Vlad II Dracul
Predecesor:
Vlad II Dracul
Príncipe de Valaquia
1456-1462
Sucesor:
Rudu III
Predecesor:
Basarab III
Príncipe de Valaquia
1476
Sucesor:
Basarab III

Véase también

Referencias

  1. http://genealogy.euweb.cz/balkan/basarab.html#V2
  2. Vlad The Impaler: Brief History
  3. a b Anuarul Institutului de Istorie Cluj-Napoca, no. 35, Institutul de Istorie din Cluj, Editura Academiei, 1996, pp. 29–34.
  4. Transylvanian Review 5. Romanian Cultural Foundation. 1996. p. 107. 
  5. Nicolae Stoicescu (1976). Vlad Țepeș (en romanian). Editura Academiei Republicii Socialiste România. p. 154. 
  6. Axinte, Dracula: Between myth and reality .
  7. History of Central Europe
  8. Vlad the Impaler
  9. DRACULA: between myth and reality
  10. The Real Prince Dracula
  11. Märtin, Ralf-Peter (2009). Drácula: Vlad Tepes, el Empalador, y sus antepasados. Barcelona: Tusquets Editores. ISBN 9788483835517. 
  12. Cazacu, Matei (2006). Vlad III Drácula. Buenos Aires: El Ateneo. ISBN 9789500259415. 
  13. Muñoz Rengel, Juan Jacinto, "Drácula: el conde maldito", en Clío: Revista de historia, no. 26, 2003, págs. 88-93.

Bibliografía

  • Los «Drácula». Vlad Tepes, el Empalador, y sus antepasados. Ralf-Peter Märtin. Tusquets Editores, Barcelona 1993. ISBN 84-7223-666-8
  • Tras los pasos de Drácula. Fernando Martínez Laínez. Punto de Lectura, Madrid 2002. ISBN 84-663-0884-9
  • La verdadera historia de Drácula. Julio Farrac. Ediciones 22
  • Un sueño de Drácula. Leonard Wolf. Paneuropea de Ediciones y Publicaciones, Barcelona 1975. ISBN 84-85114-14-0
  • Dracula, el hijo del Dragón - Théresa Shelanu . Perfil Editores 2008 La Paz Bolivia

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