Pentateuco

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“Creación de la Luz”, momento inicial del Pentateuco (grabado sobre metal de Gustave Doré). “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. Entonces dijo Dios: Sea la luz. Y hubo luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas llamó noche. Y fue la tarde y fue la mañana: un día”.
Génesis 1:1-5

El Pentateuco (del griego πέντε [pénte], ‘cinco’, y τεύχος [téukhos], ‘rollo’, ‘estuche’; es decir, «cinco rollos», por los estuches cilíndricos donde se guardaban enrollados los textos hebreos) es el conjunto formado por los cinco primeros libros de la Biblia, que la tradición atribuye al patriarca hebreo Moisés.

El Pentateuco es considerado canónico por todas las confesiones cristianas y forma parte de todas las Biblias.

Se corresponde con los que en la tradición hebrea forman la Torá —La Ley—, núcleo de la religión judía. Los cinco libros que lo componen son:

  1. Génesis (Bereshit [בְּרֵאשִׁית])
  2. Éxodo (Shemot [שְׁמוֹת])
  3. Levítico (Vayikrá [וַיִּקְרָא])
  4. Números (Bemidbar [בְּמִדְבַּר])
  5. Deuteronomio (Devarim [דְּבָרִים])

Esta contenido a su vez en el Tanaj, el cual es considerado sagrado por todas las religiones abrahámicas (judaísmo, cristianismo e islam). No obstante a lo anterior y a que es uno de sus tres textos sagrados, los musulmanes creen que el texto sufrió corrupción (tahrif) por los escribas judíos y cristianos por lo que no confían del todo en él.[1]​ Mientras que los hebreos los nombran por la primera palabra significativa de cada uno, los cristianos han seguido tradicionalmente la nomenclatura de la versión griega de los LXX.

Contenido

Correspondiéndose con la categoría de los llamados libros históricos de la Biblia, los libros del Pentateuco narran en forma más o menos ordenada la historia y las vicisitudes del pueblo de Israel. Los cinco textos abarcan desde la creación del Universo hasta la muerte del patriarca y legislador Moisés.[2]​ En el aparecen los Diez Mandamientos en el libro del Éxodo y los 603 "mandamientos" del Levítico. El Pentateuco y su contexto histórico, son la historia del paso del politeísmo al monoteísmo y según el historiador Arnold Toynbee[3]​ previo una variedad de Henoteísmo.

El Pentateuco versa sobre la providencial elección del pueblo judío por Dios como su pueblo elegido. Paradójicamente, esta elección divina, sería, para los judíos una amarga serie de desgracias. De esta forma, cuenta el establecimiento de una teocracia, el otorgamiento de la tierra prometida a sus seguidores, la entronización de una rígida ley ética, civil y religiosa, y el largo periplo de los hebreos para salir de su esclavitud en Egipto y llegar a la tierra de Canaán.

El Pentateuco o Torah en su idioma original [hebreo] nos enseña la elección del pueblo Israelí por Dios (por algo fue escrito por los hebreos), no para descartar al mundo sino el medio de Dios para ganar el mundo de la idolatría.

Con el Pentateuco y el resto del Tanaj aparecería el monoteísmo abrahámico hacia el siglo IV a. C. y su concepto de verdad única y exclusiva.[4]

Lineamiento histórico

Aunque comienza de un modo extremadamente amplio —la creación del mundo—, a medida que la Humanidad crece, se esparce, se multiplica y diferencia, el Pentateuco comienza a restringir cada vez más la línea histórica que seguirá, concentrándose muy pronto única y exclusivamente en la fracción de la que saldrá el Pueblo Elegido.

A poco de encontrarla, se restringe aún más, narrando solamente las penurias y éxitos de los judíos desde su salida de Egipto y su llegada a Canaán. La mayoría de estas historias sirven de marco y excusa a una prolija y minuciosa exposición de las normas legislativas que Yahveh otorga a los hebreos, lo que ha valido a los cinco libros el apelativo de “La Ley” (la Torá).

Autoría

El autor

Moisés, considerado tradicionalmente el autor del Pentateuco (mármol de Miguel Ángel Buonarotti).

Tradicionalmente se ha atribuido a Moisés la composición de los Cinco Libros. Así lo admitieron desde tiempos remotos los judíos, y de la misma forma lo admitieron los primeros cristianos. De ser cierto esto situaría su escritura hacia el siglo XV a. C. aproximadamente.

Este hecho comenzó, sin embargo, a ser puesta en duda a partir del siglo XVII d. C., con la Ilustración, y ya para el XVIII había un muy fuerte movimiento “antimosaico” que cuestionaba la autoría de Moisés.

Argumentos contra la autoría de Moisés

A lo largo de la colección completa, pero particularmente dentro de secciones específicas de cada libro, se evidencian diferencias léxicas, estilísticas, narraciones contadas más de una vez, etc. El ejemplo clásico lo constituye el hecho de que en ciertas partes del texto se llama a Dios con un nombre distinto al que se usa en otras (la célebre dicotomía entre las tradiciones yahvista y eloísta). Si se usa uno de ellos, el otro no se menciona jamás.[cita requerida] Los dos nombres de Dios no se mezclan nunca, a lo largo de ninguno de los cinco libros.[cita requerida] Esto hace pensar que los autores fueron más de uno, que conocían a la deidad por apelativos distintos. Según esta hipótesis su antigüedad variaría según las fuentes entre los años 950 y 400 a. C.

Julius Wellhausen (1844-1918) formuló la llamada hipótesis documentaria, de acuerdo con la cual se reconocen en el texto cuatro fuentes distintas, que habrían sido objeto de la síntesis que conocemos por redactores tardíos, de la época del cautiverio de Babilonia. A lo largo del siglo XX se han elaborado interpretaciones derivadas y alternativas otras a la de Wellhausen, con grados diversos de rigor, consistencia y poder explicativo. Todas coinciden en una autoría múltiple de los textos del Pentateuco.

Quizá el argumento más fuerte sea el propio Deuteronomio, el cual en su capítulo 34[5]​ habla acerca de la muerte de Moisés, su sepultura, lo que ocurrió con su cuerpo, la tristeza de su pueblo y varias otras cosas que ocurrieron en forma posterior al deceso. Nunca Moisés pudo haber escrito esos textos.

Postura oficial de la Iglesia Católica

A principios del siglo XX, la Iglesia católica quiso zanjar la discusión encomendando a sus teólogos el análisis y evaluación de los argumentos en pro y en contra de la autoría mosaica del Pentateuco.

La Comisión Bíblica así formada publicó sus conclusiones en 1906, las cuales dicen que, si bien queda margen para la duda, los argumentos contra Moisés no son convincentes. Por lo tanto, la postura oficial del catolicismo es que el Pentateuco es sustancialmente obra de Moisés.

Esta conclusión se apoya en la obvia e incontrovertible antigüedad de los textos de la colección, aunque nadie discute que el autor puede haberse servido de escribas y amanuenses, incluso de equipos completos de ellos, que muy bien pueden haber incluido textos de cosecha propia, quitado secciones o modificado muchas otras. A ello se agrega la casi certeza de que, a través de los muchos siglos transcurridos, se han sucedido las modificaciones, mutilaciones y agregados a los libros en cuestión.

De modo que en la actualidad, para la Iglesia Católica, a pesar de que la impronta general de los cinco textos puede muy bien atribuirse a Moisés, parece muy probable que en el Pentateuco se hayan reunido varias fuentes mediatas que habrían aportado contenido a la esencial autoría mosaica.

Fuentes

Los expertos admiten en el Pentateuco cuatro fuentes o escuelas (“tradiciones”) principales:

Papel del autor

La importancia del autor del Pentateuco fue enorme para el judaísmo, y puede resumirse en tres actividades principales:

Política

La importancia política de Moisés estriba en el hecho de haber sido el adalid y conductor de la salida de la esclavitud y de la consecución de sus objetivos de libertad y unidad. El Éxodo y Moisés están indisolublemente unidos.

Religiosa

El papel religioso de Moisés no se conoce con certeza. Fue sin duda un patriarca, pero la novedad y originalidad de la religión judía no permite establecer con seguridad si fue un sacerdote, un profeta o un teólogo.


Legislativa

Las leyes que aún hoy siguen rigiendo la vida judía parecen ser obra de Moisés, lo que le ha valido el título de “Legislador”. Las leyes que componen la segunda parte del Deuteronomio se atribuyen a su pluma en el propio libro, explicándose que en la persona del patriarca confluyen la tradición religiosa, la administración de la Alianza con Yahveh y la autoridad sobre la ética y la moral.

En el Éxodo (20-23) puede leerse el Código de la Alianza, compleja legislación que regula el Pacto entre Dios y el Hombre y que hoy la mayoría de los autores judíos y cristianos atribuye a la pluma de Moisés.

Sentido religioso

El Pentateuco es la base y la regulación de la vida judía, y así lo ha sido desde la propia fecha de su composición, porque explica las relaciones concretas de Dios con el mundo y el hombre. Toda persona puede encontrar en estos libros la explicación clara y simple de las razones de su existencia y su destino.

Desde el principio, los libros no solo se ocupan de responder pormenorizadamente a las preguntas que atormentan al hombre (¿De dónde salió el mundo? ¿De dónde venimos y hacia dónde vamos? ¿Por qué sufrimos y porqué morimos?), sino que resuelve preguntas más técnicas y, si se quiere, más complejas, como los porqués de la relación única de Yahveh con Israel, el Pacto, la justicia, la Ley y la tradición.

El Pentateuco, además, está lleno de promesas gloriosas: promete a Adán y Eva la redención, y también augustos hechos futuros a Noé, Abraham, Isaac y Jacob.

Lo que implica promesas genera esperanza, y es por ello que no se considera casual que el Pentateuco termine antes de la llegada de los judíos a la Tierra Prometida. Como libro de esperanza, deja las puertas abiertas a la imaginación, a la fe y a los fervores religiosos que se consumarán en los demás libros del Antiguo Testamento y para los cristianos en la venida gloriosa de Jesús.

Véase también

Referencias

  1. Ibn Hazm, al-Qurtubi, al-Maqrizi, Ibn Taymiyyah, Ibn Qayyim Al-Jawziyya and recently Rahmatullah Kairanawi among many others. (See Izhar ul-Haqq, Ch. 1 Sect. 4 titled (القول في التوراة والإنجيل).
  2. Cuando se acabó de escribir, Israel ya no existía como reino.
  3. Arnold Toynbee (1981): Los griegos: herencias y raíces. México: Fondo de cultura económica. 1995 Pág.14 ISBN 0-19-215256-4.
  4. Jean Soler. Pourquoi le monotheisme. 
  5. http://es.wikisource.org/wiki/Biblia_Reina-Valera_1602:_05.Deuteronomio:_34

Enlaces externos


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