HMS Hermione (1782)

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HMS Hermione – Santa Cecilia
HMS Retaliation - HMS Retribution

Pintura de Thomas Whitcombe, en la que se muestra la fragata Santa Cecilia, anteriormente HMS Hermione, en el momento en que los botes de Sir Edward Hamilton procedentes del HMS Surprise la abordan para recapturarla en 1799
Banderas
Historial
Astillero Sydenham Teast, Bristol
Clase Hermione-class fifth-rate frigate
Tipo Navío de Línea de quinta clase
fragata
Operador Marina Real británica
Autorizado 20 de marzo de 1780
Iniciado junio de 1780
Botado 9 de septiembre de 1782
Asignado Bandera del Reino Unido : enero de 1783
Bandera de España :23 de diciembre de 1797
Bandera del Reino Unido :25 de octubre de 1799
Baja Bandera del Reino Unido : agosto de 1797
Bandera de España :25 de octubre de 1799
Bandera del Reino Unido :junio de 1805
Destino desguazado
Características generales
Desplazamiento 725 t
Eslora 39,31 m
Manga 10,80 m
Calado 2,8 m
4,6 m (cargada)
Armamento 32 cañones:
• 4 cañones de 6 libras
• 26 cañones de 12 libras
• 6 carronadas de 18 libras
Propulsión vela
Tripulación 220 tripulantes

La historia de la fragata británica "Hermione" ha pasado a formar parte de la cultura marítima de Gran Bretaña. Sin embargo, la peripecia de este buque, bautizado como "El buque negro" por la historiografía inglesa, es un ejemplo de cómo la manipulación propagandística desvirtúa la historia.

El motín de la Hermione

La fragata Hermione de cuarenta cañones, seis obuses y unos 200 hombres de tripulación, cuyo mando ostentaba Hugh Pigott, tenía órdenes de patrullar por el Canal de la Mona, entre las islas de La Española y Puerto Rico, punto vital para el tráfico español en el Mar Caribe. El 16 de agosto de 1797, la escuadra británica del vicealmirante Hyde Parker, con base en el puerto de San Nicolás, en la actual Haití, destacó a la fragata Hermione.

El capitán Pigott era un hombre partidario de la disciplina impuesta por la fuerza, el terror y el castigo. Llevaba siete meses al mando del buque y condujo a la tripulación a la desesperación; la chispa saltó cuando los marineros estaban arrizando las velas. Pigott indicaba que se efectuaba muy lenta la maniobra, por lo que amenazó con el castigo del azote. Ante ello los marineros que se encontraban trabajando en las vergas, en los penoles se apresuraron hacia los obenques. El pánico se apoderó de los marchapies, unos saltando sobre otros y se produjo la tragedia. Tres hombres perdieron el pie y cayeron a cubierta, muriendo. Pigott ordenó arrojar sin ceremonia los cadáveres al mar e indicó que a la mañana siguiente se azotase a seis marineros. Hartos los marineros, se amotinaron. Mataron a puñaladas al capitán y después a casi toda la oficialidad. Consumada la matanza, los marineros decidieron escapar (en los siguientes nueve años conseguiría capturar la Armada británica a solo 24 de ellos) entregando la nave a las autoridades españolas del puerto de La Guaira (provincia de Venezuela) el 27 de septiembre de 1797. Los marineros dijeron al brigadier Mateo Pérez, gobernador de la plaza, que hartos del capitán Hugh Pigott, se amotinaron, dirigidos por el segundo piloto (abandonándolo posteriormente) y que en adelante deseaban servir como buenos súbditos al Rey de España, por lo cual le hacían entrega de la fragata.

La Hermione española

El 23 de diciembre de 1797 se decidió que la fragata quedara incorportada a la Real Armada de su Majestad Católica, empleándose como guardacostas del litoral Venezolano, una zona muy castigada por los ingleses desde la conquista de la isla de Trinidad. En la Armada española, fue rebautizada como Santa Cecilia, en recuerdo de una fragata destruida. La Habana, donde se encontraba el mando de la Escuadra de Operaciones a cargo de Gabriel de Aristizábal, dio orden de que Ramón Echalaz fuera el nuevo capitán. Echalaz llevaba más de veinticinco años al servicio en la Armada, se había enfrentado a corsarios, había escapado de persecuciones en las Antillas, había participado en el asalto del puerto de Mahón en 1781 y en el bombardeo de Argel en 1784, en definitiva era un hombre forjado en la dura vida de la Armada española de la época de Carlos III. Tomó posesión de su nuevo mando en agosto de 1798. Echalaz quedó desolado: la fragata no estaba bien reparada, la oficialidad del buque era carente de empuje y entrega, y la tripulación era gente de leva forzosa y presidio.

Los británicos recuperan la Hermione

La Hermione en manos españolas constituía una incómoda presencia para los británicos y además era un símbolo de "un motín triunfante", algo que detestaba cualquier capitán británico. En septiembre de 1799, Sir Hyde Parker ordenó al capitán Edward Hamilton, comandante de la fragata de 28 cañones Surprise, que capturara la fragata Hermione fondeada en Puerto Cabello. En la noche del 24 al 25 de octubre de 1799, seis botes y lanchas procedentes de la Surprise asaltaron la fragata. La sorpresa fue total para los españoles; los escasos soldados de guardia fueron fácilmente arrollados, el capitán Hamilton y sus hombres se apoderaron del alcázar del barco y cerraron las escotillas, dejando la tripulación -aún somnolienta- encerrada y limitándose a pegar tiros y sablazos a los encerrados. Eso explica que los españoles sufrieran 119 muertos y 57 heridos. Sin embargo, los ingleses no tuvieron una sola baja, únicamente 12 heridos, entre ellos el capitán Hamilton.

La Hermione fue rebautizada por los ingleses como Retaliation, y más tarde se le llamó Retribution. En 1805 sería desguazada.

Tergiversación histórica

El capitán Hamilton, al recuperar la Hermione, redactó su informe diciendo: Se abordó la fragata con seis botes y 98 hombres, teniendo como enemigo a 392 españoles. El relato se publicó en la Gaceta de Jamaica. Echalaz lo utilizó para su defensa. En él se encontraba una contradicción: Hamilton afirmaba haber utilizado seis lanchas, pero Echalaz aseguró que eran siete. La versión de Hamilton afirmaba que fue descubierto al entrar en la bahía por dos lanchas cañoneras españolas, y a continuación los ingleses rompieron la formación y abordaron a los españoles. Entre tanto Hamilton se dirigía con cuatro lanchas rumbo a la fragata (todo esto entre voz de alarma y cañonazos desde los 200 cañones de la fortaleza del puerto). Los tripulantes de la Hermione creyeron que el puerto era atacado y disparaban sus cañones a ciegas, sin darse cuenta de que los ingleses estaban ya en proa, trepando a cubierta y cortando amarras, produciéndose una lucha cuerpo a cuerpo.

Esta versión, denominada como falsa por Cesáreo Fernández Duro en su obra Armada Española, ha pervivido: "¡Menos de cien británicos bombardeados por doscientos cañones -el castillo San Felipe de Puerto Cabello no tenía ni la décima parte- habían vencido, cuerpo a cuerpo a 400 españoles y a dos cañoneras!" Más tarde incluso se afirmó que la batalla fue de día y con sólo tres lanchas (unos 45 hombres)... Tal patraña hizo que el historiador Dudley Pope incluyera el rescate de la Hermione entre "las más bravas, mejor planificadas y más exitosas operaciones en la historia naval británica...".

Véase también

Referencias