Diferencia entre revisiones de «Expresionismo»

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El '''expresionismo''' es un [[movimiento artístico]] surgido en [[Alemania]] a principios del [[siglo XX]], en concordancia con el [[fauvismo]] [[Francia|francés]] y plasma el deseo de dar al espectador una visión de los sentimientos del artista. Recibió su nombre en [[1911]] con ocasión de la exposición de la Secesión berlinesa, en la que se expusieron los cuadros [[fauvismo|fauvistas]] de [[Matisse]] y sus compañeros franceses, además de algunas de las obras precubistas de [[Pablo Picasso]].
El '''expresionismo''' es un [[movimiento artístico]] surgido en [[Alemania]] a principios del [[siglo XX]], en concordancia con el [[fauvismo]] [[Francia|francés]] y plasma el deseo de dar al espectador una visión de los sentimientos del artista. Recibió su nombre en [[1911]] con ocasión de la exposición de la Secesión berlinesa, en la que se expusieron los cuadros [[fauvismo|fauvistas]] de [[Matisse]] y sus compañeros franceses, además de algunas de las obras precubistas de [[Pablo Picasso]].



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El expresionismo es un movimiento artístico surgido en Alemania a principios del siglo XX, en concordancia con el fauvismo francés y plasma el deseo de dar al espectador una visión de los sentimientos del artista. Recibió su nombre en 1911 con ocasión de la exposición de la Secesión berlinesa, en la que se expusieron los cuadros fauvistas de Matisse y sus compañeros franceses, además de algunas de las obras precubistas de Pablo Picasso.

En 1914 fueron también etiquetados como expresionistas el grupo de los pintores alemanes en Dresde y Berlín a partir de 1911 y Der Blaue Reiter (El Jinete Azul), formado en 1912 en Múnich, alrededor de un almanaque, dirigido por Kandinsky y Marc.

El expresionismo se entiende como una acentuación o deformación de la realidad para conseguir expresar adecuadamente los valores que se pretende poner en evidencia, y se manifestó como una reacción parcial al impresionismo.

El Expresionismo como movimiento pictórico

El Expresionismo es una corriente pictórica que nace como movimiento a principios del siglo XX (1905-1925), principalmente en Alemania, aunque también aparece en otros países europeos, ligado al fauvismo francés como arte expresivo y emocional que se opone diametralmente al impresionismo. Tras finalizar la Primera Guerra Mundial, a esta corriente pictórica le siguieron otras tendencias como el constructivismo, la nueva objetividad, el informalismo y, más tarde, los denominados nuevos salvajes y el fotorrealismo.

Los elementos más característicos de las obras de arte expresionistas son el color, el dinamismo y el sentimiento. Lo fundamental para los pintores de principios de siglo no era reflejar el mundo de manera realista y fiel —justo al contrario que los impresionistas— sino, sobre todo, romper las formas. El objetivo primordial de los expresionistas era transmitir sus emociones y sentimientos más profundos. De hecho, en cualquier reproducción en blanco y negro de un cuadro expresionista se intuye esa energía y esa emotividad que subyacen a todas sus obras. Esta corriente artística estuvo abanderada por conocidos pintores como August Macke, Paul Klee o Franz Marc, quienes pertenecieron a distintas agrupaciones como Die Brücke (El Puente) o Der Blaue Reiter (El jinete azul) —fundada por Kandinsky y Marc—, gracias a las cuales fue posible la transición del expresionismo hacia la abstracción. Kandinsky fue quien dio nombre al grupo. Sus motivos favoritos eran los caballos y su color predilecto era el azul.

Die Brücke (El puente)

Sus fundadores fueron Ernst Ludwig Kirchner, Bleyl, Heckel y Schmidt-Rottluff, todos ellos estudiantes de arquitectura, a los que se unieron más adelante Nolde y Pechstein, en 1906 y Otto Müller en 1910. El fauvista Van Dongen también se unió a ellos e hizo de intermediario con sus compañeros franceses.

Archivo:Otto Mueller Zwei Mädchen im Schilf.jpg
Zwei Mädchen im Schilf, de Otto Mueller.

La intención del grupo era atraer a todo elemento revolucionario que quisiera unirse, así lo expresaron en una carta dirigida a Nolde; su mayor interés era destruir las viejas convenciones, al igual que se estaba haciendo en Francia. Según Kirchner, no podían ponerse reglas y la inspiración debía fluir libre y dar expresión inmediata a las presiones emocionales del artista; se preocupan menos de los aspectos formales, hecho que los separaba del fauvismo de Matisse y Braque. Para los alemanes, el contenido era más importante que la forma. La carga de crítica social que imprimieron a la obra les valió los ataques de la crítica conservadora que los tachó de ser un peligro para la juventud alemana.

Kirchner ha sido considerado el más genuino representante de El Puente. Fue un artista que retrató las calles y la vida urbana de Berlín de forma novedosa y original. Sus formas secas y puntiagudas, con colores ácidos, son características en obras como La Escuela de Danza de 1914.

Emil Nolde, aunque se saliera del grupo en 1911, también ha sido considerado como uno de los máximos representantes del grupo. Influido por el belga Ensor y por Van Gogh, se sintió fuertemente atraído por el primitivismo negro y por el mito del salvaje. Su búsqueda del paraíso se centró más en la concreción de lo primordial que en actitudes escapistas, plasmando su sentimiento trágico de la naturaleza y su inspiración, de carácter psicológico e instintivo, elementos que han hecho de él un pintor expresionista por excelencia. Hacia 1909, y tras una grave enfermedad, empezó a pintar cuadros de tema religioso, en los que expresó su inspiración mística.

Edvard Munch Aunque no se vincula con el puente es considerado como el padre del expresionismo. Es noruego y hasta 1885 conoce la obra del expresionismo y el simbolismo. Desde 1892, su estilo está plenamente formado, curvas sinuosas, colorido arbitrario, obsesión por la enfermedad y muerte, seres inquietantes que huyen entre una masa de color. Como se observa en su pintura más famosa: El grito. Su estancia en Alemania hasta 1908 nos explica su influencia en El puente.

En 1913, se produjo la disolución del grupo, consecuencia de las claras diferencias entre sus componentes y del establecimiento de un mercado para todos ellos que complicaba las exigencias de un frente común.

Der Blaue Reiter (El Jinete Azul)

Caliban, Figurine für Shakespeares »Sturm«, de Franz Marc.

A diferencia de El Puente, los artistas del Jinete Azul sentían la necesidad de modular un lenguaje más controlado para emitir sus mensajes. Publicaron libros y organizaron exposiciones. Desarrollaron un arte espiritual, en el que redujeron el naturalismo hasta llegar a la abstracción. Compartían ciertas actitudes con los expresionistas de El Puente pero tendían más a una purificación de los instintos y lo que querían era captar la esencia espiritual de la realidad; en este sentido sus actitudes eran más refinadas y especulativas. Sus máximos representantes fueron Kandinsky y Franz Marc, sus fundadores; el resto del grupo lo componen Macke, Javlensky y Klee.

Kandinsky llegó a Múnich en 1896 procedente de Moscú, en 1909 fue nombrado presidente de la Nueva Asociación de artistas de Múnich, donde organizó sendas exposiciones, en los años 1909 y 1910, para presentar el trabajo de los fauvistas y los primeros cubistas. En el catálogo elaborado para la segunda exposición empieza a plantear su teoría del arte que culminará, dos años más tarde, con la publicación de su libro De lo espiritual en el Arte.

En 1912, cuando dimitió de su cargo en la Asociación, fundó junto con Marc El Jinete Azul. El nombre deriva del amor de Kandinsky por los jinetes y del de Marc por los caballos. El grupo acabará dispersándose con la guerra, en la que murieron Macke y Marc. Las dos primeras exposiciones del Jinete Azul fueron de obra gráfica y de dibujos.

En 1913 fueron invitados a participar en una muestra internacional en Berlín llamada El Salón de Otoño Berlinés. Su poética se definió como un expresionismo lírico, en el que la evasión no se encaminaba hacia el mundo salvaje sino hacia lo espiritual de la naturaleza y al mundo interior. Para Kandinsky, el camino de la pintura debía ser desde la pesada realidad material hasta la abstracción de la visión pura, con el color como medio, por ello desarrolló toda una compleja teoría del color. En La Pintura como arte puro, libro de 1913, sostiene que la pintura es ya un ente separado, un mundo en sí mismo, una nueva forma del ser, que actúa sobre el espectador a través de la vista y que provoca en él profundas experiencias espirituales. Años antes, en 1910, Kandinsky había realizado las primeras acuarelas abstractas.

Para Klee, el artista debía integrarse en las fuerzas de la naturaleza y actuar como medium, de manera que sus creaciones llegasen a ser aceptadas del mismo modo que se aceptan los fenómenos de la naturaleza. A diferencia de Kandinsky, Klee estaba convencido de que el arte puede captar el sentido creativo de la naturaleza y, por tanto, rechazaba la abstracción absoluta. Formalmente, Klee se dejó influir al principio, al igual que Macke, por el cubismo de Delaunay y su ley óptica de los contrastes simultáneos, al mismo tiempo que fue el primer artista que se adentró en los dominios del inconsciente que Freud y Jung estaban comenzando a estudiar.

Tras la disolución del grupo, en 1919, Walter Gropius funda la Bauhaus en Weimar, escuela de diseño y arquitectura, cuyos profesores fueron los más famosos maestros del expresionismo constructivo, en ella impartieron clases hombres como Feininger, Klee o Kandinsky.

Finalizada la primera guerra mundial en Alemania, se desarrolla el Realismo Expresionista, movimiento en el que los artistas se separan de la abstracción, reflexionando sobre el arte figurativo y rechazando toda actividad que no atienda a los problemas de la acuciante realidad de la posguerra. Encarnan este grupo Otto Dix, George Grosz, Max Beckmann y el escultor Barlach.

El Expresionismo en la literatura

También en la literatura expresionista aparecen como temas destacados, de igual forma que en la pintura, la guerra, la urbe, la fragmentación, el miedo, la pérdida de la identidad individual y el fin del mundo (apocalipsis). Sin embargo, no podemos obviar tampoco temas como la locura, el amor, el delirio y, cómo no, la naturaleza. La estética burguesa queda relegada por una "estética de la fealdad”. Ningún otro movimiento hasta la fecha había apostado de igual manera por la deformidad, la enfermedad y la locura como el motivo de sus obras. Como cualquier otro movimiento de cualquier otra época, el expresionismo no tiene los límites bien definidos y, por ello, su definición depende del punto de vista que se adopte. En el campo de la literatura, pues, la llamada “década expresionista” denomina el periodo cumbre del movimiento; esto es, el periodo comprendido entre 1910 y 1920. La erupción de la Segunda Guerra Mundial supone una fuerte ruptura, tanto en los tonos como en los tópicos, particularmente, en el campo de la poesía expresionista. Mientras algunos autores literarios (por ejemplo, los autores futuristas) consideraron la guerra como una fuerza arrasadora y renovadora que acabaría con la sociedad burguesa, por otro lado, la imagen del conflicto cobró tintes negativos de la mano de otros muchos poetas que plasmaron los horrores de la guerra en sus obras. Y no es de extrañar, ya que muchos de ellos habían vivido, en primera línea y en sus propias carnes, la desolación de la guerra.

El expresionismo tiene como representantes a:

-Stefan George -Rainer Maria Rilke -Hugo von Hofmannsthal

El expresionismo en el cine

Con la aparición de la película El gabinete del doctor Caligari, en 1919, Robert Wiene se convirtió en uno de los primeros directores que introducía elementos claramente expresionistas en el cine. En este medio se llega al simbolismo a través de los decorados, las luces, el vestuario y la interpretación de los personajes, elementos que aspiraban a mostrar a través de la gran pantalla una óptica deformada de la realidad. En un principio, el cine mudo alemán estuvo plenamente vinculado al expresionismo con directores como Fritz Lang, Friedrich Murnau, Paul Leni y Paul Wegener, entre otros. Algunas de las obras más representativas de este período fueron: Nosferatu, Metrópolis, Las tres luces, El último ("Der Letzte Mann", también conocido como La última carcajada), y El testamento del Dr. Mabuse. La desmesura iba asociada a un tipo de cine de terror y fantástico, lo que condicionó su desarrollo. Algunas obras posteriores se realizaron en la etapa del cine sonoro, por ejemplo, M, el vampiro de Düsseldorf, otra película de Fritz Lang. No obstante, en la cinematografía más moderna, sus representantes más significativos como Orson Welles y Andrzej Wajda incorporaron una estética mucho más madura y alejada del exceso de teatralismo.

En España, pueden encontrarse algunas películas influenciadas por varios de estos directores, aunque muy pocas de ellas alcanzaron el éxito. Especialmente singular es la aportación del madrileño Edgar Neville con su película La torre de los siete jorobados, donde se contó con un equipo de decoradores alemanes que trabajaron en algunas películas expresionistas.

El expresionismo en el teatro

La influencia del cine en el teatro expresionista se evidenció desde los primeros momentos, utilizando también el decorado y la vestimenta de los actores como instrumentos al servicio de obras dramáticas superadoras del conformismo de las representaciones teatrales convencionales. El autor, el actor y el público deben compartir la visión interior del primero, llegando a un tono místico que acentúa la mímica. Su representante más destacado aparece después de la Primera Guerra Mundial: Ernst Toller. Con posterioridad se verían influidos por este movimiento autores como Bertolt Brecht.

Sus características eran puramente antagonistas del realismo y naturalismo, donde destacan autores como Kaiser.

La música expresionista

El Jinete Azul en su primer número publicó las obras de los tres compositores: Arnold Schönberg, Alban Berg y Anton von Webern, trío que formaba la llamada Segunda Escuela de Viena. En la trayectoria de estos músicos encontramos la presencia plenamente expresionista en las óperas Lulú o Wozzeck, de Berg, y en los monodramas Die Erwartung y Die Glückliche Hand.

Bibliografía complementaria

  • Thomas Anz: Literatur des Expressionismus. Stuttgart: Colección Metzler, 2002. ISBN 3-476-10329-3.
  • Ralf Georg Bogner: Einführung in die Literatur des Expressionismus. 1. Aufl. - Darmstadt: Hannich-Bode, Stuttgart: J.B. Metzlersche Verlagsbuchhandlung 1985, ISBN 3-476-00575-5.
  • Manuel Maldonado Alemán: El Expresionismo y las vanguardias en la literatura alemana. Madrid: Síntesis, 2006. ISBN 84-9756-337-9.
  • Theodor Sapper: Alle Glocken dieser Erde. Expressionistische Dichtung aus dem Donauraum, Viena: Europaverlag Wissenschaft, 1974, ISBN 3-203-50494-4.

Bibliografía complementaria sobre cine y expresionismo

  • Lotte H. Eisner: "La pantalla demoníaca". Madrid, Catedra 1996,ISBN 84-376-0776-0.
  • Vicente Sánchez Biosca: "Sombras de Weimar. Contribución a la historia del cine alemán 1918-1933". Madrid .Verdoux, 1990.ISBN 84-404-7227-7
  • Sigfrid Kracauer. De Caligari a Hitler. Una historia psicológica del cine alemán. Barcelona. Paidós, 1985. ISBN 84-7509-336-1

Véase también

Enlaces externos