Escándalo Watergate

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Esta es una versión antigua de esta página, editada a las 09:41 20 oct 2016 por 88.26.244.184 (discusión). La dirección URL es un enlace permanente a esta versión, que puede ser diferente de la versión actual.

Madre mia willy

Fotografía del Complejo Watergate en Washington, D. C. a inicios de 1970
Nixon abandona la Casa Blanca tras su dimisión como presidente tras el escándalo Watergate, 9 de agosto de 1974

El escándalo Watergate fue un gran escándalo político que tuvo lugar en Estados Unidos en la década de 1970 a raíz de un robo de documentos en el complejo de oficinas Watergate de Washington D. C., sede del Comité Nacional del Partido Demócrata de Estados Unidos, y el posterior intento de encubrimiento de la administración Nixon de los responsables. Cuando la conspiración se destapó, el Congreso de los Estados Unidos inició una investigación, pero la resistencia del gobierno de Richard Nixon a colaborar en esta, condujo a una crisis institucional.[1]​ El término Watergate empezó a abarcar entonces una gran variedad de actividades clandestinas ilegales en las que estuvieron involucradas personalidades del gobierno estadounidense presidido por Nixon. Estas actividades incluían el acoso a opositores políticos y a personas o funcionarios considerados sospechosos. Nixon y sus colaboradores cercanos ordenaron el acoso a grupos de activistas y figuras políticas, utilizando para ello organizaciones policiales o servicios de inteligencia, como a la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) o al Servicio de Impuestos Internos (IRS). El escándalo destapó múltiples abusos de poder por parte del gobierno de Nixon,[2]​ que se saldó con la dimisión de este como Presidente de Estados Unidos en agosto de 1974. El escándalo salpicó a un total de 69 personas, de las cuales 48 fueron encontradas culpables y encarceladas; muchas de ellas habían sido altos funcionarios del gobierno de Nixon.[3]

El suceso empezó con la detención de cinco hombres por el allanamiento del complejo Watergate del Partido Demócrata el 17 de junio de 1972. El FBI encontró conexión entre los ladrones y dinero negro utilizado por el Comité para la Reelección del Presidente (CRP), la organización oficial de la campaña electoral de Nixon y el Partido Republicano.[4][5]​ En julio de 1973, gracias a los testimonios de antiguos funcionarios y personal de Nixon, las investigaciones realizadas por el Comité Watergate del Senado de Estados Unidos revelaron que Nixon tenía en sus oficinas un sistema de cintas de grabación y que muchas conversaciones habían sido grabadas.[6][7]​ Tras una serie de batallas legales, la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó por unanimidad que el presidente debía entregar las cintas a los investigadores gubernamentales, a lo que finalmente accedió. Las grabaciones implicaban directamente a Nixon en el caso, al revelarse que había tratado de encubrir el robo con «cuestionables tejemanejes».[5][8]​ Debido a que con casi total probabilidad, el presidente habría sido objeto de un impeachment («proceso de destitución») por parte de las dos cámaras del poder legislativo del Estado, Nixon renunció a la presidencia el 9 de agosto de 1974.[9]​ El 8 de septiembre de 1974, su sucesor, el también republicano Gerald Ford, le concedió el perdón presidencial.

Desde entonces, el nombre «Watergate» y el sufijo «gate» se han convertido en sinónimo de escándalos políticos en Estados Unidos y otros países tanto de habla inglesa como de no inglesa.[10]

Síntesis

El escándalo comenzó con el arresto de cinco hombres por el allanamiento de la sede del Comité Nacional del Partido Demócrata en el complejo de oficinas Watergate, en Washington, D. C. el 17 de junio de 1972.

Nixon y su equipo conspiraron para ocultar el allanamiento solo seis días después de los hechos.

Después de dos años reuniendo pruebas contra el entorno del presidente, que incluía a miembros de su equipo testificando contra él en una investigación del Senado de los Estados Unidos, se reveló que Nixon tenía un sistema de grabación de cintas magnéticas en sus oficinas y que había grabado una gran cantidad de conversaciones dentro de la Casa Blanca. Estas cintas mostraron que había obstruido a la justicia e intentado tapar el robo. Estas conversaciones grabadas serían conocidas como «the smoking gun» (‘la pistola humeante’).

Tras una serie de batallas legales, la Corte Suprema de los Estados Unidos decidió de forma unánime que Nixon debía entregar las cintas; él al fin cedió.

Con la certeza de una acusación de parte de la Cámara de Representantes y de una condena en el Senado, Nixon dimitió diez días más tarde. Se convirtió así en el único presidente estadounidense que ha renunciado al cargo.

Su sucesor, Gerald Ford, le concedería a Nixon un controvertido indulto por cualquier delito federal que hubiera cometido durante su mandato.

Inicios del Escándalo de Watergate

En la madrugada del 17 de junio de 1972, Frank Wills, guardia de seguridad del Complejo Watergate de edificios, advirtió que alguien había penetrado en el edificio violando los controles de entrada. Llamó a la policía tras detectar a los intrusos y minutos después cinco hombres fueron arrestados dentro de la oficina del Comité Nacional del Partido Demócrata, la sede del principal partido de la oposición.

Los cinco arrestados eran Virgilio González, Bernard Barker, James W. McCord Jr., Eugenio Rolando Martínez y Frank Sturgis, todos ellos, miembros de la Operación 40 de la CIA. Su líder, James McCord, era el director de Seguridad del Comité para la reelección de Nixon, además de ser empleado del FBI y de la CIA, donde era el encargado de la seguridad física del Cuartel General en Langley; los otros cuatro hombres eran agentes de la CIA. Los cinco fueron acusados de intento de robo y de haber intentado intervenir las comunicaciones.

Comienza la investigación

Dos periodistas del Washington Post, llamados Carl Bernstein y Bob Woodward, investigaron para desenredar una compleja maraña cuyos hilos apuntaban a la Casa Blanca a través del Comité para la Reelección del Presidente (CRP) de Richard Nixon. Los periodistas recibieron la ayuda anónima de un informador que se hizo llamar Deep Throat (Garganta Profunda), cuya identidad no fue revelada hasta treinta y tres años después del escándalo.

Esta fuente reveló a Bob Woodward que el espionaje telefónico contra el Partido Demócrata era una actividad realmente planificada por los principales asesores de Nixon, H. R. Haldeman y John Ehrlichman, con el respaldo del mismo presidente Nixon.

Poco después se descubrió que los cinco asaltantes del edificio Watergate fueron contratados y pagados de manera secreta por Howard Hunt y Gordon Liddy, dos hombres vinculados al Comité de Reelección del Presidente, el equipo de militantes del Partido Republicano creado por Richard Nixon para sostener su campaña reeleccionista en los comicios de noviembre de 1972.

El 15 de septiembre de 1972 los siete sospechosos (los asaltantes más Hunt y Liddy) fueron imputados por conspiración, robo y violación de las leyes federales sobre intervención de las comunicaciones, abriéndose un proceso judicial dirigido por el juez John J. Sirica. Los acusados fueron juzgados y condenados en enero de 1973, aunque la investigación continuó al haber indicios de más culpables.

Los siete hombres habían trabajado en forma directa o indirecta para el Comité de Reelección del Presidente, y mucha gente, incluso el propio juez Sirica, sospechaban que la conspiración alcanzaba a miembros de las esferas más altas del gobierno.

En marzo de 1973, el sentenciado James McCord envió una carta al juez John Sirica en la que expresaba que era presionado desde ámbitos políticos para que se auto declarara culpable; en la carta implicó en el caso a varios altos funcionarios del gobierno, incluso al exprocurador fiscal John Mitchell, aliado político del propio Richard Nixon. Su carta convirtió el asunto en un escándalo político sin precedentes en Estados Unidos.

¿Periodismo de investigación o cobertura de inteligencia?

En calidad de periodistas de investigación, Bernstein y Woodward utilizaron con frecuencia el teléfono y no vacilaron en contactar con centenares de interlocutores, desde secretarias hasta estudiantes, para contrastar sus fuentes con la información dada por Garganta Profunda. Conscientes de la importancia del caso Watergate, consiguieron sacarlo a la luz pública.

El escritor inglés Adrian Havill, naturalizado estadounidense, fue cuatro años paracaidista en la 82º División Aerotransportada, unidad élite del ejército estadounidense con base en Fort Bragg, Carolina del Norte. En 1993, Havill publicó Deep truth. The lives of Bob Woodward and Carl Bernstein, donde asegura que Woodward, antes de ser periodista del Washington Post, fue agente de la CIA.

Woodward jamás contó su relación con la inteligencia naval[11]​ y menos con las sociedades secretas de la Universidad de Yale donde era miembro destacado. En un momento hubo quien creyera que esas fuentes le permitieron acceder a datos sobre prominentes asesores de la administración Nixon y saber que el Comité de Reelección Presidencial de hecho practicaba un espionaje telefónico ilegal con la protección y connivencia de Nixon y sus asesores.

De 1970 a 1971, Woodward trabajó en el periódico Montgomery County Sentinel, de Maryland, donde logró destacar gracias a datos que le suministraba Mark Felt desde el FBI. En Maryland –comenta Havill– el reportero hizo amistad con David Miller, exagente de la CIA en Vietnam, quien en algún momento estuvo involucrado con Task Force 157, unidad encargada de espionaje mediante «operaciones especiales».

Investigación del Senado

Interrogatorios

Después de que el juez John Sirica recibiera las confesiones de James McCord en marzo de 1973, este juez dispuso que el caso de espionaje pasara a una investigación de mayor nivel, en tanto se implicaba al ex procurador general John Mitchell por hechos ocurridos durante su desempeño. Enseguida se constituyó una comisión de investigación senatorial, en sesión retransmitida por la televisión estadounidense en mayo de 1973.

Esta comisión interrogó a una serie de consejeros presidenciales sobre el origen de la orden para el espionaje telefónico contra el Partido Demócrata, donde algunos consejeros como John Dean trataron de rechazar toda implicación en el espionaje contra sus opositores alegando que en recientes entrevistas el presidente Nixon les hacía «preguntas sesgadas» para que sus asesores dieran respuestas que exculparan a Nixon de toda responsabilidad.

El miembro del Comité senatorial Donald Sanders confirmó la existencia de cintas grabadas (y de todo un sistema secreto de grabación) el 13 de julio de 1973 tras una audiencia al general retirado Alexander Butterfield, otro ayudante de Nixon. La investigación determinó que otros funcionarios de confianza de Nixon también deberían conocer de estas escuchas ilegales, incluyendo en las pesquisas a Charles Colson, a Jeb Magruder, y también a John Mitchell, tres importantes jefes del Partido Republicano dedicados a dirigir la campaña de reelección de Richard Nixon.

Nixon (de espaldas) y sus consejeros principales, de izquierda a derecha: H. R. Haldeman, Dwight Chapin, y John Ehrlichman en 1970.

Presiones de Nixon: Saturday Night Massacre

Al conocerse la existencia de un sistema de grabación y espionaje de conversaciones dentro de la Casa Blanca, la comisión del Senado reclamó la entrega de las cintas de grabación registradas por la propia oficina presidencial (el Despacho Oval) de la Casa Blanca, pero el presidente Nixon se negó a ello alegando que la inmunidad presidencial se extendía a sus comunicaciones. La comisión del Senado replicó entonces que esta inmunidad no podría invocarse para ocultar actos delictivos cometidos por el presidente o sus asesores.

El viernes 19 de octubre de 1973 el propio Richard Nixon pidió al procurador especial del caso, Archibald Cox, que se permitiera al senador John C. Stennis del Partido Republicano que revisara y transcribiera las cintas para entregar un «resumen» de ellas a los investigadores. Cuando Cox rechazó este pedido esa misma tarde, Nixon ordenó al Fiscal general de los Estados Unidos, Elliot Richardson, destituir a Cox, para lo cual llamó por teléfono a Richardson en la noche del sábado 20 de octubre.

Richardson renunció de inmediato tras recibir este pedido, considerando que se trataba de un abuso de autoridad cometido por Nixon, por tratar de despedir a un procurador judicial de forma arbitraria vulnerando las leyes de EE. UU. sobre los límites del poder del presidente. Informado del pedido de Nixon, el fiscal general adjunto William Ruckelshaus (ayudante de Richardson), también renunció para no verse obligado a cumplir esa imprevista orden, en tanto Ruckelshaus también consideraba el despido de Archibald Cox como un acto ilegal y un abuso del presidente.

Minutos después, esa misma noche, el presidente Nixon llamó por teléfono al Procurador General de los Estados Unidos, Robert Bork, para ordenarle que destituyera de inmediato a Archibald Cox, siendo que finalmente Bork accedió a cumplir esta orden. Este acto fue conocido como la «masacre del sábado por la noche» (Saturday Night Massacre, en inglés) por la prensa de Estados Unidos, al sorprenderse de que la simple presión de llamadas telefónicas del presidente causara la vacancia de tres altos cargos judiciales en una sola noche.

Las noticias de estos ceses causaron gran enojo en el Senado al ser conocidas allí el lunes 22 de octubre, en tanto mostraban un grave abuso de poder por parte de un presidente de los Estados Unidos, pues se entorpecía maliciosamente una investigación del Senado y se ordenaba el cese arbitrario de un funcionario judicial.

Las «cintas de Nixon»

Ya el 29 de septiembre de 1973 la secretaria personal de Nixon, Rose Marie Woods, confesó a la comisión senatorial que había grabado conversaciones de Nixon con H. R. Haldeman, pero no fue sino hasta inicios de noviembre que el nuevo procurador, Leon Jaworski, consiguió las cintas. Cuando el 14 de noviembre de 1973 las cintas pudieron ser escuchadas en audiencia por el comité senatorial y por el juez John Sirica, se detectó un vacío de dieciocho minutos y treinta segundos.

Rose Mary Woods, secretaria de Richard Nixon, mostrando cómo pudo borrar cintas de grabación en su despacho, 1973.

De inmediato el juez Sirica ordenó que un panel de expertos en sistemas de grabación evaluase esa cinta incompleta el 21 de noviembre de 1973, concluyendo los expertos que el vacío detectado se debía en verdad a un «borrado» de la cinta y no a un defecto técnico de la grabación o de la propia cinta. La comprobación del borrado de la cinta causó nueva controversia, y la secretaria Rose Marie Woods alegó que ella era culpable del borrado debido a un «accidente» ocurrido el 1 de octubre de 1973, por el cual contestaba el teléfono en su despacho y a la vez transcribía el contenido de la cinta.

Woods sostuvo que por estar distraída pisó un pedal que borraba cintas de grabación (lo cual era posible con los dispositivos de grabación magnética existentes en esos años) pero la posición de Woods para hacer esto implicaba que la secretaria estirase su brazo izquierdo para contestar el teléfono y a la vez estirase su pierna derecha para apretar el pedal de borrado, pues ambos aparatos estaban muy alejados entre sí. Este hecho hizo dudar al juez Sirica de la versión de Woods sobre un borrado «accidental» y más bien aumentó las sospechas públicas de un «borrado intencional». El contenido de esos 18 minutos y medio es desconocido hasta la actualidad.

La comisión senatorial llegó a la conclusión de que H. R. Haldeman y John Ehrlichman, junto con varios asesores y consejeros de Richard Nixon (como John Mitchell y Charles Colson) eran culpables directos de los hechos acaecidos en el edificio Watergate. Finalmente se reveló (y se difundió por la prensa) que Nixon había mentido con el fin de ocultar su participación en el escándalo. Asimismo, el presidente había intentado sustraer a la investigación las cintas magnéticas que contenían las grabaciones de todas las conversaciones que tuvieron lugar en el Despacho Oval.

Las cintas escuchadas por la comisión y el juez Sirica resultaban comprometedoras pues mostraban que Richard Nixon estaba, al menos, enterado de los espionajes telefónicos contra el Partido Demócrata e insistía en pagar sobornos a los acusados de irrumpir en el Hotel Watergate para así evitar chantajes hacia sus consejeros o asesores.

Acusación formal contra Richard Nixon

Carta de renuncia de Richard Nixon, 9 de agosto de 1974.

El 1 de marzo de 1974 el jurado del proceso entregó al juez John Sirica una lista de siete funcionarios y asistentes del presidente Nixon que deberían ser acusados por el espionaje telefónico en el edificio Watergate: H. R. Haldeman, John Ehrlichman, John Mitchell, Charles Colson, Gordon C. Strachan, Robert Mardian y Kenneth Parkinson, llamados por la prensa los Siete de Watergate. En la lista de acusados se incluía secretamente al propio presidente Richard Nixon, junto con el Secretario de Justicia John Dean (quien había ofrecido dar «protección legal» al espionaje) y Jeb Magruder (militante de alto nivel del Partido Republicano encargado de «reclutar» espías).

Las investigaciones llevadas a cabo por el FBI y después por el Comité de Watergate en el Senado, el House Judiciary Committee y la prensa revelaron que este robo fue solo una de las múltiples actividades ilegales autorizadas y ejecutadas por el equipo de Nixon. También revelaron el enorme alcance de los delitos y abusos cometidos para apoyar la reelección de Richard Nixon, que incluían fraude en la campaña, espionaje político y sabotaje, intrusiones ilegales en oficinas, auditorías de impuestos falsas, escuchas ilegales a gran escala, y además la formación de un fondo secreto en bancos de México para pagar a quienes realizaban estas operaciones ilícitas. Este fondo también se usó para comprar el silencio de los cinco hombres que fueron imputados por el robo del 17 de junio de 1972 en el edificio Watergate.

Tras defenderse de las acusaciones, la posición de Richard Nixon se debilitó muchísimo cuando al empezar el proceso contra los Siete de Watergate la Cámara de Representantes inició un proceso de impeachment contra él el 27 de julio de 1974, por la acusación de obstrucción a la justicia, dos días después se aprobó acusarlo por abuso de poder y el 30 de julio se agregó la acusación de desacato al Congreso. Con esto quedaba libre el terreno para que el Senado de los Estados Unidos iniciara un proceso de impeachment contra Richard Nixon, pudiendo pedir inclusive su destitución del mando presidencial.

Ante esta situación, Nixon presentó su dimisión mediante un mensaje televisado en la tarde del 8 de agosto de 1974 antes de terminar el proceso, abandonando esa misma noche sus funciones como presidente de los Estados Unidos y saliendo de la Casa Blanca con su familia en la mañana del día siguiente.

Su vicepresidente, Gerald Ford le sucedió inmediatamente y asumió el poder al mediodía del 9 de agosto de 1974. Su primera acción oficial fue indultar a Nixon, con lo que se detuvo todo procedimiento judicial contra él.

La identidad de Garganta Profunda

Durante años, el público especuló y discutió acerca de la identidad del confidente que ofreció a Bob Woodward acceso a información privilegiada y fue vital para la cobertura que hizo el Washington Post sobre el caso. De hecho Woodward se negó en todo momento a dar datos sobre este informante y el propio Garganta Profunda cuidó mucho su anonimato, estableciendo como regla a lo largo del escándalo que la entrega de información se daría solo cuando él mismo lo considerase preciso (y jamás por un simple pedido de Woodward).

Finalmente, Garganta Profunda reveló su identidad en una entrevista con la revista estadounidense Vanity Fair, de la edición del 14 de junio de 2005 y cuyo contenido se dio a conocer el 31 de mayo como adelanto. Se trataba de W. Mark Felt, el antiguo director adjunto del FBI bajo la presidencia de Nixon. A la edad de 91 años, deseó «liberar su conciencia». El periódico Washington Post confirmó la noticia horas después. Mark Felt como agente del FBI trabajó largamente con Bob Woodward en labores de inteligencia. Después de que fue «licenciado» de sus actividades, Felt le daba datos de inteligencia desde dentro del FBI aprovechando su vasta red de contactos que accedían a información secreta sobre actividades de espionaje.

Felt era todavía funcionario del FBI durante el escándalo Watergate y no sería sino hasta tres décadas después que sería identificado como «Garganta Profunda», apodo que recibió para mantener su anonimato, nombre que estaba inspirado en una popular película pornográfica de los años 1970. El 18 de diciembre de 2008, murió como consecuencia de un fallo cardíaco congestivo quien fue el artífice de uno de los escándalos más importantes por los que atravesó Estados Unidos.

El escándalo en el cine y la cultura popular

En 1976, Alan J. Pakula rodó la película All the President's Men (Todos los hombres del presidente), protagonizada por Dustin Hoffman y Robert Redford (como Carl Bernstein y Bob Woodward respectivamente) que narra de modo bastante fiel los hechos acontecidos.

En 1994, la película Forrest Gump hace una sátira al episodio. Según la película, fue el propio Forrest quien dio aviso a Frank Wills, el guardia de seguridad del edificio Watergate sobre los cinco hombres dentro de una oficina frente a su habitación (que resultó ser la oficina del Comité Demócrata Nacional), ya que creía que «unos hombres debían de estar buscando la caja de fusibles».

Ese año (1994), en un capítulo de los Simpson ―«Kearney Zzyzwicz Jr.»― uno de los personajes aseguró presenciar la fiesta del bicentenario la cual dijo fue utilizada para deshacer el escándalo el cual estaba en expectativa ese año.

En 1995, Oliver Stone filmó Nixon, en la que se abordó profusamente el asunto; en esta cinta se incluyó, además de los eventos relativos al escándalo, un eventual comentario de los efectos del mismo sobre la presidencia de Nixon, por parte del entonces premier soviético Leonid Brézhnev.

En 1999, la película cómica Aventuras en la Casa Blanca parodia lo sucedido. Es protagonizada por Kirsten Dunst y Michelle Williams.

Ese mismo año (1999), Futurama lanzó un capítulo en que la cabeza de Nixon (conservada en un frasco) usa el cuerpo de Bender para presentarse nuevamente a las elecciones. Todo el capítulo está repleto de referencias y chistes al Escándalo Watergate.

En 2007 la película que menciona los hechos de Watergate es La búsqueda 2: El diario secreto dándolo a conocer como una de las cosas que estaban escritas en El libro del presidente el cual guardaba los secretos y misterios más profundos de la nación como el asesino del presidente John F. Kennedy entre otros.

En 2008, la película El desafío: Frost contra Nixon, protagonizada por Frank Langella y Michael Sheen, relata los hechos de manera muy controvertida. La película, adaptación de una obra teatral del autor Peter Morgan, recrea la serie de cuatro entrevistas que el periodista británico David Frost le hizo a Nixon en 1977; entrevistas en las que el periodista consiguió que el expresidente reconociera su participación en el encubrimiento del Watergate y se mostrara arrepentido de ello.

Popularización del sufijo -gate

A partir de este escándalo el sufijo «gate» se comenzó a utilizar para nombrar a otros casos de corrupción no solo en Estados Unidos sino también en otros países, como por ejemplo:

Bibliografía

  • Havill, Adrian (1993): Deep truth: the lives of Bob Woodward and Carl Bernstein. Carol Publishing Corporation, 1993. ISBN 1-55972-172-3.

Referencias

  1. «CNN.com - A burglary turns into a constitutional crisis - Jun 15, 2004». edition.cnn.com. Consultado el 17 de agosto de 2015. 
  2. «Nixon Articles of Impeachment». 3 de julio de 2013. Consultado el 17 de agosto de 2015. 
  3. Marsh, Bill (30 de octubre de 2005). «IDEAS & TRENDS; When Criminal Charges Reach the White House». The New York Times. ISSN 0362-4331. Consultado el 17 de agosto de 2015. 
  4. Allaparthi, Satya B.; Hoang, Thomas; Dhanani, Nadeem N.; Tuerk, Ingolf A. (1 de octubre de 2010). «Significance of prostate weight on peri and postoperative outcomes of robot assisted laparoscopic extraperitoneal radical prostatectomy». The Canadian Journal of Urology 17 (5): 5383-5389. ISSN 1195-9479. PMID 20974031. Consultado el 17 de agosto de 2015. 
  5. a b «The Smoking Gun Tape». www.watergate.info. Consultado el 17 de agosto de 2015. 
  6. The Watergate hearings: break-in and cover-up; proceedings, (en inglés). Viking Press. 1 de enero de 1973. ISBN 0670751529. Consultado el 17 de agosto de 2015. 
  7. Nixon, Richard M (1 de enero de 1974). The White House transcripts; (en inglés). Viking Press. ISBN 0670763241. Consultado el 17 de agosto de 2015. 
  8. White, Theodore H; Atheneum (New York, N.Y.) (1 de enero de 1975). Breach of faith: the fall of Richard Nixon (en inglés). Atheneum Publishers. ISBN 9780689106583. Consultado el 17 de agosto de 2015. 
  9. Dash, Samuel (1 de enero de 1976). Chief counsel: inside the Ervin Committee--the untold story of Watergate (en inglés). Random House. ISBN 0394408535. Consultado el 17 de agosto de 2015. 
  10. Trahair, R.C.S including the recent "bend-gate" scandal regarding Apple's iPhone 6. From Aristotelian to Reaganomics: A Dictionary of Eponyms With Biographies in the Social Sciences. Santa Barbara, Calif.: Greenwood Publishing Group, 1994. ISBN 0-313-27961-6; Smith, Ronald D. and Richter, William Lee.Fascinating People and Astounding Events From American History. Santa Barbara, Calif.: ABC-CLIO, 1993. ISBN 0-87436-693-3; Lull, James and Hinerman, Stephen. Media Scandals: Morality and Desire in the Popular Culture Marketplace. New York: Columbia University Press, 1997. ISBN 0-231-11165-7; Hamilton, Dagmar S. "The Nixon Impeachment and the Abuse of Presidential Power." In Watergate and Afterward: The Legacy of Richard M. Nixon. Leon Friedman and William F. Levantrosser, eds. Santa Barbara, Calif.: Greenwood Publishing Group, 1992. ISBN 0-313-27781-8
  11. Bob Woodward: érase una vez un joven espía

Enlaces externos