Monasterio de la Cartuja (Sevilla)

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Monasterio de Santa María de las Cuevas
Bien de Interés Cultural (1964)
Localización
País España
División Sevilla
Dirección Sevilla
Andalucía Andalucía
EspañaBandera de España España
Coordenadas 37°23′52″N 6°00′28″O / 37.397810357954, -6.0076474407331
Información religiosa
Culto catolicismo
Orden Exclaustrado
Advocación Virgen María
Historia del edificio
Fundación 1398
Fundador Gonzalo de Mena, 1400
Construcción Siglo XV - Siglo XVI
Datos arquitectónicos
Tipo Monasterio
Estilo Mudéjar-Gótico-Renacentista-Barroco
Identificador como monumento RI-51-0001622
Año de inscripción 17 de mayo de 1994, 9 de diciembre de 1964 y 27 de agosto de 1964
Sitio web oficial
Cartuja de Santa María de las Cuevas
Bien de interés cultural
Patrimonio histórico de España
273px
Localización
Localidad Sevilla
Andalucía Andalucía
EspañaBandera de España España
Datos generales
Categoría Monumento
Código RI-51-0001622
Declaración 27-08-1964
Construcción Siglo XV -
Estilo Gótico-Mudéjar-Renacimiento-Barroco

El Monasterio de Santa María de las Cuevas, también conocido como Monasterio de la Cartuja, está situado en la Isla de la Cartuja de Sevilla, España. Es uno de los cuatro monasterios cartujos que hay en Andalucía.[1]​ Desde 1997 es sede del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo[2]​ y del rectorado de la Universidad Internacional de Andalucía.[3]

Historia

Antecedentes

Patio en el claustro, siglo XV.

Antes de pasar a ser terreno monástico, los almohades en el siglo XII le dieron uso ubicando en el lugar hornos alfareros de cocción aprovechando su situación junto al río y dada la existente abundancia de arcillas que la extraían labrando cuevas (más tarde continuarían con la extracción de arcilla también los alfareros de Triana), y existe una leyenda de alrededor del año 1248 que cuenta que se halló una imagen de la Virgen María en una de las cuevas (se supone que la escondieron durante la época musulmana), a partir de entonces se construye la Ermita Santa María de las Cuevas para venerar el icono, a finales del siglo XIV, era dirigida por la Orden Franciscana.


Fundación de la Cartuja

Cúpula gótico-mudéjar, siglo XV.

Con el tiempo aumentó la devoción hasta llegado el año 1400 en que cambia a Monasterio, fundado por el entonces Arzobispo de Sevilla, don Gonzalo de Mena y Roelas (fallecido al año siguiente debido a una epidemia) ayudado por el noble Ruy González de Medina, los franciscanos fueron trasladados al Aljarafe y al terreno se añadieron extensas propiedades. Al ser miembro de una de las familias de más renombre dejó huella en el monumento plasmando el escudo heráldico familiar en las entradas y principales estancias.

La muerte del Arzobispo deja el conjunto en una difícil situación pues los fondos donados por Gonzalo de Mena fueron utilizados por el regente don Fernando de Antequera (durante la infancia de Juan II) para sufragar sus campañas militares.

Años más tarde, otro miembro de la aristocracia sevillana, el Adelantado Mayor don Perafán de Ribera, de la Casa de Alcalá, subvencionó la construcción de la iglesia y se responsabilizó del mantenimiento del monasterio siempre que tuviera derecho a ser enterrado en el edificio y sus armas heráldicas ocuparan el lugar de las del Arzobispo. También la familia de los Veraguas aportó bienes para su supervivencia.

A finales del siglo XV se establece en el monasterio la Orden de los Cartujos, fundada por San Bruno, el cual fundó la primera cartuja en 1084 en las montañas del macizo de La Chartreuse de Francia.

La Cartuja tuvo 2 hospederías, una en el exterior del edificio dando a la Huerta Chica, hoy escritorios de la antigua fábrica de loza, donde se acogía a los parientes de los frailes, a los que iban de camino y a los peregrinos que se iban allí para hacer prácticas de piedad o ejercicios espirituales, y otra, en la que los monjes tenían dispuestos algunos departamentos con hermosos salones, que se encontraba cerca de la biblioteca y alojaba a personas de calidad, hombres de estudio y artistas. En esa fue donde Felipe II residió cuando visitó el monasterio, donde pintaron cuadros Zurbarán y Pacheco y donde el entallador Duque Cornejo realizó algunas obras. Probablemente allí fue también donde Colón residió durante las largas temporadas que pasaba en Sevilla.[4]​ El monasterio sirvió como retiro espiritual de Felipe II, el resto de reyes españoles que estuvieron de paso por Sevilla y personas de renombre como Arias Montano y Teresa de Jesús.

Hasta comienzos del siglo XIX, la Cartuja fue un monasterio más donde se practicaba la oración, ayuno y el silencio (reflejado en los cuadros de Zurbarán –Museo de Bellas Artes–), era austero en sus cenobios, pero destacaba su gran decoración que fue aportada por sus benefactores desde los principios de su existencia, hasta que se sucedieron los hechos de la invasión por tropas francesas.

El mortífero terremoto de Lisboa de 1755 afectó gravemente al edificio. En 1810 durante la invasión francesa fue saqueada, haciendo desaparecer todo rastro decorativo, y utilizada por el ejército extranjero como cuartel general. La iglesia la convirtieron en cuadra.

Los cartujos fueron expulsados durante la invasión, huyeron a Portugal para regresar en 1812, una vez que pasaron todos los hechos revolucionarios, durante la regencia de María Cristina de Borbón-Dos Sicilias (madre de la reina Isabel)

Sepulcro renacentista en mármol de Génova de Pedro Enríquez de Quiñones, siglo XVI.

La Cartuja y Cristóbal Colón

Capilla de Santa Ana donde reposaron los restos de Cristóbal Colón, hoy enterrado en la Catedral de Sevilla.
Monumento a Colón en la Cartuja, colocado por la marquesa de Pickman en 1887
Interior de la Capilla de Santa Ana del Monasterio de Santa María de las Cuevas, donde hoy se expone arte moderno del Centro de Andaluz de Arte Contemporáneo

Entre los visitantes destacados, sobresale Cristóbal Colón (y familia) que era amigo íntimo de Fray Gaspar Gorricio (albacea testamentario y consejero espiritual de sus hijos), del que recibió apoyo mientras se encontraba en Sevilla preparando sus expediciones al Nuevo Mundo. Colón consultó documentos en la biblioteca del monasterio para preparar la defensa de sus argumentos en Salamanca antes de realizar su primer viaje.

El Almirante hizo uso de las estancias del edificio para hospedarse mientras estaba en la ciudad, hecho decisivo para elegir la isla de la Cartuja como sede de la Exposición Universal de 1992. Gaspar le prestó su ayuda y conocimiento de las Sagradas Escrituras para la redacción del Libro de las Profecías, que el Almirante dedicó a los Reyes Católicos.[5]​ El Almirante tenía abundante correspondencia con Gorricio y le enviaba, además, importantes archivos, joyas y dinero propio para que los guardara, patrimonio que luego fue reclamado por sus herederos.[6]​ Gaspar era un fraile sevillano de ascendencia italiana, de la ciudad de Novara.[7]

Otro amigo cartujo de Colón fue el padre Diego Luján, natural de Madrid. Fue hijo de Sancho de Padilla, rico-hombre de Enrique IV, y nieto de los Adelantados de Castilla. Los lujanes tenían parentesco con los condes de Paredes, los Almirantes de Castilla y los Almodóvar. Diego Luján había desempeñado importantes cargos en la cartuja de Cazalla, Aniago, el Paular y Jerez y fue 3 veces prior de la cartuja sevillana.[8]

Otra amistad suya en el monasterio hispalense fue Rodrigo de Marchena, hijo del alcalde mayor, y que probablemente era familiar del fraile de la Rábida Antonio Marchena.[9]​ Antonio Marchena, junto con Juan Pérez, ayudaron enormemente a Colón para la consecución de sus objetivos.

La Cartuja poseía también el Señorío de Casalengua. Adquirió la primera mitad de este el 18 de marzo 1456 a los hermanos María, Alonso y Leonor de las Casas, y la segunda unos meses después, en abril. Esta posesión constaba de una próspera aldea poblada con señorío y vasallaje, con terrenos para la agricultura y la pesca. En esta aldea pasó colón largas temporadas antes y después del 1492, en compañía de Luján y Gorricio.[10]

En 1502, en los preparativos de su cuarto viaje, Colón escribe una carta al Papa Alejandro VI dándole cuenta de sus descubrimientos y de la necesidad de rescatar el Santo Sepulcro. Le indicaba la necesidad de que fueran a las tierras descubiertas frailes benitos, jerónimos, cartujos y otros para predicar.[11]

El Almirante propuso que los cartujos fundaran un monasterio en La Española y propuso a Gaspar Gorricio como prior y que este fuera acompañado de otros seis frailes para que instruyeran a los habitantes de esos territorios. Sin embargo, los cartujos se negaron, porque los priores de la orden estaban obligados a reunirse periódicamente para elecciones generales y nombramiento de sus cargos, lo que se hacía difícil si los priores se iban tan lejos.[12]

El 20 de mayo de 1506 fallece Cristóbal Colón en Valladolid, de manera casual, ya que se encontraba de camino a la Corte itinerante de Fernando el Católico. Sus funerales se celebraron en la Iglesia de la Antigua de Valladolid[13]​ y se depositó su cadáver en el Convento de San Francisco de la ciudad. Su hijo Diego Colón mandó trasladar los restos de Colón al monasterio de la Cartuja, probablemente, por el cariño que sentía Colón hacia este lugar.[14]​ Los restos fueron entregados a la comunidad cartuja de Sevilla el 11 de abril de 1509.[15]​ El traslado fue realizado por un primo de Cristóbal Colón, Juan Antonio Colón, que a su vez fue mayordomo de Cristóbal y de su hijo Diego.[16]​ Sólo existían en el Monasterio de Santa María de las Cuevas dos bóvedas funerarias: la de los Ribera, en la iglesia grande, y la de los Henríquez, en la capilla de los Duques de Alcalá, sita en el claustrillo. Probablemente se situaron los restos en la de los Henríquez hasta que, en 1523, se finalizó la capilla de Santa Ana. También se ha dicho que en la capilla de Santa Ana se enterró también a su hermano Bartolomé Colón, sin embargo es probable que esto sea una errata, y que se refirieran a la tumba de su hermano Diego.[17]

El 24 de febrero de 1526 fallece el hijo de Colón, también llamado Diego, en el municipio de la Puebla de Montalbán, en Toledo, cuando se dirigía a Sevilla para asistir a las bodas de Carlos V con Isabel de Portugal. Su cadáver fue trasladado al monasterio junto con el de su padre y su tío.[18]​ El último Colón enterrado en la capilla de Santa Ana fue el sobrino nieto de Cristóbal Colón, Luis Colón y Toledo, tercer Almirante de la Mar Océana, quien permutó los cargos de virrey y gobernador de las Indias por los de duque de Veragua y marqués de Jamaica.[19]​ Los restos Don Luis fueron trasladados a Santo Domingo a comienzos del siglo XVII.

En 1542 los restos de Colón fueron exhumados para llevarlos rumbo a Santo Domingo, aunque después volvieron a su ubicación definitiva en la Catedral de Sevilla.

Hernando Colón, hijo de Cristóbal Colón, según la tradición, plantó un ombú, planta arborescente que todavía puede ser visitada en el conjunto. Según otras versiones de esta historia, sería plantada por el propio Cristóbal Colón.[20]

Los restos del hermano de Cristobal Colón, Diego Colón, se encuentran en la actualidad en el Museo de la Fábrica de loza de La Cartuja de Sevilla, situado en las instalaciones actuales de la Factoría. Gracias a estos restos se ha podido demostrar donde estaban los del almirante.[21]

La marquesa viuda de Pickman mandó colocar un monumento a Cristóbal Colón en 1887 en los jardines.

Desamortización

Entre 1835 y 1836 se produjo la expulsión de los monjes de manera permanente, finalizando con cuatro siglos de vida en comunidad, era el periodo de Desamortización de Mendizábal que decretó la extinción de las órdenes religiosas.

Fábrica de loza

Fábrica de loza.

El comerciante Carlos Pickman, procedente de Liverpool y afincado en Sevilla para continuar con el negocio familiar, y contando con la financiación del banquero sevillano Juan Pedro La Cave Soulé, constituyó la sociedad y alquila primero el monasterio, que estaba abandonado y maltrecho, en 1838, comprándolo en 1840, para transformarlo en 1841 en lo que más fama y renombre ha dado al lugar, una fábrica de loza y porcelana china decorada a la manera inglesa haciéndose en poco tiempo la preferida por la clase acomodada, ya fuera para darle un uso particular como para adornar alacenas de todo el mundo, piezas que aún hoy día se pueden encontrar en perfecto estado de conservación en muchos casos. La primera pieza que salió de la fábrica fue un palanganero con jarra que fue regalado al socio capitalista Juan Pedro La Cave, y que en la actualidad conservan sus familiares. Al principio de su funcionamiento la fábrica se adaptó al edificio siendo respetuoso con el mismo, pero la demanda de producción de loza terminó por utilizar todos los restos edificados sin piedad. En esta fecha es cuando se levantan los diez hornos de botella que dan originalidad al conjunto monumental de los que sólo quedan en pie cinco y unas cuantas chimeneas. La fabricación de loza y porcelana estuvo funcionando en el monasterio hasta 1982, fecha en que es desalojado.

Fue declarado Monumento Nacional en 1964 y expropiado por el ministerio de Obras Públicas transfiriéndose en 1982 al gobierno de Andalucía.

Exposición Universal de 1992

Chimeneas de la antigua fábrica de loza desde el exterior del recinto, usado como pabellón real durante la Expo '92.

Desde 1986 el gobierno autónomo de Andalucía se propuso restaurar y rehabilitar el conjunto y así poder recuperarlo para uso y disfrute de los ciudadanos, mostrando el esplendor que tuvo de su pasado monástico, militar y fabril. Para poder hacer efectiva sus pretensiones se creó en 1989 el Conjunto Monumental de la Cartuja de Sevilla, cuya misión era proteger el monumento, convirtiéndolo en centro de investigación y difusión cultural al tiempo que lo acondicionó con instalaciones expositivas para que formara parte de la Exposición Universal de 1992, de esta manera comenzó una nueva fase histórica para el monumento.

Con la Exposición Universal de Sevilla de 1992, además de cambiarse la infraestructura urbanística, también se recuperó en todo lo que pudo el monumento para la ciudad (sobre todo arquitectónico), sus huertos y jardines, aunque gran parte de su patrimonio ya estaba perdido el recinto recuperó parte de su belleza. Durante la Expo’92 fue el emblema de la muestra, sede del Pabellón Real, lugar de recepción de gobernantes y monarcas de todo el mundo, aunque este no es un hecho aparte puesto que durante los siglos anteriores también fueron recibidos numerosos visitantes ilustres, y es que los Cartujos fueron una orden que siempre estuvo cercana a la corona, por lo tanto, con bastante poder.

Tras la Expo

A partir de 1997 comenzó a funcionar como museo al convertirse en sede el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo asumiendo para sí la gestión del personal y las colecciones que han sobrevivido del Conjunto Monumental de la Cartuja así como del Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla. Por decreto pasó a ser un Organismo Autónomo dependiente de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. También alberga el rectorado de la Universidad Internacional de Andalucía.

Aspecto artístico

En el espacio de cuatro siglos fue un centro de gran riqueza y patrimonio cultural por contener el legado de Gonzalo de Mena, los Ribera y diversas donaciones de nobles ciudadanos, al tiempo que estaba exento de tributos y tenía privilegios reales. Sus paredes y estancias sirvieron para alojar importantes colecciones artísticas de autores como Alejo Fernández, Durero, Pace Gazini y Aprile de Carona; Martínez Montañés y Juan de Mesa; Murillo, Alonso Cano y Zurbarán; Pedro Roldán o Duque Cornejo, y las de quien fuera su prior entre 1605 y 1608, Francisco Galeas.

En el altar de la capilla de Santa Ana (hoy desaparecido) estuvo el Cristo de la Clemencia (obra de Martínez Montañés, encargada por el arcediano Vázquez de Leca), fue colocado en la Sacristía de los Cálices de la Catedral de Sevilla y posteriormente trasladado a la Capilla de San Andrés, también en la Catedral, donde actualmente se encuentra.

La capilla de la Magdalena, donde descansaron por vez primera los restos de Gonzalo de Mena (el fundador), después fueron trasladados a la Catedral de Sevilla.

Capítulo de monjes es el lugar de descanso de la familia Ribera, con sepulcros realizados en mármol por los escultores italianos Aprile y Gazzini, que fueron encargados por el hijo de ambos, don Fadrique Enríquez de Ribera.

A lo largo y ancho del monasterio se pueden encontrar esculturas realizadas por Isidro de Villoldo en el siglo XVI principalmente para el altar mayor de la iglesia. La sacristía fue el aposento donde estuvieron colocados los cuadros que Zurbarán realizó para el monasterio.

El monasterio

Portada gótica de la iglesia de La Cartuja, 1419.

La distribución de las cartujas estaba dispuesta de la siguiente manera principalmente: celda del prior, iglesia y estancias de uso común (refectorio y sala capitular).

Desde su levantamiento, el recinto ha sufrido varias reconstrucciones, en gran parte debido a la proximidad del río Guadalquivir, sus regulares subidas inundaron y dañaron el monasterio en múltiples ocasiones. Así, se pueden apreciar las distintas tendencias artísticas que lo componen como los restos mudéjares existentes en el claustrillo, los góticos de la iglesia y la sala capitular, renacentistas en zona de la celda del prior y algunas obras de escultura y restos barrocos por todo el recinto sin menospreciar la colección de cerámicas que produjo en su época de “fábrica”. La construcción de la iglesia está fechada en la misma época que la de la Catedral de Sevilla, tiene fachada de esquema abocinado gótico con decoración mudéjar y plateresca, rematada con pretil de bellos azulejos. Su interior consta de una sola nave cubierta con bóveda de crucería, destaca la zona del presbiterio, allí la bóveda es de tipo abanico. La decoración interior que se conserva proviene de una reforma cometida en 1614.

Desde la nave de la epístola se puede acceder al claustrillo, que permite el acceso al refectorio (destaca su magnífico techo mudéjar de lacerías y piñas y su púlpito gótico desde donde los monjes continuaban sus enseñanzas durante las comidas). Opuesto al claustro se aprecia la Capilla de la Magdalena, primer templo del monasterio en el que todavía se conservan restos de frescos y azulejos de la época renacentista. La siguiente estancia es la sala capitular, donde destaca su bóveda y las numerosas esculturas decorativas de carácter gótico y tumbas de la familia Riberta, principal benefactora de la Cartuja.

Mediado el siglo XVIII se realizan bastantes reformas gracias al Maestro Mayor de la Cartuja, Ambrosio de Figueroa, entre ellas cabe destacar la construcción de un muro circundante del recinto, que defendiera el recinto de las crecidas de río, la portada de ingreso, la Capilla Pública y la portada del frente este. La Capilla Pública conserva parte de la sillería del coro, incompleta porque el resto fue llevado a la Catedral de Cádiz, fue obra de Agustín de Perea en el año 1697.

La portada que se ve desde el río tiene en el remate pináculos vidriados y decorados con azulejos que datan del siglo XVII y otros más actuales que detallan la fecha de su efímera restauración, el año 1759.

Vista del ombú, que según la tradición, plantó Hernando Colón o el propio Cristóbal Colón en los jardines de la Cartuja.

Capilla de Santa Ana

En 1419 el Adelantado de Andalucía Per Afán de Rivera el Viejo construye una iglesia para los cartujos en su monasterio. En 1523 se finaliza la Capilla como una ampliación de dicha iglesia. Sus yeserías fueron colocadas en 1604. Mide 13,80 metros de largo por 4,84 metros de ancho. El retablo del altar primitivo contenía un antiguo cuadro de Santa Ana, que se conservó allí hasta que fue trasladado por decisión de Santa Teresa de Jesús. El lugar que dejó vacío se llenó con el Santo Cristo, de Juan Martínez Montañés, que donó al convento el capitular Don Mateo Vázquez de Leca. Esta imagen en la actualidad se encuentra en la Catedral, en la sacristía de los cálices.[22]​ La bóveda funeraria de Colón se encuentra enterrada en el centro de la capilla.[23]

Véase también

Bibliografía

  • ANTEQUERA LUENGO, Juan José (1992). La Cartuja de Sevilla: historia, arte y vida. Madrid. Editorial: Anaya: Quinto Centenario. ISBN 84-207-4725-4
  • SOCIEDAD ESTATAL PARA LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL SEVILLA 92 (1988). La Cartuja de Sevilla: ribera, monasterio, fábrica, corta y recinto. Sevilla. Editorial: Sociedad Estatal para la Exposición Universal de Sevilla 92.
  • CUARTERO Y HUERTA, Baltasar (1988). Historia de la Cartuja de Santa María de las Cuevas, de Sevilla, y de su filial de Cazalla de la Sierra. Madrid. Editorial: Turner. ISBN 84-7506-221-0
  • SANTOS TORRES, José (1992). El Monasterio de la Cartuja en la historia de Sevilla: 1400-1992. Sevilla. Editorial: Rodríguez Castillejo. ISBN 84-87041-96-5
  • SERRA PICKMAN, CARLOS (1992). Cristóbal Colón: Sus Estancias y Enterramiento en la Cartuja de Sevilla. Sevilla. ISBN 87-7117-051-5

Referencias

  1. «Diez Razones: Cazalla de la Sierra». RTVA. Estrenado el sábado 28 de julio, a las 10:25 horas, en Canal Sur Televisión. 
  2. Web del CAAC. «SOBRE EL CENTRO ANDALUZ DE ARTE CONTEMPORÁNEO». Consultado el 22 de marzo de 2014. 
  3. Web de la UIA. «Campus de La Cartuja - Rectorado | Sevilla - Presentación». Archivado desde el original el 30 de noviembre de 2015. Consultado el 22 de marzo de 2014. 
  4. Pickman, op. cit. pp. 68-71
  5. Pickman, op. cit. p. 71
  6. Pickman, op. cit. p. 79
  7. Pickman, op. cit. p. 78
  8. Pickman, op. cit. p. 85
  9. Pickman, op. cit. p. 86
  10. Pickman, op. cit. p. 97-99
  11. Pickman, op. cit. p. 145
  12. Pickman, op. cit. p. 145-146
  13. Pickman, op. cit. p. 160
  14. Pickman, op. cit. p. 161
  15. Pickman, op. cit. p. 163
  16. Pickman, op. cit. p. 164-165
  17. Pickman, op. cit. p. 172
  18. Pickman, op. cit. p. 176
  19. Pickman, op. cit. p. 177
  20. Pickman, op. cit. p. 144
  21. Olmedo, Ildefonso (8 de septiembre de 2002). «El ADN del hermano de Colón». El Mundo. Consultado el 21 de marzo de 2014. 
  22. Pickman, op. cit. p. 184-189
  23. Pickman, op. cit. p. 190

Enlaces externos