Alfonso Uribe Jaramillo

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Alfonso Uribe Jaramillo
Archivo:Obispo mons.alf uri jar.jpg
Información religiosa
Ordenación sacerdotal 1 de Noviembre de 1937 Catedral Metropolitana de Medellín, Antioquia, por Tiberio de J. Salazar y Herrera
Ordenación episcopal 4 de agosto de 1963 en Catedral Metropolitana de Medellín, Antioquia
Información personal
Nombre Alfonso Uribe Jaramillo
Nacimiento 6 de febrero de 1914
Bandera de Colombia Nariño, Colombia
Fallecimiento 15 de julio de 1993
(79 años)
Bandera de Colombia Colombia
Profesión Teólogo, filosofo
Alma máter Seminario Mayor de Medellín

Firma Firma de Alfonso Uribe Jaramillo

"En alabanza del Sacerdocio de Cristo"

Alfonso Uribe Jaramillo (Nariño 6 de febrero de 1914-La Ceja 7 de julio de 1993) Obispo, Fundador y un Santo para algunos.fue Obispo Auxiliar de Cartagena y Obispo de la Diócesis de Sonsón-Rionegro.

Primeros Años

Nace en el hogar formado por Eugenia Jaramillo y Pascual Uribe, en la finca la balza, mayor de 8 hijos vive su infancia en La Ceja en la Institución Educativa Gregorio Gutiérrez González donde se destacaba como el mejor de su clase con los hermanos cristianos.

Vocación

Con el padre Gonzalo Londoño le surgió su amor desde muy pequeño al sacerdocio. Deseaba ingresar desde muy joven al Seminario pero por su edad no pudo.

«El quizo entrar desde los 14 años al seminario de Medellin y le toco esperar,quizo entrar al Yarumal que acababa de fundar monseñor Buillis y tampoco podía por lo joven ; entonces le toco esperar»

.

Relata la Hermana San Enrique, Hermana de Monseñor Alfonso.

Al ser de pocos recursos tuvo la necesidad de ser Becado.En 1928 ingresa al Seminario Mayor de Medellín, recibido por el Rector Juan Manuel Gonzales.

Seminarista y Sacerdote

Siendo Estudiante de Filosofía desempeño el cargo de enfermero , nombrado luego Prefecto de Niños .Siendo Subdiacono es nombrado Prefecto General. 1 de Noviembre de 1937 en la Catedral Metropolitana de Medellín, (Antioquia), por Tiberio de J. Salazar y Herrera es nombrado Sacerdote lo que lo llena de mucha felicidad.

Su mayor deseo era Formar Sacerdotes. Se traslada a Canadá para especializarse en Teologia. Su Tesis doctoral fue JESUCRISTO SUMO Y ETERNO SACERDOTE.


En Canadá encontró un Abogado que quería ser Sacerdote y no podía por ser mayor entonces entablaron una gran amistad. Su Deseo era un seminario para las vocaciones de los Mayores. Destacado por SU GRAN AMOR AL SACERDOCIO DE JESUCRISTO. A su regreso es nombrado rector del Seminario en remplazo del Obispo de Pasto. Fundo una Sección del Seminario para vocaciones Tardías. Varios profesionales se ordenaron . En 1946 es nombrado Canónigo del Capítulo Metropolitano. En 1953 deja la Rectoría del Seminario y el Capítulo Metropolitano para viajar a Roma para hacer una experiencia en La Fraternidad Sacerdotal de Roma.

A su regreso de Roma en 1954 se posesiona Parroco de Sonsón en remplazo de Mons.Samuel Alvarez. Donde adelanta valiosas Campañas con los Pobres. Fundo el Hato del Niño Pobre y el Barrio Pio XII para familias de escasos Recursos. En 1954 a petición suya obtuvo de La Santa Sede la Coronación Pontificia de Nuestra Señora de Valvanera en Sonsón.

En 1957 ya creada la Diócesis de Sonsón-Rionegro es Nombrado Vicario General de la misma.

Así, mediante decreto Nro. 103 del 8 de febrero de 1959, se erigió canónicamente este seminario que llevó el nombre de Cristo Sacerdote, según lo quiso su fundador, en alabanza del Sacerdocio de Cristo; fue inaugurado el mismo día con siete alumnos y, poco a poco, fueron llegando los demás alumnos hasta completar 14 seminaristas. En 1959 ignagura el Seminario Cristo Sacerdote para las Vocaciones adultas en La Ceja.

El fuerte estudio, la intensa vida espiritual y el incipiente apostolado había que combinarlos con el trabajo material: cultivo del huerto, cuidado de los jardines y prados, hasta la leña para el fogón porque el fluido eléctrico daba solamente para el alumbrado y el gas todavía no se conocía. Después sus primeros alumnos pensaron en las primeras construcciones y, porque el seminario era muy pobre, ellos mismos junto con los sacerdotes y las religiosas debieron colaborar en la preparación y transporte de los materiales, contribuyendo en gran medida al surgimiento de un gran cariño por esta obra.

El año siguiente, 1960, comenzó con 47 alumnos y la capilla ya estaba casi terminada. El seminario creció cada día más en su planta física, en número de alumnos y en esperanzas; en el principio fue necesario buscar prestadas casas religiosas vecinas para hospedar nuevos seminaristas, pues Mons. Alfonso en su generosidad nunca miró los cupos disponibles para saber cuántos seminaristas podía recibir.

Obispo

Después de la muerte de Juan XXIII Monseñor Jose Paupini lo consagra Obispo el 4 de Agosto de 1963 y es nombrado Obispo Auxiliar de Cartagena.

el 15 de Agosto de 1963 Ordena en Rionegro a los primeros Sacerdotes, Diáconos y Subdiáconos del seminario Cristo Sacerdote.

En 1964 por petición del papa Pablo VI asiste al Concilio Vaticano II. Terminado el Concilio en Diciembre de 1965 vuelve a Colombia. En 1966 retoma la Rectoria del Seminario Cristo Sacerdote. El 6 de Abril de 1968, Pablo VI lo nombra Obispo de la Diócesis de Sonsón-Rionegro. Tomá posesión el 21 de Junio del mismo año.

Cuenta la hermana San Enrique:

«Ahi es donde se vio verdaderamente un Pastor,un pastor que buscaba el bien de sus ovejas.»

.


A la llegada de Monseñor a la diócesis se observaban cambios muy representativos en el oriente antioqueño, por las obras que se estaban realizando, como el aeropuerto de Rionegro, la Autopista Medellín - Bogotá y las grandes centrales hidroeléctricas. No Queriendo ser inferior al reto que se le presentaba y con el fin de atender mejor el flujo humano que llegaba, , la mayoría en el cercano oriente, al igual que varias capillas y centros del culto. En el periodo 1968-1992 crea en la Diócesis 17 parroquias. ignaugura la Fundación de Las Siervas de la Iglesia para la atención del Clero en las parroquias. Asiste al Sinodo de Obispos sobre el Sacerdocio Ministerial. Obtiene de la Santa Sede para la Coronacion Pontificia para Nuestra Señora del Carmen para La Ceja.

Monseñor Alfonso tómo un gran Amor por Nuestra Señora del Carmen y en esta a la Basílica Menor de Nuestra Señora del Carmen (La Ceja) e igualmente a La Ceja. Tomo en La Ceja la Tradición Anual de lo que se llama Misa Carismatica que aún se tiene la Costumbre de realizarse en el parque principal de La Ceja.

cuenta Monseñor:"Haber conocido y aceptado la renovación carismática ha sido una de las mayores gracias de mi vida. Durante estos 20 años

ha sido el centro de mi estudio y de mi actividad pastoral. Puedo decir que con ella empezó la etapa más importante en mi vida

espiritual, personal y de mi apostolado”


En 1972 es nombrado vicepresidente de La Conferencia Episcopal de Colombia para el Periodo 1972-1975. Ordeno a Monseñor Ignacio Gómez Aristizábal obispo de Ocaña .


Pero no pararon aquí los sueños de Monseñor Uribe. También pensó en los campesinos y, para lograrlo, entró en conversación con Monseñor Antonio Baiter, superior general de los Javerianos en Yarumal, que habían cerrado el Seminario en esa ciudad. Hecha la negociación y con la rapidez que lo caracterizaba, trasladó el Seminario Campesino de Sonsón a Yarumal -por venta del edificio de Sonsón a la Nación para un colegio agrícola. En 1974 Abrió el Seminario Campesino de Yarumal. En 1975 deja la rectoria del Seminario Cristo Sacerdote. En 1979 asiste a la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano de Puebla . Homilia que dedico en 1979 a la Virgen del Carmen en la Basílica Menor de Nuestra Señora del Carmen (La Ceja) en una de sus Fiestas :

«Si nos preguntamos por qué hay tantos hogares cristianos aquí, por qué se ora tanto, se trabaja con espíritu cristiano, se practica la virtud en la mayor parte de los fieles. Si no preguntamos en una palabra, por qué hay aquí tanta vida cristiana? La respuesta es la misma: Esta ciudad siempre ha crecido y ha vivido bajo la sombra maternal de María, ha tenido en nuestra señora, en su título del Carmelo el gran atractivo cristiano, el ideal para costumbres: el centro de la Piedad.

A la Madre de Dios representada en su imagen, han acudido las generaciones que nos han precedido, como ahora se inclinan delante de ella los presentes. El plan del Señor ha sido muy claro, él quiso regalarse al mundo a través de María y solamente cuando ella, después de conocer el plan de Dios dijo: Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí tu palabra, entonces y solo entonces, el verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Cuando una persona, cuando una familia, una parroquia, recibe a María en su vida; recibe en ella y con ella a Jesús. María nunca está sola. En sus brazos de Madre lleva siempre a Jesús y por eso como nos enseñó San Luis María Grigñont de Monfort: El camino más corto para llegar al Señor es María, porque basta llegar a sus brazos, para allí encontrar al salvador. Pero estas Marianas que celebramos con tanta pompa y tanta piedad, no deben limitarse a las expresiones estarnas que son muy importantes, tienen que ir más allá, tienen que acercarnos de una manera filial a la persona maternal de María y deben decidirnos a practicar sus virtudes. Yo quiero proponer ante todo la fidelidad de María como norma para nuestra vida. Así lo hizo Juan Pablo II en su visita a Méjico; y yo con mis pobres palabras quiero hacerlo también en este momento tan solemne para La Ceja. Para mí la fidelidad consiste ante todo en conocer claramente el plan de Dios sobre nuestras vidas; María lo conoce a través del mensaje del arcángel: El espíritu del Señor descenderá sobre ti y la sombra del altísimo te cubrirá con su sombra, y el santo que nacerá, será el hijo de Dios. María conoce el plan de Dios sobre su vida, un plan único y verdaderamente entre todas las mujeres, de todas las razas, de todos los tiempos; ella y solamente ella ha sido elegida para ser la Madre del Señor. Ella no comprende cómo puede realizarse esta promesa. Ella se ha consagrado en cuerpo y alma al Señor. El Ángel le aclara, lo explica todo y María después de conocer claramente la voluntad del Señor, su plan para su vida; se entrega a él con toda generosidad. La entrega de María al plan de Dios, no tiene limitación alguna, no se entrega para un tiempo únicamente, no entrega parte de su ser, se entrega totalmente: “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra”. Todos nosotros tenemos una vocación dada por el Señor. El documento de Puebla nos recuerda que toda persona tiene una vocación humana; creados por el Señor en cuenta con todos nosotros; pero esta vocación del hombre debe concretarse en la Iglesia. La vocación cristiana es la perfección de la vocación humana. En esa Iglesia, el hombre, nos dice Puebla, es llamado a la santidad y es llamado a vivir en comunión con los hermanos. Y en esa vocación cristiana cada uno recibe su vocación especifica: unos son al sacerdocio ministerial, otros son llamados a la vida religiosa y otros a cumplir como seglares el plan de Dios de consagrar al mundo, de santificarlo en su interior, de ser fermento cristiano en la sociedad y en todas sus actividades. Pero la fidelidad consiste después en realizar este plan del Señor de una manera plana y constante a lo largo de toda su vida. María se entrega al Señor, su vocación es la ser madre de Dios y ella primero lo concibe, luego lo da a luz, lo alimenta, lo protege, lo ama, lo acompaña hasta el último momento de su existencia; nadie tal fiel al complimiento de su misión como María. No fue siempre fácil realizarla, apenas está disfrutando de las alegrías de la maternidad de Belén, cuando recibe el anuncio de ir a Egipto, persiguen al niño quieren matarlo. Ella tiene que ir al destierro y tiene que permanecer allí largos años. Solamente regresará a su tierra cuando el Señor lo anuncie por medio de su ángel. Vendrán horas difíciles cuando el Señor para mostrar que es el hijo de Dios se independice unos momentos de su madre y de José y permanezca en Jerusalén con los doctores respondiendo sus preguntas y formulando las suyas y vendrán sobre todo días terribles, las horas indescriptibles de la pasión y muerte del Señor, y allí junto a la cruz estará ella firme como una roca que recibe todos los embates de este mar de tribulación. La Virgen fiel, la que sirve como Madre al Señor en las horas fáciles y en las horas difíciles; en las horas tranquilas y en las horas tormentosas. Sirve al Señor cuando es niño, cuando es joven; lo acompaña hasta el último momento de su vida. Nosotros después de discernir a la luz del espíritu nuestra misión personal, nuestra vocación específica, como lo afirma puebla; debemos dedicarnos a cumplirla hasta la muerte con toda sinceridad y con una donación total. Eso es esencialmente la fidelidad: Vivir el plan de Dios, realizar La misión recibida de él; decir un si todos los días al llamamiento; porque la vocación del Señor se repite y se concreta en cada situación nuestra, es algo que va perpetuándose y perfeccionándose a lo largo de nuestra existencia. Y para mí fidelidad es cumplir este plan del Señor hasta la muerte con alegría, con entereza, con donación total. Hay quienes van arrastrando como una carga pesada la misión recibida. Hay quienes cumplen su compromiso y son fieles sí, pero con angustia sin gozo, con una lamentación constante, y la palabra de Dios nos dice que el Señor ama a quien da con alegría. María se entrega con la alegría al Señor y le sirve con alegría, con entereza aún en los momentos más difíciles: Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador; serán las palabras que pronuncia en casa de Isabel que podrá repetir siempre a lo largo de su existencia. Lo que el Señor quiere de nosotros es también un servicio alegre, sacerdotes, religiosos, seglares; cada uno según su vocación específica, debemos realizarla con alegría. Servimos al mejor de los señores, no estamos trabajando para alguien que no puede ser Señor nuestro ahora y siempre. Jesús es el Señor y el merece toda nuestra entrega, entrega total y entrega también alegre. Que esta lección que propongo a vuestra consideración, sirva de reflexión en estas fiestas Mariana. Que nos preguntemos si hemos permanecido fieles en el cumplimiento de los compromisos adquiridos con el Señor. Que nos interroguemos a cerca de los sentimientos que nos animan en la prestación de este servicio al Señor. Que ella La Virgen del Carmelo, la Madre del Señor y nuestra Madre nos alcance a todos la gracia de la fidelidad. Y que ella derrame sobre todos nosotros sus bendiciones de madre, hoy cuando nos congregamos junto a ella para repetirle que es Madre y la amamos con todo el corazón.

Que bendiga a los sacerdotes que trabajan en estas parroquias y demás ministerios de La Ceja. Que bendiga a todas las comunidades religiosas. Que llegue con su bendición a todos los hogares, a todos los colegios, a las escuelas, las autoridades, a los campos todos de trabajo. Que llegue con su bendición a la niñez, a la juventud, a los esposos, a los ancianos; y que derrame una bendición especial, y muy de Madre, sobre estas familias que han querido honrarla Alberto Serani - Leo Mazzaro experimenten la bendición de María como recompensa a sus generosidad, la sientan más cerca de sus corazones y más entronizada en sus hogares. Y que esta bendita Señora nos reciba a todos en el momento de la muerte, que podamos llegar a ella, a sus brazos, con la conciencia de una vida dedicada fielmente al Señor, para de allí pasar a los brazos del Señor. Que ella la Madre buena nos bendiga en vida y nos bendiga en el momento de la muerte. Amén.»

.



Monseñor hizo posible la re apertura del Seminario Diocesano en Marinilla, cuando allí, el párroco de ese entonces, Adolfo Duque Arbeláez, cedió a la Diócesis el Hogar Juvenil Campesino junto con los terrenos aledaños para dicho Seminario, cuyo decreto de fundación se dio el 15 de agosto de 1980. En 1980 abre el Seminario Nuestra Señora de Marinilla. En el año de 1980 y estando en reunión de Provincia Eclesiástica, propuso a los obispos de Antioquia hacer un reconocimiento al floreciente surgir vocacional abriendo un seminario misionero en la región. La propuesta fue bien recibida por los señores obispos y fue así como el 15 de agosto de ese año, el cardenal Alonso López Trujillo y los obispos de la provincia:monseñores Alfonso Uribe Jaramillo, Eladio Acosta Arteaga, Augusto Aristizábal y Joaquín García Ordoñez, firmaron el decreto ante la tumba de Monseñor Builes.


De esta manera, el Seminario Misionero del Espíritu Santo inició labores el primero de febrero de 1981.


escribió algunos libros, muchísimos folletos, centenares de casetes. Dictó conferencias, fundó grupos de oración, recorrió el país, viajó al extranjero, hablando sobre la fuerza del Espíritu Santo y nos dejó el Retiro Latinoamericano de los Sacerdotes que aún se conserva. En este aspecto no fue siempre bien comprendido pero era tal su tenacidad que nunca se desanimó para él fue siempre algo muy importante.


Para asegurar la continuación de sus obras fundó las asociaciones de San Pablo y Siervos del Espírito Santo, pero en el campo femenino fundó Misioneras siervas del Divino Espíritu en asocio con la Hermana Blanca IIvia Alvares, religiosa Capuchina, quienes iniciaron la nueva comunidad en 22 de Mayo de 1983. Tiene como carisma especifico promover las obras misionales, animar la renovación carismática, orientar la catequesis y ser colaboradoras de los párrocos en su acción pastoral. En la actualidad fuera de las casas que tienen en Colombia poseen seis casas en Ecuador dos en Panamá.

Cuando la Regina Apostolorum, fundada por él, contaba con un buen número de sacerdotes y seminaristas, Monseñor, audaz como siempre, solicitó a la Conferencia Episcopal la debida autorización para pedir a la Santa Sede la creación de una Prelatura Nulius dentro de la diócesis, con el fin de que sus seminaristas tuvieran un campo propio e independiente de cualquier influencia diocesana. Dicha petición contenía un profundo estudio de la posible Prelatura, que comprendía los municipios de La Ceja y El Retiro. Una vez presentada a la asamblea de la Conferencia, recibió un profundo y justificado rechazo por parte del presidente de la misma, Monseñor Aníbal Muñoz Duque, quien manifestó que a una diócesis que acababa de recibir la concátedral, no era conveniente agregarle una Prelatura en pleno corazón de la misma y, por fortuna, no se realizó dicho provecto. Por la década de los 80, las grandes universidades del departamento iniciaron un desplazamiento a la provincia con algunas facultades que, acorde con la idiosincrasia de nuestros pueblos, podían prestar un gran servicio a la comunidad. Este hecho movió a Monseñor Uribe a pensar en la posibilidad de una universidad para el Oriente Antioqueño, aduciendo como razones el crecimiento demográfico de la zona, la industrialización de la región, la dificultad de los bachilleres para continuar sus estudios por razones económicas y, sobre todo, por la misma condición de la iglesia llamada a ser educadora y formadora de laicos católicos comprometidos. Después de madura reflexión, de consultar a su clero y dadas las gestiones pertinentes ante el Estado, quiso perpetuar los 25 años que cumplía la Diócesis y dejar una obra suya en las bodas de plata, dando el decreto 007 de 1982 por el cual creó la Universidad Católica de Oriente. En cuanto a la riqueza doctrinal de Monseñor, su pluma fue tan fecunda como su palabra. La temática desarrollada en varios de sus libros demuestran la visión pastoral en las diversas etapas de su vida, desde una pequeña novela costumbrista hasta obras sobre el sacerdocio de Jesucristo y sobre la acción del Espíritu Santo que reflejan los dos pilares de su ejercicio a lo largo de su intenso ministerio. Fue el pastor preocupado por dar a su pueblo abundancia de doctrina, fue el teólogo que compartía el fruto de su meditación a la luz de la Palabra Divina, fue el maestro de vida espiritual que ha recorrido un camino, fue el místico que después de contemplar gusta de llevar a otros lo contemplado. Me haría interminable si pretendiera enumerar los muchísimos escritos que Monseñor no deja. Recibió durante su vida varias condecoraciones así: • La Orden de la Democracia de la Cámara de RepresentantesEl Escudo de Antioquia en categoría de oro • La Medalla de la Alcaldía de Medellín • La condecoración de la arquidiócesis de Medellín Pro ServitioEclesiae • La Medalla de la Sociedad de Mejoras Públicas de Sonsón y, • muchas placas, pergaminos y resoluciones.

Tuvo la fortuna de ordenar tres obispos alumnos suyos: a Monseñor Ignacio Gómez Aristizábal, emérito de Santafé de Antioquia; a Monseñor Jairo Jaramillo Monsalve, Arzobispo de Barranquilla; y a Monseñor Oscar Ángel Berna" quien fue obispo de Girardota. En el año de 1990, ya muy cercano a su retiro como Obispo de la Diócesis, decidió fundar el Cabildo Colegial y para integrarlo pidió la renuncia a varios sacerdotes mayores a fin de que disfrutaran de un merecido descanso y se pudieran dedicar más a la oración, viviendo como canónigos en un casa de la Ceja. Así las cosas, procedió a dar el decreto 020 de Julio de ese mismo año, dando a conocer los nombres de los primeros miembros del Cabildo.

En 1989 Renuncia al cargo de la Diócesis.

Cartas a Mis Feligreses

Cartas de Monseñor Alfonso para diferentes Personas a las cuales designo Cartas a mis Feligreses.Las escribió siendo Parroco de Sonsón

  • A LAS EMPLEADAS :

"Me dirijo hoy a vosotras las que trabajáis en los almacenes, tiendas u oficinas y os veis privadas de la paz del hogar por prestar vuestra colaboración en el desarrollo de la vida moderna. Con mi saludo afectuoso, os envío mi bendición sacerdotal, unida a los mejores votos por vuestra felicidad. Hasta hace poco era raro ver a una joven fuera del ámbito de su hogar. Pero el mundo moderno con su complicación y actividad ha exigido el trabajo de la mujer en muchos campos que antes le eran desconocidos y le estaban vedados. Esta modalidad de la vida contemporánea ha creado una situación nueva para la mujer, al colocarla frente a necesidades y problemas desconocidos y no pocas veces difíciles. La presencia de la mujer en la oficina y almacén tiene grandes ventajas, pero no está libre de peligros. Ella puede aportar desde su bondad y virtud a dichos lugares y hacer más fácil y agradable la lucha por el sustento. Su actividad natural y su capacidad de servicio la señalan como la persona más indicada para desempeñar muchas funciones que de suyo exigen desprendimiento y olvido personal. Su capacidad de intuir las soluciones de muchos problemas la capacitan para prestar al hombre una ayuda valiosísima en determinadas situaciones. Es tan valiosa la colaboración femenina que nadie podría imaginar hoy la organización de la vida moderna sin la participación activa de la mujer. Pero a nadie se oculta la serie de peligros que se presenta a la joven que se ve alejada del hogar la mayor parte del día para atender al cumplimiento de las obligaciones que ha contraído en la oficina o en el almacén. No pocas veces se ve expuesta a graves tentaciones en las cuales sucumbe sino está dotada de una gran virtud y de una gran fuerza de voluntad. Muchas ruinas morales y su consiguiente desgracia, se debe a la falta de formación de las jóvenes que solicitan colocación en ambientes que no son cristianos. En vuestra vida de oficina debéis brillar siempre por vuestra virtud y bondad. Es allí donde debéis hacer gala de vuestros atributos y excelencias. Dios os ha colocado en tales circunstancias para que le deis gloria con el ejercicio de vuestras grandes cualidades y para que ayudéis a los hombres a cumplir su difícil tarea de conseguir el sustento de todos los días. Trabajad con alegría y amor para que vuestra presencia y vuestros servicios sean admirados. Vuestro Párroco que os encomienda al señor.


  • A LOS CAMPESINOS:

Quiero dirigirme hoy a vosotros los que habitáis en el campo, y formáis la parte más sana de la Parroquia. Cada vez que os veo entrar al Despacho Parroquial y tengo la fortuna de oíros, quedó prendado de vuestra virtud y vuestra vida profundamente cristiana. Habéis nacido y crecido en la tranquilidad de la vida campesina y habéis vivido en contacto con los encantos de la naturaleza. La luz del sol os sorprende dedicados ya a las faenas hogareñas, o en camino a los plantíos. Alabáis al Señor todos los días con oraciones sencillas y añejas que os han transmitido las generaciones de gentes buenas que os han precedido. No conocéis la desidia ni el cansancio y pasáis los días enteros sobre el surco con idéntica alegría y con imperturbable serenidad. Sabéis de fatigas y penalidades. Soportáis lluvias inclementes y soles abrazadores; camináis largas jornadas en busca del hogar o de la sementera, y tenéis una mirada pura para contemplar las cosas de la naturaleza y una concepción evangélica de las disposiciones de la divina providencia. Con razón el gran Poeta Español cantó vuestra vida y elogió vuestros sentimientos sinceros. Junto al fuego familiar narráis a los pequeños las hazañas vuestras y las de los abuelos, y contáis la gesta milagrosa en la cual habéis triunfado de la selva y de la fiera; de la indigencia y de la adversa fortuna. Las llamas de los leños iluminan vuestras frentes y vuestros cetrinos, mientras en vuestros labios se dibuja la sonrisa complacida de una misión cumplida y la alegría de un porvenir que se puede mirar cara a cara, sin timideces ni angustias. De niño pude pasar a vuestro lado horas inolvidables. Nací en uno de estos campos de Dios, lejos de la Ciudad y del Poblado y viví bajo el cielo azul y cerca de las montañas mis primeros años. Aspiré el perfume incomparable de los sembrados en flor y el de las trojes colmadas. Escuché la armonía de las fuentes y las alabanzas incomparables que todas las criaturas elevan a su creador en el crepúsculo y en la mañana. Supe de las palomas y de los recentales que hay pureza en el reino de las bestias; y del asno y del buey que han de soportar con paciencia las situaciones difíciles del vivir cotidiano. Junto al nido de la avecilla supe que existe ternura incomparable en el fondo de todos los seres, y del cambio y mudanza del tiempo aprendí a comprender los vaivenes de la existencia y de inestabilidad de los mortales. Esa es la explicación del sincero afecto que profeso a las gentes del campo. Y ese conocimiento que tengo desde niño de su virtud y de su verdadera nobleza explica la preocupación que embarga al ver como el vicio y el mal quieren mancillar la bondad de vuestras almas. Con gran dolor he visto multiplicarse los expendios de licor en veredas, hasta hace pocos años sanas y honestas. Cuando os escriba de nuevo me referiré a vuestros problemas principales y expondré las posibles soluciones que pueden darse dentro de vuestros recursos y capacidades. Que esta carta os lleve mi afectuoso saludo y os haga comprender el interés que por todos vosotros siente vuestro párroco que os ama en el Señor.



  • A LOS MAESTROS Y MAESTRAS:

Me dirijo hoy a vosotros los que lleváis con honor el título nobilísimo de Maestros y desempeñáis con dignidad una de las misiones más importantes de la vida. Esta carta os lleva mi saludo afectuoso y mi reconocimiento y gratitud por todo cuanto hacéis en la parroquia en beneficio de esta porción predilecta del Señor y de la Iglesia que son los niños. Vuestro título os coloca muy cerca de Jesús que quiso llevar en la tierra el nombre de Maestro y que dedicó varios años de su vida a enseñar a las multitudes la doctrina divina y la práctica de la virtud. Este divino Redentor prefirió este nombre a otros, y por eso dijo un día a sus discípulos estas palabras: “me llamáis maestro y decís bien, pues lo soy en realidad”. Los mismos fariseos y saduceos le daban este título cuando pretendían tenderle una red y hacerle una pregunta capciosa. Cuando Jesús llega a Betania para resucitar a Lázaro, Marta comunica a María la fausta noticia con estas palabras: “El maestro está presente y te llama”. Noble y a la vez delicada la misión que os ha encomendado el Señor al confiaros las almas de los niños. San Juan Crisóstomo dice que esta tarea es más importante que la de un escultor o de cualquier artista. No se trata, en verdad, de dar forma al leño o al mármol, sino de modelar el espíritu de un hijo de Dios. El maestro que cumple a cabalidad su misión ejerce una paternidad espiritual que merece la más profunda gratitud y el más profundo respeto. Si alguien desempeñase el magisterio únicamente por la paga mensual sería un asalariado, y estaría muy lejos de medir la dignidad de su misión de comprender la grave responsabilidad que encierra su oficio. Afortunadamente el magisterio está bien penetrado de su deber y sabe muy bien que su tarea es trascendental e insustituible. El maestro es un ser que no hace sino beneficios y generalmente encuentra poca gratitud y correspondencia. Esa es la porción que en la tierra corresponde a la mayor parte de los benefactores. Son pocos los educadores que encuentran el galardón aquí en la tierra. La mayor parte pasan desapercibidos y en una soledad dolorosa. Solo el tiempo viene a pagar tardíamente la deuda del reconocimiento, cuando ya el Juez Supremo les ha dado su recompensa eterna. Sin embargo esta ingratitud humana no debe desalentar al verdadero Maestro. Debe recordar que es un sembrador y que no existe ser más desinteresado que aquel que lanza al surco la simiente de un árbol a cuya sombra quizás no podrás descansar, ni cuyos frutos jamás podrá llevar a su boca. El es un sembrador de felicidad ajena, aunque tenga que saborear el cáliz de la amargura y el olvido. Esa fue la tarea de Jesús, aunque sabía muy bien que le darían la cruz como recompensa y los insultos como premio. Pero el buen maestro no debe pensar jamás que la mayor parte de sus esfuerzos quedan perdidos. El romano Horacio dice en una de sus cartas que “el vaso conservará por largo tiempo el aroma de la primera sustancia que contuvo”. Así el alma del niño guardará siempre el perfume de las sanas ideas y de los nobles principios que supo inculcar en su espíritu el pedagogo cristiano. No importa que los malos viertan allí el veneno letal. Tarde o temprano renacerá la doctrina verdadera y la mente desviada encontrará de nuevo luz y el camino seguro. Continuad pues desempeñando vuestra misión con constancia y abnegación. Tened siempre delante de vuestros ojos los ejemplos de ese modelo divino que se llama Jesús, procurad imitarlo en el desempeño de vuestra misión. Pedidle a diario que os de un conocimiento perfecto de la grandeza del alma del niño y de la importancia que tiene para él la educación que reciba en los primeros años. No tengáis otro anhelo que el de ejecutar una obra maestra en cada alumno y colaborar generosamente en la formación y salvación de un hijo de Dios. Vuestro Párroco que os bendice y admira.

  • A LOS PADRES QUE SE QUEDAN SOLOS:

He visto en mi vida sacerdotal a muchos ancianos que pasan su vejez en la más fría soledad, a pesar de que dieron la vida a muchos hijos. Siempre me he detenido con respeto y compasión delante de esas almas y he meditado largamente lo horrible de esta soledad. Para los padres y madres que en la parroquia viven solos sin el afecto de sus hijos y sin la compasión de quienes de ellos recibieron la existencia, va mi saludo afectuoso y voz de aliento. Hace pocos días visité un hogar y pude medir tremenda soledad, amigo mío. Querías recibir la absolución y una palabra de esperanza. Te sentías tan solo. Entonces me contaste tu vida. Había sido alegre y plena. El Señor te había enriquecido con el don del amor y con el afecto de una esposa buena. Junto a tu mesa habían crecido los hijos como pámpanos jugosos. Todo era felicidad en ese entonces. Cuando por la tarde regresabas al hogar salían a saludarte voces amigas. Junto a la esposa fiel y dulce estaban los pequeños. La madre te narraba sus hazañas y también sus fechorías. Todo te hacía gozar. En esos años, ya idos, jamás pensaste en la soledad que te esperaba. Nunca imaginaste que todos irían marchando, uno a uno, hasta que quedaste solo. En este caso como el tuyo pensó el poeta que escribió la sentida composición de “La Mesa”, Tú también al recordar los tiempos idos y las repetidas ausencias de los tuyos puedes decir: “Mas…una tarde gris, sobró una silla. Tendieron sus crespones las tristezas, cobró el destino como un viejo avaro y el tiempo tuvo prisa; las cabezas pensativas se fueron inclinando, cual mies en su sazón bajo la brisa, y en la mesa hubo un claro y otro claro; como una copa se rompió la risa…”

Ahora ya estás solo. La esposa buena que te acompañó por tantos años se fue antes a la casa de Dios. Allí ora por ti y te ama en la patria del amor; allí no se olvidan los justos de los seres queridos; al contrario los perdonan y bendicen siempre.

Los hijos marcharon uno tras otro. Primero fue el mayor quien se alejó de su hogar en busca de aventura y dinero. Después los otros. No hallaban en los estrechos límites de su vereda las posibilidades de triunfo y engañados por la visión lejana del dorado que a tantos arrastrase se despidieron también. Las hijas formaron su hogar y también dejaron la casa paterna. Y de esta manera viniste a quedar solo.

De vez en cuando recibes la visita de un hijo o un nieto. Pero todos vienen de paso. Nadie permanece contigo. La noche te encuentra sin más compañía que la tristeza y tus recuerdos.

Cuando llueve, crece la desolación de tu espíritu. También cuando hace frío, sientes más intensamente el de tu corazón. Por eso siento compasión de tus penas y quisiera darte un poco de felicidad.

Los claros que deja en el corazón la ausencia de los seres amados no pueden ser ocupados por otras creaturas. La soledad de la ancianidad no tiene solución terrena.

Solamente Dios puede llenar el corazón que la sufre y reemplazar el afecto de las creaturas. Esa es gran verdad en la cual debes meditar en los largos ratos que vives a solas. El alma que está en gracia es el templo de Dios. Esa es una de las verdades más consoladoras de la religión católica. San Pablo decía a los primeros cristianos: “¿no sabéis que soy templos de Dios y que el Espíritu Santo mora en vosotros?”

Debes, por tanto, animarte con el pensamiento de la vida de Dios en tu alma y amar a ese Dios que ama paternalmente a todos sus hijos. Cuéntale tus penas y tus angustias; ruégale por los hijos ausentes e ingratos. Confía ciegamente en su misericordia y en su bondad ya que es tu Padre.

Ten la Seguridad de que oro por ti todos los días y suplico al Señor colme tu alama de paz. Espero que tu no olvides en tus oraciones al Párroco que te acompaña y bendice.


  • A LOS POBRES:

Al dirigirme a mis feligreses quiero tener una preferencia con vosotros los pobres. En todo corazón sacerdotal debéis ocupar un lugar de predilección porque vuestras penas y angustias os mantienen muy cerca de Cristo. Hay muchos pobres en mi Parroquia, y por lo mismo, son muchos los miembros del Cuerpo Místico en los cuales sufre Cristo. Él está presente como Crucificado en todas las cruces del dolor del mundo. He visto a tantos menesterosos, recorrer calles y plazas en busca del mendrugo anhelado. Muchos llevan en sus rostros huellas de la angustia y la fatiga; algunos superan sus tristeza con una sonrisa de heroísmo, mientras otros no logran disimularla. Pero sé que son muchos los que guardan su pobreza con un dolor delicado y, por ende, sufren más carecen de todo alivio. Comprendo muy bien el martirio constante de esas vidas. A todos vosotros, los verdaderos pobres, quiero decoros que el Señor os ama. No podéis sentiros abandonados de vuestro padre celestial, no podéis maldecir vuestra suerte. En todo dolor humano hay un misterio y una señal de predilección divina. Hay penas que las permite el Señor para santificación de sus hijos, y otras tienen un fin expiatorio. Pero todo dolor humano lleva el sello de la cruz de Cristo y adquiere allí su valor sobrenatural. Las penas son sacramentos a través de los cuales se revela Dios. Más no creáis que puedo limitarme a daros este aliento espiritual. La Iglesia y todos sus hijos favorecidos con los bienes de fortuna deben preocuparse también por hallar el remedio de las necesidades temporales. Vosotros sois hermanos y vuestra angustia debe llegar al fondo de todas las almas. Por eso quiero que llegue a todos mi súplica en favor vuestro y mi llamamiento al cumplimiento de los deberes evangélicos. Sé que siempre existirán los pobres en el mundo, pero su número sería mucho menor si se cumpliesen todos los deberes que la justicia y la caridad imponen. Si se pagase siempre el salario justo y se respetase profundamente la dignidad de la persona humana, habría un mejor estar en muchos hogares. Y si todos los que poseen bienes de fortuna en abundancia se diesen cuenta de que los administrasen en nombre de Dios, habría menos hambre en muchas casas. Ofreced vuestras penas y oraciones por las necesidades de la Iglesia y por las vuestras, ¡oh pobres! Pedid pan material para vuestras bocas y pan espiritual para vuestras almas. Demandad techo para los que carecen de él y el cielo para todos los hombres. Suplicad el vestido para vuestros cuerpos y la gracia para todos. Recordad que Cristo vive especialmente en medio de los pobres y reserva para lo que son de corazón el cumplimiento de una de las mejores bienaventuranzas.

Vuestro Párroco que os ama de corazón.


  • A LOS QUE VIVEN ALEJADOS DE CRISTO:

Amadísimos feligreses: Me dirijo hoy a vosotros los que vivís alejados de Cristo y no gustáis de la paz y suavidad sobrenaturales de su amor. Tengo que constatar con dolor que no todos mis feligreses viven cerca de Cristo. Es verdad que la inmensa mayoría lo ama y se acerca con frecuencia a su Templo y a su Sagrario, pero hay algunos que por motivos diferentes se apartaron de Él y viven alejados de la casa paterna; ellos no aman a Cristo, pero El sí y los espera con sus brazos abiertos. ¿Por qué estáis lejos de Cristo? Varios me lo habéis dicho en conversaciones particulares. Unos por indiferencia religiosa, otros a causa de una frase dolorosa; éstos por malas lecturas, aquéllos por causa de los malos amigos que los arrastraron al abismo del vicio. Hay quienes hacen alarde de su indiferencia y frialdad y quienes procuran no dar mal ejemplo, especialmente a los hijos. Todos sois objeto de mi afecto sacerdotal y de mis plegarias cotidianas. Si Cristo os espera, mi corazón sacerdotal también os aguarda. ¿Os sentís felices de vuestra vida? Seguramente no. La paz verdadera es regalo exclusivo de Jesús y no puede ser otorgada por el mundo. La única alegría perdurable se halla solamente en el Corazón de Nuestro Señor, y lejos de Él existen solamente la turbación y el vacío interior. Solo Él puede enjugar todas las lágrimas, restañar todas las heridas y calmar todas las penas. Él es verdadero Samaritano de la parábola evangélica, cuya misión es sanar y levantar; conducir y pacificar; perdonar y amar. Todos vosotros crecisteis en hogares cristianos y piadosos. Todos aprendisteis de labios maternos las primeras plegarias y vuestras manos entrelazadas con las de vuestras madres, se elevaron al Cielo en horas inolvidables. Eran esos días de la inocencia y del candor, y por ende, de la verdadera alegría. Os acercabais a Cristo que estaba en el corazón de vuestras madres y su presencia os llenaba de esperanza y de dulzura. Esas horas ya está lejos y vuestras almas han cambiado mucho. Los afectos de hogaño distan mucho de los de antaño. ¿Porque esta mudanza? Cristo nos mostró en su parábola del pródigo la alegría de su corazón cuando puede estrechar a los hijos que retornan y lo buscan con arrepentimiento y con esperanza. Para ellos está reservada la mejor cena. En sus labios divinos no se encuentra el reclamo doloroso, ni en sus ojos la mirada penetrante y airada. Sus brazos vivieron abiertos para estrechar a los pródigos arrepentidos, y abiertos permanecen en la Cruz de su sacrifico redentor. Él ahora anhela vuestro regreso y tiene lista su mano para impartiros el perdón y comunicaros su gracia. No lo desatendáis, ni hagáis con vuestra indiferencia que sea inútil si Pasión en vosotros. Vuestro párroco ha orado mucho estos días anteriores por vosotros y os ha encomendado a las oraciones de la Parroquia. Espera que todos retornéis a Cristo para no apartaros ya de Él, y que la Parroquia sea en adelante La Familia de Dios. Vuestro párroco que os ama en Cristo y os espera pronto.


  • AL ESPOSO QUE ABANDONÓ SU HOGAR:

Quizás tu nunca leas esta carta porque vives lejos de tu parroquia y de los tuyos, pero, no obstante, quiero escribírtela con el deseo de que alguien te la muestre y comprendas entonces lo al que te has portado. Hace poco vino al despacho parroquial tu esposa acompañada de tus tres hijitos. Estaba pálida y mostraba en su rostro, aún joven, las huellas del dolor y del hambre. Tus hijitos ya no tenían la alegría de antes. Sentían el peso de una orfandad prematura e injusta. No había luz en su mirada, ni alegría en sus rostros. Todo por culpa tuya. De labios de tu esposa supe la historia. Durante algún tiempo supiste cumplir con tu deber. Llevabas semanalmente al hogar el fruto de tu trabajo. A pesar de tus defectos, vivías en relativa paz. Pero, poco a poco, te fuiste dañando. Con frecuencia creciente te fuiste entregando al licor y al juego. Empezaste a llegar tarde a la casa, o a no llegar. Y cunado entrabas en tu hogar proferías insultos, palabras injustas y vituperios inmerecidos. Te fuiste volviendo cruel, despectivo, duro y hasta bajo. A los reclamos de tu esposa respondías con nuevas ofensas y amenazas… Otro amor crecía en tu corazón y estaba destrozando tu felicidad y la de los tuyos. Como otra persona ocupaba ya en tu corazón el puesto que correspondía a tu esposa, empezaste a despreciarla y amenazarla. En tu corazón se entabló una lucha entre el deber y el pecado. Como fuiste débil y te dejaste derrotar por el vicio, te volviste malhumorado y frío. Todos fueron notando el cambio que se había operado en ti. Algunos te aconsejaron, pero todo fue en vano. Despreciaste la voz de Dios, el clamor de tu conciencia, los reclamos de tu esposa y las súplicas de tus padres y hermanos. El vicio es un turbión que todo lo destruye y arrasa. Y así un mal día te alejaste de tu hogar, y de tu pueblo con un alma enferma y un cuerpo debilitado por el vicio. No tenías paz, ni alegría y no podías soportar la esclavitud a que estabas reducido; por eso huiste con una cobardía indigna de tu educación y de tu raza. Vives lejos, gozas de algunos placeres. Tienes amigos… pero no tienes paz. Con frecuencia se aleja el sueño de ti y no puedes evitar el recuerdo de los tuyos. Por la noche te despierta a veces el gemido de un ser que te ama, a pesar de tu ingratitud. Hasta tus oídos llegan a veces los ecos del llanto del pequeñito que no conoces, a pesar de que es tu hijo, porque no supiste cumplir con tu deber y dejaste en la cuna vacía. Tampoco eres feliz, porque no tienes a Dios en tu alma. Solo el cumplimiento del deber proporciona la verdadera alegría. Los goces pasajeros del vicio dejan hastío y tedio. Jamás se puede ahogar el remordimiento de una conciencia que reclama en nombre de Dios y de unas pobres víctimas. Quiera el Señor que reflexiones algún día y retornes al hogar en donde te esperan unos seres que sufren por tu ausencia y te aman, a pesar de tu ingratitud y tu desvío. Quizás te detenga el pensamiento de los reproches que te harán los que saben de tu traición. Quizás temas que tu esposa no habrá de recibirte. Todos esos temores son infundados. Conozco muy bien la bondad y la generosidad de las mujeres de Sonsón y sé como saben perdonar siempre y olvidan generosamente las mayores ofensas. Si tú vuelves a los tuyos seguramente recuperarás la paz y la alegría perdidas. Entre tanto ruego por ti y por los seres a quienes has hechos desgraciados. Tu Párroco que te compadece y te ama.

  • AL NIÑO QUE ASISTE POR PRIMERA VEZ A LA SEMANA SANTA:

Te he visto llegar del campo con tus padres, para asistir a las solemnes ceremonias de la Semana Santa. Desde hace meses anhelabas venir a la ciudad y conocer los pasos de la Pasión, que arregla con un arte exquisito un señor a quien llaman Don Rómulo; te han dicho que son los más hermosos de Colombia, y por eso, deseas admirarlos y conocer al artista que tanto se esmera por su parroquia y su ciudad. Por eso he querido escribirte una cartica porque yo sentí esas mismas emociones, cuando hace muchos años vine también de un campo para conocer la Semana Santa de mi pueblo. Lo primero que vas a ver es la procesión de Ramos. Nuestro Señor Jesucristo quiso entrar triunfante a Jerusalén, pocos días antes de su pasión; y fueron los niños los que más entusiasmo mostraron aquel día. También ahora son los niños los que más gozan al ver al Señor cabalgar en la burrita por entre dos filas de fieles que extienden sus ramos benditos al paso del maestro. Fíjate en los apóstoles; cuando veas uno muy feo, no olvides que se trata de Judas el que vendió a su Maestro por treinta monedas .No botes el Ramo bendito; llévalo a tu casa, pues el Señor le da una virtud especial para alejar el rayo y los temporales. Durante los días siguientes, por la tarde, contemplarás otras procesiones maravillosas, con distintas escenas de la pasión del Señor. Estoy seguro que al verlas pasar te vas a quedar alelado, e inclusive, vas a tener que soportar fuertes pisotones, porque la gente que asiste es mucha y si no te quitas a tiempo, tendrás que separar la vista de los santos y judíos para mirar tus zapatos estropeados o para recoger el sombrero que fácilmente lo tumban los transeúntes. Entre los diversos pasos admirarás particularmente: la cena en la casa de Simón el Leproso, la maldición de la higuera, el tributo al César, el beso de Judas, Jesús se despide de su Madre, la Oración del Huerto de los olivos y la Flagelación del Señor. Los distintos pasos simbolizan escenas de la vida de nuestro Divino Maestro y de su Pasión dolorísima. Su contemplación produce un gran bien al alma y le recuerda el horror del pecado que ha sido la causa de tantos sufrimientos. Al ver desfilar tantos cuadros maravillosos, recuerda que don Rómulo, las señoritas y lo señores que le ayudan, han tenido que trabajar mucho para arreglarlos. No sudan por el frío, pero si tienen que trasnochar y privarse de los alimentos. El Jueves Santo trabajan hasta las dos de la mañana. Reza, siquiera un padrenuestro por ellos. Te recomiendo especialmente la procesión de Prisión y la llamada de Once. A la primera debes asistir con una antorcha; pon cuidado para que no te quemen el vestido nuevo que trajeas ahora o para que lo manchen con la esperma o el sebo. Ojalá durante la del Viernes Santo te coloques cerca de los cantores para que puedas saborear mejor la belleza del canto del Viacrucis, y conozcas a Pacho Malo y a los demás artistas. Pero no olvides que lo principal de la Semana Santa , no son las procesiones. Durante estos días debemos dedicarnos a meditar en el amor adorable Redentor, que nos rescató con su sangre y del horror del pecado que ha sido causa de tantos sufrimientos. Debemos comulgar el Jueves Santo con gran fervor, en memoria de la institución de la Sagrada Eucaristía, y pensar devotamente en la muerte del Divino Redentor. Claro está que te va o costar gran dificultad concentrar la mente, pues preferirás recorrer la Iglesia repetidas veces y remirar las imágenes del Señor, de La Santísima Virgen, de los Apóstoles y de los sayones. Más no debes preocuparte, ya que de esta manera se hace también muy buena meditación. Cuando la semana entrante retornes a tu casa, y ya en el campo, te sientas feliz por no tener que soportar más esos zapatos estrechos que tanto te han Mortificado, cuenta a tus amiguitos lo que viste durante la Semana Santa; y cuando pase esta época feliz, y experimentes las luchas de la vida y la violencia del mal, recuerda estos días benditos y las grandes lecciones que encierran. Recibe mi saludo y mis mejores deseos por una Semana verdaderamente Santa Tu Párroco que te desea muchas bendiciones.

1992

Antes del 25 de Octubre de 1992 hace 31 años , fecha para cual se tenía preparada la Beatificacion de varios Mártires, entre los cuales habían dos Diocesanos Monseñor Alfonso envió una carta al Pueblo Diocesano recordando la fecha y a estos 2 mártires que serían Beatificados en Roma. Reconoció la obra del Présbitero Mario Toro Rodriguez de escribir La Biografía y la Novena al Bienaventurado Beato Eugenio Ramirez Salazar . Para Honrar a estos Nuevos Beatos que darian alegría a la Diócesis Monseñor Alfonso una oración para el Beato Eugenio(a quien él personalmente tenía mucha ):

Padre Santo, fuente de toda santidad, te bendecimos por que manifiestas tu gloria en la asamblea de los Santos, y al coronar sus meritos, coronas tu propia obra.

Te glorificamos por la obra de santidad que por medio de tu espiritu realizaste en la vida y en el momento de martirio del Beato Eugenio. Nos encomendamos a su intercesión y te pedimos que te glorifiques en él, derramando muchas bendiciones sobre los que con fe lo invocamos.

Señor que cada uno de nosotros responda generosamente al llamamiento, a la santidad que nos has hecho a todos desde el bautismo y que un dia en el cielo en compañia de tu siervo podamos glorificar eternamente tu santidad infinita. Amén.

Como era su costumbre cada año se dirigía a la Basilica de Nuestra Señora del Carmen para la fiesta de la virgen.


1993

Su Renuncia es aceptada en 1993 por SS Juan Pablo II.

Monseñor Flavio Calle es designado para dirigir la Diócesis quien tomó posesión en Rionegro el 9 de marzo y en Sonsón al día siguiente; éste continuó con la obra de su antecesor. En Abril escribió su testamento espiritual, pero esta vez no eran bueno como los démas:


Testamento Espiritual de Mons.Alfonso:


!Bendito seas Señor! Hoy 29 de Abril los médicos han confirmado la presencia ya del cáncer en el hígado. Se acerca por tanto el día del encuentro con el Señor que tanto he anhelado y que espero que Él va a concederme por su misericordia infinita.

Ahora, al final de mi vida, quiero renovar la entrega que desde niño hice al Señor, pedirle que me colme de su amor, me unja cada día más plenamente con su Santo Espíritu y me dé la fortaleza, la paz, todo lo que Él sabe que necesito en este momento cuando Él ha querido unirme por la enfermedad más a su Hijo. El valor de la Cruz solamente se conoce un poco cuando se vive y es entonces cuando se aprecia más la fidelidad del Señor en quien se ha puesto la confianza durante la vida, cuando se ha disfrutado de salud.

Mi anhelo en este momento es que Él apresure, si es su voluntad santísima el encuentro con Él. El encuentro del hijo con mi Padre celestial que tanto me ha amado; mi encuentro esponsal con Cristo, el Amado de mi vida, el Amado de mi corazón; Y mi encuentro con el Espíritu Santo, el dulce Huésped de mi alma, que tanto amor me ha dado y tantas bendiciones ha derramado sobre mí a lo largo de mi vida.

Anhelo también ese momento maravilloso de la muerte para poder tener el encuentro con María, mi Madre amadísima, a quien amé desde niño, a quien consagré también mi vida y cuyo amor he procurado difundir; el encuentro con todos los hermanos que me han precedido: mis padres, mis hermanos en la carne, mis amigos que han sido tantos; y ese encuentro maravilloso con los Santos que han desempeñado un papel muy importante en mi vida como la Beata Isabel de la Santísima Trinidad, Santa Teresita del Niño Jesús, San José a quien hubiese querido amar más y hacer conocer mejor. He tenido como lema de mi vida: "In Lauden Sacerdotii Christi" "En Alabanza del Sacerdocio de Cristo". -Lema que ha sido desde el seminario el que he procurado inculcar en muchas personas. Solamente en el cielo conoceremos lo que debemos a este Sacerdocio adorable del Señor a su sacrificio redentor a su acción constante a través de su Espíritu en cada uno de nosotros.

Quiero que sobre mi tumba estén siempre grabadas esas palabras "In Lauden Sacerdotii Christi" y que ojalá muchos al leerlos abran los ojos y empiecen a descubrir con la Luz del Espíritu las riquezas infinitas del Sacerdocio de Jesús, le consagren sus vidas y procuren que muchos se consagren de veras a la alabanza del Sacerdocio del Señor sobre todo a través de una entrega sin reservas a Él.

Hacer de la Eucaristía el centro de la vida en todo cristiano debe ser el ideal que busquemos, que consigamos con la gracia del Señor y por el cual entusiasmemos a mucho.

Cuanto debemos a este Sacerdocio adorable. Todas las gracias que hemos recibido en la Iglesia; toda la acción del Divino Espíritu, nuestro santificador de toda riqueza sacramental y eclesial; todo es fruto de ese sacrificio redentor de Jesús. Con Sangre hemos sido purificados de nuestros pecados, gozamos de su intercesión constante por nosotros en el cielo, tenemos la gracia de alimentarnos diariamente con su Cuerpo y con su Sangre adorable.

¿Cómo es posible que si se descubre la grandeza del Sacerdocio de Cristo no se viva con una entrega total y limpia el ministerio? ¿Cómo es posible que no se busque diariamente la santidad si se ha descubierto esa Santidad en Jesús, sumo y eterno Sacerdote, el Santo, el Impoluto, el Santificador Esposo, el Esposo adorable? Cuando a través de nuestro ministerio descubrimos el amor esponsal de Jesús creemos en él y lo vamos experimentando, la vida todos los días va llenando de luz, se va cristificando; cada día nos vamos asemejando más a este Pontífice Divino y su amor esponsal nos animará a darnos totalmente a Él, a darle lo que nos pida en todos los momentos de nuestra existencia.

He insistido muchas veces en unas palabras que escuche hace ya muchos años, porque me impresionaron: "Nada tan importante como ver claramente siquiera una vez en la vida".

Feliz aquel que llegue a ver con claridad lo que es el Sacerdocio de Jesús, sus riquezas y también sus exigencias. Esa es la gran necesidad de la Iglesia bajo la luz del Espíritu Santo, crecer todos los días en el conocimiento de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote; descubrir todos los días también su Amor sacerdotal y pedir la gracia de corresponder a Él con el nuestro.

Amor sacerdotal sin reservas, que no sea compartido con nadie, que este únicamente dedicado a la extensión del Reino.

Ese Jesús se convierte en el centro de la vida, que baja de la mente al corazón y allí mora de forma que su presencia amorosa sea experimentada de una manera cada vez más intensa.

Este es un programa que ojalá deseemos sinceramente y al cual nos entreguemos con una gran generosidad para conseguir que verdaderamente Jesús sea el Señor de nuestras vidas. Que todos lo consideremos, como Pablo,"Basura, frente a este conocimiento adorable del Señor".

Para mí ha sido una gracia haber conocido un poco en estos últimos tiempos la acción y la Persona del Espíritu Santo. Descubrir en parte los tesoros de esta renovación espiritual que es como la llamó Pablo VI " el don maravilloso del Espíritu a la Iglesia en esta época". Él dijo con razón que "para un mundo cada vez más secularizado, nada tan necesario como esta renovación que el Espíritu del Señor está realizando en los ambientes y medios más diversos". Esas palabras las he ido comprobando a medida que he visitado países: que he tenido encuentros con señores obispos, con sacerdotes, religiosas y laicos.

He llegado a una conclusión: la gran necesidad que tiene sobre todo el Sacerdote es la de pedir y recibir un Pentecostés personal, qué cambie su vida como cambió la de los Apóstoles y los llene de amor a Cristo, amor a la Iglesia, la llene de ese amor a la oración que es uno de sus grandes regalos y sin la cual es imposible estrechar la unión con el Señor para adquirir la Santidad.

Si a mí se me pregunta cuál es una de las causas principales de esta situación tan dolorosa de no pocos sacerdotes, situaciones dolorosas que se dan a veces casi inmediatamente posteriores a la recepción del Sacramento del Orden, doy esa respuesta: "este señor llegó al sacerdocio sin haber recibido su Pentecostés" No basta ser sacerdote, ni basta celebrar la Eucaristía, ni basta tener muchos conocimientos sobre todos los temas cristológicos. Démonos cuenta que por algo el Señor a sus Apóstoles les ordenó que no se ausentasen de Jerusalén hasta que "fuesen revestidos del poder de lo Alto", como dice Lucas, o "fuesen bautizados en ese Divino Espíritu", como dicen los Hechos.

Si se viera con claridad esta verdad, nos evitaríamos muchas caídas y muchas crisis, muchos dolores y veríamos en cambio florecer la santidad especialmente entre los sacerdotes.

Ojalá tengamos todos como preocupación diariamente abrirnos a la presencia del Divino Espíritu, pedirle la plenitud de su unción y luego a lo largo del día dejarnos conducir por Él.

La Iglesia necesita Pentecostés, cada uno de nosotros lo necesita: queremos que haya cambio profundo en la vida de las personas, que acudamos al Espíritu Santo que es el único que puede cambiar plenamente a alguien, especialmente si se trata también de un sacerdote.

Cuando uno se pregunta también ¿por qué? Pues de la insistencia de la necesidad de la oración, la serie de conocimientos que obtiene el seminarista durante varios años acerca de la oración, al poco tiempo ese amor se pierde, esa oración se deja a un lado, se va reduciendo cada vez más el espíritu de amor a Cristo y empiezan a presentarse los problemas y a darse las caídas. ¿ Porqué -se pregunta uno- sucede esto?. La conclusión también es muy lógica: la oración es un don del Espíritu, se lo regaló a los Apóstoles y su distintivo después de Pentecostés fue su vida de oración intensa, el espíritu de oración que despertaron en esas comunidades que se formaron bajo la acción del Divino Espíritu."Derramaré, dice el Señor por medio del profeta Zacarías, sobre Jerusalén un espíritu de gracia y oración y miraron al que traspasaron"

Hay que tener esa convicción para pedir el regalo del Espíritu Santo, para pedirle que nos haga cada día más amantes de la oración, que nos dé el Don de la contemplación, para poder contemplar a Él, el Traspasado, el Amado como le llama San Pablo, el Esposo de la Iglesia, nuestro Esposo.

Uno siente pesar al ver como en tantos ambientes no se ha descubierto el valor de la contemplación y riqueza de la Renovación Carismática a pesar de tanta doctrina y de tantos ejemplos, pero es que se mira a veces únicamente lo externo, lo secundario; se mira únicamente lo que puede desagradar a algunos porque inclusive puede ser exagerado: pero eso no es la renovación, ni eso es abrirse al Espíritu.

La Renovación es la acción constante del Espíritu Santo en toda la persona y a lo largo de toda su vida. Solamente así se puede experimentar la eficacia de esta renovación maravillosa; solamente así se puede vivir este momento privilegiado del Espíritu, como la llamo Pablo VI en la "Evangeli Nuntiandi ". Uno de los efectos de la presencia del Espíritu Santo en una vida es de amor a la oración personal y al encuentro como dialogo amoroso con el Señor.

Es así como se va estrechando la unión con Cristo pero ya contemplado como el Amado, como el Esposo y como se va consiguiendo la fecundidad mayor en el apostolado. El Señor dejó en el Evangelio de San Juan (15,5) unas palabras que ojalá fueran la síntesis pastoral de todos nosotros: "El que esta en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque sin Mí nada podéis hacer".

Y bajo la acción del Divino Espíritu la oración se va alimentando con la Palabra que este Espíritu Santo inspiró, allí se va descubriendo poco a poco el tesoro infinito de esta Palabra Divina que se lee no ya por la curiosidad humana de cualquier lector sino con el deseo de recibir el mensaje del Señor, su Luz, su orientación; la Palabra del Señor se vuelve cada día más maravillosa, su lectura meditada se convierte en una necesidad espiritual.

Todo esto se refleja después en la predicación, en el apostolado porque todo aparece iluminado por la Palabra Divina; todo aparece con esa claridad maravillosa que la persona va descubriendo poco a poco, bajo la acción siempre maravillosa del Espíritu Santo.

Si queremos de veras amar a la Iglesia, con un amor de entrega, tenemos que llenarnos del Espíritu del Señor. Él es el alma de esa Iglesia y es Él quien nos santifica en esa Iglesia.

Si queremos amar a María nuestra Madre admirable, nuestra Madre amadísima, necesitamos también llenarnos del Espíritu Santo, el Esposo de Nuestra Señora, es el que va despertando sentimientos filiales a través de su don de piedad, pero sentimientos que aparecen después con mayor fuerza cuando se trata del Padre Celestial. Este Espíritu Santo se une a nuestro espíritu para proclamar esa paternidad divina, para gritar el "Abba" de los hijos que van descubriendo la maravilla del amor del Padre. La misión del Espíritu Santo es unir personas y Él termina uniéndonos especialmente con el Padre con quien estaremos para siempre por bondad suya en la eternidad.

Qué maravillosa es esta renovación, que maravillosa es esta acción del Divino Espíritu. Cómo cambiarán nuestras vidas, cómo cambiará nuestro apostolado, cómo cambiaría mucho en la Iglesia si todos viviésemos ese maravilloso Pentecostés y nos fuésemos dejando llenar de él todo los días. Por eso que haya un grito constante en todos nuestros corazones y en todos nuestros labios: "ven Espíritu Santo, ven Espíritu creador, Ven Espíritu de amor" Que esta llama de amor vivo que es el Espíritu Santo nos sumerja en el Misterio Trinitario y nos vaya comunicando esa realidad maravillosa del Amor de las Divinas Personas; así viviremos nuestro"Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo", que debe ser verdaderamente el gran programa de nuestras vidas.

LA CEJA, Abril de 1993



Monseñor Alfonso se retira a la casa el Rodeo donde vive bajo los cuidados de algunas Hermanas que lo cuidaban.


El Jueves 8 de Julio de 1993 elige la Basílica Menor de Nuestra Señora del Carmen para edificar su tumba.

ÚLTIMOS MOMENTOS

Falleció en el amanecer del 15 de Julio de 1993 en la casa El Rodeo. Sus exequias se realizaron el 16 de Julio , el último adiós se lo otorgaron una gran cantidad de sacerdotes de entre los cuales se encontraban varios de los 353 sacerdotes ordenados personalmente por el.La Eucaristia fue presidida por Flavio Calle.

Véase también

Referencias

Enlaces externos



Predecesor:
Emilio Botero
Rector del Seminario Mayor de Medellín

1946 - 1953
Sucesor:
Gustavo Arango
Predecesor:
Canónigo de la Catedral Metropolitana de Medellín

1946 - 1953
Sucesor:
Predecesor:
Párroco de Sonsón

1954 - 1957
Sucesor:
Predecesor:
Vicario General de la Diócesis Sonsón-Rionegro

1957 - 1963
Sucesor:
Predecesor:
Obispo Auxiliar de Cartagena de Indias

1963 - 1966
Sucesor:
Predecesor:
Rector del Seminario Nacional Cristo Sacerdote

1966 - 1968
Sucesor:
Predecesor:
Alfredo Rubio
3.º Obispo de la Diócesis Sonsón-Rionegro

1968 - 1993
Sucesor:
Flavio Calle
Predecesor:
Vicepresidénte de la C.E.C.

1972 - 1975
Sucesor: