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Diferencia entre revisiones de «Antipoesía»

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[[Archivo:Nicanor Parra en Centro Cultural La Moneda (255955130).jpg|thumb|Un «artefacto» de Parra relacionado con la muerte, tema recurrente de su obra, perteneciente a sus ''[[Obras públicas (exposición)|Obras públicas]]'' (2006).]]
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== Estilo ==
== Estilo ==

Revisión del 11:53 6 sep 2016

Nicanor Parra en 2014.

La antipoesía es un tipo de poesía rupturista, creada y principalmente desarrollada por el escritor chileno, Nicanor Parra. Con ésta creó una nueva forma de hacer poesía, que se opuso a la imperante en su país a mediados del siglo XX, encabezada fundamentalmente por Pablo Neruda, Vicente Huidobro y Pablo de Rokha.[1]

Desarrollo

El origen de la antipoesía se remonta a 1935, cuando Nicanor Parra y unos amigos fundaron la Revista Nueva en el Internado Nacional Barros Arana, en la ciudad de Santiago, Chile. Según sus recuerdos, en ésta ya se apreciaba una motivación antipoética:

El colegio era campeón de básquetbol y fútbol, por lo que a los atletas los consideraban héroes. A mí, Jorge Millas, Carlos Pedraza y Luis Oyarzún, que formábamos un grupo de intelectuales, nos llamaban los filósofos y, según los deportistas, filósofo era sinónimo de pelotudo. Se dio la clásica rivalidad entre espartanos y atenienses. Decidimos que teníamos que revertir esta situación y para ser aceptados se nos ocurrió hacer un tipo de literatura humorística, con muchos chistes y bromas, que era aceptada por ellos. Fue una transacción en la que el último hombre arrasaría con el súper hombre. Se produjo el choque entre pedantería y vulgaridad; nosotros éramos los pedantes, ellos los vulgares, y la síntesis dialéctica entre ambos, es la antipoesía.
Nicanor Parra.[2]

En 1937, Parra publicó su primer poemario, Cancionero sin nombre, una obra relativamente convencional que años más tarde decidió marginar del resto de su obra. Luego se dio a la tarea de investigar nuevas formas de hacer poesía. Sus primeros antipoemas se publicaron en 1948, en la antología de Hugo Zambelli titulada 13 poetas chilenos.[3]

El concepto maduró y se desarrolló especialmente entre 1949 y 1952, años en que Parra estuvo en Oxford para tomar cursos de cosmología. En Inglaterra, el físico y poeta pudo introducirse en la literatura de Pound, T. S. Eliot, Blake, Kafka y Donne, en el psicoanálisis freudiano, en las películas de Chaplin y en el surrealismo. Todas estas influencias, sumadas a sus experiencias y reflexiones personales, le fue revelando nuevas técnicas en el manejo del verso y una consciencia acerca de su oficio como poeta, que acabó materializando, ya de regreso en Chile, en su obra Poemas y antipoemas (1954).[1][4]​ Al respecto, Parra declaró lo siguiente:

Bauticé los Poemas y antipoemas posteriormente. Había comenzado a escribirlo en 1938, pero sólo di con el título en 1949 o 1950, en Inglaterra. Andaba rebuscando por una librería cuando me fijé en A-poèmes, libro del poeta francés Henri Pichette. ¡De modo que la calificación de «antipoema» se había empleado en el siglo XIX —aunque probablemente los griegos ya la usaran! En cualquier caso, el término me vino a posteriori; o sea, yo no escribí la obra de acuerdo con una teoría completamente articulada desde el principio.
Nicanor Parra.[5]
Un «artefacto» de Parra relacionado con la muerte, tema recurrente de su obra, perteneciente a sus Obras públicas (2006).

Los años siguientes Parra exploraría antipoemas que van desde el uso del endecasílabo, en Versos de salón (1962) o del desarrollo de su álter ego del Cristo de Elqui (Sermones y prédicas del Cristo de Elqui, 1977; Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui, 1979), para alcanzar algunos de sus mejores antipoemas tales como «El hombre imaginario» (Hojas de Parra, 1985). Como línea paralela, en un intento por unir palabra e imagen iniciada mucho antes con el Quebrantahuesos (1952), Parra desarrolló sus «artefactos» (antipoemas de reducida extensión, en ocasiones acompañados de dibujos, algunos de ellos publicados en 1968 en la revista Arúspice[6]​ y luego en 1972 en Artefactos), y más tarde sus «bandejitas de Las Cruces» (una serie de bandejas de cartón en las que escribió textos breves acompañados de su hablante lírico, un corazón bizco con brazos, piernas y un paraguas señalando a la derecha) y sus «trabajos prácticos» (frascos y textos breves asociados a objetos cotidianos), hasta llegar a los «artefactos visuales» en 2001, los cuales han sido presentados en ciudades como Madrid y Santiago de Chile (Obras públicas, 2006).[7]​ y la tula.tulita.

Estilo

La antipoesía se caracteriza por el uso de un lenguaje directo, antirretórico y coloquial,[4]​ a veces narrativo, provisto de frases hechas, dichos populares y lugares comunes,[8]​ que se adapta a las contingencias históricas y a los nuevos recursos expresivos de movimientos artísticos y culturales emergentes, muchos de ellos difundidos por los medios de comunicación de masas. Se trata además de un lenguaje subversivo, sin ser militante, que asume una función crítica a los tradicionalismos[1]​ y que desacraliza a la poesía y al poeta, a través de la ironía, el humor (principalmente negro)[8]​ y el sarcasmo,[1]​ pero también a través de sensaciones de soledad, desamparo, alienación social y agresividad.[8]​ En oposición a los poemas tradicionales, que desarrollan una idea o un sentimiento de manera continua, los antipoemas suelen tener una estructura fragmentaria o bien romper con la continuidad, evocando de esta manera al montaje o al collage.[1]​ Los antipoemas suelen incluir un antihéroe que frecuenta espacios públicos y urbanos,[1]​ donde escenifica un discurso.[8]

En los antipoemas se aprecia una fuerte influencia del surrealismo, que en el caso de los «artefactos visuales», confluye marcadamente con el dadaísmo.[7]​ La antipoesía se fue desarrollando en forma paralela al arte pop, y en sus etapas posteriores experimentó cruces con el hiperrealismo, el minimalismo y el arte conceptual.[8]

Influencia

La antipoesía parriana influyó profundamente tanto en la poesía hispanoamericana como en otros géneros literarios.[1]​ De ella se hicieron eco varios otros autores contemporáneos de Parra, como es el caso de Enrique Lihn,[9]​ quien fue el primero en teorizar acerca de esta ruptura literaria.[7]

Referencias

  1. a b c d e f g Morales, Leonidas. «Parra, Nicanor». Universidad de Chile. Consultado el 5 de abril de 2015. 
  2. «Colegio Internado Barros Arana cumple 103 años». Emol. 12 de mayo de 2005. Consultado el 8 de noviembre de 2015. 
  3. Parra, 2006, «Presentación», pp. 10-11.
  4. a b «Biobibliografía de Nicanor Parra». Portal de Escritores de la Región del Bío-Bío. 2001. Consultado el 5 de abril de 2015. 
  5. Patricio Lerzundi, «In Defense of Antipoetry. An Interview with Nicanor Parra», Review, Nueva York, otoño de 1971. Citado y traducido por René de Costa, «Para una poética de la (anti)poesía», en Nicanor Parra, Poemas y antipoemas, Cátedra, Madrid, 1988, ISBN 84-376-0777-9.
  6. Quezada, Jaime (diciembre de 2014). «Nicanor Parra en la revista Arúspice». Atenea (Universidad de Concepción) (510). ISSN 0718-0462. doi:10.4067/S0718-04622014000200014. 
  7. a b c Parra, 2006, «Introducción, por Niall Binns», pp. XXIX-LXXVI
  8. a b c d e Parra, 2006, «Prólogo. Genealogía y actualidad de la antipoesía: un balance provisorio», por Federico Schopf, pp. LXXVII-CXXXI
  9. Lihn, 2008, «Por arte del birlibirloque», pp. 9-16.

Bibliografía

Enlaces externos