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Diferencia entre revisiones de «Esoterismo»

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=== Corrientes esotéricas occidentales ===
=== Corrientes esotéricas occidentales ===

Revisión del 21:10 18 sep 2017

Esoterismo (del griego ἐσώτερος [API /e'so:teros/]: «de dentro, interior, íntimo»; unido al sufijo «–ismo») es un término genérico usado para referirse al conjunto de conocimientos, doctrinas, enseñanzas, prácticas, ritos, técnicas o tradiciones de una corriente de pensamiento que utiliza secretos, símbolos incomprensibles o de difícil acceso y que se transmiten únicamente a una minoría selecta denominada iniciados, por lo que no son conocidos por los profanos. El esoterismo busca entender el mundo y al hombre a través de sus causas internas, a diferencia del conocimiento exotérico, que busca los efectos y las causas externas.

Por extensión, el esoterismo se refiere a toda doctrina que requiere un cierto grado de iniciación para estudiarla en su total profundidad. En contraste, el conocimiento exotérico es fácilmente accesible para el público común y se transmite libremente.

Terminología

Antoine Faivre, en su estudio sobre el esoterismo, Espiritualidad de los movimientos esotéricos modernos, señala que antes del siglo XIX no existía un término que pudiese clasificar y reunir en una sola palabra a las diversas corrientes y prácticas esotéricas. La expresión existía sólo como adjetivo: esotérico (έσωτερικóς), «de dentro, interno» y posteriormente se acuñó el vocablo esoterismo para denotar la cualidad de esotérico.[1]

Historia

En la Antigüedad, algunas escuelas cultivaban, junto a una doctrina accesible a todos, otras doctrinas ocultas, reservadas a los iniciados. En algunas culturas el saber era custodiado celosamente por castas sacerdotales y algunos conocimientos fueron solamente patrimonio de círculos restringidos. El problema de su transmisión a través de la historia ha dado lugar a tradiciones parciales o fundadas en otros contextos desligados de sus fines primordiales.

La esotérica era una de las formas en que en la Grecia antigua se administraba la enseñanza, que sólo podía ser recibida en el interior de las escuelas, y que se oponía a la que se destinaba al público y era impartida al aire libre.

Los discípulos de Pitágoras se habrían dividido en exotéricos y esotéricos: los primeros eran simples aspirantes sin investiduras, los segundos estaban completamente iniciados en la doctrina real del maestro.

Para Platón y Aristóteles, los caracteres exotéricos o esotéricos se aplican sólo a las doctrinas. Habría existido en Platón una doble filosofía: una accesible a todos, expuesta en sus diálogos, y otra más técnica, reservada sólo a los iniciados. Aristóteles divide sus obras en esotéricas o acroamáticas, y exotéricas. Los comentadores admiten que esta distinción no se basa en las cuestiones ni en sus soluciones, sino en la forma y los procedimientos de exposición. En las obras exotéricas sólo se dan los argumentos más claros y para las esotéricas se reservan los más oscuros y decisivos.

Sería semejante, pues, a los actuales y metódicos estudios científicos de las academias con relación a las divulgaciones que de tales disciplinas pueden hacerse. La idea de una doctrina misteriosa reservada a los iniciados se observa en numerosas sociedades tales como el movimiento Rosacruz o la Francmasonería.

Según René Guénon, todas las religiones poseen un núcleo esotérico, que por su complejidad simbólica permanece oculto para la mayoría de los creyentes, y el significado real de los rituales religiosos sería sólo comprendido por los iniciados.

El deseo de una síntesis de todos los saberes de la humanidad ha impulsado a algunas doctrinas sincréticas, como la sinarquía de Saint-Yves d'Alveydre y la teosofía de Helena P. Blavatsky, a intentar recuperar y unificar las tradiciones de todas las culturas y de todos los tiempos.

Las escuelas cultivaban, junto a una doctrina accesible a todos, otras doctrinas ocultas, reservadas a los iniciados. En algunas culturas el saber esotérico se aplica sólo a las doctrinas. Habría existido en Platón una doble filosofía: una accesible a todos, expuesta en sus diálogos, y otra más técnica, reservada sólo a los iniciados. Aristóteles divide sus obras en esotéricas o acroamáticas, y exotéricas. Los comentadores admiten que esta distinción no se basa en las cuestiones ni en sus soluciones, sino en la forma y los procedimientos de exposición. En las obras exotéricas sólo se dan los argumentos más claros y para las esotéricas se reservan los más oscuros y decisivos.

Sería semejante, pues, a los actuales y metódicos estudios científicos de las academias con relación a las divulgaciones que de tales disciplinas pueden hacerse. La idea de una doctrina misteriosa reservada a los iniciados se observa en numerosas sociedades, tales como el movimiento Rosacruz o la Francmasonería.

Según René Guénon, todas las religiones poseen un núcleo esotérico, que por su complejidad simbólica, permanece oculto para la mayoría de los creyentes, y el significado real de los rituales religiosos sería sólo comprendido por los iniciados.

El deseo de una síntesis de todos los saberes de la humanidad ha impulsado a algunas doctrinas sincréticas, como la sinarquía de Saint-Yves d'Alveydre y la teosofía de Helena P. Blavatsky, a intentar recuperar y unificar las tradiciones de todas las culturas y de todos los tiempos.

Esoterismo y ciencia

La ciencia moderna es el conjunto de conocimientos obtenidos mediante observación, razonamiento y experimentación, con base en un método científico. En la Antigüedad, sin embargo, el término ciencia (del latín scientia 'conocimiento, hecho de saber algo') tenía una significación diferente, y se refería también a un saber esotérico. Parte de este conocimiento esotérico sería el producto de la mente trascendental o de una intuición intelectual.[2]

René Guénon, en su obra La crisis del mundo moderno hace una fuerte crítica a las ciencias modernas que, al despreciar el saber esotérico, habrían caído en una suerte de cáscara o exoterismo que se limita sólo al estudio de los fenómenos pero desconocen lo que él llama la verdad trascendente. En el capítulo IV de su obra dice:

Por eso es por lo que la «ciencia profana», la de los modernos, puede ser considerada, a justo título, así como ya lo hemos dicho en otra parte, como un «saber ignorante»: saber de orden inferior, que se queda todo entero en el nivel de la realidad más baja, y saber ignorante de todo lo que le rebasa, ignorante de todo fin...
René Guénon

La crisis del mundo moderno (Cap. IV: Ciencia Sagrada y Ciencia Profana)

Aunque para las ciencias modernas el término esotérico tiene frecuentemente un carácter peyorativo, no es menos cierto que algunas ciencias se desarrollaron en parte del quehacer de las "prácticas tradicionales". Así, la química debe parte de su desarrollo a la práctica de la alquimia, y la astronomía estuvo en sus inicios relacionada con la práctica de la astrología.

Ouspensky, hacia 1911, clasificó las manifestaciones sobrenaturales en magia y misticismo. La primera la relacionó con la acción y la segunda con el sentimiento. Ouspensky comparaba el método psicológico con el método esotérico en la adquisición de conocimiento; consideraba que la mente psicológica puede ver las limitaciones de la mente lógica al poder distinguir entre diferentes niveles de pensamiento y comprender el hecho de que las percepciones cambian según las facultades y propiedades del aparato perceptor; el método esotérico además siempre conecta las partes con el todo.[3]

Para el maestro tibetano Djwhal Khul, el esoterismo es el entrenamiento para obtener la capacidad de actuar libremente en el mundo de los significados, implica comprender la relación que existe entre fuerzas y energías.[4]

Corrientes esotéricas

Existen numerosas expresiones espirituales que pueden ser clasificadas dentro del esoterismo debido a sus características. Eduardo Schure, en su obra Los grandes iniciados, identifica dos grandes corrientes o raíces culturales de las que derivarían todas las mitologías y religiones, artes, ciencias y filosofías de la historia: las corrientes semítica y aria. La primera sería originada con Moisés en Egipto, y la segunda, con Rāma en India.

Corrientes esotéricas orientales

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Corrientes esotéricas occidentales

La escuela de Pitágoras y la de los neoplatónicos perpetuaron la tradición en Grecia. Se sabe que Pitágoras adquirió parte de su saber en la India, y que Platón estudió y fue iniciado en las escuelas de Egipto. En tiempos más recientes, algunas ideas notoriamente sankhyas y budistas juegan un papel preponderante en el pensamiento gnóstico.

El interés despertado por las sociedades secretas y las tradiciones esotéricas desde finales del siglo XIX ha convertido al esoterismo, al menos en un nivel superficial, en un elemento característico de la cultura de masas.[cita requerida]

La astrología, la geomancia, la magia y el tarot son ejemplos de elementos originalmente esotéricos que se han comercializado y se han incorporado a la vida cotidiana occidental. Con el calificativo de "supermercado de la nueva era", se han referido a ella ciertos núcleos sociales, como la comunidad científica y la Iglesia, que se han opuesto formalmente a todo lo relacionado con el esoterismo popular, ya que se ha convertido en una moda con los métodos propios de venta de una mercancía.[cita requerida]

Se encuentra de todo: I Ching, velas, perfumes, inciensos e imágenes del Buda o de Cristo, libros de oraciones, mantras, decretos, mandalas, todo tipo de recetas vegetarianas y naturistas, pulseras, productos audiovisuales con mensajes y clases de sanación y liberación, libros, hipnosis, sicoterapias de todo tipo, ejercicios para conocer el karma y las vidas pasadas, contactos con los ángeles, sus órdenes y mensajes, todo tipo de objetos atractivamente decorativos y llamativos, entre otros artículos de consumo.[cita requerida]

Véase también

Referencias

  1. Faivre, Antoine y Needleman, Jacob; comps. (ed. 2000): Espiritualidad de los Movimientos Esotéricos Modernos. Paidós Orientalia Nº 70. Barcelona. ISBN 84-493-0900-X
  2. Guénon, R. (1946). La crisis del mundo moderno. París: Gallimard.
  3. P. D. Ouspensky. Un nuevo modelo del universo. Buenos Aires: Kier. 1996.
  4. Alice Bailey. Tratado sobre los siete rayos. Tomo I. Psicología esotérica. Buenos Aires: Fundación lucis. 1999.

Bibliografía

  • Jean-Paul Corsetti, Historia del esoterismo y de las ciencias ocultas (1992), Buenos Aires: Larousse Argentina, 1993, 302 págs. [1]
  • Antoine Faivre, El esoterismo en el siglo XVIII (1973), Madrid: EDAF, 1976, 230 págs.
  • Esoterismo en la España del siglo de oro, Barcelona: Ediciones Obelisco, revista « La Puerta », 1990, 136 págs. (Dulcinea del Toboso, La Cueva de Montesinos, Góngora, Quevedo, Ramón Llull, Juan de Herrera...)
  • Antoine Faivre y Jacob Needleman (comps.), Espiritualidad de los movimientos esotéricos modernos (1992), Barcelona : Paidós, « Orientalia », 2000, 548 págs. [2]
  • René Guénon, Apercepciones sobre la iniciación (1946), Madrid: Editorial Sanz y Torres, colección “Ignitus”, 2006, 398 págs. [3]
  • Carlos Alberto Moreyra, Esoterismo religioso del siglo de oro español, Córdoba, 1965, 67 págs.
  • Pedro A. Quiñones Vesperinas, Introducción al estudio del esoterismo, Buenos Aires: Kier, 1980, 476 págs.
  • Pierre A. Riffard, Diccionario del esoterismo (1983), Madrid: Alianza editorial, “El libro de bolsillo”, n° 1237, 1987, 449 págs.
  • Pierre A. Riffard, ¿Qué es el esoterismo?: Las doctrinas metafísicas y sus máximos exponentes en la historia (1990), México: Editorial Diana, 2001, 446 págs.
  • Édouard Schuré, Los grandes iniciados: Rama, Krishna, Hermes, Moisés, Orfeo, Pitágoras, Platón, Jesús, Zoroastro, Buda (1889), Madrid: Editorial Dilema-Manakal, 2001, 404 págs.[1]
  • Jean Servier (dir.), Diccionario crítico de esoterismo (1998), Madrid : Akal Ediciones, 2006, 2 vo1úmes, 1728 págs.

Enlaces externos

  1. Los grandes iniciados