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Historia[editar]

Bandera de Proa o Tajamar o Torrotito.

Los orígenes. Los Reyes Católicos[editar]

La armada española nace en tiempos de los Reyes Católicos de la unión de las marinas de las coronas de Castilla y Aragón. En aquel tiempo no existía una Armada centralizada sino flotas militares más o menos permanente que, cuando era necesario, se reunían para cumplir determinada misión.

La marina aragonesa, constituida principalmente por naves catalanas, es una marina mediterránea basada en la galera y sus derivados, mientras que castellana, atlántica, prefiere buques mancos, esto es, sin remos, con solo propulsión eólica.

Las primeras operaciones de esta incipiente Armada conjunta pueden estar en primera y segunda expediciones a Italia de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán y en la batalla de Mazalquivir en 1505.

En esta época se pierda interés en las galeras (que luego se recuperará) en beneficio de naos, carracas y carabelas. A finales del reinado de los Reyes Católicos, sólo quedaban 4 galeras en la guarda de la costa de Granada para apoyar en verani a las demás naves.


Aunque las campañas en Berbería defendían más los intereses aragoneses, el castellano Cisneros fue uno de sus mayores promotores, al considerralas una prolongación de la Reconquista.


Después de Mazalquivir las caídas de ciudades berberiscas continúan.

Los dominios españoles en el Mediterráneo no disponían de conexión por tierra, por lo que lo que un transporte marítimo seguro resultaba esencial ante los piratas.

A las órdenes de Pedro Navarro el embrión de lo que sería la Armada continuó las conquistas:

  • Medina Sidonia se había hecho ya con Melilla ya en 1497.
  • El Peñón de Vélez de la Gomera cae en 1508.
  • Orán es tomado en 1509 llevando al propio Cisneros, de 70 años de edad, en la expedición. En la toma de Orán la Armada jugó un papel clave al realizar un ataque combinado con las fuerzas terrestres desembarcadas. Se rescató a 300 prisioneros cristianos y se realizó una gran matanza con los enemigos.
  • Argel presta vasallaje en enero de 1510 y permite levantar un fuerte en la entrada de su puerto.
  • Dellys, Mostagenem y Sargel también se convierten en vasallos con parecidas condiciones.
  • La flota toma Trípoli el 25 de julio también de 1510.

En estas campañas no se pretendía conquistar todo el Magreb, sino asegurar las costas ibéricas e italianas de los continuos ataques berberiscos.

La armada de Carlos V y Felipe II[editar]

Nuevamente la «Armada» tuvo un gran protagonista con Carlos V y su ataque a Túnez[1]​, organizada para reducir los ataques de Jeredín Barbarroja a las costas españolas e italianas. Carlos V une naves y tropas españolas, genovesas, papales, portuguesas y de la Orden de San Juan.cayen¡do en en manos españolas la imponente fortaleza de La Goleta y las ciudades de Túnez, Bizerta, Bujía y Bona.

En 1541 el Emperador pretende finiquitar el problema berberisco con la toma de Argel, su último bastión en el Mediterráneo occidental, que resulta un fracaso.

Aunque el poderío de los navíos españoles era claro desde principios del siglo XVI, es en estos años cuando comenzó a cosechar sus más importantes logros, como la circunnavegación del mundo, la conquista de Filipinas y la protección inquebrantable de las flotas de Indias.

En 1571 se produce el éxito más conocido de la Armada Española en toda su historia; se concentran en el puerto de Mesina (Italia) 70 galeras españolas procedentes de la propia España, de Italia y de Flandes, 9 de Malta, 12 del Papado y 140 venecianas formando la Liga Santa. La fuerza esta dirigida por Don Juan de Austria, y entre los principales mandos se encuentran Álvaro de Bazán, Gian Andrea Doria y Luis de Requesens.

El 7 de Octubre de 1571 tiene lugar la batalla de Lepanto, que frenó el poderío naval turco, principalmente en el Mediterráneo occidental, y serviría para recuperar Túnez, Bizerta y la Goleta.

Tras la muerte de Sebastián I de Portugal en Alcazarquivir, el trono luso queda vacante, posicionándose Felipe II como principal candidato a ocuparlo. En 1580 los tercios entran en Portugal y Felipe es coronado rey de Portugal en las Cortes de Tomar. Al mismo tiempo el otro candidato al trono, Don Antonio, Prior de Crato huye a las islas Azores (fieles al Prior de Crato), [2]​ por lo que Álvaro de Bazán reúne en Sevilla y Lisboa 12 galeras y 60 naos gruesas. El 26 de julio de 1582 la escuadra española derrota a la luso-francesa en la batalla de la Isla Terceira, asegurando las Azores para la Monarquía de Felipe II.

Las flotas de Indias[editar]

En agosto de 1543 se promulgó una ordenanza según la cual se establecían dos flotas anuales. La primera se la llamaba de Nueva España y partía desde Sanlucar de Barrameda hacia las Antillas Mayores, de allí a Veracruz en México para recoger su cargamento y llevarlo de vuelta a la Península. La segunda se la denominaba de Tierra Firme y su primer destino eran las Pequeñas Antillas desde donde continuaba hacia Panamá entre julio y agosto.

Estas flotas las formaban unos 30 ó 35 navíos de los que al menos dos eran galeones, uno para el comandante de la flota y su estado mayor (llamado “Capitana”) y el otro llevaba al almirante (por lo que recibía el nombre de “Almiranta”).

Esto galeones en muchas ocasiones resultaban insuficientes para garantizar la seguridad del cargamento por lo que se dotaba a ambas flotas de una escolta formada por ocho o diez galeones, por lo que se llamaba a la flota escoltada “convoy de los galeones”.

El Atlántico como nuevo escenario[editar]

Durante el reinado de Felipe II Francisco Pizarro demuestra que el Perú no era un mito y que sí era enormemente rico en metales preciosos. Este descubrimiento se uniría a los hallazgos en México y Bolivia (con las famosas minas de Potosí).

Pese a que durante muchos años los monarcas hispanos trataron de mantener en secreto lo descubierto en América, ya en 1521 piratas franceses a las órdenes de Jean Florin lograron capturar parte del famoso «Tesoro de Moctezuma». Ante las relativamente inmensas riquezas encontradas, pronto cundió el ejemplo entre los franceses y el acecho y asalto a los barcos españoles fueron aumentando.

Aunque las capturas fueron ínfimas para las muchas riquezas traídas de las Indias, la importancia de estos cargamentos era demasiada como para no protegerlos. Así España comenzó a contar con dos tipos diferentes de flotas. Por un lado la mediterránea, en la que proliferan las galeras movidas por remeros (barcos obsoletos, pero que la victoria en batallas como la de Lepanto parecía desmentir), por el otro lado las atlánticas, integradas por naos y galeones. Aunque las galeras se mantuvieron en vigor muchas décadas, fueron las flotas atlánticas quienes realmente tuvo el favor de Felipe II y sus herederos; el propio Juan de Austria debía dejar anclados sus barcos por falta de presupuesto tras al exitosa victoria de Lepanto.

En aquel momento las flotas atlánticas contaba con las mejores técnicas y los avances más recientes en navegación, sus planos, diseño y construcción de naos y galeones eran un secreto guardado celosamente. El transporte de las mercancías estaba asegurado si no mediaban tormentas que mandaron a pique muchos barcos. Los cargamentos eran llevados por dos flotas anuales que partían de Cartagena de Indias principalmente e iban escoltadas por una dotación de naos y especialmente de galeones.

A los piratas ingleses como Francis Drake o John Hawkins siempre se les presentó en Inglaterra como héroes nacionales y un auténtico calvario para las arcas de la corona española. Pero estudios más detallados sobre esta piratería indican que la potencia de la flota española era abrumadora sobre todas las demás. Un ejemplo está en la derrota que sufrieron aquellos dos piratas a manos de la flota de Nueva España en la batalla de San Juan de Ulúa en 1568, de la que los ingleses sólo pudieron salvar dos barcos[3]​.

Los galeones fueron piezas muy codiciadas. Por eso Francis Drake no tuvo reparos en abandonar a su flota para saquear uno durante las batallas emprendidas contra la Armada Invencible.

La superioridad que una formación de galeones tenía sobre cualquier armada quedó patente con los primeros combates de la Armada Invencible en 1588 contra los barcos ingleses; en aquella ocasión no se trataba de una flota pirata, sino de todas las fuerzas inglesas luchando por la supervivencia de su propios país; aun con todo eso no pudieron romper la formación de la Armada ni detenerla. Únicamente después de desordenar los barcos con brulotes y el apoyo de las naves neerlandesas, consiguieron causarle daños a las naos y galeones españoles, pero solo en cuatro naves (una galeaza, una nao y dos galeones), con 800 bajas (de un total de 130 navíos y casi 29.000 hombres). Esta no es una tesis revisionista y no significa que la Invencible no fracasara; pero sí que la acción de la escuadra inglesa no causó el desastre.

Tras esta victoria cundió el optimismo en la corte de Isabel I e incluso la euforia que les llevó en parte a organizar la Contra-Armada. Los ingleses consideraban posible invadir España por La Coruña; pero los hechos demostraron que estaban equivocados. Los hombres que mandó Álvaro de Bazán antes de su destitución y los habitantes de las ciudades los aguardaban y les infringieron una contundente derrota, primero en La Coruña y después en Lisboa, Cádiz y Cartagena de Indias. Los ingleses perdieron también 20 naves y 12 000 de sus hombres, la diferencia con las bajas españolas es que esta cifra era más de la mitad de los soldados y marineros enviados (20 000 en total), la mayoría bajo los cañones españoles. El consejo privado de Isabel I en un informe reservado calificó la operación de la siguiente manera:

La expedición de la Contra-Armada ha sido no sólo una catástrofe financiera, sino también estratégica[3]​.

Felipe II envió dos armadas más contra Inglaterra que también fracasaron a causa del tiempo. Pero esto no es algo único, Japón nunca fue invadido por los mongoles gracias al llamado «Viento Celestial» (Kamikaze, en japonés).

Las hostilidades siguieron entre las dos naciones cada vez más agotadas. Según algunos historiadores, como Mariano González Arnao, si Felipe II no planificó concienzudamente la invasión de Inglaterra, más bien aguardaba la intervenión Divina en una causa que debía ser tambien la suya. Si hubiera trazado un plan meticuloso, como era él, los resultados hubiesen sido muy diferentes; pues Inglaterra realmente contaba con muy pocas fuerzas para defenderse[4]​. Esto parecen confirmarlo hechos como:

  • En julio de 1595 el capitán Carlos Amezola pasó siete días con sus tres galeras desembarcando en tierras inglesas sin encontrar excesiva resistencia.
  • Con Felipe III Juan del Águila desembarcó 3 500 infantes en Kinsale y aguantó allí 4 meses, hasta que finalmente se retiró en febrero 1602.

A finales del siglo XVI las dos naciones estaban exhaustas. España había logrado victorias frente al duqe de Essex y en las Azores frente a Releigh. Por su parte lo hombres de George Cliford lograron apoderarse de San Juan de Puerto Rico en 1598, ante esta situación y con la muerte de Isabel I España e Inglaterra se apresuraron a firmar el Tratado de Londres en agosto de 1604.

La decadencia española[editar]

Felipe V y sus hombres reforman la Armada[editar]

Zenón de Somodevilla, marqués de La Ensenada, el gran reformador de la Armada española.

El deseo de las otras potencias por España y sus posesiones no podía quedar zanjado con el testamento real. Por lo que la Guerra de Sucesión era casi inevitable. Y esta guerra y las negligencias cometidas en ella llevaron a nuevas derrotas para las armas españolas, llegando incluso al propio territorio peninsular. Así se perdió Orán, Menorca y la más dolorosa y prolongada que fue Gibraltar, donde había únicamente 50 españoles defendiéndolo contra la flota anglo-holandesa.

Felipe V no estaba preparado para dirigir el reino más grande de aquel momento y él lo sabía; pero también sabía rodearse de las personas más preparadas de su que trajeron un proyecto y la Armada, es la primera vez que puede llamarse así, fue uno de los puntos donde más éxitos se lograron.

Este éxito fue precedido de varias reformas en el sistema contributibo y una mejora sustancial en el estado de las arcas reales. Una vez saneadas las finanzas públicas pudo acometerse el proyecto de crear una armada y después abastecerla de barcos en calidad y cantidad suficiente como para defender todo el Imperio.

El primero de los reformadores fue José Patiño. Este italiano, uno de los mejores técnicos navales del siglo XVIII, comenzó por la reestructuración de las flotas y las pequeñas armadas en una institución única y común. Así mismo abrío nuevos astilleros como Cadiz, Ferrol y creó arsenales de donde pudieran salir los cañones, balas, herrajes y demás enseres para poder armar todos los barcos que debían construirse. Patiño logró poner a flote 56 barcos y 2 500 nuevos cañones. Las labores de Patiño han sido recordadas por la Armada siempre, tanto es así que en el siglo XXI uno de los buques de aprovisionamiento logístico fue bautizado en recuerdo suyo.

Fin de la supremacía naval en Trafalgar[editar]

El fin del Imperio de ultramar[editar]

De la Guerra Hispanoestadounidense a la Guerra Civil[editar]

La Armada tras la Guerra Civil[editar]

En los primeros tiempos del Franquismo las Fuerzas Armadas Españolas estuvieron pobremente armadas y aún menos preparadas para ninguna otra acción que no fuese reprimir poblaciones (el llamado Enemigo Interior). Así los militares ensalzaban las virtudes del caballo frente a los carros de combate y el valor frente al equipamiento.[5]​. Esto fue así por propio deseo del dictador. Unos ejércitos modernos, bien formados y entrenados, requería el contacto con naciones desarrolladas y democráticas; lo que podía llegar a ser peligroso[5]​. Durante años calaron hondo en las FF.AA. frases como la pronunciada por Franco que, ante el peligro de invasión, los españoles tenían para oponerse a los aviones, carros de combate, destructores y acorazados... el corazón y la cabeza; pero en el fondo envidiaban el equipamiento de otras naciones[5]​.

Por otra parte las posibilidades de adquirir tecnología punta eran muy escasa, sólo en contadas ocasiones España tenía acceso a armas y sistemas de armas relativamente modernos.[6]​.

Estas dos causas hacían que España contara con una Armada paupérrima.

La situación fue mejorando paulatinamente desde mediados de los años 50 cuando la presión de otros países por mantener a España aislada fue disminuyendo. Así en 1954 en la cúpula de al dictadura franquista ya se sospechaba que las naciones occidentales necesitarían de España en la Guerra Fría y les permitirían comprar armamento moderno además de prestamos económicos[7]​.

La marina franquistas y de la transición[editar]

Hasta los años 50, los buques de los que disponia la Armada Española tenían una tecnología similar a la de las armadas de la Segunda Guerra Mundial.

El año 1953 los gobiernos de España y USA firman unos acuerdos a partir de los cuales se instalan en España, bajo pabellón español español [8]​ y con algunas zonas exclusivas para cada nación, varias bases de utilización conjunta hispanonorteamericana, en las que los contactos entre militares españoles y norteamericanos fueron continuos. A raiz de esos acuerdos, se modernizan hasta 30 buques de la Armada española. Además, desde 1954, los EEUU prestan a la Armada española una serie de buques que, en su mayoría, deben recoger las marinos españoles en puertos USA. [9]​. La mayoría de esos buques fueron entregados en USA, donde también se impartieron los cursos de adiestramiento para capacitar a los marinos españoles en el empleo de esas nuevas armas, lo que implicó estancias en USA de meses, y, en algunos casos, de más de un año.[10]

Estos contactos, junto a la naturaleza misma de la actividad naval, que implica el contacto con el exterior, hizo que los marinos españoles adquiriesen un buen nivel tecnológico y se convenciesen de que las programaciones y planes a largo plazo eran una necesidad.[11]

Así, en la Armada, el año 1964, nace el PLANGENAR,[12]​ que fue vigente hasta mediados de los 80, tras su última revisión de 1976. Gracias a ese plan, a principios de los 80, la Armada Española disponía de unidades modernas y esperaba recibir en poco tiempo un nuevo portaaviones, tres nuevas fragatas y cuatro nuevos submarinos.

Modernización de la Armada y Plan ALTAMAR[editar]

Concluíada la Transición, el año 1978, la Armada Española estaba formada por las siguientes unidades modernas[13]​:

  • 5 fragatas tipo Baleares (1970).
  • 4 submarinos tipo Daphné (1972).
  • 1 corbeta tipo Descubierta (1975), estando prevista la entrega de 4 más que estaban en construcción y de 3 más que estaban ya encargadas.
  • 6 patrulleros tipo Lazaga (1974).
  • 6 patrulleros tipo y Barceló (1975).
  • 2 buques oceanográficos tipo Malaspina (1973).
  • 4 buques oceanográficios auxiliares tipo Castor (1966).
  • Un Arma Aérea moderna con helicópteros AB 212, SH 3D, Hughes 500 ASW y aviones V/STOL AV-8 Matador.

Además, en el PLANGENAR de la Armada de 1977, estaba prevista la construcción de

  • 1 portaaeronaves Almirante Carrero (prevista su botadura para el 81) que se bautizaría finalmente como Principe de Asturias). [14]​.
  • 3 FFG tipo Santa María.
  • 4 cuatro submarinos tipo Agosta (previstos para el 79).

Junto a estos buques modernos, la Armada contaba con 3 unidades con menos de 20 años, que eran los dos destructores tipo Roger de Lauria y una de las corbetas tipo Atrevida. Los demás naves de la Armada contaban con 35 años o menos desde su botadura, es decir, estaban dentro de su ciclo de vida útil, salvo 4 de los 5 tipo Lepanto, los dos tipo Liniers, el Pinzón. Los buques anfibios eran del 44, 45, 52 y 53 salvo en el caso de los tipo Edic. las BDK, que eran del 66. Los dragaminas y cazaminas tenian entre 18 y 25 años.

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El portaaviones Príncipe de Asturias y su escolta (fragatas clase Santa María) el único reemplazo tras el PLANGENAR.

Pero 15 años después, a principios de los 90, la situación de la Armada era mucho peor. Los que el 78 eran buques modernos, ya habían sobrepasado la mitad de su vida operativa. Ya no había destructores, los buques anfibios habían sido sustituidos por otros también de segunda mano, y la mayoría de los buques tenía más de 20 años. Para sustituir las bajas, la Armada solo había recibido el Principe de Asturias, las fragatas tipo Santa María, los submarinos y algunas pocas unidades más. La Armada diseñó un plan posibilista para ser dotada de los medios considerados necesarios hasta el primer tercio del siglo XXI. Como continuación del PLANGENAR de la Armada de 1977, y para sustituir los viejos destructores, dragaminas y buques anfibios, se desarrolló el Plan ALTAMAR. [2]

Los objetivos de este plan era:

  • No ser excesivamente ambicioso como lo habían sido otros anteriores que nunca llegaron a realizarse.
  • Abarcar toda la dotación de buques, excepto las corbetas, patrulleros y naves de menor porte.
  • Renunciar a dos puntales consideradas claves por la Armada: los submarinos nucleares y el segundo portaaviones.
  • En los puntos clave tratar de lograr la máxima independencia de otras naciones.
  • Su ejecución llevaría de 10 a 15 años.
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Los modernos cazaminas clase "Segura", fruto del Plan ALTAMAR.

La mayoría de los barcos fueron proyectos conjuntos. Los buques de asalto anfibio era un proyecto hispano-holandés, igual que los buques de aprovisionamiento logístico; los cazaminas eran hispano-británicos. Pero las fragatas F-100 (la clave del plan y la parte más cara) eran diseños y desarrollos españoles[15]​.

  • El Plan se terminó en el 2005, a excepción de los submarinos[16]​.

Pero la realidad demostró que la situación económica española daba para mucho más de lo presupuestado. Más aún la situación política, que tuvo que enfrentarse al problema de dar carga de trabajo a los astilleros. Por último los acontecimientos y acuerdos políticos y de otra índole hicieron que la ejecución del Plan, si bien es cierto que en algunos apartados fue recortada, casi llegara a duplicar lo planificado inicialmente y dió como resultado una Armada moderna que está considerada por algunos estudios como la sexta del mundo por potencial y proyección[17]​.

  1. Pedro García Martín, Carlos V conquista Túnez, nº 7 de La aventura de la Historia, Arlanza Ediciones, Madrid, mayo de 1999
  2. Javier Marcos, El Prior Crato frente a Felipe II, una pesadilla, nº 95 de La Aventura de la Historia, Arlanza Ediciones, Madrid, septiembre de 2006
  3. a b Carlos Gómez-Centurión, La Armada Invencible, Biblioteca Básica de Historia -Monografías-, Anaya, Madrid, 1987, ISBN 84-7525-435-5
  4. Mariano González-Arnao, Esperando un milagro, nº 71 de La aventura de la Historia, Arlanza Ediciones, Madrid, septiembre de 2004[[
  5. a b c Juan Carlos Losada Malvárez, Miseria el ejército de Franco, nº 63 de La aventura de la Historia, Arlanza Ediciones, Madrid, enero 2004
  6. Fernando Rueda, La Casa, Ediciones Temas de Hoy, Madrid, 1993, ISBN 84-7080-303-3
  7. Ángel Viñas, En las garras del águila, Editorial Crítica, Madrid, 2003, ISBN 848432477
  8. Las relaciones políticas, económicas y culturales entre España y los Estados Unidos en los siglos XIX y XX. ANTONIO ÑÍGUEZ BERNAL Universidad Complutense
  9. Varios, El Buque en la Armada Española, ISBN 848504150X
  10. USS Cabot/SNS Dedalo The Last Light Carrier
  11. LA REFORME MILITAIRE
  12. La fragata «Baleares», en Cartagena por última vez
  13. La Armada Española, Editorial San Martín, 1978, ISBN 84-7140-172-X
  14. Juan José Fernández Martín, El R-11 Príncipe de Asturias un portaaviones para la Armada, nº 1 del Especial Portaaviones de Fuerza Naval, Ediciones MC, Valencia, 2002
  15. Chris Chant, Barcos de Guerra, Editorial Libsa, Madrid, 2006, ISBN 84-662-1252-3
  16. Chris Chant, Submarinos de guerra, Editorial Libsa, Madrid, 2006, ISBN 84-662-1310-4
  17. Iñigo Puente, Comparativa de las armadas del mundo, [1], última edición 1999, última visita 21/9/2006