Partido político

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Un partido político es una entidad de interés público con el fin de promover la participación de los ciudadanos en la vida democrática y contribuir a la integración de la representación nacional; los individuos que la conforman comparten intereses, visiones de la realidad, principios, valores, proyectos y objetivos comunes, parte de una forma u otra para alcanzar el control del gobierno o parte de él, así llevar a la práctica esos objetivos.[1]​ Es el encargado de presentar candidatos para ocupar los diferentes cargos políticos y para eso, moviliza el apoyo electoral. También contribuye a organizar y orientar la labor legislativo, y articula y agrega nuevos intereses y preferencias de los ciudadanos.[2]​ Es esencial para contribuir a estructurar el apoyo político a determinados programas, intereses socio-económicos y valores. También interpreta y defiende las preferencias de los ciudadanos, forma gobiernos, y establece acuerdos políticos en el ámbito legislativo.[3]

El concepto de partido político ha sido definido de diferentes maneras según el momento histórico y la específica realidad sociocultural. Stefano Bertolini lo define como “un grupo de individuos que participan en elecciones competitivas con el fin de hacer acceder a sus candidatos a los cargos públicos representativos”, y por su parte Ramón Cotarelo lo define como “toda asociación voluntaria perdurable en el tiempo dotada de un programa de gobierno de la sociedad en su conjunto, que canaliza determinados intereses, y que aspira a ejercer el poder político o a participar en él mediante su presentación reiterada en los procesos electorales”.

Historia

Diferentes facciones políticas que han luchado por el poder han existido desde siempre. Algunos ejemplos históricos que muestran un cierto protopartidismo serían los optimates y populares en el Senado Romano, los güelfos y gibelinos durante la Edad Media o los jacobinos y los girondinos en la Francia revolucionaria. Sin embargo, el moderno partido político como lo entendemos ahora surge en el siglo XIX en el Parlamento de Gran Bretaña con la organización estructural de los Tories y los Whigs en el Partido Conservador y Liberal respectivamente.

Desde un enfoque institucional Maurice Duverger diferencia entre:

  • Partidos de creación interna (partidos de cuadros): nacen en el seno del Parlamento. En un principio se presentaron como facciones que se disputaban el poder, por ejemplo los Tories (conservadores) y los Whigs (liberales) en Inglaterra, especialmente durante el siglo XIX. Tenían una connotación negativa, se creía que actuaban en desmedro del bien común persiguiendo intereses egoístas. Pero con el tiempo se tornó evidente la imposibilidad de mantener una relación directa entre el pueblo y sus representantes. Para responder a las nuevas demandas sociales, se requiere una mayor organización, y entonces se pasa de un escenario de inorganicidad a otro crecientemente orgánico.
  • Partidos de creación externa (partidos de masas): surgen a partir de la lucha por la extensión de los derechos políticos entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Aparecen estrechamente vinculados con grupos que realizaban sus actividades fuera del Parlamento, como los sindicatos, entidades religiosas y periódicos. Por ejemplo, el Partido Laborista británico. Los partidos de masas resolvían los problemas de financiación que requiere el funcionamiento de un partido mediante el reclutamiento masivo de afiliados. Su organización solía ser una estructura piramidal jerárquica: la base estaba formada por los militantes y la cúspide por la élite dirigente del partido. A cambio de los recursos aportados por los militantes, las élites dirigentes se comprometían a defender los intereses de sus afiliados, razón por la que a diferencia de los partidos de cuadros presentaban una ideología muy claramente definida.

Estos dos modelos de partido quedaron obsoletos por la evolución que sufrieron las democracias durante el siglo XX. Otto Kirchheimer y otros autores propusieron nuevas formas de partidos cuya organización interna difería substancialmente de las dos anteriores:

  • Partidos multicompresivos ("Catch-all"): es una innovación introducida por Kircheimer. Durante la segunda mitad del siglo XX, el crecimiento económico y el desarrollo del estado del bienestar supusieron una mejora en las condiciones generales de la población, y difuminaron la distinción entre masas obreras y élites, surgiendo una clase social heterogénea de límites difusos, la clase media. Por esa razón progresivamente se hizo más difícil que partidos socialdemocrátas tradicionales, tuvieran un apoyo tan amplio como anteriormente. Eso hizo surgir organizaciones con estrategias interclasistas, cuyo mensaje político se dirigía a grupos más amplios. Al mismo tiempo, la aparición de medios de comunicación de masas favoreció que muchos partidos pasaran de una organización burocrática que movilizaba electorados a una estructura más flexible que recurría a los medios para la difusión de ideas. Estos partidos dejaron de ser partidos defensivos con una ideología compacta, para ser organizaciones con una estrategia ofensiva de captura masiva de votos vía mensajes en los medios de comunicación, lo cual sin duda influyó en una pérdida de carga ideológica.
  • Partidos "cártel": al dejar muchos partidos de tener un grupo social de referencia bien definido, renunciaron a la lealtad de recursos y a buen número de presupuestos ideológicos. Como alternativa de financiación, muchas estructuras partidarias pasaron a depender de recursos públicos. Esta fuente llevó a los partidos a funcionar como cárteles que impedían o trataban de impedir el acceso a dicho recurso por parte de competidores, razón por la que se los describe con el término "cartel" tomado de los economistas de la competencia imperfecta. En un sistema dominado por partidos de tipo "cártel", los partidos mayoritarios forman una clase política homogénea que impide la competencia de nuevas formaciones, lo cual maximiza su financiación y los beneficios para sus miembros. Estos partidos usan su posición hegemónica para reservarse la mayor parte de las ayudas públicas (sean subvenciones o prerrogativas de cualquier naturaleza, como ser espacios gratuitos en los multimedios de difusión), buscando excluir a partidos minoritarios. Este tipo de estructuras favorecen el bipartidismo, y tienden a reducir el número de partidos con representación parlamentaria.
Comparación entre los modelos de partido
Partido de cuadros Partido de masas Partido multicomprensivo Partido cártel
Período
hegemónico
Siglo XIX 1880-1960 1945- 1970-
Tipo de sufragio Sufragio censitario Sufragio extendido /
Sufragio universal
Sufragio universal Sufragio universal
Objetivos Distribuir privilegios Reformar/cambiar la sociedad
(alta carga ideológica)
Mejoras sociales
(sin cambios estructurales)
Política como profesión
(políticos gestores)
Dinámica de competición
electoral
Gestionada y controlada Movilización del
electorado
Lucha partidaria
por el electorado común
Coordinada entre
partidos dominantes
Tipo de militancia Escasa y elitista Masiva, homogénea
y activa
En declive, heterogénea
y más pasiva
Escasa, sin funciones
relevantes
Fuente de recursos Contactos personales
del candidato
Cuotas y contribuciones
de militantes
Contribuciones de
diversas fuentes
Subvenciones estatales
Teórico del modelo Maurice Duverger Maurice Duverger Otto Kirchheimer Richard Katz
Peter Mair

En cambio desde un enfoque sociológico o genérico adquieren relevancia ciertas divisiones sociales estructurales acaecidas durante el proceso de formación de los Estados nacionales y de la economía moderna. Se destacan dentro de esta corriente Seymour Lipset y Stein Rokkan, quienes desarrollan la teoría de los clivajes históricos. Se refieren a cuatro fisuras importantes:

  • Conflictos entre países centrales y periféricos: diversas poblaciones se resisten a las imposiciones lingüísticas, religiosas o políticas de las grandes potencias colonizadoras. Surgimiento de partidos regionales que reivindican la identidad cultural de ciertos grupos.
  • Problemas en la relación entre Iglesia y Estado: se disputan el control de la educación y el ordenamiento de las demandas sociales. Formación de partidos confesionales y laicos.
  • Diferencias entre el campo y la ciudad: emergen partidos urbanos y agrarios.
  • Tensiones entre capitalistas y trabajadores: la defensa de la propiedad y la libre empresa se enfrenta a los reclamos de los sindicatos. Nacen los partidos socialistas y los movimientos obreros. Se consolida la distinción entre partidos de derecha y de izquierda.

Características

Las considerables dificultades para establecer una definición unánime del concepto de partido político han llevado a la doctrina a identificar cuatro características fundamentales que se perfilan como criterios para considerar que una organización determinada es un partido político.

En concreto, un partido político es una organización estable y permanente; que se basa en una ideología y un programa de gobierno para definir unos objetivos; que busca alcanzar dichos objetivos mediante el ejercicio del poder político; y que dicho ejercicio busca ocupar cargos públicos electivos.[4]

En todo caso, esta caracterización sólo es válida para los sistemas políticos democráticos, pluralistas y competitivos. Un sistema político que no reúna cualquiera de estas tres características produce partidos políticos que, en mayor o menor medida, difieren de las características y funciones descritas.[5]

Organización

Estructura

  • Dirigencia: concentra los recursos de poder y representa el centro de la organización. Distribuyen incentivos e interactúan con otros actores claves dentro del sistema. Toman las decisiones principales
  • Candidatos: potenciales ocupantes de los cargos públicos electivos, ya sean de carácter ejecutivo o legislativo. Son seleccionados por los demás miembros del partido.
  • Burocracia: cuerpo administrativo.
  • Técnicos e intelectuales: asesoran permanentemente a los dirigentes, colaboran en la redacción de proyectos y asisten a los candidatos en épocas de campaña electoral.
  • Militantes: son los que están afiliados al partido, participan activamente de manera constante.
  • Afiliados: están inscritos en el padrón del partido y aportan a su financiación a través de cuotas periódicas, limitan su participación a la elección interna de los candidatos y autoridades.
  • Además en el exterior del partido pueden encontrarse simpatizantes: se muestran favorables a sus principios pero se mantienen apartados de la organización colaborando con sus votos y opiniones.

Factores

Robert Michels, desde un enfoque monocausal, plantea que la dimensión del partido político es la variable fundamental que define su organización, dado que incide en:

  • La cohesión interna: en formaciones políticas pequeñas es más fácil un acuerdo en torno a valores y objetivos. Pero si aumentan sus proporciones habrá una mayor heterogeneidad.
  • El estilo político: las grandes agrupaciones son más pragmáticas.
  • La movilización de los afiliados: el tamaño varía en sentido inverso a la participación.
  • La burocratización: a medida que crece la organización es más notable la división del trabajo. Se fomentan las desigualdades internas en pro de la eficiencia del partido.

Panebianco considera que no se puede establecer un nexo tan rígido de causalidad. Afirma que los factores que definen el perfil de la organización partidaria y permiten conocer sus expectativas de supervivencia o éxito son:

  • Competencia: medida en la que se convierte en un actor indispensable para desempeñar un papel determinado.
  • Gestión de las relaciones con el entorno: capacidad de adaptación, aptitud para formular estrategias de negociación, establecer alianzas y conflictos con otras organizaciones.
  • Comunicación: control ejercido sobre los canales de información internos y externos.
  • Reglas formales: es importante conocer quiénes tienen facultades para modificar las normas, las posibles desviaciones y el grado en el que se cumplen los estatutos.
  • Financiación: es un asunto muy polémico. Existen distintos criterios. Algunos afirman que debe ser pública sólo durante las campañas electorales para garantizar la participación de todos los partidos. Otros consideran que el Estado tiene que ocuparse de todos los gastos para su mantenimiento y funcionamiento. Esto afectaría su independencia. Quienes se inclinan por la financiación privada sostienen que los costos económicos deben ser solventados por los ciudadanos interesados. Se pueden adoptar medidas negativas de limitación directa (estableciendo un máximo de gastos permitidos) o indirecta (obligarlos a dar publicidad del origen de los recursos y de su finalidad); o medidas positivas de prestación directa (subvención de actividades) o indirecta (ayudas como destinar espacios gratuitos en la televisión pública para los partidos). La contribución puede ser con base en los cargos obtenidos o en función del porcentaje de votos recibidos con independencia de si ha conseguido o no representación. Lo más adecuado es combinar ambos criterios.
  • Reclutamiento: definición de los requisitos de admisión, carrera y permanencia.

Índice de centralidad

Este índice mide la capacidad de los presidentes y los dirigentes de imponer disciplina en su partidos; cuando un presidente tiene un partido centralizado, es muy probable que pueda lograr imponer su programa legislativo.[6]

La capacidad de los dirigentes o de los candidatos presidenciales es uno de los factores de la centralidad. Cuando los líderes determinan quiénes se presentarán como candidatos y su lugar en la lista electoral, los legisladores tienen incentivos para adherirse a la línea del partido en la legislatura.[7]​ El segundo factor son las características del sistema electoral. Así, la centralización es mayor cuando los legisladores son elegidos en distrito único; o en grandes distritos con listas cerradas y bloqueadas. El tercer factor es la simultaneidad de las elecciones presidenciales y legislativas: los partidos son más centralizados y los dirigentes más poderosos cuando las elecciones son simultáneas. Los otros factores son: el grado de autonomía de las autoridades subnacionales, el grado de democracia interna en los partidos y la existencia de elecciones primarias.[8]

Ideología

Cada partido posee una ideología que le da claridad conceptual y lo guía en su acción política. Se compone de:

  • Doctrinas: conjunto de creencias que se toman como válidas.
  • Teorías: sistematización explicativa, comprensiva e interpretativa de la realidad.
  • Plataforma: agrupación de los principales problemas sociales, políticos y económicos.
  • Programas: aquellos remedios para paliar los problemas.
  • Consignas: eslóganes o lemas característicos del partido.

Poder político

El partido político trata de ostentar el poder político, bien sea detentando la capacidad de decidir, bien sea participando en el proceso de toma de decisiones junto con otros actores políticos (partidos o no).

En los sistemas pluralistas y competitivos, existe una separación formal entre las estructuras del Estado y las estructuras del partido político. Los partidos actúan como estructuras intermedias que conectan al Estado con los ciudadanos y la sociedad civil.

Cargos públicos electivos

Dentro de los distintos actores políticos, los partidos tienen un estatus específico, que les separa del resto de organizaciones presentes en la sociedad civil, y les sitúa en una posición privilegiada dentro del proceso de toma de decisiones.

Ese estatus se caracteriza por ostentar el monopolio de la participación en procesos electorales plurales y competitivos, que eventualmente pueden desembocar en el nombramiento de cargos públicos electivos que, en mayor o menor medida, pueden ser controlados por los partidos o viceversa.[9]

Al contrario que el resto de actores políticos, los partidos no se limitan a tratar de influir en el proceso de toma de decisiones, sino que desarrollan el papel último y fundamental a la hora de tomar la decisión concreta. El resto de organizaciones (sindicatos, patronales, organizaciones de consumidores, etc.) participan en el proceso de toma de decisiones, pero la naturaleza de dicha participación es radicalmente distinta a la del partido político, limitándose a influir, informar o presionar.

Ello no excluye la posibilidad de que varios partidos políticos compartan el poder y participen conjuntamente en la toma de una determinada decisión, debiendo existir consenso entre todos ellos.

Tipos

Richard Gunther y Larry Diamond se proponen como objetivo reordenar las tipologías más importantes. Lograron diferenciar cinco géneros:

  1. Partidos de notables: nacen entre principios y mediados del siglo XIX en Europa, en el marco de regímenes semidemocráticos y de sufragio censitario. Contaban con estructuras organizativas mínimas, asentadas sobre redes interpersonales en el seno de un ámbito geográfico reducido. Débilmente ideologizados. Basados en la distribución de beneficios particulares a los residentes. Se subdividen en partidos de notables y clientelistas.
  2. Partidos de masas: surgen a fines del siglo XIX y comienzos del XX en Europa, se extienden en la actualidad a países asiáticos y africanos. Se caracterizan por tener una organización sólida y una amplia base de afiliados que aportan económicamente al partido. Mantienen lazos fuertes con organizaciones externas como sindicatos, entidades religiosas y medios de comunicación. Se clasifican en: nacionalistas (pluralistas o ultranacionalistas) socialistas (socialdemócratas o leninistas) y religiosos (confesionales o fundamentalistas).
  3. Grupos étnicos: se conforman principalmente en la etapa de la descolonización de los años 60 y años 70. Carecen de una organización demasiado extendida y sofisticada. No tienen estructuras programáticas que incorporen a toda la sociedad. Utilizan generalmente la vía electoral para lograr beneficios particularistas para sus seguidores.
  4. Partidos electoralistas: se consolidan en la década de 1970 en el marco de la expansión de los medios de comunicación y el declive del estado del bienestar. Son organizacionalmente débiles aunque desarrollan una gran actividad durante las campañas electorales. Se distinguen los partidos atrapatodo, los programáticos y los personalistas.
  5. Grupos movimentistas: surgen en el seno de las democracias postindustriales. Adoptan características diversas dependiendo del contexto. Abarcan los partidos libertarios de izquierda que se basan en la idea de “consenso negativo”, es decir que abarcan una base de seguidores heterogénea pero sustancialmente posicionada sobre diferentes temas. Por ejemplo el Partido Verde alemán. También incluye a los de extrema derecha cuyo núcleo ideológico está relacionado con la búsqueda de principios como el orden, la tradición, la identidad y la seguridad. Estos últimos son hostiles con otros partidos, con el Estado y el sistema en general; existen algunos principios xenófobos y racistas. Por ejemplo el Frente Nacional en Francia.

Funciones

  • Socialización política y creación de opinión.
  • Armonización de intereses.
  • Formación de elites políticas.
  • Canalización de peticiones de la población hacia los poderes.
  • Reforzamiento y estabilización del sistema político.

Ascendentes (cuando fluyen desde la sociedad al Estado):

  • Estructuración del voto: ordenan la multiplicidad de opciones electorales.
  • Movilización e integración social: alientan la participación política, la concurrencia a los comicios y la asistencia a actos públicos.
  • Agregación de demandas: las sistematizan y priorizan. Armonizan intereses sectoriales integrándolos en un programa común.
  • Fomentan la socialización política: transmiten principios, proyectos e ideas que propician el aprendizaje cívico.
  • Creación y orientación de la opinión política.

Descendentes (derivan de la interacción con el Gobierno):

  • Reclutamiento, formación y selección de potenciales líderes políticos.
  • Garantizan la renovación de las autoridades mediante el consenso y la aceptación de las reglas de la competencia.
  • Diseño, seguimiento y evaluación de políticas públicas.
  • Control de los representantes.

Régimen financiero

La financiación (España) o financiamiento (Hispanoamérica) de los partidos políticos aborda la cuestión esencial de cómo se sufragan los gastos que generan las distintas actividades partidistas.

Históricamente, los partidos políticos han pasado de financiarse de forma exclusivamente privada a utilizar un sistema mixto en el que predominan las aportaciones de carácter público. Semejante evolución se produce en paralelo con la propia consolidación de los partidos políticos como entes de relevancia pública y no meras asociaciones privadas.

Los recursos privados proceden de las cuotas de los afiliados, de los rendimientos patrimoniales del partido, de los donativos recibidos y de los préstamos obtenidos. Respecto a los recursos públicos, se puede establecer una división fundamental entre las aportaciones directas (transferencias desde el presupuesto público en función de determinados criterios objetivos) y las aportaciones indirectas, extremadamente heterogéneas, y que incluyen desde la cesión del dominio público hasta variadas exenciones fiscales, pasando por emisiones gratuitas y tasadas de propaganda en medios de comunicación.[10]

Por lo general se exigen ciertos requisitos para la percepción de recursos públicos, como una determinada cantidad de votos o de representación parlamentaria, algo que también influye en la cantidad de fondos asignados, que son desembolsados según un calendario. En ciertos casos, se prohíben las contribuciones privadas procedentes de determinadas fuentes, pudiendo establecerse un límite a los fondos donados. Finalmente, es frecuente que existan organismos dedicados al control presupuestario de los partidos, así como mecanismos de sanción contra las irregularidades financieras.[11]

Régimen jurídico

Argentina

La Constitución de la Nación Argentina en el artículo 38 establece que los partidos políticos son de creación libre, que el Estado los debe apoyar económicamente y que a su vez debe garantizar:

  • Una organización democrática.
  • Representación de las minorías.
  • Competencia para la postulación de candidatos.

Asimismo, los partidos deberán hacer público su patrimonio.

España

En España existen dos leyes orgánicas que son las principales a la hora de regular la cuestión de los partidos políticos. Son la Ley Orgánica 6/2002, de 27 de junio, de Partidos Políticos, conocida como Ley de Partidos; y la Ley Orgánica 8/2007, de 4 de julio, sobre Financiación de los Partidos Políticos.

Véase también

Partidos políticos del mundo

Referencias

Bibliografía

  • Duverger, Maurice. 1957. Los Partidos políticos. Fondo de Cultura Económica, México D.F.
  • Luís Aznar - Miguel De Luca (Coordinadores) “Política, Cuestiones y Problemas”. Capítulo 6: “Partidos políticos y sistemas de partidos” de Luciana Cingolani. Buenos Aires, Editorial emecé, 2006.
  • Robert E. Dowse - John A. Hughes “Sociología Política”. Capítulo 11: “Organizaciones políticas, I: Partidos”. Madrid, Alianza Editorial, 1975.
  • Román Castro (Coordinador) “Temas clave de Ciencia Política”. Capítulo 4: “Partidos políticos y sistemas de partidos” de Miguel González Tornés. Barcelona, Ediciones Gestión 2000 S.A., 1995.
  • Julio Pinto “Introducción a la Ciencia Política”. Capítulo 7: “Los partidos políticos” de Andrés Malamud. Editorial EUDEBA, 1995.
  • Mario Justo López “Introducción a los Estudios Políticos”. Capítulo 14: “Las fuerzas políticas”. Editorial Depalma.
  • Michels, Robert. "Los partidos políticos" Volumen 1. Amorrortu, 2010 ISBN 978-950-518-197-1
  • Michels, Robert. "Los partidos políticos" Volumen 2. Amorrortu, 2010 ISBN 978-950-518-198-8
  • Koessl, Manfredo (2005) “Problemas de contabilización de los partidos políticos”. Revista Estudios Políticos N° 27. Universidad de Antioquia, Colombia. [1]

Citas

  1. Instrucción Cívica. A Z editorial. 2015. p. 87. 
  2. La política de las políticas públicas. Banco Interamericano de Desarrollo. 2006. p. 32. ISBN 9781597820097. 
  3. J Mark Payne; Inter-American Development Bank.; International Institute for Democracy and Electoral Assistance.; et al; (2005). La política importa : democracia y desarrollo en América Latina. Banco Interamericano de Desarrollo. p. 165. ISBN 9781931003452. 
  4. Pablo Oñate. Coordinación de Rafael del Águila. (2008). Manual de Ciencia Política. Editorial Trotta. p. 253. ISBN 9788481641899. 
  5. Pablo Oñate. Coordinación de Rafael del Águila. (2008). Manual de Ciencia Política. Editorial Trotta. p. 251. ISBN 9788481641899. 
  6. La política de las políticas públicas. Banco Interamericano de Desarrollo. 2006. p. 41. ISBN 9781597820097. 
  7. La política de las políticas públicas. Banco Interamericano de Desarrollo. 2006. p. 41. ISBN 9781597820097. 
  8. La política de las políticas públicas. Banco Interamericano de Desarrollo. 2006. p. 42. ISBN 9781597820097. 
  9. Pablo Oñate. Coordinación de Rafael del Águila. (2008). Manual de Ciencia Política. Editorial Trotta. p. 254. ISBN 9788481641899. 
  10. Pablo Oñate. Coordinación de Rafael del Águila. (2008). Manual de Ciencia Política. Editorial Trotta. p. 260. ISBN 9788481641899. 
  11. J Mark Payne; Inter-American Development Bank.; International Institute for Democracy and Electoral Assistance.; et al; (2005). La política importa : democracia y desarrollo en América Latina. Banco Interamericano de Desarrollo. p. 218-225. ISBN 9781931003452. 

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