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Mitología del Ecuador

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Representación plana de los símbolos en el exterior de una Cocina de Brujo de los Chonos que simboliza una Poza de Catequil

La mitología de Ecuador son el conjunto de historias míticas que se desarrollaron en este país durante la época preincáica con sus sucesivos sincretismos posteriores ya sea entre los distintos señoríos étnicos de Ecuador, así como los que resultaron producto del encuentro entre la cultura cayapa con los cimarrones durante el Reino Zambo de Esmeraldas. Narra mitos cosmogónicos que encuentran en el mar el origen de las tribus, historias de invasiones que llegan a la costa o bajas de los volcanes, diluvios que cubrían bastos territorios o personas que se convertían en sol.

Se incluye además las distintas creencias en deidades relacionadas con el panteismo generalizado que existió en estos señoríos como sería el caso del culto al mar, a la serpiente, la guacamaya, al jaguar, los peces y árboles como el caucho. Además se incluye las deidades que representaban a conceptos abstractos como la salud, la guerra, la fertilidad, el dinero, la sabiduría o el demonio.

Por último describe el simbolismo del importante rito de catequil que reúne la sacralidad del agua, la deidad de los animales, la unión de lo masculino y lo femenino ya sea a través de eclipses representados con la fase lunar de cuarto menguante o inundaciones catastróficas y la representación ritual del mito cosmogónico que tiene su origen en los primeros habitantes que se originaron en el mar.

Lista de mitos[editar]

Mitos cosmogónicos[editar]

A Arucu y A Ashimbu
  • Agua: principio fundamental de los demás mitos, el agua era considerada sagrada y simbolizaba la vida, lo inmanente y el origen, puesto que tanto los señoríos étnicos de la costa como de los andes (salvo los Paltas) afirmaban su origen en el océano. En lenguas barbacoanas, el agua era expresada con la palabra "Pi" que significaba agua sacralizada o sagrada.[1]​ La cultura shuar se refiere a el como Arútam.[2]
  • Fuego: como complementario del agua estaba el fuego, que simbolizaba la muerte lo trascendente. Muchas veces era simbolizado con la ceniza, que no se extinguía sino que solamente se apagaba. Los Quitus, eran conocidos por hacer constantes esfuerzos por mantener vivo una fogata, que consideraban sagrado. En lenguas barbacoanas era expresado como "Ni".[1]
  • Sol: en lenguas barbacoanas se expresa como "apa pajtá" y representa lo masculino. Era adorado por su importancia para la agricultura. En la noche se creía que el sol estaba en el inframundo y era representado con un puma.[3][1]
  • Luna: en lenguas barbacoanas se diría "quepe pajtá", y simboliza lo femenino. Está relacionado con el agua, mientras que el sol se relaciona con el fuego. Era parte importante del rito de Catequil, puesto que se llevaba a cabo durante cuarto menguante a media noche.[1]
  • Eclipse: es cuando apa pajtá y quepe pajtá se abrazan, causando que A Arucu y A Ashimbu emerjan del agua. En lengua barbacoana se lo llama "mantsunu". Simboliza la unión de lo masculino con lo femenino.[1]
  • Diluvio: es cuando la distinción entre agua y tierra se borra, usualmente causado por la unión de lo masculino y femenino. Sucede cuando los ríos (que serpentean por la tierra) se desbordan, o cuando la lluvia inunda una comunidad. Muchas veces esto sucedía por el fenómeno de El Niño, afectando a la cultura Milagro Quevedo y Manteño-Huancavilca, principalmente.[4]​ Un indicador de que esto podía suceder era la presencia de ranas y serpientes en el caso de los chonos o de la concha spondylus para los manteños.[4]
  • Madre antigua: en lenguas barbacoanas la cultura cayapa llamaba A Ashimbu a la madre antigua, o gran mujer. Se cree que llegaron desde el mar (Pi), cuando sucedió un eclipse, es decir en la unión del sol con la luna. Fueron guiados por un tigre maduro, o puma. Simbólicamente se lo suele representar con una mano alzada.[5]
  • Padre antiguo: en lenguas barbacoanas se le llama A Arucu que significa padre antiguo, o gran hombre. Llegó desde el mar (Pi) con A Ashimbu después del eclipse. Se lo suele representar con ambas manos caídas.[5]

Mitos sobre animales[editar]

Catequil
  • Tigre: tenía tres fases, el tigre pequeño o tigrillo, el tigre joven o tigre a secas y el tigre maduro o tigre rojo, también conocido como puma. Era el guía, o shamán de la cultura. Simbolizaba el sol en el inframundo o el sol escondido durante la noche. En consecuencias tenía atributos masculinos.[6]​ Uno de los mitos más importantes sobre el tigre es el de Salun de la cultura Tsáchila donde se explica por qué el tigre se comió el sol, dejando en las tinieblas al mundo y desorientando a la luna, razón por la cual simboliza el sol en el inframundo o durante la noche. Durante el cuarto menguante se convertía en el Tigre-Luna, al que se le conoce como Catequil, o Jatequillá en lenguas barbacoanas.[1]​ Es el jefe de la cultura que surge del rito en la noche, cuando la luna se esconde en el cielo al final del cuarto menguante. Se creía que podía controlar el clima, enviando truenos, rayos o haciendo llover. Tenía un bastón de mando con el que impartía justicia y además ordenaba el territorio. De Catequil surgía el orden mítico, distinto al orden político en el que las distintas culturas convivían en anarquía con relaciones comerciales y compartiendo rituales.[7]​ Se cree que vivía en una manantial llamado "poza de Catequil" o también llamadas Catequilla o en lengua barbacoana "Pilu". Además durante el rito de iniciación se cree que arrojaba los animales al catequillado o persona que ejecutaba el rito, para probar su valentía. En Perú sincretizado con Illapa durante la conquista incaica, lo que desdobló su representación en una trinidad. En Colombia fue sincretizado con Kamashka.[5]
    Kan y Ar
  • Serpiente: es uno de los animales más representados ya sea en la cerámica de la cultura Milagro Quevedo como la de la Tolita, Jama Coaque, Pastos y Cañaris. Estos últimos la adoraban porque un mito cosmogónico narraba su origen en la serpiente que había surgido de una laguna y puesto dos huevos de donde venía toda la cultura Cañari. En su idioma era expresado con la palabra "Kan" y lo representaban junto a una Guacamaya que en cañari se escribe como "Ar". Juntos se escribían "Kan y Ar".[8]​ Por otro lado la cultura Cayapa tenía un mito sobre "Piniñi" o "Pini", una serpiente que resguardaba una poza de agua y ningún barco podía atravesarlo.[9]​ Fue sin embargo desafiada por un joven que cuando fue comida por la serpiente encendió fuego en su interior quemando su corazón y causando la expulsión de todas las personas que habían sido víctimas anteriormente.[9]​ Se cuenta que cayeron en una tierra donde después se establecería el pueblo Cayapa. Por esta razón la serpiente o Pini simbolizaba al mismo tiempo el fuego-semilla-raza. En el ritual de Catequil, la serpiente era el último animal que tenía que enfrentar el catequillado mientras estaba en la poza de Catequil. En idioma cayapa "Pini" significa al mismo tiempo agua "Pi" y fuego "Ni". Por otro lado la primera tzantza o cabeza reducida fue de una serpiente, según la mitología shuar.[10]
  • Rana: junto con otros anfibios fue muy representada en la simbología tanto de la cerámica como de la metalurgia. simbolizaba la lluvia y con esto la fertilidad. Las ranas y otros anfibios aparecían en época de lluvias por lo que eran un indicador importante para la agricultura. La cultura Milagro Quevedo, después de las representaciones de la serpiente acostumbraban a representar ranas. Ambato en quechua singifica rana y en lenguas barbacoanas se dice "patata", esto llama la atención al río Ambato y Patate, donde los señoríos étnicos encontraban frecuentemente a estos anfibios. En el rito de Catequil era el primer animal en presentarse en la poza, cuando el "mirucu" o shaman mataba uno en la orilla de la misma y vertía la sangre en el agua. Otro río importante es el Cutuchi que refiere a un anfibio con forma de serpiente. Se desconoce si los señoríos étnicos lo clasificaban como anfibio o como reptil.[11]
  • Pez: dentro de la mitología Caranqui, Quitu, Puruhá y Cañari uno de los peces más representados eran las preñadillas, que son un pequeños y formaban parte de la dieta de los señoríos étnicos. Era encontrado en los complejos lacustres y era cazado no solo por humanos sino por aves.[11]​Se encontraban en las antiguas lagunas de Añaquito y Turubamba que desaparecieron en la actual ciudad de Quito. Era además común encontrarlas en el Lago San Pablo a los pies del Imbabura, por esta razón esta palabra significa en caranqui "tierra del pez preñadilla".[10]
  • Ave: una de las más representadas es la guacamaya, que junto con otras aves era considerada sagrada por su capacidad para volar, que lo asociaban con los dioses. Los cañaris creían que descendían de una Guacamaya que se había unido con dos hermanos que habían sobrevivido al diluvio universal.[8]​ Otras aves importantes para los Quitus son el ave de Quito o tortolita alinegra, importante para la celebración de los equinoccios. Además el gorrión andino al que le llamaban pichincha.[11]​Para los chonos, las aves tal vez por su función carroñera estaban relacionadas con la muerte y eran representadas con un rostro acorazonado. Se les atribuía el poder para quitar la vida. Existe debate si el ave representada es un búho, lechuza o guacamayo.[12]

Mitos sobre plantas[editar]

  • Árbol: En lengua cayapa era expresado con la palabra "chi" y simboliza el conocimiento. Uno de los mitos más importantes relacionado al árbol es el de Salun de la cultura Tsáchila que explica la sacralidad del arbol de caucho llamado sachi (de ahí el nombre sachila), y la lágrima de su interior o caucho, llamado sapi. Pi en lengua barbacoana significa agua sacralizada.[1]​ Además hay un importante mito shuar de un miembro de la comunidad que se transforma en árbol.[13]​Además el pinllo como árbol simbolizaba las familias de la sociedad. Para los Shuar, Nunkui simbolizaba los cultivos y lo femenino, mientras que Shakaim la selva y lo masculino. Ambas son expresiones de Arútam.[10]​Para los Quitus, los árboles sagrados eran el quishihuar, el pishu, el achiote, el molle, la jícama. El catequillado o persona que ejecuta el rito de Catequil obtenía un rol en la sociedad similar a un árbol: como una caña anudada en el tronco del quishihuar, cápsulas y semillas de achiote que se esparcen y dan fruto, raíz que sostiene a los chunu, o nativos.
  • Maíz: alimento tradicional de los señoríos andinos. Simbolizaba lo masculino y también a la sociedad. Una persona era un grano dentro de la mazorca. Cuando se extraía su esencia y se creaba un líquido se lo llamaba "chicha". Este líquido simbolizaba la semilla masculina que se servía en un contenedor de zapallo, que representaba lo femenino en los rituales. [1]
  • Zapallo: alimento tradicional de los señoríos andinos. Simbolizaba lo femenino y era común la mención de la "vena del zapallo" que se extendía a lo largo de la tierra, representando lo inmanente o femenino.[1]
  • Soga: usualmente representado como la soga de la cabuya, aunque existen variantes en la selva en los mitos tsáchilas. Representa al mismo tiempo la mitad del mundo y "aquello que mantiene unido a la sociedad", lo que une al catequillado con la sociedad o árbol de quishihuar. Está presente en el mito tsáchila de Salun.[1][10]

Mitos sobre conceptos[editar]

Umiña
  • Salud: existen varias deidades relacionadas con la salud pero la más destacada es Umiña, principal dios de los Manteños, que estaba representada en una esmeralda gigante. Se le representaba como una gema sentada en una silla en U. Reflejaba la unión del poder mítico con el de la salud. Se la conocía con los nombres illampallec o allec pong.[14]​ Por otro lado los shuar llaman Uwishin al hombre o mujer de sabiduría médica ancestral.[10]
  • Guerra: de todas las deidades de la guerra, el más destacado fue Tumbal de los punáes.[14]​ Esta tribu que vivía en constante conflicto con los Chonos al norte o los Tumbez al sur desarrollaron una deidad para ayudarlos en la guerra a quien sacrificaban los prisioneros de batallas. En su honor se construyó un monolito gigante donde se llevaban a cabo los sacrificios.[14]
  • Dinero: además de ser medio de cambio era considerado sagrado. Era representado por la concha Spondylus que asimismo era un oráculo que predecía un posible Fenómeno de El Niño.[4]​ Lo obtenían los manteños de la Isla Salango, nombrada así en honor del cacique Salango.[4]​ Era ofrecido frecuentemente a los dioses, de ahí uno de sus principales roles religiosos. Además era común encontrarlo en los entierros de la cultura Quitu.[14]​ Podía ser reemplazado por la hachas moneda.[14]
  • Fertilidad: era de suma importancia para todos los señoríos étnicos sin embargo los rituales más desarrollados fueron en la costa en las zonas donde había menos agua en la península de Santa Elena. La deidad más importante relacionada a la fertilidad fue Sacachun a quien le dedicaron un monolito de San Biritute, así como cuatro otros monolitos más.[14]​ En estos rituales era común la homosexualidad por la que se hicieron conocer los Huancavilcas entre los cronistas. Era además representada por la cerámica de la cultura Valdivia, en sus famosas Venus.
  • Sabiduría: representada en las lenguas barbacoanas por la palabra "Mi". Usualmente era simbolizada por el "mirucu" quien era el conductor del pueblo. También era representado por el mono conocido en lenguas barbacoanas como Guishiyumi. Si Pi era el agua y Ni el fuego, es decir juntos la ontología o el ser del mundo, Mi era la aplicación ética de estos principios, la filosofía convertida en modo de vida.[1]
  • Demonio: en la cultura afro, en su cosmovisión que sincretiza sus creencias originarias con las de la cultura cayapa, Patacore simbolizaba el diablo, que danzaba mientras se tocaba la marimba en los rituales. Una figura similar se desarrolló entre los caranquis que en la colonia fue conocido como diablo uma, quien lidera la danza en los equinoccios. Los Cayapas llamaron diablo o juyungo a los cimarrones que llegaron a las costas de Esmeraldas.[15]

Criaturas fantásticas[editar]

  • Pillallau: era un grifo, mitad condor mitad puma, que se creía habitaba en la cumbre del Chimborazo.[1]
  • Chuhuajinu: también conocido como chusalongo suele ser interpretado como un duende. Simboliza impulso sexual de los volcanes.[10]
  • Tunda: es una mujer monstruo vampiro que habita en los ríos y que es temida por las personas que ahí navegan.[16]
  • Riviel: es el espíritu del río que asusta a los navegantes.[16]
  • Posorja: oráculo que supuestamente predijo la caida del tahuantinsuyo.[14]
  • Tin-Tin:​​ es un personaje mítico del folklor del litoral ecuatoriano, originalmente proveniente de la Isla Puná
  • Maria Meseía: extraña imagen encontrada en la Isla de la Plata por los primeros conquistadores. Se le dedicaban muchas ofrendas.[17]

Sincretismos[editar]

Cosmogonía sincrética de los afroecuatorianos

Tanto con la conquista incaica, la conquista española y con la creación del Reino Zambo de Esmeraldas, se sincretizaron los mitos de los señoríos étnicos de Ecuador. Se presenta a continuación los casos más representativos.

  • Jatiquilla: con la conqusita incaica se convirtió en catequilla o catequil sincretizandose con el dios Illapa, subordinándose a Viracocha y siendo usado por Huayna Capac para sus intereses como oráculo. Cambio sus caraterísticas para convertirse en dios del rayo, desdoblado en una trinidad. Su rito sería prohibido por los españoles durante la evangelización.
  • Chuhuajinu: con la conquista incaica se convertiría en chusalongo y en sus interpretaciones más simples se lo interpretaría como un mero duende.
  • Pillallau: su templo sería sustituido por la imagen de la Virgen de la Peña de Puruguay, que se encuentra en la provincia de Chimborazo.
  • Umiña: su cerro donde se le rendía culto sería sustituido por una iglesia que rinde culto a la imagen de la Virgen de Monserrat de Montecristi, enviado por Carlos V como un regalo.
  • María Meseía: misteriosa imagen de la Isla de la Plata, los conquistadores creyeron que era la virgen de la Merced, fue llevada a la ciudad de Quito. Las ofrendas en esta isla se prohibieron.
  • Juyungo: pasaría de ser el diablo de la cultura Cayapa a convertirse en parte de la cultura afroecuatoriana.

Véase también[editar]

Referencias[editar]

  1. a b c d e f g h i j k l Costales, Piedad Peñaherrera de; Samaniego, Alfredo Costales; Peñaherrera, Jaime Costales (1996). Mitos quitu-cara. Editorial Abya Yala. ISBN 978-9978-04-423-0. Consultado el 14 de julio de 2024. 
  2. «Arútam. Dios de los dioses.». pueblosoriginarios.com. Consultado el 14 de julio de 2024. 
  3. «El tsáchila que se convirtió en sol». El Universo. 16 de octubre de 2016. Consultado el 14 de julio de 2024. 
  4. a b c d Seijo, César Lodeiros; Cabrera, Jonathan A. Santana; Arango, Antonio Jaramillo; Soria, Gaspar; Marcos, Jorge (2018). «Breve Historia Del Spondylus En El Pacífico Suramericano: Un Símbolo Que Retorna Al Presente». Interciencia 43 (12): 871-877. Consultado el 14 de julio de 2024. 
  5. a b c Ubidia, Abdón (1993). CUENTOS, LEYENDAS, MITOS Y CASOS DEL ECUADOR 2a. Ed.. Libresa. ISBN 978-9978-49-223-9. Consultado el 14 de julio de 2024. 
  6. Staller, John E. (2017). «San Catequilla de Pichincha: Rayos, huacas, astronomía antigua, y expansión Inca». Revista de Arqueología Americana (35): 87-127. ISSN 2663-4066. doi:10.35424/rearam352017%f. Consultado el 14 de julio de 2024. 
  7. Guerrero Flórez, Fernando Andrés (2019). Kamashik: el camino del bastón. -Pueblo de los Pastos-. Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador. Consultado el 14 de julio de 2024. 
  8. a b «Bard College | La Voz | Article | La leyenda de los Cañaris». lavoz.bard.edu. Consultado el 14 de julio de 2024. 
  9. a b rraae.cedia.edu.ec https://rraae.cedia.edu.ec/Record/UCUENCA_5e52a2bdc269893af05302ae0a72c957 |url= sin título (ayuda). Consultado el 14 de julio de 2024. 
  10. a b c d e f Almeida, Ileana (2014). Mitos cosmogónicos de los pueblos indígenas en Ecuador. Abya-Yala. ISBN 978-9942-09-244-1. Consultado el 14 de julio de 2024. 
  11. a b c Espinosa Apolo, Manuel Agustín (2019). El onomástico “Quito”. Etimología y significado histórico-cultural. Consultado el 14 de julio de 2024. 
  12. Salguero Morán, Denny Andrés; Ortiz Quiroz, Diana (2022). Iconografía de las “cocinas de brujo” Milagro Quevedo durante el periodo de Integración. Un acercamiento a su interpretación cosmogónica. ESPOL. FCSH. Consultado el 14 de julio de 2024. 
  13. Martínez Nari-Nua, Gracia Hna; Pellizzaro, Siro María sdb (27 de junio de 2009). Mitos Shuar. Tomo II Shakáim. ISBN 978-9978-22-824-1. Consultado el 14 de julio de 2024. 
  14. a b c d e f g Jorge Carrera Andrade (1959). El Camino del Sol. Consultado el 14 de julio de 2024. 
  15. Ortiz, Adalberto; Mainer, José Carlos (1983). Juyungo: historia de un negro, una isla y otros negros (Segunda edición edición). Seix Barral. ISBN 978-84-322-7000-0. Consultado el 14 de julio de 2024. 
  16. a b «Religiosidad afroecuatoriana – Instituto Nacional de Patrimonio Cultural». Consultado el 14 de julio de 2024. 
  17. Cervantes, Biblioteca Virtual Miguel de. «La Iglesia, modeladora de la nacionalidad». Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Consultado el 14 de julio de 2024.