Fernando de los Ríos

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Fernando de los Ríos


Ministro de Justicia de España
14 de abril de 1931-16 de diciembre de 1931
Presidente Niceto Alcalá Zamora
Manuel Azaña
Predecesor Manuel García Prieto
Sucesor Álvaro de Albornoz y Liminiana


Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes de España
16 de diciembre de 1931-12 de junio de 1933
Presidente Manuel Azaña
Predecesor Marcelino Domingo Sanjuán
Sucesor Francisco José Barnés Salinas


Ministro de Estado de España
12 de junio de 1933-12 de septiembre de 1933
Presidente Manuel Azaña
Predecesor Luis de Zulueta y Escolano
Sucesor Claudio Sánchez Albornoz


Diputado en Cortes Generales de España
por Granada
24 de junio de 1919-2 de octubre de 1920

7 de julio de 1931-2 de febrero de 1939


Diputado en Cortes Generales de España
por Madrid
28 de mayo de 1923-15 de septiembre de 1923


Diputado en la Asamblea Nacional Consultiva
10 de octubre de 1927-29 de octubre de 1927

Información personal
Nacimiento 8 de diciembre de 1879 Ver y modificar los datos en Wikidata
Ronda (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 31 de mayo de 1949 Ver y modificar los datos en Wikidata (69 años)
Nueva York (Estados Unidos) Ver y modificar los datos en Wikidata
Sepultura Cementerio Civil de Madrid Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Española
Familia
Cónyuge Gloria Giner de los Ríos García (1912-1949) Ver y modificar los datos en Wikidata
Hijos Laura de los Ríos Giner Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Educación doctor Ver y modificar los datos en Wikidata
Educado en Universidad de Granada
Información profesional
Ocupación Profesor, político.
Empleador
Estudiantes Juan Aparicio López y Francisco García Lorca Ver y modificar los datos en Wikidata
Partido político PSOE
Firma

Fernando de los Ríos Urruti (Ronda, Málaga, 8 de diciembre de 1879 - Nueva York, 31 de mayo de 1949) fue un político, dirigente e ideólogo socialista español, considerado como una de las más destacadas figuras del pensamiento socialista español destacando su propuesta de un socialismo humanista, desde una perspectiva no revolucionaria y deudora de la vanguardia de la socialdemocracia política y ética europea, y de un socialismo dentro del marco político de la democracia liberal, sin concesiones a cualquier tipo de aspiraciones totalitarias. [cita requerida]

Biografía

Huérfano a los cuatro años, realizará los estudios de bachillerato en Córdoba y tras finalizarlos la familia se instala, en 1895, en Madrid donde Fernando de los Ríos continuará sus estudios en la Institución Libre de Enseñanza, dirigida por su tío Francisco Giner de los Ríos.

En la capital de España realizó los estudios de Derecho obteniendo la licenciatura en 1901 tras lo que comenzó su labor como profesor en la Institución Libre de Enseñanza. Tras doctorarse en 1907, obtuvo en 1911 la cátedra en la Universidad de Granada, donde fue profesor del más tarde poeta y dramaturgo Federico García Lorca, a quien le unió estrecha amistad.

Militante socialista

En 1919 se afilia al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y participará en la elecciones de ese mismo año, resultado elegido diputado por la circunscripción de Granada. En 1920 es elegido miembro de la Comisión Ejecutiva del PSOE y como tal viajará a la Unión Soviética para ver las posibilidades de ingreso del partido en la Tercera Internacional. La percepción que obtuvo del rumbo totalitario de la Revolución Soviética hizo que De los Ríos se opusiera al ingreso del partido en la citada Internacional, lo que provocaría la escisión de un sector pequeño del partido que habría de fundar el Partido Comunista de España.[cita requerida]

Diputado en la monarquía

En 1923 es elegido nuevamente diputado a Cortes, en esta ocasión por la circunscripción de Madrid.

Desde 1926 perteneció a la masonería, afiliado a la logia Alhambra de Granada, del Gran Oriente Español, adoptando como nombre simbólico Jugan. Fue elegido entre 1927 y 1929 como representante de la Gran Logia Regional del Mediodía en las sucesivas asambleas anuales del Gran Oriente Español.[cita requerida]

Es testigo de excepción del golpe militar del general Miguel Primo de Rivera. Inmediatamente, y en contra de la opinión de la corriente sindicalista del PSOE, se opone a la colaboración con la dictadura.

Ministro de la Segunda República

Participa en 1930, en el Pacto de San Sebastián que desembocará en la fracasada Sublevación de Jaca, golpe de estado que pretendía de un modo violento la proclamación de la Segunda República Española, lo que supuso, conforme a la legislación vigente su encarcelamiento.

Liberado en 1931, justo antes de la proclamación de la Segunda República Española participará en las elecciones que se celebran en junio y obtendrá nuevamente un escaño por Granada, pasando a formar parte, como ministro de Justicia, del gobierno provisional que entre el 14 de abril y el 14 de octubre formará Niceto Alcalá Zamora. Cartera que ocupará nuevamente entre el 14 de octubre y el 16 de diciembre de 1931 en el primer gobierno del Bienio reformista bajo la presidencia de Manuel Azaña.

En el debate de totalidad del proyecto de Constitución fue el portavoz del grupo parlamentario socialista.[1]​ Hacia el principio de su intervención en apoyo del proyecto afirmó:

En una autocracia, la desobediencia es un deber; en una democracia, la obediencia es una necesidad

Y a continuación justificó uno de los puntos más polémicos del proyecto, la "socialización" de la propiedad:

Allá donde las fuerzas económicas son potentes, estructuradas en "truts", "cartels", "concerns", sindicatos de industrias, etc., no hay posibilidad de garantía para la libertad política. (...) "Economía libre" quiere decir "hombre esclavo" y, en cambio, una economía sojuzgada y sometida es lo único que hace posible una verdadera posición de libertad para el hombre. Y eso es lo que nosotros representamos; vamos hacia una economía planificada, hacia una economía sojuzgada, hacia una economía sometida, hacia una economía disciplinada y subordinada al interés público. (...) La economía tiene que organizarse de un modo público, y los órganos de gestión de esa Economía habrán de ser los Sindicatos; Sindicatos en los que estén verticalmente contenidos todos los elementos que los constituyen, desde el técnico gestor hasta el obrero; pero el Sindicato, en nuestra concepción, es esto, no más, pero tampoco menos: es el órgano de gestión de la economía supeditado a intereses de carácter público. Aquí comienza nuestra discrepancia teórica con el sindicalismo. (...) La República ha venido por un hambre de justicia que existía en España y para satisfacer ese hambre de justicia

Fernando de los Ríos también tuvo un destacado protagonismo en el debate de los artículos sobre religión, familia y enseñanza celebrado entre 8 y el 13 de octubre de 1931, ya que fue el encargado de abrirlo, como Ministro de Justicia, aunque sin representar ni al Gobierno Provisional ni al grupo parlamentario socialista, y desde el punto de vista de una persona que "ha vivido siempre dentro del grupo minoritario que ha sufrido en la carne de su espíritu la persecución". En primer lugar defendió la libertad de cultos y la secularización del Estado que eran los dos principios que habían guiado la política religiosa del Gobierno Provisional:

El Estado no puede solicitar del hombre ni emociones, ni sentimientos, ni creencias, y es, sin embargo, en el reino de la emoción, del sentimiento y de la creencia donde viven la fe y la confesión. Por eso, ante el dintel de la fe... el Estado no es que no puede, es que debe mantenerse alejado y neutral; es decir, el Estado tiene que ser aconfesional

Partiendo del principio de la aconfesionalidad del Estado se opuso a otorgar a la Iglesia el estatus de Corporación de Derecho público, porque ésta no puede existir más que dentro del Estado, y "separar la Iglesia del Estado lleva consigo que el Estado ni colabore en la realización de los fines de la Iglesia, ni la ayude, ni la proteja sino que la deje en libertad internamente. No más; nada menos, tampoco". Preconizó en su lugar alcanzar un "modus vivendi" con la Iglesia Católica, "de igual suerte que la hubo con Francia en 1924", partiendo del hecho de "que el problema religioso, incluso en su aspecto externo, el problema eclesiástico, es el problema más íntimo, más profundo que hay en la vida española". Acabó su discurso dirigiéndose a los católicos de la Cámara en nombre de "nosotros los heterodoxos españoles" a los que la Iglesia Católica les ha hecho "constante objeto de las más hondas vejaciones":[2]

Voy, pues, a pediros -os lo ruego- que tengáis mucho cuidado con las palabras que pronunciéis: no renovéis nuestro dolor, no toquéis tambores de guerra, porque en la guerra fuisteis y sereis siempre vencidos en nombre de la emoción liberal española. Y a nosotros, señores Diputados, que el limo del dolor que en el fondo de nuestra alma sea un limo que no nos inspire resentimiento, que es ponzoña e incapacidad para elaborar una norma de respeto, como exige el principio de la libertad; seamos sentidos, no resentidos. Hemos, desgraciadamente, carecido de nuestro edicto de Nantes, de nuestro edicto de paz religiosa. Siempre es hora. ¡Ojalá que esta hora se aproveche, en nombre de los intereses históricos permanentes de nuestra República y de esta nuestra Patria española, tierra profundamente dramática y que hoy vive angustiada por la esperanza!

Tras la aprobación, el 9 de diciembre de 1931, del nuevo texto constitucional, De los Ríos volverá a formar parte del nuevo gobierno, nuevamente bajo la presidencia de Manuel Azaña, ocupando la cartera de Instrucción Pública y Bellas Artes hasta el 12 de junio de 1933 en que pasó a ocupar la cartera de Estado que mantuvo hasta la dimisión, el 12 de septiembre de ese mismo año, de Manuel Azaña y la elección de un nuevo gobierno bajo la presidencia de Alejandro Lerroux.

Fue nuevamente elegido diputado por la circunscripción de Granada en las elecciones de 1933.

En las Elecciones generales de España de 1936 fue candidato por el Partido Socialista Obrero Español obteniendo el acta de diputado por la provincia de Granada con 99 749 votos. La votación fue anulada por la Comisión de Actas y repetida el 3 de mayo de 1936 obteniendo 224 498 votos de un total de 260 448.[3]

Embajador

Cuando estalló la Guerra Civil se encontraba en Ginebra visitando a Pablo de Azcárate, que era Secretario General adjunto de la Sociedad de Naciones. Ambos se desplazaron a reorganizar la embajada española en Francia, de la que de los Ríos se hizo cargo hasta la toma de posesión de Álvaro de Albornoz, y posteriormente fue nombrado embajador en los Estados Unidos, permaneciendo al frente de la legación republicana hasta el final de la guerra en 1939, pasando entonces a ejercer como profesor en la New School for Social Research de Nueva York, ciudad en la que fijó su residencia hasta su muerte.

La depuración como catedrático por el bando franquista, sin lugar a proceso contradictorio alguno, se produjo mediante Orden Ministerial en febrero de 1939, junto a otros catedráticos:

... se separa definitivamente por ser pública y notoria la desafección de los catedráticos universitarios que se mencionarán al nuevo régimen implantado en España, no solamente por sus actuaciones en las zonas que han sufrido y en las que sufren la dominación marxista, sino también por su pertinaz política antinacionalista y antiespañola en los tiempos precedentes al Glorioso Movimiento Nacional. La evidencia de sus conductas perniciosas para el país hace totalmente inútiles las garantías procesales que, en otro caso constituyen la condición fundamental en todo enjuiciamiento, y por ello, este Ministerio ha resuelto separar definitivamente del servicio y dar de baja en sus respectivos escalafones a los señores: Luis Jiménez de Asúa, Fernando de los Ríos Urruti, Felipe Sánchez Román y José Castillejo Duarte, catedráticos de Derecho; José Giral Pereira, catedrático de Farmacia; Gustavo Pittaluga Fattorini y Juan Negrín López, catedráticos de Medicina; Blas Cabrera Felipe, catedrático de Ciencias; Julián Besteiro Fernández, José Gaos González Pola y Domingo Barnés Salinas, catedráticos de Filosofía y Letras, todos ellos de la Universidad de Madrid. Pablo Azcárate Flórez, Demófilo de Buen Lozano, Mariano Gómez González y Wenceslao Roces Suárez, catedráticos excedentes de Derecho
Orden del 3 de febrero de 1939, Ministerio de Educación Nacional.[4]

Obra escrita

Entre sus obras destacan:

  • La crisis actual de la democracia (1917),
  • Mi viaje a la Rusia soviética (1921) escrito tras el citado viaje a la Rusia bolchevique y en el que cuenta que al preguntarle a Lenin cuándo se iba a establecer la libertad en la Unión Soviética revolucionaria, este le contestó con su famosa pregunta "¿Libertad para qué?",
  • El sentido humanista del socialismo (1926),
  • Religión y Estado en la España del siglo XVI (1927).

Referencias

  1. Juliá, Santos (2009). La Constitución de 1931. Madrid: Iustel. pp. 255-264. 
  2. Juliá, Santos (2009). Ibid. pp. 431-439. 
  3. Buscador Histórico de Diputados
  4. Luis Enrique Otero Carvajal: La destrucción de la ciencia en España : depuración universitaria en el franquismo. Universidad Complutense de Madrid, Editorial Complutense, 2006 ISBN 84-7491-808-1, pps 74 y ss.


Predecesor:
Manuel García Prieto

Ministro de Justicia de España

1931
Sucesor:
Álvaro de Albornoz y Liminiana
Predecesor:
Marcelino Domingo

Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes de España

1931-1933
Sucesor:
Francisco Barnés Salinas
Predecesor:
Luis de Zulueta y Escolano

Ministro de Estado de España

1933
Sucesor:
Claudio Sánchez Albornoz