Diferencia entre revisiones de «Charro»

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En algunos países de habla hispana, llaman equivocadamente "charro" también al [[mariachi]], que es el [[músico]] tradicional y utiliza un atuendo similar al del charro mexicano.
En algunos países de habla hispana, llaman equivocadamente "charro" también al [[mariachi]], que es el [[músico]] tradicional y utiliza un atuendo similar al del charro mexicano.

En [[Argentina]], habiendo surgido el término en la ciudad de [[Rosario_(Argentina)|Rosario]], suele llamársele "Charro" al cigarrillo de [[Gañja|ganja]]. Es también común en esta ciudad el uso de su diminutivo "charrito" como término amistoso (e.g. "sale un charrito?").


En [[España]] la palabra charro es usada para nombrar a los nativos de [[Salamanca (España)|Salamanca]].
En [[España]] la palabra charro es usada para nombrar a los nativos de [[Salamanca (España)|Salamanca]].

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Agrupamiento de Charros en Paseo de la Reforma.

En México "Charro" significa "Jinete" de "chaucho" o de "ordoñez" que en el árabe mudéjar provenía de la palabra "hawsh" para significar al que maneja animales, debido a que durante siglo XVII hubo una gran afluencia de colonos andaluces hacia el Nuevo Mundo quienes llevaron consigo palabras de origen morisco.

El "Charro" mexicano puede equipararse a la figura del Llanero en Colombia y Venezuela, el Gaucho en Argentina y Uruguay, el Huaso en Chile, al Vaquero en Estados Unidos y el Qorilazo en Perú de finales del siglo XIX.

En algunos países de habla hispana, llaman equivocadamente "charro" también al mariachi, que es el músico tradicional y utiliza un atuendo similar al del charro mexicano.

En España la palabra charro es usada para nombrar a los nativos de Salamanca.

Según la Real Academia de la Lengua Española, la palabra "Charro" como nativo de Salamanca, España, se relaciona etimológicamente con la palabra vasca "txar" que quiere decir "defectuoso o débil"[1]​ y en el vasco actual tiene una connotación peyorativa.[2]​ En México, también llega a utilizarse "charro" desde una perspectiva endofóbica y desinformada, como un adjetivo para aquello que es rústico o recargado.

La vestimenta típica de los hombres de Salamanca, es el traje de charro, que en México, y no necesariamente derivado del primero, se establece oficialmente en las décadas posteriores a la Revolución mexicana como el "atuendo nacional".

El Charro Mexicano

Icono de la mexicanidad, presente en el imaginario colectivo así como en la literatura, cine, pintura. El Charro era el estereotipo de las personas adineradas del campo, los hacendados, los dueños extensiones de tierra productoras, era el traje de etiqueta de estas personas, ya que el traje de Charro se caracteriza por tener botonería de plata u oro. El charro moderno practica la charrería que está considerada como el deporte nacional en México a pesar de que el Fútbol es mucho más popular y que la mayoría de la población urbana ignora los aspectos más básicos de la charrería, Esto pudiera deberse en gran medida a que a diferencia del Fútbol, (un deporte que no implica mayores problemas para practicarse que el uso de una pelota y el cual se puede jugar en casi cualquier lugar), la charreria es mayormente practicada por las clases pudientes, por lo oneroso del mismo mantenimiento equino y de la vestimenta propia. Actualmente, y ya como actividad competitiva y reglamentada [1] encuentra su manifestación auténtica en este país, basada en las prácticas y ecuestres desde la Colonia hasta la Revolución mexicana.

Origen

En el Virreinato de la Nueva España a los indígenas les estaba prohibido montar o poseer caballos (con excepción de los tlaxcaltecas nobles y otros caciques aliados y sus descendientes). Para las labores de ganadería sin embargo era necesario emplear vaqueros preferentemente mestizos y en pocos casos indígenas; entre las condiciones para otorgarles permisos para montar estaban el ser empleados en un hacienda, utilizar sillas distintas a las militares y vestir con cuero o gamuza por lo que a éstos vaqueros se les llamaba "cuerudos".

Con el tiempo, tanto los terratenientes como sus empleados conformaron, primero en el Altiplano Mexicano y después en casi todo el país, un estilo hípico nuevo adaptado a las características de este variable y accidentado territorio.

Después de la independencia proliferaron los hombres "de a caballo" propietarios de pequeñas granjas y arrendadores independientes que por su condición de mestizos con rasgos mulatos o indígenas eran conocidos como chinacos mientras que a los empleados de las haciendas se les llamaba simplemente "caporales" y"vaqueros".

Los hacendados ricos gustaban de ornamentaciones similares a las de los aristócratas y de los oficiales de caballería en trajes con un corte totalmente distinto haciendo alarde de sus riquezas, mientras que los jinetes menos acaudalados los hacían adornar con bordados de "pita" proveniente de la fibra del maguey ó con grecas y calados en gamuza.

El general Ignacio Zaragoza en 1861, durante el gobierno de Benito Juárez crea el primer "Cuerpo de Rurales", que eran auxiliares del ejército así como encargados de perseguir asaltantes de caminos y poblados rurales. Durante período de Porfirio Díaz se caracteriaron por garantizar la seguridad y también por sus abusos. Eran jinetes muy experimentados y estaban uniformados con trajes de charro de color gris y sombrero. Sus armas las componían el machete, la reata, pistola, carabina de montar y una larga lanza; temibles en el uso de ésta última, se dice que "con el lazo y con la lanza se forjó el Charro"

Para mediados del Siglo XIX, los "de a caballo" en México se enfrentaron en la Guerra de Reforma, los charros de abolengo se acercaron al "Príncipe extranjero" Maximiliano de Habsburgo que buscaba rodearse de ellos para integrarse a México y a sus tradiciones, incluso se le atribuye la modificación al pantalón de Charro. Por otra parte, los Plateados que eran rancheros acaudalados pero liberales y los chinacos peleaban por la República.

El marqués de Guadalupe Carlos Rincón Gallardo es considerado el padre de la charrería y es antepasado de muchos charros notables y jugadores de polo.

El personaje histórico más representativo del charro mexicano, es el General Emiliano Zapata, quien aún antes de la Revolución era conocido en la región del Sur de México por ser un extraordinario Jinete y arrendador de Caballos.

Se dice que la charrería se originó en los estados de Jalisco, México y sobre todo Hidalgo. Pero es hacia la década de 1930 con la migración del Campo princpalemente hacia la Ciudad de México cuando surge la Charrería como un deporte reglamentado y se construyen los Lienzos Charros.

Características

La silla de montar mexicana, que es hija de la española y nieta de la árabe, no obstante el hecho de que es relativamente pesada comparada con otras, es muy cómoda tanto para el caballo como para el jinete y básicamente se conforma por un "fuste" o esqueleto de madera, cuerajes y estribos entre otros accesorios.Existen tan bellas sillas de montar que son una auténtica obra de arte: de cuero talabarteado o amartelado que forman figuras en todas sus elementos o arreos; las hay con molduras de plata, con hiladuras de colores que alegran y embellecen los arreos, y se suelen acompañar de tientos, donde se atan y cuelgan lo mismo un machete que una cuarta o un fuste, un rifle o un gabán.

Los arreos y avíos el charro (o vaquero) mexicano, estos fueron copiados por el cowboy o "buckaroo" estadounidense, luego de la colonización del territorio mexicano perdido a manos de los estadounidenses. De hecho la silla de montar tejana está basada en la silla mexicana de chinaco.

Durante la Revolución mexicana el caballo criollo mexicano prácticamente desaparació, debido a su excesivo uso durante el combate. Así que los caballos más utilizados para la charrería son el Cuarto de Milla, de origen norteamericano y el Caballo Azteca que es una raza reciente.

El Caballo Charro debe ser de mediana alzada, muy fuerte, de temperamento noble y veloz.

La "reata" o soga de lazar es indispensable para la charrería así como las espuelas, chaparreras y el traje de Charro.

Contexto Social

Ya a fines del siglo XIX charro era sinónimo de jinete muy diestro o experimentado.

Uno era el rico terrateniente y otro el peón de hacienda, si bien ambos usaron sombrero ancho durante mucho tiempo. El charro al ser terrateniente o empleado de confianza de éste (dueño de la tierra), tenía generalmente un status social "superior" al de los otros campesinos.

Durante los siglos XIX y XX los jinetes que no pertenecían a las clases altas mexicanas eran conocidos como "Chinacos", es decir mestizos en recuerdo de una de las castas del periodo virreinal.

El amansador o el vaquero jornalero (habilísimos jinetes) aún siendo humilde contaba con el prestigio de ser mejor "cotizados" como empleados que cualquier otro tipo de trabajador y vestían trajes de charro semejantes a los de los patrones.

Con excepciones notables como la del mismísimo caudillo revolucionario Emiliano Zapata o Benjamín Argumedo el charro actual, es en muchos casos conservador y con frecuencia reaccionario. Por eso, en el sindicalismo mexicano se le llama "líder charro" a aquel que representa los intereses del patrón y no de los agremiados. (Una curiosa paradoja es el caso del Jorge Negrete quien en el cine representaba al charro, pero como sindicalista fue notable por su honestidad y por las conquistas laborales que logró en su tiempo.)

Los caballerangos, herreros, pastores y arrieros no eran considerados necesariamente charros, pero aspiraban a serlo. De manera bastante similar al servicio personal en la España medieval, en las haciendas mexicanas, los charros tenían un prestigio caballeresco al cual muchos de los vaqueros buscaban acceder.

El discurso oficial de las primeras décadas del siglo XX estableció al charro como arquetipo del mexicano al lado de la china poblana, aun cuando la pareja original de ésta fue el chinaco. Bien aceptado por las diversas clases sociales que lo identificaban, ya sea como emancipación del indígena Indio alzado ( o montado ) y al mismo tiempo como la herencia hispana y ostentosa pero romántica.

No obstante el origen clasista del charro mexicano, en la actualidad, en los equipos que practican la charrería hay atletas tanto humildes como acaudalados que destacan por su desempeño en un ambiente de igualdad (al menos) durante las prácticas y encuentros.

En las zonas rurales, la posición social del charro ha sido emblemática, aunque desde hace varias décadas, con la influencia globalizadora y de la "modernidad" han cambiado mucho las cosas.

El fenotipo más común en el charro es el del criollo y el mestizo con facciones predominantemente ibéricas, variando desde luego en cada región: en Jalisco hay charros de tez clara; en la costa del golfo los hay con rasgos mulatos y en el sur se ve más el tipo muy indígena. Curiosamente una buena parte de los descendientes de inmigrantes libaneses y sirios se ha integrado al ambiente de la charrería.

Existen en Estados Unidos asociaciones de Charros, tanto aficionados como profesionales, debido a la enorme población de origen mexicano en ese país.

Cultura y Espectáculo

El Charro cancionero y alegre del cine mexicano no es tan ficticio como sus críticos pretenden, ya que antes de la era de los medios masivos de comunicación, la gente del campo se entretenía haciendo música y bailes, esto es la fuente del folclore.

En México la cultura de la fiesta y de la convivencia, hicieron del charro un personaje alegre, un tanto fanfarrón y un ente completamente social a diferencia del (parco) aunque también machista vaquero estadounidense.

La influencia de la cultura de la charrería esta presente en el México actual en múltiples expresiones, por ejemplo la palabra lana como sinónimo de dinero ya que esta fibra era distintivo de las clases dominantes en el campo. Expresiones como "no te bajes del caballo" o sea: "no cedas"; o bien el imperativo "picale" (con las espuelas al caballo) para significar "corre" o "apúrate". Este "pícale" también ha derivado en "ándale" con la misma función.

Los cuadros del pintor Ernesto Icaza retratan diversas escenas de charrería en el campo, documentando las costumbres y características de la charrería de finasles del Siglo XIX y principios del XX.

En el cine, el charro ha sido tema tan recurrente como el "cow-boy". Algunos de los charros cinematográficos han sido: Pedro Infante, Luis Aguilar, Javier Solís, Tito Guízar, Miguel Aceves Mejía, Francisco Avitia entre otros.

Jorge Negrete, el Charro Cantor es considerado el mejor representante del Charro Mexicano en el cine.

Notable por sus brillantes espectáculos ecuestres ha sido Antonio Aguilar posiblemente el último representante genuino del charro en la industria del entretenimiento, misma que en las últimas décadas ha contribuido a la distorsión del concepto y de la imagen del charro en telenovelas de baja calidad y con cantantes puramente comerciales, con poco o escasísimo contenido cultural.

En muchas mujeres de hispanoamérica aún produce suspiros el gaucho, el rejoneador o el charro, tal vez por que en el incosciente colectivo representan la virilidad primitiva.

Aun cuando México se caracteriza por su riqueza y variedad folclórica, la imagen del Charro unifica a México debido a que su uso no ha estado limitado a una sola región y a que representa el mestizaje mismo que se considera la base de la identidad mexicana.

Traje de Charro

Las haciendas, hasta principios del siglo XX constituían en la práctica pequeños feudos con jerarquías más o menos rígidas, esto también se hacíe evidente en la indumentaria: el traje de faena que el patrón y los varones de su familia utilizaban eran más lujosos y en ocasiones con colores distintos. Los charros más ricos, generalmente criollos vestían de lana con ornamentos en plata y los más modestos adornaban sus trajes con grecas de gamuza. Por otra parte, los peones (empleados "de a pie")se conformaban con manta de algodón y huaraches como calzado en lugar de botas.

Las principales creadoras de esta vestimenta del vaquero mexicano y del caporal han sido las mujeres del campo, quienes con gran habilidad e ingenio echaban mano de materiales menos lujosos que los de los patrones de sus maridos e hijos para confeccionarles prendas resistentes tanto como hermosas. Una prenda muy importante son las chaparreras. Por chaparreras se entiende una prenda de vestir útil para realizar ciertas faenas del arte de la charrería; no se ha de olvidar que la práctica del manejo de animales mayores en méxico fue el origen de lo hoy es llamado arte de la charrería. No es un mero folklore ni un juego sino el resultado del manejo de los animales para herrarlos y agruparlos para conducirlos bien al matadero o otros lugares lejanos, para vacunarlos u otros menesteres. La chaparrera es pues un faldón de cuero que se ata con correas a la cintura por la parte trasera y penden de él dos tiras amplias de cuero recio que a su vez se atan, con cintillas o botonadura, por atrás de las piernas, los muslos, y llegan a cubrir casi hasta los tobillos formando como una coraza protectora a la hora de realizar suertes a caballo. Un ejemplo de su uso es el protegerse de los "chaparros" o arbustos -de allí su nombre-, que al cabalgar o trabajar en el campo rozan con la pierna y razgarían el pantalón si no fuea por esa protección "chaparrera" de las ramas bajas y espinadas. En la suerte de los piales -además- la reata suele rozar con el muslo, cosa que de no ser por la chaparrera se quemaría la ropa y el muslo con la fuerza del tirón tan fuerte para deribar el animal. Además, cubre un poco más la parte interior del muslo que roza con el fuste de la silla y, que con el mucho montar y ejetreo, llega a producir llagas severas.

Los Chinacos usaban un sombrero plano parecido al andaluz. Calzón de manta largo cubierto por otro pantalón abierto de los lados exteriores los cuales eran abrochados por una botonadura que dio lugar a la que posteriormente han usado los charros mismos que en aquel entonces tenían una indumentaria similar a la del chinaco, pero más ostentosa.

Con la Revolución mexicana esta vestimenta se "democratizó" y pasó a ser el atuendo nacional.

Descripción

El traje de charros reglamentado, que puede ser de faena o de gala, debe ser confeccionado con lana, gamuza o la combinación de ambos materiales. Consta de pantalón, chaquetilla, camisa (en ocasiones chaleco), botines y corbata de rebozo.

Los colores permitidos son toda la gama de café, azul oscuro, marrón, gris y verde seco los cuales contrastan con las "grecas" o calados y las botonaduras. También se utiliza el rojo oscuro mezclado con negro únicamente en el pantalón de caporal y en los complementos de la montura. Colores como el blanco o el rosa están proscritos.

Los botines deben ser del color del cueraje de la silla, es decir miel, café o bayo. El traje negro es solamente para bodas o funerales y es el único que debe llevar botines negros.

La camisa, que puede ser "pachuqueña" o de "cuello doblado" dando preferencia al blanco y al color hueso, el color rosa y negro están proscritos.

Sombrero de charro

El famoso sombrero, está hecho de fieltro de lana, de pelo de liebre o de paja de trigo y es una auténtica protección para el brillante sol de México y para la caída desde el lomo de un caballo. Por eso el verdadero sombrero de charro es de ala ancha, levantado de la parte posterior; lleva en la copa cuatro "pedradas" que le dan resistencia en caso de impacto. Para ese último caso es mejor el sombrero hecho de palma, que es más sólido sin ser demasiado pesado.

De acuerdo a la región presenta variantes: en las zonas más secas, el ala es más ancha que en las zonas boscosas, y en aquellas con mayor humedad, los materiales son más frescos y ligeros que en las tierra altas.

Suelen adornarse generalmente con toquillas y ribetes bordados o "calados". Los tipos de sombrero más usados son: el "San Luis Moderado", "Pachuca", "Cocula", "Hacendado", etc.

Un sombrero de charro verdadero se manda hacer con artesanos especializados y es muy distinto al que se vende en las tiendas de "souvenirs" para turistas.

Se pueden añadir más usos del sombrero charro. Para quienes lo han usado saben los múltiples usos y beneficios de su diseño. Algunos pueden ser: no sólo cubre del brillante sol sino igualmente del viento y, sobre todo, del polvo; con él se atiza un fuego como se apaga si se enciende el campo; se ataranta una víbora y luego se la mata, protegiendo de su mortal mordida; se realiza un bonito lance a un toro bravo que sale por el monte y se le esquiva; se le da de beber a un cuaco o a cien que hubiera; se cubre el anonimato antes de un lance de amor o de librarse de un enemigo; se utiliza como escudo en la defensa de un ataque a machete o navaja, tomándolo del barbiquejo; cubre estupendamente de la lluvia que, con manga de paja o lona ahulada, es el mejor paraguas a pie o a caballo; en jaripeo, sobre todo de toros cebú, protege de los peligros de una cornada y, en caso de caída, hace las veces de casco; y otros usos se que podrían añadir por quienes lo hemos utilizado en el campo.

Suertes Charras

1. Cala: Esta faena es la demostración de la buena rienda y educación del caballo charro y comprende, buen gobierno, estribo, mansedumbre, andadura, galope, carrera, ceja y posturas de cabeza y cola. Consiste en que el caballo corra a toda velocidad y se frene en un solo tiempo y a esto se le llama punta. Después vienen los lados donde el caballo tiene que girar sobre su propio eje apoyado en una sola pata así hacia los 2 lados. A continuación vienen los medios lados donde tiene que hacer lo mismo pero a la mitad y al finalde esta suerte tiene que caminar hacia atrás hasta la línea de los 50 metros.

2. Piales: La faena de los píales en el lienzo, consiste en detener a una yegua que saliendo por la puerta del partidero y desplegando su carrera por el lienzo es lazada exclusivamente de sus cuartos traseros por un charro que montando en su cabalgadura amarra su reata en la cabeza de la montura para chorrearla según sea necesario restándole paulatinamente la velocidad a la yegua bruta hasta remachar su reata deteniendo así totalmente la carrera del animal. El charro debe de tener cuidado que la reata no traiga vueltas atoradas por que le puede volar dedos.Existe una suerte, un pial especial, que es llamado "de la muerte" o "de la flecha" que consiste no en atorar la reata en la cabeza de la silla y tirar del potro lazado, sino que se ata la reata a los propios tobillos y haciendo fuerza con el piso se aguanta el tirón derrumbando el potro al piso: si no se logra el charro seá arrastrado por el animal dejándo al lazador mal herido o quizá muerto por el arrastre. Esta suerte la hacen los mejores y más valientes lazadores.

3. Colas: La faena del coleadero consiste en que un charro montado en su cabalgadura esperará en la puerta del partidero la salida de un toro, al que después de saludar y pachonear lo tomará de la cola para amarrársela en la pierna el coleador y posteriormente adelantar la carrera de su caballo al tiempo que lo abre estirando al toro hasta conseguir derribarlo, desarrollando todas estas acciones, en una distancia máxima de 60 metros. En esta suerte el charro debe tener cuidado de que el toro al caer no pise las patas del caballo por que puede ocasionar una fractura y por consiguiente la pérdida del animal.

4. Jineteo de toro: Esta faena consiste en que un charro monte a un toro con la finalidad de permanecer montado en él hasta que el toro deje de reparar, para ello se encajonará al toro y con un equipo de auxiliares, los cuales deberán vestir correctamente de charros, hasta dos apretaladores por dentro del ruedo para estirar el pretal, pudiendo contar hasta con tres ayudantes por dentro de los cajones para sostener la cabeza del toro, apretalar y sujetar del cinto al jinete, para que pueda montarse y acomodarse, el mismo dará la indicación para que se abra la puerta del cajón, la faena inicia en el momento en que los jueces dan la orden para contabilizar el tiempo para apretalamiento, y termina cuando el charro se desmonta por cualquier razón.

5. Terna en el ruedo: La faena de la terna en el ruedo consiste en que tres charros lazadores montados a caballo y en una condición de equipo deberán lazar a un toro, pialarlo y derribarlo. Para hacerlo dispondrán de tres oportunidades cada uno ya sea para lazar la cabeza del toro o pialarlo, participarán obligatoriamente en forma alternada, después de intentar su oportunidad el primer charro, la intentará el segundo y posteriormente el tercero, y así sucesivamente hasta agotar sus oportunidades. Podrán intentarse lazos y píales floreados o sencillos.

6. Jineteo de yegua: Esta faena consiste en que un charro monte a una yegua bruta con la finalidad de permanecer montado en el lomo del animal desde su salida del cajón hasta que deje de reparar, para ello, se encajonará al equino y con un equipo de auxiliares los cuales deberán vestir correctamente de charros, hasta dos apretaladores por dentro del ruedo para estirar el pretal, pudiendo contar hasta con tres ayudantes por dentro de los cajones para sostener la cabeza de la yegua, apretalar y sujetar del cinto al jinete, para que pueda montarse y acomodarse, el mismo dará la indicación para que se abra la puerta del cajón, la faena inicia en el momento en que los jueces dan la orden para contabilizar el tiempo para apretalamiento, y termina cuando el charro se desmonta por cualquier razón.

7. Manganas a pie o a caballo: Las manganas consisten en que un charro situado en cualquier lugar del ruedo a una distancia mínima de cuatro metros de la barda perimetral, después de florear su reata lace los cuartos delanteros del equino que siendo arreado por tres charros montados a caballo desarrollará su carrera, una vez manganeado, (lazado de las manos), el charro manganeador lo estirará con su reata para derribarlo. El tiempo para ejecutar las manganas tanto a pie como a caballo será de 8 minutos, solamente se autorizara y se detendrá el cronometro para el primer cambio de yegua, así como por accidente o por que la yegua brinque o salga del ruedo, no se detendrá el cronometro para los cambios de yegua subsecuentes.

8. Paso de la muerte: Esta faena consiste, en que un charro montado a pelo en un caballo manso, armando un brinco se cambie a un caballo o yegua brutos que desarrollara su carrera siendo arreado por tres charros en sus respectivas cabalgaduras, el jinete ejecutante de la faena se sujetará exclusivamente de las crines del animal bruto hasta dominarlo y desmontarse. El pasador se encuentra en suerte desde el momento en que ingresa al ruedo y esta concluye cuando se desmonta el jinete por sí mismo o es derribado por el animal bruto una vez que haya brincado de un equino a otro, o cuando es derribado del caballo manso al intentar o no la faena o también cuando transcurren los tres minutos que se le otorgan para realizar la suerte.

Escaramuzas Charras realizando trenza.

La Mujer en la Charrería

Las Asociaciones de Charros, a la manera provinciana y tradicional eligen una "Reina de los Charros" cada año, que, es una joven perteneciente a una asociación o a una región que comprende varias asociaciones. Su función es social y son encargadas de inaugurar temporadas o festejos.

En un contexto con cada vez más equidad de género, la amazona es una deportista activa en el medio de la Charrería y su principal disciplina es la Escaramuza charra. Para esta se utiliza una montura llamada albarda charra. Hay mujeres que practican otras suertes también muy intrépidas y espectaculares.

Véase también

Referencias

Bibliografía

  • El libro de charrería. José Valero Silva, 1989. México, D.F. Gráficas Montealbán.
  • La equitación mexicana. Carlos Rincón Gallardo y Romero 1923. La Habana: J.P. Talavera.
  • Charrería mexicana: an equestrian folk tradition. Mullen Sands, Kathleen 1993. University of Arizona Press.
  • Gran enciclopedia de España y América, Varios Autores. Madrid, Espasa Calpe, 1990
  • Orígenes del charro mexicano. Álvarez del Villar, José 1968.
  • Reglamento General de Competencias Charras, 2006. Federación Mexicana de Charrería, A.C.