Diferencia entre revisiones de «Pueblos indígenas de México»

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A principios del siglo XX los [[indios]] [[México|mexicanos]] eran en su participación en la Revolución Mexicana pidiendo tierras y mejores condiciones de vida, se vio satisfecha sólo parcialmente con la ([[reforma agraria]], creación de [[ejido]]s), pero continuaron siendo marginados y pobres. El zapatismo fue un movimiento fundamental que influye fertemte entre los indígenas de zonas rurales, bajo el lema de ''La Tierra es de quien la trabaja''.
A principios del siglo XX los [[indios]] [[México|mexicanos]] eran más de la mitad de la población, su participación en la Revolución Mexicana pidiendo tierras y mejores condiciones de vida, se vio satisfecha sólo parcialmente con la ([[reforma agraria]], creación de [[ejido]]s), pero continuaron siendo marginados y pobres. El zapatismo fue un movimiento fundamental que influye fertemte entre los indígenas de zonas rurales, bajo el lema de ''La Tierra es de quien la trabaja''.


{{cquote|En tiempo de la guerra de la independencia de 1810 encabezada por el padre Hidalgo, somos los indígenas que más sangre dimos por la independencia y libertad de nuestra patria. Pero después de esa guerra de independencia y de libertad los indígenas seguimos ocupando el mismo lugar de esclavos, de pobres, de humillados y olvidados, se ignoraron la sangre de nuestros caídos y la existencia de los que sobrevivieron. Entonces no hubo libertad ni independencia de los indígenas, solo se cambiaron de amos y señor.
{{cquote|En tiempo de la guerra de la independencia de 1810 encabezada por el padre Hidalgo, somos los indígenas que más sangre dimos por la independencia y libertad de nuestra patria. Pero después de esa guerra de independencia y de libertad los indígenas seguimos ocupando el mismo lugar de esclavos, de pobres, de humillados y olvidados, se ignoraron la sangre de nuestros caídos y la existencia de los que sobrevivieron. Entonces no hubo libertad ni independencia de los indígenas, solo se cambiaron de amos y señor.

Revisión del 23:04 25 may 2010

Los pueblos indígenas de México están integrados por ciudadanos mexicanos que se asumen étnicamente como indígenas y son considerados como tales por otros indígenas. En el segundo artículo de su Constitución Política, México se define a sí mismo como una nación pluricultural, en reconocimiento a los diversos pueblos indígenas que habitan en su territorio. La Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) considera que la población indígena mexicana es de unos doce millones de personas, que corresponden aproximadamente al 11% de la población en México que se registraron en el I Conteo de Población (1995).[1]

En contraste con otros países de América Latina, donde los pueblos indígenas corresponden en su mayoría a un solo grupo lingüístico, cuyo idioma ha sido elevado a la categoría de cooficial en compañía del español, en México existen alrededor de 62 pueblos indígenas que hablan entre sesenta y dos y más de una centena de lenguas diferentes (dependiendo de la fuente consultada).

Como parte de las leyes reglamentarias del artículo 2º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, las lenguas de estos pueblos son reconocidas como lenguas nacionales, en la misma categoría que el español, pero en la práctica su uso oficial está extremadamente limitado: publicación de algunas leyes, educación bilingüe en los niveles más bajos, publicación de materiales de divulgación, ocasionalmente estaciones radiodifusoras transmitiendo, parcial o totalmente, en lengua indígena y algunos sitios de Internet.

En México, la población indígena está distribuida por toda la nación pero se concentra especialmente en la sierra Madre del Sur, la Península de Yucatán y en las zonas más remotas y de difícil acceso, tales como la Sierra Madre Oriental, la Sierra Madre Occidental y áreas vecinas a éstas, no es numerosa la población indígena en México debido al mestizaje, pero la presencia de los nativos mexicanos dentro de la identidad nacional está muy presente por el alto desarrollo de las culturas mesoamericanas; al igual que sucede en el Perú, Bolivia y Guatemala, la población mestiza y blanca de México se ve fuertemente influenciada e identificada por el indigenismo a diferencia de otras naciones americanas.

El estado con mayor población indígena es Oaxaca aunque mucho de élla ha emigrado y el que tiene mayor población indígena viviendo en su propio territorio es Yucatán. Grupos étnicos como los zapotecos, mayas, nahuas, purépechas, mixtecos, yaquis, kikapúes y otomíes han logrado mejorar sus condiciones de vida y se han adaptado fácilmente a la cultura del comercio y la globalización; a pesar los esfuerzos realizados por diferentes organismos gubernamentales y no-gubernamentales en pro del reconcimiento legal de la cultura y de la calidad de vidad de los pueblos originarios de México, existe aún en otros grupos indígenas con un alto grado de marginación, discriminación, desnutrición y pobreza extrema que los está llevando a la extinción de su cultura.

Origen del término indio

De español e indía produce mestizo

Cristobal Colón llegó a América el 12 de octubre de 1492 y, tras desembarcar en la isla de Guanahaní, en el archipiélago de las Bahamas, creyó haber llegado a alguna isla cercana a la India. El almirante llamó indios a los pobladores de la isla, aunque en realidad se trataba de taínos,[2]​ y para ser más específicos, se trataba de lucayos.[3]​ Lo que no imaginaba Colón es que al bautizar a los habitantes de Guanahaní con ese nombre —y luego hacerlo general para todos los habitantes de las islas y tierra firme que fue pisando en sus viajes— también estaba bautizando a innumerables pueblos de los cuales probablemente nunca tuvo noticia. Entre estos pueblos desconocidos están los mesoamericanos, oasisamericanos y aridoamericanos —y los descendientes de todos ellos—, pobladores del territorio que en la actualidad conocemos como México.

El término indio y sus derivados, como indígena, se emplean comúnmente para designar a los individuos pertenecientes a los pueblos originarios de América, aunque el término correcto es "indígena" y no indio. El hecho de que también sea empleado a modo de insulto entre y por los grupos centrales de las sociedades latinoamericanas es revelador de su carácter como designación de un conjunto de personas que se ubican en la periferia de la estructura social. Llamar a una persona indio es equivalente, en ciertos contextos, a calificar despectivamente a una persona como pobre, ignorante, gente sin razón. El significado social del término tiene una dimensión histórica que comienza precisamente en el tiempo del descubrimiento de América por parte de los europeos.

Historia

Virreinato

Fray Bartolomé de las Casas por Felix Parra.

La llegada y establecimiento de colonias españolas en las Antillas tuvo consecuencias muy graves para los indígenas de aquella región americana. De hecho, prácticamente desaparecieron al paso de unas pocas décadas, forzados a trabajar en las encomiendas o asimilados cultural y racialmente a los recién llegados. Pero tras el descubrimiento de nuevas tierras más allá del Mar Caribe, hubo un replanteamiento de la posición que deberían tomar los españoles ante las sociedades más complejas que ocupaban el territorio continental. De entre los muchos pasajes que dejaron los cronistas españoles de la conquista de México, algunos de ellos revelan cierta sorpresa ante las ciudades de los mesoamericanos, establecimientos que poco tenían que ver con los que encontraron en las islas del Caribe. Bernal Díaz del Castillo describía en los siguientes un día de tianguis en Tlatelolco, según recordaba el día que los españoles subieron por primera vez al Templo Mayor.

Y después de bien mirado y considerado todo lo que habíamos visto, tornamos a ver la gran plaza y la multitud de la gente que en ella había, unos comprando, otros vendiendo, y el rumor y zumbido de voces y palabras que allí había sonaba más que de una legua, y entre nosotros hubos soldados que habían estado en muchas partes del mundo, y en Constantinopla, y en toda Italia y Roma, y dijeron que plaza tan bien acompasada y con tanto concierto y tamaña y llena de gente no la habían visto[4]

Pocos años después de la Conquista, tuvo lugar un duro debate entre múltiples posiciones que pretendían un acercamiento a los habitantes de las tierras sometidas. La legislación introducida por la Corona consideraba a los habitantes de las nuevas tierras conquistadas como súbditos de la Corona, pero introdujo formas de explotación para su evangelización a cambio de trabajo (como la encomienda o la mita), lo que revirtió muy negativamente en sus condiciones de vida. Los conquistadores sostenían que las nuevas tierras les pertenecían por derecho de conquista, mientras otros españoles proponían que la dominación española en América era un acto de injusticia, y que sus consecuencias para los naturales eran nefastas. Una de las plumas más típicas de esta posición es la de Bartolomé de las Casas, fraile dominico que escribió varios textos acerca de los destrozos que causaban los recién llegados en América. Por ejemplo, a propósito de la conquista de la Nueva España, Las Casas se quejaba ante la Corona de que durante los doce años que iban de la llegada de los europeos al suelo americano, iban cometiendo tantos hechos espantables que no podría bastar lengua ni noticia e industria humana para describirlos

Así que, desde la entrada de la Nueva España, que fue a dieciocho de abril del dicho año de dieciocho, hasta el año de treinta, que fueron doce años enteros, duraron las matanzas y estragos que las sangrientas e crueles manos y espadas de los españoles hicieron continuamente en cuatrocientas e cincuenta leguas en torno cuasi de la ciudad de México e a su alrededor, donde cabían cuatro y cinco grandes reinos, tan grandes e harto más felices que España.[5]
La expansión de los españoles provocó conflictos con los indígenas. En 1734, los pericúes se levantaron contra los misioneros y mataron a algunos de ellos. En otras partes sucedió lo mismo; por ejemplo, en 1769, en Yucatán, ocurrió la rebelión de Jacinto Canek.

En respuesta a estos abusos la Corona separó jurídica y geográficamente a los indígenas de los europeos en las llamadas República de indios y República de españoles. El establecimiento del régimen colonial en la Nueva España significó en principio la sustitución de la cúspide azteca del poder establecido por españoles, es decir, el sometimiento de los pueblos vasallos del Imperio azteca a la Corona española. Esto significó el mantenimiento de las estructuras de poder locales en la 'República de Indios', con un régimen jurídico aparte pero inferior a la 'República de españoles': la Inquisición no tenía jurisdicción sobre los indios, pero éstos estaban obligados al pago de un impuesto personal. Los indígenas tenían un estatus jurídico intermedio entre los blancos y los miembros de otras razas ('República de castas'), pero su posición social era inferior, especialmente debido al desconocimiento del español. La política de evangelización fue en parte responsable de esta segregación social y lingüística pero también del mantenimiento de las lenguas indígenas, ya que en principio la Corona exigió a los evangelizadores predicar en las lenguas indígenas, después sólo en las principales y por último en náhuatl. Sólo en el siglo XVIII, cuando la proporción de hispanohablantes fue mayor, las escuelas e iglesias indígenas comenzaron a introducir el español.[6]

A largo plazo, sin embargo, los 'señoríos' indígenas cayeron en decadencia por la pérdida de población, su aislamiento geográfico y económico, la institución de la encomienda y la evolución política y económica, con lo que el poder pasó de forma definitiva a las ciudades habitadas por blancos y mestizos.

Los indígenas no aceptaron sumisamente la autoridad de la Nueva España y el predominio blanco y mestizo sobre sus tierras, sino que emprendieron numerosísimas rebeliones durante su historia: yaquis (1740, 1767)[1], mixes (1570), mayas (1712, 1761), rarámuris (1690, 1698), zapotecos (1660, 1770) y muchas otras, todas sometidas de forma sangrienta. Pero el Virreinato supuso una convulsión gigantesca en la forma de vida indígena, con nuevas relaciones de poder, una economía y alimentación diferentes (introducción del café, trigo, cebada, vacas, ovejas, gallinas, cerdos, aparición de la minería a gran escala) y una religión diferente (unida con la antigua en un sincretismo típicamente mexicano).

Independencia y siglo XIX

Benito Juárez, presidente de México (1858-1867; 1867-1872) y primer presidente de origen indígena.

La participación indígenas, fue importante para la Independencia de México, ésta no supuso grandes cambios para la aún entonces mayoría indígena de México. La imposición del español en todos los asuntos públicos[7]​ se acompañó de la obligatoriedad de la escuela primaria en español para toda la población, fue el cambio más trascendental para los indios.

Los procesos liberalizadores implicaron un nuevo golpe a la vida tradicional indígena, al eliminar los cabildos indígenas regidos por los usos y costumbres y las parcelas comunales, que fueron privatizadas y pasaron a manos de caciques locales. Esto empeoró aún más las condiciones de vida indígenas y los obligó en muchos casos a trabajar como semiesclavos para los nuevos amos.

Las rebeliones indígenas contra las continuas expropiaciones y la explotación por parte de blancos y mestizos continuaron: zapotecos (1839-1853), nahuas de Guerrero (1842-46), huastecos (1879-1882), yaquis (1825-1897) y la llamada Guerra de Castas, rebelión maya que creó un estado independiente en Yucatán. Estas rebeliones fueron sofocadas por el nuevo gobierno mexicano con tanta saña como el colonial, incluyendo deportaciones masivas, como la de yaquis a Yucatán o la venta de mayas como esclavos a Cuba,[8]​ después de las masacres de mestizos y blancos en numerosas ciudades de la península de Yucatán. La intolerancia entre los dos grupos no parecía sino crecer, como señala Justo Sierra O'Reilly en su libro 'Los indios de Yucatán':

Yo quisiera hoy que desapareciera esa raza maldita y jamás volviese a aparecer entre nosotros [...] yo los maldigo hoy por su ferocidad salvaje, por su odio fanático y por su innoble afán de exterminio.

El siglo XIX vio sin embargo la llegada de un indio a la máxima jerarquía de la nación, Benito Juárez, zapoteco casado con criolla; y además, un mestizo mixteco-criollo, Porfirio Díaz, quien sin embargo se distinguió por su política represora antiindígena y de 'blanqueamiento' de la población (Guerra del Yaqui, fin de la Guerra de Castas).

Siglo XX

Niños chatinos de Oaxaca.
Murales de Diego Rivera mostrando el maltrato de los indígenas por el hombre blanco.

A principios del siglo XX los indios mexicanos eran más de la mitad de la población, su participación en la Revolución Mexicana pidiendo tierras y mejores condiciones de vida, se vio satisfecha sólo parcialmente con la (reforma agraria, creación de ejidos), pero continuaron siendo marginados y pobres. El zapatismo fue un movimiento fundamental que influye fertemte entre los indígenas de zonas rurales, bajo el lema de La Tierra es de quien la trabaja.

En tiempo de la guerra de la independencia de 1810 encabezada por el padre Hidalgo, somos los indígenas que más sangre dimos por la independencia y libertad de nuestra patria. Pero después de esa guerra de independencia y de libertad los indígenas seguimos ocupando el mismo lugar de esclavos, de pobres, de humillados y olvidados, se ignoraron la sangre de nuestros caídos y la existencia de los que sobrevivieron. Entonces no hubo libertad ni independencia de los indígenas, solo se cambiaron de amos y señor. Luego la revolución de 1910, también somos los indígenas y campesinos los que más sangre y vida dimos por tierra y libertad porque fueron nuestros hermanos indígenas y campesinos los que pelearon con valentía y heroísmo sin temor de perder más que la propia vida. Pero después de esa revolución tampoco hubo tierra ni libertad para los indígenas y campesinos. Los que asumieron el poder a nombre de la revolución después del asesinato de nuestro general Emiliano Zapata también se olvidaron de los indígenas [...][9]

Durante este siglo, Diego Rivera pintó la revalorización de los pueblos indígenas de México de manera muy radical, surgieron fuertes sentimientos indígenistas y un xenofobismo hacia los hombres blancos como principales culpables de eterno sufrimiento de los estos mexicanos más desfavorecidos por las políticas nacionales. Muchos intelectuales mexicanos trababan de buscar en el indigenismo una base de la identidad nacional.

Los Acuerdos de San Andrés

Entre 1995 y 1996, San Andrés Larráinzar (Sakamch'en para los zapatistas) sería escenario de uno de los ejercicios más democráticos que se tenga memoria en la historia reciente de México. Gobierno y EZLN construirían entre estires y aflojes, pero de cara a la sociedad, las propuestas que luego tendrían que verse convertidas en acuerdos para firmar la paz. Para ello, tanto los delegados gubernamentales como los zapatistas se hicieron acompañar de asesores expertos para cada uno de los temas en las mesas; a saber:

  1. Derechos y Cultura Indígena
  2. Democracia y Justicia
  3. Bienestar y Desarrollo
  4. Conciliación en Chiapas
  5. Derechos de la Mujer en Chiapas

El año de 1996 llegaría con la respuesta política del EZLN acerca de los resultados de la Consulta Nacional e Internacional por la Paz y la Democracia y con la firma de los acuerdos de la primera de las seis mesas. Estos compromisos serían conocidos como los Acuerdos de San Andrés a raíz de la matanza de Acteal.

Siglo XXI

Comandante Ramona del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Anuncio de bienvenida a Ixmiquilpan (Hidalgo), con una leyenda en lengua otomí que dice Hogä ehe Nts'utk'ani ("Bienvenidos a Ixmiquilpan").

Aunque muchos grupos indígenas mexicanos han prosperado económicamente al estar relacionados con la industria maderera, textil, de la construcción y turística, así como el comercio a gran escala y la exportación,[10][11]​ no ha dejado de ser discriminada en este país aquella persona que habla una lengua indígena. La pérdida de la lengua es aceptada por muchos de los padres para evitar que sus hijos sean rechazados; principalmente los niños y jóvenes han perdido su habla materna para incorporarse rápidamente a estereotipos de vida que surgen de la imitación y de programas televisivos.

Los indígenas mexicanos son un grupo importante de la migración hacia los Estados Unidos que tienen características muy distintas con respecto a sus paisanos mestizos. Aunque los estadounidenses les llaman latinos, los indígenas rechazan que se les ponga una etiqueta con la que no tienen ningún vínculo racial, ellos argumentan que están emparentados más bien con los propios indígenas estadounidenses y no con los mestizos latinoamericanos o descendientes de países mediterráneos.

Ellos son participantes de sus fiestas y tradiciones en sus pueblos natales, no solo mandan remesas para construcción de sus viviendas sino que también financian para las actividades comunitarias como el Tequio o fiestas religiosas, muchos de ellos regresan a México en fechas importantes y después vuelven a cruzar hacia los Estados Unidos. Generalmente buscan trabajos relacionados con actividades agrícolas, pesqueras o ganaderas; ya que es muy importante entender el lazo con la tierra y la naturaleza con la cosmogonía indígena de los pueblos mexicanos.

Algunos sufren burlas y rechazo de sus propios paisanos mexicanos que no son indígenas, muchas veces no logran compaginar con la forma de vida estadounidense o chicana; y a causa del desconocimiento de las leyes de este país, han creado conflictos culturales o de comportamiento como la venta o entrega de sus hijas a cambio de productos u objetos. Otros problemas se suscitan en los departamentos multifamiliares por la celebración de ritos ancestrales sin conocer el régimen de condóminos.

Muchos son los problemas sociales y de salud que sufren los pueblos indígenas de México en el siglo XXI; entre estos están los problemas generados por la migración como la propagación de VIH (SIDA) principalmente entre las mujeres, la desintegración familiar, el alcoholismo y otras como la obesidad mórbida, ocasionada por los malos hábitos de alimentación (mismo problema que comparten con otros grupos indígenas de Estados Unidos y Canadá).

En la lucha por el cuidado de la naturaleza está presente la voz de los pueblos originarios de México, en la defensa del medio ambiente está la denuncia de la tala clandestina de los bosques y el aprovechamiento irracional de éstos, el cuidado del agua donde se vio la movilización de las mujeres mazahua en defensa de los derechos y en contra de adversidades surgidas por el proyecto Cutzamala.[12]

Debido a la discriminación de la que son objeto y al despojo de sus tierras por los rancheros apoyados por el gobierno del estado de Baja California, los kiliwas han hecho un pacto de muerte dentro de su comunidad; este pacto declara que ninguna mujer kiliwa traerá un sólo hijo más al mundo, acabando así con este pueblo y su sufrimiento para siempre.[13]

Creencias religiosas

Día de Muertos es una celebración compartida en casi todos los pueblos indígenas de México.
Una prosesión en el templo de San Juan Chamula, Chiapas.
Juan Diego Cuauhtlatoatzin, se convirtió en el primer santo cristiano de origen indígena.

Las antiguas civilizaciones mesoamericanas tenían una visualización del mundo que les rodea ajena a los pueblos proto-cristianos, la filosofía y la ciencia iban de la mano, grandes pensadores del mundo precolombino influían en la cotidianeidad de los ciudadanos prehispánicos, la observación del universo y los ciclos rotatorios del planeta eran medidos y asimilados para la agricultura, la fertilidad de la mujer y las fiestas más importantes a lo largo de un año.

A la llegada de los españoles comienza una etapa de cambios sociales y filosóficos en la vida de un indígena, la cristianización de los pueblos indígenas fue un proceso duro y prolongado para a la aceptación de la fe de colonizadores; la doctora Norma Blazquez nos dice que la sabiduría de los indígenas fue entendida por la Iglesia Católica de Roma como actos de satanísmo y brujería, muchas de las víctimas del santo oficio en su mayoría eran mujeres, no se toleraba el concimiento de las plantas y sus efectos en el cuerpo humano, la invocación de espíritus y todo tipo de ritual hacia la naturaleza o a los fenómenos naturales. La representación de Quetzalcoatl fue asociada al imagen del Diablo y la serpiente que relata el libro del Genesis y por ende, el culto a este dios mesoamericano fue penalizado, así también la adoración y culto a otro tipo de deidades ajenas al Dios Yahvé.

En ciertas regiones, la profesión de un credo diferente del católico es vista como una amenaza para la unidad comunitaria. Se argumenta que la religión católica forma parte de la identidad étnica, y que los protestantes no están dispuestos a participar de los usos y costumbres tradicionales (el tequio o trabajo comunitario, la participación en las fiestas patronales y cuestiones similares). La negativa de los protestantes se debe a que sus creencias religiosas no les permiten participar en el culto a las imágenes. En los casos extremos, la tensión entre católicos y protestantes ha dado lugar a la expulsión de los protestantes en varios pueblos. Los casos más conocidos son los de San Juan Chamula [2] [3], en Chiapas, y San Nicolás, en Ixmiquilpan [4], Hidalgo.

Un argumento similar fue presentado por un comité de antropólogos para solicitar al gobierno de la República la expulsión del Instituto Lingüístico de Verano (ILV), en el año 1979, al cual se acusó de promover la división de los pueblos indígenas al traducir la Biblia a los idiomas vernáculos y evangelizar en un credo protestante que amenazaba la integridad de las culturas populares. El gobierno mexicano prestó atención al llamamiento de los antropólogos y canceló el convenio que tenía celebrado con el ILV. Los conflictos también se han dado en otros ámbitos de la vida social. Por ejemplo, dado que los Testigos de Jehová tienen prohibida la rendición de honores a los símbolos patrios (algo que en las escuelas públicas de México se realiza cada lunes), los niños que han sido educados en esa religión eran expulsados de las escuelas públicas. Este tipo de problemas sólo se resuelven con la intervención de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, y no siempre con resultados favorables para los niños.

Más allá de las iglesias y denominaciones religiosas, persiste en México un fenómeno que algunos antropólogos y sociólogos llaman Religión Popular, esto es, la religión tal y como la práctica y entiende el pueblo. En México, el componente principal es la religión católica, a la que se han adherido elementos de otras creencias, ya de origen prehispánico, africano o asiático. En general, la religiosidad popular es vista con malos ojos por las religiones estructuradas. Otros ejemplos son las representaciones de la Pasión de Cristo y la celebración del Día de Muertos, que se realizan en el marco del imaginario cristiano católico, pero bajo una reinterpretación muy particular de sus protagonistas.

A raíz de la actividad del musulmán español Aureliano Pérez Yruela (conocido como el emir Nafia), miembro de la Comunidad Islámica de México, se produjo el fenómeno religioso de los indígenas musulmanes de Chiapas. Pérez Yruela fue expulsado de México en 1998. Previamente, es en 1995 cuando decenas de familias protestantes, expulsadas violentamente de San Juan Chamula e instaladas en las afueras de San Cristóbal de las Casas, crearon una colonia denominada Nueva Esperanza, como símbolo de la disputa con el tradicional indigenismo católico. Hoy, entre 300 y 500 tzotziles y tzeltales, después de haber sido católicos y protestantes adoptaron la fe musulmana.[14]

Pueblos

Pueblos indígenas de México
Grupo Nombre nativo Población étnica[15] Territorio étnico
Nahua Náhuatl 2.445.969 Centro de México
Maya Maya 1.475.575 Península de Yucatán
Zapoteco Binizáa 777,253 Valles, Sierra e Istmo
Mixteco Ñuu sávi 726.601 Región Mixteca
Otomí Hñähñü 646.875 Centro de México
Totonaca Tachihuiin 411.266 Sierra Madre Oriental
Tzotzil Batsil winik 406.962 Chiapas
Tzeltal Winik atel 384.074 Chiapas
Mazahua Jñatio 326.660 Valle de Toluca
Mazateco Ha shuta enima 305.836 Región de Tuxtepec (Oaxaca)
Huasteco Téenek 226.447 Región Huasteca
Chol Winik 220.978 Chiapas
Purépecha P'urhépechas 202.884 Meseta Tarasca
Chinanteco Tsa jujmí 201.201 Región de Tuxtepec
Mixe Ayüük 168.935 Sierra de Juárez
Tlapasnek Me'phaa 140.254 Montaña Guerrerense
Tarahumara Rarámuri 121.835 Sierra Tarahumara
Mayo Yoreme 91.261 Valles del Mayo y del Fuerte
Zoque O'de püt 86.589 Istmo de Tehuantepec
Chontal de Tabasco Yokot 79.438 Chontalpa (Tabasco)
Popoluca Tuncápxe 62.306 Istmo de Tehuantepec
Chatino Cha'cña 60.003 Costa de Oaxaca
Amuzgo Tzañcue 57.666 Montaña Guerrerense
Tojolabal Tojolwinik 54.505 Chiapas
Huichol Wixárika 43.929 Puerto Vallarta
Tepehuano O'dami 37.548
Triqui Guî zhiànjhan 29.018 Noroeste oaxaqueño
Popoloca [Ngigua] 26.249
Cora Nayeeri 24.390
Mame Qyool51 23.812
Yaqui Yoeme 23.411
Cuicateco Nduudu yu 22.984
Huave Ikööds 20.528
Tepehua Hamasipini 16.051
Kanjobal K'anjobal 12.974
Chontal de Oaxaca Slijuala sihanuk 12.663
Pame Xigüe 12.572
Chichimeca jonaz Ézar 3.169
Matlatzinca Botuná 3.005
Guarijío Makurawe 2.844
Chuj Chuj 2.719
Chocho Runixa ngiigua 2.592
Tacuate 2.379
Ocuilteco Pijejak 1.759
Pima Tohono o'odham 1.540
Jacalteco Abxubal 1.478
Kekchí K'ekchí 987
Lacandón Hach t'an 896
Ixcateco 816 Ixcatlan Oaxaca
Seri Comcaac 716 Costa sonorense
Motocintleco Qatok 692
Quiché Q'iché 524
Kakchiquel K'akchikel 675
Paipai Akwa'ala 418 Playas De Rosarito
Pápago Tohono o'odam 363
Cucapá Es péi 344 Mexicali
Kumiai Ti'pai 328 Cd.Tijuana
Kikapú Kikapooa 251
Cochimí Laymón, mti'pá 226 Ensenada
Ixil Ixil 224
Kiliwa Ko'lew 107
Aguacateco 59
Otros pueblos1 728
No especificado 202.597

1 Incluye ópata, solteco y papabuco

Pueblos indígenas de México

Notas

  1. INI, 1998.
  2. La traducción de este etnónimo —nombre de una etnia— es gente buena
  3. De donde el primer nombre del archipiélago de las Bahamas: islas Lucayas
  4. Díaz del Castillo, 1998: 173.
  5. Las Casas, 2007.
  6. La política del lenguaje en México, Shirley Brice Heath, INI, 1986.
  7. Sobre el lenguaje que debe usarse en los escritos de oficio, Congreso mexicano, 31 de mayo de 1822
  8. Guerra de castas, la venta de indios mayas a Cuba 1848-1861, Javier Rodríguez Piña, CONACULTA 1990.
  9. http://palabra.ezln.org.mx/comunicados/2005/2005_09_16_b.htm EZLN, Apertura de 'La otra campaña', 2006
  10. Programa hidrológico internacional
  11. Kikapuúes
  12. Mujeres mazahuas en la defensa del agua
  13. El exterminio de los pueblos indígenas del norte
  14. «El Islam de Chiapas». Consultado el 2009. 
  15. Según estimación del Instituto Nacional Indigenista (INI), 1995.

Libros célebres sobre los nativos actuales

Bibliografía general

  • Agencia Central de Inteligencia (CIA, 2007): "México", en The World Factbook, consultado el 9 de marzo de 2007.
  • Díaz del Castillo, Bernal (1998): Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Porrúa, México.
  • Instituto Nacional Indigenista (INI: 1998): "Lenguas indígenas de México", en el sitio en Internet de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), consultado el 9 de marzo de 2007.
  • De las Casas, Bartolomé (2007) [1552]: Brevísima relación de la destrucción de las Indias, en el espacio en Internet Ciudad Seva, consultado el 9 de marzo de 2007.
  • Rodríguez Piña, Javier (1990): Guerra de castas: la venta de indios mayas a Cuba 1848-1861, Conaculta.
  • Cifuentes, Bárbara (1998): Historia de los pueblos indígenas de México: Multilingüismo a través de la historia, INI
  • Brice Heath, Shirley (1986): La política del lenguaje en México: de la colonia a la nación, INI

Enlaces externos

Véase también