Diferencia entre revisiones de «Misoginia»

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Comúnmente se confunde a la misoginia con una forma extrema de [[sexismo]] y aun de [[machismo]]: la misoginia no consiste en ser partidario del predominio del [[varón|hombre]] sobre la [[mujer]], sino en pensar que el hombre debe liberarse de cualquier tipo de dependencia del género femenino. La mujer, y como consecuencia la [[Fecundación|concepción]] y la [[familia]], son consideradas como aberrantes y rechazables, o en todo caso, tal vez buenas o necesarias para otros, pero no para uno mismo.
Comúnmente se confunde a la misoginia con una forma extrema de [[sexismo]] y aun de [[machismo]]: la misoginia no consiste en ser partidario del predominio del [[varón|hombre]] sobre la [[mujer]], sino en pensar que el hombre debe liberarse de cualquier tipo de dependencia del género femenino. La mujer, y como consecuencia la [[Fecundación|concepción]] y la [[familia]], son consideradas como aberrantes y rechazables, o en todo caso, tal vez buenas o necesarias para otros, pero no para uno mismo.


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*VV. AA. ''Feminismo y misoginia en la literatura española. Fuentes literarias para la historia de las mujeres'', C. Segura Graíño, coord., Narcea Ediciones, 2001.
*VV. AA. ''Feminismo y misoginia en la literatura española. Fuentes literarias para la historia de las mujeres'', C. Segura Graíño, coord., Narcea Ediciones, 2001.
*Bonnie Anderson; Esperança Bosch Fiol; Margarita Gili Planas; Victoria A. Ferrer Pérez, ''Historia de la Misoginia'', Barcelona: Ed. Anthropos, 1999.
*Bonnie Anderson; Esperança Bosch Fiol; Margarita Gili Planas; Victoria A. Ferrer Pérez, ''Historia de la Misoginia'', Barcelona: Ed. Anthropos, 1999.
*Juan Martin: http://www.juanmartin.webs.com


== Véase también ==
== Véase también ==

Revisión del 21:33 6 abr 2010

La misoginia del griego μισογυνία, 'odio a la mujer', es la aversión u odio a las mujeres o la tendencia ideológica o psicológica que consiste en despreciar a la mujer como sexo y con ello todo lo considerado como femenino.

Características

Comúnmente se confunde a la misoginia con una forma extrema de sexismo y aun de machismo: la misoginia no consiste en ser partidario del predominio del hombre sobre la mujer, sino en pensar que el hombre debe liberarse de cualquier tipo de dependencia del género femenino. La mujer, y como consecuencia la concepción y la familia, son consideradas como aberrantes y rechazables, o en todo caso, tal vez buenas o necesarias para otros, pero no para uno mismo.

Esta aversión no es exclusiva de los hombres. La escritora española Anna Caballé (véase bibliografía) ha demostrado que muchas mujeres también han sido y son misóginas.

La misoginia en la Historia

Algunas épocas de diversas civilizaciones han sido más misóginas que otras; pero la raíz de la misoginia moderna es doble; por un lado, griega, a través de mitos como el de Pandora y de monstruos femeninos altamente simbólicos como las Sirenas, las Arpías, Escila y Caribdis o la Esfinge, o de filósofos como Aristóteles, quien escribió que las mujeres eran biológicamente inferiores al varón, y, por otro lado, la tradición semítica contenida en la Biblia, que consideró a las mujeres inferiores al varón a causa del pecado original de Eva y por castigo divino:

A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.
Génesis 3:16-17, versión Reina-Valera (1960)

Juicios negativos que se reiteran en la historia de las mujeres de Salomón (I Reyes 11:1-27) y en muchos comentarios negativos de Proverbios, Eclesiastés etcétera. Por demás, los exegetas de la Biblia, sin excepción masculinos, interpretaban las figuras femeninas positivas de la Biblia no como mujeres, sino como símbolos de la Iglesia o del alma humana, como por ejemplo la Esposa del Cantar de los Cantares, ó las ejemplares Judith y Esther.

La Edad Media en Europa asimiló ambas doctrinas y en ella se llegó a discutir incluso si las mujeres tenían alma; la Santísima Trinidad del Cristianismo concebía Padre, Hijo y Espíritu Santo, pero no madre; Dios es hombre y creó al hombre a su imagen y semejanza, no a la mujer, que fue una creación inferior desde el hombre, de una costilla suya; Eva hizo pecar a Adán; los Evangelios hablan más de los apóstoles masculinos que de los femeninos, que también los hubo; San Pablo dice que "las mujeres en la iglesia, callen". En el Medievo el cuerpo desnudo de la mujer era contemplado en el arte como sinónimo de Eva y el pecado original, mientras que en el Renacimiento aparecía como Venus o representante del goce epicúreo de la vida. Alfonso X el Sabio consideraba a la mujer "la confusión del hombre, bestia que nunca se harta, peligro que no guarda medida".

La tradición cristiana asumió por lo general la misoginia contenida en el Antiguo Testamento, pero también la tradición contraria que Jesucristo intentó predicar en el Nuevo Testamento,[cita requerida] que destacó el papel de su madre, María, "Madre de Dios" y el de otras mujeres, y cuando la cultura se secularizó -por ejemplo en el Prerrenacimiento y en el Renacimiento- la misoginia decayó un tanto no sólo a causa de la tradición romana, un tanto feminista,[cita requerida] sino a causa del Cristocentrismo y la imitación de la actitud respetuosa de Cristo con las mujeres.[cita requerida] Por otra parte, otras religiones, que no han conocido algo semejante al Renacimiento pagano y racionalista, se muestran en general mucho más misóginas, como el Islam y "el dominio masculino es indispensable para que los hombres puedan apropiarse del producto de la fecundidad femenina";[cita requerida] según la sharia o ley musulmana el testimonio de una mujer vale la mitad que el de un hombre; por otra parte, el Corán autoriza la poligamia de hasta cuatro mujeres y permite el concubinato.

Han sido misóginos Aristóteles, Semónides de Amorgos, Juan Manuel, Alfonso Martínez de Toledo, Arthur Schopenhauer, Jaume Roig, Francesc Eiximenis, Pere de Torroellas, Hernán Mexía, Íñigo de Mendoza, Marqués de Santillana, Ambrosio de Montesino, Rodrigo de Reinosa, Nicolás Maquiavelo, Pío Baroja, Friedrich Nietzsche, Francisco Umbral, y Pilar Primo de Rivera. También ha sido calificada de misógina la propia filóloga Anna Caballé, autora de un manual sobre la misoginia en la literatura.

La misoginia está relacionada con el pesimismo y la misantropía filosófica, pues la aversión a las mujeres suele ser sólo un síntoma de un desprecio más general hacia todo lo humano, hacia la humanidad en general.

Manifestaciones de misoginia

En castellano, el morfema de género femenino denota frente al masculino connotaciones semánticas despectivas en oposiciones como zorro / zorra, hombre público / mujer pública, gallo / gallina etcétera. Por otra parte, en formaciones del folklore tradicional como el Refranero hay un abundante apartado que refleja la mentalidad misógina tradicional: "La mujer, la pata quebrada y en casa" "Llantos no se han de creer / de viejo, niño y mujer", etcétera.

Bibliografía

  • Anna Caballé, Una breve historia de la misoginia. Antología y crítica. Barcelona: Editorial Lumen, 2006.
  • VV. AA. Feminismo y misoginia en la literatura española. Fuentes literarias para la historia de las mujeres, C. Segura Graíño, coord., Narcea Ediciones, 2001.
  • Bonnie Anderson; Esperança Bosch Fiol; Margarita Gili Planas; Victoria A. Ferrer Pérez, Historia de la Misoginia, Barcelona: Ed. Anthropos, 1999.

Véase también

Enlaces externos