Cruce de los Andes

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Cruce de los Andes
Parte de Guerra de Independencia de Chile

Los generales José de San Martín (izquierda) y Bernardo O'Higgins cruzan los Andes.
Fecha 12 de enero-8 de febrero de 1817
Lugar Desde Argentina a Chile
Consecuencias Inicio de la Patria Nueva en Chile
Beligerantes
Ejército de los Andes
Comandantes
José de San Martín
Bernardo O'Higgins
Fuerzas en combate
4000 regulares y 1200 milicianos[1]

El Cruce de los Andes fue un conjunto de maniobras realizadas por el Ejército de los Andes de las Provincias Unidas del Río de la Plata, entre el 12 de enero y el 8 de febrero de 1817, para atravesar con una fuerza de 4.000 regulares y 1.200 milicianos[1]​ la cordillera de los Andes desde la región argentina de Cuyo hasta Chile, y enfrentar a las tropas realistas leales a la Corona española que allí se encontraban. Formó parte del plan que el general José de San Martín desarrolló para llevar a cabo la Expedición Libertadora de Argentina, Chile y del Perú.

El cruce de los Andes es considerado como uno de los grandes hechos históricos de Argentina, así como una de las mayores hazañas de la historia militar universal.[2][3][4][5][6][7]​ Algunos autores lo toman como parte de un conjunto de acciones que integran el británico Plan de Maitland.[6]

Idea

Tras la Revolución de mayo de 1810, se inició la guerra de independencia argentina, como parte de un conjunto de revoluciones contra la monarquía española a lo largo de todo el continente sudamericano. Si bien dichos movimientos lograron un éxito inicial, luego su avance sufrió un estancamiento, debido a la resistencia y represión que llevaron a cabo los sectores americanos y peninsulares leales a la corona española, que mantenían su centro de poder en Perú.

Organización

Retrato canónico de José de San Martín, de autor desconocido (1827 o 1829)

Para llevar a cabo su plan, San Martín llegó a Mendoza el 7 de septiembre de 1814 con la idea de organizar un pequeño y disciplinado ejército en la Provincia de Cuyo. A poco de llegado, entre el 1 y 2 de octubre de ese año, se produjo en Chile la Batalla de Rancagua, en la cual las fuerzas patriotas chilenas fueron derrotadas, y parte de sus restos cruzaron la cordillera en dirección a Mendoza, quedando Chile nuevamente en manos realistas. Ante esta situación, San Martín recibió e incorporó a su incipiente ejército cuyano —que ya contaba con alrededor de 1000 hombres—[8]​ los restos de tropas chilenas al mando de Andrés del Alcázar y Bernardo O'Higgins; la otra facción siguió a José Miguel Carrera decidiendo no formar parte del nuevo ejército. Al mismo tiempo San Martín incorporó a su ejército el Batallón de Auxiliares Argentinos (también llamado Auxiliares de Chile), que había retornado de su misión en Chile al mando del coronel Juan Gregorio de Las Heras por órdenes del gobierno de las Provincias Unidas después de tomar conocimiento del Tratado de Lircay.

San Martín nombró al jurisconsulto chileno Dr. Hipólito de Villegas, quien fuera desterrado por los hermanos Carrera, como apoderado del Ejército de los Andes para percibir los fondos que recolectaban con el objeto de proveer el sostenimiento de las tropas. Intentó poner rápidamente a su ejército en condiciones de combatir, ante el temor de que los realistas cruzaran la cordillera y atacaran Mendoza, debido a la aparición de destacamentos realistas en el Portillo, Las Flechas y Ladera de las Vacas en el paso de Uspallata. Pese a esos movimientos, este temor nunca se hizo realidad debido a que el líder de las fuerzas españolas en Chile, Casimiro Marcó del Pont, consideró el cruce por parte de un ejército como impracticable.

Así fue que San Martín se abocó durante los años 1815 y 1816 a formar el Ejército de los Andes, y a prepararlo para el cruce de la cordillera de los Andes y el ataque a los realistas de Chile. El 9 de julio de 1816 las Provincias Unidas declaran su independencia y con Juan Martín de Pueyrredón elegido Director Supremo el general San Martín recibió el apoyo pleno del gobierno central para mejorar y consolidar el ejército. La ciudad de Mendoza se transformó en un gran cuartel y fábrica militar, y casi todos los pobladores cuyanos participaron en la elaboración de pólvora y municiones, aprendieron a fundir cañones, tejer tela y coser ropa. Se montó una fundición de armas a cargo del religioso franciscano fray Luis Beltrán, un cuerpo de maestranza a cargo de Antonio Álvarez Condarco y servicios sanitarios a cargo del médico Diego Paroissien

A mediados de 1816, San Martín se instaló en el campamento de El Plumerillo, ubicado en las adyacencias de la ciudad de Mendoza, donde constituyó su Estado Mayor. La actividad de San Martín incluyó un complejo plan para engañar al enemigo (Guerra de Zapa) mediante el envío de espías y conferencias con indígenas difundiendo el rumor de que cruzaría los Andes por un paso más al sur, lo cual era de mayor factibilidad. Los indígenas pehuenches comunicaron estos planes a los españoles de Chile, quienes así dispersaron sus fuerzas y perdieron poder de resistencia. El grueso del ejército cruzó los Andes por los difíciles pasos de Los Patos en San Juan, al mando éste del General José de San Martín y Uspallata de Mendoza, los cuales eran considerados como imposibles para el cruce, pero permitían cortar por el centro a las líneas defensivas realistas y dirigirse directamente a Santiago de Chile. Debieron atravesar más de 500 km de cordillera y pre-cordillera.

Tropas

Cruce de los Andes (San Martín y O'Higgins) - Óleo de Martín Boneo (1865).

El ejército se conformó por aproximadamente 3800 soldados argentinos (incluyendo una parte del ejército de patriotas chilenos), 1200 milicianos como tropa de auxilio (para conducción de víveres y municiones), 120 barreteros y 21 piezas de artillería.

Transportes

Para el cruce utilizaron 1600 caballos de pelea y 10000 mulas, por lo que todo el personal realizó el cruce montado.

Armas

Llevaron 22 cañones, 2000 tiros de cañón, 1129 sables y 5000 fusiles de bayoneta.

Alimentación

La base de la alimentación del ejército fue el valdiviano —plato sobre la base de carne seca (charqui) machacado, grasa, rodajas de cebolla cruda y agua hirviendo—. Las columnas que llevaban los víveres iban a retaguardia. Transportaron más de 4 toneladas de charqui, galletas de maíz, 113 cargas de vino, aguardiente para disminuir el frío nocturno, ajo y cebolla (para combatir el soroche,o apunamiento) 600 reses para la provisión de carne fresca, quesos y ron.

Abrigos

Además de los uniformes, llevaron ponchos de San Luis, frazadas y mantas de franela. El frío era tan intenso que los animales también fueron abrigados. Se los cubrió con mantas.

La salud del general

San Martín padecía de úlceras, y durante muchos tramos del cruce, aquejado por sus dolencias, debió ser trasladado en camilla. Durante el regreso a Buenos Aires, luego del primer cruce, estas dolencias hicieron empeorar su salud.

Bandera

Bandera del Ejército de los Andes y de la Provincia de Mendoza.

A pedido de San Martín, las damas mendocinas cosieron una bandera, la que fue bordada a mano. Cuando el ejército se embarcó hacia el Perú en Valparaíso, viajó con una bandera chilena con tres estrellas agregadas, por lo que San Martín dejó la bandera de los Andes en depósito del Gobierno chileno. Luego de renunciar al protectorado del Perú, al pasar por Mendoza San Martín puso en conocimiento del gobierno provincial que la bandera estaba en Chile y fue reclamada y trasladada a Mendoza. Actualmente esta bandera se encuentra en un edificio creado con el fin particular de cuidar la Bandera. El Memorial de la Bandera del Ejército de Los Andes fue inaugurado el 17 de agosto de 2012. En él se pueden encontrar, además, dos banderas capturadas en la Batalla de Chacabuco. A pedido de San Martín tenía muy claro los colores que debía tener la bandera del Ejército de los Andes: celeste y blanco. A la búsqueda de telas salieron la esposa del Libertador, Remedios y su amiga, Laureana Ferrari. Tras conseguirla, Remedios se puso a coser y sus amigas a bordar. El escudo de armas que orna el centro de la bandera, se estima que fue dibujado por el Capitán Bermúdez o el Sargento Antonio Arcos. Laureana Ferrari escribió que el óvalo del escudo fue diseñado por una tal señora de Huisi y las manos dibujadas por el brigadier Soler; también reveló que las lentejuelas de oro fueron sacadas de dos de sus abanicos (que hoy se encuentran expuestos en el Museo Histórico Nacional) y que el óvalo y el sol del escudo fueron adornados con rosetas de diamantes y perlas de collares suyos y de Remedios. El 5 de enero de 1817 - a pocos días de la partida del Ejército - la bandera fue bendecida en la iglesia matriz de Mendoza. Después de la ceremonia, San Martín tomó la bandera y se dirigió a la plaza mayor, donde estaban las tropas alineadas. Ante ellas exclamó: "Soldados: Esta es la primera bandera independiente que se ha levantado en América". Y la agitó tres veces en medio de un indescriptible júbilo de campanas, salvas, vivas y músicas.

El cruce

Lo que no me deja dormir es, no la oposición que puedan hacerme los enemigos, sino atravesar estos inmensos montes.
Carta de San Martín a Tomás Guido, del 14 de junio de 1816

El 5 de enero de 1817 se inició el cruce de la cordillera de los Andes.

El Ejército de los Andes, formado en El Plumerillo (a 7 km de Mendoza), abandonó el campamento e inició el cruce de los Andes por los pasos de Los Patos y Uspallata. Estas vías abruptas aseguraban el factor sorpresa. El cruce duró 21 días, utilizándose guías (baqueanos). La altitud máxima alcanzada superó los 4000 msnm.

El plan de campaña era dividir las tropas en dos columnas (principal y secundaria) y cuatro destacamentos.

Principal: estaba formado por tres columnas al mando respectivo de Miguel Estanislao Soler (vanguardia), San Martín y O'Higgins, ambos con la reserva a una jornada de distancia. Avanzó por el paso de Los Patos.

Secundaria: estaba al mando de Juan Gregorio de Las Heras, que avanzó por la ruta de Uspallata. A dos días de distancia lo seguía Luis Beltrán con el parque y la artillería.

Las fuerzas principales llegaron al otro lado entre el 6 y el 8 de febrero.

El 17 empieza la salida de la vanguardia: las medidas están tomadas para ocultar al enemigo el punto de ataque. Si se consigue y nos dejan poner pie en llano, la cosa está asegurada. En fin, haremos cuanto se pueda para salir bien, pues si no todo se lo lleva el diablo.[7]
Carta de San Martín a Tomás Guido, del 13 de enero de 1817

Las cifras del cruce

  • Hombres: 5424 (que incluían 3 generales, 28 jefes, 207 oficiales y 2106 granaderos).
  • Cañones transportados: 26 (2 obuses de 6 pulgadas, 7 cañones de batalla de 4 pulgadas, 9 cañones de montaña, 2 cañones de hierro y 2 cañones de 10 onzas).
  • Promedio de avance por día: 28 km.
  • Frente del teatro de operaciones: 800 km.
  • Altitud promedio: 3000 msnm. Altitud máxima: más de 4000 msnm.
  • Variación de temperatura diurna: se soportó una diferencia térmica diaria promedio de 40 °C, entre la temperatura más elevada del día (30 °C) y la temperatura más baja de la noche (-10 °C).

Referencias

  1. a b Carlos Calvo (1864). Anales históricos de la revolución de la América latina, acompañados de los documentos en su apoyo. Tomo III. Madrid: Imprenta de J. Jacquin, pp. 172
  2. Mitre, Bartolomé (1950). Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana (2ª edición). Buenos Aires: Ediciones Peuser. p. 366. «El paso de los Andes por San Martín está colocado por la historia y por la ciencia a la altura de los cuatro más célebres pasos de montaña que recuerde el mundo y ocupa el tercer lugar en el orden cronológico.» 
  3. Círculo Militar, ed. (2000). San Martín: Gral. José de San Martín, padre de la patria: 150 años. Buenos Aires. p. 99. ISBN 9789509822573. «La hazaña del cruce de los Andes ubicó a San Martín entre los grandes generales del mundo occidental». 
  4. Vogel, Carlos Alfredo; Vélez Achaval, Eugenio (1950). Historia argentina y constitución nacional. Buenos Aires: E. Perrot. p. 216. «[...] San Martín puso en práctica su audaz proyecto, que se inició con el cruce de los Andes, extraordinaria hazaña militar que continuó con una campaña tan breve y difícil como gloriosa.» 
  5. Campos, Omar (2006). El cruce los Andes. Tras las huellas de San Martín. Buenos Aires: Dunken. ISBN 978-987-02-1679-7. «Ninguna gesta militar puede semejarse al cruce de los Andes. Quienes se empeñan en comparar las campañas de Aníbal y Napoleón sobre los Alpes olvidan que ellos desplazaron sus ejércitos por anchas rutas comerciales permanentemente transitadas [...]». 
  6. a b Terragno, Rodolfo (2001). Maitland & San Martín (3ª edición). Provincia de Buenos Aires: Universidad Nacional de Quilmes. p. 232. ISBN 987-9173-35-X. «La magnitud de los Andes sólo empezó a apreciarse en Europa después de 1824, cuando el Barón Alexander von Humboldt reveló el aspecto físico de América y se pudo comprender entonces que “el pasaje de los Alpes y el Monte San Bernardo, por Aníbal y Napoleón respectivamente, no es comparable a la empresa (de San Martín)”. El Libertador condujo un ejército de 3000 infantes, 700 hombres montados y 21 cañones a través de los pasajes nevados de los Andes, a alturas que van de 3000 a 5000 metros.» 
  7. a b Galasso, Norberto (2007). Seamos libres y lo demás no importa nada: vida de San Martín. Buenos Aires: Ed. Colihue. p. 207. Consultado el 17 de junio de 2016.  El autor cita las palabras de Guillermo Furlong: «Fue una hazaña que raya en la esfera de lo impracticable, de lo imposible.» (Furlong, G. Todo es Historia 16, pág. 48), como así también la correspondencia de San Martín a Tomás Guido.
  8. Las fuerzas veteranas existentes de los blandengues del Fuerte de San Carlos y las milicias de Mendoza que se formaron luego de la Revolución de Mayo que contaban con 958 hombres distribuidos entre 2 batallones de infantería denominados Cívicos Blancos (133 hombres) y Cívicos Pardos (150 hombres), una compañía de artillería de 75 hombres y dos Escuadrones de Caballería en los suburbios del norte y del sur de la ciudad, también denominados Cívicos con un total de 600 hombres

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