Virgen del Rocío

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Nuestra Señora del Rocío
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Imagen de la Virgen del Rocío
Origen
País Bandera de España España
Santuario Ermita de El Rocío
Datos generales
Veneración Iglesia católica
Festividad Pascua de Pentecostés
Simbología Rocío
Patrona de Almonte (Huelva)

La Virgen del Rocío, también conocida por otras denominaciones, como "Blanca Paloma" o "La Reina de las Marismas" es una advocación mariana que se venera en la ermita de El Rocío en Almonte (Huelva). La romería que se realiza en su honor es una de las más importantes de España, conocida internacionalmente y que congrega cada año a más de un millón de personas.[1]

El Rocío, como tradicionalmente se llama al conjunto de la romería, se ha convertido en nuestros días en un fenómeno entre religioso y folclórico, pero en cualquier caso socialmente importante, que mueve a más de un millón de personas en los días de celebración en el mes de mayo, como antes se indicó, y a otros cientos de miles de personas que durante todo el año acuden a la ermita a rendir veneración a la Virgen.

Historia

Origen histórico

La primera referencia a un lugar de culto mariano en la zona data de la primera mitad del siglo XIV y se halla en el archivo de Niebla. Se trata de un pleito de término entre Almonte, Moguer y Concejo de Niebla. Le sigue un testamento de Urraca Fernandez, vecina de Niebla, para la obra de Santa María de la Rocina. En orden cronológico le sigue el Libro de la montería de Alfonso XI, en que se alude a una «ermita de Santa María de las Rocinas». En 1587 Baltasar Tercero Ruiz funda en la ermita una capellanía.[2]

Actual ermita del Rocío.

Aquella primera ermita duró hasta el terremoto de Lisboa, en 1755, que la dejó en ruina; la Virgen del Rocío fue llevada entonces a Almonte y estuvo allí durante dos años, celebrándose allí la Romería del Rocío. Las reformas de la ermita acabaron en el año 1758.

Virgen del Rocío durante la romería de 2011

Leyenda

El Rocío, cuya historia se encuentra hoy documentada en sus aspectos más importantes, ha estado envuelta en una leyenda, como ocurre con otras muchas advocaciones, que viene recogida en la Reglas de la Hermandad Matriz de 1758:

Entrado el siglo XV de la Encarnación del Verbo Eterno, un hombre que había salido a cazar o apacentaba ganado, hallándose en el término de la Villa de Almonte, en el sitio llamado de La Rocina (cuyas incultas malezas le hacían impracticables a humanas plantas y sólo accesible a las aves y silvestres fieras), advirtió en la vehemencia del ladrido de los perros, que se ocultaba en aquella selva alguna cosa que les movía a aquellas expresiones de su natural instinto. Penetró aunque a costa de no pocos trabajos, y, en medio de las espinas, halló la imagen de aquel sagrado lirio intacto de las espinas del pecado, vio entre las zarzas el simulacro de aquella Zarza Mística ilesa en medio de los ardores del original delito; miró una Imagen de la Reina de los Ángeles de estatura natural, colocada sobre el tronco de un árbol. Era de talla y su belleza peregrina. Vestíase de una túnica de lino entre blanco y verde, y era su portentosa hermosura atractivo aún para la imaginación más libertina.


Hallazgo tan precioso como no esperado, llenó al hombre de un gozo sobre toda ponderación, y, queriendo hacer a todos patente tanta dicha, a costa de sus afanes, desmontado parte de aquel cerrado bosque, sacó en sus hombros la soberana imagen a campo descubierto. Pero como fuese su intención colocar en la villa de Almonte, distante tres leguas de aquel sitio, el bello simulacro, siguiendo en sus intentos piadosos, se quedó dormido a esfuerzo de su cansancio y su fatiga. Despertó y se halló sin la sagrada imagen, penetrado de dolor, volvió al sitio donde la vio primero, y allí la encontró como antes. Vino a Almonte y refirió todo lo sucedido con la cual noticia salieron el clero y el cabildo de esta villa y hallaron la santa imagen en el lugar y modo que el hombre les había referido, notando ilesa su belleza, no obstante el largo tiempo que había estado expuesta a la inclemencia de los tiempos, lluvias, rayos de sol y tempestades.

Poseídos de la devoción y el respeto, la sacaron entre las malezas y la pusieron en la iglesia mayor de dicha villa, entre tanto que en aquella selva se le labraba templo. Hízose, en efecto, una pequeña ermita de diez varas de largo, y se construyó el altar para colocar la imagen, de tal modo que el tronco en que fue hallada le sirviese de peana. Aforándose aquel sitio con el nombre de la Virgen de Las Rocinas.
Libro de reglas de la Hermandad Matriz.


Hermandad Matriz

La Hermandad matriz de la Virgen es la de Almonte, se creó en el siglo XV bajo la protección del clero y la Corporación Municipal de la Villa de Almonte. Esta hermandad se llamaba entonces "Cofradía de Nuestra Señora de las Rocinas" y el primer documento escrito data del año 1640[cita requerida]. En la actualidad tiene unos ocho mil hermanos.

Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte, con estos títulos y estas credenciales se presenta la hermandad de Almonte, la encargada de organizar la liturgia, la fiesta y la romería del Rocío.

La Hermandad Matriz de Almonte asume la difícil misión de difundir la devoción a la Blanca Paloma [cita requerida]y a la vez condicionar la masiva llegada de nuevos rocieros a unas leyes no escritas, que se encuentran sosteni­das en una sólida y centenaria tradición, y evitar que se desvir­túe una de las más puras manif­estaciones de religiosidad popular de Andalucía.

Es también la encargada de aceptar como filial a las nuevas her­mandades procurando que se sientan plenamente integradas en el seno de la numerosa familia rociera. Entre las funciones se encuentran la de cuidar la ermita, la casa de la Virgen; la de custodiar sus vestidos y exvotos; organizar los cultos y por encima de todas sus obligaciones, el cuidado y protección de la Virgen del Rocío.

Para acercarnos al pasado más remoto de esta institución, que en la actualidad es la columna central sobre la que se sostiene el mundo rodero, con la prudencia a la que obliga la escasez de documentos y los hechos ocurridos hace cientos de años, podemos afirmar que fue en Almonte el primer pueblo en el que se formó algún tipo de movimiento organizati­vo para canalizar los cultos y la devoción a Santa María de las Rocinas, pero también habría que aclarar que la importancia actual de la Hermandad Matriz de Almonte, no reside tanto en la antigüedad de su fundación como en haber sido capaz de erigirse en la legítima heredera de las atribuciones que otros momentos de la historia osten­taron el ayuntamiento de Almonte y la iglesia.

Traslados a Almonte

Los traslados de la Virgen del Rocío a su pueblo de Almonte vienen desde hace siglos; la aldea del Rocío se encuentra a tres leguas del pueblo de Almonte. Cuando en Almonte ocurría algún hecho como epidemias, guerras, sequías, malas cosechas o hambre, se traía a la Virgen del Rocío, donde permanecía el tiempo necesario en la parroquia de la villa, donde se le celebraban cultos y misa, para ser devuelta después a la ermita del Rocío.

El primer documento escrito sobre un traslado es en el año 1607, donde un se cuenta el traslado de la Virgen hasta el pueblo de Almonte por "sequía", el día 21 de abril de 1607. La Virgen del Rocío ha sido trasladada mucho antes del año 1607, sin embargo hoy en día no existen documentos escritos sobre estos traslados.

Posteriormente la Virgen del Rocío ha regresado en nuemerosas ocasiones a Almonte. Cabe destacar un año, en el que llegó a ser trasladada en tres ocasiones. Este hecho ocurrió en el año 1738 donde queda recogido en un documento.[3]

Los exornos de las calles

Sobre los primeros documentos de los traslados a Almonte, no existen ninguno que mencione el exornos en las calles de Almonte para recibir a la Virgen del Rocío.

En el siglo XVIII se habla de recibir a la Virgen ya en el Chaparral por el clero, con palio, capa pluvial y cruz parroquial donde dice instalarse unos bancos, alfombras y candelabros; no se dan más detalles[cita requerida].

Los primeros documentos sobre los exornos de las calles, se hace presente en el año 1855, cuando el Ayuntamiento se preocupa de dar mayor solemnidad a los traslados diciendo "por ser cosas que no solamente se da culto a la madre de Dios, sino también lustre y honra a este pueblo y al Ayuntamiento que lo representa".[cita requerida] En otro acta de 1887 [cita requerida]se habla de pagar la construcción y adornos de dos arcos de triunfo, uno en la calle Pescadería (hoy venida de la Virgen) y otro en la calle del Cerro cuyas cuantías ascendían a 25 y 12 ptas. respectivamente.

En la actualidad los exornos de las calles, son verdaderas obras de artes hechas por los vecinos de Almonte, se trata de una arquitectura efímera basada en madera y papel que representan arcos triunfales y templetes sobre columnas y pechinas de los más variados estilos arquitectónicos que va desde el gótico al barroco, aderezados con la impronta del gusto popular. Evolución de los primeros exornos de finales del pasado siglo, realizados con romeros, telas blancas y encajes.

Estas auténticas catedrales efímeras son ejecutadas por artistas locales y sufragados con las cuotas que cada casa aporta durante años para recibir a la imagen.[4]

La tradición de los siete años

A mediados del siglo XX, el pueblo de Almonte decide que cada siete años la Virgen del Rocío visite a su pueblo. Se trata, pues, de una tradición relativamente reciente, que data del año 1949.[5]

Cuando surge esta nueva tradición de los siete años, la virgen es trasladada en agosto en fechas del conocido Rocío chico. Durante este camino hacia el pueblo, la Virgen va tapada para que el polvo que se levanta no dañe su estructura. Los adornos del paso es tradición que sean llevados por las ancianas almonteñas, conocidas popularmente como "las abuelas almonteñas". El camino de ida es nocturno, está salpicado de hogueras y se hace campo a través por sitios previamente determinados, que cada siete años constituyen el mismo itinerario.

Al llegar a Almonte, la Virgen es colocada sobre una tarima, para ser bien vista por todos, en el lugar llamado “El Chaparral”. Allí, las camaristas de la Virgen son las encargadas de quitarle el "pañito" que cubre su cara y posteriormente el guardapolvo que cubre toda la imagen en el camino. La tradición manda que el velo ha de ser quitado en el momento en que el primer rayo solar del día ilumine el rostro de la Virgen. En ese momento cientos de trabucos y escopetas disparan salvas en honor de la Virgen.

En Almonte permanece nueve meses; dos semanas antes de la romería del Rocío, la Virgen sale, vestida de reina, en procesión por el pueblo de Almonte. Una semana después, es vestida de pastora y se traslada de nuevo a la aldea del Rocío, donde una semana después se celebra la tradicional romería de Almonte, la romería del Rocío.[6]

Romería del Rocío

Cuando la región sobre la que se asienta actualmente la ermita pasó a manos de los Duques de Medina Sidonia, El Rocío perdió parte de su aislamiento y se convirtió en cruces de caminos. Para el descanso de los arrieros y viandantes, fue instalada una venta en el camino de Moguer, y muy cerca en el Hato Rincón, crecieron algunas chozas. Esos fueron los orígenes de la aldea.

El creciente fervor por la Virgen del Rocío, tanto de los almonteños como de pueblos vecinos, y su nombramiento como patrona de Almonte en 1653[cita requerida], hizo que se reglaran las celebraciones que los devotos hacían en su honor, determinando que dichas conmemoraciones se harían solo una vez al año en la Pascua de Pentecostés.

En junio de 1919 la Virgen del Rocío es coronada por el cardenal Almaraz. En 1959 se abre una carretera entre Almonte y la aldea, lo que permite la expansión del peregrinaje, pasando en la década de los 70 de ser una fiesta desconocida y comarcal a estar en constante crecimiento hasta nuestros días.

Camino

Monumento a la Virgen del Rocío en Jerez.

En la actualidad son más del centenar las hermandades tanto de España como del extranjero afiliadas a la hermandad matriz de Almonte. Principalmente son de localidades de las provincias de Cádiz, Sevilla y Huelva, aunque hay presencia de todos puntos de España, como Toledo, Granada, Madrid, Málaga, Valencia y Ceuta. Muchos otros devotos españoles y extranjeros, principalmente portugueses de la región de Évora, Alentejo, acuden en peregrinación por su cuenta, o se unen a alguna de estas hermandades (de Badajoz o Jerez) para hacer el camino, contribuyendo para el crecimiento y continuidad de la fiesta. La presencia de "Los Caballistas" ofrece animación y renovación de la fe.

El llamado camino, es el que cada hermandad necesita hacer desde su punto de partida hasta la ermita del Rocío, para confluir allí todas, a fin de rendir pleitesía a la Virgen.

Para hacer llevadero el camino, los peregrinos preparan carretas especialmente adaptadas, en las que recorren el mismo, detrás del Simpecado, símbolo éste que todas las congregaciones durante el camino portan en una carreta tirada por bueyes, que representa tanto a la hermandad como su devoción por la Virgen.

El canto a la Virgen del Rocío, al camino, a la procesión, y a todas las tradiciones que rodean esta singular romería, es motivo central de las letras de muchas de las sevillanas que alegran a los peregrinos.

Son especialmente emotivas las paradas nocturnas en distintas ubicaciones del camino, y la Salve que cada noche se reza al simpecado antes de retirarse los peregrinos a descansar para continuar la marcha al día siguiente.

Procesión

El lunes de Pentecostés de cada año, la Virgen sale en procesión por las calles de la aldea, portada a hombros de los almonteños. Este acto pone fin a la peregrinación, y tras él los peregrinos inician el camino de vuelta a sus respectivos puntos de partida.

Distintos actos del camino y la procesión se han hecho muy populares, como el paso de las hermandades por el Río de Quema, la presentación de todas las hermandades filiales ante la hermandad matriz ya en la aldea o el salto de la reja por parte de los almonteños para sacar la Virgen en procesión.

Rocío Chico

Anualmente, en el mes de agosto se celebra el llamado Rocío Chico. Se trata de una romería similar a la del mes de mayo, aunque de dimensiones mucho más pequeñas, en cumplimiento del voto de acción de gracias que el pueblo de Almonte hizo en 1813, durante la invasión napoleónica, cuando la Virgen del Rocío los libró de una sangrienta tragedia que iban a perpetrar las tropas francesas en el pueblo[cita requerida].

Referencias

Véase también

Enlaces externos

Enlaces a Simpecados del Rocío

Simpecados de El Rocío

Enlaces a Medallas del Rocío

Medallas de El Rocío