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Signo de contradicción

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Signo de la contradicción es una doctrina católica que se refiere a personas o entidades que manifiestan santidad y al mismo tiempo, o como resultado, reciben una oposición extrema. El término se deriva de la frase bíblica "el signo contra el que se habla" que se encuentra en Lucas 2,34 y en Hechos 28,22, y que se refiere a Jesucristo y los primeros cristianos respectivamente. La palabra ‘’contradicción’’ viene de las palabras latinas contra, "contra" y dicere, "hablar."

Según la tradición católica, un signo de la contradicción apunta a la presencia de Cristo o la presencia de divinidad debido a la unión de esa persona o realidad con Dios. En su libro, El Signo de la Contradicción, Juan Pablo II dice que "el signo de la contradicción" es quizás "una definición distintiva de Cristo y su Iglesia."

Jesucristo como signo de la contradicción

Presentaction del Niño Jesús: “Mira, éste ha sido puesto para ruina y para resurrección de muchos en Israel, y para signo de contradicción - y a tu misma alma la traspasará una espada - , a fin de que se descubran los pensamientos de muchos corazones". (Lucas 2,34) Por Andrea Mantegna.

Lucas 2,34 se refiere a Jesucristo cuando es presentado en el templo por sus padres. Las palabras fueron habladas por Simeon a María, la madre de Jesucristo, como una profecía con respecto a su niño y ella misma.

"Mira, éste ha sido puesto para ruina y para resurrección de muchos en Israel, y para signo de contradicción - y a tu misma alma la traspasará una espada - , a fin de que se descubran los pensamientos de muchos corazones".

La interpretación de la Biblia de Navarra, que está considerada por algunos como una de las mejores, si no el mejor comentario católico disponible de la Biblia, [4] dice lo siguiente:

"Jesús vino a traer la salvación a todos hombres, aún más, Él será el signo de la contradicción porque algunas personas lo rechazarán obstinadamente -- para esta razón él será su ruina. Pero para los que lo aceptan con fe, Jesús será su salvación, liberándolos de pecado en esta vida y levantándolos hasta vida eterna."

El comentario dice también que María estará ligada íntimamente con el trabajo salvifico de su Hijo. La espada indica que María tendrá una participación en los sufrimientos de su hijo. Las últimas palabras de la profecía conectan con verso 34: la rectitud o tergiversación serán demostradas por si uno acepta o rechaza a Cristo.[1]

Por lo tanto hay tres elementos que son implicados en un signo de la contradicción, según la teología católica: (1) Un ataque a Cristo o las personas que se dice ser "unido" con Cristo. De este ataque, resulta un movimiento doble: (2) la caída de los que rechazan a Cristo, y (3) la subida de los que lo aceptan.

Según la teología católica, el doble-movimiento que resultó después del ataque a Cristo es lo siguiente: Mientras muchos de los enemigos de Cristo han caído (las autoridades romanas y su imperio cayeron en 476, el templo Jerusalén fue destruido en 70 por Tito), Jesucristo resuscitó de la muerte y su religión llegó a ser la religión más grande en el mundo y en la iglesia católica su representación más grande.

Los teólogos católicos dicen también que mientras el diablo parece vencer al Mesías matándolo, su muerte fue una vuelta y llegó a ser el mismo instrumento de la victoria de Cristo sobre el mal, la muerte y el diablo.

La Iglesia y cristianos como signos de la contradicción

La frase bíblica de Hechos 28,22 cita a un judío de Roma con quién Pablo habla:

“Mas querríamos oír de ti lo que sientes; porque de esta secta notorio nos es que en todos lugares es contradicha.”

Según teólogos y eclesiólogos católicos como Charles Journet y Kenneth D. Whitehead en "One, Holy, Catholic, Apostolic" ("Santo, católico, y Apostólico"): "La Iglesia temprana era la Iglesia Católica",[2]​ la secta referida aquí por los judíos es la Iglesia temprana de cristianos.

La Iglesia y los primeros cristianos, según estos teólogos católicos, son uno con Jesucristo. Por ejemplo, dicen que cuando Pablo perseguía a la Iglesia temprana, Jesucristo apareció ante él y le dijo: "¿Por qué me persigues?"

El pasaje de los Hechos de los Apóstoles se relaciona con Juan 15,5-8:

Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada. 6 El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman. 7 Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá. 8 Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos.

Este pasaje muestra el doble-movimiento que depende de las dos actitudes posibles hacia Cristo: quienquiera que está unido a Cristo en la santidad, subirá y dará resultados, mientras los que se oponen a Cristo caerán y marchitarán.

Crucifixión de S. Pedro pintado por Caravaggio. Los primeros cristianos fueron perseguidos por el Imperio romano

La Iglesia temprana y el Imperio romano

Los primeros cristianos fueron considerados por varias autoridades del Imperio romano como parte de una secta perniciosa, y son por tanto un signo de la contradicción. Los primeros cristianos fueron llamados caníbales (por comer según decían "el cuerpo de Cristo") y ateos (por no seguir la religión romana establecida). Fueron acusados también de incendiar Roma durante el tiempo del emperador Nerón, por lo que así mismo fueron atormentados y quemados como antorchas. Los emperadores después de Nerón los vieron también como una amenaza a la unidad del Imperio.

Tertuliano, un apologista cristiano temprano, dijo que la persecución de los primeros cristianos ayudó a propagar el cristianismo: "La sangre de mártires es la semilla de cristianos." Según historiadores católicos como Philip Hughes y Warren Carrol, cuando el Imperio cayó en 476 d. C., la cristiandad prosperó y se esparció por Europa y otros lugares. Estos historiadores dicen que fueron los monjes cristianos quienes trataron de mantener intacta la cultura antigua en sus monasterios.

Pío VII y Napoleon Bonaparte

Otro ejemplo de un signo de la contradicción es la vida de Pío VII. Su pontificado era muy difícil por los problemas morales y físicos infligidos por Napoleon, a quien el propio Papa consagró Emperador de Francia en Notre Dame de París. Luego Napoleon le tomó preso y lo mandó a Fontainebleau.

Napoleón, recién coronado, corona a Josefina

En 1814, después de la caída de Napoleon, Pío volvió a Roma triunfal. Uno de sus primeros actos fue restaurar la Compañía de Jesús. El antiguo régimen absolutista volvió, y con él los Estados Papales se restauraron en el Congreso de Viena, y una serie de concordatos fueron firmados con las potencias europeas. Al mismo tiempo la misma impasibilidad de Pío VII ante la humillación, empezó un resurgimiento de la popularidad papal que desde entonces caracterizó al Catolicismo.

Pío VII ofreció luego refugio a la madre de Napoleon y dio ayuda moral y material a su familia. Napoleon murió en el exilio en 1821 a los 52 años; El Papa Pío VII murió en 1823 en Roma a los 81 años de edad.

Juan Pablo II

Un ejemplo contemporáneo de un signo de la contradicción es Juan Pablo II. Mons. Carlos María Franzini, obispo de Rafaela, con motivo de los 25 años del pontificado de Juan Pablo II (octubre de 2003), dijo: "Su condición de víctima de los totalitarismos del siglo XX le habilita para una crítica libre y descarnada de lo que él mismo ha llamado el capitalismo “salvaje”, que ha engendrado “abismos” de desigualdad entre los hombres y los niveles de exclusión social que hoy golpean a la humanidad. Signo de contradicción para los defensores de uno y otro sistema, no ha callado su voz firme y profética para denunciar todo aquello que en las distintas realidades del planeta impiden a los hombres vivir con dignidad." [5]

Juan Pablo II fue criticado a menudo, estridentemente a veces, por los medios no-católicos y católicos. Fue criticado por sus retrógradas enseñanzas sobre el sexo, homosexualidad, y budismo. Fue criticado por sus canonizaciones, inclusive la canonización del fundador del Opus Dei, San Josemaría Escrivá. Fue calificado como un reaccionario y ultraconservador. Los tradicionalistas estilo Lefebvre lo criticaron por abrirse demasiado a otras religiones. Según George Weigel, en Witness to Hope, muchos teólogos católicos, especialmente los que tuvieron tendencias progresistas y aperturistas, se rebelaron contra su magisterio, criticando sus enseñanzas acerca de la moral, ecumenismo, los sacramentos, la ordenación de mujeres, el celibato obligatorio. Weigel dice también que hubo muchos planes para asesinarlo, y menciona a algunos historiadores que hicieron conexiones muy plausibles con líderes comunistas que temían su influencia en Europa del Este.

Cuando murió, los gobiernos comunistas de Europa del Este ya habían caído.

Por otro lado, a su muerte, fue alabado sumamente por muchos católicos. Por todas partes el mundo, muchos quisieron que fuera llamado Juan Pablo, el Grande. Inclusive la prensa secular dedicó mucho tiempo a informar sobre su vida y pontificado.

Según el teólogo e historiador católico George Weigel y otros comentaristas católicos como John Allen, Juan Pablo II fue alabado y será recordado por lo siguiente:

  • Su teología revolucionaria del cuerpo, con conocimientos profundos sobre la sexualidad humana, y sus enseñanzas morales que son muy claramente conservadoras, que aparecen en el Esplendor de la Verdad.
  • Su lucha por los derechos humanos y la dignidad humana que procuró la caída de dictaduras y del comunismo.
  • Su defensa de la vida y el embrión humano a través de enseñanzas desde la infalibilidad papal; sobre aborto, eutanasia, y el asesinato como pecados graves, en la encíclica Evangelium Vitae.
  • Su énfasis por la llamada universal a la santidad a través de sus muchas canonizaciones y su "programa para todos tiempos" en Novo Millennio Ineunte (El Principio del Milenio Nuevo) que coloca a la santidad como la prioridad de todas las actividades pastorales de la Iglesia Católica.
  • Su enseñanza de que la razón es congruente con la fe católica (Fides et Ratio).
  • Pasos encaminados al ecumenismo.
  • El Catecismo de la Iglesia Católica, que, para Weigel y algunos historiadores de la teología, ha clarificado mucho la confusión doctrinal que perturbó a la Iglesia y la sociedad en los años 60, 70 y 80.

Los hombres como signo de contradicción

Los pobres como signo de contradicción

Un Jesuita, Benjamín González Buelta, SJ, escribió una poema con título: Los pobres, un signo de contradicción. [6] (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).

Este niño será un signo de contradicción...

porque revelará lo que hay en cada corazón..."

(Lc. 2, 34-35)

Los invitamos a nuestros comercios,
los rechazamos de nuestras mesas.

Los encerramos con alambradas en nuestras fábricas,
los alejamos con perros de nuestras casas.

Los seducimos desde la sonrisa de la publicidad,
les cerramos el rostro cuando se acercan.

Los recibimos cuando son trabajo y moneda,
los esquivamos cuando son justicia y encuentro.

Arrasamos en minutos un barrio vivo,
estudiamos la colocación de una estatua muerta.

Los congregamos con promesas cuando dan un voto,
los dispersamos con balas cuando exigen un derecho.

Los contratamos cuando son fuerza joven,
los barremos cuando son bagazos exprimidos.

Los admiramos cuando levantan nuestras mansiones,
los separamos con las mismas paredes que construyeron.

Les damos limosnas cuando son niños y débiles,
les aplicamos cárcel y sospechas cuando son dignos y fuertes.

Exaltamos en libros y sermones su bienaventuranza,
su cercanía no mide el sentido de la vida nuestra.

Jesús,
te acogemos cuando eres bondad y perdón,
te excluimos cuando eres denuncia y justicia.

Como todo pobre de nuestros caminos

eres un signo de contradicción.

El embrión como signo de contradicción

Dice Mons. Elio Sgreccia, Vice-Presidente de la Pontificia Academia para la Vida:[3]

Basta consultar la Banca de datos de la literatura médica y bioética. En el estatuto del embrión y del feto en los años 70-74 existían poco menos de 500 voces de literatura biomédica y 27 en tema de literatura filosófico-teológica; en el cuadrienio 90-94 contamos ya con aproximadamente 4200 voces de naturaleza biomédica y 242 en el campo filosófico-teológico. Deseo subrayar el texto de un Padre de la Iglesia, Tertuliano: "Homo est qui venturus est". Y también aquel texto más conocido de la Instrucción Donum Vitae, tomado por la Encíclica: "Desde el momento en que el óvulo es fecundado, se inaugura una nueva vida que no es la del padre ni de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla por sí mismo. Jamás llegará a ser humano si no lo ha sido desde entonces.

Notas

  1. Dice Dr. Enrique Cases "Estas palabras proféticas se cumplieron ampliamente a lo largo de la vida del Señor. Unos lo aceptarán gozosos, otros lo rechazarán. Cristo se convertirá en signo de contradicción en Israel, es decir, en ocasión de que se formen dos grupos bien diferenciados: los que le siguen y los que se oponen a él." [1] Archivado el 5 de abril de 2005 en Wayback Machine.
  2. [2]
  3. [3]

Referencias