Pintura renacentista

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Tiziano, Amor sagrado y amor profano, h. 1513-1514.
Parmigianino, La Madona del cuello largo, 1535-1540, óleo sobre tabla.

La pintura renacentista abarca el período de la historia del arte europeo entre el arte de la Edad Media y el barroco. La pintura de esta época está relacionada con el «renacimiento» de la antigüedad clásica, el impacto del humanismo sobre artistas y sus patronos, nuevas sensibilidades y técnicas artísticas y, en general, la transición entre el periodo medieval y los comienzos de la Edad Moderna.

Por la falta o escasez de buenos maestros, los artistas optan por imitar las obras de los grandes maestros anteriores en lugar de estudiar la naturaleza para crear sus obras originales. En el manierismo se exagera el movimiento en las figuras, la expresión es afectada y amanerada o poco natural de los rostros.

Características

El carácter distintivo de la pintura del renacimiento en general y en su periodo de apogeo consiste:

  • En la unidad de la composición, de la perspectiva, de la anatomía y mobidez muscular y de la belleza exterior física tendiendo a imitar la naturaleza con desenvoltura e inspirándose a la vez los artistas en las obras clásicas escultóricas.
  • Por razón de los asuntos, en la universalidad de ellos, dando mucha entrada a los mitológicos apenas tratados en la época anterior y cultivando singularmente el retrato y las historias. Y aunque no se olvidan los cuadros religiosos, carecen éstos por lo común de la idea y unión mística de la época precedente (sobre todo, en las Vírgenes o Madonnas) y hasta desvían con frecuencia el ánimo de la verdadera piedad. Aunque está plena de religiosidad, cada artista busca su propio estilo, en donde el retrato y la representación del paisaje tienen mucha importancia.
  • Por razón del procedimiento, se distingue en el abandono definitivo de los realces y dorados, en la predilección por los lienzos sin tabla y en la adopción casi exclusiva de la pintura al óleo, salvo las decoraciones murales al temple y al fresco.

La historia moderna de la pintura se inicia con los aportes de los maestros del Renacimiento. Florencia y Roma durante los siglos XV y XVI son la cuna de dicho movimiento que establecerá a través de la perspectiva, la proporción, la anatomía y el descubrimiento y uso del óleo, una manera de pintar realista o verista que no se había dado antes.

El Renacimiento surge en Italia y se va extendiendo progresivamente por Europa, con mayor o menor calado, según los países. Surgieron innumerables centros o escuelas de pintura, sobre todo, en Italia, influyéndose mutuamente unas en otras a pesar de sus divergencias. No existe unanimidad crítica a la hora de distinguir las aludidas agrupaciones de artistas ni es uniforme el estilo de los diferentes maestros, por lo que las escuelas se reúnen sólo geográficamente.

Pintura renacentista italiana

La Gioconda (1503-1506) por Leonardo Da Vinci.

Italia fue el foco primero y principal del Renacimiento en todas sus manifestaciones, del siglo XV al XVI. La pintura del Quattrocento no se desarrolló primero en Florencia sino en otro lado, con la obra de Fra Angelico y sobre todo de Masaccio, que creó una nueva sensibilidad, totalmente ajena al gótico. Logra la sensación de espacio a través del uso metódico de la perspectiva lineal, como puede verse en la Trinidad de Santa María Novella (h. 1420-1425). Esta investigación sobre la geometría y la matemática fue seguida por Paolo Ucello, Andrea del Castagno y Piero della Francesca y Fra Filippino Lippi. La siguiente generación de artistas florentinos logró un mayor refinamiento: Benozzo Gozzoli, Domenico Ghirlandaio y, sobre todo, Sandro Botticelli.

En la segunda mitad del siglo XV surge una escuela pictórica en el centro de Italia, preocupada ante todo por crear el espacio en el que se mueven los personajes de sus cuadros, esforzándose por crear sobre todo paisajes ordenados y realistas. En Umbría se destacó Perugino, maestro de Rafael, así como Pinturicchio y Luca Signorelli. En la misma época, el renacimiento alcanzó el norte de Italia, surgiendo escuelas regionales de marcada personalidad: Andrea Mantegna es el pintor más importante de Padua, cuya influencia llega a la refinada corte de Ferrara, donde trabajaron Cosme Tura y Francesco del Cossa. Carácter especial presenta Venecia, en contacto constante con oriente, lo que da a este centro artístico un aire diferente, en el que el color predomina sobre la línea y el paisaje sobre la persona humana, justo a la inversa de lo que ocurre en Florencia. Los más sobresalientes pintores venecianos de la época fueron los Bellini, en particular Giovanni Bellini. Trascendente en la evolución del renacimiento veneciano es la obra de Antonello da Messina, pintor siciliano que se formó en Flandes y que acabó viviendo en Venecia, aportando la minuciosidad flamenca.

Jesús entre los doctores (1548) por el Veronés.

La segunda fase del renacimiento italiano es el Cinquecento, en el que descollan los tres grandes nombres de la pintura renacentista: Leonardo da Vinci, Rafael y Miguel Ángel, cuya prodigiosa labor en la Capilla Sixtina constituye una de las obras cumbres del Renacimiento.

A mediados de siglo, tras la muerte de los grandes maestros, y en medio de una crisis social generalizado, la pintura se hace manierista, notándose primero en Florencia y Roma con Andrea del Sarto, Pontormo, Bronzino, Vasari y Volterra. En Parma surge una escuela particularísima cuya figura más sobresaliente es Antonio Allegri da Correggio, precursor del ilusionismo barroco con su decoración de la cúpula de la iglesia de San Juan Evangelista de Parma (1520–1523). Su discípulo Parmigianino representa obras con figuras elongadas, como la llamada Madonna del cuello largo (1540). Esta es la época en que aparecen los grandes maestros venecianos, con obras plenas de sensualidad y colorido: Giorgione, Tiziano, Veronés y Tintoretto.

Pintura flamenca

Jan Gossaert, Retrato de Balduino de Borgoña, h. 1530- 1540.

En el siglo XVI, la reforma protestante provoca una progresiva separación entre las provincias meridionales, católicas, de las septentrionales, protestantes e iconoclastas, en las que se produce destrucción de pintura religiosa y la autonomía de géneros como el paisaje, el bodegón o la escena de género. Este proceso que culminó en el siglo XVII se inicia durante el renacimiento.

En Bélgica se produce la paulatina decadencia de Brujas, apreciándose influencia leonardesca en pintores como Adriaen Isenbrandt y Ambrosius Benson. Creció la Escuela de Amberes, con las obras de Quintín Metsys, Bernard van Orley y Jan Gossaert, llamado Mabuse. Pueden diferenciarse dos tendencias:

  • romanistas o italianistas, del siglo XVI.
  • reaccionarios, del siglo XVI.

Escuela de italianistas

La escuela de los italianistas se forma con los maestros que habiendo estudiado en las escuelas de Italia amalgamaron el estilo idealista de ella con el realismo flamenco sin lograr una fusión verdadera y sin obtener ventajas para uno y otro. Se destacan:

  • Jan Gossaert, llamado Juan de Mabuse de quien es una Virgen con el Niño en el Museo del Prado y otra semejante en el de Berlín
  • Bernard van Orley, que tiene una Sagrada Familia en el mencionado Museo de Madrid, quizás demasiado realista.
  • Michel Coxcie, discípulo de Orley, autor del Tránsito de la Virgen y de otros cuadros en la misma colección española.

Joachim Patinir, pues concede gran importancia al reflejo naturalista del paisaje en sus obras. Un manierismo de influencia miguelangelesca se encuentra en pintores como Hemessen y Marinus. Cabe mencionar, finalmente, dentro del género del retrato a Antonio Moro.

Escuela de reaccionarios

Contrarios a los italianistas por sistema, surgieron los que por lo mismo pueden llamarse reaccionarios, artistas llenos de ingenio, poesía y originalidad y muy populares en sus asuntos. Sobresale la familia de los Brueghel, sobre todo, el primero de este nombre Pieter Brueghel el Viejo, pintor de costumbres aldeanas y que sirve de puente entre la fantasía del Bosco y la escena de género barroca. Este mismo reflejo realista de la vida cotidiana se puede ver en los cuadros religiosos de Pieter Aertsen y Joachim Beuckelaer.

Pintura holandesa

Anunciación de van Leyden.

Las escuelas holandesas empiezan con Lucas van Leyden (1494-1533) quien se formó en el estilo de los flamencos italianistas como lo revelan sus cuadros del Sermón en el Museo de Ámsterdam y el San Jerónimo y la Virgen con el Niño en el de Berlín. Muy pronto la invasión del protestantismo disipó el verdadero ideal en la pintura holandesa y aunque sigue italianizante en el siglo XVI se limitan los asuntos a pintar las costumbres y paisajes del país. Martin van Heemskerck fue uno de los principales retratistas, aunque también se dedicó a la pintura de historia. En Holanda surgen los primeros retratos colectivos, en los que se destacará Frans Hals (1580-1666), de la ciudad de Haarlem.

Pintura alemana

La pintura de Alemania es aquella que se ha producido en el territorio que forma parte del Estado Federal Alemán, o por artistas nacidos en el mismo. Puede entenderse como momento inicial de la pintura alemana las miniaturas realizadas en algún taller germano en la época carolingia. Se conoce como Edad de orode la pintura alemana al siglo XVI, con la obra de dospintores de primera fila, como Alberto Durero y Hans Holbein el Joven, y muchos otros destacados maestros como Lucas Cranach el Viejo y Albrecht Altdorfer. En la época romántica destacaron los nazarenos y los paisajistas como Caspar David Friedrich. Finalmente, en el siglo XX, artistas alemanes protagonizaron el movimiento expresionista, sobre todo en su segunda generación y se encuentran en el origen de otras corrientes de vanguardia como el dadaísmo o el surrealismo.

Arte carolingio y otoniano

Las primeras obras pictóricas se encuentran en el arte carolingio, en particular en susminiaturas. El arte carolingio fue la forma más primitiva de arte germánico.Carlomagno, como representante de Roma, pretendía hacer un renacimiento del arteromano y su cultura en Occidente. Distanciándose de la iconoclastia del Imperio bizantino, Carlomagno admitió el uso de imágenes en obras artísticas´, destacando por su importancia la iluminación de los manuscritos antiguos por todo el territorio carolingio. De todo este ámbito, en lo que hoy es Alemaniase situaron talleres menores en la zona de Hesse, como el de Fulday el de la abadía de Lorsch(Hesse). En su scriptorium se elaboró el llamado Codex Aureus de Lorsch (778-820).

Románico

También hay pinturas murales románicas, persistiendo la influencia otoniana y bizantina. Uno de los centros de pintura mural fue Ratisbona, pero pocas obras sobrevivieron. De lo que ha quedado, merece destacarse las pinturas de Schwarzrheindorf (iglesia doble cerca deBonn), San Gedeón de Colonia y el Juicio Final de Oberzell (Reichenau).

Gótico

En el siglo XIV se introduce en Alemania el estilo.

Pintura francesa

Escuela de Fontainebleau: Diana cazadora, 1550-1560.

En Francia se inicia el renacimiento con autores de clara influencia flamenca, como Jean Bellegambe, que se inspira en los artistas de Amberes. En torno a las cortes de Francisco I y Enrique IV se dan dos escuelas llamadas de Fontainebleau, que siguen modelos italianizantes.

Francisco I llamó a su corte a Leonardo da Vinci y Andrea del Sarto. Pero fueron artistas italianos posteriores los que dominaron la primera escuela de Fontainebleau. En el palacio de Fontainebleau trabajaron decoradores italianos como Rosso, Primaticcio y Niccolò dell'Abbate. Muchas de estas decoraciones de Fontainebleau se divulgaron gracias a la labor de diversos grabadores, como el francés Jean Mignon.

En esta época alcanza gran esplendor el género del retrato, con Jean Clouet y su hijo François. El primero realiza lienzos mitológicos y retratos dibujados o a lápiz. François busca la caracterización social de sus modelos, aproximándose más a los modelos italianos y flamencos.

Otro retratista predominante que trabaja en Francia, más próximo a Jean Clouet que a su hijo, es Corneille de Lyon, también conocido como Cornelys, posiblemente holandés.

En París trabajan los Cousin, padre e hijo. Jean Cousin padre, llamado el Viejo para diferenciarlo de su hijo, Jean Cousin el Joven, realizó el primer gran desnudo pintado por un artista francés: Eva Prima Pandora (Museo del Louvre).

A finales de siglo, recuperada cierta paz social tras las guerras de religión, el rey Enrique IV reemprende los grandes trabajos decorativos, naciendo así una «segunda escuela de Fontainebleau» que agrupa a los diversos artistas que trabajaron en el castillo.

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