Matilde Díaz Vélez

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Matilde Díaz Vélez

Doña Matilde Díaz Vélez.
Información personal
Nacimiento 2 de julio de 1899
Bandera de Argentina Argentina, Buenos Aires
Fallecimiento 9 de junio de 1986
Bandera de Argentina Argentina, Buenos Aires
Sepultura Cementerio de la Recoleta Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad argentina
Familia
Padres Carlos Díaz Vélez y Mathilde Álvarez de Toledo
Información profesional
Ocupación estanciera, empresaria y urbanista

Matilde o Mathilde Díaz Vélez (Buenos Aires, 2 de julio de 1899 – 9 de junio de 1986) fue una estanciera, empresaria, urbanista y filántropa argentina.

Nacimiento y familia

Matilde Díaz Vélez fue la segunda hija del matrimonio celebrado el 24 de septiembre de 1892 entre el ingeniero, estanciero y empresario Carlos Díaz Vélez y Mathilde Juliana María Álvarez de Toledo.[1]

"Patina", tal era su sobrenombre,[2]​ se crio en el seno de una familia de la aristocracia porteña, católica, proveniente por ambos progenitores de linajes históricos.[3]​Por parte de su padre fue nieta del "benemérito general de la República" don Eustoquio Díaz Vélez, uno de los impulsores de la Revolución de Mayo de 1810.[4]​ Por su ascendencia materna provenía de los Álvarez de Toledo, una de las familias nobles más tradicionales de España.[5]

Matilde tuvo una hermana mayor llamada María del Carmen Felicitas Díaz Vélez, quien era conocida coloquialmente como "Tita", nacida el 10 de julio de 1893 y quien casó, el 11 de diciembre de 1914, con Belisario Ernesto Álvarez de Toledo, padres de siete hijos.[6][7]

La pequeña Matilde vivió sus primeros años junto a su familia en el Palacio Díaz Vélez, importante residencia ubicada sobre la Avenida Montes de Oca N° 110, en el barrio de Barracas de la ciudad de Buenos Aires, en el cual todavía habitaban las familias tradicionales.[8]

Tuvo -como era costumbre en las élite de la época victoriana- una educación esmerada, con maestras que le enseñaron, además, el idioma francés que hablaba perfectamente como su segunda lengua. [cita requerida]

Luego del fallecimineto de su abuelo paterno, Eustoquio Díaz Vélez hijo, acaecido el 7 de junio de 1909, se mudó con su familia paterna, dejando el Palacio Díaz Vélez, a una nueva residencia, un coqueto petit hotel ubicado en la calle Paraguay 1535, en el Barrio Norte.[9]

Matilde quedó soltera y no tuvo descendencia. Empero se vinculó familiarmente y, en especial, con sus sobrinos.[10]

Fue amiga de Victoria Ocampo de quien era contemporánea y con quien compartió muchas de sus ideas[11]​ y, al igual que ella, obtuvo rápidamente su carnet de conductora de automóviles.

Estanciera y empresaria

Desde muy joven y debido a la muerte de su padre, Matilde debió ocuparse de la administración y mejora de los bienes que heredó del mismo.[12]

Luego del deceso de su progenitor y con una tenacidad envidiable, afrontó exitosamente la Gran Depresión, una grave crisis iniciada en 1929, que impactó fuertemente en todo el mundo y en Argentina.[13]

Heredó la estancia "Las Ruinas", situada en el Partido de Ayacucho, Provincia de Buenos Aires, que trabajó hasta sus últimos días formando la compañía "Estancias Las Ruinas S.A.".[14]

Fue asismimo empresaria en un sector dominado por hombres. Participó en el nuevo negocio de la aviación y en de los seguros. Figuró como titular en varios de ellos: Madrid S.A., India Cía de Seguros Generales S.A. y Clarín S.A. de Seguros Generales.[15]

Urbanista

Matilde Díaz Vélez incursionó también en el ámbito del urbanismo convencida en la necesidad de que cada argentino pudiera ser propietario de su vivienda, que le garantizba el espacio físico para la vida de la familia, institución básica y fundamental de cualquier sociedad.

En este terreno se desenvolvió en dos localidades: la Villa Díaz Vélez, el balneario de la ciudad de Necochea y Guernica, en el Gran Buenos Aires.

Villa Díaz Vélez

Continuó, junto con su hermana, con la urbanización de la Villa Díaz Vélez, que es actualmente el barrio balneario de la ciudad de Necochea, labor que había iniciado su abuelo Eustoquio Díaz Vélez hijo, quien, hacia finales del siglo XIX, comenzó con el trazado de las primeras calles y las construcciones iniciales. Los Díaz Vélez promocionaron a la Villa Díaz Vélez como centro turístico de veraneo, toda una novedad en la sociedad argentina del momento que la convirtió en uno de los primeros y más antiguos sitios vacacionales de la costa atlántica argentina. Luego que Carlos Díaz Vélez logró, en 1911, que la Villa Díaz Vélez fuera incorporada el ejido citadino,[16]​ sus hijas se esmeraron por aumentar la venta de los lotes de terreno. Desde entonces, este barrio necochense ubicado sobre el Mar Argentino, comenzó a crecer con mayor rapidez siendo el centro de la actividad de la ciuadad durante los meses de verano.

Guernica

A diferencia del crecimiento de la Villa Díaz Vélez, que fue la continuación de la obra pionera que emprendió su abuelo paterno, la fundación de Guernica fue el gran aporte a la urbanización que efectuó Matilde Díaz Vélez.[17]

Fallecido su padre, Carlos, en su sucesorio se adjudicó a su hija Matilde, la mitad del campo llamado 'La YaYa', que se ubicaba en el Partido de San Vicente, con una superficie de 356 hectáreas aproximadamente.[18]

Matilde, convencida de la necesidad de la dignidad de la persona a través del acceso a su propia vivienda, tuvo la idea de crear una población y el 18 de mayo de 1934, presentó al Ministerio de Obras Públicas de la provincia de Buenos Aires, una petición a fin de para fundar un pueblo con el nombre de "Guernica", en tierras de su propiedad, en el partido de San Vicente, en el kilómetro 32 de la línea principal del Ferrocarril del Sud.[19]

Propongo finalmente como nombre del nuevo pueblo, el de Guernica en el deseo de perpetuar en este país, el recuerdo de un nombre tan significativo para las libertades del país Vasco y el de rendir un homenaje a la patria de los ascendientes de mi familia y de tantos esclarecidos personajes cuyo paso por la Argentina ha dejado huellas imperecederas.[20]

El 24 de abril de 1935 delimitó la planta urbana del pueblo y reservó los lotes necesarios con destino a la plaza pública, la intendencia municipal, la iglesia y la casa del cura, el juzgado de paz, el registro civil, el telégrafo, la comisaría y la escuela, también algunas zonas para quintas, chacras, el corralón municipal, el potrero de policía y los mataderos. Mathilde Díaz Vélez trazó un pueblo en el que previó espacio para todas las instituciones necesarias para el progreso de la futura comunidad.[21]

El 16 de agosto de 1935 el Poder Ejecutivo Provincial dio su aprobación al proyecto para la erección del nuevo pueblo que fue también denominado parada km. 32 de la línea provincial a Tandil del Ferrocarril del Sud.[22]

Hacia 1938 los rematadores Comi y Pini comenzaron con la venta de los lotes, que se efectuaban los domingos en las llamadas "bañaderas" (carpas con bandas de música).

En 1940, el gobierno cambió el nombre de la estación del ferrocarril refugio Km. 32 por la nueva estación López Camelo, denominación que Matilde Diaz Vélez consideró como ajeno, iniciando entonces una serie de trámites para conseguir que la estación ferroviaria llevase el mismo nombre del pueblo. El 20 de marzo de 1948 consiguó su objetivo: la Dirección de Transporte denominó a la estación como Guernica.[23]

En 1945 Matilde donó dos de sus lotes para que se pudiera edificar el Club Social, Cultural y Deportivo Guernica, lugar desde donde comenzó la difusión de la cultura y el deporte.

Matilde Díaz Vélez, al igual que lo habían hecho sus antepasados, colaboró con la Iglesia. En Guernica fue quien donó el terreno situado en la avenida ex 33, entre las calles 6 y 7 para la edificación de un templo que permitiese llenar las necesidades espirituales de los guerniquenses. Así Patina respondía afirmativamente a la petición de un grupo de vecinos que, el 18 de octubre de 1958, en una reunión en el Club Guernica, y a instancias del padre Jerónimo Kadler, de la orden de los Franciscanos y el doctor Ladislao Iguaín, Presidente de la Acción Católica Argentina comenzaron una colecta para sufragar los gastos de su construcción.[24]

En el lote cedido se levantó primeramente una capilla denominada Cristo Obrero la que, a partir de 1960, se llamó Cristo Rey evitando denominaciones que presenten a Jesucristo, en una faz parcial de su personalidad. En 1966 la capilla fue elevada a parroquia.[25]

Matilde aspiró a que el pueblo fuera también una comunidad de artistas y una ciudad jardín.

Donaciones

Generosa con sus bienes y deseosa que pudieran ser un instrumento para la cultura popular, en 1972 donó la colección “Matilde Díaz Vélez” al Museo Provincial de Bellas Artes “Rosa Galisteo de Rodríguez”, ubicado en la ciudad de Santa Fe.[26]

Matilde regaló su importante colección, en memoria de su amiga, Esther Pérez Mendoza. El conjunto consta de quince obras de importantes autores europeos, entre ellos con pinturas de tradicionales escenas de puerto, como la del francés Henri Joseph Harpignes, (1819-1916).[27]

A ello se agregan una tinta de Delacroix, representando un caballo encabritado y un bronce del escultor Auguste Rodin de cargada expresividad. Completa la colección las composiciones de varios autores argentinos como Emilio Pettoruti.[28]

Años más tarde, en 1976, junto su hermana Carmen, donó “El Rapto de Oritia por Bóreas”, al Museo Nacional de Arte Decorativo, de Buenos Aires. La obra es un tapiz de Beauvais, realizado en lana y seda tejida, de 4,96 m de largo y 2,75 m de alto, datado circa 1730, con cartón de René Antoine Houasse (1645-1710). El majestuoso tapiz, una joya única por sus condiciones y realismo, integra la Colección Permanente del mencionado museo por ser una de las principales piezas de la colección.[29]

Sur

Atraída por la cultura entabló amistad con la escritora Victoria Ocampo, con quien compartió muchos de sus proyectos, siendo su confidente y administradora y cuya trayectoria difundió aún después de su muerte.[30]

En 1973 aconsejó a Victoria Ocampo, quien se oponía el populismo peronista, a que donara sus residencias de Villa Ocampo, ubicada en Beccar y Villa Victoria, sita en Mar del Plata, a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, por sus siglas UNESCO y, en palabras de la escritora,

para ser utilizadas con un sentido vivo y creador, en la producción, investigación, experimentación y desarrollo de actividades culturales.[31]

Victoria le encomendó a su amiga que, ocurrido su fallecimiento, a modo de autocensura y de respeto de sus más profundos pensaminentos, quemara algunos documentos previamente seleccionaddos por ella, como manuscritos, cartas y carpetas. Matilde, fiel al deseo de Victoria satisfizo su última voluntad junto a Josefina Dorado, prima de la escritora, quien vivía en lo de Angélica Ocampo y a quien representaba por entonces, y todo el personal de la Villa Ocampo. También fueron quemados, en la propiedad de Angélica, en el bajo, los documentos relacionados con la enfermedad de Victoria.[32]

Matilde Díaz Vélez escribió a Angélica Ocampo:

Te agradezco la confianza que depositas en mí y que me honra, así como me sentía orgullosa de la incondicional confianza que me demostraba Victoria, a la cual traté siempre de responder con mi leal saber y entender, alentada por el gran cariño y la enorme admiración que sentía por Victoria.[33]

A partir de 1979, en que falleció Victoria Ocampo, Mathilde Díaz Vélez continuó con la publicación de la revista literaria Sur, la obra clave de la escritora. Cumplió así su compromiso de evitar que la revista interrumpiera su tirada.[34]

Deportista

Matilde, al igual que su hermana, fue una gran aficionada del juego del bridge, al que consideraba un verdadero deporte intelectual y que era el juego de cartas por excelencia que practicaba la alta sociedad europea y norteamericana.

Fue muy generosa con el desarrollo del bridge tanto en Argentina como en América del Sur. En 1953 el Consejo Directivo de la Asociación Sudamericana recibió en calidad de donación de su parte.[35]

un artístico trofeo destinado a perpetuar la memoria del malogrado maestro argentino Dr. Luis A. Schenone.

Las autoridades establecieron que éste fuera el trofeo Challenger y que tuviera como objetivo la premiación a la mejor jugadora anual del sexo femenino.[36]

Asimismo sus donativos alcanzaron al premio Copa: “Esther Perez Mendoza”, que se entrega en el Campeonato Interclub de Damas.[37]

A pesar que el bridege se fue popularizando a lo largo del siglo XIX, Matilde no vivió para verlo con su status deportivo reconocido, porque recién lo alcanzó en marzo de 1999, fecha en que el Comité Olímpico Internacional (COI) reconoció a la Federación Mundial de Bridge (WBF), como Federación Olímpica otorgándole el reconocimiento de deporte aunque no participa en los Juegos Olímpicos.

Fallecimiento

Matide Díaz Vélez falleció en Buenos Aires, el 9 de junio de 1986, a la edad de 86 años, víctima de cáncer. [cita requerida]

En la necrológica aparecida en el diario La Nación, del 12 de junio de 1986 se puede leer:

Queda de Mathilde Díaz Vélez su ejemplo de mujer fuerte, íntegro, sensible y despierta, que se sobrevive a sí misma a través de una vasta y fecunda obra.[38]

Sus restos descansan en la bóveda familia de Eustoquio Díaz Vélez, que es Monumento Histórico Nacional,[39]​ ubicada en el Cementerio de la Recoleta de la ciudad de Buenos Aires.

Legado póstumo

La muerte no fue para Matilde Díaz Vélez un obstáculo para que culminara con su fecundo trabajo cultural. Esta vez fue la educación la que se vio beneficiada. Quiso que se fomentara la educación agrícola ganadera, toda una síntesis de la familia Díaz Vélez y sus fértiles campos de la llanura pampeana bonerense. Matilde consideró que la instrucción agropecuaria actúa como una noble herramienta para el fortalecimiento del más importante sector de la economía Argentina.[40]

Para el cumplimiento de esta finalidad, que consideraba de vital importancia para el crecimiento argentino, Matilde legó tres campos: “Patina”, “Tita” y “Rincón de Quequén” ubicados en la provincia de Buenos Aires.[41]

En 1990, siguiendo su ideario testamentario, se creó la Fundación Carlos Díaz Vélez, una organización no gubernamental sin fines de lucro, cuya finalidad es la promoción de la educación agrícola ganadera en cualquiera de sus manifestaciones, y cuya denominación, por su expreso deseo, llevó el nombre de su padre. Aprobado su Estatuto, fue el primer presidente de su Consejo de Administración, su sobrino, el arquitecto Enrique Woodrow Álvarez de Toledo.[42]

Homenajes

En la ciudad de Guernica dos establecimientos educativos conmemoran a Matilde Díaz Vélez, su fundadora.

El primer establecimiento imparte educación preescolar y es el Jardín de Infantes N° 915 "Mathilde Díaz Vélez".[43]

Asimismo, la educación para personas maduras también la homenajea a través de la Escuela de Adultos 702 y FP "Matilde Díaz Vélez".[44]

En Guernica un espacio verde público también recuerda su persona. Es la plaza “Matilde Díaz Vélez”, ubicada en la rotonda de la avenida 12.

Referencias

  1. Matilde Díaz Vélez. Testamento ológrafo protocolizado del 2 de septiembre de 1986.
  2. http://www.barriada.com.ar/Barracas/visitantes_barracas-2.aspx
  3. Vicuña Mackenna, Benjamín. Obras completas. Volumen 11. Universidad de Chile. 1936.
  4. Mitre, Bartolomé. Historia de Belgrano, Volumen 1. Imprenta de Mayo. Buenos Aires. 1859. P. 243.
  5. Autores varios. Los Álvarez de Toledo. Nobleza viva. Junta de Castilla y León. 1998. ISBN 9788478467754.
  6. Descendientes de Vicente Álvarez de Toledo. Buenos Aires. 2000.
  7. Boletín del Instituto Argentino de Ciencias genealógicas. Número 182. 1993. P. 29.
  8. http://www.barriada.com.ar/Barracas/visitantes_barracas-2.aspx
  9. http://www.barriada.com.ar/Barracas/visitantes_barracas-2.aspx
  10. Matilde Díaz Vélez. Testamento ológrafo protocolizado del 2 de septiembre de 1986.
  11. Frías, Susana R. La valija colorada de Victoria Ocampo. La Nación. «Suplemento cultura». Domingo 31 de diciembre de 2006.
  12. Sáenz Quesada, María. Los estancieros: Desde la época colonial hasta nuestros días. Matilde Díaz Vélez. Sudamericana. Buenos Aires. 2010. ISBN: 9789500737388.
  13. Sáenz Quesada, María. Los estancieros: Desde la época colonial hasta nuestros días. Matilde Díaz Vélez. Sudamericana. Buenos Aires. 2010. ISBN: 9789500737388.
  14. Sáenz Quesada, María. Los estancieros: Desde la época colonial hasta nuestros días. Matilde Díaz Vélez. Sudamericana. Buenos Aires. 2010. ISBN: 9789500737388.
  15. Europa World Yera Book 1991 2V. Volúmenes 1-2 1991. 32nd. P. 372. ooks.google.com.ar/books?id=CmOUWTetnQ4C&q=seguros+india+"diaz+velez"&dq=seguros+india+"diaz+velez"&hl=es&sa=X
  16. Isla, Federico. Lasta, Carlos. Manual de Manejo Costero para la Provincia de Buenos Aires. Editorial Universitaria de Mar del Plata. Mar del Plata. 2006. P. 58/9. ISBN 987-544-182-1.
  17. http://www.peron.mun.gba.gov.ar/historia.html
  18. http://www.peron.mun.gba.gov.ar/historia.html
  19. http://www.peron.mun.gba.gov.ar/historia.html
  20. http://www.peron.mun.gba.gov.ar/historia.html
  21. http://www.peron.mun.gba.gov.ar/historia.html
  22. http://www.peron.mun.gba.gov.ar/historia.html
  23. http://www.peron.mun.gba.gov.ar/historia.html
  24. Giorgi. Miguel A. Parroquia Cristo Rey de Guernica. http://www.ilomas.org.ar/jubileo/index.php?option=com_content&task=view&id=51&Itemid=73
  25. Giorgi. Miguel A. Parroquia Cristo Rey de Guernica. http://www.ilomas.org.ar/jubileo/index.php?option=com_content&task=view&id=51&Itemid=73
  26. http://www.museorosagalisteo.gob.ar/
  27. http://www.museorosagalisteo.gob.ar/
  28. http://www.museorosagalisteo.gob.ar/
  29. Museo Nacional de Arte Decorativo. Galería de los Tapices. http://www.mnad.org/index.php?subP=tapices
  30. Frías, Susana R. La valija colorada de Victoria Ocampo. La Nación. «Suplemento cultura». Domingo 31 de diciembre de 2006.
  31. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Proyecto Villa Ocampo. Cronología de Victoria Ocampo. http://www.villaocampo.org/cas/historico/victoria_4.htm
  32. Frías, Susana R. La valija colorada de Victoria Ocampo. La Nación. «Suplemento cultura». Domingo 31 de diciembre de 2006.
  33. Frías, Susana R. La valija colorada de Victoria Ocampo. La Nación. Suplemento cultura. Domingo 31 de diciembre de 2006.
  34. ABC. Madrid. Volumen 32. Parte 2. P. 14. 1981.
  35. Ferlema. Argentina: La Copa Schenone y sus 40 años de Historia. http://csbnews.org/argentina-la-copa-schenone-y-sus-40-anos-de-historia/
  36. Ferlema. Argentina: La Copa Schenone y sus 40 años de Historia. http://csbnews.org/argentina-la-copa-schenone-y-sus-40-anos-de-historia/
  37. Ferlema. Argentina: La Copa Schenone y sus 40 años de Historia. http://csbnews.org/argentina-la-copa-schenone-y-sus-40-anos-de-historia/
  38. La Nación, 12 de junio de 1986. Necrológica de Matilde Díaz Vélez.
  39. Decretos del P.E.N. N°3039/1946.
  40. Fundación Carlos Díaz Vélez. Historia. http://fundaciondiazvelez.org.ar/historia.html
  41. Fundación Carlos Díaz Vélez. Historia. http://fundaciondiazvelez.org.ar/historia.html
  42. Fundación Carlos Díaz Vélez. Historia. http://fundaciondiazvelez.org.ar/historia.html
  43. http://guia-buenos-aires.escuelasyjardines.com.ar/JARDIN-DE-INFANTES-N%C2%BA915-MATHILDE-DIAZ-VELEZ-guernica-presidente-peron-buenos-aires-i17704.htm
  44. Consejo General de Cultura y Educación. Provincia de Buenos Aires. Registro Provincial de Nombres. http://servicios2.abc.gov.ar/lainstitucion/organismos/consejogeneral/imposicion/registro_provincial_de_nombres.pdf

Bibliografía

  • CARATTINI, Marcelo Gustavo - ÁLVAREZ de TOLEDO, Inés. Comisión Permanente de Homenaje al General Eustoquio Díaz Vélez. 2012.
  • MANSO, Carlos. Del Teatro de la Ópera a Carmen Piazzini. De los Cuatro Vientos. Buenos Aires. 1a ed. 2012. ISBN 978-987-08-0635-6.