Joaquín García Labella

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Joaquín García Labella (Granada, 10 de abril de 1905 - ibid., 25 de agosto de 1936) fue un político, jurista y catedrático universitario español, ejecutado víctima de la represión del bando franquista durante la Guerra Civil.[1][2]

Biografía

Licenciado en Derecho por la Universidad de Granada con premio extraordinario, marchó a Francia donde completó estudios con los juristas Léon Duguit y Roger Bonnard y en el Reino Unido en la London School of Economics. En 1926 se doctoró en la Universidad Central de Madrid, accediendo por oposición a una plaza de catedrático de derecho administrativo al año siguiente. Su primer destino fue la Universidad de Santiago de Compostela, que por edad debió compatibilizar con la prestación del servicio militar obligatorio. Sufrió la represión de la dictadura de Primo de Rivera cuando la mayoría de las universidades alzaron su voz contra el régimen. Se trasladó después a la Universidad de Salamanca, como catedrático de derecho político, compatibilizando su trabajo con el de magistrado de la Audiencia Provincial en la sala de lo contencioso-administrativo. Por permuta con José María Gil-Robles se estableció definitivamente en la universidad granadina.

Con la proclamación de la República tras las elecciones municipales de 1931, fue nombrado gobernador civil de La Coruña (hasta junio del mismo año). Incorporado a Acción Republicana (AR) primero, y a Izquierda Republicana (IR) después, en 1932 ocupó el gobierno civil de Cádiz y al año siguiente el de Sevilla. En 1933 ocupó durante un tiempo el cargo de director general de Administración Local, retirándose de la política activa para reincorporarse a la cátedra granadina, si bien permaneció como asesor jurídico en el ayuntamiento de Granada.

Tras el triunfo en Granada del golpe de Estado de julio de 1936, que daría origen a la Guerra Civil, fue detenido acusado de esconder armas en el ayuntamiento. Consciente de los fusilamientos en el cementerio de Granada que se sucedían sin interrupción, escribió una carta de súplica al capitán sublevado José Nestares Cuéllar, en la que se ofrecía para combatir en el bando franquista, abjuraba de sus ideas y amistades y abrazaba la religión católica. Fue liberado y dejado a cargo de Nestares que mantenía una unidad paramilitar en Viznar, donde Labella fue ingresado en "La Colonia", una especie de prisión privada de Nestares en donde humillaba a Labella obligándole a llevar un mandil que lo identificaba como miembro de la masonería. En las cartas que pudo dirigir a su familia, Labella señalaba que se le obligaba a cavar las fosas de los fusilados. Después, vestido de falangista, Nestarés lo incorporó a su unidad. Durante un acto religioso el 15 de agosto, García Labella fue reconocido por un teniente coronel que se dirigió al gobernador militar quejándose de que estuviera libre y vivo. Poco después se le comunicó el traslado a Granada mediante engaño al decirle que iba a pasar unos días visitando a su mujer y su hija, pero no fue así, siendo juzgado de manera sumaria y fusilado en el cementerio de San José junto a otros 37 presos.[3]

Referencias

  1. Peláez, Manuel J. (2007). «Jornadas Sobre Juristas Andaluces en la Segunda República». Revista de estudios histórico-jurídicos (Valparaiso) XXIX. ISSN 0716-5455, pp. 676-683. 
  2. Peláez, Manuel J. (2009). «Juristas universales e internacionales, originarios de Málaga (segunda parte)». Contribuciones a las Ciencias Sociales. 
  3. Pettenghi Lachambre, José Aquiles (2009). Detrás del Silencio. El Trágico Destino de los Gobernadores Civiles de Cádiz en la II República. Artepick TM. pp. 79-87. ISBN 9788493679903. 

Bibliografía

  • José Francisco López-Font Márquez, La obra jurídico-administrativa del profesor García Labella, Granada, 2000.