Flota de Indias

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Principales rutas comerciales del Imperio español. En rojo las españolas y en verde las portuguesas.

La Flota de Indias o llamada también como la Flota del Tesoro Español o La Española era «el mecanismo de funcionamiento del monopolio comercial español con América y constituyó la esencia de la denominada Carrera de Indias, que englobaba todo el comercio y la navegación de España con sus colonias» (Manuel Lucena). Es decir, era un gran motor económico para España propulsado por la navegación y que proporcionaba bienes a esta desde distintos sitios, como América o la costa de Asia.

Historia

Del siglo XVI al XVIII, las flotas de Indias llevaban las riquezas de los virreinatos españoles en América a la Corona de Castilla. Los productos transportados eran plata, oro, gemas, especias, cacao y otros. Los galeones salían de la ciudad de Veracruz, en el golfo de México, y llegaban a Sevilla por el Guadalquivir (más tarde a Cádiz).

El español Amaro Pargo, corsario y comerciante, fue uno de los personajes históricos más importantes de los que participaron en la Carrera de Indias.
Imagen de la Sevilla del siglo XVI.
Puesta de sol en Cartagena de Indias.

La flota de Indias tenía un equivalente para el comercio entre Nueva España (el actual México) y Filipinas, conocido como el galeón de Manila, y que se usaba para cambiar bienes chinos por plata mexicana, a través del puerto de Acapulco. De allí se contactaba mediante transporte terrestre con Veracruz y Acapulco

Desde el mismo descubrimiento de América, los barcos españoles llevaban riquezas de vuelta a España. En la década de 1520, y debido al incremento de la piratería inglesa y francesa, se decidió organizar un sistema de convoyes para aumentar la seguridad del transporte. La idea era establecer dos flotas distintas, ambas compuestas por galeones fuertemente armados con cañones y barcos mercantes (carracas) para llevar la carga. Las dos flotas salían cada año de Sevilla (a partir de 1679 Cádiz), e iban una a Veracruz y la otra a Sudamérica (Cartagena de Indias, en la actual Colombia, y Nombre de Dios y Portobelo, en la actual Panamá). Tras completar la descarga de sus productos (productos manufacturados, pero después, también esclavos), las flotas se reunían en La Habana, en la isla de Cuba, para el viaje de vuelta.

El comercio con las colonias españolas estaba fuertemente controlado. Por ley, las colonias españolas solo podían comerciar con un puerto en España (Sevilla tuvo el monopolio hasta 1717, cuando la Casa de la Contratación pasa a Cádiz). Los ingleses, neerlandeses y franceses trataron de romper el monopolio, pero este duró durante más de dos siglos. Gracias al monopolio, España se convirtió en el país más rico de Europa. Esta riqueza permitió sufragar sobre todo las guerras contra los protestantes del centro y norte de Europa. También causó una enorme inflación en el siglo XVI, lo que prácticamente destruyó la economía española.

Caja de caudales del siglo XVI llena de lingotes de plata. Representación museística del Pabellón de la navegación de Sevilla

Junto a los envíos de particulares, la flota llevaba el «quinto real», un impuesto del 20 por ciento en los metales preciosos y los envíos de particulares. Diversos descubrimientos arqueológicos sugieren que la cantidad de metales realmente transportados era mucho mayor que la declarada en el Archivo de Indias: los mercaderes recurrían al contrabando y a la corrupción para evitar pagar dicho quinto.

En el siglo XVII, el sistema económico empezó a declinar por diversos motivos. Las flotas resultaron afectadas, primero por las tormentas: las de 1622 (incluyendo Nuestra Señora de Atocha), 1715 y 1733 fueron destruidas por huracanes en el Caribe. Segundo, por los piratas, ya fueran establecidos como tal (corsarios) o barcos militares de potencias extranjeras. Tercero, por la caída en la producción de metales preciosos en América. Las flotas pasaron de diecisiete barcos en 1550, a cien, y de mayor tamaño, a finales del siglo XVI. A mediados del XVII constaban de unos veinticinco barcos, y continuaron disminuyendo en tamaño.

La amenaza de las potencias coloniales rivales aumentó cuando estas pudieron establecer bases en el Caribe. Inglaterra ocupó San Cristóbal y Nieves en 1624, y Holanda Curazao en 1634. La flota de 1628 fue capturada por el holandés Piet Hein en la batalla de la Bahía de Matanzas, durante la guerra de Flandes, y las de 1656 y 1657 fueron capturadas por los ingleses Richard Stayner y Robert Blake durante la guerra anglo-española. La de 1702 fue destruida durante la batalla de Rande.

Galeón español, por Alberto Durero.

Las capturas de la flota causaron una enorme repercusión económica en España. Debilitada por las continuas guerras (en particular la guerra de los Treinta Años), y sufriendo una enorme crisis económica, España comenzó a sufrir ataques a sus colonias a mediados del siglo XVII. En 1739, durante la Guerra del Asiento el inglés Edward Vernon atacó a Portobelo, en Panamá, y posteriormente lo intentó en Cartagena de Indias, al mando de 186 buques, siendo derrotado por Blas de Lezo y sufriendo Inglaterra su más terrible derrota en los mares. En 1762, durante la guerra de los Siete Años, los ingleses ocuparon La Habana y Manila, impidiendo el paso de la flota.

La última Flota de Indias zarpó en 1776.[1]​ En la década de 1780, España abrió las colonias al mercado libre. En más de 250 años de flota, las pérdidas por ataques fueron mínimas. Puede calificarse así a la Flota de Indias como una de las operaciones navales más exitosas de la historia. De hecho, en los trescientos años de existencia de la Flota de Indias solo dos convoyes fueron hundidos o apresados por los ingleses y otro por los neerlandeses.

Personajes participantes

Lista de algunos personajes históricos que participaron en la Flota de Indias:

  • Amaro Pargo: Su participación en la Carrera de Indias comienza en el bienio 1703-1705, periodo en el que fue dueño y capitán de la fragata El Ave María y las Ánimas, navío con el que navegó desde el puerto de Santa Cruz de Tenerife hasta el de La Habana. Reinvirtió los beneficios del comercio canario-americano en sus heredades, destinadas principalmente al cultivo de la vid de malvasía y de vidueño, cuya producción ―principalmente la de vidueño― se enviaba a América.[2]

Véase también

Referencias

  1. Rafael Antúnez y Acevedo: Memorias históricas sobre la legislación y Gobierno del Comercio de los españoles con sus colonias en las indias occidentales (1797).
  2. De Paz Sánchez, Manuel; García Pulido, Daniel (2015). El corsario de Dios. Documentos sobre Amaro Rodríguez Felipe (1678-1747). Documentos para la Historia de Canarias. Francisco Javier Macías Martín (ed.). Canarias: Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife. ISBN 978-84-7947-637-3. Consultado el 8 de junio de 2016. 

Bibliografía

  • Chaunu, P., Sevilla y América siglos XVI y XVII. Sevilla, Universidad, 1983.
  • García-Baquero González, A., La Carrera de Indias. Salamanca, 1992.
  • Lucena Salmoral M., La Flota de Indias. Cuadernos de Historia 16. Barcelona, 1985.
  • Mira Caballos, E., Las Armadas del Imperio. Poder y hegemonía en tiempo de los Austrias. Madrid, La Esfera de los Libros, 2019.
  • Mira Caballos, E., El sistema naval del imperio español. Armadas, flotas y galeones en el siglo XVI. Madrid, Punto de Vista Editores, 2015.
  • Pérez Turrado, G., Armadas españolas de Indias. Madrid, Mapfre, 1992.
  • Thomazi, Augusto., Las flotas del oro. Historia de los galeones de España. Swan. Madrid, 1985.
  • Walker, G. J., Política española y comercio colonial, 1700-1789. Barcelona, 1979.
  • Zarin, Cynthia, "Green dreams. A mystery of rare, shipwrecked emeralds", The New Yorker, November 21, 2005, pp. 76-83.

Enlaces externos