Diferencia entre revisiones de «Mariano Grondona»

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=== Grondona y las minorías religiosas ===
=== Grondona y las minorías religiosas ===
En [[1977]], Grondona escribía en el artículo de tapa ''Los judíos'' en la revista ''Carta política'' (dirigida por él mismo, en [[Buenos Aires]]) que en países en formación como la Argentina se hacía necesaria una homogeneidad étnica y religiosa para poder construir la nación. Los judíos, al ser una minoría, debían optar por el exilio o la conversión.<ref>GRONDONA, Mariano. Revista ''Carta política'', 1977 (citado en Feierstein, Ricardo y otros, ''Historia de los judíos argentinos'', página 387.</ref>
En [[1977]], Grondona escribía en el artículo de tapa ''Los judíos'' en la revista ''Carta política'' (dirigida por él mismo, en [[Buenos Aires]]) que en países en formación como la Argentina se hacía necesaria una homogeneidad étnica y religiosa para poder construir la nación. Los judíos, al ser una minoría, debían optar por el exilio o la conversión.<ref>GRONDONA, Mariano. Revista ''Carta política'', 1977 (citado en Feierstein, Ricardo y otros, ''Historia de los judíos argentinos'', página 387.</ref>

== Su pensamiento ==

Como todo escritor de tendencia liberal, Mariano Grondona sufre un rechazo de parte de quienes adhieren a tendencias totalitarias (fascismo, nazismo, marxismo, peronismo). Es conveniente rescatar sus valiosas opiniones respecto de los factores que promueven al desarrollo como de aquellos que lo impiden.

'''Una tipología cultural del desarrollo económico''' <ref> “La cultura es lo que importa” de Samuel P. Huntington-Lawrence E. Harrison y colaboradores – Grupo Editorial Planeta SAIC – Buenos Aires 2001 – ISBN 950-49-0788-1</ref>: Cuando el ciclo que se inicia con el trabajo y culmina en la reinversión ha dado algún fruto y la gente se siente más rica, puede sentirse inclinada a trabajar menos. Por otra parte, el consumo puede crecer a un ritmo que reduzca el superávit, de modo que el desarrollo se convierta en enriquecimiento. Además, incluso si el superávit aumenta, la Nación puede decidir no convertirlo en inversión productiva. Puede, en cambio, gastarlo en esas prioridades ante las que las naciones suelen sucumbir, como son los monumentos a sus líderes, las guerras para adquirir prestigio, los planes de asistencia social utópicos o la corrupción descarada. Las naciones pueden, asimismo, verse tentadas a preservar su etapa de desarrollo mediante estrategias proteccionistas o políticas que desalienten los emprendimientos y las inversiones.

Cada vez que aparece una tentación crucial, el país puede evitarla o caer en ella. Así, podemos definir el proceso de desarrollo económico como una secuencia interminable de decisiones favorecedoras de la inversión, la competencia y la innovación que se toman siempre que se presenta la tentación de apartarse del rumbo. Sólo las naciones que cuentan con un sistema de valores tendiente a resistir la tentación en la toma de decisiones son capaces de lograr un desarrollo rápido y sostenido.

¿Porqué una nación va a tener que seguir actuando como si fuera pobre una vez alcanzada la riqueza? La revolución del desarrollo económico se produce cuando la gente sigue trabajando, compitiendo, invirtiendo e innovando, incluso cuando ya no lo necesita para ser rica. Esto es posible sólo cuando los valores que se persiguen, que promueven la prosperidad, no se disipan con la llegada de la prosperidad.

Pero los valores intrínsecos para el desarrollo sostenido, aunque sean no económicos, no deben ser antieconómicos. Deben ser no económicos y pro económicos al mismo tiempo. Al ser no económicos, no se agotarán con el éxito económico; al ser pro económicos, impulsarán sin cesar el proceso de acumulación.

La paradoja del desarrollo económico es que los valores económicos no son suficientes para garantizarlo. El desarrollo económico es demasiado importante como para confiárselo exclusivamente a los valores económicos. Los valores que una nación acepta o descuida pertenecen al campo cultural. Podemos decir, entonces, que el desarrollo económico es un proceso cultural.

'''Factores culturales en oposición'''

'''Religión''': Allí donde predomina la religión publicana (católica, por ejemplo) el desarrollo económico será difícil porque los pobres se sentirán justificados en su pobreza y los ricos estarán incómodos porque se verán como pecadores. Por el contrario, los ricos, en las religiones farisaicas (protestantismo), celebran su éxito como prueba de la gracia de Dios, y los pobres contemplan su condición como condena divina. Tanto ricos como pobres tienen un fuerte incentivo para mejorar su condición mediante la acumulación y la inversión.

'''Confianza en el individuo''': El motor principal del desarrollo económico es el trabajo y la creatividad de los individuos. Lo que los induce a esforzarse e inventar es el clima de libertad que les permite controlar su propio destino. Si los individuos sienten que otros son responsables de ellos, su esfuerzo decae. Si los demás les dicen qué tienen que pensar y en qué tienen que creer, la consecuencia es la pérdida de la motivación y la creatividad, o bien la elección entre sometimiento o rebelión. No obstante, ni la sumisión ni la rebelión generan desarrollo. La sumisión deja a la sociedad sin innovadores, y la rebelión desvía las energías del esfuerzo constructivo a la resistencia, sembrando obstáculos y destrucción.
Confiar en el individuo, tener fe en el individuo, es uno de los elementos de un sistema de valores que favorecen el desarrollo.

'''El imperativo moral''': Existen tres niveles básicos de moralidad. El más elevado es el altruismo y la abnegación: la moralidad de los santos y de los mártires. El más bajo es la delincuencia: el desprecio por los derechos ajenos y la ley. La moralidad intermedia es lo que Raymond Aron llama “egoísmo razonable”: el individuo se comporta de una manera que no es santa pero tampoco delincuente, y busca razonablemente su propio bienestar dentro de los límites de la responsabilidad y la ley.

'''Dos conceptos de riqueza''': En las sociedades en las que se resisten al desarrollo, la riqueza, por sobre todo, consiste en lo que existe; en las sociedades que lo favorecen, la riqueza, por sobre todo, consiste en lo que todavía no existe. En el mundo subdesarrollado, la riqueza principal reside en la tierra y lo que de ella se deriva. En el mundo desarrollado, la riqueza principal reside en los prometedores procesos de innovación.
En las colonias británicas de América del Norte, las tierras deshabitadas estaban a disposición de quienes querían trabajarlas. En las colonias españolas y portuguesas del sur, la Corona reclamaba todas las tierras para sí. Desde el comienzo, la riqueza perteneció a aquellos que ostentaban el poder. De ahí que la riqueza no provino del trabajo sino de la capacidad de obtener el favor del rey.

'''Dos puntos de vista sobre la competencia''': La necesidad de competir para alcanzar la riqueza y excelencia caracteriza a las sociedades que favorecen el desarrollo, no sólo en lo económico sino en todos los ámbitos de la sociedad. La competencia es esencial para el éxito de la empresa, el político, el intelectual, el profesional. En las sociedades que rechazan el desarrollo, se condena la competencia como forma de agresión. Lo que se supone que debe sustituirla es la solidaridad, la lealtad y la cooperación. La competencia entre empresas es reemplazada por el corporativismo. Las políticas giran en torno al caudillo, y la vida intelectual tiene que adaptarse al dogma establecido. La competencia se admite sólo en los deportes. En las sociedades que no favorecen el desarrollo, los puntos de vista negativos sobre la competencia reflejan la legitimación de la envidia y la igualdad utópica. Aunque esas sociedad critican la competencia y ensalzan la cooperación, ésta suele ser menos frecuente allí que en las sociedades “competitivas”. De hecho, se puede decir que la competencia es una forma de cooperación en la que ambos competidores se benefician del hecho de verse obligados a dar lo mejor de sí, como en los deportes. La competencia alimenta la democracia, el capitalismo y el disenso.

'''Dos nociones de justicia''': En las sociedades resistentes, la justicia distributiva se ocupan de los que están vivos ahora –un hincapié en el presente que también se refleja en la tendencia a consumir en vez de ahorrar. La sociedad favorable tiende a definir la justicia distributiva como aquella que también abarca los intereses de las generaciones futuras. En dichas sociedades, la propensión a consumir suele ser menor y la tendencia a ahorrar, mayor.

'''El valor del trabajo''': El trabajo no es muy valorado en las sociedades que rechazan el progreso, y esto refleja una corriente filosófica que se retrotrae a los griegos. El empresario es sospechoso, pero el obrero un poco menos porque tiene que trabajar para sobrevivir. En la cima de la escalera del prestigio están los intelectuales, los artistas, los políticos, los líderes religiosos, los líderes militares. Una escala similar de prestigio caracterizó al cristianismo hasta la Reforma. Sin embargo, como observó Max Weber, la Reforma, y en especial la interpretación que el calvinismo hizo de ella, invirtió la escala de prestigio, consagrando la ética del trabajo.

'''El tiempo''': Hay cuatro categorías de tiempo: el pasado, el presente, el futuro inmediato y el futuro lejano. Las sociedades avanzadas ponen sus ojos en el futuro próximo; el único marco temporal que puede controlarse o planificarse. La característica de las culturas tradicionales es la exaltación del pasado. Cuando la cultura tradicional se centra en el futuro, lo hace en el futuro distante, escatológico.

'''Autoridad''': En las sociedades racionales, el poder reside en la ley. Cuando se ha establecido la supremacía de la ley, la sociedad funciona según la racionalidad atribuida al cosmos. En las sociedades rechazantes, la autoridad del príncipe, del caudillo o del Estado es similar a la de un Dios irascible e impredecible.

'''La visión del mundo''': En la cultura progresista, la vida es algo que yo voy a hacer que suceda: soy el protagonista. En la cultura resistente, la vida es algo que me sucede; debo resignarme a ella.


== Obras ==
== Obras ==
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== Bibliografía ==
== Bibliografía ==
*{{cita libro |apellidos= Feierstein|nombre= Ricardo|autor= |enlaceautor= |coautores= |editor= |otros= |título= Historia de los judíos argentinos|url= http://books.google.es/books?id=URy7P-yKeP4C|formato= |fechaacceso= |añoacceso= |mesacceso= |edición= |volumen= |fecha= |año= 2006|mes= |editorial= Editorial Galerna|ubicación= Buenos Aires|idioma= |isbn= 9505564864|id= |páginas= |capítulo= |urlcapítulo = |cita= }}
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* [[Martín Sivak|Sivak, Martín]] (2005). ''El doctor. Biografía no autorizada de Mariano Grondona''. Aguilar. ISBN 987-04-0194-
* [[Martín Sivak|Sivak, Martín]] (2005). ''El doctor. Biografía no autorizada de Mariano Grondona''. Aguilar. ISBN 987-04-0194-5


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== Véase también ==

*[[Liberalismo]]
*[[Liberalismo económico]]
*[[Carlos Mira]]
*[[Jorge Eduardo Bosch]]


== Enlaces externos ==
== Enlaces externos ==

Revisión del 21:23 11 jul 2009

Mariano Grondona
Archivo:Marianogrondona.jpg
Mariano Grondona en 1982 (Revista "Gente")
Información personal
Nombre de nacimiento Mariano Carlos Grondona
Nacimiento 19 de octubre de 1932 (91 años)
Bandera de Argentina Buenos Aires, Argentina
Nacionalidad Argentina
Religión Catolicismo Ver y modificar los datos en Wikidata
Familia
Cónyuge Elena Lynch
Hijos Tiene tres hijos.
Educación
Educado en
Información profesional
Ocupación Periodista, sociólogo, abogado y profesor universitario Ver y modificar los datos en Wikidata
Sitio web
Distinciones
  • Premio Konex de Brillante (1997) Ver y modificar los datos en Wikidata

Mariano Carlos Grondona (Buenos Aires, 19 de octubre de 1932) es un periodista, escritor, ensayista, profesor y pensador argentino.

Estudios

Nació el 19 de octubre de 1932 en Buenos Aires, está casado con Elena Lynch y tiene tres hijos y nueve nietos. Criado por sus abuelos luego de quedar huérfano en la niñez, tuvo una formación católica y conservadora. Egresado del Colegio Champagnat, Grondona luego ingresó en un seminario para convertirse en sacerdote pero desistió y se decidió por la abogacía; de esa etapa conserva una particular devoción por el pensamiento aristotélico- tomista.

En 1952, a los 20 años, se convirtió en uno de los dirigentes de un grupo universitario de oposición al gobierno peronista y durante el golpe militar que derrocó a Perón en 1955 participó en los Comandos Revolucionarios Civiles, según él mismo reconoce. Se recibió de abogado por la Universidad de Buenos Aires (UBA), hizo estudios de posgrado en Sociología en la Universidad de Madrid, y en Ciencia Política en el Instituto de Estudios Políticos de Madrid, durante la dictadura de Francisco Franco, donde se entusiasmó con el pensamiento liberal de José Ortega y Gasset. Fue profesor en la Escuela Superior de Guerra.

Entre 1987 y 1999 fue profesor titular de Teoría del Estado en la Universidad de Buenos Aires. Fue profesor visitante en el Centro de Asuntos Internacionales de la Universidad de Harvard en 1985 y en el Departamento de Gobierno de esa universidad, a cargo del curso Los valores y el desarrollo, entre 1988 y 1990. También fue investigador asociado al Centro de Asuntos Internacionales de la Universidad de Harvard, entre 1988 y 1991.

Carrera periodística

Como periodista, Mariano Grondona es un profesional sumamente controvertido. Ha sido innegable -él mismo alega ahora que fue "un error"- su apoyo activo a las intervenciones militares en la política argentina. Fue el autor del "Comunicado 150", en septiembre de 1962, una proclama del sector Azul de las Fuerzas Armadas, encabezado por el futuro dictador Juan Carlos Onganía, enfrentado entonces al sector Colorado acerca de la actitud a tomar con respecto al retorno a la constitucionalidad.

Con respecto a ese comunicado, Grondona reconoce:

Hubo un momento en que los azules vieron que, a menos que hicieran un pronunciamiento militar, los colorados se iban a consolidar; y mis amigos en la Escuela Superior de Guerra, donde yo era profesor y los coroneles azules también, Julio Aguirre, Lanusse, Levingston, Laprida, Nevares, no quiero olvidar a nadie, Sánchez de Bustamante, López Aufranc, me pidieron que hiciera una proclama. Yo escribí la proclama.

Fue un firme partidario del golpe de Estado por el que Onganía derrocó al presidente radical Arturo Illia, el 28 de junio de 1966. Las columnas editoriales de actualidad escritas para la revista Primera Plana por Mariano Grondona, desde su incorporación en junio de 1964 hasta el 30 de junio de 1966; y sus notas periodísticas en las revistas Confirmado y Todo, reflejaron la posición política de Grondona, tendiente a desacreditar la acción del gobierno de Illia y prestigiar el golpe de estado y el encumbramiento de un nuevo líder militar como respuesta a la supuesta crisis argentina.

De todas formas, sus críticas al estilo de gobierno de la UCRP fueron funcionales a la construcción de un “consenso de terminación” que legitimó al golpe de estado del 28 de junio de 1966, como alternativa aceptable para modernizar la economía y ejercer el control de la movilización social bajo un gobierno autoritario.

Grondona mostró una actitud decidida a favor del Gobierno militar de Onganía. Es así que escribió en el número del 30 de junio de 1996, en la Revista Primera Plana:

...Arturo Illia no comprendió (...) que las fuerzas armadas, dándole el gobierno, retenían el poder. El poder seguía allí, en torno de un hombre solitario y silencioso (...). El gobierno y el poder se reconcilian, y la Nación recobra su destino...

Con respecto a la intervención de las universidades llevada adelante por el gobierno de Onganía, que incluyó una fuerte represión de estudiantes y profesores en lo que se conoció como la noche de los bastones largos, Grondona consideró que:

...con la intervención el gobierno aseguró la disciplina y orden del trabajo universitario.


Fue director general de la revista latinoamericana Visión, entre 1978 y 1995, y habitual colaborador de Radio Continental (Argentina). Columnista Internacional del diario La Nación entre 1987 y 1996; columnista político del diario La Nación (1959 - 1962 y desde 1996). Colaborador de la revista Caras. Presenta el programa de televisión argentino Hora Clave desde 1989. Antes lo hacía en Tiempo Nuevo junto a Bernardo Neustadt. Actualmente conduce Hora Clave en Canal 26 los domingos, donde pasan las figuras de la política y economía de Argentina.

Recibió varios premios por su participación en la televisión, entre ellos el Premio Martín Fierro y Premio Broadcasting.

Grondona y la política

Pese a haber reconocido su error en apoyar el golpe militar contra Arturo Illia, el doctor Mariano Grondona se mantuvo alineado a la visión política que se desprende de ese "error".

Refiriéndose al período de la dictadura militar argentina 1976 entre 1983, Grondona afirmó en su programa Hora Clave del 16 de marzo de 2003:

Lo racional en toda guerra es estar al lado de los ganadores.

Grondona publicó, en el mensuario Carta Política (Abril de 1978):

El pronunciamiento militar del 24 de marzo, sus decisiones e instituciones fundamentales. No los pongamos en duda hacia el futuro. Elaboremos a partir de ellos el futuro. Que la república civil nazca entonces de la república militar, sin solución de continuidad. Que no haga falta ningún referéndum ni plebiscito ni reforma constitucional para saltar hacia una legitimidad distinta del acto revolucionario del 24 de marzo. Que ese acto sea, por el contrario, la primera letra de una nueva palabra institucional. No ya la palabra salida constitucional, sino la palabra desarrollo o encauzamiento constitucional. Que no se diga que necesitamos una nueva constitución hacia la cual hay que salir. Esa constitución ya la tenemos: son los actos fundamentales de marzo...


El proceso de maduración de la república militar hacia la república civil ha de ser, por esencia, reversible

Obediente a esta consigna también en tiempo de paz, apoyó esa dictadura, luego el restablecimiento de la democracia, y posteriormente al menemismo, del que se convirtió en seguidor luego de un inicial período crítico.

Grondona nunca ha ocultado su tendencia ideológica. En su programa Hora Clave del 10 de diciembre de 2006, día de la muerte de Augusto Pinochet, dijo:

Si no fuera por Augusto Pinochet, Chile sería Cuba. [...]. Yo puedo aceptar que alguien tenga una ideología fascista [...], pero lo que a mí me defraudó realmente, fue que tuviera cuentas en Suiza, eso es inadmisible.

Grondona y las minorías religiosas

En 1977, Grondona escribía en el artículo de tapa Los judíos en la revista Carta política (dirigida por él mismo, en Buenos Aires) que en países en formación como la Argentina se hacía necesaria una homogeneidad étnica y religiosa para poder construir la nación. Los judíos, al ser una minoría, debían optar por el exilio o la conversión.[1]

Obras

  • Política y Gobierno, Bs.As, Columba, 1962.
  • La Argentina en el Tiempo y el Mundo, Bs.As., Sudamericana, 1967.
  • Los Dos Poderes, Bs.As., Emecé, 1973.
  • La Construcción de la Democracia, Bs.As., Eudeba, 1973.
  • Los Pensadores de la Libertad, Sudamericana, 1986.
  • Bajo el imperio de las Ideas Morales, Bs.As., Sudamericana, 1987.
  • Values and Development, Harvard University, Source Book, 1988.
  • Toward a Theory of Development, Harvard University, Author's Workshop, 1990.
  • El posliberalismo, Bs.As., Planeta, 1993.
  • La corrupción, Bs.As., Planeta, 1993.
  • La Argentina como vocación, Bs.As., Planeta,1995.
  • El mundo en clave 1, 1996.
  • Condiciones Culturales del Desarrollo Económico, 1999.

Referencias y citas

  1. GRONDONA, Mariano. Revista Carta política, 1977 (citado en Feierstein, Ricardo y otros, Historia de los judíos argentinos, página 387.

Bibliografía


Enlaces externos