Ernesto Bianco

Ernesto Bianco (nacido Oscar Ernesto Pelicori; Buenos Aires, 20 de junio de 1922-ibídem, 2 de octubre de 1977) fue un actor, director y guionista argentino. Uno de los más versátiles actores argentinos de su generación se desempeñó con igual eficacia en la comedia y el drama.

Trayectoria

Estudió en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático de Buenos Aires con Antonio Cunill Cabanellas debutando en La rosa azul de Eduardo Borrás junto a Delia Garcés en la compañía de Luisa Vehil en 1946.

Pasó a integrar la Comedia Nacional Argentina en el Teatro Nacional Cervantes entre 1957 y 1960 después de una gira por España.

Entre sus más recordadas intervenciones se destacan Ondina y La Loca de Chaillot de Jean Giraudoux, La Salvaje de Jean Anouilh, Hombre y Superhombre de Bernard Shaw, Mi querido mentiroso de Jerome Kilty con Inda Ledesma, Los bandidos de Schiller, La Dama de Maxim's de Georges Feydeau, Después de la caída de Arthur Miller, El Hombre de La Mancha de Dale Wasserman, Can-Can de Cole Porter y su último recordado trabajo Cyrano de Bergerac de Edmond Rostand.^[1]

Dirigió El hombre, la bestia y la virtud de Luigi Pirandello y en cine Psique y sexo.

Integró el grupo Gente de Teatro Asociados con Inda Ledesma y Orestes Caviglia.^[1]

Filmó más de 25 largometrajes entre 1950 y 1977 junto a Zully Moreno, Amelia Bence, Elsa Daniel, Bárbara Mujica y otras actrices bajo la dirección de Leopoldo Torre Nilsson, Mario Soffici, Hugo del Carril, Oscar Barney Finn y otros.

Destacada figura de la televisión en comedias, teleteatros y unitarios, trabajó en ese medio en Hamlet y Romeo y Julieta, gozó de gran popularidad en programas cómicos como Operación Ja-Já, El Botón, Mi Cuñado con Alberto Olmedo y Osvaldo Miranda.

Casado con la actriz Iris Alonso, es el padre de las actrices Ingrid Pelicori e Irina Alonso. Era un asiduo simpatizante del Club Atlético San Lorenzo de Almagro.

Falleció a los 55 años de un infarto cardiaco, después de las representaciones de Cyrano con el cual había vuelto al teatro después de una larga ausencia recibiendo críticas laudatorias.

En su homenaje una de las salas del Centro Cultural General San Martín de Buenos Aires llevó su nombre durante varios años. Las reformas recientes - a partir del 2011 - de ese Centro Cultural, no tuvieron en cuenta la preservación de dicho espacio.