Distopía
Una distopía[Nota 1] o antiutopía es una sociedad ficticia indeseable en sí misma.[1] Esta sociedad distópica suele ser introducida mediante una novela, ensayo, cómic, serie televisiva, videojuego o película.
Etimología
El concepto de "distopía" proviene de la cultura anglosajona. En cuanto a la etimología, el término se acuñó a partir de los términos del griego antiguo δυσ- (dis) "malo" y τόπος (tópos) "lugar, paisaje, escena". De acuerdo con el Oxford English Dictionary, el término fue acuñado a finales del siglo XIX por John Stuart Mill, quien también empleaba el sinónimo creado por Bentham cacotopía, del adjetivo κακό (kakó) "mal" y τόπος.
Ambos términos se basaron en el término utopía acuñado por Tomás Moro procedente de ευ- (ef) "buen"[2] y τόπος,[3] significando 'buen lugar', un lugar imaginario, no existente donde habita una sociedad idealizada.
Distopía o cacotopía son términos antónimos de utopía significando una 'utopía negativa', donde la realidad transcurre en términos antitéticos a los de una sociedad ideal, representando una sociedad hipotética indeseable.
Temática y uso
La mayor parte de las distopías describen sociedades que son consecuencia de tendencias sociales actuales y que llevan a situaciones totalmente indeseables.[1] Surgen como obras de advertencia, o como sátiras, que muestran las tendencias actuales extrapoladas en finales apocalípticos.
Las distopías guardan mucha relación con la época y el contexto socio-político en que se conciben. Por ejemplo, algunas distopías de la primera mitad del siglo XX o a mediados de siglo advertían de los peligros del socialismo de Estado, de la mediocridad generalizada, del control social, de la evolución de las democracias liberales hacia sociedades totalitarias, del consumismo y el aislamiento (Nosotros de Yevgueni Zamiatin, Señor del Mundo de Robert Hugh Benson, 1984 de George Orwell, Mercaderes del espacio de Frederik Pohl y Cyril M. Kornbluth, Un mundo feliz de Aldous Huxley y Fahrenheit 451 de Ray Bradbury).
Otras más recientes son obras de ciencia ficción ambientadas en un futuro cercano y etiquetadas como ciberpunk, que utilizan una ambientación distópica en que el mundo se encuentra coercitivamente dominado por las grandes transnacionales capitalistas con altos grados de sofisticación tecnológica y carácter represivo. Un ejemplo de este tipo de novelas es Snow Crash (1992) de Neal Stephenson, Traición (2005) del autor estadounidense Scott Westerfeld o La chica mecánica del escritor Paolo Bacigalupi. Dentro de la ficción española, tiene ambiente retrofuturista y distópico La ciudad del Gran Rey de Oscar Esquivias.
Otras distopías son presentadas como utopías en su visión superficial, pero a medida que los personajes se adentran en la misma descubren que el aparente mundo utópico mantiene ocultas características propias de las distopías que resultan indispensables para su funcionamiento. Estas distopías suelen estar pensadas para advertir sobre los riesgos de la manipulación mediática o política.
Clasificaciones de literatura y cine distópico
Podemos clasificar la literatura y el cine que transcurren en sociedades distópícas según el papel que desempeña la sociedad distópica en sí misma:[4]
- Puras.- Están basadas en complejos sistemas sociales, legales, económicos, culturales o políticos contra los que el protagonista lucha. Ejemplos de este tipo serían Nosotros, de Yevgueni Zamiatin, 1984 de George Orwell, Un mundo feliz de Aldous Huxley o V de vendetta de Alan Moore y David Lloyd.
- Indirectas.- La sociedad distópica es un escenario de fondo donde se desarrolla la historia. La trama que se describe no parte del enfrentamiento del protagonista con el sistema. Por ejemplo, en la película Blade Runner, dirigida por Ridley Scott, se trata de un conflicto personal de identidad. En Ensayo sobre la ceguera se refleja la mezquindad, egoísmo y crueldad de las personas. En este tipo estarían todas las tramas postapocalípticas.
Nayibe Peña Frade clasifica la literatura y el cine distópico que describe las sociedades de masas en función del tipo de dominación política a la que están sometidas:[5]
- Sociedades polares: Formadas por una élite dueña de los medios de producción y una gran masa de desposeídos que sólo tienen la fuerza de trabajo. Ejemplos de este tipo serían Neuromante de William Gibson, Leyes de mercado de Richard Morgan o Mercaderes del espacio de Frederik Pohl y Cyril M. Kornbluth.
- Sociedades religiosas en las que el poder es ejercido por un caudillo carismático que es proveedor y dominador absoluto de la sociedad. Por ejemplo Nosotros de Yevgueni Zamiatin y Los Amantes de Philip José Farmer.
- Sociedades aparentemente dominadas por la ciencia. Garantizan la estabilidad eliminando el conflicto ya sea por el absoluto bienestar o gracias a la manipulación psíquica de sus habitantes. Ejemplos: Un mundo feliz de Aldous Huxley, El fugitivo de Stephen King, La larga marcha también de Stephen King y la trilogía The Matrix de los hermanos Wachowski.
Notas
- ↑ Esta palabra no está recogida en el Diccionario de la Real Academia Española, pero su uso es muy frecuente y aparece registrada en importantes obras lexicográficas, como en SECO, M.; ANDRÉS, O.; RAMOS, G.: Diccionario del español actual. Madrid: Aguilar, 1999; pág. 1647.
Referencias
- ↑ a b Sergio Hernández-Ranera, prólogo de la traducción al castellano de "Nosotros" de Yevgueni Zamiatin. Editorial Akal 2008
- ↑ Diccionario Liddell & Scott online, griego - inglés http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Perseus%3Atext%3A1999.04.0057%3Aentry%3Deu)%3D
- ↑ Diccionario Liddell & Scott online, griego - inglés http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Perseus%3Atext%3A1999.04.0057%3Aentry%3Dto%2Fpos
- ↑ Fernado Ángel Moreno, introducción de la traducción al castellano de "Nosotros" de Yevgueni Zamiatin. Editorial Cátedra 2011
- ↑ Nayibe Peña Frade, "La ciudad en la ciencia ficción (la literatura como ilustración y contraste de la teoría)]". Revista de Estudios Sociales num. 11, febrero de 2002, pag. 90