Antíope

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Júpiter y Antíope, de Hendrick Goltzius (1616).

En la mitología griega, Antíope era hija del rey Nicteo de Tebas y de Polixo o, según otras versiones, del río Asopo, que baña dicha ciudad. Su belleza era tan extraordinaria que el mismo Zeus se fijó en ella, dejándola embarazada tras seducirla tomando forma de sátiro. Sin embargo, Antíope tuvo que huir de la cólera de su padre, que no creía que el amante de su hija fuera el rey de los dioses y la acusaba de blasfemia. Aconsejada por el mismo Zeus disfrazado de lechuza, fue hacia Sición.

Nicteo la persiguió con su ejército hasta la corte de Epopeo, rey de Sición, donde se había refugiado Antíope buscando protección contra su padre, hecho que éste consideró como alta traición. Antíope terminaría casándose con Epopeo, según algunas versiones, y teniendo de él dos hijos llamados Maratón y Enope. En la guerra que siguió entre las dos ciudades Nicteo resultó herido, pero antes de morir encargó a su hermano Lico que castigase el crimen de su hija. Éste usurpó el trono de Tebas y cumplió el encargo de su hermano, pues tras la muerte de Epopeo logró capturar a Antíope y llevarla de vuelta a la capital beocia. Fue en el camino de regreso a Tebas cuando Antíope dio a luz los dos gemelos que había tenido de Zeus, que se llamarían Zeto y Anfión.

Entregada en custodia a Dirce, la esposa de Lico, Antíope sufrió los tratos más inhumanos durante muchos años. Dirce envidiaba su belleza, y la acusaba de haberse acostado con su marido, por lo que disfrutaba dándole crueles tirones del pelo y arañando su cara. Por último, carcomida por los celos, la encerró en una celda oscura y le privó incluso de agua para beber. Pero la cautiva logró escaparse, huyendo al monte Citerón, donde vivían sus hijos. Éstos, jurando vengar a su madre, pasaron Tebas por las armas, destronaron a Lico y ataron a Dirce a un toro que la arrastró hasta matarla.

Estos hechos encolerizaron a Dioniso, del que Dirce era sacerdotisa. El dios del vino enloqueció a Antíope, que recorrió toda Grecia en un estado lamentable hasta que se encontró por casualidad con Foco, un nieto de Sísifo que no sólo la curó, sino que además se casó con ella. Cuando murió, Antíope fue enterrada en la misma tumba que su esposo Foco, y posteriormente fue una de las ánimas que pudo ver Odiseo cuando viajó al inframundo. Debido a su desafortunada historia, su hijo Anfión se envolvió en la locura, y quiso destruir el templo del dios Apolo ubicado en Tebas para materializar su rabia, pero éste dios le castigó en el Tártaro por esta impertinencia.

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