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Diferencia entre revisiones de «Santa Compaña»

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== Descripción ==
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Aunque el aspecto de la Santa Compaña varía según la tradición de diferentes zonas, la más extendida es la formada por una comitiva de [[alma en pena|almas en pena]], vestidos con túnicas negras con capucha que vagan durante la noche.
Franputoamo Aunque el aspecto de la Santa Compaña varía según la tradición de diferentes zonas, la más extendida es la formada por una comitiva de [[alma en pena|almas en pena]], vestidos con túnicas negras con capucha que vagan durante la noche.


Esta procesión fantasmal forma dos hileras, van envueltas en sudarios y con los pies descalzos. Cada fantasmalleva una vela encendida y su paso deja un olor a cera en el aire. Al frente de esta compañía fantasmal se encuentra un espectro mayor llamado [[Estadea]].
Esta procesión fantasmal forma dos hileras, van envueltas en sudarios y con los pies descalzos. Cada fantasmalleva una vela encendida y su paso deja un olor a cera en el aire. Al frente de esta compañía fantasmal se encuentra un espectro mayor llamado [[Estadea]].

Revisión del 00:34 13 dic 2016

La Santa Compaña es, en la mitología popular de Asturias y Galicia, una leyenda fantástica sobre una procesión de ánimas o aparecidos que discurre desde las doce de la noche por los términos de una parroquia con el propósito de visitar, o advertir, a todas aquellas casas en las que en breve habrá un óbito, deceso o defunción. Con el nombre de Huéspeda[1]​ se advierte una leyenda semejante en León (provincias de Zamora, León y Salamanca) y Extremadura, así como en Castilla, bajo la denominación de Estantigua.

Denominaciones

La Estantigua (etimológicamente, huest antigua) es un mito presente con diversas variantes en todo el cuadrante noroeste de España, donde recibe también las denominaciones de Güestia, Güéspeda, Estadea, Hoste, Genti de Muerti, procesión de ánimas o simplemente Compaña.

Según los escritores Juan R. Cuba, Antonio Reigosa y José Miranda, "la denominación de Santa Compaña es errónea, pese a su fortuna en la literatura, pues la Compaña podrá ser muchas cosas, pero santa, desde luego, no". Solo se la llamaría "santa" como acto apotropaico de defensa supersticiosa y en realidad se trataría de una leyenda pagana antigua que luego fue superficialmente cristianizada.

Grafiti de la Santa Compaña en Pontevedra.

Origen

Algunos de los elementos concurrentes en el mito parecen provenir de la Cacería salvaje o Mesnie Hellequin, un mito de origen germánico muy difundido por toda Europa.

Descripción

Franputoamo Aunque el aspecto de la Santa Compaña varía según la tradición de diferentes zonas, la más extendida es la formada por una comitiva de almas en pena, vestidos con túnicas negras con capucha que vagan durante la noche.

Esta procesión fantasmal forma dos hileras, van envueltas en sudarios y con los pies descalzos. Cada fantasmalleva una vela encendida y su paso deja un olor a cera en el aire. Al frente de esta compañía fantasmal se encuentra un espectro mayor llamado Estadea.

La procesión va encabezada por un vivo (mortal) portando una cruz y un caldero de agua bendita seguido por las ánimas con velas encendidas, no siempre visibles, notándose su presencia en el olor a cera y el viento que se levanta a su paso.

Esta persona viva que precede a la procesión puede ser hombre o mujer, dependiendo de si el patrón de la parroquia es un santo o una santa. También se cree que quien realiza esa "función" no recuerda durante el día lo ocurrido en el transcurso de la noche, únicamente se podrá reconocer a las personas penadas con este castigo por su extremada delgadez y palidez. Cada noche su luz será más intensa y cada día su palidez irá en aumento. No les permiten descansar ninguna noche, por lo que su salud se va debilitando hasta enfermar sin que nadie sepa las causas de tan misterioso mal. Condenados a vagar noche tras noche hasta que mueran u otro incauto sea sorprendido (al cual el que encabeza la procesión le deberá pasar la cruz que porta).

Caminan emitiendo rezos (casi siempre un rosario) cánticos fúnebres y tocando una pequeña campanilla y a su paso, cesan previamente todo ruido de animales en el bosque: solo se escuchan unas campanas. Los perros anuncian la llegada de la Santa Compaña aullando en forma desmedida y los gatos huyen despavoridos, realmente asustados.

Se dice que no todos los mortales cuentan con la facultad de contemplar la "Compaña". Elisardo Becoña Iglesias, en su obra La Santa Compaña, el Urco y los Muertos explica que según la tradición tan sólo ciertos "dotados" poseen la facultad de verla: solo los niños a quienes el sacerdote, por error, ha bautizado usando óleo de los difuntos poseen de adultos la facultad de ver la aparición. Otros, no menos creyentes en la leyenda, habrán de conformarse con sentirla, intuirla, etc.

Para librarse de la maldición de sumarse a la peregrinación de la Santa Compaña debe trazarse en el suelo un círculo y entrar en él o bien acostarse boca abajo, o llevar una cruz encima, rezar sin escuchar los cánticos de la Santa Compaña o bien (en última instancia) salir corriendo.

Variantes

Aunque todas las versiones de la leyenda coinciden en considerarla anunciadora de muerte, como en el caso de la Banshee céltica irlandesa, hay distintas variantes.

En la mayoría realiza sus apariciones de noche, pero en algunos casos se habla de salidas diurnas. Juan Cuveiro Piñol, en su Diccionario Gallego (1876), sustituye los aparecidos por meigas (brujas gallegas) y escribe:

Compaña: entre o vulgo, creída hoste ou procesión de meigas que andan de noite alumeadas con ósos de mortos, chamando ás portas para que as acompañen, ós que desexan que morran axiña...

En otras versiones se cuenta que la luctuosa procesión transporta un ataúd con una persona en su interior, que sufre una maldición, siendo su cuerpo astral el que yace en el mismo.

Se pueden aparecer en diferentes lugares, pero predominan en las encrucijadas y hay fechas concretas en las que se dice se registra una mayor incidencia de apariciones.Por ejemplo, la noche de todos los Santos (entre el 31 de octubre y el 1 de noviembre), o la noche de San Juan (24 de junio).

En la tradición asturiana. La Güestia

En Asturias se denomina la Güestia y se alude a ella también con la denominación apotropaica (elusiva de mal) bona xente o "buena gente". Consiste en una procesión de personas encapuchadas que se acerca a la casa de un enfermo moribundo y, tras dar tres vueltas en torno a ella, el enfermo muere. Normalmente se trata de aparecidos que conoce el moribundo, por lo que parece emparentarse con la leyenda celta de la banshee irlandesa. Se dice que van exclamando: Andad de día, que la noche es mía. Y se cuenta el relato de una mujer que salió de su casa por castañas, pensando que ya era de día, y un miembro de la procesión le dijo que era su padrino, entonces ya muerto, le tendió la vela encendida, la cogió y, al cabo de unos días, enfermó y murió.

En la tradición extremeña. Corteju de Genti de Muerti

En Las Hurdes (Extremadura) aparece un Corteju de Genti de Muerti compuesto por dos jinetes fantasmales que causan de madrugada el pánico por los pueblos, ya que quien los ve puede resultar muerto.

En el reino de León. La Estadea y la Hueste de ánimas

En Zamora se la denomina La estadea y es una mujer que vaga por los caminos y los cementerios. No tiene rostro y huele a la humedad de los sepulcros. Sólo se aparece a aquel que va a morir. En León se la llama La hueste de ánimas.

Aparición de la Santa Compaña

Las numerosas leyendas sobre esta peregrinación de aparecidos errantes y sufrientes cuentan que se aparecen en los caminos próximos a camposantos, en busca de algo o de alguien, siempre por un motivo, por lo cual son signo de desastre o maldición. Estos motivos pueden ser:

  • Para reclamar el alma de alguien que morirá pronto. Cuenta la leyenda que quien recibe la visita de la Compaña morirá en el plazo de un año.
  • Para reprochar a los vivos faltas o errores cometidos. Si la falta es especialmente grave, el mortal que la ha cometido podría recibir la visita de la Compaña para que la encabece condenándolo así a vagar hasta que otro mortal le reemplace.
  • Para anunciar la muerte de un conocido del que presencia la procesión.
  • Para cumplir una pena impuesta por alguna autoridad del más allá.

Protección contra la Santa Compaña

Contar la leyenda supone también una protección contra esta procesión de no muertos; si se manifestara en presencia de alguien, existen una serie de rituales defensivos:

  • Abrir los brazos en cruz y pronunciar Jesucristo cuando te vayan a dar la cruz.
  • Responder "Cruz ya tengo" cuando el vivo que lleve la cruz intente dar la cruz diciendo "te toca a ti" o "toma tú".
  • Llevar los brazos cruzados.
  • Llevar las dos manos ocupadas, con una piedra, un palo...
  • Cuenta la leyenda que la Santa Compaña no tendrá el poder de capturar el alma del mortal que se cruza con ella si este se halla en los peldaños de algún crucero de los situados en los cruces de caminos o si porta una cruz consigo y logra esgrimirla a tiempo.
  • Dibujar con tiza un círculo en el suelo y meterse dentro mientras la Santa Compaña pasa.

La Santa Compaña en la cultura popular

La Misa de ánimas

En general es cualquier misa oficiada por las almas del Purgatorio, bien en honor a todas, bien en honor a los difuntos de una familia en concreto que después del oficio conforman la Compaña.

En España, sobre todo en Galicia, se recogen numerosas leyendas en torno a esta macabra procesión. Algunas de ellas están recogidas en el Diccionario de los seres míticos gallegos. Cuenta una de ellas que esta misa se celebra de noche en la iglesia parroquial (suele ser los domingos por la tarde), a la que asisten las ánimas de los finados de la parroquia que están penando en el Purgatorio:

Oficia la misa el ánima de un antiguo clérigo en la parroquia, puede que ni recordado por los vivos. La principal condición para que pueda celebrarse esta misa es que asista a ella un vivo, pues si no no tiene validez. El vivo, sin saber qué puede ocurrir, se acerca a la iglesia porque la ve iluminada de noche y con gente dentro, oye algún ruido o siente algo extraño que le hace mirar qué pasa. Al finalizar la ceremonia, las ánimas desaparecen como por arte de encanto, se apagan las luces, se cierra la puerta de la iglesia y el vivo, en muchos casos se queda solo dentro y hay veces que hasta es tomado por ladrón cuando lo descubren al otro día...

Véase también

Enlaces externos

  1. Gancedo, E. y González, D. J. La tradición oral. Biblioteca leonesa de tradiciones. León, 2009. Pág. 110.