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Revisión del 19:13 10 oct 2016

Pestsäule ("columna de la Peste")[1]​ conmemorativa de la Gran peste de Viena de 1679, Matthias Rauchmüller.[2]
Altar mayor de la iglesia de San Carlos Borromeo (Viena). La Apoteosis central es de Alberto Camesina,[3]​ y las piezas de estuco de Ferdinand Maxmilián Brokoff,[4]​ 1725.

Escultura barroca es la denominación historiográfica de las producciones escultóricas de la época barroca (de comienzos del siglo XVII a mediados del siglo XVIII).

Sus características generales son:

  • Naturalismo, es decir, representación de la naturaleza tal y como es, sin idealizarla.
  • Integración en la arquitectura, que proporciona intensidad dramática.
  • Esquemas compositivos libres del geometrismo y la proporción equilibrada propia de la escultura del Renacimiento pleno. La escultura barroca busca el movimiento; se proyecta dinámicamente hacia afuera con líneas de tensión complejas, especialmente la helicoidal o serpentinata, y multiplicidad de planos y puntos de vista. Esta inestabilidad se manifiesta en la inquietud de personajes y escenas, en la amplitud y ampulosidad de los ropajes, en el contraste de texturas y superficies, a veces en la inclusión de distintos materiales, todo lo cual que produce fuertes efectos lumínicos y visuales.
  • Representación del desnudo en su estado puro, como una acción congelada, conseguido mediante una composición asimétrica, donde predominan las diagonales y serpentinatas, las poses sesgadas y oblicuas, el escorzo y los contornos difusos e intermitentes, que dirigen la obra hacia el espectador con gran expresividad.
  • A pesar de la identificación del Barroco con un "arte de la Contrarreforma", adecuado al sentimiento de la devoción popular, la escultura barroca, incluso en los países católicos, tuvo una gran pluralidad de temas (religiosos, funerarios, mitológicos, retratos, etc.)
  • La manifestación principal es la estatuaria, utilizada para la ornamentación de espacios interiores y exteriores de los edificios, así como de los espacios abiertos, tanto privados (jardines) como públicos (plazas). Las fuentes fueron un tipo escultórico que se acomodó muy bien con el estilo barroco. Particularmente en España, tuvieron un extraordinario desarrollo la imaginería y los retablos.

La escultura barroca en España

Piedad, de Gregorio Fernández, 1616.[7]
San Bruno, de Martínez Montañés, 1634.
Retratos de Felipe IV e Isabel de Borbón en la Capilla Real de Granada, Alonso de Mena, 1632.
Detalle del retablo mayor de la iglesia del Hospital de la Caridad (Sevilla), Pedro Roldán, 1670-1675.
Transparente de la catedral de Toledo, de Narciso Tomé (1729-1732).

La temática es casi exclusivamente religiosa, tanto para encargos privados como institucionales, destinados a la devoción privada y a la pública, en imágenes de todo tipo, desde las pequeñas piezas devocionales hasta los grandes retablos barrocos y los pasos procesionales. Destaca con mucho la imaginería, siendo el material más utilizado la madera, siguiendo la tradición hispana, con policromía y la técnica del estofado, tanto en bulto redondo como en relieve. Se procura una gran verosimilitud, calificada habitualmente de "realismo" o "naturalismo"; las imágenes aparecen con todo tipo de postizos, cabello natural, ojos y lágrimas de cristal y ricas vestiduras de tela real. La finalidad es provocar una profunda emoción religiosa en el espectador. La talla en piedra[8]​ se suele limitar a la decoración escultórica de las portadas (fachadas-retablo). Sólo en el ámbito de la Corte aparece la estatuaria monumental (los retratos ecuestres en bronce de Felipe III y de Felipe IV se encargaron en Italia, a Pietro Tacca, y también existen modelos de un monumento similar para Carlos II, de Giacomo Serpotta).[9]​ Los temas mitológicos y profanos están ausentes.

En la escultura barroca española se distinguen dos escuelas principales: la escuela andaluza y la escuela castellana.

En la escuela castellana, centrada en Valladolid y Madrid, se presenta una escultura tremendamente realista, cuyas señas de identidad son la talla completa, el dolor y la crueldad con abundancia de sangre, profundo dinamismo, caricaturización de los personajes malvados, intenso modelado y unos rostros con fuerte expresividad. Escultores de esta escuela son Francisco del Rincón, el gallego Gregorio Fernández (1576-1636), Juan de Ávila, su hijo Pedro de Ávila, Luis Salvador Carmona (todos ellos pertenecientes al ámbito vallisoletano), y en Madrid Juan Sánchez Barba y el portugués Manuel Pereira.

En cambio, en la escuela andaluza, con focos en Sevilla (escuela sevillana), Granada (escuela granadina) y Málaga (escuela malagueña), se huye de la exageración, la idealización, predomina la serenidad y las imágenes bellas y equilibradas con un modelado suave. Los grandes escultores de esta escuela son Juan Martínez Montañés, Alonso Cano, Pedro de Mena, Fernando Ortiz, José de Mora, Pedro Roldán, su hija Luisa Roldán (la Roldana), Juan de Mesa, José Risueño, Bernardo de Mora, Andrés de Carvajal y Pedro Duque y Cornejo, José Montes de Oca.

El napolitano Nicolás Salzillo y su hijo Francisco Salzillo desarrollaron su actividad en Murcia, en donde elaboraron un estilo en transición hacia el rococó y el neoclasicismo al no profundizar en los aspectos dramáticos de las escenas, ahondando en conceptos naturalistas y de idealizada belleza, iniciando la escuela murciana que continuaría en autores posteriores como Roque López o Juan Porcel. El Tardobarroco o Rococó español de la primera mitad del siglo XVIII tiene un estilo muy ornamentado, correspondiente en retablos y elementos arquitectónicos (como las portadas) al churrigueresco castellano (los Churriguera, Pedro de Ribera, Narciso Tomé), en Galicia a la fachada del Obradoiro de Santiago de Compostela (Fernando de Casas Novoa), o en Valencia a la portada del Palacio del Marqués de Dos Aguas (Ignacio Vergara).

La transformación urbanística de la ciudad de Madrid que puede compararse a fuentes y perspectivas barrocas, se realizó ya con criterios neoclásicos en la segunda mitad del siglo XVIII (reinado de Carlos III: Paseo del Prado, fuentes de Neptuno y de Cibeles).

La escultura barroca en Italia

Inocencio X, de Alessandro Algardi.
Éxtasis de Santa Teresa, de Bernini, 1647-1651.[10]

En Italia, la cuna del arte barroco, destaca el escultor Gian Lorenzo Bernini, que domina con perfección la técnica que aprendió de su padre Pietro Bernini, escultor manierista, y el estudio de los modelos clásicos y renacentistas. Su figura eclipsa al resto de artistas, y fue considerado el Miguel Ángel del siglo XVII. Acostumbraba a representar las figuras de sus obras en el momento de máxima tensión y a usar el desnudo en sus composiciones. Bernini es el intérprete de la Contrarreforma católica, de la Iglesia triunfante y su glorificación. Posee fuertes influencias helenísticas. Su escultura se caracteriza por la teatralidad compositiva, que resuelve en escenas. Gran arquitecto, pone la escultura al servicio de la arquitectura, creando espacios escenográficos en la ciudad de Roma. Busca efectos emotivos con el fin de conmover, para lo que emplea el escorzo y las posiciones violentas y desequilibradas. Tiene obras mitológicas (Apolo y Dafne, fuente de los Cuatro Ríos), religiosas (baldaquino de San Pedro, Éxtasis de santa Teresa) y retratos (bustos de Luis XIV,[11]​ 1665, y del cardenal Borghese,[12]​ 1632).

Alessandro Algardi fue un gran retratista de reyes, papas, aristócratas y burgueses, que utiliza una estética más clásica. En Nápoles trabajaron Nicolás Fumo y Giuliano Finelli (autor de las estatuas de los condes de Monterrey del Convento de las Agustinas de Salamanca); y en la Toscana Pietro Tacca, que se encargó de las estatuas ecuestres en bronce de Felipe III y Felipe IV (ambas en Madrid).

La influencia de Bernini se extiende al siglo XVIII con escultores como Pietro Bracci (Fontana de Trevi, Triunfo de Neptuno), Filippo della Valle (Anunciación), Camilo Rusconi (San Juan, en San Juan de Letrán), o René Michel Slodtz (San Bruno).

La escultura barroca en Francia

Monument du cœur del cardenal Pierre de Bérulle, de Jacques Sarrazin, 1657.
Reloj del avant-cour del Palacio de Versalles, con las estatuas de Marte, por Gaspar y Baltasar Marsy,[13]​ y de Hércules, por François Girardon.
Perseo y Andrómeda, de Pierre Puget.
La fama de Luis XIV, de Coysevox, 1702.


[14]

El Barroco francés se reconoce por su carácter cortesano, mitológico y decorativo. Predominan los bustos, las estatuas ecuestres, las alegóricas y la escultura funeraria. Tiene cierta tendencia al clasicismo.

Durante el reinado de Luis XIII destacan los retratos, casi siempre de carácter funerario, con escultores como Simon Guillain y Jacques Sarrazin.

Durante el reinado de Luis XIV la escultura entra a formar parte del arte oficial que exalta a la monarquía absoluta, con centro en el Palacio de Versalles. Allí trabajaron escultores como François Girardon, de gusto clásico (Apolo y las Ninfas, la fuente de las pirámides o el sepulcro del cardenal Richelieu, donde prescinde de toda integración con la arquitectura a favor del efecto teatral). Pierre Puget es el más típicamente barroco, por su dramatismo, tensión y la violencia formal de sus obras, claramente influido por Bernini (Milón de Cortona, Alejandro y Diógenes, Andrómeda liberada por Perseo). Antoine Coysevox realizó numerosas estatuas para el conjunto de Versalles y los mausoleos de Mazarino[15]​ y Colbert.[16]

Ya en el siglo XVIII destacan escultores, de gusto rococó, como François Dumont, Edme Bouchardon o Jean-Baptiste Lemoyne.

La escultura barroca en otros países

Monumento al Gran Elector Federico Guillermo I de Brandeburgo en el Palacio de Charlottenburg, de Schliuter, 1696-1708.[19]
Monumento funerario de Carel Hieronymus van In, de Rombout Verhulst, 1665-1669.
Adán y Eva expulsados del Edén, detalle del púlpito de la catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas, Hendrik Frans Verbruggen, 1699.
Providentiabrunnen o Donnerbrunnen, fuente en el Neuer Market de Viena, de Georg Raphael Donner, 1737-1739.[20]

En Inglaterra, por razones religiosas, hubo una cierta aversión a la representación icónica. La escultura se reduce a los motivos funerarios en los templos, que se convierten en panteones de personajes ilustres, representaciones ostentosas que inmortalizan la fama del «gran hombre». Entre los escultores locales destacó Nicholas Stone, y entre los extranjeros que desarrollaron su obra en suelo inglés Hubert le Sueur[21]​ (estatua ecuestre de Carlos I,[22]​ 1633) y Louis-François Roubiliac (ya en el siglo XVIII).

En Centroeuropa la escultura barroca encontró un clima muy apropiado para el desarrollo del estilo de Bernini; aunque también se acogió la influencia francesa. Destacaron Andreas Schlüter, Balthasar Permoser,[23]Georg Raphael Donner y los hermanos Asam.[24]​ Se ha establecido una comparación entre Schlüter y Donner, heroico y triunfante el primero y sentimental, melancólico y rococó el segundo.[25]​ La ciudad de Viena se llenó de escenografía escultórica barroca en iglesias, monumentos en plazas, jardines, fachadas e interiores de palacios, etc. (véanse las imágenes que abren el artículo).

En los Países Bajos la escultura alcanzó cierta relevancia, aunque muy lejos de la pintura. En los Países Bajos del Sur (católicos, pertenecientes a la Monarquía Hispánica -habitualmente denominados genéricamente como "Flandes"-), donde predominó la imaginería religiosa, trabajaron Jeroen Duquesnoy (Manneken Pis -su hijo François Duquesnoy sobre todo en Roma-) y Hendrik Frans Verbruggen;[26]​ y en los Países Bajos del Norte (de predominio protestante, independientes -habitualmente denominados genéricamente como "Holanda"-), donde destacó el retrato, en bustos o efigies de tumbas profusamente decoradas, lo hicieron Hendrik de Keyser[27]​ y Rombout Verhuls.[28]​ En ambas zonas trabajó Artus Quellinus.

[30][31][32][33]

Notas

  1. Plague Column Vienna, fuente citada en en:Pestsäule, Vienna
  2. Eniciclopedia Treccani, fuente citada en it:Matthias Rauchmüller
  3. Zendralli, fuente citada en de:Alberto Camesina
  4. Franz, fuente citada en it:Ferdinand Maxmilian Brokoff
  5. Staatliche Schlösser, Burgen und Gärten Sachsen – Barockgarten Großsedlitz. Fuente citada en de:Barockgarten Großsedlitz
  6. Sacco, fuente citada en it:Oratorio del Rosario di Santa Cita
  7. Ficha en Artehistoria. Hace referencia a la disposición de los brazos, comparándola con la de esta otra versión:
  8. en:Stone carving, en:Chalk carving y en:Stone sculpture. Véase también cantería, escultura en mármol y glíptica.
  9. Nueva estatua de Carlos II obra de Giacomo Serpotta
  10. Chantelou, fuente citada en fr:Buste de Louis XIV (Le Bernin)
  11. Vaiani, fuente citada en it:Busto di Scipione Borghese. En realidad, dos bustos. Coliva, fuente citada en Two Busts of Cardinal Scipione Borghese
  12. Souchal, fuente citada en fr:Gaspard et Balthazar Marsy
  13. fr:Sculpture française
  14. Quatre Captifs provenant du piédestal de la statue équestre d'Henri IV sur le Pont-Neuf (1614-18) - Franqueville
  15. Quatre captifs dits aussi Quatre Nations vaincues : l'Espagne, l'Empire, le Brandebourg et la Hollande - Desjardins - Monumento a Luis XIV en Place des Victoires
  16. en:Equestrian statue of Friedrich Wilhelm I
  17. Czeike, fuente citada en de:Donnerbrunnen. También de Donner, el San Martín -Karl Weiß, fuente citada en uk:Святий Мартин (Доннер)- de la catedral de San Martín (Bratislava).
  18. Esdaile, fuente citada en en:Hubert Le Sueur
  19. Gather, fuente citada en en:Equestrian statue of Charles I, Charing Cross. Artículo en David Gutiérrez
  20. Asche, fuente citada en en:Balthasar Permoser
  21. Bushart, fuente citada en en:Asam brothers
  22. Ernesto Ballesteros, El Barroco en los Países Bajos y Europa Central - Escultura, pg. 18.
  23. Amuz, fuente citada en en:Hendrik Frans Verbrugghen
  24. Archimon, fuente citada en en:Hendrick de Keyser
  25. Lawrence, fuente citada en en:Rombout Verhulst
  26. Web oficial, fuente citada en en:Weltenburg Abbey
  27. Richard E. Schade, Cultura Baltica: Literary Culture Around the Baltic, 1600-1700, vol. 35 de Acta Universitatis Upsaliensis: Studia Germanistica Upsaliensia, Uppsala, 1996.
  28. Mikos, fuente citada en en:Baroque in Poland
  29. Aguilar, fuente citada en pt:Escultura dos Sete Povos das Missões
  30. Teixeira, fuente citada en en:Baroque in Brazil

Véase también

Enlaces externos

Artehistoria:

  • Escultura barroca
  • Escultura barroca española, siglo XVII
  • Escultura española, siglo XVIII
  • La arquitectura, marco de la escultura
  • La escultura francesa del siglo XVII
  • La escultura francesa del siglo XVIII
  • La escultura alemana del siglo XVIII
  • La escultura del primer Seicento (Italia, siglo XVII)
  • Talla barroca portuguesa s. XVII-XVIII: "En el siglo XVII la talla española vivía un momento de apogeo importante y no se puede dejar de mencionar que hasta 1640 Portugal estaba unido a España. En el último tercio del siglo XVII en el territorio lusitano se constituye una importante escuela escultórica, debilitándose ya el influjo español, casi imperceptible en el siglo XVIII. ... A partir esencialmente de la regencia y reinado de Pedro II, la talla va a conocer un desarrollo nunca antes visto, siendo la preferencia en los interiores religiosos portugueses. Hay que tener en cuenta, además, que Portugal no tenía tradición de esculpir la piedra como ocurre en Italia o Francia, estando los artistas más familiarizados a llevar trabajos escultóricos en madera. Las décadas de regencia de Pedro II fueron decisivas para el desarrollo de este arte, continuado por su hijo D. Joao V, donde la talla conocerá su apogeo en grandes producciones monumentales gracias al aumento de las arcas portuguesas que produjo el influjo de los diamantes y oro que llegaban de Brasil. En el norte, en Porto, Braga y Viana do Castelo, se presenta un Barroco original y regional que presenta perfectamente las características del Barroco Portugués, ya que en la zona del sur el país se vio mucho más influido por las corrientes italianizantes y germanas que en esta zona. Mientras en el sur se presenta un Barroco con un lenguaje clásico, en el Norte (principalmente en Porto y Braga) se manifiesta como un arte psicológico, más expresiva de la sensibilidad portuguesa. Existe una marcada atracción por la exuberancia decorativa, por lo vistoso que atraiga a los sentidos, de ahí la importancia de su escultura en talla dorada, que es sustituida en esta zona por la talla policromada, quedando solucionado el tema del impacto visual, pero siendo un recurso más económico."