Idealismo artístico

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La estética neoclásica es un ejemplo paradigmático de arte idealista.

El idealismo es un planteamiento artístico que busca la representación fiel de la realidad (mímesis), al igual que el realismo artístico; pero al contrario que en este, lo hace mediante una fidelidad purificada de lo vulgar a través de la sensibilidad del artista. La representación de esta realidad es abstraída para eliminar cualquier ausencia de refinamiento y mostrar sólo lo bello. Para ello muchas veces se plasma la escena eligiendo distintos elementos tomando sólo lo mejor de cada uno y reuniéndolos todos juntos en un mismo conjunto. El arte idealista es un arte ligado a las leyes académicas y, en el arte occidental, a las bases fijadas en la antigüedad greco-latina.[1]​ Las obras de estética idealista pretenden alcanzar valores estéticos tales como la elegancia, la mesura, el equilibrio y la composición cerrada; procurando evitar la vulgaridad, los excesos, los contrastes violentos y todo tipo desequilibrios.

El idealismo, en el ámbito de la teoría del arte y la estética, afirma la imaginación e intenta realizar concepciones mentales de la belleza y patrones o cánones de la belleza; por oposición a las posturas estéticas opuestas: el naturalismo y el realismo.[2][3]

La sujeción del arte a reglas, a partir del academicismo de los siglos XVIII y XIX (Clasicismo y Neoclasicismo), fijó los valores estéticos, lo que trajo como efectos negativos el anquilosamiento y la repetición de modelos por mimesis, bien imitando la naturaleza, bien los ejemplos considerados "clásicos", especialmente el arte greco-romano. Como reacción inversa, se produjo en el siglo XIX la búsqueda de la libertad en el arte.

Períodos y estilos artísticos idealistas[editar]

Véase también[editar]

Referencias[editar]