Diferencia entre revisiones de «Flatulencia»

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Contenido eliminado Contenido añadido
m Revertidos los cambios de 168.234.16.98 (disc.) a la última edición de PatruBOT
Etiqueta: Reversión
Línea 47: Línea 47:
|PMID= 12378218}}</ref>
|PMID= 12378218}}</ref>


== Valeria la flatulencia ==
== Flatulencia desde el punto de vista médico ==
Cuando existe una excesiva producción y evacuación de gases odoríferos, puede llegar a ser socialmente incapacitante para algunas personas.<ref name=AzpirozMalagelada /> En general, la causa se debe a la fermentación por la [[Flora intestinal|microflora]] del [[colon]] de sustancias no digeridas.<ref name=AzpirozMalagelada /> Es un problema multifactorial y puede tratarse de la manifestación de una dolencia orgánica,<ref name=AzpirozMalagelada /> como los trastornos de [[malabsorción]].<ref name=AzpirozMalagelada />
Cuando existe una excesiva producción y evacuación de gases odoríferos, puede llegar a ser socialmente incapacitante para algunas personas.<ref name=AzpirozMalagelada /> En general, la causa se debe a la fermentación por la [[Flora intestinal|microflora]] del [[colon]] de sustancias no digeridas.<ref name=AzpirozMalagelada /> Es un problema multifactorial y puede tratarse de la manifestación de una dolencia orgánica,<ref name=AzpirozMalagelada /> como los trastornos de [[malabsorción]].<ref name=AzpirozMalagelada />



Revisión del 18:02 5 mar 2018

Sonido de una flatulencia típica de un ser humano.
En el contexto de la Reforma Protestante, campesinos alemanes expresan con flatulencias su rechazo a una bula del papa Pablo III. De una serie de grabados de Lucas Cranach el Viejo, comisionados por Martín Lutero (1545).

Flatulencia (vulgarmente pedo o peo) es la mezcla de gases intestinales que es expulsada por el ano, con un sonido y olor característicos.[1]​ Estos gases intestinales provienen de tres fuentes: gases producidos a partir de los alimentos por colonias de bacterias intestinales[2]​ y levaduras simbióticas que viven en el tracto gastrointestinal de los mamíferos;[1]dióxido de carbono (CO2), que se produce por la neutralización del ácido gástrico; y aire tragado.[2]​ Los gases originados por la fermentación bacteriana (principalmente hidrógeno y metano) suponen aproximadamente las ¾ partes del total de la flatulencia.[2]​ En personas sanas, la frecuencia de evacuación de gases a través del recto es variable.[3][4]

Valeria la flatulencia

Cuando existe una excesiva producción y evacuación de gases odoríferos, puede llegar a ser socialmente incapacitante para algunas personas.[3]​ En general, la causa se debe a la fermentación por la microflora del colon de sustancias no digeridas.[3]​ Es un problema multifactorial y puede tratarse de la manifestación de una dolencia orgánica,[3]​ como los trastornos de malabsorción.[3]

Todos los animales expulsan flatos, incluyendo a muchos invertebrados, pájaros, gusanos, hormigas, peces y reptiles. Debido a su diferente dieta, el flato de carnívoros, tales como perros y gatos, por lo general es más oloroso que el de los herbívoros, tales como las vacas.

Composición

La flatulencia humana está compuesta de:

Los flatos también contienen partículas aerosolizadas de excrementos, aunque en cantidades minúsculas.

La flatulencia está compuesta principalmente por nitrógeno y no por metano, como comúnmente se cree.

El metano lo producen microorganismos metanógenos pertenecientes al dominio Archaea (no al dominio Bacteria) que se encuentran en el interior del intestino. El metano y el hidrógeno son inflamables, por lo que algunas flatulencias son susceptibles de encenderse con fuego. A pesar de esto, algunas pruebas sugieren que dos de cada tres personas no expulsan metano en sus flatulencias.

Olor de una flatulencia

El intenso mal olor característico proviene de trazas de otros constituyentes producidos por la ruptura de proteínas:

Causas

Los gases intestinales provienen de fuentes exógenas (90%) y endógenas (10%). Los gases endógenos se producen como derivados de la digestión de cierto tipo de comida. Los alimentos que producen flatulencias son, por lo general, ricos en carbohidratos complejos (especialmente oligosacáridos como la inulina) e incluyen habichuelas, leche, cebollas, batatas, castañas, brócoli, coles, alcachofas, levadura del pan, huevos, etc. En las habichuelas, los gases endógenos parecen provenir de los oligosacáridos, carbohidratos que son resistentes a la digestión. Estos pasan al intestino delgado prácticamente sin modificar y, cuando alcanzan el intestino grueso, las bacterias se alimentan de ellos, produciendo una abundante cantidad de gas.[5]

Las bacterias intestinales que se alimentan de la lactosa, en el caso de personas con intolerancia a este disacárido, pueden producir un aumento excesivo de gas cuando se consume leche u otras sustancias que contienen lactosa.

Mecanismo de acción

Flatulencia anal

El músculo esfínter interno del ano, integrante del extremo final del aparato digestivo.

Los sonidos comúnmente asociados con la flatulencia se producen por la vibración de la apertura anal. El sonido varía dependiendo de lo contraído que se encuentre el músculo del esfínter y la velocidad a la que se expulsa el gas, así como otros factores como la humedad y la grasa corporal. El músculo esfínter interno del ano, o esfínter anal interno, se encuentra en la parte interior del recto, del cual es una continuación de su capa muscular circular interior. Es uno de los dos esfínteres del ano. El flato llega al ano siguiendo los mismos movimientos peristálticos que las heces, produciendo sensaciones similares de urgencia e incomodidad. Las terminaciones nerviosas en el recto aprenden a distinguir entre flatos y heces, aunque las deposiciones demasiado fluidas pueden llegar a confundir estos sensores y provocar una defecación accidental.

Flatulencia vaginal

Flatulencia vaginal es el aire que se libera a través de la vagina acompañado por un sonido similar al que ocurre en la flatulencia anal. La ventosidad vaginal, conocida también como flatulencia o pedo vaginal, es la emisión o expulsión de aire acumulado en la vagina y puede ocurrir durante el acto sexual, un estiramiento, el ejercicio físico o a voluntad. Su sonido es comparable a la flatulencia del ano. Sin embargo, no implica eliminación de gases intestinales y carece de olor. No se trata de una flatulencia real porque no deriva de la fermentación de bacterias.

Reacciones

Aunque es probable que el humor de la flatulencia se considere divertido, muchas culturas consideran descortés hacer público un gas interno. Rara o comúnmente (esto dependiendo muchas veces del sitio y de las personas presentes), se le puede hacer burla (por medio de risa o hasta lenguaje soez) a quien ha liberado la flatulencia. A esto, muchas veces se siente vergüenza. En casos contrarios, el individuo que llega a percibir el sonido y/o el aroma puede incluso enojarse.

Impacto ambiental

La flatulencia es solamente una pequeña porción de la liberación de metano a partir de las vacas. Estas también eructan metano, debido a la fisiología de su aparato digestivo.

Se culpa a menudo a la flatulencia de ser una fuente importante de gases de efecto invernadero, debido a la creencia errónea de que el metano liberado por el ganado está en el flato, si bien el ganado produce cerca del 20% de las emisiones mundiales de metano. El 90-95% del que es liberado lo es por exhalación o eructos.

Países como Nueva Zelanda produce grandes cantidades de productos agrícolas: por lo tanto, se encuentran en posición de tener altas emisiones de metano del ganado en comparación con otras fuentes de gases de efecto invernadero. El gobierno de Nueva Zelanda ha firmado el Protocolo de Kyoto para tratar de reducir las emisiones de efecto invernadero. Para lograr esto, después de una investigación agrícola, fue propuesto un impuesto, que rápidamente se hizo conocido como un «impuesto al pedo». El gobierno se encontró con la negativa de los agricultores, grupos de presión agrícolas y políticos de oposición.

En Fresno, California, se utiliza un sistema para recoger metano derivado de ganado lechero y convertirlo en biogás en asociación con Pacific Gas & Electric (PG&E) y Soluciones de Bioenergía, mediante el cual ésta vende el metano recogido a partir del excremento de vaca a PG&E, que luego convierte el metano en biogás utilizable, muy similar al gas natural. Se debe reconocer, no obstante, que esto no tiene nada que ver con la flatulencia. El gas en cuestión se produce por fermentación.

En Argentina, el doctor Guillermo Berra ―del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) de ese país― logró recolectar, purificar y comprimir los gases que emiten los bovinos. Su intención es utilizarlos como fuente alternativa de energía. Según el doctor Berra, se podrá utilizar en varios dispositivos. Mediante este sistema podría disminuir las emisiones de un gas que provoca el efecto invernadero.[6]

La flatulencia en la literatura y el arte

L'Art de péter, El Arte de Peerse (en Westphalie, Chez Florent-Q, rue Pet-en-Gueule, au Soufflet, MDCCLXXVI).
  • Aristófanes (444-385 AC) escribió en 424 Los caballeros, cuyo texto es escatológico y contiene numerosos pasajes de flatulencias.
  • Dante Alighieri (1265-1321), en La Divina comedia en la última línea del capítulo 21 del «Infierno», se lee un ejemplo del uso demoníaco de una función natural del cuerpo: Ed elli avea del cul fatto trombetta ("y él había, del culo, hecho trompeta").
  • Geoffrey Chaucer (1343-1400) escribió Los Cuentos de Canterbury. En el Cuento del molinero, hay una de las incidencias más celebradas del humor de flatulencia en literatura inglesa: «Nicholas levantó rápidamente la ventana y asomó su culo hacia afuera... Entonces Nicholas dejó escapar un pedo con un ruido tan grande como un trueno, de modo que Absolom casi fue arrojado por su fuerza. Pero él tenía listo su hierro caliente y golpeó violentamente a Nicholas en el medio de su culo» (líneas 690-707).
  • Friedrich Dedekind (siglo XVI), Grobianus et Grobiana, aparecen en Inglaterra en 1605 como La escuela de Slovenrie: «Oh, Cato se dio vuelta de adentro hacia afuera», publicado por R. F. Esta escuela enseñaba a sus estudiantes que contener el deseo de orinar, peer y vomitar era algo malo para la salud. De esta manera, uno tiene que complacer libremente las tres actividades.
  • Francois Rabelais (1494-1553) escribió en (1532) Gargantua y Pantagruel. En esta obra, se refiere a un pedo que hizo temblar la tierra nueve millas a la redonda.
  • Montaigne (1533-1592), escribió el capítulo «De los recipientes para descargar el vientre» (en su ensayo La fuerza de la imaginación), que es una discusión acerca de la flatulencia: «Yo mismo conocí uno tan bruto, que por cuarenta años utilizó su culo como respiradero principal intermitentemente hasta que murió de ello».
  • Miguel de Cervantes (1547-1616), en El Quijote de la Mancha, capítulo 20, Don Quijote y Sancho Panza van en busca de agua. Es de noche y tienen mucha sed. De repente oyen uno golpes, y a Sancho le entra mucho miedo. No quiere que don Quijote se vaya para enfrentarse a esta ‘aventura’ y con llantos y sollozos intenta retenerlo. Como su amo no se deja ablandar, el escudero recurre a una maña atando los pies de Rocinante de modo que no puede moverse. Para entretener a don Quijote, Sancho le cuenta una historia de manera muy torpe. Como no osa alejarse, el escudero hace su necesidades al lado de don Quijote y explica un flato como señal de una nueva aventura «¿Qué rumor es ese, Sancho? - Alguna cosa nueva debe de ser».
  • Francisco de Quevedo (1580-1645) en su obra Gracias y desgracias del ojo del culo demuestra que «se ha de advertir que el pedo antes hace al trasero digno de laudatoria que indigno de ella». En su Poema al Pedo trata de explicar en forma rimada qué es un pedo, cómo son los pedos y hace notar que todas las personas producen gases.
  • Hans Jakob Christoph von Grimmelshausen (1621-1676) fue un escritor alemán del Barroco. Su obra sentó las bases de la novela barroca alemana. Escribió diez libros pero solamente se han traducido al español cinco. Entre ellos El aventurero Simplicíssimus que empieza narrando la educación como huérfano del héroe, educado por un aldeano casi como un animal de granja más. Esto se aprecia en el siguiente pasaje “Mientras yo me divertía con estas peroratas se me escapó, sin pensarlo, un viento tan enorme de la barriga, que ambos, secretario y yo, quedamos asustados. Al instante se anunció con tal potencia, en mi nariz y en toda la estancia, como si no se le hubiese oído antes lo suficiente. ¡Lárgate, marrano!, exclamó el secretario, vete con los otros cerdos a la pocilga, casarás mejor con aquellos que conversando con gente honorable. Pero se vio obligado, tanto como yo, a evacuar el lugar y dejar todo el espacio a la maldita pestilencia”.
  • Benjamin Franklin (1706-1790), escribió alrededor de 1781 el ensayo «Pee orgullosamente». En él discute los diferentes componentes de la comida y su influencia en el olor de los flatos.
  • Pierre-Thomas-Nicolas Hurtaur (1719-1791), escribió el ensayo físico teórico «El Arte de tirarse pedos» en 1751, cuyo extracto es el siguiente: "Es en el mundo social donde el pedo puede tener sus mejores desarrollos, ya sea para iniciar una conversación, para hacer callar a un contertulio fatigoso o como salida triunfal en una disputa dialéctica. Hay que ser claro: el pedo es un acto de afirmación existencial solo al alcance de aquellos que han conquistado su libertad más allá de los prejuicios sociales".
  • Marqués de Sade (1740-1814), cuyo nombre completo fue Donatien Alphonse François de Sade, escribió La filosofía en el tocador. En ella, unos "educadores", en el transcurso de unas horas, corrompen completamente a una adolescente. Aparece en la obra el siguiente pasaje "Sra de Saint-Age: Cuanto queráis, amigo mío; mas mi venganza está dispuesta, te lo advierto; juro que a cada vejación, te soltaré un pedo en la boca. Dolmancé: ¡Ah! ¡Santo Dios! ¡Qué amenaza! Es apremiarme a ofenderte. (La muerde.) ¡Veamos si mantienes la palabra! (Recibe un pedo.) ¡Ah! ¡Joder! ¡Delicioso, delicioso!... (Le da un azote y al instante recibe otro pedo). ¡Oh! ¡Es divino, ángel mío!".
  • Esteban Echeverria (1805-1851), en su obra El Matadero, comenta que a falta de carne y excesivo consumo de legumbres, se desata en la población una epidemia de gases. «Se originó de aquí una especie de guerra intestina entre los estómagos y las conciencias, atizada por el inexorable apetito y las no menos inexorables vociferaciones de los ministros de la Iglesia, quienes, como es su deber, no transigen con vicio alguno que tienda a relajar las costumbres católicas: a lo que se agregaba el estado de flatulencia intestinal de los habitantes, producido por el pescado y los porotos y otros alimentos algo indigestos».
Joseph Pujol, alias le Pétomane
  • Juan Valera (1824-1905): un pedo es el eje central de su cuento La Reina Madre.
  • Émile Zola (1840-1902): en La Tierra (el volumen 15 de la serie Les Rougon-Macquart), del hijo mayor de Fouan pee cuando desea y gana concursos por esta destreza.
  • Guillaume Apollinaire (1880 1918), en su obra Las Once Mil Vírgenes, se refiere a pedos en cinco oportunidades. En el capítulo 1 página 26 "dejó escapar dos o tres buenos pedos que apestaron la atmósfera ...".
  • James Joyce (1882-1941): en Ulises (1922), el personaje Leopold Bloom se tira pedos en el capítulo de las sirenas.
  • Domingo Acosta Guión (1884-1959) nació en Canarias y fue uno de los poetas de la isla de La Palma. Gran parte de su obra se perdió durante la Guerra Civil española, debido a la militancia republicana del autor; no obstante, existe una antología poética publicada en 2011. Maestro en el arte de lidiar con la escatología, escribió El Madrigal del Pedo cuyos versos finales son “Cáguese, pues sin cuidado,/ que ahogar el culo es de necio,/ y que cuando es más sonado/el pedo no tiene precio./ Por cumplidos no lo haga/ y cáguese en donde esté,/ porque si usted no se caga/ pueden cagarse en usted./ Y después que haya aflojado/ dígale al pedo: “¡Bendito!”/ y que siempre sea loado,/ si es que es pedo y no es pedito”.
  • Roberto Arlt (1900-1942) en Los lanzallamas, publicada en 1931, escribió: "Barsut respira dificultosamente. La atmósfera del cuarto está caliente como la de un horno,e impregnada por la deflagración de la pólvora, de un intenso olor a pedo seco".
  • Leopoldo Marechal (1900-1970) en Adan Buenosayres, publicada en 1948, refiere "Y vendrá la noche, y dos millones de cuerpos rendidos caerán a tierra; dos millones de cuerpos horizontales, bajo la mirada sin sueño de Dios, dormirán ruidosamente rajando a pedos las conyugales sábanas. Y quién velará en esta ciudad de la gallina? Solo algunos espíritus insomnes que, junto a sus hermanos dormidos, piensan en la Ciudad del Búho, en la ciudad interior que no se, ni se huele, ni se toca". (Adán, P.58).
  • Samuel Beckett (1906-1989), escribió en 1951 en francés la obra de teatro Molloy, En ella, discute la Antropología del Pedo: "En invierno me envolvía, bajo el abrigo, con tiras de papel de periódico, y no me las quitaba hasta que despertaba la tierra, hasta que despertaba realmente, en abril. El Suplemento Literario del Times era excelente a tal efecto, de una solidez e impermeabilidad a toda prueba. Ni los pedos lo rompían. Qué voy a hacerle, suelto ventosidades a cada paso, de modo que alguna alusión he de hacer de vez en cuando al asunto, pese a la lógica repugnancia que me inspira. Un día conté mis gases. Trescientos quince en diecinueve horas, lo que da una media de más de dieciséis pedos por hora. Lo cual no es mucho. Cuatro pedos cada cuarto de hora. Total, nada. Ni un pedo cada cuatro minutos. Es increíble. Vaya, vaya, soy un pedorrero de pacotilla, he hecho mal en decir otra cosa. Resulta extraordinario cómo las matemáticas ayudan a conocerse a sí mismo".
  • Julio Cortázar (1914-1984), en el capítulo "Lucas, sus pudores" de su novela Un tal Lucas (1979), se refiere a la inhibición que provoca ir a los servicios en casa ajena. Al respecto, describe el problema de soltar un gas en el cuarto de baño "Si el invitado que va al baño es Lucas, su horror sólo puede compararse a la intensidad del cólico que lo ha obligado a encerrarse en el ominoso reducto. En ese horror no hay neurosis ni complejos, sino la certidumbre de un comportamiento intestinal recurrente, es decir que todo empezará lo más bien, suave silencioso, pero ya al final, guardando la misma relación de la pólvora con los perdigones en un cartucho de caza, una detonación más bien horrenda hará temblar los cepillos de dientes en sus soportes y agitarse la cortina de plástico de la ducha, Nada puede hacer Lucas para evitarlo; ha probado todos los métodos, tales como inclinarse hasta tocar el suelo con la cabeza, echarse hacia atrás al punto de que los pies rozan la pared de enfrente, ponerse de costado e incluso, recurso supremo, agarrarse las nalgas y separarlas lo más posible para aumentar el diámetro del conducto proceloso. Vana es la multiplicación de silenciadores tales como echarse sobre los muslos todas las toallas al alcance y hasta las salidas de baño de los dueños de casa; prácticamente siempre, al término de lo que hubiera podido ser una agradable transferencia, el pedo final prorrumpe tumultuoso".
  • Adolfo Bioy Casares (1914-1999) escribió en su diario de conversaciones con Jorge Luis Borges "Es que un artista no se resigna a contar exactamente cómo fue un almuerzo en una casa burguesa. Inventa algo” Octavio Paz envió a “Sur” un poema de amor, con el verso "tus pedos estallan y se disipan". Borges: “Se verá a sí mismo como un conquistador de nuevas regiones para la poesía... Qué regiones”. Bioy: “Menos mal que se disipan”. Borges: “Si no, serían esos pedos sin ruido y sin olor, de que hablan los chicos; la idea abstracta. El diario fue publicado en 2006 por Daniel Martino.
  • Augusto Roa Bastos (1917-2005) escribió el cuento Bajo el puente, en donde expone la afinidad entre un pedo y su dueño: "Al niño lo tratamos muy bien. La voz del maestro yéndose: Claro, cómo no, don Chiquito. A cada uno le güele bien su pedo".
  • Paco Ignacio Taibo I (1924-2008) escribió un ensayo dedicados a la historia de la gastronomía y sus diferentes aspectos. El libro Breviario de la Fabada se publicó por primera vez en 1981 y ha sido editado en dos ocasiones. En él aparece un capítulo llamado "La defensa del pedo". Allí se refiere: "El día 17 de febrero de 1816 el Inquisidor General para todas las Américas prohibió, bajo pena de excomunión mayor, que el pedo fuera defendido. Don Francisco Javier Mier y Campillo, por la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, obispo de Almería, caballero de la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden de España de Carlos III y otros títulos, nombramientos, aspavientos y aclamaciones más, era enemigo jurado del pedo.En el documento en que prohíbe que se lea el libro titulado Defensa del pedo, el obispo advierte que lo que pretende con la prohibición es prevenir el daño ..." y continúa.
  • Guillermo Cabrera Infante (1929-2005) escribió la novela Ella cantaba boleros en 1999. En ella finaliza el relato con un pedo: "Estrella me dijo, Nadar mi socio ¿estás inflando un globo?, queriéndome decir (yo lo conozco bien) que me estaba peando y me acordé de Dalí que dijo que los pedos son el suspiro del cuerpo y casi me reí porque se me ocurrió que el suspiro es el pedo del alma y la Estrella seguía roncando sin importarle nada de nada, y el fracaso aquel parecía solamente el mío y me levanté y fui a la cocina a tomar un trago que me bebí allá en silencio y en silencio me llegué hasta la puerta y me fui".
  • Milan Kundera (1929) escribió la novela La insoportable levedad del ser. En ella, la madre de Teresa se tira pedos como ilustra el siguiente pasaje: "Luego la madre dijo: «Teresa no quiere hacerse a la idea de que el cuerpo humano mea y echa pedos». Teresa estaba roja de vergüenza pero la madre continuaba: «¿Hay algo de malo en eso?» y ella misma respondió de inmediato a su pregunta: soltó una sonora ventosidad. Todas las mujeres se rieron".
  • Eduardo Mendoza (1943) escribió la novela El asombroso viaje de Pomponio Flato en 2008. Transcurre en el siglo I de nuestra era. Pomponio Flato viaja por los confines del Imperio Romano en busca de unas aguas de efectos portentosos. Esta novela es una parodia de novela histórica, policial y hagiográfica El protagonista va desvelando entre pedo y pedo un misterioso asesinato.
  • Philip Roth (1933) escribió en su novela El mal de Portnoy en 1969: "Cuando yo me tiro pedos en la bañera ella se hunde y besa las burbujas".
  • Abelardo Castillo (1935), escribió la novela Crónica de un iniciado en 2009. El protagonista, Esteban Espósito, llega sin saber cómo a Córdoba, Argentina, ciudad tan mítica como real, donde el tiempo parece comportarse de un modo inexplicable, y donde pasará treinta y seis horas decisivas de su vida, en octubre de 1962. En la inminencia de la guerra por la crisis de los misiles, escribe: "En nuestros días no queda un solo hombre, por grande y universal que sea, capaz de pensar el mundo como Imago, como mansión, capaz de rearmarlo desde sus escombros. Y, en aquel tiempo, por lo menos hubo uno, y fue el último. "Si me vas a nominar al taradón de Hegel", prorrumpió el padre Cherubini algo atragantado por el último vaso, "me levanto y lanzó un horrísono pedo”.
  • James Scott (1936), en su libro Los dominados y el arte de la resistencia, escribió "Cuando el gran señor pasa, el campesino sabio hace una gran reverencia y silenciosamente se echa un pedo".
  • Ana Maria Shua (1950) hizo una recopilación titulada El Libro de los Pecados, los Vicios y las Virtudes, en la cual incluye un cuento popular árabe titulado "El Pedo Histórico". En un pasaje, cuenta: "Las doncellas exhibieron a la novia siete veces seguidas con distinto traje, y tan hermosa era que los invitados pidieron que pasara una octava vez. Las señoras de edad la condujeron a la alcoba y la acostaron y prepararon para recibir a su esposo. Abd-el-Kader se dirigió a la alcoba a paso lento y erguido y para demostrar que era un señor, al entrar se sentó un momento en el sofá y luego se levantó para despedir a las mujeres cuando, ¡oh dolor!, el vientre atiborrado de viandas pesadas y bebidas fuertes, se le escapó un pedo ruidoso y prolongado.Todos disimulan. Las doncellas hablan entre sí, la novia sacude sus pulseras, para disimular el ruido.Abd-el-Kader siente tal vergüenza que baja al patio de la casa, ensilla una yegua y huye, llorando, en la noche, cruza dormidos poblados hasta la orilla del mar, donde embarca en un navío rumbo al Hindustán, y surca el mar hasta la costa Malabar".
  • Iain Banks (1954) escribió en su novela La fábrica de Avispas en 1984 acerca de un detector telepático de pedos que posee el padre en la novela "Mi padre tiene una teoría sobre la relación entre la mente y el intestino es crucial y muy directo. Ha afirmado que desde diversos pedos puede decir no sólo lo que la gente ha comido o bebido, sino también el tipo de persona que son, lo que tienen que comer, si son emocionalmente inestables o molestos, si se mantienen secretos, riéndose de ti a tus espaldas o tratando de congraciarse contigo, e incluso lo que están pensando en el momento preciso en que emita el pedo (esto en gran parte del sonido.)”.
  • Jo Nesbø (1960) escribió El doctor Proctor y los polvos tirapedos, en donde cuenta que "había una vez una hermosa princesa que vivía en un palacio rodeado de un jardín repleto de rosas y orquídeas. Pero eso es otra historia. Esta trata de pedos. Pero no de esos pedetes que sueltas sin que nadie se dé cuenta. No, aquí estamos hablando de pedos como cañonazos, de pedos que revientan los pantalones y lanzan a los niños por los aires. Y esta historia también trata un poco de unos malvados gemelos, de una rata de agua de Mongolia, de unos flanes larguísimos y de una serpiente constrictora aún más larga. Pero sobre todo trata de lo que pasa cuando Tapón, un niño diminuto, pelirrojo de un rojo chillón, se muda a la calle de los Cañones y conoce a Lise y a un profesor chiflado o casi, una mañana soleada, el día antes de la fiesta nacional de Noruega".
  • Joël Dicker (1985), escribió en 2012 La verdad sobre el caso Harry Quebert en él cuenta que la madre del protangonista. Marcus Goldman, presiente que su hijo tiene ganas de tirarse un pedo y le dice " si quieres me voy afuera para que te tires tu pedo"
  • He Gassen En Japonés: 屁 合 戦 Competencia de pedos o Batalla de Pedo. Se trata de arte japonés en rollos de papel creado durante el periodo Edo de Japón por un artista desconocido. Los rollos de papel han sido digitalizados por la Biblioteca de la Universidad de Waseda conocida también como Soudai en Japón. Estos dibujos y otros similares fueron creadas en respuesta a la creciente intrusión de los europeos en Japón durante el período Edo. Los rollos de papel muestran al pueblo, en su mayoría hombres, en varios estados de desnudez tirando pedos en dirección de otras personas, animales y otros objetos.Los pergaminos fueron dibujados en torno a 1810 y representan un imaginativo muestrario de batallas y duelos en los que las flatulencias son las únicas armas utilizadas: pedos de un jinete desde su caballo hacia un peatón, duelos de dos pedorros contra dos, cómo hacer levitar a un gato con un pedo o a un monje con sendos pedo-chorros femeninos, cómo almacenar pedos en sacos como armas de destrucción olfativa y así hasta agotar el catálogo de situaciones ridículas.
PHegassen scroll
Rollo completo He-gassen.


La flatulencia en la mitología

Los Kappa. En la mitología japonesa los kappa se suelen representar como seres humanos del tamaño de un niño, pero su forma es la de una rana. En su cara el aspecto es de una tortuga. En ocasiones se los reperesenta con un caparazón. Naturalmente los kappas habitan en ríos y lagunas de Japón. Se desplazan con sus extremidades con forma de aleta y logran grandes velocidades al nadar. En los cuentos tradicionales japoneses estos personajes aparecen en el rol de los malos. Suelen tirarse flatulencias muy fuertes, se esconden para mirar mujeres mientras se desvisten, roban en los huertos y también raptan a niños o mujeres. Muchas aldeas japonesas utilizan fuegos artificiales cada año para asustar a los malos espíritus, entre ellos los kappa. Sin embargo, según la mitología, son seres muy educados porque siguen a la perfección el código de conducta japonés.

Véase también

Referencias

  1. a b Ediciones Universidad de Salamanca©, ed. (2007-2014). «Flatulencia». Dpto. de Sistemas de la Fundación General de la Universidad. Diccionario médico-biológico, histórico y etimológico. Salamanca (España). Consultado el 19 de diciembre de 2014. 
  2. a b c Kurbel, S; Kurbel, B; Vcev, A (2006). «Intestinal gases and flatulence: possible causes of occurrence». Med Hypotheses 67 (2): 235-9. PMID 16574342. 
  3. a b c d e Azpiroz, F; Malagelada, JR (2005 Sep). «Abdominal bloating». Gastroenterology 129 (3): 1060-78. PMID 16143143. 
  4. R, León Barúa (2002 Jul-Sep). «Flatulence». Rev Gastroenterol Peru 22 (3): 234-42. PMID 12378218. 
  5. McGee, 1984, pp. 257-258
  6. INTA (11 de octubre de 2013). http://intainforma.inta.gov.ar/?p=19084. Consultado el 19 de febrero de 2014.  Falta el |título= (ayuda)

Bibliografía

Enlaces externos