Diferencia entre revisiones de «Libro de Enoc»

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El '''''Libro de Enoc''''' (o ''Libro de Henoc'', abreviado 1 Enoc) es un libro [[Intertestamento|intertestamentario]], que forma parte del canon de la [[Biblia]] de la [[Iglesia ortodoxa etíope]] pero no es reconocido como canónico por las demás iglesias [[cristiano|cristianas]], a pesar de haber sido encontrado en algunos de los códices por la [[Septuaginta]] ([[Códice Vaticano]] y [[Papiros bíblicos Chester Beatty|Papiros Chester Beatty]]). Los [[Beta Israel]] (judíos etíopes) lo incluyen en la [[Tanaj]], a diferencia de los demás [[judío]]s actuales, que lo excluyen.
El '''''Libro de Enoc''''' (o ''Libro de Henoc'', abreviado 1 Enoc) es un libro [[Intertestamento|intertestamentario]], que forma parte del canon de la [[Biblia]] de la [[Iglesia ortodoxa etíope]] pero no es reconocido como canónico por las demás iglesias [[cristiano|cristianas]], a pesar de haber sido encontrado en algunos de los códices por la [[Septuaginta]] ([[Códice nVaticano]] y [[Papiros bíblicos Chester Beatty|Papiros Chester Beatty]]). Los [[Beta Israel]] (judíos etíopes) lo incluyen en la [[Tanaj]], a diferencia de los demás [[judío]]s actuales, que lo excluyen.


== Manuscritos ==
== Manuscritos ==

Revisión del 06:28 6 ago 2017

El Libro de Enoc (o Libro de Henoc, abreviado 1 Enoc) es un libro intertestamentario, que forma parte del canon de la Biblia de la Iglesia ortodoxa etíope pero no es reconocido como canónico por las demás iglesias cristianas, a pesar de haber sido encontrado en algunos de los códices por la Septuaginta (Códice nVaticano y Papiros Chester Beatty). Los Beta Israel (judíos etíopes) lo incluyen en la Tanaj, a diferencia de los demás judíos actuales, que lo excluyen.

Manuscritos

Las únicas versiones íntegras de este libro que se conservan están en ge'ez, lengua litúrgica de la Iglesia etíope,[1]​ pero son conocidas varias partes en griego, y un fragmento en latín.[1]​ También ha sido encontrado, en Antínoe, un fragmento en copto (93:3-8)[2]​ y, además en Qumrán fueron hallados múltiples fragmentos en arameo[3]​ y uno en hebreo (4Q317). La tradición atribuía su autoría a Enoc (transcrito también como Henoc o en inglés Enoch), bisabuelo de Noé. En la actualidad se cree que el texto fue redactado por varios autores judíos entre los siglos III a. C. y I.[1]

Diferenciación

Se conocen otros tres Libros de Enoc: el Segundo Libro de Enoc (2 Enoc), escrito a finales del siglo I o después y conservado en eslavo eclesiástico; el más tardío (de composición posterior al siglo V), Tercer Libro de Enoc (3 Enoc), en hebreo; y el Enoc copto (4 Enoc), que data del siglo V y del cual apenas se han encontrado partes. Este artículo solo hace referencia a 1 Enoc.

Partes

El libro que hoy se conoce fue editado tal vez en el siglo I de nuestra era, y consta de varias partes escritas entre los siglos III a. C. y I d. C. Estas partes son:

Libro del Juicio
Capítulos 1 al 5, trata las palabras de bendición de Enoc a los justos, que vivirán cuando los impíos sean condenados. Se estima que su composición data de antes del 200 a. C..
Libro de los Vigilantes o Caída de los ángeles
Capítulos 6 a 36, se centra en el tema de los Vigilantes (ángeles) que interpretando Génesis, dice que estos ángeles tuvieron relaciones sexuales con mujeres y engendraron gigantes (nephilim), seres famosos que desataron la violencia sobre la tierra y pervirtieron a la humanidad. Además, el Libro de los Vigilantes se caracteriza por unir y complementar las historias de los Vigilantes con la historia del Diluvio universal, presentes en el génesis, y hace una descripción detallada del mundo y los cielos en las fábulas e imaginería popular judaica de su tiempo. Fue escrito antes del 160 a. C.
Libro de las parábolas o El mesías y el reino
Capítulos 37 a 71, de carácter mesiánico, profetiza la venida del Hijo del Hombre, la caída de los reyes y poderosos y el día del Elegido. Es la única parte que no se ha encontrado en los manuscritos de Qumrán. Escrito después del 63 a. C. a finales del siglo I a. C. o en el siglo I.
Libro del cambio de las luminarias celestiales o Libro astronómico
Capítulos 72 a 82, expone en detalle el antiguo calendario solar hebreo, en concordancia con el Libro de los Jubileos, que en 4.17 cita este libro de las luminarias del cielo. Fue escrito entre el 250 y el 190 a. C.
Libro de los sueños
Capítulos 83 a 90, refiere dos visiones apocalípticas obtenidas por Enoc en sueños; la primera simplemente anuncia que la Tierra será destruida y la segunda es una historia de la humanidad y de Israel hasta el fin de los tiempos, en la que los actores son representados como animales simbólicos. Escrito entre los años 161 y 125 a. C.
Carta de Enoc y Apocalipsis de las semanas
Capítulos 91 a 105, divide la historia en diez «semanas», interpretando el pasado y proyectándose escatológicamente al futuro. Escrito después del año 135 a. C., probablemente entre el 110 y el 60 a. C.
Fragmentos
Capítulos 106 y 107, parecen ser una parte del Libro de Noé, que se ha perdido pero que está presente en los manuscritos del Mar Muerto. Predice los crímenes de la humanidad y el advenimiento de tiempos mesiánicos con el triunfo de los justos. El capítulo 108 explícitamente dice que es otro Libro de Enoc y falta en varios manuscritos.

Composición

Algunos autores consideran que el Libro de los Vigilantes fue, al menos en parte, redactado hacia el 400 a. C.,[4]​ pero la mayoría estima que las primeras secciones fueron compuestas en el siglo II antes de Cristo, a más tardar en 166 a.C..[1]​ Los autores podrían depender en parte del Pentateuco, y habrían ampliado las secciones de Génesis, Números y Deuteronomio. Por ejemplo, 1 Enoc 1:9 (la cita en la epístola de Judas 1:14-15) podría ser originalmente un midrash de Deuteronomio 33:2.[5][6][7]

  • Deuteronomio 33:2: Dijo: "Yahveh vino de Sinaí y de Seir les esclareció; resplandeció desde el monte de Parán y vino con diez mil santos; con la ley de fuego a su diestra".
  • 1 Enoc 1:9 "El Señor vino con muchos millares de Sus santos, para ejecutar juicio sobre todos, y para condenar a todos los impíos de todas sus obras de impiedad, que han hecho impíamente, y de todas las cosas ofensivas (duras) que pecadores impíos dijeron contra El."
  • 1 Enoc 60:8 Enoc, séptimo desde Adán
  • Judas 1:14 De los cuales también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, el Señor ha venido con sus santos millares, 15 A hacer juicio contra todos, y á convencer a todos los impíos de entre ellos tocante a todas sus obras de impiedad que han hecho impíamente, y a todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.

El libro astronómico es anterior al Libro de los Jubileos y por lo tanto se remonta por lo menos al siglo III a. C.[1]​ Algunos de los fragmentos de esta parte encontrados en Qumrán han sido datados por los paleógrafos a finales de ese siglo.[8]​ El calendario solar que expone fue el adoptado por la comunidad de Qumrán, la cual consideraba que así como Israel se había desviado del verdadero camino y del testimonio justo, el calendario oficial erraba al determinar las fechas de las fiestas establecidas en la Torah.[9]

Contenido

Se trata de un libro apocalíptico perteneciente a la apocalíptica judía.

En el capítulo 7 (7, 3-6) narra la caída de los Vigilantes, que engendraron con mujeres a los nephilim o ‘gigantes’. (A estos también se refiere el pasaje de Génesis 6:1-7):

Ellos devoraron todo el trabajo de los hombres hasta que estos ya no alcanzaron alimentarlos más. Entonces los gigantes se volvieron contra los hombres y empezaron a devorarlos y empezaron a pecar contra los pájaros, y contra las bestias y los peces y a devorar unos la carne de los otros y se bebieron la sangre. Entonces la tierra acusó a los violentos por todo lo que se había hecho en ella.

Se acusa a los ángeles guardianes por haber desviado su misión y encarnado la explotación, la opresión, la destrucción de los ecosistemas, la guerra, el oro, la vanidad, la brujería, la fornicación y el engaño (8:1-3). «Y como parte de la humanidad era aniquilada, su clamor subió al cielo» (8: 4). Los arcángeles Miguel, Sariel (Uriel), Rafael y Gabriel, al ver la sangre derramada y la injusticia se dijeron que «la tierra desolada grita hasta las puertas del cielo por la destrucción de sus hijos». Dios los envía entonces a encadenar a los Vigilantes y a destruir a los gigantes «pues han oprimido a los humanos». Los ángeles caídos rogaron a Enoc que intercediese por ellos y los gigantes ante Dios.

Luego el libro describe la visita de Enoc al cielo en forma de una visión, y sus revelaciones. Una parte significativa del texto se dedica a describir los movimientos de los cuerpos celestes, en relación con el viaje de Enoc al cielo, con el objetivo de detallar el calendario base de las fiestas de la Ley.

Buena parte del libro se dedica a denunciar a los opresores y reyes de la tierra y anuncia su derrota final: «Este castigo con que son castigados los ángeles es un testimonio para los reyes y los poderosos que poseen la superficie de la Tierra» (67:12; 2Pedro 2:4). «Desgracia para los que edifican la iniquidad y la opresión y cimientan sobre el fraude, porque serán derrumbados de repente y no habrá paz en ellos... Habrá un cambio... los justos serán victoriosos» (50:1-2). «Desgracia para vosotros ricos, porque os confiáis en vuestras riquezas, seréis privados de ellas» (94:6-8).

El Libro de Enoc asume la continuidad del discurso de los profetas y anticipo del mensaje cristiano, enfatizando en la venida del Hijo del Hombre. Es una expresión de la literatura apocalíptica como esperanza de los humildes.

Los cristianos y el Libro de Enoc

Este libro se cree que fue muy apreciado por parte de los primeros cristianos, a partir la referencia de la epístola de Judas 1:14-16, que cita un pasaje del Libro de Enoc (1 Enoc, 1, 9); la referencia en 2Pedro 2:4; y la Epístola de Bernabé (16:4), que cita como Escritura un versículo (1 Henoc 89:56) y en 4:3 se refiere a 1 Henoc 80:2. Muchos Padres de la Iglesia y cristianos destacados se refieren al libro, y lo citan en sus obras. Autores como Justino Mártir (100-165), Atenágoras (170), Taciano (110-172), Ireneo (130-208), Orígenes, Clemente de Alejandría (150-220), Tertuliano (160-230), Lactancio (260-325), Metodio de Filipo, Minucio Félix, Comodiano y Cipriano de Cartago,[1]​ entre otros, consideraron el libro de inspiración divina. Un defensor de este libro fue el obispo Prisciliano, quien fue el primer cristiano condenado a muerte y ejecutado por cristianos por supuesta herejía, en 385.

Referencias a Enoc se encuentran en múltiples versículos del Nuevo Testamento v.g. pero no directamente al escrito que lleva su nombre Mateo 3:12, 5:4-12, 11:28, 13:31-32, 24:14, 24:27, 26:64; Marcos 13:24-27, Marcos 14:21, Marcos 14:62; Lucas 1:52, Lucas 2:13-14, Lucas 6:24, Lucas 9:35,16:13, Lucas 16:23-31, Lucas 24:36; Juan 3:20; 1Corintios 6:2-3; Efesios 3:18,5:13; Filipenses 1:18; 2 Thessalonians 2:2; 1Pedro 3:19-20; Judas 1:6; Apocalipsis 3:17,6:10, Apocalipsis 8:2, Apocalipsis 12:16, Apocalipsis 16:14, Apocalipsis 19:19, Apocalipsis 20:1-3, Apocalipsis 21:23-24.

Mientras que la mayoría de los estudiosos creen que la actitud de Judas hacia el Libro de Enoc es positiva,[10]​ algunos otros consideran que es ambigua.[11]​ Algunos han preguntado por qué el autor de la epístola de Judas usó la frase "blasfeman de las majestades angélicas" (Judas 1:8) porque si la historia de los pecados de los ángeles, como se describe en el Libro de Enoc, es verdad, ¿Por qué es una "difamación", una "calumnia"?[12]​ En realidad, la carta de Judas adopta el punto de vista de 1 Enoc sobre los ángeles caídos:

A los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propio hogar, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día.

Sin embargo, 1 Enoc fue definitivamente apartado del canon tras el Concilio de Laodicea, en 364. En algún momento posterior, la versión griega del libro se perdió (el último en citar pasajes del libro fue el monje bizantino Jorge Syncellus, en el siglo VIII). Es muy posible que la traducción al ge'ez se hubiese realizado en el siglo VI, una época de gran actividad en la iglesia etíope, durante la cual se tradujeron numerosos textos religiosos.

Dado por perdido en Occidente desde el siglo IX, cuando fue citado ampliamente en la Cronografía de George Syncellus, en 1773 el famoso viajero James Bruce llevó desde Abisinia a Europa tres copias de la obra, una de las cuales fue consignada a la Biblioteca Nacional de París, otra donada a la Biblioteca Bodleiana de Oxford y la tercera, se dice que está en manos de francmasones de rito escocés.[13]​ Uno de los manuscritos fue traducido al inglés en 1821 por Richard Laurence; en 1891 y 1912 se realizaron nuevas ediciones, con base del mayor conocimiento del texto, y es muy conocida la última, publicada por Robert Henry Charles en 1913.[1]​ Una edición completa de los escritos relacionados con el Libro de Enoc, incluidos los últimos hallazgos en Qumrán, fue realizada por el erudito católico [Józef Milik] en 1976.[8]

Argumentos para excluir el Libro de Enoc de las versiones de la Biblia

Principalmente debido a la contradicción de fechas y al no contar con la antigüedad debida, la mayoría de los traductores no incluyen el Libro de Enoc. Ya que el patriarca Enoc no es el editor del ahora conocido como “Libro de Enoc”, éste es considerado un libro apócrifo, no inspirado, que se escribió muchos siglos después, probablemente durante los siglos II y I a. C. Por tal razón esto no coincide con el dato que da el libro del Génesis sobre Enoc, que relata lo siguiente: hijo de Jared; nació cuando su padre tenía ciento sesenta y dos años, y fue el séptimo hombre en la línea genealógica desde Adán. A los sesenta y cinco años llegó a ser padre de Matusalén, y después tuvo otros hijos e hijas.

Los testigos de Jehová creen que Enoc, según la Biblia, formó parte de la “tan grande nube de testigos” que fueron ejemplos sobresalientes de fe en tiempos antiguos. “Enoc siguió andando con el Dios verdadero.” (Gé 5:18, 21-24; Heb n:5; 12:1.) Como profeta de Yahveh, predijo la venida de Dios con sus santas miríadas para ejecutar juicio contra los impíos (Jud 14, 15), y éste quizás fue el motivo por el que se le persiguió. Sin embargo, si fue perseguido, Dios no permitió que sus opositores lo matasen, de modo que “lo tomó”, es decir, interrumpió su vida a los trescientos sesenta y cinco años, edad muy inferior a la normal de la época. La Biblia dice que Enoc fue “transferido para que no viera la muerte” (Heb.11:5), lo que puede significar que Dios lo introdujo en un trance profético durante el que interrumpió su vida, de modo que no llegó a experimentar los dolores de la muerte. (Gé 5:24; Heb 11:5, 13.) En vista de las claras palabras de Jesús en Juan 3:13, Enoc no fue llevado al cielo, sino que, tal vez como en el caso de Moisés, Jehová hizo desaparecer su cuerpo, de manera que “no fue hallado en ningún lugar”. (Dt 34:5, 6; Jud 9.)[14]

Sobre la cita en la carta de Judas

Quienes niegan que Judas cite el Libro de Enoc, afirman que sólo el libro bíblico de Judas contiene las palabras proféticas de Enoc: “¡Miren! Yahveh vino con sus santas miríadas, para ejecutar juicio contra todos, y para probar la culpabilidad de todos los impíos respecto a todos sus hechos impíos que hicieron impíamente, y respecto de todas las cosas ofensivas que pecadores impíos hablaron contra él” (Judas 14, 15). Se preguntan por qué, aunque muchos expertos sostengan que esta profecía de Enoc contra sus contemporáneos impíos y es una cita directa del Libro de Enoc; ¿Cómo es posible que Judas se remitiera a una obra, que según ellos, es apócrifa y nada fidedigna?

Las Escrituras no revelan cómo llegó a conocer Judas la profecía de Enoc. Argumentan que tal vez citara simplemente de una fuente común, una tradición acreditada de gran antigüedad. Es evidente que Pablo hizo algo similar cuando identificó por nombre a Janes y Jambres, quienes, si no fuera porque él los mencionó, seguirían siendo los magos anónimos de la corte de Faraón que se opusieron a Moisés. Quienes niegan que Judas cite el Libro de Enoc, argumentan también que si el escritor del Libro de Enoc tuvo acceso a una antigua fuente de esta clase, ¿Por qué no podía tenerlo Judas?. Aunque se acepta la afirmación de Judas, pero no se incluye dentro del canon bíblico el Libro de Enoc.

Traducciones

Entre las traducciones existentes están las siguientes:


Hebreo

  • Lazarus Goldschmidt 1892 (Hebreo).


En inglés

  • Rev George H Schodde 1882 (Inglés).
  • Richard Laurence 1821 y 1883 (Inglés).
  • Robert Henry Charles 1893, 1906 y 1913 (Inglés), edición crítica.
  • George W. E. Nickelsburg 1934 (Inglés).
  • Michael Antony Knibb 1978 (Inglés), con introducción y comentarios.
  • Hedley Frederick Davis Sparks 1984 (Inglés).
  • David Roberts Versión Mesiánica (Inglés).
  • James Scott Trimm Versión Mesiánica 2008 (Inglés).
  • Joseph B. Lumpkin 2009 (Inglés).


Francés

  • François Martin, "Le Livre d'Enoch" 1906 (Francés).


Español

  • Federico Corriente y Antonio Piñero 1982 (Español), con introducción analítica y notas.
  • Gonzalo Aranda 1984 (Español).
  • Florentino García Martínez 1992 (Español): sólo los fragmentos encontrados en Qumrán.
  • Juli Peradejordi 1995 (Español).
  • Fermin Navascuez 2005 (Español).
  • "Ministerio la Verdad Eterna", "Los Libros de Enoc" (Español) (Traducción en curso).
  • Libro de Enoc 2017 (Español) A.G.


Portugués

  • Elson Ferreira 2003 (Portugués).
  • Cláudio Rodrigues 2004 (Portugués).


Alemán

  • Andreas Gottlieb Hoffmann 1833-38 (Alemán).
  • August Dillmann, “Das Buch Henoch’ 1851-1853 (Alemán), con notas y comentarios.
  • August Dillmann 1853 (Alemán), edición crítica.
  • Georg Beer 1900 (Alemán), con comentarios y notas.
  • Joh Flemming und L. Radermache 1901 (Alemán), edición crítica.

Referencias

  1. a b c d e f g Corriente, Federico y Antonio Piñero (1984) "Libro 1 de Henoc. Introducción"; Apócrifos del Antiguo Testamento IV: 13-37. Madrid: Ediciones Cristiandad.
  2. Aranda, Gonzalo (1984) "Versión Copta de 1 Henoc"; Apócrifos del Antiguo Testamento IV: 329-330. Madrid: Ediciones Cristiandad.
  3. García Martínez, Florentino (1992) Textos de Qumrán: 295-310, 461-466. Madrid: Trotta.
  4. Sacchi, Paolo (1979) "II Libro dei Vigilanti e l'Apocalittica"; Henoch 1: 42-98.
  5. R.H.Charles, Book of Enoch: Together with a Reprint of the Greek Fragments London 1912, p.lviii
  6. Richard Bauckham, The Jewish world around the New Testament: collected essays. 1999 p276
  7. Michael E. Stone Selected studies in pseudepigrapha and apocrypha with special reference to the Armenian Tradition (Studia in Veteris Testamenti Pseudepigrapha No 9) p.422.
  8. a b Milik, Józef Tadeusz (1976) The Books of Enoch: Aramaic fragments of Qumrân Cave 4: 8.
  9. Documento de Damasco II: 15.
  10. Bauckham, Richard, Jude, 2 Peter Word Bible Commentary
  11. Neyrey, Jerome 2 Peter, Judas, Anchor Bible Commentary
  12. Landon, Charles A text-critical study of the Epistle of Jude 1996
  13. Rye, Ashley "The Search for the Source", "Scaligers Discovery". The Book of Enoch And UFOs. The Enoch Book.
  14. Perspicacia para comprender las escrituras (Primera edición edición). Tomo 1: Watch Tower Bible and Track Society of Pennsylvania. 1991. p. 818. 

Bibliografía

  • Corriente, Federico y Antonio Piñero 1984. "Libro I de Henoc (Etiópico y griego)"; A. Díez Macho (ed.) Apócrifos del Antiguo Testamento IV: 13-143. Madrid: Ediciones Cristiandad. ISBN 84-7057-353-5
  • García Martínez, Florentino (editor y traductor) 1992. Textos de Qumrán (en las pág. 295-310 presenta una traducción al castellano de fragmentos de Enoc). Madrid: Trotta. ISBN 84-87699-44-8
  • Martínez Borobio, Emiliano 1984. "Fragmento Arameos de Henoc"; Apócrifos del Antiguo Testamento IV: 295-325. Madrid: Ediciones Cristiandad.
  • Milik, Józef Tadeusz and Matthew Black (ed. & tr.) 1976. The Books of Enoc: Aramaic Fragments of Qumran Cave 4 (Los libros de Enoc, fragmentos arameos de la cueva 4 de Qumrán). Oxford University Press. ISBN 0-19-826161-6
  • Vidal Manzanares, César 1993. Los documentos del Mar Muerto. Madrid: Alianza, p.p. 102-104. ISBN 84-206-9680-3
  • Carlos A. Segovia. "1 Henoc y el estudio contemporáneo de la apocalíptica judía: Una conversación con Gabriele Boccaccini". EPIMELEIA 35/36 (2009): 7-28. ISSN 0327-8514

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