Usuario:VandeWalle/Taller/Antiamericanismo
El antiamericanismo es el odio, oposición u hostilidad hacia el gobierno, la cultura o las personas de los Estados Unidos. En la práctica, se ha etiquetado como antiamericanismo una amplia gama de actitudes y acciones críticas hacia los Estados Unidos y la aplicabilidad del término suele ser objeto de disputa. Los ejemplos contemporáneos se centran típicamente en el hecho de ser la primera fuerza económico-político-militar mundial, aunque también es frecuente la animosidad a su modelo de sociedad y a su cultura. El término forma parte del lenguaje político desde mediados del siglo XX, aunque las raíces históricas del término se remontan al siglo XIX.
Suele ser objeto de disputa si el sentimiento hostil hacia los Estados Unidos es la consecuencia de una evaluación racional de sus políticas específicas, o bien se trata de un sistema compuesto de creencias y prejuicios esterotipados más allá de las acciones o políticas concretas.
Siglo XVII y XIX
[editar]La teoría degeneracionista
[editar]A mediados y finales del siglo XVIII emergió y se hizo popular entre algunos intelectuales la tesis según la cual la población del Nuevo Mundo era inherentemente inferior a la europea. La llamada "tesis degeneracionista" sostenía que los climas extremos, la humedad y otras características atmosféricas debilitaban tanto a animales como a humanos. Autores como James W. Ceaser como Philippe Roger han interpretado esta hipótesis como un precursora del antiamericanismo, una suerte de "prehistoria" de este fenómeno. [1][2] La idea era sostenida atendiendo a la presunta escasa riqueza de la fauna americana, con alusiones a perros cuyos ladridos se quebraban, la existencia de infinidad de plantas venenosas, el argumento se aderezaba con la remisión a los nativos americanos considerados, según los precursores de esta teoría, como débiles, pequeños y carentes de ardor alguno.[3] Una de las explicaciones para tales presupuestos sostenía que todo ello se debía a que el continente americano había emergido con posterioridad al europeo tras el diluvio relatado en La Biblia.
La teoría encuentra sus orígenes en la obra del naturalista francés Conde de Buffon Histoire Naturelle (1766) recibiendo un enorme impulso gracias a la mediación de la obra del filósofo ilustrado Voltaire quien enriqueció los argumentos del primero. Cornelius de Pauw, filósofo de la corte de Federico II de Prusia, se convirtió en un destacado defensor de esta teoría, si bien centró su ataque en los nativos americanos mientras que, su inspirador teórico, Buffon, se decantó por enfatizar la inferioridad del entorno biológico. En 1768 Pauw describió Norteamérica como colonias "degeneradas y monstruosas" afirmando que incluso "el más débil europeo podría aplastarlos con facilidad".[4]
Los defensores de esta teoría pronto aseguraron que el medio natural de Estados Unidos era un escollo tal que evitaría el desarrollo de una cultura verdadera. Parafraseando a Pauw el enciclopedista francés Abbé Raynal afirmó que "Estados Unidos no ha producido aún un buen poeta, un matemático capaz, ni un hombre de genio ya sea en algún arte o en alguna ciencia."[5] Pensadores estadounidenses de la época, como Alexander Hamilton, Benjamin Franklin y Thomas Jefferson discutieron y rechazaron de plano este tipo de juicios y, con ello, la "teoría degeneracionista" en su conjunto. Así, por ejemplo, Jefferson en su obra Notas sobre el estado de Virginia (1781) rebatió pormenorizadamente los argumentos de Buffon.[1]
La persistencia en argumentos de esta índole se extiende hasta 1944 en la obra del historiador italiano Antonello Gerbi.
Roger sugiere que la "teoría degeneracionista", cuyo origen ha de cifrarse en pensadores y naturalistas franceses, puede estar en el origen de los estereotipos que se manejan comúnmente en la relación entre Estados Unidos, y sus habitantes, y Francia. Las insinuaciones, más explícitas que veladas, de una inferioridad americana habrían sido el caldo de cultivo para el sentimiento anti-francés tan ampliamente extendido entre los estadounidenses.[2]
Cultura
[editar]Según Brendan O'Connor algunos europeos caracterizan a los estadounidenses como carentes de "gusto, gracia y civismo"[6], excesivamente descarados y arrogantes en su comportamiento.
El autor británico Frances Trollope opinaba, en su obra Modales nacionales de los estadounidenses publicado en 1832, que la gran diferencia entre los oriundos del Reino Unido y los de Estados Unidos radicaba en "la falta de refinamiento" de de los últimos, aseverando que "ese betún que elimina las toscas y ásperas partes de nuestra naturaleza es desconocida e inimaginable" en los Estados Unidos de América.[7][8]Conforme con algunas fuentes su versión escasamente halagadora "dio lugar a un enfado por parte de los estadounidenses superior al de cualquier otro libero escrito por un observador extranjero con anterioridad o posterioridad."[9] El informe crítico escrito por el escritor y capitán británico Marryat, de título Diario en Estados Unidos, con comentarios sobre sus instituciones, editado en 1839, también provocó enormes controversias, muy particularmente en Detroit donde una efigie del autor, junto con sus libros, fue quemada.[10] Entre los escritores críticos con los Estados Unidos y los modales de sus gentes podemos encontrar al obispo francés Talleyrand y a Charles Dickens en Inglaterra. La novela Martin Chuzzlewit publicada en 1984 por Dickens es una sátira descarnada y feroz de la vida americana. En la obra los estadounidenses son retatados como snobs, charlatanes e hipócritas y la República es descrita como: "tan lisiada y mutilada, tan llena de irritaciones y úlceras, contaminada para la vista y negada para el sentido, que sus mejores amigos se apartan de tan repugnante criatura con disgusto". Dickens atacó duramente la esclavitud en los Estados Unidos. Por otra parte, el estadista George Clemenceau comentó que "Estados Unidos es la única nación que transcurrió desde el barbarismo hasta la decadencia sin ningún atisbo de civilización intermedia."
Por su parte, Simon Schama afirma que: "Para finales del siglo XIX, los estereotipos de los desagradables Estados Unidos, voraces, mercenarios, rimbonbantes y chauvinista, se hizo firmemente su lugar en Europa."[11]O'Connor sugiere que tales prejuicios, enraizados en la idealizada imagen del refinamiento europeo y la noción de la alta cultura europea contrapuesta con la vulgaridad estadounidense, aún continúa vigentes.[6]
Política e ideología
[editar]Los jóvenes Estados Unidos de América también se enfrentaron a críticas políticas e ideológicas. James W. Ceaser sostiene que el pensamiento y la literatura romántica europea, hostil a la visión Ilustrada defensora de la razón, y obsesionada con la historia y el carácter nacional, desdeñó el proyecto racionalista emprendido por los Estados Unidos. El poeta alemán Nikolaus Lenau afirmó que: "Con el término de "Bodenlosigkeit" (ausencia de fundamento o base) creo que me resulta posible indicar el carácter general de todas las instituciones estadounidenses; aquello que nosotros llamamos la madre patria es aquí no más que la posesión de un plan de seguros". Caeaser sostiene en su ensayo que tales comentarios readaptan el lenguaje de los "degeneracionistas", el lenguaje empleado en la defensa de la degeneración inherente a los estadounidenses. Un prejuicio que sólo se focaliza en los Estados Unidos de América y en nada afecta a otras poblaciones norteamericanas como Canadá o Méjico.[1] Lenau hubo de emigrar a los Estados Unidos en 1833 y allí encontró un país que no estuvo a la altura de sus ideales, conduciéndolo a retornar a su país, Alemania, en año posterior. Su experiencia en los Estados Unidos fue el motivo central de su novela "Cansado de América" ("Der Amerika-Müde), publicada en 1855, escrita junto con su compañero alemán Ferdinand Kürnberger. [12]
La naturaleza de la democracia estadounidense también fue puesta en tela de juicio. La sensación de que la nación carecía de "una monarquía, aristocracia, sólidas tradiciones, religión oficial o un sistema de clases rígido", según Rubin, y su democracia estaba siendo atacada, a comienzos del siglo XIX, por algunos europeos acusándola de degradada, mera parodia y, en definitiva, una democracia fracasada.[8]La Revolución francesa, rechazada por muchos conservadores europeos, también implicaba a los Estados Unidos de América y la idea de crear una constitución con principios universales y abstractos.
También se cuestionó la naturaleza de la democracia estadounidense. El sentimiento era que el país carecía de "[un] monarca, aristocracia, tradiciones fuertes, religión oficial o un sistema de clases rígido", según Rubin, y su democracia fue atacada por algunos europeos a principios del siglo XIX como degradada, una parodia, y un fracaso.[8] La Revolución Francesa, que fue detestada por muchos conservadores europeos, también implicó a Estados Unidos y la idea de crear una constitución sobre principios abstractos y universales.[1] Que el país pretendía ser un bastión de la libertad era también visto como fraudulento dado que se había establecido con la esclavitud.[11] "¿Cómo es que escuchamos los gritos más fuertes por la libertad entre los conductores de negros?" preguntó Samuel Johnson en 1775.[13] Su famosa declaración fue: "Estoy dispuesto a amar a toda la humanidad, excepto a un estadounidense."[8]
Charles Dickens afirmó: "El golpe más duro jamás asestado a la libertad lo dará este país [Estados Unidos], al no haber dado su ejemplo a la Tierra".[14]
Antiamericanismo fuera de Estados Unidos
[editar]El periodo expansionista de la nación estadounidense, en el siglo XIX y principios del XX (en el que Estados Unidos pasan de ser las originales trece colonias a una país conformado por 50 estados que han sido adheridos ya sea por la compra de territorios, anexión forzada de territorios indígenas, o anexión lisa y llana como el caso de la mitad del territorio mexicano en la guerra mexicano-estadounidense) provocó siempre un fuerte recelo entre algunos observadores y gobernantes extranjeros, así como en las clases populares latinoamericanas.
La animosidad contra Estados Unidos se desarrolla cuando la Unión se afianza en el concierto de las naciones debido a su importancia económica, y genera una política exterior que la lleva a pasar del aislacionismo del siglo XVIII, a una fase imperialista moderna. De esta manera su apropiación de territorios pasa de ser los territorios de aborígenes americanos, o de ex-colonias españolas, a invasiones militares y económicas de otra escala. Su influencia se ve como un nuevo colonialismo económico y cultural, continuación por otros medios del anterior colonialismo europeo:
"Bueno, el imperialismo no tiene un significado preciso. Existen maneras de dominación y control que toman formas variadas, de modo que el imperialismo clásico en su sentido moderno se aplicó solamente durante un par de décadas en el siglo XIX. ¿Significa esto que (...) el lugar donde yo vivo, Boston, fue entregado por su población a los colonos británicos cuando llegaron? Me refiero a que éstas son todas formas de dominación y control, si ustedes quieren llamarlo imperialismo, bien (...) cuando llegó el momento en que el mundo europeo no fue más capaz de controlar sus colonias directamente por la fuerza militar surgió la descolonización. Ellos simplemente trataron de controlar de otras formas. Tomemos el caso de Estados Unidos en el Caribe (...) De otra manera, lo mismo ocurrió con Gran Bretaña y sus colonias, y de hecho en la mayor parte del mundo colonial. No se han reconstituido las relaciones completamente, pero las relaciones de dependencia perduran de una u otra manera. Hoy, los Estados Unidos son mucho más poderosos que Gran Bretaña hace ochenta años atrás, obviamente. Entonces hay más control de los Estados Unidos que británico. Pero las formas de control simplemente cambian. Después de la Primera Guerra Mundial, por ejemplo, Gran Bretaña fue considerablemente debilitada y ya no era capaz de controlar el imperio esencialmente mediante la intervención militar. De modo que entonces cambió sus tácticas, y optó por el uso del poder aéreo, y el bombardeo contra población civil, y el gas venenoso. Esto fue considerado una forma efectiva aterrorizar a los civiles. Sólo se utilizan otros mecanismos de dominación. "Noam Chomsky, Diálogos para el Pensamiento Crítico. "La Guerra contra los Pueblos" Entrevista realizada a Noam Chomsky sobre una idea original de Atilio A. Boron en el marco del II Foro Social Mundial, Porto Alegre - 2002.
Para otros, opinadores de acuerdo con el sistema económico neo-liberal implantado en Latinoamérica en los últimos años, se trataría de un proceso de demonización alimentado por la desinformación y el resentimiento. Esta opinión acusa a los pueblos oprimidos por sistemas desiguales de distribución de riqueza como ignorantes, envidiosos o meramente corruptos:
Para los latinoamericanos constituye un escándalo insoportable que un puñado de anglosajones, llegados al hemisferio mucho después que los españoles y en un clima tan crudo que poco faltó para que ninguno de ellos sobreviviese a los primeros inviernos, hayan llegado a ser la primera potencia del mundo. Sería necesario un impensable autoanálisis colectivo para que los latinoamericanos pudiesen mirar de frente las causas de ese contraste. Por eso, aun sabiendo que es falso, todos los dirigentes políticos, todos los intelectuales latinoamericanos están obligados a decir que todos nuestros males encuentran explicación en el imperialismo norteamericano.Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario, Monte Ávila, Caracas, 1976
Otra de las causas que han hecho prosperar el odio a Estados Unidos en América Latina ha sido el intervencionismo militar de EE.UU. en muchos países latinoamericanos, como la invasión a Cuba, para impedir la independencia cubana hecha por los revolucionarios de José Martí, o la creación del Estado de Panamá, para poder hacer el canal sin intervención de Colombia, o las varias intervenciones en Nicaragua contra Sandino o en México contra Pancho Villa o el apoyo al golpe militar de chile en 1973, o la invasión a la isla deGranada para eliminar un gobierno democrático que no era afín a la política americana de entonces. A veces esta invasión en la independencia de los países latinoamericanos fue con el objetivo de "combatir el comunismo", por lo cual fueron alentadas y apoyadas tanto política como económicamente diversas dictaduras latinoamericanas. Está demostrada la participación en el asesinato de Omar Torrijos de Panamá, de Salvador Allende en el golpe militar promovido por la CIA en Chile, la llamada Operación Cóndor que incluía países del sur de Sudamérica y otros.
Otro motivo que lo ha promovido ha sido la existencia , entre otros organismos de intervención militar, de la Escuela de las Américas, donde fueron entrenados políticos y militares pro-americanos que después se pasaron al lado contrario tales como Leopoldo Fortunato Galtieri o Manuel Antonio Noriega, entre otros, muchos de los cuales fueron condenados por sus crímenes de lesa humanidad cuando ya no eran necesarios al interés americano en la zona.
En sus manifestaciones más extremas, como la de algunos dirigentes musulmanes, el antiamericanismo llega a equiparar a este país y su Gobierno como el Gran Satán.
Antiamericanismo en Estados Unidos
[editar]En la primeras década de la Guerra Fría funcionó en Estados Unidos un Comité de Actividades Antiamericanas dependiente del Congreso, que se dedicó a investigar la existencia de infiltrados del Partido Comunista estadounidense en la Administración pública. Fue especialmente célebre en estas labores el senador Joseph McCarthy, que dirigió los trabajos de una subcomisión del Senado en busca de espías soviéticos y que dio nombre al periodo de intensa actividad anticomunista conocido posteriormente como Mccarthismo.
Posteriormente, también se ha acusado de antiamericanismo a ciudadanos de ese país que se han opuesto a la política exterior de su gobierno, especialmente en periodos bélicos.
Notas
[editar]- ↑ a b c d Ceaser, James W. "A genealogy of Anti-Americanism", The Public Interest, Summer 2003.
- ↑ a b Grantham, Bill (Summer de 2003). «Brilliant Mischief: The French on Anti-Americanism». World Policy Journal 20 (2). Consultado el 16 de mayo de 2008.
- ↑ Meunier, Sophie (March de 2005). «Anti-Americanism in France» (PDF). Woodrow Wilson School of Public and International Affairs, Princeton University. Consultado el 18 de mayo de 2008.
- ↑ de Pauw, Cornelius. Recherches philosophiques sur les Américains ou Mémoires intéressants pour servir à l'histoire de l'espèce humaine. London, 1768.
- ↑ Raynal, Abbé Guillaume-Thomas. Histoire philosophique et politique des deux Indes. Amsterdam, 1770.
- ↑ a b O'Connor, Brendan: "A Brief History of Anti-Americanism from Cultural Criticism to Terrorism", Australasian Journal of American Studies, July 2004, pp. 77-92
- ↑ Reprinted in 2004 as Fanny Trollope (2004), Domestic Manners of the Americans, Kessinger Publishing, p. 21. ISBN 1-4191-1638-X, ISBN 978-1-4191-1638-4.
- ↑ a b c d Rubin, Judy (4 de septiembre de 2004). «The Five Stages of Anti-Americanism». Foreign Policy Research Institute. Consultado el 15 de mayo de 2008.
- ↑ David Frost and Michael Shea (1986) The Rich Tide: Men, Women, Ideas and Their Transatlantic Impact. London, Collins: 239
- ↑ David Frost and Michael Shea (1986) The Rich Tide: Men, Women, Ideas and Their Transatlantic Impact. London, Collins: 239
- ↑ a b Schama, Simon (10 de marzo de 2003). «The Unloved American». The New Yorker. Consultado el 23 de mayo de 2008.
- ↑ The Reader's Encyclopedia (1974) edited by William Rose Bennet: 556
- ↑ Staples, Brent (4 de junio de 2006). «Give Us Liberty». New York Times. Consultado el 26 de mayo de 2008.
- ↑ Hesketh Pearson (1949) Dickens: 114
Referencias
[editar]- Jean-François Revel, La obsesión antiamericana, Urano, Barcelona, 2003. Véase también el capítulo «El antiamericanismo y la revolución americana», en Ni Marx ni Jesús (1970, del mismo autor)
- Carlos Alberto Montaner, «España y el antimericanismo», 13 de junio de 2004.
- Alessandro Seregni, "El antiamericanismo español", Madrid, Síntesis, 2007. ISBN 84-9756-504-2
- Luis Español, Leyendas Negras: vida y obra de Julián Juderías (1877-1918): la leyenda negra antiamericana, Salamanca, Junta de Castilla y León: Consejería de Cultura y Turismo, 2007, ISBN 978-84-9718-444-1