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Ente[editar]

En filosofía, un ente es algo que es de alguna manera determinada, o que existe. El término «ente» es uno muy general y vago, que en la historia de la filosofía occidental se ha usado con diversos sentidos. Algunos filósofos antiguos y escolásticos llegaron a usar los términos «ente» y «ser» indistintamente. En cambio, algunos autores recientes proponen una distinción entre los conceptos de ser (el acto de ser) y de ente (el "objeto" que es), entre los que están Martin Heidegger[1]​ y Étienne Gilson.[2]

Etimología[editar]

«Ente» proviene del latín «ens», participio presente neutro del verbo «esse» («ser»). Fue introducido en la lengua filosófica como traducción del vocablo griego «ὄν» (ón), participio del verbo «εἶναι» (eînai, también «ser»). Tanto «ὄν» como «ens» se pueden traducir como «algo que es».[1]

Referencias[editar]

  1. a b Ferrater Mora, José (1964). «Ente». Diccionario de Filosofía (5a edición). Buenos Aires: Editorial Sudamericana. pp. 528-ss. 
  2. Gilson, Étienne (1979). El ser y los filósofos. Pamplona: Universidad de Navarra, s.a. ISBN 84-313-0587-8. 

De sede academiae[editar]

Salvete! In pagina dicitur academia sita esse in Villa Montis Draconis; est tamen in villa Falconeria, haud procul ab illa [https://vivariumnovum.net/en/contact]. Praeterea, sedes academiae numquam fuit villa Montis Draconis; antea enim fuit

Sustancia (filosofía)[editar]

En filosofía, la sustancia o substancia[1]​ de una cosa constituye su ser o su esencia, entendida como aquello que «subyace» o «está debajo» de las cualidades o accidentes, y que les sirve de soporte. En este sentido se supone que una característica de la sustancia es que ésta puede permanecer igual al cambiar las cualidades que soporta; por lo contrario, un cambio de la sustancia es un cambio a otra sustancia.[2]

Etimología[editar]

El vocablo sustancia proviene de la palabra latina substantia, sustantivo abstracto derivado del verbo substare, que significa «estar debajo». Originalmente se usó como traducción del griego ὑπόστασις (hypóstasis),[3]​ con el significado de «ser concreto» o «realidad», en contraposición con «ser imaginario» o bien «nombre». Después se lo pasó a emplear como traducción del término οὐσία (ousía), usado por Aristóteles para referirse al sujeto de los predicamentos en su teoría de las categorías. [2]

Historia del concepto[editar]

Filosofía antigua[editar]

Aristóteles[editar]

Aristóteles, en su tratado lógico Categorías (2a11-19) caracteriza la sustancia (ousía) de la siguiente manera:

La substancia, en el sentido más propio, primario y profundo de la palabra es aquello que ni se predica de un sujeto, ni está presente en un sujeto, por ejemplo, un hombre o un caballo individual.[4]

También en ese lugar define lo que llama sustancia segunda:

Substancia segunda es el nombre que se da a las especies en que se incluyen las cosas llamadas substancias primeras y también los géneros de esas especies.

Por otro lado, en la Metafísica, Aristóteles pone la sustancia como objeto de estudio de la ciencia del ser en cuanto ser o ente en cuanto ente (ὂν ἧ ὄν), por ser aquello a lo que se refieren en última instancia todos los sentidos del término ser: [5]

(...) el ser se dice en varios sentidos, pero refiriéndose siempre a una única naturaleza; pues se llaman seres, los unos, en cuanto sustancia, los otros en cuanto atributos de la sustancia, los otros en cuanto caminos hacia la sustancia, o corrupción o privación o cualidades, producciones o generaciones de la sustancia, o negación de alguna de estas cosas o de la sustancia (...) Por lo cual es claro que también los seres en cuanto seres, pertenecen a una sola ciencia. (Metaf., IV, I, 1003a33-b16).[6]

En la misma obra Aristóteles (Metafísica IV, 3, 1029) propone varios posibles objetos del término sustancia: la esencia de una cosa, lo universal, el género, y el sujeto. También determina dos criterios para identificar la sustancia: ésta debe ser a) el sujeto de toda predicación, y b) un objeto individual que existe por separado (de otros).[7]


De artículo "Sustancia"[editar]

Sustancia es el término acuñado por Aristóteles para referirse al sustrato básico en donde se asientan los accidentes, a aquello cuya esencia le compete ser (existir) en tanto que es algo (cosa).

Descartes denominó sustancia a todo aquello que no necesita de ninguna otra cosa para existir.

Referencias[editar]

  1. ASALE (2017). Diccionario de la lengua española (Página web). Madrid: Espasa. Consultado el 5 de noviembre de 2018. «sustancia tb. substancia.» 
  2. a b Ferrater Mora, José (1964). «Substancia». Diccionario de Filosofía (5a edición). Buenos Aires: Editorial Sudamericana. pp. 734-735. 
  3. Corominas, Joan (Marzo 1987). «Sustancia». Diccionario etimológico de la lengua castellana (3a edición). Madrid: Gredos. 
  4. Guthrie, W. K. C. (1993). «La lógica, el instrumento de la filosofía». Historia de la filosofía griega. Tovo VI. Introducción a Aristóteles. Madrid: Gredos. p. 155. 
  5. Guthrie, W. K. C.. «La substancia». op. cit. pp. 218-219. 
  6. Mondolfo, Rodolfo (1959). El pensamiento antiguo (4a edición). Buenos Aires: Losada. p. 152. 
  7. Guthrie, W. K. C.. loc. cit. p. 222. 

Edición de "Lógica"[editar]

La lógica tradicionalmente se considera una rama de la filosofía, pero desde fines del siglo XIX, su formalización simbólica ha demostrado una íntima relación con las matemáticas, y dio lugar a la lógica matemática. En el siglo XX la lógica ha pasado a ser principalmente la lógica matemática, un cálculo definido por símbolos y reglas de inferencia, lo que ha permitido su aplicación a la informática.[cita requerida]

Etimología[editar]

La palabra «lógica» deriva del griego antiguo λογική logikḗ, que significa «dotada de razón, intelectual, dialéctica, argumentativa», y que a su vez viene de λόγος (lógos), «palabra, pensamiento, idea, argumento, razón o principio».

Inferencia[editar]

El objeto de estudio tradicional de la lógica es la inferencia (así como el de la química se considera que es la materia, y el de la biología la vida). La inferencia es el proceso por el cual se derivan conclusiones a partir de premisas.[1]

La lógica investiga los fundamentos por los cuales algunas inferencias son aceptables, y otras no. Cuando una inferencia es aceptable, lo es por su estructura lógica, y no por el contenido específico del argumento o el lenguaje utilizado. Por esto se construyen sistemas formales que capturan los factores relevantes de las deducciones como aparecen en el lenguaje natural.[2]

Clases de inferencias[editar]

Tradicionalmente se distinguen tres clases de inferencias: las deducciones, las inducciones y las abducciones, aunque a veces se cuenta a la abducción como un caso especial de inducción.[3]​ La validez o no de las inducciones es asunto de la lógica inductiva y del problema de la inducción. Las deducciones, en cambio, son estudiadas por la mayor parte de la lógica contemporánea. [4]

Validez y consecuencia lógica[editar]

Un argumento es deductivamente válido cuando la conclusión es una consecuencia lógica de las premisas.[4]​ Dentro de cada sistema formal, la relación de consecuencia lógica se puede definir de manera precisa, generalmente por medio de teoría de modelos o por medio de teoría de la demostración.

Las expresiones de las que depende la validez de los argumentos se llaman constantes lógicas, y la lógica las estudia mediante sistemas formales.[5]

Así, por ejemplo, el argumento:

Está lloviendo y es de día.
Por lo tanto, está lloviendo.

es válido no por el significado de las expresiones «está lloviendo» y «es de día». Si se cambian estas expresiones por otras para que resulte el argumento:

Está nevando y hace frío.
Por lo tanto, está nevando.

se tiene que también es válido. En cambio, si se cambia la expresión «y» por «o», entonces el argumento deja de ser válido. Así, el argumento:

Está nevando o hace frío.
Por lo tanto, está nevando.

no es válido. En otras palabras, son válidos los razonamientos de la forma

A y B.
Por lo tanto, A.

donde A y B son dos proposiciones cualesquiera, y la «y» es la constante lógica de la que depende la validez del argumento. Lo contrario es cierto de un argumento de la forma:

A o B.
Por lo tanto, A.

donde «o» es la constante lógica.

Trasclusión[editar]

Sección[editar]

Muelle de Poole.

Según estimaciones para mediados de 2006, el condado no metropolitano de Dorset tenía una población de 407 217 habitantes, más otros 165 370 en Bournemouth y 137 562 en Poole, lo que significa que el condado ceremonial contaba con un total de 710 149 habitantes. Dichas cifras lo ubican en el puesto número 32 en cuanto a población entre los 48 condados ceremoniales de Inglaterra y en el mismo lugar entre los 34 condados no metropolitanos.

El 98,7 % es de raza blanca, un ejemplo extremo de la escasa diversidad étnica en las áreas rurales. El 78 % se identifica como cristiano, mientras que el 13,7 % se declara irreligiosos. Presenta la mayor proporción de residentes ancianos, una de las menores proporciones de chicos en edad escolar y el menor porcentaje de niños en edad preescolar en el país: el 27,4 % tiene más de 65 años —siendo que el promedio de Inglaterra y Gales es del 18,7 %—, el 13,1 % de la población se conforma de chicos de entre 5 y 15 años (13,6 % en Inglaterra y Gales) y el 4,5 % corresponde a niños de menos de 5 años (5,7 % en Inglaterra y Gales).[6]​ Cuenta con una de las menores tasas de natalidad (8,7 ‰) entre los 34 condados no metropolitanos (12,1 ‰ en Inglaterra y Gales)[6]​ y la tercera mayor tasa de mortalidad (12,0 ‰ en Dorset, comparado al 9,6 ‰ en Inglaterra y Gales), superado solo por East Sussex y Devon.[6]​ En 1996, hubo 1056 muertes más que nacimientos, lo que resultó en un descenso poblacional natural del 2,7 ‰; no obstante, en 1997, 7200 inmigrantes se asentaron en Dorset y en la conurbación de Poole y Bournemouth, haciendo de la tasa de crecimiento poblacional neto del condado (17,3 ‰) la segunda mayor en el país ese año, solo detrás de la de Cambridgeshire.[7][8]

Fragmento[editar]

En filosofía, un ente es algo que es de alguna manera determinada, o que existe.

Referencias[editar]

Existencia[editar]

La lógica de la existencia como predicado[editar]

En lingüística, la palabra 'existir' sirve de predicado gramatical, pero los filósofos desde siempre han discutido si el concepto de existencia es un predicado lógico. Unos sostienen que 'existir' predica algo, y que tiene el mismo sentido que frases como «es real», «tiene ser», «se encuentra en la realidad» o «está en el mundo real». Otros, en cambio, niegan esto, y arguyen que el término 'existir' es meramente un sinónimo de 'ser', y que todo enunciado que contiene el predicado 'existir' se puede reducir a un enunciado que no usa este predicado. Por ejemplo, «existe un trébol de cuatro hojas» se puede expresar también como «hay un trébol que tiene cuatro hojas», o «es un trébol de cuatro hojas».

Herbart y John Stuart Mill aceptaron la naturaleza predicativa de la existencia en frases como «un número, que es el más grande, no es posible» (Herbart) [9]​ o «un centauro es una ficción poética» (Mill).[10]

Franz Brentano consideraba que se puede juntar el concepto representado por el grupo nominal 'un A' al concepto representado por un adjetivo 'B' para dar el concepto representado por «un B-A» como grupo nominal. Pero no es una proposición con sentido de verdad o falsedad porque no implica ninguna existencia. Para poder afirmar una existencia de dicha unión habría que añadir «Es el caso de un B-A» o «No es el caso de un B-A», lo cual daría sentido de existencia y por tanto de proposición al enunciado nominal. Por ejemplo, podemos unir 'hombre' y 'sabio' para formar el concepto 'hombre sabio', pero el grupo nominal 'hombre sabio' no es una proposición lógica con sentido de verdad o falsedad. En cambio, las frases «es el caso de un hombre sabio», «no es el caso de un hombre sabio», y sobre todo «Juan es sabio», sí son proposiciones con sentido de verdad o falsedad que hablan de la existencia en el mundo. En general, toda frase en que se exprese alguna información adicional sobre la existencia de individuos que tengan dichas propiedades, en una lógica de primer orden, puede ser una proposición con sentido de verdad o falsedad que habla de la existencia en el mundo. Por ejemplo, las frases «algún hombre es sabio», «ningún hombre es sabio», «todos los hombres son sabios», «cualquier hombre es sabio» y «algún hombre no es sabio», son proposiciones tales, ya que brindan información adicional sobre la existencia de un 'hombre sabio' en los términos 'algún', 'ningún'. 'todos', y 'cualquier'.[cita requerida]

Frege desarrolló un punto de vista semejante en su obra Las Fundaciones de la Aritmética, y Charles Peirce hizo lo mismo. El punto de vista de Frege y Brentano es la base de la posición dominante en la filosofía y lógica actual. Desde dicho punto de vista, la relación entre el sujeto y el predicado de una proposición se establece como contenido de posibles variables que dan existencia o no existencia a la unión o separación de dichos sujeto y predicado.[cita requerida] Esta idea la expresó Quine con su frase: «Ser es ser el valor de variable.»[11]

En otras palabras, la existencia viene a ser un cuantificador lógico (llamado «cuantificador existencial») con el que se determina que se da al menos un caso de alguna pareja sujeto-predicado, donde el sujeto es una variable lógica cuyo dominio está establecido por el predicado.[cita requerida]

Semántica[editar]

Ha sido tema de discusión cuál sería el significado de los términos que sirven de sujetos en proposiciones verdaderas en que se niega la existencia de algo, como el término 'pegasos' en la proposición «los pegasos no existen». La cuestión radica en si tales términos se refieren a alguna realidad, en vista de que forman parte de oraciones verdaderas o que cumplen una función con efectividad. Alexius Meinong pasa por ser el filósofo que otorgaba realidad al significado de los conceptos. Para él, términos como 'Pegaso', 'Centauro', 'Coco' y Bruja, se refieren a una realidad lo mismo que 'la montaña de oro'. Dicha realidad es lo que concede sentido a los términos y permite que se pueda afirmar con verdad, por ejemplo, «La montaña de oro no existe». David Lewis, por su parte, con su doctrina del realismo modal considera que hay que diferenciar la existencia y la actualidad. Russell, que llegó a aceptar el punto de vista de Meinong, critica posteriormente esta posición en que hace existente a toda la realidad, lo cual le parece excesivo.[12]

Análisis lógico de los enunciados existenciales[editar]

Existir es tener una relación específica a la existencia - una relación, por cierto, que la existencia no tiene.
Bertrand Russell - Los Principios de la Matemática - Nueva York, W. W. Norton & Compañía, 1903, segunda edición 1937 páginas 449-450.

En algunas afirmaciones la existencia se implica sin mencionarla. La afirmación «un puente cruza el Támesis en Hammersmith» no puede tratar solamente de un puente, el Támesis y Hammersmith. Ha de ser sobre la 'existencia' también.

Por otra parte, la afirmación «un puente cruza la Laguna Estigia en Limbo» tiene la misma forma, pero mientras en el primer caso comprendemos un puente real en el mundo real hecho de piedra o ladrillo, es menos claro lo que significará la 'existencia' en el segundo caso.

Ya los nominalistas reivindicaban que ciertos grupos nominales pueden ser «eliminados» al reescribir un enunciado en una forma que tiene el mismo sentido, pero que no contiene el grupo nominal. Así Ockham sostuvo que el enunciado «Sócrates tiene sabiduría», que podría parecer que otorga la existencia de una referencia para el término 'sabiduría', puede ser reescrito como «Sócrates es sabio», que contiene sólo un referente: el del término 'Sócrates'. Este método fue aceptado generalmente en el siglo XX por la escuela analítica de filosofía. Ahora bien, este argumento puede ser invertido por los realistas, quienes argumentaban que hay un referente del término 'sabiduría', ya que que el enunciado «Sócrates es sabio» puede ser reescrito como «Sócrates tiene sabiduría».

Según la teoría de las descripciones de Bertrand Russell, el operador de negación en una frase singular tiene dos ámbitos: en la misma teoría se distingue entre proposiciones de la forma «algún S es no-P», donde la negación toma un ámbito estricto; y «no es el caso que "algún S sea P"», donde la negación toma un ámbito amplio. El problema es que tal distinción no puede mantenerse en el caso de los nombres propios. 'Sócrates no es calvo' y 'no es el caso que Sócrates sea calvo' parecen tener el mismo sentido, y ambos aparecen a afirmar o presuponer la existencia de alguien (Sócrates) que no es calvo; en ambos casos la negación toma un ámbito estricto.

Generalmente, la teoría de descripciones ha caído en descrédito, aunque ha habido intentos recientes para reanimarla por Stephen Neale y Frank Jackson.

Según la teoría de referencia directa[13]​ un nombre propio estrictamente no tiene sentido si no se refiere a un objeto concreto y existente.[14]​ El argumento de la función semántica de un nombre propio es decirnos qué objeto lleva el nombre, y entonces identificar dicho objeto. Pero no se puede identificar un objeto si éste no existe en ningún mundo determinado.

Para adaptar un argumento de Strawson: alguien señala un espacio que aparece vacío, diciendo ‘aquello es rojo’.
No comunica nada a quien no puede ver o comprender lo que está señalando.

Un nombre propio ha de tener un portador para tener sentido. Si el portador es un existente en un mundo de ficción, su existencia pertenece a ese mundo de ficción.

Variantes de la teoría de referencia directa han sido propuestas por Saul Kripke, Gareth Evans, Nathan Salmon, Scott Soames y otros.

‘Pegaso vuela’ implica la existencia en el sentido amplio, porque permite suponer que algo vuela en un mundo en el que existen los Pegasos.

Pero no implica la existencia en un sentido estricto, puesto que sin contradecir dicha proposición podemos afirmar igualmente 'Pegaso no existe' en el mundo exterior.

El mundo como conjunto de todas las cosas se divide en:

Según los dos sentidos de existencia, amplio y estricto, podríamos establecer que:

  • Las formas 'N es P', donde 'N' es un nombre propio o un objeto singular determinado, y 'Algún S es P' tienen ambas sentido amplio de existencia.
  • Las formas 'N existe' o 'Los S (o algunos S) existen' tienen existencia en sentido estricto.

El sentido común sugiere la no existencia de cosas como los personajes o lugares y mundos ficticios.


En Metafísica[editar]

Étienne Gilson considera que esencia y existencia son conceptos irreductibles. Podemos comprender el concepto de la existencia, pero no podemos aprehender la existencia misma, el acto de existir, si no es mediante la experiencia concreta de lo existente. Maritain por eso dice que es el juicio como enunciado de la experiencia lo que se enfrenta al «acto de existir», como hecho del mundo.

  1. Robert Audi (ed.). «Inference». The Cambridge Dictionary of Philosophy (en inglés) (2nd Edition). Cambridge University Press. 
  2. «formal system». Encyclopedia Britannica (en inglés). Consultado el 3 de agosto de 2009. 
  3. «inference». The Oxford Companion to Philosophy (en inglés). Oxford University Press. 2005. Consultado el 1º de agosto de 2009. 
  4. a b Beall, J. C.; Restall, Greg. «Logical Consequence». En Edward N. Zalta, ed. Stanford Encyclopedia of Philosophy (en inglés) (Summer 2009 Edition). 
  5. Otero, Carlos Peregrín (1989). Introducción a la lingüística transformacional. Siglo XXI. p. 213. ISBN 978-968-23-1541-1. 
  6. a b c «Keyfacts on Dorset - general». Dorset County Council. 2007. Consultado el 8 de abril de 2008. 
  7. «2001 Census». Office for National Statistics. 2001. Archivado desde el original el 23 de mayo de 2006. Consultado el 22 de abril de 2005. 
  8. «Dorset Count Council Facts & Figures». Dorset County Council. 2005. Archivado desde el original el 23 de mayo de 2006. Consultado el 22 de abril de 2005. 
  9. Ueberweg, Friedrich (1857). Sistema de Lógica. §68. 
  10. Mill, John Stuart (1843). Un Sistema de Lógica. I. iv. 1. p. 124. 
  11. Quine, W.V.O. (1948). On What There Is. En Review of Metaphysics. Reimprimido en Quine, From a Logical Point of View (Harvard University Press, 1953). 
  12. Russell, Bertrand (1918). La filosofía del atomismo lógico.  En Muguerza, Javier, ed. (1974). La concepción analítica de la filosofía. Madrid: Alianza Editorial. 
  13. Una versión temprana que fue propuesta por Bertrand Russell, y quizás más temprano por Gottlob Frege.
  14. Aunque sea en un propio mundo también de referencia.