Pablo Morillo

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Pablo Morillo
Información personal
Nombre de nacimiento Pablo Morillo y Morillo Ver y modificar los datos en Wikidata
Apodo El Pacificador
Nacimiento 5 de mayo de 1775 Ver y modificar los datos en Wikidata
Fuentesecas (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 27 de julio de 1837 Ver y modificar los datos en Wikidata (62 años)
Barèges (Francia) Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Española
Información profesional
Ocupación Militar Ver y modificar los datos en Wikidata
Años activo 1791-1837
Cargos ocupados
  • Capitán General de Galicia (1823)
  • Capitán General de Galicia (1832-1836) Ver y modificar los datos en Wikidata
Seudónimo El Pacificador Ver y modificar los datos en Wikidata
Lealtad EspañaBandera de España España
Rama militar Ejército de Tierra de España y Armada Española Ver y modificar los datos en Wikidata
Rango militar Mariscal
Conflictos Guerras Revolucionarias Francesas
Guerras Napoleónicas
Guerra de la Independencia española
Independencia de Colombia
Guerra de independencia de Venezuela
Primera Guerra Carlista
Distinciones
Firma

Pablo Morillo y Morillo, conde de Cartagena y marqués de La Puerta, conocido como El Pacificador (Fuentesecas, Zamora, España, 1775 - Barèges, Francia, 1837) fue un militar español. Nació el 5 de mayo de 1775, siendo bautizado dos días más tarde. Sus padres, Lorenzo Morillo y María Morillo eran campesinos.

Carrera militar en España

Se alistó con 13 años de soldado en la infantería de marina. Participó en el Sitio de Tolón, en la Batalla del Cabo de San Vicente y en la Batalla de Trafalgar, llegando a ser sargento. Durante la Guerra de la Independencia española, sobresale en la Batalla de Bailén, ascendiendo a teniente de infantería. Al comienzo de 1809 es enviado a Galicia al mando de una guerrilla, donde participará activamente contra el ocupante francés. Acepta la rendición de las fuerzas francesas en Vigo, alcanzando por ello el grado de coronel. Poco después será uno de los comandantes destacados de la victoria española en la Batalla de Puentesampayo (7-8 de junio de 1809). Fue ascendido a brigadier en 1811. En 1813 se une al ejército inglés de Arthur Wellesley, duque de Wellington, ascendiendo a mariscal de campo. Después de la Batalla de Vitoria es nombrado teniente general y su prestigio aumenta en España.

Expedición pacificadora

A finales de 1814 Morillo es designado por el rey Fernando VII como el jefe de la Expedición pacificadora destinada a Venezuela y Nueva Granada. La expedición partió de Cádiz el 15 de febrero de 1815.

La expedición fue el mayor esfuerzo que partiría de España en el curso de la contienda. Constaba de unos sesenta y cinco buques principales, de los cuales dieciocho eran de batalla incluyendo un navío de línea, el San Pedro de Alcántara, de setenta y cuatro cañones. El total de la expedición entre la marinería, servicios y de combate sumaban unos 15.000 hombres, aunque el ejército estaba formado por 10.612 hombres, organizados en seis batallones de infantería, dos regimientos de caballería, dos compañías de artilleros, un escuadrón a caballo, y un piquete de ingenieros militares, además de pertrechos y víveres.

Luego de tocar tierra el 3 de abril en Puerto Santo, cerca de Carúpano en el oriente de Venezuela, y entrevistarse con el brigadier Morales, se reembarca con 3.000 hombres para anclar en Pampatar el 7 de abril en la isla de Margarita, último foco patriota venezolano que se rinde con poca oposición. Posteriormente se dirige al Virreinato de Nueva Granada, conquistando primero la formidable plaza fortificada de Cartagena de Indias, lo que le vale el título de Conde de Cartagena (ver Asedio de Cartagena de 1815).

Tras recuperar la Nueva Granada, Morillo regresa a Venezuela en 1817 preocupado por el recrudecimiento de la guerra, pues Bolívar, Piar, Páez y otros jefes venezolanos reactivan su movimiento tras la partida del ejército pacificador a Nueva Granada. Pablo Morillo quedaba conmocionado por las acciones del antiguo gobernador de Margarita, al que había perdonado de la sentencia de muerte, y que pasaba a cuchillo la guarnición española. Su lugarteniente Miguel de la Torre no logra frenar la invasión de Guyana en 1817. En 1818, Bolívar avanza hacia Caracas tras derrotar a Morillo en Calabozo y llega hasta los Valles de Aragua con lo que amenaza tanto a Valencia como a Caracas. La rapida concentración del ejército español y su superioridad en infantería favorecen el contraataque de Morillo quien asegura ambas ciudades con la victoria obtenida en la Batalla de Semén. Su dirección desde la primera línea de batalla le vale una herida de lanza en el estómago y su victoria el título de Marqués de La Puerta. Más tarde Bolívar ocupaba la ciudad de Santa Fe de Bogotá, en Nueva Granada en agosto de 1819. Morillo recibe instrucciones de España para firmar un armisticio con los insurgentes,y se entrevista en Santa Ana de Trujillo el 27 de noviembre de 1820 firmando el Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra lo que da fin al periodo de "Guerra a Muerte" empezado en Venezuela en 1812 y caracterizado por el irrespeto a la vida y derechos de los de los vencidos y de las represalías contra los civiles que apoyaran al bando contrario.

Guerra a Muerte

En el año 1813 bajo el amparo del congreso de Nueva Granada se dieron la Declaración de Cartagena y el Decreto de Guerra a Muerte que dieron lugar a toda una serie de delitos que deliberadamente se cebaron en la sangre española. Bajo este estado de terror jacobino algunos dirigentes de la insurrección adquirieron renombre y otros realizaron de su mano las acciones. Pero "todos pues sin la menor excepción merecieron la clase de muerte que les fue impuesta por los tribunales". "A pesar de la justicia con que el general Morillo sancionó estas sentencias es bien seguro que fueron éstos los momentos mas dolorosos de su vida, sus sentimientos de humanidad eran bien conocidos, su horror al derramamiento de sangre fuera del campo de batalla lo tenia bien acreditado en repetidas ocasiones".[1]

La represión de Morillo contra la revolución americana se centró en los criollos cabezas del movimiento independentista, y se llegó a pensar que del movimiento no iba a quedar nada, pues buena parte de sus ideologos revolucionarios fueron encarcelados, dispersos o pasados por las armas. Además se expropiaron propiedades y bienes, se quemaron en público sus obras y proclamas y hasta retratos. Algunas de las ejecuciones fueron señaladas, como la de Camilo Torres, antiguo presidente de la confederación, fusilado y decapitado y exhibida su cabeza durante varios días a la entrada de Bogotá, en el barrio de San Victorino, bajo el escarmiento de aves de rapiña devorando su cuerpo.[2]

Entre los insurrectos fusilados el 28 de octubre de 1816 esta el científico neogranadino y declarado revolucionario D.Francisco José de Caldas, cuya pena despertó gran descontento entre la sociedad neogranadina, aunque los hechos finalmente probaron su total implicación en la insurrección, bajo los crímenes de la la Guerra a Muerte declarada por los líderes revolucionarios, y aunque no hay fundamento se afirma que Morillo exclamó: "España no necesita de sabios"[3]​ de manera que hizo cumplir la sentencia condenatoria sin indultar a sus ideólogos.[4]​ El fusilamiento de este y otros intelectuales llevó a la cancelación de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada.[5]​ Las más de seis mil láminas de la Expedición, fueron depositadas en 105 cajones[6]​ y embarcadas con destino a Madrid. El reclamo por parte de España, las salvó de ser consumidas por el fuego, como ocurrió con gacetas, libros y discursos catalogados como herejía.[7]

En la pacificación de Costa Firme el estricto cumplimiento por parte de Morillo de la legislación y de las resoluciones de los tribunales de justicia, tanto en la Nueva Granada como Venezuela, alejó también a muchos caudillos y huestes realistas, veteranos combatientes de Boves y participantes de la Guerra Muerte, que no vieron satisfechas sus expectativas y por el contrario tuvieron que someterse a las ordenanzas militares venidas con el ejército pacificador. Por otro lado el estado policial extraordinario instaurado debilitó aún más la ya maltrecha administración colonial, lo que distanció más a la aristocracia criolla, que se veía obligada además a mantener un ejército en campaña bajo una junta de secuestros, aunque a pesar de ello Morillo siempre sufrió de carencias y oposición.

Regreso a España

Finalmente Pablo Morillo consigue su retiro, solicitado en 16 ocasiones anteriormente, de la Capitanía General de Venezuela, y regresa a España, tras dejar el mando al general Miguel de la Torre en diciembre de 1820. Morillo perteneciente al bando constitucional tras la caída del trienio liberal en 1823, busca refugio en Francia. En 1832 se hace cargo de la Capitanía General de Galicia y participa en la Primera Guerra Carlista luchando en contra de los partidarios absolutistas de Carlos María Isidro de Borbón. No llega a ver el final de esta guerra, ya que muere el 27 de julio de 1837 a los sesenta y dos años, dejando a su viuda sin bienes y con cinco hijos menores.

Inicialmente fue enterrado en el cementerio de Luz-Saint Sauveur en París, hasta que por mediación del gobierno constitucional de la reina Isabel II fue trasladado al cementerio de San Isidro de Madrid el 8 de agosto de 1843, donde desde entonces reposan sus restos.

Precedido por:

Juan Manuel Cajigal

Gobernador y Capitán General de Venezuela
14 de agosto de 1814 - 4 de julio de 1816
Sucedido por:

Salvador de Moxó

Véase también

Referencias

  1. Historia de la revolucion hispanoamericana.Mariano Torrente
  2. Ibáñez, Pedro María. "Crónicas de Bogotá", tomo 2. Bogotá, Biblioteca Luis Ángel Arango - Banco de la República, 2004
  3. Sin embargo la Academia Nacional de la Historia de Colombia afirma que esa frase se atribuye a Pascual Enrile, pero igualmente tampoco de modo auténtico, ya que fue traída por un escritor patriota. Se trata además de la misma forma como al científico Antoine Lavoisier lo envió al patíbulo un juez de la revolución francesa con la siguiente frase: “La república no necesita sabios“ acusado de criticar la obra de Jean-Paul Marat.[1]
  4. Biografía de Francisco José de Caldas
  5. Sin la frustración de un destino
  6. «Puig-Samper». 
  7. LA CASA DE LA FLORA EN BOGOTÁ