Joseph Alois Schumpeter

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Joseph Alois Schumpeter
Información personal
Nombre en alemán Joseph Schumpeter Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento 8 de febrero de 1883 Ver y modificar los datos en Wikidata
Třešť (Imperio austrohúngaro) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 8 de enero de 1950 Ver y modificar los datos en Wikidata
Salisbury (Estados Unidos) o Connecticut (Estados Unidos) Ver y modificar los datos en Wikidata
Causa de muerte Paro cardiorrespiratorio Ver y modificar los datos en Wikidata
Sepultura Salisbury Cemetery Ver y modificar los datos en Wikidata
Residencia  Austria
Nacionalidad Austro-estadounidense
Lengua materna Alemán Ver y modificar los datos en Wikidata
Familia
Cónyuge Elizabeth Boody (1937-1950) Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Educación doctor en Filosofía Ver y modificar los datos en Wikidata
Educado en
Supervisor doctoral Eugen von Böhm-Bawerk y Friedrich von Wieser Ver y modificar los datos en Wikidata
Alumno de Eugen von Böhm-Bawerk Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Economista, catedrático, coleccionista de libros, antropólogo, jurista y politólogo Ver y modificar los datos en Wikidata
Área Economía Ver y modificar los datos en Wikidata
Cargos ocupados Ministro de Finanzas de Austria (1919) Ver y modificar los datos en Wikidata
Empleador
Estudiantes doctorales Paul Samuelson, James Tobin, Paul Sweezy, Anne P. Carter y Paul McCracken Ver y modificar los datos en Wikidata
Alumnos Nicholas Georgescu-Roegen Ver y modificar los datos en Wikidata
Obras notables Capitalismo, socialismo y democracia Ver y modificar los datos en Wikidata
Miembro de
Distinciones
  • Miembro de la Econometric Society (1933) Ver y modificar los datos en Wikidata

Joseph Alois Schumpeter (Trest, Moravia, 8 de febrero de 1883 - Taconic, Salisbury, 8 de enero de 1950)[1]​ fue un destacado economista austro-estadounidense, ministro de Finanzas en Austria (1919-1920) y profesor de la Universidad de Harvard desde 1932 hasta su muerte.

Destacó por sus investigaciones sobre el ciclo económico y por sus teorías sobre la importancia vital del empresario, subrayando su papel en la innovación que determinan el aumento y la disminución de la prosperidad. Popularizó el concepto de destrucción creativa como forma de describir el proceso de transformación que acompaña a las innovaciones. Predijo la desintegración sociopolítica del capitalismo, que, según él, se destruiría debido a su propio éxito.[2][3]

Vida y obra

Nació en 1883 en Trest (Moravia, en la actualidad perteneciente a la República Checa) y estudió en la Universidad de Viena. Fue pupilo de Friedrich von Wieser. Enseñó Economía durante años en las universidades de Viena, Czernowitz (actual Chernovtsi, Ucrania), Graz y Bonn a partir de 1909. Se radicó en Estados Unidos en 1932. Allí fue profesor de la Universidad de Harvard desde 1932 hasta su fallecimiento en 1950.

Su principal aporte es la concepción cíclica e irregular del desarrollo capitalista, elaborada en 1911 en su Theorie der wirtschaftlichen Entwicklung ('Teoría del desarrollo económico') mientras daba clases en Czernowitz (actual Chernivtsi, en Ucrania). En ella recoge su teoría del “espíritu emprendedor” (Unternehmergeist), propio de los emprendedores, que crean innovaciones técnicas y financieras en un medio competitivo en el que deben asumir continuos riesgos y recibir beneficios que no siempre se mantienen en el tiempo. Todos estos elementos intervienen en el crecimiento económico irregular.

Después de ser Ministro de Economía de Austria tras la Primera Guerra Mundial, cesado, y de dirigir el Banco Biederman, pasó a ocupar varias cátedras universitarias, entre las que está Harvard. En este último período de docencia completó tres libros más: Business Cycles (1939), Capitalism, Socialism and Democracy (1942) y su History of Economic Analysis (publicado de manera póstuma en 1954). En los dos primeros se centró en su teoría del “espíritu emprendedor”, desarrollándola en un ámbito más global e integrándola en una teoría cíclica de los negocios, y en la evolución socio-económica del capitalismo contemporáneo.

Schumpeter murió en su casa de Taconic, Connecticut, a la edad de 66, la noche del 7 de enero de 1950.[4]

Se casó tres veces.[5]​ Su primera esposa fue Gladys Ricarde Seaver, una inglesa casi 12 años mayor que él (casado 1907, separados 1913, divorciado 1925). El padrino de su boda fue su amigo y jurista austriaco Hans Kelsen. Su segunda era Anna Reisinger, veinte años más joven que él y la hija de la portera de la vivienda en la que creció. Se casaron en 1925, pero un año después de su matrimonio, ella murió en el parto. La pérdida de su esposa y su hijo recién nacido se produjo sólo semanas después de que la madre de Schumpeter había muerto. En 1937, Schumpeter se casó con la historiadora de la economía estadounidense Elizabeth Boody, quien le ayudó a popularizar su obra y editó lo que se convirtió en su obra magna, la publicada póstumamente Historia del Análisis Económico.[6]

Teoría general del capitalismo

La obra de Schumpeter, desde su Teoría del desarrollo económico publicada de 1911 en adelante, encuentra su punto de arranque y cobra sentido a partir de una forma dinámica de concebir el sistema capitalista que contrasta con los modelos de la economía neoclásica tradicional que transforman en parámetros o constantes todos los datos fundamentales del sistema económico. Para Schumpeter:

"El capitalismo [...] es por naturaleza una forma o método de cambio económico, y no solo nunca es sino que nunca puede ser estacionario."
J. Schumpeter[7]

Por ello, su aspiración fue crear una teoría que pudiese explicar el funcionamiento de esta "forma o método de cambio económico" que en tan corto lapso ha revolucionado tan profundamente la existencia humana. Se trataba, en otras palabras, de comprender el fundamento de lo que Schumpeter acostumbraba denominar "el ventarrón de la destrucción creativa" mediante el cual el capitalismo revoluciona constantemente sus propias condiciones de existencia.

La teoría de Schumpeter parte de una distinción fundamental entre diferentes tipos de cambio económico. Por una parte, están los cambios exógenos, causados por factores sociales o políticos, por la otra, los de carácter endógeno, que surgen de la misma dinámica económica del sistema capitalista. Son solo estos últimos los que para Schumpeter constituyen el desarrollo económico propiamente tal:

"entendemos por «desarrollo» solamente los cambios de la vida económica que no hayan sido impuestos a ella desde el exterior, sino que tengan un origen interno. Si resulta que no existen tales alteraciones procedentes de la esfera económica [...] afirmaremos que no existe desarrollo económico".
J. Schumpeter[8]

Es sólo de este "desarrollo económico", de este proceso endógeno a la esfera económica, que la teoría de Schumpeter trata.

Otra distinción importante es la que establece entre crecimiento y desarrollo económico: "Tampoco se llamará aquí proceso de desarrollo el mero crecimiento de la economía [...]. Pues éste no representa fenómenos cualitativamente diferentes."[9]

Schumpeter no está por lo tanto interesado, aún reconociendo su importancia, en el crecimiento dentro de un marco dado en lo referente a la tecnología, los modelos organizativos o las preferencias imperantes. Su atención se dirige, en cambio, hacia el proceso de crecimiento que se relaciona con la introducción de novedades cualitativas que alteran radicalmente el funcionamiento mismo del sistema:

“El desarrollo, en nuestro sentido, es un fenómeno característico totalmente diferente a lo que puede ser observado en la corriente circular o en la tendencia al equilibrio. Es un cambio espontáneo y discontinuo en los cauces de la corriente, alteraciones del equilibrio que desplazan para siempre el estado de equilibrio existente con anterioridad. Nuestra teoría del desarrollo no es sino el estudio de este fenómeno y los procesos que le acompañan.”
J.Schumpeter[10]

Según Schumpeter, el simple proceso de incremento o crecimiento acumulativo bien puede ser explicado dentro del marco de la teoría neoclásica tradicional. Sin embargo, según su parecer no es este tipo de crecimiento —un crecimiento sostenido y regular de carácter aditivo— el que distingue y constituye la verdadera naturaleza del capitalismo. Por su esencia, el capitalismo es discontinuidad, alteración, novedad, reducción constante de todos los parámetros a variables. Por ello, nuestro autor considera la construcción teórica neoclásica como insuficiente o incluso, en ciertos casos, desorientadora. Schumpeter sostiene, por ejemplo, que muchos de los supuestos básicos de la estructura neoclásica son tan ajenos al capitalismo real que terminan por oscurecer su verdadero funcionamiento, en particular en cuanto proceso de transformación o destrucción creativa.

El capitalismo real está caracterizado por procesos que imposibilitan constantemente la competencia perfecta, basada, entre otras cosas, en la transparencia del sistema, es decir, en la información gratuita e inmediata, y en el libre ingreso a todas las esferas productivas. Estos hechos son por cierto reconocidos en la teoría neoclásica, pero son tratados como imperfecciones que afectan negativamente la eficacia del sistema de precios y, con ello, a la eficiencia de la distribución de los recursos productivos. Para Schumpeter, por el contrario, no se trata de imperfecciones que conducirán a un uso no óptimo de los recursos sino del motor mismo que propulsa el excepcional progreso tecnológico-productivo que distingue al sistema capitalista. Debatiendo la crítica que desde el punto de vista de una economía de competencia perfecta se le ha hecho a las grandes empresas Schumpeter saca la siguiente conclusión devastadora para el pensamiento económico tradicional:

“La introducción de nuevos métodos de producción y de nuevas mercancías difícilmente podría concebirse en una situación de competencia perfecta —y perfectamente inmediata— desde el comienzo. Y esto quiere decir que la mayor parte de lo que llamamos progreso económico es incompatible con ella [...]. A este respecto, la competencia perfecta no solo es imposible sino inferior y no tiene ningún derecho de ser puesta como un modelo de eficiencia ideal.”
J. Schumpeter[11]

Para Schumpeter el desarrollo o progreso económico es totalmente dependiente de la posibilidad de establecer posiciones temporales de monopolio y recibir, durante un tiempo, lo que él llama “cuasi rentas” o “rentas cuasi monopólicas". Estas rentas son cuasi monopólicas ya que se parte del supuesto de que la posición de monopolio es sólo temporal y se perderá a consecuencia de la difusión de los conocimientos, de la desaparición de la eventual protección legal de las invenciones, etcétera. Estas rentas o "beneficios del emprendedor" son las únicas que Schumpeter define como "ganancia" y deben ser claramente diferenciadas de las remuneraciones normales de los factores productivos. En un sistema en equilibrio, es decir, en lo que Schumpeter llama Kreislauf ("flujo o corriente circular"), no existe la ganancia. Ella surge únicamente gracias a las actividades "desestabilizadoras" de los emprendedores, mediante las cuales éstos consiguen abaratar decisivamente sus costos de producción o introducir nuevas mercancías. Dichas actividades son definidas por Schumpeter según el concepto de innovación y abarcan nuevos productos, nuevos métodos, nuevas formas de organización empresarial, nuevos mercados y nuevas fuentes de materia prima.[12]​ Sin esos beneficios sería imposible ese tipo de desarrollo que tanto interesa a Schumpeter y que caracteriza la evolución misma del capitalismo:

"Sin desarrollo no hay ganancia y sin ésta no hay desarrollo. Debemos añadir, además, que para el sistema capitalista sin ganancia no habría acumulación de riqueza. Al menos no existiría el gran fenómeno social que tenemos a la vista; éste es indudablemente una consecuencia del desarrollo y sobre todo de la ganancia."
J. Schumpeter[13]

Los emprendedores

La posibilidad de generar ganancias, que pueden llegar a ser excepcionalmente grandes, es el señuelo que atrae a la actividad económica a un tipo particular de individuos. La acción de estos individuos está regida por lo que Schumpeter llamó “espíritu emprendedor” (Unternehmergeist), es decir, por la voluntad de transformar las condiciones existentes, de superar obstáculos y romper con las rutinas, de ir contra la corriente y crear cosas nuevas. Estos individuos que se atreven a lanzarse a lo desconocido, estos héroes de la era capitalista, son los famosos emprendedores (entrepreneurs) Schumpeterianos.

Los emprendedores no son en sí mismos capitalistas ni gerentes —en el sentido de administradores ordinarios de una empresa— ni tampoco técnicos, sino hombres que actuando intuitivamente —lo hacen en una típica situación de incertidumbre, sin todas las cartas en la mano— llevan a la práctica nuevas posibilidades económicas: “... la función de los emprendedores es la de reformar o revolucionar las formas de producir poniendo en uso una invención o, más en general, una posibilidad tecnológica aún no probada de producir una mercancía nueva o de producir una ya conocida en una forma nueva: abriendo una nueva fuente de abastecimiento de materias primas o un nuevo mercado, reorganizando la empresa, etcétera. Actuar con confianza más allá del horizonte de lo conocido y vencer la resistencia del medio requiere aptitudes que solo están presentes en una pequeña fracción de la población y que definen tanto el tipo como la función del emprendedor.”[14]

La teoría del emprendedor de Schumpeter[15]​ subraya diversos aspectos psicológicos y niega, aunque parezca contradictorio con lo anteriormente dicho, que la conducta del empresario pueda ser entendida como una acción cuyo motivo último sea la ganancia misma, el simple deseo de acumular dinero o riqueza. Obtener grandes ganancias no es sino la manera de establecer y comprobar el éxito de la acción creadora del emprendedor. Para Schumpeter, el caso del emprendedor no es sino una forma específica del fenómeno del liderazgo en general y debe ser estudiado en ese marco y no en un contexto estrictamente económico. Esta es, por cierto, una parte sumamente debatida de la teoría de Schumpeter. Entre sus críticos más acerbos están los que, inspirados en Marx, ven el desarrollo del capitalismo como un proceso impersonal, donde los individuos cuentan poco y el empresario solo actúa como "la personificación de categorías económicas", como una máscara del capital, portador de una lógica que se impone independientemente de las subjetividades individuales.

El empresario schumpeteriano es, desde el punto de vista de la racionalidad económico-capitalista, una figura escasamente racional. Este personaje, que se acerca mucho más a la figura de un caballero andante medieval que a la de un gerente moderno, es concebido, empero, como la fuerza motriz del surgimiento de la "civilización capitalista". Es el impulso fundamental para su surgimiento, pero no pertenece en verdad a esa civilización. Schumpeter, influido por Max Weber, define la civilización capitalista como "racionalista y antiheroica", poco compatible por lo tanto con un personaje tan romántico como el que el empresario representa.

El futuro del capitalismo

La supuesta existencia de esta singular contradicción entre el espíritu calculador del capitalismo desarrollado y la actitud caballeresca de los empresarios es fundamental para comprender el decidido pesimismo de Schumpeter acerca de las posibilidades de supervivencia del capitalismo en el largo plazo.[16]​ R. Heilbroner ha resumido el problema o dilema de Schumpeter de la siguiente manera:

“…el capitalismo tenía todo el brillo y la emoción de un torneo caballeresco. Pero justamente en ello residía el problema. Los torneos requieren un ambiente suficientemente romántico, y en la atmósfera aburrida, prosaica y calculadora que los mismos jefes de empresa cultivaban no podía sobrevivir el viejo espíritu precursor del capitalismo. Para Schumpeter el capitalismo podía conservar su fuerza solo en la medida en que los capitalistas se comportaran como precursores y caballeros andantes [...] Y ese tipo se estaba extinguiendo. Peor aún, estaba siendo aniquilado por la civilización que él mismo había creado."
R. Heilbroner[17]

No es por su fracaso sino por su éxito que el capitalismo estaría amenazando la existencia de su propia fuerza motriz. La actitud aventurera, osada y visionaria que fue necesaria para crear una riqueza material nunca antes vista terminaría así por hacerse superflua una vez alcanzado ese nivel de riqueza. En su última obra importante, Capitalismo, socialismo y democracia, escrita a comienzos de los años cuarenta, planteó así el problema:

“Esta función social está ya hoy en día perdiendo su importancia. [..,] la innovación en sí misma está siendo reducida a una rutina. El progreso tecnológico se está convirtiendo cada vez más en un asunto de grupos de especialistas que producen lo que se les pide y realizan su trabajo de manera predecible. El romanticismo de las antiguas aventuras comerciales está rápidamente desapareciendo [...] Así, el progreso económico se hace despersonalizado y automatizado. La acción de los individuos tiende a ser remplazada por el trabajo de comités y departamentos.”
J. Schumpeter[18]

Este fue, sin duda, uno de los pronósticos más cuestionables del gran economista austro-húngaro, que lo llevó incluso a postular la caducidad de su propia teoría sobre el desarrollo capitalista.[19]​ Su pesimismo reflejaba la tendencia rutinaria y jerárquica de aquellas grandes corporaciones estadounidenses que dentro de algunas décadas serían golpeadas por el vendaval de destrucción creativa creado por las nuevas camadas de emprendedores de la época de las tecnologías de la información y la microelectrónica.

Teoría de los ciclos económicos

La concepción del capitalismo como un sistema generador de cambios cualitativos no es una característica privativa del pensamiento de Schumpeter. En ese sentido, Schumpeter no hace sino repetir, por distintos que sean sus argumentos, ideas ya clásicas. Lo que más distingue su pensamiento es la idea de que el desarrollo o transformación económica propia del capitalismo no está distribuida de manera pareja a lo largo del tiempo. A su parecer, lo propio del desarrollo económico capitalista es su ritmo disparejo, su forma discontinua y ondulatoria, tanto en el corto como en el largo plazo. Esta es la parte de la teoría schumpeteriana que ha sido la más debatida y la más influyente. Es sobre todo esta parte de las ideas de Schumpeter la que define al moderno schumpeterianismo como tal. Se trata de la teoría del ciclo económico en general y de las ondas largas o ciclos de Kondrátiev en particular.

La explicación dada por Schumpeter a esta especial ritmicidad del sistema capitalista parte lógicamente de su teoría del emprendedor y las innovaciones. Si es cierto que la acción innovadora del emprendedor explica el desarrollo económico en general, entonces es pertinente buscar la explicación de sus irregularidades en la distribución dispareja en el tiempo de la actividad emprendedora y por lo tanto innovadora. Y esto es precisamente lo que Schumpeter hace. Su explicación es la siguiente: "¿Por qué no procede el desarrollo económico, en nuestro sentido, con la misma regularidad con que crecen los árboles, sino a saltos? ¿Por qué presenta esas alzas y bajas características? [...] exclusivamente por no distribuirse igualmente en el tiempo las nuevas combinaciones, como podría suponerse por los principios generales de la probabilidad, sino que en caso de aparecer lo hacen de manera discontinua, en grupos o bandadas."[20]​ El problema a resolver es entonces la razón o motivo de esta discontinuidad en la distribución temporal de la actividad innovadora. Este punto, que es clave para la teoría schumpeteriana de los ciclos económicos, es "resuelto" con una simplicidad que no deja de sorprender: "¿Por qué no aparecen continuamente los emprendedores, o sea individualmente, en cada intervalo escogido apropiadamente, sino en grupos? Exclusivamente por el hecho de que la aparición de uno o más emprendedores facilita la de otros, y éstos a su vez la de los nuevos grupos, cada vez en mayor número."[21]

La simplicidad e insuficiencia de la respuesta de Schumpeter no deja de sorprender en cuanto que ya desde la aparición de la edición alemana de la Teoría del desarrollo económico se le había hecho presente la ausencia de una explicación real de la aparición en grupos o bandadas de los emprendedores (sin entrar a discutir la realidad empírica de esta afirmación). Decir que se forma una bandada de empresarios porque aparecen uno o varios precursores que abren el camino no es sino desplazar el problema. Algunos años después de la muerte de Schumpeter Vernon Ruttan pudo comprobar que, a pesar de la amplia producción de Schumpeter desde 1911 en adelante, seguía existiendo un vacío importante en su construcción teórica:“Ni en Business Cycles ni en los otros trabajos de Schumpeter existe nada que pueda ser identificado como una teoría de la innovación. El ciclo económico es en Schumpeter una consecuencia directa de la aparición en bandadas de las innovaciones. Pero no se proporciona ninguna explicación real acerca de por qué las innovaciones aparecen en grupos (clusters) o por qué estos grupos poseen ese tipo particular de periodicidad que Schumpeter identifica como ciclos de Kitchin (40 meses), Juglar (10 años) y Kondratiev (60 años).”[22]

El punto anterior es central ya que para Schumpeter, tal como lo sugiere Ruttan, tanto la existencia como la periodicidad del ciclo económico están regidas por la ritmicidad del proceso innovador. Según Schumpeter esta ritmicidad opera de la siguiente manera general. Uno o varios precursores abren el camino, luego, por medio del "efecto de imitación" recién descrito y surgen más y más empresarios. Se forman así "bandadas de emprendedores" o, lo que es lo mismo en la práctica, de innovaciones. La situación de equilibrio, el flujo circular, da entonces paso a un fuerte movimiento ascendente. La bandada de innovaciones da origen a amplias fuentes de ganancias. El auge produce una lucha cada vez más dura por el crédito, los medios de producción y la mano de obra. Los precios suben y los márgenes de supervivencia económica se reducen para muchos. Las empresas antiguas, dominadas por la rutina, se ven obligadas a transformarse o a desaparecer. Por fin los empresarios schumpeterianos salen con la victoria pero sólo para descubrir que su triunfo ha sido sólo "aparente". Lo que antes había sido una innovación se ha transformado ahora en lo habitual; pasa a formar parte del nuevo sentido común tecnológico, organizativo y comercial. La difusión de los nuevos métodos, la producción en masa de las nuevas mercancías, el acceso generalizado a las nuevas fuentes de materias primas y a los nuevos mercados, y la reorganización de la mayoría de las empresas hacen que la situación nuevamente se "normalice". La ganancia desaparece y los empresarios schumpeterianos, los innovadores, se transforman en jefes normales de empresa, en administradores de un territorio ya conquistado. El sistema (o la rama industrial) entra así en un nuevo periodo de equilibrio o depresión como Schumpeter también lo llama en su Teoría del desarrollo económico: "...la aparición en grupos [de las innovaciones] exige un proceso especial y característico de absorción, de incorporación de las nuevas cosas y de adaptación a ellas por parte del sistema económico; un proceso de liquidación o, como yo acostumbraba decir antes, un proceso de aproximación a una nueva situación estática. Ese proceso es la esencia de las depresiones periódicas que pueden, por tanto, ser definidas desde nuestro punto de vista como la lucha del sistema económico por alcanzar una nueva posición de equilibrio, o su adaptación a los datos alterados por la perturbación producida por la expansión."[23]

Schumpeter distingue tres tipos de ciclos económicos, siendo el más importante el que surge de las innovaciones que transforman los fundamentos mismos del sistema económico. Esas innovaciones "de primer grado" dan origen a ondas largas de desarrollo, que duran entre 45 y 60 años. Estas ondas o ciclos comprenden una fase ascendente o periodo de disrupción creativa y una "descendente" o dominio de la tendencia al equilibrio. Estas fases principales pueden, aunque ello no es estrictamente necesario desde un punto de vista teórico, ser completadas por una fase de aguda depresión o crisis y otra de restablecimiento o recuperación. Estas ondas largas ascendentes en forma de S fueron llamadas por Schumpeter ciclos de Kondratiev o simplemente Kondratiev, en honor al economista ruso N. D. Kondratiev (1892-1938), quien fue el primero que trató de probar empíricamente la existencia de estas ondas. Es pertinente detenerse un poco en este punto ya que mucho de la controversia acerca de las ideas de Schumpeter ha girado en torno de la existencia de sus ciclos y en particular de los Kondratiev. Lo que aquí quisiéramos poner en claro es el estatuto teórico de los ciclos y su relación con el núcleo del argumento de Schumpeter. Tal como él mismo lo ha destacado con energía, la elección de su esquema de tres ciclos es una cuestión de conveniencia, una simplificación de una realidad mucho más compleja que teóricamente admite infinitos ciclos y rehúye la expectativa de una periodicidad exacta. Se puede citar Business Cycles, que es la obra capital de Schumpeter al respecto, para dilucidar este aspecto: "Para nuestro propósito, así como para muchos otros, sería muy inconveniente dejar las cosas en el punto anterior y tratar de trabajar con un número indefinido de ciclos o tipos de ciclos [...] Por lo tanto, decidimos ahora, para los propósitos generales de este volumen, contentarnos con tres clases de ciclos que llamaremos simplemente Kondratiev, Juglar y Kitchin [...] Esta elección recién hecha de tres clases de ciclos no tiene ninguna virtud especial. Cinco podría ser tal vez mejor, pero después de algo de experimentación el autor ha llegado a la conclusión de que el mejoramiento en la descripción así obtenido no compensaría el aumento de las dificultades. En particular no se puede destacar con suficiente fuerza que el esquema de tres ciclos no se deduce de nuestro modelo —si bien la multiplicidad de ciclos sí lo hace— y que el aceptarlo u objetarlo ni le quita ni le agrega nada al valor de nuestra idea fundamental.”[24]

Las innovaciones que según Schumpeter dan origen a las ondas largas de desarrollo económico han sido también llamadas por él, para acentuar su enorme trascendencia, revoluciones industriales. Así, cada onda larga se compone de una "revolución industrial y de la absorción de sus efectos. Por ejemplo, podemos observar empírica e históricamente el surgimiento de una de esas ondas largas hacia fines de la década de 1780, su culminación alrededor de 1800, su caída y luego una cierta suerte de recuperación que finaliza a comienzos de la década de 1840. Esa fue la Revolución Industrial tan querida por los autores de manuales. Pisándole los talones vino sin embargo otra de estas revoluciones, produciendo otra onda larga que surge en los cuarenta, culmina justo antes de 1857 y desaparece hacia 1897, para ser seguida a su turno por la que alcanzó su cénit cerca de 1911 y que ahora está en camino de desaparecer."[25]

La Escuela Schumpeteriana

Si algo puede hoy en día ser llamado "escuela schumpeteriana" es entonces al grupo de economistas e historiadores económicos que trabajan a partir de la idea de que el desarrollo capitalista se caracteriza por la recurrencia de ciclos estructurales de largo plazo u ondas largas cuya existencia está relacionada con cambios tecnológicos fundamentales. Este tipo de análisis ha cobrado especial fuerza a partir de la crisis de los años 1970 que puso fin al largo periodo de excepcional crecimiento económico que siguió a la segunda Guerra Mundial. Durante ese tiempo reinó una atmósfera de un optimismo tal que no quedó mucho espacio para una teoría que, como la de Schumpeter, hablara del advenimiento necesario de tiempos menos brillantes. Se creó la ilusión de que la manipulación macroeconómica de inspiración keynesiana había hecho del problema de las depresiones y las crisis un problema del pasado. Sin embargo, los años setenta mostraron lo que valían las ilusiones y reivindicaron a Schumpeter. Exactamente 45 años después del crac de 1929, en 1974, se inició una nueva fase de amplias convulsiones y tendencias recesivas. Después de ello los discípulos de Schumpeter no han tenido dificultad en encontrar oídos receptivos para sus argumentos acerca de las ondas largas. Esta receptividad se ha visto notablemente incrementada en los años recientes, marcados por la gran crisis internacional que se inicia en 2007-2008.

Entre los schumpeterianos más destacados se puede nombrar a Christopher Freeman (1921-2010), Giovanni Dosi, John Clark, Carlota Pérez y Luc Soete, todos ellos relacionados de una forma u otra con la Universidad de Sussex en Gran Bretaña. En Alemania se puede nombrar a Gerhard Mensch, en Holanda a Jacob J. van Duijn y en Suecia a Erik Dahmén (1916-2005) y Lennart Schön. En Estados Unidos destacan Richard Nelson y Sidney Winter. Yoshihiro Kogane es uno de sus exponentes más conocidos en Japón. Ernest Mandel (1923-1995) fue su más destacado representante entre los marxistas.

Gran parte de los esfuerzos de los discípulos de Schumpeter, tal como antes los del mismo Kondratiev, han estado orientados a probar empíricamente la existencia de las ondas largas y a precisar su evolución exacta.[26]​ Estos intentos no pueden ser considerados como concluyentes, si bien han incrementado la plausibilidad y con ello el valor heurístico de esta manera de entender y ordenar la historia del capitalismo moderno.

Más allá de los intentos por demostrar la existencia empírica de las ondas largas, los "schumpeterianos" se han abocado preferentemente a dos problemas: El primero es el referente a tratar de comprender mejor el surgimiento, el carácter y el papel de las innovaciones, en especial en relación con los ciclos de Kondratiev. El segundo es el de investigar las relaciones entre las ondas largas de desarrollo tecnológico económico y el movimiento del resto de la estructura social.

Obras

  • Über die matematische Methode der theoretischen Ökonomie, 1906, ZfVSV
  • Das Rentenprinzip in der Verteilungslehre, 1907, Schmollers Jahrbuch
  • Wesen und Hauptinhalt der theoretischen Nationalökonomie (transl. The Nature and Essence of Theoretical Economics), 1908.
  • On the Concept of Social Value, 1909, QJE
  • Wie studiert man Sozialwissenschaft, 1910 (transl. by J.Z. Muller, How to Study Social Science, Society, 2003)
  • Marie Esprit Leon Walras, 1910, ZfVSV.
  • Über das Wesen der Wirtschaftskrisen, 1910, ZfVSV
  • Theorie der wirtschaftlichen Entwicklung (transl. The Theory of Economic Development: An inquiry into profits, capital, credit, interest and the business cycle), 1911.
  • Economic Doctrine and Method: An historical sketch, 1914.
  • Das wissenschaftliche Lebenswerk Eugen von Böhm-Bawerks, 1914, ZfVSV.
  • Vergangenkeit und Zukunft der Sozialwissenschaft, 1915.
  • The Crisis of the Tax State, 1918.
  • The Sociology of Imperialism, 1919, Archiv für Sozialwissenschaft und Sozialpolitik
  • Max Weber's Work, 1920, Der österreichische Volkswirt
  • Carl Menger, 1921, ZfVSV.
  • The Explanation of the Business Cycle, 1927, Económica
  • Social Classes in an Ethnically Homogeneous Environment, 1927, Archiv für Sozialwissenschaft und Sozialpolitik.
  • The Instability of Capitalism, 1928, EJ
  • Das deutsche Finanzproblem, 1928.
  • Mitchell's Business Cycles, 1930, QJE
  • The Present World Depression: A tentative diagnosis, 1931, AER.
  • The Common Sense of Econometrics, 1933, Econometrica
  • Depressions: Can we learn from past experience?, 1934, in Economics of the Recovery Program
  • The Nature and Necessity of a Price System, 1934, Economic Reconstruction.
  • Review of Robinson's "Economics of Imperfect Competition", 1934, JPE
  • The Analysis of Economic Change, 1935, REStat.
  • Professor Taussig on Wages and Capital, 1936, Explorations in Economics.
  • Review of Keynes's "General Theory", 1936, JASA
  • Business Cycles: A theoretical, historical and statistical analysis of the Capitalist process, 1939.
  • The Influence of Protective Tariffs on the Industrial Development of the United States, 1940, Proceedings of AAPS
  • Alfred Marshall's "Principles": A semi-centennial appraisal, 1941, AER.
  • Frank William Taussig, 1941, QJE.
  • Capitalism, Socialism and Democracy, 1942.
  • Capitalism in the Postwar World, 1943, Postwar Economic Problems.
  • John Maynard Keynes, 1946, AER.
  • The Future of Private Enterprise in the Face of Modern Socialistic Tendencies, 1946, Comment sauvegarder l'entreprise privée
  • Rudimentary Mathematics for Economists and Statisticians, with W.L.Crum, 1946.
  • Capitalism, 1946, Encyclopaedia Britannica.
  • The Decade of the Twenties, 1946, AER
  • The Creative Response in Economic History, 1947, JEH
  • Theoretical Problems of Economic Growth, 1947, JEH
  • Irving Fisher's Econometrics, 1948, Econometrica.
  • There is Still Time to Stop Inflation, 1948, Nation's Business.
  • Science and Ideology, 1949, AER.
  • Vilfredo Pareto, 1949, QJE.
  • Economic Theory and Entrepreneurial History, 1949, Change and the Entrepreneur
  • The Communist Manifesto in Sociology and Economics, 1949, JPE
  • English Economists and the State-Managed Economy, 1949, JPE
  • The Historical Approach to the Analysis of Business Cycles, 1949, NBER Conference on Business Cycle Research.
  • Wesley Clair Mitchell, 1950, QJE.
  • March into Socialism, 1950, AER.
  • Ten Great Economists: From Marx to Keynes, 1951.
  • Imperialism and Social Classes, 1951 (reprints of 1919, 1927)
  • Essays on Economic Topics, 1951.
  • Review of the Troops, 1951, QJE.
  • History of Economic Analysis, (published posthumously, ed. Elisabeth Boody Schumpeter), 1954.
  • American Institutions and Economic Progress, 1983, Zeitschrift fur die gesamte Staatswissenschaft
  • The Meaning of Rationality in the Social Sciences, 1984, Zeitschrift fur die gesamte Staatswissenschaft
  • Money and Currency, 1991, Social Research.
  • Economics and Sociology of Capitalism, 1991.
Ediciones en español

Notas y Referencias

  1. Liberty Fund, Inc. (8 de octubre de 2007). «Joseph Alois Schumpeter: Biography». Econlib.org. Consultado el 21 de septiembre de 2010. 
  2. George Viksnins. Professor of Economics. Georgetown University. Economic Systems in Historical Perspective. http://books.google.com/books?id=e78cAAAACAAJ&dq=george+viksnins&source=gbs_book_other_versions_r&cad=2
  3. Schumpeter#s Diary as quoted in "Prophet of Innovation" by Thomas McCraw. pp. 4. ver http://books.google.com/books?id=wBXQOuQ73vwC&pg=PP1&dq=seph+Schumpeter:+Scholar,+Teacher,+Politician&ei=ra6FS4PhE4KUMsuSsJEM&cd=1#v=onepage&q=horseman&f=false
  4. Giersch, H. (1984). «The Age of Schumpeter». The American Economic Review 74 (2): 103-109. JSTOR 1816338. 
  5. Geoffrey Hawthorn, "Schumpeter the Superior"
  6. Joseph A. Schumpeter. A Theory of Social and Economic Evolution (Andersen, E.S., 2011)
  7. J. Schumpeter (1966), Capitalism, Socialism and Democracy, London: Unwin University Books, p. 82.
  8. J. Schumpeter (1978), Teoría del desenvolvimiento económico, México: FCE, p. 74. En este y otros pasajes se ha alterado la traducción remplazando la palabra desenvolvimiento por desarrollo, que es la forma usual de verter al castellano la palabra alemana Entwicklung.
  9. Ibid.
  10. Ibid., p. 75.
  11. J. Schumpeter (1966), ibid., pp. 105-106.
  12. No debe confundirse innovación con invención. Lo primero implica la introducción de una novedad en la esfera económica, lo segundo una novedad en el plano de la técnica o de la ciencia. La innovación, como bien lo apuntó Schumpeter en Business Cycles, "es posible sin nada que pueda ser identificado como una invención y la invención no conduce necesariamente a una innovación". Un poco más adelante, en la misma obra, encontramos la siguiente definición del concepto de innovación: "Si en vez de alterar la cantidad de los factores alteramos la forma de la función tenemos una innovación [...] definiremos la innovación simplemente como la creación de una nueva función de producción." J. Schumpeter (1939), Business Cycles, Nueva York: McGraw-Hill, Vol. I, pp. 84 y 87-88.
  13. J. Schumpeter (1978), ibid., p. 159.
  14. J. Schumpeter (1966), ibid., p. 132.
  15. J. Schumpeter (1978), ibid., pp. 84-103, y (1966), ibid., capítulo III:C.
  16. . Schumpeter (1966), ibid. Un ejemplo representativo es la frase con la que abre la segunda parte de este libro: "¿Puede sobrevivir el capitalismo? No, yo no pienso que pueda hacerlo." Ibid., p. 61.
  17. R. Heilbroner (1967), Utopister och samhällsomdanare, Stockholm: Natur och kultur, p. 281.
  18. J. Schumpeter (1966), ibid., pp. 132-33.
  19. La idea de la caducidad de su teoría se encuentra en varios pasajes de sus obras. Un ejemplo, tomado del prólogo a la edición española de 1941 de su Teoría del desarrollo económico es el siguiente: "Se me ha dicho con frecuencia que mi esquema analítico se refiere sólo a una época histórica que está rápidamente llegando a su fin. Y en esto estoy de acuerdo." J. Schumpeter (1978), ibid., p. 10.
  20. J. Schumpeter (1978), ibid., p. 224.
  21. Ibid., p. 228. La misma idea se repite, aún más lacónicamente, en Business Cycles, Vol. I, p. 131.
  22. V. Ruttan, “Usher and Schumpeter on Invention, Innovation and Technological Change”, The Quarterly Journal o¡ Economics, vol. LXXIII, 1959, p. 599.
  23. J. Schumpeter, Teoría.... op. cít., p. 231. Notemos que la terminología de Schumpeter para designar las fases del ciclo cambia en su Teoría..., op. cit., y Business Cydes. En esta última obra Schumpeter adecúa su terminología a la ya en boga entre la mayoría de los economistas y habla así de recesión y depresión en vez de depresión y crisis.
  24. J. Schumpeter, Business Cycles. op. cit., pp. 169-170.
  25. Schumpeter, Capitalism..., op. cit., pp. 57-68. En Business Cycles encontramos la misma periodización pero conceptos un poco diversos: "Históricamente el primer Kondratiev cubierto por nuestro material abarca la Revolución industrial, incluyendo su largo proceso de absorción. Lo fechamos desde la década de los ochenta del siglo XVIII hasta 1842. El segundo comprende lo que ha sido llamado la edad del vapor y del acero. Se extiende entre 1842 y 1897. Y el tercero, el Kondratiev de la electricidad, la química y los motores, lo fechamos de 1898 en adelante." Ibid., p. 170.
  26. Dos de los mejores trabajos a este respecto son J. J. van Duijn, The Long Wave in Economic Life, Londres: George Alien & Unwin, 1983, y C. Pérez, Revoluciones tecnológicas y capital financiero. México: Siglo XXI Editores, 2004.

Bibliografía

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