Hiperinflación argentina de 1989 y 1990

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La hiperinflación argentina de 1989 fueron dos estallidos hiperinflacionarios separados sucedidos en Argentina en 1989. El primero, sucedido en el primer semestre, influyó fuertemente en la derrota electoral y posterior renuncia del presidente Raúl Alfonsín. El segundo, sucedido en el segundo semestre, durante la presidencia de Carlos Menem, influyó fuertemente en la renuncia del ministro de Economía Néstor Rapanelli y provocó el fin del Plan Bunge y Born.

Con la devaluación del Austral, miles de personas pasaron hacia la pobreza: la hiperinflación devoró salarios, generó revueltas, saqueos y llevó al adelantamiento del traspaso del poder luego de las elecciones de 1989, en las que resultó electo el peronista Carlos Menem. La hiperinflación provocó un aumento en el porcentaje de personas viviendo en la pobreza del 25% a comienzos de 1989, al récord histórico de 47,3 % en octubre del mismo año.[1][2]

«La hiperinflación abrió un surco profundo en la mentalidad colectiva: angustia, impotencia y búsqueda desesperada de soluciones que alivianaran tan pesada carga».[3]

Evolución de la pobreza durante el gobierno de Alfonsín.

Antecedentes

La situación económica y social en la que Alfonsín asumió el gobierno era realmente desfavorable, interna y externamente. En 1982 estallaba la crisis de la deuda latinoamericana, ante la moratoria de México y la negativa de los acreedores a refinanciar préstamos, así como la exigencia de que la deuda se cancelara con los activos de los Estados deudores. Durante el Proceso de Reorganización Nacional la deuda externa argentina había pasado de 7.875 millones de dólares al finalizar 1975, a 45.087 millones de dólares al finalizar 1983.[4]​ Por otro lado el retraso salarial y la pobreza, que había aumentado del 5% en 1975 al 37% en 1982 (datos para el Gran Buenos Aires),[5]​ anticipaban grandes presiones sociales.

Plan Austral

En febrero de 1985 Alfonsín reemplazó a Grinspun por Juan Vital Sourrouille con el fin de implementar una política económica que atacara frontalmente la inflación. El 14 de junio Alfonsín y Sourrouille anunciaron por televisión la puesta en marcha del Plan Austral, por el que se creaba una nueva moneda, el Austral. El Plan Austral funcionó bien durante los primeros años, en octubre la tasa de inflación mensual fue del 2%, una tasa inusualmente baja desde 1975.

En 1987 la inflación comenzó a ascender y los precios relativos de cada sector comenzaron a verse afectados, situación que se vio agravada por la gran caída de los precios de los productos argentinos de exportación (40% en el período).[6]​ El gobierno anunció entonces una flexibilización de las estrictas normas de congelación de precios establecidas un año atrás que no dio gran resultado. El programa terminó cuando hacia 1988 un rebrote inflacionario forzó a crear un nuevo programa, conocido como «Plan Primavera», que no lograría evitar la escalada de precios.

El Plan Primavera duró poco. Los operadores cambiarios lo rechazaron, no generó confianza y adicionalmente a comienzos de 1989, el Banco Mundial suspendió su ayuda a la Argentina. En abril de 1988, Argentina entró en moratoria del pago de su deuda externa. El 5 de febrero, el ministro Juan Vital Sourrouille, el presidente del Banco Central, José Luis Machinea, y el secretario de Hacienda del Ministerio de Economía, Mario Brodersohn, resolvieron aplicar cambios en la política económica. Para ello dispusieron decretar un feriado bancario por 48 horas. Ante los rumores de inestabilidad, se inició una corrida masiva hacia el dólar. La inflación, que en febrero de 1989 era del 9,6% mensual, alcanzó 78,4% en mayo. [7]

En abril fue nombrado, por decreto, presidente del Banco Central de la República Argentina por el presidente radical Raúl Alfonsín, el actual diputado Javier González Fraga su política al frente del Banco Central llevó a la Hiperinflación argentina de 1989.[8]​durante su gestión se desató la hiperinflación de 1989/90, que tuvo implicancias económicas porque afectó a todo el sistema productivo y sociales, deterioró las condiciones de vida de los sectores más vulnerables de la comunidad; alto endeudamiento externo e interno, estancamiento, escasa inversión en bienes de capital e infraestructura y un grave desequilibrio fiscal. La perdida del valor de la moneda.[9]​sumado a a la perdida del valor de la moneda Austral, llevada cabo por el Banco Central en 1989, el dólar subió el 2.038% [10]

Referencias

  1. INDEC.gov.ar (Instituto Nacional de Estadística y Censos, datos para el Gran Buenos Aires).
  2. «La Argentina, a 20 años de la hiperinflación», artículo en el diario La Nación.
  3. «A contramano del mundo», artículo en el diario Página/12 (Buenos Aires) del 18 de septiembre de 2004.
  4. Banco Central, Memoria 1985, pág. 147
  5. Instituto Nacional de Estadísticas y Censos [1]
  6. Gerchunoff et al, pág. 416.
  7. Gerchunoff et al, pág. 4121.
  8. http://www.infobae.com/2013/12/04/1528492-el-economista-gonzalez-fraga-cuestiono-el-dolar-turista-y-pidio-liberar-el-cambio-financiero
  9. La hiperinflación de 1989/90 Aportes y reflexiones sobre un episodio que marcó la historia argentina,Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales ISSN: 0075-7411
  10. La hiperinflación de 1989/90 Aportes y reflexiones sobre un episodio que marcó la historia argentina,Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales ISSN: 0075-7411 p 34

Véase también