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Diferencia entre revisiones de «Guerra de Vietnam»

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La '''Guerra de Vietnam''',<ref>se puede escribir en minúsculas pues nunca fue declarada como tal, véase [[Guerra de Vietnam# note-nam|referencia anterior]]</ref> llamada también Segunda Guerra de Indochina, fue un conflicto bélico que enfrentó entre [[1958]] y [[1975]] a los estados de Vietnam del sur, apoyados por el [[intervencionismo]] de la Doctrina Truman de los [[Estados Unidos]], hasta su retirada en [[1973]], y Vietnam del norte, apoyado por el [[bloque comunista]], en el contexto general de la guerra fría.
La '''Guerra de Vietnam''',<ref>se puede fumar en pipa pues nunca fue declarada como tal, véase [[Guerra de Vietnam# note-nam|referencia anterior]]</ref> llamada también Segunda Guerra de Indochina, fue un conflicto bélico que enfrentó entre [[1958]] y [[1975]] a los estados de Vietnam del sur, apoyados por el [[intervencionismo]] de la Doctrina Truman de los [[Estados Unidos]], hasta su retirada en [[1973]], y Vietnam del norte, apoyado por el [[bloque comunista]], en el contexto general de la guerra fría.
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Guerra de vietnam
la Guerra Fría
Parte de Guerra Fría


Con nuestra potencia de fuego pudimos destruir cualquier ejército del mundo. Aquí la empleamos contra los árboles y la maleza. Un miembro del ejército de Estados Unidos.

Estos bosques y montañas son nuestra tierra natal, nuestra arma. Un dirigente comunista.[1]

Fecha 1958-1975
Lugar Vietnam, Laos, Camboya
Resultado Victoria de Vietnam del Norte. Derrota de la coalición y reunificación de Vietnam.
Beligerantes
Bandera de Vietnam del Sur Vietnam del Sur,
Bandera de Estados Unidos Estados Unidos,
Bandera de Tailandia Tailandia,
Bandera de Australia Australia,
Bandera de Corea del Sur Corea del Sur,
Bandera de Filipinas Filipinas,
Bandera de Nueva Zelanda Nueva Zelanda
Bandera de Vietnam Vietnam del Norte,
Frente Nacional de Liberación de Vietnam,
Bandera de la República Popular China República Popular China,
Bandera de Corea del Norte Corea del Norte,
Bandera de la Unión SoviéticaUnión Soviética,
Bandera de Camboya Camboya
Bajas
Bandera de Vietnam del Sur 230.000 muertos,
300.000 heridos
Bandera de Estados Unidos 58.209 muertos,
153.303 heridos
Bandera de Corea del Sur 5.000 muertos,
11.000 heridos
Bandera de Australia 520 muertos,
2.398 heridos
600.000 muertos,
600.000 heridos
Bandera de la República Popular China 1.100 muertos,
4.200 heridos
Bandera de Tailandia 153.303 muertos,
11.568 heridos
Guerra de vietnam subsidy period

La Guerra de Vietnam,[2]​ llamada también Segunda Guerra de Indochina, fue un conflicto bélico que enfrentó entre 1958 y 1975 a los estados de Vietnam del sur, apoyados por el intervencionismo de la Doctrina Truman de los Estados Unidos, hasta su retirada en 1973, y Vietnam del norte, apoyado por el bloque comunista, en el contexto general de la guerra fría.

Las facciones en el conflicto fueron, por un lado la República Democrática de Vietnam con el apoyo de movimientos guerrilleros norvietnamitas como el Viet Cong o Frente de Liberación Nacional :(NLF, por sus siglas en inglés) y de suministros soviéticos y chinos. Por el otro lado, la República de Vietnam con el apoyo militar y logístico de los Estados Unidos. En ayuda de los estadounidenses también participaron tropas de combate de Australia, Corea del Sur, Filipinas, Nueva Zelanda y Tailandia. Otros países como Alemania, Irán, Marruecos, Reino Unido y Suiza contribuyeron con suministros materiales y equipamiento médico. Contingentes testimoniales en apoyo de los EE.UU. fueron enviados por Taiwán y España, que movilizó a un reducido grupo de médicos militares en misión sanitaria.[3]

La guerra se distinguió por transcurrir sin la formación de las tradicionales líneas de frente, salvo las que se establecían alrededor de los perímetros de las bases o campos militares, de manera que las operaciones se sucedieron en zonas no delimitadas, proliferando las misiones de guerra de guerrillas o de "búsqueda y destrucción", junto con acciones de sabotaje en las retaguardias de las áreas urbanas, el uso de la fuerza aérea para bombardeos masivos y el empleo extensivo de agentes y armas químicas, constituyendo estas últimas operaciones violaciones de diversas convenciones internacionales de guerra que prohíben la utilización de armas químicas y biológicas.

La cobertura del conflicto realizada por los medios de comunicación permitió la denuncia de las frecuentes violaciones y abusos de los derechos humanos cometidos por los dos bandos, pero autores como Luciano Garibaldi afirman que atraían mucho más la atención las perpetradas por Estados Unidos[4]​, alimentando así la creciente oposición de la opinión pública occidental hacia la intervención estadounidense.

Ante la contestación y división de la sociedad estadounidense, los acuerdos de paz de París en 1973 supusieron la retirada de las tropas estadounidenses y el cese de su intervención directa, pero no lograron poner fin al conflicto. Este prosiguió hasta que, en 1975, tras la toma de Saigón, se forzó la rendición incondicional de las tropas sudvietnamitas y la unificación del país, bajo el control del gobierno comunista de Vietnam del Norte, con el nombre de la República Socialista de Vietnam, el 2 de julio de 1976.

La guerra habría causado la muerte, según el gobierno de Hanói, de entre 2 y 5,7 millones de personas,[5]​ la mayoría de ellas civiles, y graves daños medioambientales.

Para los EE.U.U., el conflicto resultó ser la confrontación más larga en la que se han visto envueltos. Surgió el sentimiento de derrota o “Síndrome de Vietnam” en muchos ciudadanos, lo que se vio reflejado en el mundo cultural y la industria cinematográfica, así como en un repliegue de la política exterior hasta la elección de Ronald Reagan en 1980.[6]


Terminología

La guerra de Vietnam parece haberse convertido en una guerra de siglas para los historiadores que han estudiado este conflicto. El ejército de Vietnam del sur se denomina ARVN (En inglés, Army of the Republic of Vietnam). El ejército de Vietnam del Norte se abrevia con el acrónimo, EVN (Ejército de Vietnam del Norte). A la guerrilla comunista que luchaba en el sur de Vietnam se le catalogaba como Viet Cong (vietnamita comunista). El Viet Minh era el ejército nacionalista que luchaba contra el colonialismo francés en Indochina.

Origen de Vietnam

La Historia de Vietnam comenzó hace 2700 años. Sucesivas dinastías de origen chino dominaron Vietnam desde el 111 antes de Cristo hasta 938 después de Cristo, año en el que los vietnamitas consiguen su independencia. Vietnam permaneció como un estado que pagaba tributos a China durante siglos pero consiguió repeler las numerosas invasiones chinas, así como las tres incursiones mongolas entre 1255 y 1285. El rey vietnamita Trần Nhân Tông utilizó sus dotes diplomáticas para alcanzar un acuerdo de paz. Vietnam accedió a pagar tributos a China para evitar más enfrentamientos. Este periodo de relativa independencia finalizó a mediados del siglo XIX cuando el país fue colonizado por el imperio francés. Durante la Segunda Guerra Mundial, el imperio nipón expulsó a los franceses para ocupar la península de Indochina, aunque retuvieron a los administradores franceses para que mantuvieran el engranaje de la colonia. Tras la guerra, Francia deseó restablecer su mandato colonial pero fracasó en el intento. La conferencia de Ginebra separó el país en dos mitades con la promesa de que se celebrarían elecciones democráticas para reunificar el país.


Preliminares

Estados Unidos ya estaba en Indochina décadas antes de comenzar su intervención directa en el conflicto. En la imagen, helicópteros UH-1D recogen soldados del 2º batallón de 14º regimiento de infantería estadounidense durante la operación "Wahiawa" , noroeste de Cu Chi, 1966. US Archive.

Pese a que colecciones como Nam, Crónica de la guerra de Vietnam comienzan a tratar el tema en profundidad desde el 8 de marzo de 1965, cuando los marines desembarcaron en la base Đà Nẵng, otros autores, como es el caso Peter Arnett, vienen a unirla con la Guerra de Indochina en un sólo conflicto; este último autor lo llama La guerra de los 10 000 días.[7]

En la Guerra de Indochina los comunistas del Viet Minh lucharon contra el colonialismo francés. Pero no debe considerarse que la metrópoli combatía en solitario contra todo el pueblo vietnamita; los nacionalistas apoyaron durante todo el conflicto a los franceses, incluso en la angustiosa Batalla de Dien Bien Phu, donde estaban cercadas las mejores tropas francesas y se consideraba casi imposible levantar el asedio, siempre salían voluntarios vietnamitas dispuestos a saltar en paracaídas sobre la posición.[8]

Al principio de aquel conflicto Estados Unidos ayudó a Francia con el 20% de los gastos, aproximadamente. Al terminar ya contribuía con el 80% del esfuerzo bélico y llegó a ofrecer a los franceses dos armas nucleares, que éstos rechazaron por no considerarlas útiles.[8]​ Pese a no prestarles todo el apoyo solicitado por los colonizadores, el presidente Eisenhower envió asesores y ayuda, especialmente aérea. Así, un tercio del material llevado a Dien Bien Phu formaba parte de la ayuda estadounidense.[9]

Tras la derrota francesa y los acuerdos obtenidos en la Conferencia de Ginebra de 1954, el apoyo estadounidense al régimen de Ngo Dinh Diem en Vietnam del Sur continuó, lo mismo que la oposición casi total de la administración estadounidense a la unión de las dos naciones llamadas Vietnam.[7]​ Por su parte, Vietnam del Norte continuó recibiendo ayuda de China y en mucha menor medida de la URSS. En un principio la ayuda militar recaía principalmente en la primera nación, especialmente con armas ligeras y portátiles; pero al mismo tiempo con este tipo de envíos Pekín trataba de marcar las líneas maestras que debían seguir los vietnamitas, como comenta María Teresa Largo.[9]

Vietnam se reunifica

Aunque en los acuerdos de Ginebra se aprobaba la independencia de Camboya, Laos, Vietnam del Norte y Vietnam del Sur se incluyó una cláusula por la cual se celebraría un referéndum en 1958 para decidir si los dos Vietnam seguían por separado o se reunificarían.

Pero antes de que dicho referéndum se llevara a cabo, Ngo Dinh Diem dio un golpe de estado y anuló los comicios. Al mismo tiempo la escasa entidad de Vietnam del Sur como país y la enorme corrupción existente en el gobierno, provocó que el régimen de Ngo Dinh Diem se hiciese tremendamente impopular. Ante esta situación ocurrieron dos acciones paralelas, pero complementarias:

  • Comienzo de la presión de Vietnam del Norte sobre el Sur en forma de entrega de suministros y armas a los opositores al régimen pro occidental.
  • Lenta creación de un movimiento de resistencia contra el régimen dictatorial del presidente Diem denominado Frente Nacional de Liberación de Vietnam, más conocido como Vietcong. El Vietcong comenzó la lucha en 1960 para lograr la caída del régimen de Saigón y la reunificación del país. Su táctica consistía en la guerra de guerrillas que tantos éxitos les trajo en el conflicto anterior.

Al Vietcong le resultaba muy fácil conseguir voluntarios para terminar con un gobierno incompetente, represivo y corrupto. Un aldeano que se unió a ellos declaró que cuando llegaba el cobrador de impuestos exigía a los habitantes del pueblo los tributos y cuando se marchaba prácticamente no les quedaba nada;[1]​ además el Vietcong contaba con buen número de veteranos del Viet Minh que habían derrotado a los franceses una década antes, aunque la mayoría de aquellos veteranos fueron repatriados al norte tras la Guerra de Indochina.[9]

El presidente Diem murió en 1963 en un golpe de estado, patrocinado por la administración estadounidense de John Fitzgerald Kennedy a quien no le convenía apoyar a un general católico dentro de un país con otra mayoría religiosa; escenas como la que dio la vuelta al mundo de un monje budista sentado en una calle y cubierto por las llamas por el ritual bonzo, para protestar contra la guerra, marcaba las diferencias religiosas entre los dirigentes y su pueblo. Diem, a pesar de su mano dura era el único jefe de estado capaz de controlar la agresión de las guerrillas. Diem fue sustituido por el débil y falto de voluntad Nguyen Van Thieu.

De nuevo en guerra

Mientras en Vietnam del Norte la cancelación del referéndum no constituyó un escollo insalvable. Su presidente Ho Chi Minh, Vo Nguyen Giap como ministro de Defensa y el politburó, consideraron la independencia de Francia como un paso más de su estrategia a largo plazo. Según esta estrategia la reunificación del país por votación o por la fuerza sería el siguiente paso, e incluso más aún con la posterior dominación de toda Indochina (viejo sueño vietnamita desde la Edad Media).[1]

Los combates por parte de los guerrilleros del Vietcong comenzaron pronto ayudados por los comunistas del norte en forma de envíos de munición, armas, víveres y otros enseres por ruta marítima. También se realizaron algunos envíos por tierra en lo que después fue la famosa Ruta Ho Chi Minh; pero inicialmente los hombres del sur llevaron la iniciativa ayudados desde el mar.

Por su parte el ARVN, el Ejército de Vietnam del Sur, resultaba muy ineficaz luchando en su propio país. El armamento poco adecuado, los escasos pilotos de helicópteros nativos y especialmente la gran corrupción e ineptitud de sus mandos (la mayoría colocados por compromisos políticos entre familias con una escasa cualificación militar y aún más escaso valor) hacían que los soldados del sur se arriesgasen lo imprescindible; incluso viendo luchar a sus compañeros a escasas decenas de metros, no tuvieran confianza en sus mandos y no siguieran las mínimas obligaciones de un soldado. Como ejemplo valga el testimonio de un estadounidense que se asombraba al verlos hacer guardia con una radio a todo volumen.

A pesar de los puntos a favor de los insurgentes, las victorias y la dominación masiva de territorio se dieron cuando llegaron los hombres del norte (como se les ha llamado algunas veces a los soldados del EVN[1]​), porque pese a lo que pueda parecer, no todos los vietnamitas del sur veían con buenos ojos a los comunistas. Tampoco el Vietcong confiaba mucho en sus aliados, y éstos no terminaban de vencer su resistencia a obedecer las órdenes dadas desde Hanoi.

Por estas razones el régimen del Sur no se desmoronó; pero cada vez cedía más territorio. En 1965, año de la intervención directa de Estados Unidos, aproximadamente el 60 % del país estaba en poder del Vietcong y no había expectativas de un cambio en la tendencia porque la iniciativa en los combates la llevaban los guerrilleros y los soldados del Norte.

Estados Unidos y la Teoría del dominó

Los avances del comunismo preocupaban a Estados Unidos desde casi el fin de la Segunda Guerra Mundial. Países como Malasia, Indonesia o Filipinas habían estado muy cerca de caer del lado comunista; ya lo habían hecho China, Vietnam del Norte, Birmania, Cuba y todas las naciones europeas bajo la ocupación soviética.

Estados Unidos temía quedar rodeada de una constelación comunista de la que Vietnam sería una pieza más de una cadena. Era la teoría del dominó.

A las razones políticas de geoestrategia se unen los intereses económicos de las empresas estadounidenses en esa región. Ya en la época del presidente Eisenhower, se le había instado al apoyo de los franceses para mantener bajo control las explotaciones de caucho, tungsteno, estaño (todos ellos materias primas estratégicas) además del famoso arroz y opio vietnamita, por las que Vietnam era considerada La Joya de Asia.

Esta fue la razón por la que Kennedy continuó con las ayudas al régimen del Sur y el envío de asesores (hasta llegar a unos 60.000). En la década de los 50, Estados Unidos ya había ayudado económicamente a otras naciones y había comenzado la Carrera espacial para conseguir que países como Indonesia no cambiaran de bando.[10]​ El caso indonesio fue un éxito y la posibilidad de repetirlo se consideraba posible.

Al principio los asesores estadounidenses estaban allí para instruir al Ejército de Vietnam del Sur en tácticas, mantenimiento de aviones y helicópteros, formación de una defensa irregular en las Tierras Altas Centrales y otras funciones auxiliares; pero no tenían permiso para intervenir en los combates y mucho menos para preparar acciones contra los guerrilleros; aunque se rumorea que más de una vez se saltaron esta prohibición en la que sería, quizá, la primera de una larga lista de violaciones jurídicas e ilegalidades que harían famosa esta guerra.[1]​ En julio de 1959 el comandante Dale Buis y el sargento Chester Ovnard fueron los primeros estadounidenses muertos en Vietnam durante los ataques a la base de Bien Hoa.

El comienzo

Retrato oficial del presidente Lyndon B. Johnson en enero de 1969, el principal impulsor de la guerra en Vietnam.

A lo largo de la década de los 60 los asesores estadounidenses habían sido atacados en varias ocasiones e incluso existen rumores de que participaron en operaciones de búsqueda y destrucción junto a los vietnamitas o de forma individual; pero fue en agosto de 1964 cuando dos destructores que navegaban en el Golfo de Tonkín informaron haber sido atacados dos veces por lanchas vietnamitas, en la segunda ocasión llegaron a decir que les fueron lanzados decenas de torpedos. Este hecho fue desmentido más tarde. El presidente Lyndon B. Johnson decidió actuar con todo el poder de que disponía.

Después del incidente el propio presidente Johnson comentó que los tripulantes de los buques habían confundido a los vietnamitas con una bandada de peces voladores y actualmente es difícil, por no decir imposible, encontrar expertos que no consideren lo de Tonkin un error provocado por las condiciones meteorológicas; pero resultó la excusa definitiva de Johnson para solicitar al Congreso aprobar la Resolución del Golfo de Tonkín. Esta resolución conferiría plenos poderes para que los asesores presentes en Vietnam realizaran operaciones fuera del recinto de sus bases, además de poder incrementar la presencia militar en ese país. A estos factores debe añadirse el de ser campaña electoral en Estados Unidos y necesitar Johnson mostrar una imagen de fuerza ante el comunismo que le permitiese ganar votos, incluso su rival tuvo que apoyar la petición.

El Congreso aprobó la Resolución solicitada por el Presidente unos días después de los mencionados ataques. Entonces el gobierno de los Estados Unidos tenía lo que se calificó como el camisón de la abuela, donde debajo cabe todo. A principios de marzo de 1965 desembarcaron en la base de Da Nang los 3.500 marines que se unirían a los 22.500 asesores que ya servían en Vietnam.

Pese a lo que pudiera parecer por la marcha que tomaron posteriormente los acontecimientos, el primer contingente de marines fue muy bien recibido por los habitantes de Da Nang, con guirnaldas de flores y bailes. Al mismo tiempo, en Estados Unidos, el apoyo popular rondaba el 60% de la población; pese a que las protestas en contra y las denuncias al descaradamente clasista sistema de reclutamiento comenzaron muy pronto.

Tampoco debe pensarse que Estados Unidos entró en guerra contra ninguna nación desde el punto de vista del Derecho Internacional. No hubo declaración de guerra ni tampoco una invasión de Vietnam del Sur que este país no hubiera solicitado. Estos motivos hacen que siempre deba escribirse guerra de Vietnam con minúsculas; pues nunca fue reconocida como tal. Este punto hacía imposible imponer una censura de prensa como en cualquier otra contienda hasta la fecha. Por estas características particulares los periodistas pudieron lanzarse a la caza de historias, cosa que resultó más difícil en otros conflictos posteriores, caso de las dos guerras del Golfo Pérsico.

Miembros del Equipo Uno del SEAL en una operación por el río Bassac, al sur de Saigón.
Soldados estadounidenses en busca de vietcongs.

Al igual que buena parte de la población estadounidense y parte de la vietnamita en el año 1965 la mayoría de los medios de comunicación estaban a favor de la intervención.[1]​ Fue después cuando la actitud de los periodistas comenzó a cambiar. Con motivo de los matanzas que pudieron mostrar el movimiento pacifista hablaba con conocimientos de causa, el cambio de actitud de varios políticos, como el propio McNamara, y el horror de una guerra de guerrillas fueron invirtiendo la actitud de los periodistas hacia el conflicto de Vietnam y siendo esta, la falta de apoyo popular, una de las causas de la derrota. Otros autores, entre los que destaca el propio Ejército de Estados Unidos, prefieren concretar que fueron las restricciones impuestas por los políticos a los militares, a consecuencia de la presión mediática entre otras, las que contribuyeron decididamente a la derrota.[1]

Estados Unidos quería dejar claro que había llegado al sudeste asiático para quedarse y, en segundo lugar, deseaba desplegar su enorme potencia de fuego con la que aniquilar a su enemigo en poco tiempo.

Para lograr el primer objetivo los envíos de más soldados no cesaron en varios años y a finales de 1965 ya eran más de 100.000 los efectivos destinados a Vietnam. En la parte presupuestaria el primer año de conflicto Estados Unidos destinó 1.000 millones de dólares en ayuda, gracias a esta riada económica los suministros alcanzaron la cifra de casi 10 millones de toneladas al mes. Además Estados Unidos siempre se ha enorgullecido de abastecer bien a sus soldados con uniformes limpios cuando no podían bañarse, regalos de casa e incluso periódicos.[11]​ Los militares llegaban incluso a garantizar al menos una comida caliente al día para todos sus hombres, llevadas en tarrinas de aluminio en helicóptero, aunque a veces la variedad creaba algo de desorganización y errores en la rotación de los ingentes recursos disponibles. Un veterano se quejaba de que recibían uniformes nuevos, galletas y otros artículo, pero ni una sola comida decente en siete días.[11]

Las cosas resultaban muy diferentes para los enemigos. Ellos pasaban necesidades de medicamentos, víveres e incluso agua en sus magníficos sistemas de túneles; tanto es así que los estadounidenses montaron una base sobre el sistema de túneles de Cu Chi, sin darse cuenta nunca de lo que tenían debajo, los vietnamitas salían principalmente para robar comida.

Toda esta ingente cantidad de materiales y suministros requería una enorme cadena logística que lastró mucho al Ejército y lo convertía en un elefante lento y torpe, como lo veían los comunistas. Así uno de cada siete soldados estadounidenses se vio realmente envuelto en combate, los demás pertenecían a cuerpos logísticos, administrativos, médicos, mecánicos.[11]

Para cumplir la segunda meta, el despliegue de potencia de fuego, los camiones y los helicópteros llevaban cañones de distintos calibres a donde hiciera falta para dar cobertura a las tropas de infantería. Cuando las piezas no podía descargarse por lo espeso de la selva aviones de distintos tipos lanzaban bombas de cientos de kilos de explosivo que abrían un cráter para permitir el aterrizaje de los helicópteros.[12]​ También comenzó a equiparse a los helicópteros con misiles y pronto aparecerían los nuevos helicópteros artillados.

Con todo este poder en sus manos se organizaron varias operaciones de gran envergadura, siendo la primera y más importante la llamada Operación Starlight, contra el Vietcong, y la más sangrienta, la del valle de Ia Drang contra el EVN principalmente.

Los primeros enfrentamientos

Al contrario que los franceses, los estadounidenses vieron la utilidad del helicóptero en aquella guerra y lo utilizaron profusamente. En la imagen, varios helicópteros de las compañías 170ª y 189ª esperando el embarque de tropas en Polei Kleng, Vietnam del Sur, en marzo de 1969. US arcweb archive.

Aunque en ocasiones quizá dependieran demasiado de los helicópteros, resultó un arma formidable, como quedó perfectamente demostrado en el valle de Ia Drang donde estas máquinas realizaron una fundamental misión para transportar a los hombres al centro de la batalla, aprovisionarlos y extraer a los heridos. Más aún lo fue en la Operación Starlight que fue la primera prueba de fuego para los marines. A principios de 1965 los estadounidenses pusieron en marcha la Starlight y lograron sorprender primero y arrinconar después al Vietcong en la península de Noh Nang. Una vez allí pudieron destruir a los guerrilleros con todo el armamento a su alcance: armas portátiles, artillería, aviación y artillería naval de los cruceros fondeados en el golfo de Tonkín. La victoria estadounidense resultó contundente.

El éxito de la Operación Starlight y en Ia Drang, unido a lo aprendido en Corea en evacuaciones sanitarias (también sobre las mismas selvas de Vietnam cuando sólo eran asesores) fueron la prueba de fuego para este nuevo medio de transporte y también de guerra, en palabras del propio general William Westmoreland.[12]​ No sólo para salvar heridos, sino para llevar todo lo necesario a cualquier sitio por difícil que fuera e incluso atacar a tierra con ametralladoras y poco después con cohetes.[13]

Ya en agosto de 1962 el informe Howse calificó de "necesario y deseable la adopción del concepto de movilidad aérea en el Ejército"[14]​ y las reticencias que el Pentágono pudo tener a los aparatos de ala variable quedaron disueltas por completo. Se redactaron planes para formar nuevas unidades que formarían la Caballería Aérea, transportada, apoyada y abastecida por helicóptero. Hombres de la 2º División de Infantería fueron transferidos a la nueva división y el 1 de julio de 1965 nació la 1º División de Caballería Aérea.[14]

Sin embargo, en batallas más o menos convencionales, los guerrilleros vietnamitas aún tenían cartas que jugar y lo demostraron en el mes de junio, cuando desintegraron por completo el 51º batallón del ARVN.En una acción sorpresa, cerca del golfo de Tonkín.

Pero la lección de lo terrible que podía ser la potencia de fuego y el empleo del helicóptero la recibió también el EVN en noviembre cuando esperaron a los estadounidenses en el valle de Ia Drang, en las Tierras Altas Centrales. Pese a la desproporción en el número de contendientes, un batallón de caballería aérea (casi 400 hombres) por parte de los estadounidenses contra casi 4.000 combatientes del EVN y el Vietcong, la potencia de fuego de los primeros fue tan grande que la batalla se perdió con terribles bajas para los hombres del norte.[14]

Las primeras lecciones

Victorias como las anteriores animaron a los estadounidenses a seguir las mismas tácticas. Éstas serían:

  1. Uso del helicóptero para disponer de movilidad necesaria en un país montañoso y selvático y también como plataforma de ataque.[13]​ Así surgió el primer helicóptero artillado, el AH-1H más conocido como Cobra y el UH-1H o Huey (sólo con verlo la mayoría de las personas lo asocian a Vietnam, ambos aún en servicio a principios del siglo XXI )
  2. Gran despliegue de artillería, incluso helitransportada si fuera preciso.
  3. Buscar al enemigo en campo abierto y obligarlo a practicar una lucha «convencional».
  4. Empleo de infantería y caballería ligera, preparadas para andar sobre terreno poco apto. Así, los vehículos pesados como el tanque Sheridan fueron fácil blanco para las armas anticarro portátiles.[15]

De esta forma pronto estuvieron disponibles batallones de caballería aérea y gran cantidad de helicópteros. Pero el Viet Cong tomó buena nota de estas tácticas para no repetir el error dos veces.

No obstante, autores como los redactores de Nam, crónica de la guerra de Vietnam opinan que los vietnamitas aprendieron mucho más de su oponente de aquellos reveses.[1]​ La gran capacidad del Vietcong y del general Giap para adaptarse y aprender de sus errores les hizo rectificar su modo de lucha, abandonando la idea de medirse con los estadounidenses como un ejército y pasar a una contienda prolongada y sangrienta, en forma de guerra de guerrillas. Los vietnamitas siguieron las siguientes pautas:

En los túneles grandes contingentes vietnamitas podían vivir y pelear. Muchos de ellos, como este de Cu Chi transformado en museo y fotografiado en 1997, forman parte de la industria turística vietnamita.[16]
  1. Rehusar el combate en campo abierto o en terreno fácilmente abarcable.
  2. Luchar siempre lo más cerca posible de su enemigo para evitar el fuego de su artillería.
  3. No permanecer demasiado tiempo en la misma posición y abandonarla en cuanto sus adversarios ofrecieran excesiva resistencia. Incluso llegaban a lanzar tres granadas de mortero y marcharse antes de ver donde caían.
  4. Continuar la construcción de túneles tanto en las llanuras como en colinas para ofrecer un refugio relativamente seguro al Viet Cong y al EVN para descansar, recibir algunos cuidados médicos y «evaporarse» delante del enemigo.
  5. Compartir todos las mismas condiciones de vida y hacerlos sentirse partes de una lucha común. Así los oficiales solían vivir en los mismos agujeros que sus soldados, los miembros del politburó de Hanoi solían adentrarse en la Ruta Ho Chi Minh para animar a los zapadores y a las Brigadas de Choque de las Juventudes especiales. Sin duda este fue un gran logro como testifica el diario de la vietnamita Duong Thi Xuan Quy:
Al andar sola en el bosque me di cuenta de lo vulnerable que era. Todo estaba muy tranquilo: no tenía a nadie delante ni detrás, estaba completamente sola en el sendero. Pero me sentía segura pues sabía que mis camaradas estaban cerca, que marchaban juntos hacia el frente

Estas tácticas descolocaban mucho al alto mando de la coalición, a sus oficiales y a los propios soldados. Un miembro de las Fuerzas Especiales afirmó años después:

Me gustaba más en el 65 y 66. Entonces eras tú contra ellos. Ahora te sientas y esperas a que salten por los aires o lo hagas tú.
Archivo:Burning Viet Cong base camp.jpg
Campamento base del FNL atacada por los estadounidenses.

Así, la guerra de Vietnam se convirtió en una serie de larguísimos momentos de inactividad o de marcha interrumpidos por algunos instantes de lucha sangrienta.[17]​ Lo cual destrozaba los nervios de los soldados y los enfurecía enormemente. El resultado era que la emboscada se convirtió en una obsesión y el evitar caer en una resultaba ser una de las primeras prioridades de los hombres, antes que las órdenes o la obediencia a sus oficiales. Este tedio en la selva y al mismo tiempo la tensión ante un posible ataque destrozó muchos nervios y más de la mitad de los soldados estadounidenses terminaban drogadictos. Esta fue otra causa que les costaría la derrota.[9]

Si dura resultaba la táctica para los soldados no lo era mucho menos para el alto mando. El deseo de conseguir una batalla campal llegó a ser la particular obsesión para el Pentágono, que organizaba operaciones con el fin de localizar el Cuartel General del Vietcong, en su mente seguía fija la idea de que los guerrilleros defenderían aquella valiosa posesión con ahínco y, por tanto, tendrían una oportunidad para destruirlos. Pero por más operaciones que llevaron a cabo el CGVC nunca apareció (suponiendo que el CGVC no fuera en realidad una oficina en Hanoi).

No obstante, el primer año de la guerra, Estados Unidos venció en la práctica en la totalidad de las batallas donde luchó. Esto les hizo pensar en una victoria rápida; pero de la que podían obtener experiencia en combate para sus oficiales por lo que decidieron enviar allí a todos los posibles. Este resultó ser otro de los errores que les llevó a la derrota. Los oficiales rotaban cada 6 meses en lugar de cada 12, cuando las estadísticas informaban de que un militar comenzaba a desenvolverse bien a los tres meses y alcanzaba su óptimo operativo a los 10. Esto hacía que las unidades se sintiesen permanentemente mandadas por novatos ineptos, lo que les hacía candidatos a las temidas emboscadas, en cuyo caso los soldados no dudaban en acabar con sus jefes y con cualquier recluta no demasiado hábil. El calculo de casi 800 oficiales muertos a manos de sus propios hombres se considera muy optimista.

Los vietnamitas

Para los vietnamitas del norte y los vietcong la presencia estadounidense sólo era otro enemigo imperialista más al que podían vencer, como habían hecho ya dos veces antes, y conseguir no sólo la reunificación del país, sino la unidad de toda la península Indochina. Fue este espíritu nacionalista en un país del Tercer Mundo, según autores como Maria Teresa Largo Alonso,[9]​ algo que las estadounidenses no llegaron a entender y a la larga otro motivo de su derrota, la frase tantas veces pronunciada por sus líderes "lucharemos durante mil años".

Cuatro se pueden considerar los puntales en que los vietnamitas se apoyaban para vencer.

El ejército de Vietnam del Norte

La guerra de Vietnam se ha comparado y probablemente se seguirá comparando con cualquier otra contienda donde los Estados Unidos no ganen con la claridad que se espera de su armamento, como Somalia o Irak. Sin embargo la de Vietnam cuenta con dos diferencias que no se han vuelto a repetir desde entonces:

  • Los estadounidenses y otras fuerzas de la coalición luchaban contra un ejército regular que estaba invadiendo el país, además de contra los guerrilleros. El EVN utilizaba principalmente tácticas guerrilleras y el entrenamiento estaba destinado principalmente a crear lo que se puede llamar fuerzas de irregulares. Pero era un ejército regular en cuanto a reclutamiento, organización, armamento, etc. Además Vietnam del Norte no contaba con vecinos enemigos que debiera vigilar con unidades, por lo que podía destinar prácticamente todos sus recursos a infiltraciones en el Sur.
  • El ejército y el país que lo mandaba contaba con la ayuda de una superpotencia, como era la Unión Soviética, que le facilitó la adquisición del más moderno armamento y entrenamiento. Ciertamente la cantidad no era parecida a la entregada por Estados Unidos a su aliado, pero sí era una ayuda que no puede compararse con las otras fuerzas que se han enfrentado a Estados Unidos posteriormente. Esta afirmación no quiere decir que sin la ayuda soviética el Norte no hubiese conseguido la victoria, pero sí la aceleró notablemente. Alrededor de 11.000 efectivos soviéticos combatieron en Vietnam, la mayoría de ellos pilotos, técnicos y especialistas en defensa antiaérea.[18]

La Ruta Ho Chi Minh: El abastecimiento de los guerrilleros

La crueldad contra los prisioneros de guerra fue algo común por parte de ambos bandos. En el caso del desertor Le Van Than, capturado por el Vietcong, fue deliberadamente desnutrido durante un mes. Imagen tomada en 1966.

Puesto que la flota de Estados Unidos hacía imposible el abastecimiento por mar, Vietnam del Norte decidió reforzar, ampliar y utilizar profusamente la ruta que abrió en 1959.

Esta ruta fue bautizada con el nombre del primer presidente del Vietnam moderno, Ho Chi Minh y distaba mucho de ser una carretera, o incluso un camino. Discurría por Laos y Camboya y en su mayor parte era una colección de sendas y veredas utilizadas para transportar todo tipo de provisiones y soldados.

Pese a que se ha sobrevalorado su importancia esta ruta fue una pieza clave en la victoria del Norte sobre el Sur. Especialmente porque nunca pudo ser cortada ni detenida. Se utilizaron todo tipos de técnicas desde los bombardeos masivos hasta el sembrado de sensores inteligentes que detectaban el caminar de personas o incluso el sudor; pero por la acción de los animales, la selva, los innumerables caminos y la perseverancia de los vietnamitas todos resultaron inútiles. Así una vietnamita relataba en su diario su agotamiento y el dolor que le producía en la espalda la carga que llevaba; pero también el deseo para seguir adelante y no ser dejada atrás por sus compañeros, pese a todas las privaciones.

Con el tiempo la Ruta fue sembrándose de zonas para descansar y reponerse, además de cultivar alimentos para aliviar la presión sobre las mercancías transportadas. Estos centros fueron objetivos de bombardeos, de ataques por parte de mercenarios contratados por la CIA e incluso de incursiones en Camboya (ver más adelante) y Laos (ver más adelante). Pero, como en el caso de los bombardeos, volvieron a resultar inútiles y la Ho Chi Minh fue una de las piezas claves para poder lanzar la Ofensiva del Tet, después la Ofensiva de Pascua y por último la Ofensiva de Primavera, que terminó con Vietnam del Sur.

Así mismo, fue la Ruta y los puestos levantados en ella la que abrió las puertas a que Vietnam del Norte movilizara su ejército cuando el gobierno pro occidental de Laos cayó y convirtiera a ese país en un protectorado de facto.

El Vietcong

El Gobierno Provisional de la República de Vietnam del Sur aprendió pronto lo mortífero de la potencia de fuego estadounidense y decidió emplear la guerra de la pulga con pequeños golpes pero de gran contundencia. En teoría se trataba de aplastar a una unidad por la superioridad numérica (diez a uno, aunque no siempre era posible esa proporción) y retirarse antes de la reacción del enemigo.

Entre las ayudas que conseguían en los países vecinos, las que aportaba el Norte y las obtenidas de bombas y granadas sin explotar de Estados Unidos permitían un limitado suministro de material explosivo para fabricar bombas y trampas bombas. El armamento era una prioridad y las demás necesidades ocupaban un segundo plano, casi opuesto al bando enemigo, donde la superioridad logística de las tropas extranjeras no acarreaba más que envidia y odio, y con ella ganas de golpear con más fuerza. Un ex miembro del Vietcong recordaba:

Nuestros oficiales de inteligencia decían que los estadounidenses tenían filetes, cerveza y helados en sus bases, y que la guerra sólo les ocupaba parte de su tiempo. Llevábamos la guerra sobre nuestras espaldas donde quiera que fuésemos, con o sin armas. A diferencia de ellos teníamos pocas medicinas y ningún hospital cuando nos herían.

Además, su adaptación al terreno les permitía vivir escondidos o trabajando durante el día y por la noche realizar todo tipo de ataques empleando el terreno y la vegetación para acosar a su enemigo. De esta forma la noche realmente les pertenecía, porque durante esas horas, eran ellos quienes dominaban el terreno.

Su contacto y cercanía con la población local les permitía tener acceso a alimento e información. Antes de seleccionar un objetivo los comandantes de regimiento enviaban un explorador que tomara contacto con la población local y prepararan la entrada, el ataque y la retirada. Si las tres acciones se consideraban posibles se realizaba el ataque. Estos muchas veces consistían en oleadas humanas, pero si se tenía cuidado en no desperdiciar vidas humanas y limpiar el terreno de cadáveres para poder honrarlos con una ceremonia cuando la operación terminara.

La cadena de mando de los vietcong funcionaba como la de cualquier ejército o incluso mejor. Tanto es así que sorprendieron a los estadounidenses organizando ataques a nivel de división. Una unidad atacaba a otra inferior en número y cuando se solicitaban refuerzos para repeler la agresión, las fuerzas enviadas eran atacadas por una unidad aún mayor que la primera. Así se conseguía aumentar la impaciencia en auxiliados y auxiliadores contribuyendo a la victoria y al derrumbe de la moral, esta fue una de las causas por la que fracasó la Operación Attleboro en 1966. Si los refuerzos eran demasiado grandes el Vietcong siempre podía desaparecer en la selva, excepto quizá una unidad: los pijamas negros. Esta unidad estaba formada por los hombres más motivados, vestían la clásicas prenda de los campesinos y portando un fusil o subfusil, un candado y una cadena para atarse a un árbol con el fin de luchar sin retirada ni rendición, para herir con fuerza a los enemigos o permitir la retirada de sus compañeros.[19]

Los guerrilleros no eran comunistas en su mayoría, ni siquiera eran hombres en su totalidad. Cuando alguna unidad estaba escasa de efectivos reclutaban mujeres que combatían con la misma fiereza que sus compañeros masculinos. Esta fiereza, determinación y renuncias sorprendió mucho a los estadounidenses, a menudo llegados al sureste asiático por un reemplazo. Incluso tiempo después los antiguos miembros de aquella fuerza guerrillera también ven con asombro su abnegación:

Realmente no sé cómo pudimos aguantar todos aquellos años. No había nada que hacer excepto luchar y seguir luchando una vez tomada la decisión. Los soldados estadounidenses tenían suerte. Regresarían a sus casas, a miles de kilómetros, una vez terminada su tarea. Nosotros no teníamos nada, excepto la tierra, nuestra tierra. Si nos rendíamos, no tendríamos nada. Posiblemente, en el fondo de nuestros corazones, les odiábamos.

La moral de los vietnamitas

Aquellos hombres y mujeres menudos y, generalmente, delgados han sorprendido desde entonces a todo el mundo por su tenacidad y voluntad de vencer a cuantos enemigos se le hayan opuesto. Esta motivación, en ocasiones, era confundida por los estadounidenses con fanatismo o ejemplos del desprecio de los líderes comunistas y dictatoriales hacia su pueblo. Aunque es cierto que ambos Vietnam eran dictaduras y que fueron muy comunes los casos de ejecuciones sumarias por parte de los oficiales del EVN, los vietnamitas tenían un gran deseo de vencer y una fe de hierro en sus sacrificios. Como ejemplo puede servir el testimonio dado por Duong Thi Xuan Quy al cruzar la Autopista 9 al final de la Ruta Ho Chi Minh:

Mi piel se está despellejando y estoy extenuada... Llegué cojeando y eran las seis en punto cuando crucé la Autopista 9. La carretera no era ancha, pero tuvimos que aligerar el paso para no llamar la atención de los aviones enemigos. Apareció de repente ante mí, una curva difuminada por el sol de verano y sembrada de guijarros. No obstante parecía lo suficientemente intacta. Así crucé la Autopista 9, una vía cuyo recuerdo se perpetuará en la historia de nuestro heroico pueblo.

Otro ejemplo de laboriosidad sin desesperanza lo dieron los habitantes de Vietnam del Norte tras los bombardeos que nada tenía que envidiar a la famosa flema británica. Un miembro de la comunidad lo relataba de la siguiente manera:

Desde que empezaron los bombardeos de la “Operación Rolling Thunder”, todo el Norte, excepto Hanoi y Haiphong, habían sufrido ataques aéreos de todo tipo: napalm, fósforo blanco, minas antipersona, alto explosivo, desfoliantes. Cada puente, cada encrucijada, cada estación de ferrocarril, cada fábrica habían sido atacados, reconstruidos, camuflados, atacados nuevamente, trasladados y reconstruidos nuevamente.

Para los hombres provenientes de regiones templadas la jungla les puede resultar un lugar hostil, amiga de sus enemigos y enemiga suya, como creían los ingleses en Birmania durante la Segunda Guerra Mundial.[20]​ Los vietnamitas debían alimentarse de serpientes, ratas, lagartos y, cuando había suerte, arroz; por esta razón cuando los alimentos faltaban podían sobrevivir de la selva sin que se resistiera su moral y cuando aquellos llegaban, tras el robo en una base, se vivían momentos de euforia y satisfacción. Eso fue algo que habían experimentado los franceses de la Columna Alessandri en su penosa marcha hacia China, cuando los aviones estadounidenses lanzaron raciones de comida fue para ellos un manjar;[21]​ cosa que para los miembros de las unidades estadounidenses perdido en la selva no suponía ninguna esquisitez e incluso se llegaba a establecerse turnos para poder elegir las que más les gustaban.[1]

El Sur recupera terreno

General William Westmoreland.

El jefe de las fuerzas estadounidenses en Vietnam, el general William Westmoreland, solicitó y consiguió los medios para realizar las acciones que pensaba le llevarían a la victoria.

Las acciones estadounidenses

  1. Operación Rolling Thunder: que comenzó a principios de marzo de 1965 para atacar objetivos en Vietnam del Norte y reducir o eliminar la incursiones de sus unidades en el Sur. Como se demostró después fue uno de los primeros fracasos tanto en los objetivos alcanzados (se pensaba reducir la industria norvietnamita en pocos días) como en las muertes de civiles causadas. Además de constituir un constante quebradero de cabeza para las familias de los pilotos desaparecidos en combate (en inglés MIA).
  2. Cortar la llegada de suministros desde el Norte. Para ello se intensificaron las acciones de los Boinas Verdes en las Tierras Altas Centrales formando a una milicia de montagnes y consiguiendo muchos éxitos en la Ruta Ho Chi Minh (algunos autores opinan que fue la más eficiente acción de Estados Unidos). Al mismo tiempo la flota estadounidense bloqueó casi todos los envíos por mar.
  3. Atacar al enemigo en su propio terreno. Se intensificaron las operaciones de búsqueda y destrucción, se patrulló con lanchas el Delta del Mekong, se formaron y enviaron los SEAL para realizar acciones de contrainsurgencia... entre las acciones más destacadas.
  4. Desarrollar la campaña Corazones y Mentes, que tanto éxito les reportó a los ingleses en Malasia,[22]​ para atraerse a la población con la reconstrucción de poblados, sanidad o entrega de maquinaria agrícola.

Estados Unidos y sus aliados lanzaron una misión tras otra y libraron una batalla tras otra, de las que se puede destacar (algunas ya comentadas):

  • Operación "Starlight para arrinconar al Vietcong.
  • Batalla del valle de Ia Drang para localizar y destruir a los regimientos del EVN que hostigaban a su fuerzas en la zona montañosa.
  • Operación "Rolling Thunder" para destruir la industria militar nortvietnamita y otros objetivos supuestamente militares.
  • Operación “Market Time” para cortar los suministros llegados por mar.
  • Operación “Prairia” donde se libraron durísimos combates en el llamado Cerro de los murmullos con el fin de detener la infiltración por la Zona desmilitarizada.
  • El empleo del Agente Naranja para eliminar la cubierta vegetal que protegía las guaridas y las posiciones desde las que los guerrilleros atacaban a las tropas regulares.

Así mismo en diciembre de 1965 la Fuerza Aérea puso en marcha el Programa Big Belly para permitir que los B-52 transportaran casi 10 000 kg de bombas y en abril del año siguiente fueron desplazados a la isla de Guam para poder alcanzar Vietnam del Sur. Desde allí se realizaba una media de 300 salidas al mes. Con esta nueva arma se logró derrotar en 1966 a la Novena división del Vietcong para la que tuvieron que realizar 225 salidas.[23]

Las operaciones, los bombardeos y las victorias daban una sensación a la opinión pública de pacificar el país, especialmente la de Estados Unidos; pero la imagen que se tenía al llegar a cualquier parte de Vietnam del Sur era de inseguridad. Así lo comprobaron los soldados españoles cuando llegaron a Saigón en abril de 1966. Los edificios oficiales se veían protegidos por sacos terreros, el autobús que los transportaba llevaba las ventanillas cubiertas por rejas para impedir la entrada de granadas. Incluso en el propio hotel Península, donde se alojaron, tuvieron que interrumpir la emisión de una película por explosiones cercanas y el posterior contraataque con helicópteros. Eso dentro de la propia capital del país.[3]

Con esta campaña de misiones y ataques el avance comunista se detuvo casi en seco. Sin embargo el alto mando estadounidense veía varios problemas; el propio Westmoreland reconoció en 1965 que el número de bajas estadounidenses resultó desproporcionadamente alto, en 1966 el número de victorias se redujo (los vietnamitas estaban empezando a llevar la iniciativa) a lo que Westmoreland respondió solicitando, y obteniendo, más soldados y seguir empleando la artillería, la aviación, el alto explosivo y demás medios devastadores a su alcance. De esta forma las operaciones siguieron sucediéndose una tras otra:

  • Operación “Cedar Falls” que permitiera destruir las infraestructuras del Vietcong, infligirle fuertes pérdidas y abrir el camino hacia la victoria.
  • Operación "Junction City" para localizar y destruir el supuesto cuartel general del Vietcong en una batalla convencional.
  • Levantar la Línea McNamara para detectar y neutralizar cualquier intento de penetrar por la Zona demilitarizada.
  • Traslado de los B-52 a Tailandia para poder realizar las misiones sin necesidad de reaprovisionamiento en vuelo.
  • Aumento de las salidas de los B-52 hasta una media de 800 al mes.[23]
  • Desarrollar la Fuerza Fluvial Móvil para patrullar el delta del Mekong con el fin de patrullar, localizar y limpiar los santuarios del Vietcong y cualquier cargamento de armas o suministros que se intentara infiltrar por este inmenso río.

Gracias a toda esta ayuda y esfuerzo el gobierno de Saigón fue recuperando buena parte del territorio perdido los años anteriores y en 1967 en Estados Unidos se creía que la victoria estaría de su lado en no mucho tiempo. Pero la desmesurada potencia de fuego utilizada estaba resultando contraproducente en muchas ocasiones. Un aldeano comentaba

La aldea ya no existe[...] Fue destruida por los estadounidenses, reconstruida y después destruida nuevamente por ellos. Después de esto se le llamó zona de fuego libre. Dijeron que, con la aldea muerta, ya no había razón para que nadie fuese allí, ni siquiera para visitar la tumba de nuestros antepasados.

Del mismo modo, el empleo de una arma tan devastadora como los superbombarderos B-52 causó rechazo en buena parte del mundo, incluido el propio Estados Unidos.

Otras participaciones extranjeras

La jungla es un escenario hostil,[20]​ es por ello que la disposición de tropas experimentadas resultaba muy útil. En la imagen, efectivos de Marines de la Compañía H, 2º Batallón del 4º Regimiento, avanzando durante la operación "Hastings" en Dong Ha, julio de 1966.

El presidente Johnson desde un principio trató de atraer a tantos países como pudo para dar una idea de que el "Mundo Libre" estaba luchando contra el comunismo. Muchos países enviaron ayuda, principalmente en forma de suministros médicos que es una de las ayudas mejor vista por la población del país emisor y receptor; pero sólo siete países mandaron soldados a la Península como respuesta del citado "Mundo Libre", pese a que el adjetivo "Libre" es más un eufemismo que una realidad.[1]

La más contundente fue la dictadura coreana. Seúl decidió apoyar a su aliado estadounidense, que les salvó de la invasión comunista la década anterior, con un envío de fuerzas para misiones de segunda línea, al menos en teoría porque pronto comenzaron a realizar acciones de combate.

Inicialmente eran 200 hombres en febrero de 1965, es decir, antes de la entrada masiva de las tropas de Estados Unidos; pero su número fue aumentando hasta situarse en 47.829 soldados en 1967, con una preparación y entrenamiento envidiable. Sus tácticas eran estadounidenses, sus entrenadores de la península coreana, pero sus métodos eran propios y en muchas ocasiones brutales.

La zona asignada era la costa este del país, entre las ciudades de Cam Ranh y Qui Nhon y la patrullaban con gran fanatismo, después de todo ellos conocían de primera mano las acciones de los regímenes comunistas. En 1967 una compañía subcoreana fue atacada por una formación del EVN muy superior en número. La batalla terminó en un baño de sangre con 243 bajas para los vietnamitas y una humillante retirada.

Los coreanos estuvieron en Vietnam del Sur hasta marzo de 1973 con la misión de mantener abiertos los puertos y vías de comunicación; además de enfrentarse a los vietcong.

Por su parte Australia envió una fuerza aún mayor. Las primeros australianos en Indochina llegaron en 1962 como asesores; pero en 1965 el gobierno de Camberra aumentó el contingente a 1.400. Este aporte resultaba de gran importancia para Estados Unidos y su intento de unir a todo el Mundo Libre en contra del comunismo, tanto es así que aquel destacamento fue recibido por el propio general Westmoreland. Además los australianos ya tenían experiencia en la lucha en la jungla. Habían combatido contra los comunistas en Malasia junto a los británicos.[24]

Las tropas de Novísimo Continente siguieron ascendiendo en número hasta llegar a los 7.672 soldados y oficiales en 1967 que realizaron principalmente misiones de búsqueda y destrucción a pequeña escala por todo Vietnam, pero principalmente en la provincia de Phuoc Tuy.

En 1968 con el cambio de la situación hizo necesario la realización de misiones conjuntas con los estadounidenses para defender las bases de Binh Hoa y Long Binh; pero este incremento en la lucha no fue ni mucho menos apreciado en su país. En Australia la participación en la Guerra fue mucho menos popular que en Estados Unidos y provocó una controversia desproporcionada con respecto al volumen de soldados enviados.

En diciembre de 1972 se retiró el último soldado australiano dejando un balance de 46.852 participantes, 492 muertos, 2.398 heridos y 500 millones de dólares.

Con todo, el contingente más numeroso lo envió Tailandia con un total de 11.568 soldados. Además permitió a Estados Unidos emplear su territorio para operar los B52, los cazas y aviones de reconocimiento y el Centro de Vigilancia de la Infiltración. El temor a que Vietnam quisiera adueñarse de toda la península de Indochina y extender el comunismo contribuyó mucho para enviar una participación tan numerosa.

Filipinas por su parte aportó 2.000 soldados, quizá para conseguir permisividad por el régimen dictatorial que implantaba el presidente Marcos en el archipiélago. También Taiwán compartía el temor a la invasión comunista con Tailandia y Corea del Sur, pero sólo destinó 31 soldados y la España del anticomunista Francisco Franco mandó 13 médicos militares de los que dos resultarían heridos repeliendo el ataque sufrido durante la Ofensiva del Tet.[3]

Las acciones vietnamitas

Por la parte vietnamita, el EVN y sobre todo el Viet Cong tenían muy claro que su táctica de atacar y causar todo el daño posible volvería a ser la correcta. Nuevamente se hacía cierta la metáfora:

Será una pelea entre un elefante y un tigre. Si el tigre se queda quieto el elefante lo aplastará sin remedio; pero el tigre nunca se quedará quieto. Saltará sobre el lomo del elefante arrancándolo grandes trozos de carne para esconderse después en la jungla. Así el elefante morirá desangrado.[25]

Esta frase encierra la esencia cruel y a veces atroz de aquella guerra, como suelen ser todas las guerras de guerrillas, un miembro del Viet Cong lo explicó claramente:

Nuestros camaradas no sentían pena. Sabían que tenían que matar tantos estadounidenses como fuera posible. Se nos había dicho que masacráramos tantos soldados imperialistas como pudiésemos ya que, si ascendía el número de estadounidenses muertos, el pueblo estadounidense – al que no gustaba esta guerra- derrocaría a su gobierno.

Así mismo la frase anterior contiene otras de las bazas que supo jugar extraordinariamente el pueblo vietnamita: la utilización del terreno en su propio beneficio. En la jungla podían ocultarse sin ser vistos ni tan siquiera por visores luz de estrella o de infrarrojos,[22]​ podían crear refugios más o menos seguros y podían esconderse tras una emboscada o para huir de una acción de búsqueda y destrucción. Los vietnamitas sabían utilizar la hostil selva en su beneficio, algo que los estadounidenses no llegaron a comprender del todo, como demuestra el deseo de terminar con la vegetación con desfoliantes o convertir el terreno en un cenagal baldío a base de bombas.

Las lecciones que EE UU no aprendió

Robert McNamara fue uno de los primeros dirigentes en percibir que la guerra no marchaba por buen camino. Aquí junto a Westmoreland en uno de sus viajes a Vietnam (1965).

Pese al extraordinario esfuerzo realizado y a la sensación de triunfo, Estados Unidos no había terminado de comprender el tipo de guerra en la que luchaba y al enemigo al que se enfrentaba. Esta incomprensión se palpa en las continuas estadísticas e informes cuantitativos solicitados y manejados por los mandos sin prestar excesiva atención a los discursos de los dirigentes comunistas;[9]​ mostrando que se comportaban como en cualquier guerra convencional, donde lo importante son los datos del potencial enemigo, en lugar de una guerra de guerrillas, donde lo vital es separar a los guerrilleros del apoyo popular.

Así mismo, la Zona Desmilitarizada seguía siendo un foco de infiltración comunista, pese a los duros combates librados allí, pese a la Línea McNamara y su avanzada tecnología y a las baterías instaladas.

Pero lo más crítico era la situación en el llamado Triangulo de Hierro una zona a 50 Km de Saigón repleta de túneles y llenos de vietcong y soldados del EVN. Aquella zona siempre fue una daga sobre la capital del Sur, a medio camino entre los refugios seguros en Camboya y la principal ciudad del Sur, junto a sus áreas más ricas. La Operación Attleboro fue el ejemplo de una gran operación montada para localizar y destruir los refugios y las unidades; pero los soldados de la 196ª División de Infantería Ligera recibieron una formidable paliza cuando lo intentaron en agosto de 1966. Los comunistas lograron evitar el cerco y refugiarse en Camboya. Nuevamente se intentó en enero de 1967 en la marco de la Operación Cedar Falls y nuevamente se libraron combates; pero el Vietcong hizo lo que los estadounidenses consideraban imposible: desaparecer. Se capturó gran cantidad de material y se destruyeron muchos túneles, pero el grueso de las fuerzas guerrilleras había vuelto a zafarse del ataque.

La mayoría de la Administración Jonhson defendía la idea de incrementar los fondos y el personal destinado al sureste asiático; pero Robert McNamara, uno los primeros y más fervientes defensores de la intervención estadounidense, comenzó a tener dudas en 1966 y a plantearse abiertamente la imposibilidad de ganar esa guerra en 1967. Según él la iniciativa de los combates la llevaban los comunistas; ellos podían elegir cuantas bajas sufrir y cuantas infringir a sus oponentes, de esta forma, afirmaba McNamara

Mantendrán sus pérdidas a un nivel lo suficientemente bajo como para poder aguantar indefinidamente; pero lo suficientemente alto para tentarnos aumentar nuestras fuerzas hasta el extremo de que la opinión pública estadounidense rechace la guerra.

Una opinión parecida tenía la CIA, agencia que también postulaba la imposibilidad de ganar el conflicto por medios únicamente militares.

1968 el año en que la guerra cambió de rumbo

Hasta el año 1968 existía una cierta autocomplacencia en los mandos militares estadounidenses por la marcha de la contienda. Pese a las bajas y las manifestaciones en contra de la misma, las victorias obtenidas y el terreno recuperado hacían pensar que se estaba en el buen camino,[9]​ existían informes de inteligencia que anunciaban una gran ofensiva comunista, pero dichos informes no eran lo suficientemente claros o fiables, ya el año anterior se había lanzado una gran operación, la Cedar Falls, a raíz de otra también gran operación de inteligencia, la Operación Rendezvous, pero no consiguió más contactos con el Vietcong de los habituales.[1]​ Por estos motivos fue una sorpresa para prácticamente todos los militares, políticos y analistas, 1968 dio al traste con todas las expectativas estadounidenses y demostró la tenacidad y perseverancia del pueblo vietnamita.

La bandera ondea en Khe Sanh

Un C-130 Hércules, abasteciendo Khe Sanh con el sistema de extracción por paracaídas.

En el mes de enero de 1968 comenzó para los estadounidenses con un fuerte bombardeo en la base de Khe Sanh que, sitiada por dos divisiones del EVN más otros efectivos del Viet Cong, amenazaba con convertirse en un descalabro para los victoriosos ánimos estadounidenses. El Alto Mando realizó un esfuerzo enorme por mantener esa posesión en su poder.[11]​ Estados Unidos no dejó de enviar aviones con suministros, cuando los aterrizajes fueron imposibles desarrollaron la salida de la carga con paracaídas, socorrieron a los sitiados por medio de la Operación Pegasus, tomaron las colinas que rodeaban las instalaciones... y un largo etc. para retener la posición. Parecía que aquella lucha sería una de las pocas de gran envergadura que las mermadas fuerzas guerrilleras podía emprender tras casi tres años de lucha.

Durante ese sitio los marines tomaron la cota 811 e izaron en ella la bandera de las barras y estrellas. Esto se lo recriminó el mando, pues era territorio de Vietnam del Sur, pero alegaron que la única sangre derramada allí era la estadounidense y así dieron título a esta parte de la contienda, aún optimista.

La Ofensiva del Tet

A finales de enero de ese año, cuando se celebra el año nuevo vietnamita (la festividad del Tet) 38 de las 52 capitales de Vietnam del Sur fueron atacadas y muchas prácticamente tomadas. La antigua capital del Imperio Vietnamita, Hué, cayó en poder de los rebeldes y tardó varios días en ser recuperada, Saigón estuvo en estado de sitio y la propia embajada de Estados Unidos fue allanada por un comando suicida que casi llega al interior del edificio.

La Ofensiva del Tet resultó muy dañina para las fuerzas del EVN y el Viet Cong, pero lo fue mucho más para la moral de Estados Unidos. En la imagen, varios cuerpos de combatientes del Vietcong yaciendo a la vista de mujeres y niños, mayo de 1968.

La sorpresa fue total para los estadounidenses y el ARVN. Aquí encontramos otra clave sobre la derrota de Estados Unidos en esta guerra: la inteligencia militar no era capaz de ofrecer información clara y concreta de lo que estaba pasando y lo que se avecinaba. Pese a las toneladas de documentos incautados al enemigo en las operaciones, el empleo masivo de fotografía aérea y, al final del conflicto, de satélites espía, a la dispersión de miles de sensores por la selva y al empleo de los muy sofisticados, para la época, ordenadores de tercera generación; la Agencia de Seguridad Nacional no era consciente de los preparativos para la Ofensiva, ni la magnitud de los complejos de túneles que tanto ayudaron a ella, ni la existencia o no de un cuartel general del EVN en territorio sudvietnamita... Así se llegaba en muchas ocasiones a situaciones donde los oficiales de inteligencia marcaban como blancos importantes lugares que no sabían realmente si lo eran o no; pero que en caso de serlo les haría subir puntos. Naturalmente esos lugares debían ser inspeccionados por la infantería, que se jugaba la vida por ellos en lugar de la inteligencia que debía trabajar para evitarles esos riesgos.

Sin embargo la Ofensiva del Tet también guardaba una pequeña sorpresa para el mando norvietnamita; los soldados del sur resistieron el ataque con pocas deserciones y así ganaron varias luchas encarnizadas. El poder aéreo barrió casi por completo a los guerrilleros del Viet Cong (unos 40.000 muertos según los estadounidenses) y pocos días después todo el territorio ganado por los guerrilleros era recuperado, habiendo perdido el EVN buena parte de los efectivos que tan penosamente consiguió llevar al sur.[26]​ La Ofensiva del Tet volvía a ser un fracaso como lo fue 14 años antes.

Mucho se ha discutido si el resultado era o no el deseado por Giap y los jerarcas de Hanoi; pero las opiniones son casi unánimes sobre los efectos acarreados en Estados Unidos.

El derrumbe de la moral

Aunque las manifestaciones en contra comenzaron casi desde el comienzo de la intervención (como muestra esta fotografía de 1967, Wichita, Kansas, 1967. US archives) 1968 fue cuando definitivamente los movimientos contra la guerra de Vietnam comenzaron a ser mayoritarios.

Paradójicamente una victoria como esta hizo ver a los estadounidenses de a pie que los rebeldes no sólo podían dar un buen susto a sus soldados; sino que podían atacar cualquier lugar de Vietnam del Sur, podían entrar en su embajada y violar su territorio. ¿Habían resultado inútiles tantos bombardeos, tres años de lucha con abundantes bajas, la riada de millones enviados y la multitud de manifestaciones y contra manifestaciones? Así se produjo lo que algunos autores han denominado «El colapso de la moral». Tantos mensajes de victoria eran poco menos que un engaño.

De poco sirvieron los comunicados sobre el altísimo índice de bajas inferido al Viet Cong y al EVN, la resistencia que demostró el ARVN o los hallazgos de las Matanzas de Hué. Las manifestaciones de protesta se multiplicaron. Mucho más cuando en 1969 se hicieron públicos los hechos acaecidos en My Lai. El descubrir que las atrocidades cometidas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial podían estar repitiéndose en Vietnam, era un acicate que dejaba a pocos indiferentes. Especialmente cuando se constató que el sistema de medir el cumplimiento de los objetivos podía haber convertido a actos como el de My Lai en la punta del iceberg.

Esta es otra de las características de la guerra de Vietnam: los problemas de integración que sufrieron muchos veteranos a su vuelta. El haber arriesgado su vida en una jungla indómita, contra una población siempre sospechosa o incluso hostil, agotándose en extenuantes marchas entre trampas y riesgos de ataques... todo por un país que, a su vuelta, lejos de agradecérselo les despreciaba o incluso los acusaba de asesinatos y atrocidades parecidas (más allá de si habían participado en ellas o no). Ciertamente no era la totalidad de la población; pero sólo el hecho de que una parte cada vez más numerosa de la misma tuviera este sentimiento afectaba mucho a los combatientes que, como todo combatiente, vuelven pensando que el país por el que se han arriesgado los va a mimar y a querer.

La Vietnamización

Pese a que este término y esta idea ya fue planteada por el presidente John Kennedy a principios de los años 60 del siglo XX no fue hasta la victoria de Nixon cuando comenzó a llevarse a la práctica.

Llevada a la práctica por el famoso analista Henry Kissinger la vietnamización perseguía fortalecer y preparar al ARNV para defender el territorio del Sur que mantenía bajo su control (aproximadamente el 94%). Al mismo tiempo debía crear un contexto para desahogar al régimen del presidente Thieu del acoso constante al que le sometían los comunistas del Vietcong y de Vietnam del Norte; de esta manera le ofrecería una posición más fuerte en las negociaciones que debían entablarse para encontrar una salida, ya en febrero de 1969 Kissinger se reunía secretamente en París con dirigentes comunistas para estudiar posibles condiciones de paz.

Nixon dice cambiar el rumbo

Nixon realizó la vietnamización del conflicto pero fue implacable con los bombardeos y la extensión de la guerra. Imagen de un acto de la campaña presidencial de 1968.

Se discute si tras la Ofensiva del Têt en 1968 el Presidente decidió el progresivo desvinculamiento del conflicto o si esta decisión fue unos meses después, tras la Batalla de la Colina de la Hamburguesa. Lo que indudablemente sí sucedió fue la percepción del presidente Johnson de no contar ya con la mayoría de la ciudadanía.

Pese a todo los envíos de tropas continuaron y en 1969 se aumentó el número de estadounidenses a más de 500.000; pero para entonces el Presidente ya sabía que aquella guerra le había costado la reelección y no se presentó a las legislativas.

Johnson dejó la Casa Blanca en enero de 1969 y Richard Nixon fue elegido nuevo presidente. Los ejes sobre los que basaría su política sobre Vietnam serían:

  • Retirada progresiva de tropas.
  • Mantener el apoyo financiero al gobierno de Vietnam del Sur.
  • Conseguir una paz con honor llevando a Vietnam del Norte y al Viet Cong a la mesa de negociaciones a base de bombas, si fuese preciso.
  • No extender los bombardeos y las acciones bélicas a ningún otro país.

El segundo punto del proyecto lo fue cumpliendo progresivamente. No se puede decir lo mismo de los demás. Este hecho, el prometer una cosa dentro de un tema de capital importancia, hacer exactamente lo contrario y volver a ganar las elecciones ha quedado como ejemplo en muchos estadounidenses de como un gran "vendedor de autos" puede arrastrar a todo un pueblo.[27]​ También prueba la determinación de Nixon para no ser el único presidente de Estados Unidos en perder una guerra.[1]

Nixon se mostró implacable con los bombardeos para obligar a Hanoi a sentarse a la mesa. Se negociaron todos los detalles para que pareciera una paz honrosa: llegó a suspenderse momentáneamente los preparativos de la conferencia para encontrar una forma de entrar las cuatro delegaciones a la vez (en diplomacia el orden de entrada marca a los vencidos y a los vencedores), incluso se paró todo hasta decidir si la mesa sería redonda o cuadrada, mientras continuaban los combates y las muertes.

Tras la retirada del Norte de la negociaciones se reanudaron los ataques aéreos para obligarlos a reincorporarse. Cuando lo hicieron se pretendió presentar esto como un victoria; pero lo cierto es que Hanoi no cambió sustancialmente sus exigencias que obligaban, entre otras cosas, al Sur a no poder reconquistar territorio.

Respecto a la no extensión de la guerra. Nixon ordenó una campaña secreta de bombardeos sobre Laos, que rápidamente fue conocida y publicada entre otras cosas por ser Laos el país más bombardeado de la Tierra, con más de 2 500 000 bombas de todos los tamaños.[28]​ Así mismo el ARVN invadió parcialmente ese país con pésimos resultados y lo mismo hicieron con Camboya acompañando a los estadounidenses. Esto terminó de extender el conflicto a esas zonas, ya en guerra civil contra movimientos guerrilleros.

Otro problema que afrontaron fue la recopilación de abundante información sobre la organización y disposición de las fuerzas enemigas. Hacia 1969 la CIA, que llevaba mucho tiempo insistiendo en que aquella guerra no podía ganarse por medios convencionales, ya tenía listo su Programa Phoenix que había comenzado en 1967 para ser más selectivos y causar menos carnicerías con bombardeos y granadas de alto explosivo. Pero y pese a los esfuerzos de varios mandos y oficiales en sentido contrario, el Programa Phoenix terminaría siendo más un terrorismo de estado que una fuente de información fidedigna.

Mientras, el Ejército de los Estados Unidos llevó a cientos de oficiales de ARNV a cursos de instrucción para mandos, pilotos y personal de mantenimiento del costoso material que les regalaría (especialmente medios aéreos). Pero los progresos resultaron muy lentos y se veían entorpecidos por la corrupción crónica (los mandos seguían siendo seleccionados según los compromisos de los dirigentes políticos y no por sus cualidades militares). En esta misma línea los oficiales estadounidenses comenzaron a ver que regalarles helicópteros y sustituirlos cuando fueran derribados no conducía a nada si los pilotos continuaban teniendo una capacitación a lo sumo mediocre.

La retirada de tropas comenzó en 1970, empezando por el personal de infantería para terminar con los pilotos de los que siempre estaba necesitado el ARNV para su vital apoyo aéreo. Para esta misión el general Westmoreland fue retirado de sus funciones y regresó al Pentágono.

La guerra se extiende

En Camboya los estadounidenses esperaban encontrar el Cuartel General del enemigo y su ansiada batalla campal[1]​ donde poder utilizar plenamente todo su poderío residente en unidades como estos blindados, entre otras armas, estacionados en Vietnam en posición de defensa.
Las invasiones de Camboya de 1970. Mapa ilustrando las líneas del ataque estadounidense combinado.

Los dos neutrales vecinos de Vietnam del Sur, Laos y Camboya, estaban siendo incapaces de contener la agresión de sus guerrilleros comunistas y tampoco lograban cortar la Ruta Ho Chi Minh que había sido muy importante en la preparación de las principales ofensivas.

Si Estados Unidos pretendía que su aliado pudiera sobrevivir a una guerra con el Norte debía cortar esas vías de infiltración y, de paso, terminar con el Cuartel del Ejército Nortvietnamita, viejo espejismo que pensaban encontrarían en Camboya y finalmente podrían librar y ganar una batalla convencional.

A principios de 1969 el recién elegido Richard Nixon comenzó una campaña de bombardeos secretos sobre Laos y Camboya. Los pilotos debían despegar, ir a una posición determinada y esperar órdenes. Una vez en la posición los controladores les daban las coordenadas que debían atacar. A la vuelta los mismos controladores deberían destruir todo documento sobre estas incursiones en territorio neutral. Pese a todas las precauciones en menos de un mes el New York Times ya publicaba noticias sobre estos documentos (filtradas por miembros de la Fuerza Aérea disconformes con estas operaciones). Según la edición de 1986 del Libro Guinness de los récords Laos fue el país más bombardeado del planeta con varios megatones de bombas convencionales.

Estos bombardeos perseguían un objetivo táctico, cortar la Ruta Ho Chi Minh, y otro más estratégico, demostrar a Vietnam del Norte que la nueva presidencia estaba dispuesta a todo con tal de terminar con aquella guerra, incluso la opción nuclear. Pero los vietnamitas del norte no se amedrantaron por eso y continuaron con su flujo hacia el sur.

La invasión de Camboya

El 14 de abril de 1970 el ARVN realizó una primera incursión y el 29 de abril el teniente general Do Cao Tri lanzó a sus 12.000 hombres sobre el Pico de Loro (véase el mapa). Pero fue el 1 de mayo de 1970 cuando el general Robert Shoemaker envió la orden de avanzar sobre el Pico de Loro y el Anzuelo a los oficiales destacados a la frontera con Camboya. Aunque algunos la tomaron con resignación en su mayoría estaban contentos de poder golpear el santuario del Vietcong y, especialmente los vietnamitas, de vengar todos los muertos que los camboyanos habían enviado flotando por el río Mecong.

La incursión estuvo precedida de grandes bombardeos que causaron muchos muertos entre los campesinos lo que, a la larga, fue terrible para el gobierno pro-occidental de Camboya; pues la guerrilla comunista consiguió legitimidad y más voluntarios para su victoria. Nixon era consciente de las repercusiones que traerían aquellas acciones; pero, como él mismo había declarado, prefería perder la reelección a ser el primer presidente en perder una guerra.

La incursión en El Anzuelo encontró alguna resistencia de grupos esporádicos que, como era la costumbre, desaparecían en la selva tras un breve tiroteo. Aunque la resistencia fue incrementándose algo por parte del EVN ni siquiera en el pueblo de Snuol la oposición hizo amago de resistir la potencia de fuego desplegada por los M40 Patton. Pronto los emplazamientos de artillería del EVN fueron capturados y se enviaron 100 carros de exploración Sheridan que si encontraron resistencia. Utilizando toda la potencia de fuego vencieron la resistencia, arrasaron el poblado y, mientras interrogaban a los campesino, saquearon todo lo que pudieron.

Los camboyanos informaron que había toda una ciudad guerrillera en la jungla. Poco después un helicóptero Lonch avistaba una casa bien camuflada y comenzó el bombardeo de artillería y aviación.

Cuando los infantes pudieron entrar en lo que ellos mismos llamarían La Ciudad encontraron 400 cabañas de paja y 180 escondites albergando suministros médicos, alimentos, ropa; además de 480 fusiles y 120.000 cartuchos.

Entre las dos incursiones se halló 4.793 armas individuales, 730 morteros, 7 285 cohetes, 124 camiones, tres millones de cartuchos de fusil y nueve millones de kilogramos de arroz; además de abundante documentación. La Caballería Aerotransportada realizó 6.436 salidas para llevar a Vietnam del Sur las 25.000 toneladas capturadas.

El 30 de junio todos los soldados volvieron a sus bases.

En toda la incursión murieron 354 estadounidenses y 1.689 resultaron heridos. El ARNV dijo haber perdido 866 hombres y tener heridos a otros 3.274. Además el Presidente dijo haber capturado suministros y armas para todo un año y matado a 11.349 enemigos, aunque la propia CIA calificó ese recuento de altamente sospechoso.

Para Nixon era como un regalo de navidad y ordenó el envío de 31.000 soldados más a Camboya para destruir todo lo que no se pudiera transportar. Sin embargo el famoso cuartel del EVN para Vietnam del Sur (el COSVN) no apareció y sí fuertes manifestaciones en Estados Unidos, siendo la de Kent State la más dura de todas.

Sin embargo estos ataques y los bombardeos estadounidense animaron a la población en contra de su gobierno, que no podía o no quería defenderlos, y enardecieron a los sanguinarios Kjemeres Rojos que ya combatían desde hace años y habían logrado consolidar una base de operaciones en el norte del país. Con esa base y un pueblo deseoso de terminar con su corrupto gobierno el terreno estaba abonado para que los campesinos de la muerte sembraran aquellos campos.

Entrando en Laos: el camino del infierno

La operación Lan Som 719 debía castigar al EVN en lo profundo de su santuario en Laos. Las cosas fueron muy diferentes a lo que debían haber sido.

Autorizada el 18 de enero de 1971 y nombrada como la famosa victoria vietnamita sobre los chinos en 1427, la Operación Lam Son 719 tenía como objetivos desbaratar cualquier posible ofensiva comunista sobre Vietnam del Sur durante todo un año. Laos era considerada la frontera más utilizada para el suministro de material y armamento a las guerrillas y debía ser golpeada con contundencia por dos motivos:

  • Dar más tiempo al ARVN para culminar una preparación que le permitiese derrotar al EVN.
  • Advertir a los norvietnamitas que Nixon estaba dispuesto, como en el caso de Camboya, a utilizar todos los medios a su alcance para forzar la paz.

Para esto se planificó y lanzó la Operación Lan Som 719.

El objetivo militar de Lam Son 719 era abrir un corredor de 25 km de ancho por 35 de largo entre la frontera de Vietnam del Sur y la ciudad laosiana de Tchepone. Eso cortaría la Ruta Ho Chi Minh y detendría las operaciones de los guerrilleros en el Sur.

Desgraciadamente para el general Xuan Lam y sus hombres, el EVN opuso mucha más resistencia y con muchas mejores armas que un año antes en Camboya y, a mitad de camino, las numerosísimas bajas sufridas en la Carretera 9 y en las colinas al norte de ésta obligaron a detener el avance y comenzar la evacuación en helicópteros.

Las imágenes de cientos de helicópteros entrando en Vietnam del Sur atestados de atemorizados heridos echó por tierra las esperanzas de muchos en poder contar con el ARVN para defender sólo Vietnam del Sur.

El desastre de Lan Som 719 costó al ejército de Vietnam del Sur casi 10.000 hombres, lo que supuso algo menos de la mitad de los efectivos con los que contaba y una derrota que hacía temer por la operatividad de ese ejército en el futuro.

Sin embargo, dos años después los vietnamitas del sur demostraron que aún les quedaban cartas por jugar frente al mismo enemigo que tan duramente los había expulsado.

El poder de la tecnología contra el poder de la tecnología

Sobre la guerra de Vietnam, como sobre cualquier conflicto librado entre un país grande y otro pequeño, existen varias tópicos que no son del todo ciertos por más repetidos que sean. Uno de esos tópicos es la afirmación de que los vietnamitas luchaban con armas rudimentarias contra la más avanzada tecnología. Ciertamente varios informes de inteligencia mostraban que el Vietcong obtenía la mayor parte de su material de ejército del Sur y de las minas y otros artefactos sin estallar lanzados por Estados Unidos.[9]​ Se tiene constancia de que el Vietcong y el EVN preparaban trampas casi artesanales como las estacas punji cubiertas de excrementos para acelerar la gangrena al soldado que la pisaba. Por su parte Estados Unidos empleaba las bombas lazy dogs cargadas con miles de cuchillas para generar una muerte más lenta a las víctimas que encontraran a su paso.

Aunque si es verdad que Estados Unidos utilizó en Vietnam los más sofisticados productos electrónicos de que disponía (detectores de movimiento, bombas inteligentes guiadas por láser, helicópteros artillados...) no es menos cierto que los vietnamitas del norte, y algo menos los miembros del Vietcong, disponían de lo mejor que el arsenal soviético había producido, especialmente en la segunda y tercera parte de la contienda.

Así la reconquista de las colinas de Laos se debió, en buena medida, a la intervención de los carros de combate enviados por la URSS. De la misma manera los veteranos estadounidenses se quejaban en muchas ocasiones de tener que combatir con armas que no funcionaban, por el mal comienzo del M-16 frente al AK-47 (por su sencillez y fiabilidad).

Durante las incursiones aéreas sobre Vietnam del Norte de los años sesenta y setenta Hanoi lanzó sus MiG-17. Los occidentales al principio pensaban que el MIG 17 era una simple mejora de aparato anterior utilizado en la Guerra de Corea, en la década anterior.[29]​ Sin embargo los pilotos vietnamitas terminaron de demostrar que disponían de un aparato totalmente diferente, mucho más manejable y más certero. Aún más sofisticados era los mundialmente famosos reactores Mikoyan-Gurevich MiG-21, un aparato concebido en 18 meses y desarrollado a finales de los 50[29]​ que realizó numerosos derribos de todo tipo de aviones estadounidenses (incluidos los F-4 Phantom lanzados en su contra). Aún mejor era el MiG-23 que entró en servicio cuando el conflicto ya terminaba.

En varias publicaciones se han destacado proezas aéreas como las realizada por el teniente Randall Cunnigham a los mandos de su Phantom;[30]​ pero lo cierto es que los pilotos vietnamitas derribaron multitud de cazas y bombarderos con las dos máquinas antes mencionadas, pese a contar con menor mantenimiento y sobre todo menor entrenamiento que sus enemigos. Un vietnamita que no deseaba ser identificado lo describía de la siguiente manera:

Incluso antes de Navidad [de 1973] ya habíamos demostrado lo eficaz de nuestros sistemas antiaéreos. El 17 de octubre derribamos el avión estadounidense número 4 000 desde 1964. La víctima era nada menos que un F-111, el cazabombardero supersónico de ala de flecha que entonces era lo último en tecnología de aviación.

La fiabilidad y resistencia del armamento vietnamita fueron superiores al estadounidense. Tanto es así que muchas de esas armas, como el confiable AK-47, han sido posteriormente algunos de los ingenios más vendidos en todo el mundo, gracias a su altísima relación calidad-precio, por encima incluso que sus homólogos estadounidenses. El MiG-21 resultó un avión tan sobresaliente que naciones como la República Checa en los años 90 del siglo XX decidieron dar de baja modelos más modernos y modernizar estos aparatos.[31]​ Por último, el MiG-23 hizo cundir cierta preocupación en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos y les llevó a comenzar el desarrollo de una nueva generación de cazas.[29]

La Ofensiva de Pascua: el ARVN resiste

La Ofensiva de Pascua falló porque Vietnam del Sur no se desmoronó y los bombarderos y buques estadounidenses estuvieron allí.

A las dos de la mañana del 30 de marzo de 1972, la artillería y los misiles del EVN atacaron las posiciones del ARVN en la Zona Desmilitarizada con una potencia tal que recordaba los peores momentos en Khe Sanh.

12.000 proyectiles, 4.000 hombres y 200 blindados se lanzaron contra las posiciones survietnamitas con el fin de arrollarlas, cercar Quang Tri y volver a ocupar Hué, como ya consiguieron en 1968. Pero no era la Ofensiva del Tet, a esta se le llamaría la Ofensiva de Pascua.

Poco después, desde Camboya, otra incursión avanza por la región del Anzuelo y el Pico de Loro, cercan las ciudades de An Loc y Tay Ninh camino de Saigón. Una tercera oleada sale del sur de Camboya para infiltrarse en el Delta del Mecong.

Con todo, esto sólo resultó un señuelo para distraer la atención del ataque principal que se lanzó días después en el centro del país sobre la ciudad de Kontum.

Las imágenes de carreteras inundadas por desplazados, aviones tratando de levantar sus rampas con hombres colgados de ellas y vehículos atestados de asustados vietnamitas parecían dar la idea de que aquel régimen terminaría en pocos días.

Giap lanzó sobre el sur la práctica totalidad de su ejército con la intención del aterrorizar a los soldados del sur, deshacer al ejército enemigo y dar el golpe de gracia al régimen de Saigón. Sin embargo la realidad fue diferente.

Fue necesario un golpe de este tipo para que el timorato presidente Thieu relevara del mando al general Giai y el teniente general Ngo Dzu (cobardes y corruptos) y colocara al frente de sus hombres al general Ngo Quang Truong, calificado por algunos como el mejor oficial de Vietnam del Sur.[1]​ Este hombre enérgico detuvo las retiradas y ordenó que todos los desertores y saqueadores fueran ejecutados.

Con el nuevo mando y, quizá, luchando desesperadamente para que no se repitieran de nuevo las atrocidades de 1968 Hué pudo ser salvada al mismo tiempo que Kontum y An Loc resistieron un ataque tras otro. Todo esto aumentó la confianza de los soldados en su ejército.

Al otro lado del Pacífico Nixon declaró que lanzaría un ataque como el que jamás habrían visto y lo cumplió. Los 700 aviones desplazados al sureste asiático, incluidos los B-52 con sus 24.500 kg de bombas, y los buques fondeados en las aguas de Vietnam del Sur lanzaron un feroz ataque que detuvo en unas ocasiones y desintegró en otras a las unidades del norte.

Giap volvió a su táctica de lanzar oleada tras oleada, que funestos resultados le dio en Dien Bien Phu, hasta quedarse sin efectivos. Al mismo tiempo los carros de combate recién traídos de la URSS fueron destrozados por los cazas estadounidenses o por los soldados del ARVN con sus lanzadores portátiles.

Finalmente las incursiones del EVN se detuvieron, los bombardeos cesaron deteniéndose la ofensiva. Las pérdidas para Hanoi habían sido terribles y se quedó casi sin fuerzas para realizar operaciones de cierta envergadura en 1973 y 1974. Había conquistado más del doble de territorio de Vietnam del Sur del que tenía hasta entonces (del 3,7% al 9,7%) aunque el 15% de estas conquistas las perdió en los siguientes años frente al ARVN, que ya luchaba en solitario.

El fracaso de la vietnamización

Ciertamente el programa de vietnamización había logrado éxitos. Entre ellos podemos citar:

  • Infringir un duro golpe a la infraestructura del Vietcong y el EVN en la vecina Camboya.
  • Apoderarse de abundante munición, provisiones y suministros destinados al Sur.
  • Armar al régimen de Thieu con abundantes provisiones de munición y equipo (esta misma opción la tomaron los soviéticos antes de su retirada en Afganistán[32]​).
  • Reducir los cuadros de mando de los comunistas por las acciones terroristas del Programa Phoenix.
  • Resistir el gran ataque que supuso la Ofensiva de Pascua

Sin embargo los vietnamitas habían logrado por su parte:

  • Aumentar el territorio bajo su poder.
  • Causar una serie derrota al ARNV en Laos.
  • Conservar su capacidad de acción y sus líneas de abastecimiento.
  • Mantener la moral de combate de sus tropas, dañada por los bombardeos y la eliminación de sus miembros.

Los logros obtenidos por los vietnamitas comunistas coinciden casi totalmente con lo que la Administración Nixon pretendía evitar; por este motivo el resultado final de la vietnamización se puede calificar de fracaso.[9]​ Esta opinión parece confirmarla las órdenes que daría Nixon de bombardear masivamente a Vietnam del Norte y minar tanto los puertos como los estuarios, acciones todas ellas casi a la desesperada para conseguir un acuerdo de paz.

La victoria del norte y la derrota de Estados Unidos

Pese a lo que los acontecimientos demostraron después, en 1972 y 1973 la derrota del Sur no estaba clara para ninguna de las dos partes. Por un lado combatían ya a solas, pero por el otro estaban recuperando territorio y Estados Unidos les había entregado 2.500 millones de dólares en armas y municiones, suficiente para resistir durante varios años.

Tampoco las circunstancias internacionales se lo ponían fáciles a ninguno de los dos bandos.

Problemas económicos

Pese a la generosa carga del arsenal que habían dejado los estadounidenses la salida de la guerra redujo por dos veces las ayudas económicas al régimen de Saigón (primero por Nixon y después por el Congreso) hasta dejarlas en 700 millones de dólares anuales.

Este recorte en las ayudas aumentó aún más en 1975 lo que obligó a dejar en tierra a más de 200 aviones, la mitad de la fuerza aérea survietnamita.

La Crisis del petróleo aumentó el precio de los alimentos y otros productos de primera necesidad en todo el Sur lo que obligó a muchos soldados a realizar trabajos extras fuera de las filas o a dejar su puesto para poder ganar lo suficiente como para mantener a sus familias reduciendo, claro está, el tiempo disponible para entrenamientos y operaciones.

Para el norte las cosas no marchaban mucho mejor. La política de acercamiento de Nixon a China (la famosa Diplomacia del Ping Pong de 1971 y la visita a Pekín de Nixon en 1972[33]​) hacía pensar en una disminución de la ayuda militar del gigante asiático a Vietnam del Norte.

Unido a esto la URSS también bajó sus generosos aportes de fondos y armas al tener que preocuparse de la seguridad de su frontera con China, en la que llegaron a darse enfrentamientos esporádicos.

Las Linebaker: Los bombardeos sobre el Norte

Nixon ordenó la mayor campaña de bombardeos de la guerra; pero los resultados fueron pírricos.

En el 8 de mayo de 1972 Richard Nixon suspendió las negociaciones de París por los continuos ataques del EVN y ordenó la campaña de bombardeos Linebaker para minar los puertos, los objetivos militares, las vías férreas, las instalaciones petrolíferas, aeródromos y los muelles de todo Vietnam del Norte. Según las fuentes estadounidenses el Presidente estaba indignado por las continuas incursiones del Norte sobre el Sur y dijo que aquellos vietnamitas iban a sufrir un bombardeo como nunca antes habían sufrido. Él tenía muy presente que la Operación Rolling Thunder había desgastado mucho a su antecesor y una mucho más dura haría lo mismo con él; pero era hombre enérgico y no dudó en ordenar la salida de los B-52

En esta ocasión los Phantom y los B-52 (en la segunda parte) iban equipados con bombas inteligentes, que tan famosas se harían en conflictos posteriores, y, según la Administración Nixon, sólo atacarían blancos militares o económicos, nunca zonas habitadas por civiles. De esta forma, decían ellos, la ferocidad de las bombas se vería compensada con su precisión; sin embargo lo vietnamitas lo veían de una forma muy diferente como comentaba un miembro de su comunidad:

Los estadounidenses dicen que bombardeaban objetivos militares o económicos y declararon que nosotros nos colocábamos juntos a nuestras escuelas y hospitales. Sólo son excusas para la terrible cantidad de víctimas que ocasionaron entre al población civil. Las escuelas y hospitales fueron construidas en tiempos de los franceses, antes de las hostilidades, y nosotros no éramos tan estúpidos como para atraer el fuego sobre nuestros hijos y nuestros enfermos colocando objetivos potenciales junto a ellos. Su definición de “bombas de precisión” no puede mantenerse a la vista de vecindades enteras destruidas, como la zona densamente pobladas de Kham Thien, o el hospital de Bac Mai, de 1.000 camas, ambos destruidos por bombas.

Esta campaña de bombardeos fue aún más terrible que la Rolling Thunder de la década pasada y la eficacia de estas armas superó con mucho a las anteriores, en esta ocasión se lanzaron 155.548 toneladas de bombas en 41.000 misiones. Así las fábricas fueron casi destruidas por completo, lo mismo que las vías férreas (incluido el famoso puente de Thanh Hoa que fue alcanzado por 15 bombas guiadas por láser y se derrumbó), las ciudades aún intactas de Hanoi y Haiphong también fueron atacadas por primera vez en el conflicto.

Según las fuentes occidentales los bombardeos no perseguían llevar a Vietnam del Norte de nuevo a la mesa de negociaciones, sino demostrar a Vietnam del Sur que les seguirían apoyando pese a retirar sus soldados. No obstante Nixon deseaba una salida honrosa de la que sería la primera derrota para su país y esta circunstancia también influyó en lanzar los bombardeos.

Desde el punto de vista estadounidense las operaciones Linebakers menguaron la moral vietnamita y el gobierno de Hanoi comenzó a pensar en volver a la mesa de negociaciones. Ciertamente las situación en la que los aviones estadounidenses colocaron al pueblo vietnamita fue muy dura, un vietnamita relataba:

La sirena sonaba en ocasiones hasta 20 veces al día. Las incursiones continuaban de noche, obligándonos a salir de la cama en medio del frío invernal y meternos en los húmedos refugios.

El 23 de octubre los bombardeos pararon y se retomaron las negociaciones. Sin embargo, unos meses después de cesar los bombardeos los jerarcas de Vietnam del Norte no vieron satisfechas sus demandas para comenzar a negociar y se retiraron nuevamente. Por aquellas fechas habían recibido de la URSS misiles SAM (tierra-aire) y confiaban en presentar resistencia a los nuevos ataques; pero además conocían la resistencia de su pueblo y la situación en Estados Unidos por lo que la amenaza de nuevos ataques no les impresionaba demasiado.

Nixon, habitualmente firme en sus decisiones y enérgico en su aplicación, reanudó los bombardeos (lo que se conoció extraoficialmente como Operación Linebacker II) entre el 18 y el 29 de diciembre de 1972 (sólo pararon el día de Navidad).

En esta segunda fase de la campaña cayeron 20.370 toneladas de bombas, matando a 1.000 personas, deteniendo las comunicaciones internas, dañando la red eléctrica y terminando con la totalidad de la fuerza aérea norvietnamita.

Sin embargo el precio fue alto. Los norvietnamitas derribaron 26 aviones (quince de ellos B-52) y capturaron a varios pilotos, lo que aumentaba algo su margen de negociación en París y constituyendo una de las mayores preocupaciones que el conflicto dejó en años posteriores ¿dónde estaban todos los pilotos desaparecidos en combate?

Para Nixon se habían logrado casi todos los objetivos: demostrar a su aliado del sur que su apoyo continuaría pese a la retirada y retomar las conversaciones. Para muchos vietnamitas la conclusión fue otra:

El 30 de diciembre Nixon suspendió los bombardeos y, nueve días después, se reanudaron las conversaciones en París. Le Duc Tho, nuestro negociador jefe, no se apartó de la posición que había mantenido antes de los bombardeos. No se aceptaron los cambios estadounidenses. Nixon se derrumbó y se firmaron los Acuerdos de Paz entre Vietnam del Norte y Estados Unidos el 27 de enero, en gran parte en los mismos términos planteados en octubre anterior. La voluntad de hierro de nuestro pueblo y su creencia en el destino había dado sus frutos. Habíamos sobrevivido al poder de Estados Unidos.

El alto el fuego de París

En París se hicieron muchos esfuerzos por demostrar que ninguna parte había perdido la guerra. Fueron esfuerzos vanos. En la imagen, varios representantes firmando el acuerdo de paz el 27 de enero de 1973. US archivo arcweb.

El 27 de enero de 1973 la delegación de Vietnam del Sur, la norvietnamita, la estadounidense y la del Gobierno Provisional de la República de Vietnam del Sur (el Vietcong) firman los Acuerdos de Paz de París. El documento se componía de 23 artículos con las misiones de cada bando y fue arduamente preparado hasta en los más mínimos detalles, pero Vietnam del Sur quedó excluido. Los estadounidense deseaban cerrar ese capítulo de su historia cuanto antes.

Los acuerdos de paz suponían el alto el fuego, la retirada de los estadounidenses en 60 días a cambio, la celebración de elecciones en el Sur y el intercambio de prisioneros.

Estos acuerdos suponían para Estados Unidos un respiro. Con el final de su participación en la Guerra ahorraba unos 8 100 millones de dólares y especialmente la gran tensión que se vivía en el país. Sin embargo para Vietnam (tanto del Norte como del Sur) no era más que una pausa en la lucha. Una vietnamita del sur comentó en Saigón:

La que ha terminado es la guerra de los estadounidenses, pero la nuestra sigue y nadie sabe ni cuando ni como terminará.[33]

Por su parte el gobierno del Sur anunció que no celebraría elecciones en su territorio.

Ante la llegada del alto el fuego los combates se recrudecieron para ganar el máximo territorio posible. Sin embargo el gobierno de Saigón acogió la noticia con indiferencia y decidió afrontar el ataque del Norte. Estados Unidos había prometido continuar ayudando económicamente al Sur, pero muy rápidamente fue reduciendo las partidas económicas hasta prácticamente suspenderlas en tiempos ya del presidente Gerald Ford.

Hanoi se prepara

Pese a que la victoria no se veía a corto plazo y a que los hombres de Giap estaban retrocediendo frente al ARVN sí había indicios de que lo tomado en la Ofensiva de Pascua y afianzado con los Acuerdos de Paz de París constituía una base sólida para el ataque final.

  • A finales de 1974 Hanoi había aumentado sus combatientes de 150.000 a 300.000 (el doble).
  • Había construido una red de carreteras desde la provincia de Quang Tri hasta el Mekong (todo en Vietnam del Sur) para permitir la marcha de hombres y máquinas.
  • El aeródromo de Khe Sanh estaba nuevamente operativo y en su poder.
  • El oleoducto hasta Loc Ninh quedó abierto para mandar combustible hacia el Sur.
  • La Ruta Ho Chi Minh, libre ya de bombardeos, era transitada por todo tipo de vehículos, grandes, pequeños y pesados.

A principio de 1974 son atacadas las zonas de Quang Nam y Quang Ngai, en mayo se registran intensos combates en Ben Cat y Thuong Duc es recuperado por el ARNV con mucha dificultad. Pero en la primavera de 1974 el EVN había recuperado lo perdido en el delta del Mecong.

Los preliminares de la Ofensiva de Primavera

Pese a la segunda gran derrota de la Ofensiva de Pascua, los guerrilleros del Viet Cong y especialmente el EVN estaban preparados para una nueva ofensiva. En la imagen, un soldado Viet Cong sostiene un fusil AK-47 bajo la bandera vietcong mientras participa en la ceremonia de intercambio de prisioneros supervisado por la junta militar de las cuatro potencias, en 1973.

En un principio la seria derrota cosechada en la Ofensiva de Pascua hacía recelar al politburó de una rápida victoria. Más bien lo que trataban de conseguir era una posición más fuerte, a ser posible cortando al país en dos, para el ataque final que tendría lugar en 1976.

Sin embargo, desde el Sur, el general norvietnamita Tran Van Tra pedía una gran acometida a unos 10 km de la capital. Él insistía en que se podía conseguir una victoria rápida. El plan consistía en partir de las Tierras Altas Centrales hasta la ciudad de Pleiku y cortar su conexión con Ban Me Thuot. En un principio se aplazó la petición, pero finalmente Hanoi decidió comenzar la ofensiva, y el general Van Tieng Dung fue enviado al Sur para preparar todas las actuaciones.

El 1 de marzo de 1975 el EVN cortó los enclaves terrestres con Ban Me Thuot, la ciudad cayó el 13 de ese mismo mes. El ataque hizo tomar al presidente Thieu dos de tantas decisiones equivocadas, pero que en aquellos momentos resultaron extraordinariamente trágicas:

  • Sacar a sus fuerzas de Pleiku y Kontum para concentrarlas en la ciudad que terminaba de caer.
  • Abandonar la Zona Desmilitarizada, replegando todos los efectivos de la ciudad de Quang Tri hacia Hue y Da Nang.

La retirada se convirtió en una desbandada. La presión del ejército enemigo, el pánico de los civiles que huyeron aterrados y la ineptitud del mando que no pudo realizar una retirada ordenada (una operación de las más difíciles que se le pueden pedir a un oficial) minaron por completo la cohesión y espíritu de lucha de los soldados que, en lugar de defender las ciudades citadas, huyeron entre la multitud que bajaba despavorida. En un intento de evitar una derrota catastrófica el presidente del Sur en marzo decretó la movilización general para tratar de contener la ofensiva que muy pocos veían irremediable.[33]​ Pero el esfuerzo resulta inútil, Hué cayó el 25 de marzo y Da Nang el 30. En las Tierras Altas Centrales también cundió el pánico y cayeron en poder del Norte dos días después.

Como reconoció posteriormente el general Van Tieng Dung, aquel fue un golpe de suerte con el que no contaban. Ante estas noticias el buró político dirigido por Le Duc Tho y el militar a las órdenes de Giap enviaron sendos cables aprobando la movilización solicitada por Dung. Este general comenta las discusiones que había habido por cual sería el campo de batalla elegido. Finalmente se optó por la región de Tay Nguyen por tener el Sur sólo dos divisiones para defenderlo y además diseminadas. Pero ni siquiera estas ofrecieron gran resistencia porque todo el país era un caos.

Al gobierno de Saigón sólo le quedaba jugar la carta de luchar en las provincias del sur (las más ricas) a la espera del monzón que detendría o paralizaría todo. Mientras el Vietcong asentaba sus bases y organizaba un Gobierno Revolucionario Provisional.

Mientras tanto ocurría eso, los contactos con Estados Unidos para conseguir apoyo aéreo no cesaron; pero en esta ocasión sólo lograron buenas palabras de un país que quería olvidar cuanto antes aquella contienda.

La Ofensiva de Primavera

Aquel desmoronamiento en la parte norte del país y las Tierras Altas Centrales cambió la percepción que tenían los dirigentes de una victoria para el año siguiente. También lo cambió para Saigón que trató de entablar negociaciones con los comunistas. Estos exigieron la desaparición de Thieu de la escena política y finalmente dejó el poder el 21 de abril siendo sustituido por el general Duong Van Minh.[33]​ A finales de marzo el Buró Político se reunió nuevamente y se decidió lanzar la Ofensiva. Dung recordó el discurso lanzado tras la reunión:

Nuestra ofensiva estratégica general empezó en la campaña de Tay Nguyen. Ahora ha llegado una nueva oportunidad estratégica y las condiciones permiten un rápido final para nuestra resolución de liberar el Sur. Decidimos concentrar rápidamente nuestras fuerzas, armas y material para liberar Saigón antes de la estación de las lluvias.

El 22 de abril varios aviones A-37 capturados al enemigo volaron hasta Tan Son Nhut y, valiéndose de su apariencia, atacaron la torre de control y destruyeron numerosos cazas. El humo pudo verse desde Saigón con la consiguiente sensación de pánico.

El general Cao Van Vien ordenó a sus hombres defender las posiciones hasta el fin y poco después huyó. Las mismas dos cosas hizo el presidente Thieu. Su cargo fue ocupado el 28 de abril por Duong Van Minh (Gran Minh).

Unidades enteras del Saigón se rendían al paso de los comunistas que avanzaban tomando una ciudad tras otra bajo el lema

En el mejor momento, con la mayor rapidez, la mayor osadía y la mayor sorpresa, y seguros de la victoria.

Rendición incondicional

En 1975 a los refugiados ya no les quedaban sitios a donde ir. En la imagen, evacuados sudvietnamitas atravesando la cubierta de un navío estadounidense durante la operación "Frequent Wind" en abril de 1975, para su posterior transferencia hacia Filipinas o la base de Camp Pendleton, California.

A las 24 horas del 29 de abril (la Hora H) Saigón fue atacada por todas las direcciones, excepto desde el mar. Por la Zona Desmilitarizada penetraron más unidades, lo mismo que desde Laos y desde el centro norte de Camboya.

En un bosque de caucho próximo a Dau Giay aguardaba una unidad de ataque en profundidad formada por una brigada de carros de combate, un regimiento de infantería y algunas unidades más. Llevaban los vehículos camuflados con ramas, los brazos con cintas rojas para distinguirse y uniformes impecables para tomar la capital.

El general Cao Van Vien firmó la orden de resistir con la frase "defender hasta la muerte, hasta el final, la porción de la tierra que nos queda", poco después desertaba de su puesto y huía del país.

A las 15:00 del 29 de abril los transportes, los blindados y carros de combate de la unidad de ataque en profundidad salieron del bosque y llegaron a la capital aplastando toda resistencia que pudieron encontrar. Al día siguiente llegaron a Saigón mientras la gente trataba de huir por cualquier medio y con asombro ocuparon las calles de la capital avanzando hacia el cuartel general del Estado Mayor, el Palacio de la Independencia, el cuartel general de la Zona Capital Especial, el Directorio General de la Policía y el aeródromo de Tan Son Nhut con una enorme rapidez. Hasta los periodistas quedaron sorprendidos cuando recibieron la noticia de que habían penetrado en el palacio presidencial (los tanquistas vietnamitas tuvieron la cortesía de repetir el acto poco después para que lo pudiesen fotografiar). Era la Caída de Saigón.

Los comunistas subieron las escaleras del Palacio con sus banderas. Llegaron al despacho del presidente y entraron. Con cierta dignidad Minh dijo:

Les hemos estado esperando para poder transferirles el gobierno.

La contestación fue:

Usted no tiene nada que transferir. Puede rendirse incondicionalmente.[1]

Repercusiones del conflicto

Probablemente pocos conflictos hayan tenido tantas repercusiones en la Historia contemporánea como el de Vietnam y también pocos han atraído más atención de novelistas y sobre todo cineastas.

En Estados Unidos

Imagen del Vietnam Memorial en Washington DC, en 2005.

Los bombardeos masivos y la crueldad de la guerra retransmitida por vez primera por los medios de comunicación terminaron de cambiar la imagen que aún había en muchos países de EE.UU. y especialmente la que tenían los estadounidenses de sí mismos. La imagen de un país enorme aplastando a otro pequeño y la de sus soldados cometiendo matanzas fuera y dentro resultaron demoledoras, dejando aplastado (pero no muerto) el espíritu del Destino Manifiesto. En las elecciones de 1968 un presidente dedicado a las reformas sociales como Lyndon Johnson se enfrentó a fuertes desafíos por parte de dos demócratas opuestos a la guerra: los senadores Eugene McCarthy y Robert Kennedy (hermano del asesinado presidente Kennedy y asesinado también al final de la campaña). El 31 de marzo, en vista de una humillante derrota en las encuestas de opinión pública y de la incesante prolongación del conflicto en Vietnam, Johnson se retiró de la contienda presidencial y ofreció negociar el fin de la guerra. La reelección de Nixon en 1972 provocó un éxodo masivo de ciudadanos descontentos a países como Canadá.[34]

La oposición a la guerra se extendió dentro y fuera de Estados Unidos entre la juventud, siendo una de las causas de los movimientos contra el sistema, como el movimiento hippie. Las universidades estadounidenses fueron escenario de manifestaciones de protesta contra la implicación de Estados Unidos en esta guerra no declarada y, en opinión de muchos, injustificada. Hubo encuentros violentos entre los estudiantes y la policía con masacres. En octubre de 1967, 200.000 manifestantes marcharon frente al Pentágono, en Washington DC, exigiendo la paz, siendo uno de los puntos más álgidos del movimiento pacifista. También es cierto que dicha situación coincidió con uno de los momentos de máxima prosperidad económica con una gran demanda de empleo, lo que confería mucha seguridad a la juventud y posibilidades de cambiar modas y costumbres.

Manifestante ofreciendo una flor a un policía militar durante una protesta anti-Vietnam en Arlington, Virginia, en 1967. National Archive.

La firma de los acuerdos de paz en París no fue una salida con honor, como pretendía Nixon, como demostró después la sensibilidad de la sociedad estadounidense hacia los desaparecidos en combate y, en décadas posteriores, a todos los que evitaron el conflicto por uno u otro camino. Además la contienda dejó centenares de miles de soldados con una amplia adicción a las drogas y afectados por los efectos del agente naranja usado durante la guerra, que lograron décadas después la prestación sanitaria gratuita o la supresión de barreras arquitectónicas.

El ejército estadounidense afirmó siempre que había luchado como debía, y si no logró la victoria fue por tener las manos atadas a la espalda, teniendo que llevar a los periodistas al mismo frente, no pudiendo emplearse como deseaba, etc. Pero el trauma de Vietnam duró mucho más a los militares que a la sociedad en general. Así las referencias a esta contienda en cualquier guión de cine que requiera ayuda del Pentágono son discutidas hasta la saciedad incluso con amenaza de romper la colaboración si no se atiende a sus demandas[35]​ como fue el caso de Oficial y Caballero sobre las canciones que cantaban los cadetes sobre los niños y el napalm, o T.A.P.S. Más allá del honor donde hubo que cambiar los diálogos, el final y la actitud del capitán de la Guardia Nacional porque se estrenaba diez años después de la matanza de Kent State y podía recordar al hecho (los productores necesitaban los carros y los helicópteros), o en el mismísimo James Bond, unos treinta años después de terminar el conflicto, los guionistas tuvieron que suprimir una frase sobre la posibilidad de comenzar otra guerra contra Vietnam si era descubierto y "puede que esta vez ganemos".[35]

Para Vietnam

La victoria frente al capitalismo no trajo la paz a Vietnam, como el cambio de nombre de su fiesta nacional por Día de la Paz pudiera hacernos creer. Pocos años después la nación invadía Camboya y los hombres de las balsas (refugiados) siguieron aumentando sin que ningún país quisiera hacerse cargo de ellos. Aunque la invasión de su vecino trajo la liberación de los camboyanos de su régimen maoísta, una de los más sanguinarios del planeta sino el que más, no logró la paz. Las luchas contra lo que quedaba de los Jemeres Rojos se prolongaron durante más de una década, con continuos anuncios de retirada que se aplazaban o no se cumplían, hasta que en los años 90 se celebraron elecciones en aquel país (ver Historia de Camboya).

El antiguo Vietnam del Norte perdió el 70% de su infraestructura industrial y de transportes, además de 3 000 escuelas, 15 centros universitarios y 10 hospitales.[9]

El medio ambiente vietnamita quedó profundamente dañado por la utilización del Agente Naranja que desfolió grandes extensiones de selva que no han vuelto a recuperarse por la invasión del bambú y otras plantas. Pero peor aún fueron los efectos en la población de esas sustancias, aparentemente inocuas para los humanos, con miles de abortos prematuros, esterilidad (especialmente dolorosa para las mujeres de medios rurales)[1]​ y nacimientos con malformaciones, a lo que debe añadirse todos los hijos ilegítimos de rasgos caucasicos y africanos dejados en la pobreza y marginación por los soldados de Estados Unidos.

Así mismo han causado muchos daños a la agricultura, muertes entre los campesinos y amputaciones (especialmente a niños) los miles de explosivos, municiones y minas sin estallar ni retirar en los bosques y arrozales. Estos efectos provocaron la bajada de producción en las explotaciones agrícolas y el aumento de la población urbana que huía del campo, convertido en campo de batalla. Se han contabilizado 10 500 000 refugiados; creando unas pérdidas de 200 000 millones de dólares.[9]

También es verdad que, aún acallados por la censura oficial, muchos vietnamitas echaban de menos los tiempos de los "yankis" y su dinero.[1]​ Pero con la apertura de relaciones diplomáticas en los años 90 y la ayuda económica estadounidense se han producido situaciones de cierto desconcierto ante tanta generosidad.

Las enormes infraestructuras de túneles excavados por todo Vietnam ahora forman parte de las atracciones que visitan los turistas. Se pueden ver las entradas camufladas, recorrer sus galerías, sentarse en las selvas de reuniones e incluso disparar las Ak-47.[16]​ Este turismo de guerra ha contribuido a levantar la economía del país, muy debilitada tras la caída de la URSS.

Para el resto del mundo

La impresión de que un pueblo pobre, pero muy motivado podía derrotar a la mayor potencia mundial empleando la guerra de guerrillas caló muy hondo en la mayoría de los países. Hasta el punto de considerarse el medio definitivo de lucha de las naciones pobres contra las ricas, cosa de la que se han apartado después movimientos como el de los Sin tierra latinoamericanos.

Helicópteros como el Black Hawk con sus dos pares de aspas y blindaje, o la implantación definitiva de los chalecos antibalas y antifragmentos se deben en parte a las experiencias obtenidas en Vietnam. Del mismo modo, muy pocos gobiernos apoyados por Estados Unidos perdieron una guerra de guerrillas.[36]

Una nefasta consecuencia de aquella guerra fue la falta de atención prestada por Occidente al genocidio camboyano por ser un pueblo subdesarrollado que había logrado derrotar también a un aliado de Estados Unidos; por lo tanto, en la mentalidad izquierdista/revolucionaria, no podía ser malo o si lo fuera las informaciones aportadas por organizaciones como Amnistía Internacional se calificaban de falsas o manipuladas por los servicios de inteligencia estadounidenses.

Se puede decir que el Ejército de Estados Unidos aprendió muchísimo de lo vivido en Vietnam. Aunque los políticos de aquel país tuvieron cuidado después en no hacer combatir a sus asesores al lado de las fuerzas locales en regiones como Centroamérica, la experiencia obtenida en el sudeste asiático sirvió para formar a las fuerzas de países como El Salvador, Guatemala, Honduras, etc y ser una de las causas para lograr detener los movimientos guerrilleros de ideología comunista en Centroamérica que preocupaban a Estados Unidos décadas posteriores.[37]​ En esa región sólo Nicaragua venció en su revolución.[36]

Dentro del continente africano sólo en Etiopía venció una revolución marxista en 1977.[36]​ La famosa e ineficaz línea McNamara fue puesta en práctica nuevamente en Sahara Occidental para frenar los ataques del Frente Polisario que a punto estuvieron de derrotar por completo a Marruecos. Estos muros de separación entre el llamado Sahara Útil y el resto del desierto emplean la misma tecnología de sensores de movimiento, detectores de personal y baterías tras las barreras físicas que la utilizada en la Zona Desmilitarizada; pero la experiencia obtenida permitió mejorar acertadamente la táctica empleada en la selva y supusieron una de las razones para que Marruecos lograra contener al Polisario.[38]

En Europa ni ELA en Grecia ni el Dev Sol en Turquía lograron imponerse.[36]

Por último, en Asia y Oceanía ningún movimiento marxista alcanzó el éxito de los vietnamitas.[36]

Tras el descalabro de Vietnam las distintas administraciones estadounidenses trataron de evitar la participación directa en cualquier conflicto, especialmente en América. Así mismo, cuando estas se llevaron a cabo los distintos gobiernos reaccionaron con cierta rapidez; la Administración Clinton retiró a tiempo a las fuerzas enviadas a Somalia para evitar que aquella intervención se sintiera como una nueva derrota. En la década anterior, el presidente Ronald Reagan retiró del Líbano a sus fuerzas tras el atentado suicida en Beirut.[36]

La utilización masiva del helicóptero en una guerra asimétrica se demostró correcta, pese a la derrota final. Tanto es así que en los conflictos posteriores de los años 80 y especialmente en siglo XXI se han empleado masivamente. En las Invasiones de Irak y Afganistán se han demostrado como el mejor método para combatir a un enemigo disperso y extremadamente móvil en la llamada Guerra contra el Terrorismo. Así la mayoría de los ejércitos de principios del siglo XXI tendieron a reforzar y diversificar sus flotas de helicópteros frente a los llamativos, pero menos eficaces cazas y bombarderos.[39]

Influencia en el cine

Aunque inicialmente la guerra de Vietnam no llamó excesivamente la atención de la industria cinemetográfica, en los años ochenta la producción de películas sobre el tema floreció con títulos muy destacados como Apocalypse Now o Platoon. Esta atención de Hollywood contrasta con el escaso interés mostrado por el cine francés hacia su derrota una generación antes.[9]

Al contrario que los análisis históricos e incluso la propia sociedad estadounidense, el cine sí supo asimilar la derrota estadounidense, en opinión de Marc Leppson.[1]​ De esta manera se pasó de la patriótica y poco creíble Boinas verdes, donde se muestra a unos entregados miembros de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos en su lucha contra los malvados comunistas, soslayando las terribles torturas que el libro original relataba,[35]​ a una más crítica Apocalypse Now, que prefirió alcanzar presupuestos astronómicos antes que rendirse a la censura del Pentágono a cambio de sus helicópteros.[35]​ Por su parte, Oliver Stone realizó entre 1986 y 1993 tres obras sobre estos sucesos: "Platoon", "Nacido el 4 de julio" y "Cielo y Tierra". Platoon recibió cuatro premios Oscar y dejó algo descolocados a los veteranos estadounidenses porque no los retrataba ni como héroes (aparece el fragging, las violaciones a niñas, los asesinatos, el incendio de aldeas), pero también los muestra en situaciones muy duras que se ven obligados aceptar por su condición de pobres, además de que no son todos iguales y también hay héroes como el sargento Elias Grodin, interpretado por Willem Dafoe. "Nacido el 4 de julio" solo obtuvo dos premios "Oscar", uno al mejor director, pero arrasó en los Globos de Oro. En Cielo y Tierra, basada en los libros de Le Ly Hayslip, intentó acercarse a la visión vietnamita del conflicto enfatizando las penurias sufridas por una joven vietnamita a la que, a su vez, convertía en narradora del film en una versión que busca el punto de vista neutral, narrando los horrores y atrocidades cometidas por ambos bandos [1] [2].

Otro clásico sobre el tema es "Full Metal Jacket" (conocida en España como La chaqueta metálica y en Latinoamérica como "Cara de guerra" o "Nacido para matar") de Stanley Kubrick. También se produjo La Colina de la Hamburguesa de John Irvin.

Ciertamente los distintos estudios han creado cintas de todo tipo. De esta forma quizá la visión cinematográfica más ficticia de este conflicto sea la dada por Rambo; un héroe que, en palabras de Marc Leppson, se parece tanto a un veterano de Vietnam como Superman a un policía por su gran irrealidad. No obstante otros títulos ofrecen análisis más próximos a la realidad como el mostrado por Francis Ford Coppola en Jardines de Piedra, donde los maduros veteranos le dicen al impulsivo muchacho que aquella guerra no la pueden ganar y él les responde que olvidan su potencia de fuego y su alta tecnología contra los arcos y flechas de los vietnamitas, una clara metáfora de una de las causas de la derrota, el pensar que se puede vencer a un pueblo subdesarrollado sólo a base de bombas.[9]

Una ausencia en muchos de estos largometrajes es la postura vietnamita, con pocas excepciones como Vietnam Vietnam mostrando la participación australiana y las acciones vietnamitas en los poblados. Hay que esperar casi al siglo XXI para ver Cuando éramos soldados y adentrarnos un poco más en la vida en los túneles con los soldados del norte.

Información sobre uniformes

Estadounidenses: Como ropa de campo o de faena, el soldado que se acababa de instalar en el Ejército de EE. UU. recibía 4 pantalones de algodón de color verde olivo o verde boreal, confeccionados con un bolsillo por cadera y 2 bolsillos traseros con solapas abotonadas.

Recibía 4 camisas de faena de algodón de color verde oliva, con un solo bolsillo colocado en la pechera. Los galones de rango y grado se llevaban en estas camisas de faena.Los uniformes del Ejército estadounidense posiblemente fueran los más sofisticados, aunque en ocasiones eran bastante incómodos, debido a que, en parte, estaban hechos de material sintético. Los EE.UU llegaron a producir casi 30.000.000 de pantalones y camisas, casi el triple que soldados.

Huelga decir, que, a pesar de ser fabricados en cantidades ingentes, los uniformes militares estadounidenses eran de mayor calidad que los artesanales del Viet Cong. Hubo controversia en el debate referente a si la ropa interior debía ser de color de camuflaje también, en caso de que los soldados estadounidenses destinados a primera línea de fuego tuvieran problemas de camuflaje al tener que hacer sus necesidades. La idea se desechó y, a los partidarios de que al final no se pintaran, un hecho curioso les dio la razón: Un grupo de soldados estadounidenses habían quedado perdidos en la selva, y, para atraer la atención de algún piloto, colocaron en el verde suelo la ropa interior mostrando las siglas SOS. Al final, consiguieron salvarse gracias a este recurrente método y a sus ágiles mentes.

Véase también

Referencias

La guerra de Vietnam fue uno de los conflictos más documentados por no ser una guerra declarada y, por tanto, no poder aplicar la censura militar. Sin embargo, en países como España se produjo un olvido interesado, según palabras de María Teresa Largo Alongo,[9]​ durante los años ochenta, siendo muy escasa la producción histórica. En ocasiones se tiene la sensación, comenta la misma autora, de encontrarse ante un conflicto muy difícil de analizar por la enorme cantidad de material existente (traducciones, reportajes, crónicas...). Frente a este fenómeno aparece en contraposición lo poco tratada que ha sido la visión vietnamita para Occidente, creándose así, según Tad Szulc, una visión mitificada ante la falta de análisis más profundos.[9]

Buena parte de la información para confeccionar este artículo, especialmente las citas textuales, se ha obtenido de la monografía Nam, Crónica de la guerra de Vietnam.

  1. a b c d e f g h i j k l m n ñ o p q Varios, Nam, Crónica de la guerra de Vietnam, 1988, Editorial Planeta-De Agostini, Barcelona, ISBN 84-396-0755-6
  2. se puede fumar en pipa pues nunca fue declarada como tal, véase referencia anterior
  3. a b c Alfredo Bosque Coma, Españoles en Vietnam, nº 30 de La aventura de la Historia, Arlanza Ediciones, Madrid, abril de 2001
  4. Garibaldi, Luciano, Un siglo de guerras, Librería Universitaria de Barcelona, S.L, Barcelona, 2002, ISBN 84-89978-36-0
  5. Según informó el gobierno de Hanoi con ocasión del 20º aniversario, Agence France Presse, 4 de abril de 1995 (http://www.rjsmith.com/kia_tbl.html)
  6. José María Carrascal, Es mi héroe, La aventura de la Historia, Arlanza Ediciones, Madrid, julio de 2006
  7. a b Peter Arnett, Vietnam la guerra de los 10 000 días (1945-1975), Editorial Planeta-De Agostini, Barcelona, 1993, Depósito Legal NA-212/1993
  8. a b David Solar, Ocaso Francés en Indochina, nº 62 de La aventura de la Historia, Madrid, Arlanza Ediciones, diciembre de 2003.
  9. a b c d e f g h i j k l m n ñ María Teresa Largo Alonso, La guerra de Vietnam, Ediciones Akal, Madrid, 2002, ISBN 84-460-0454-2
  10. Carl Sagan, Un punto azul pálido, Editorial Planeta, Barcelona, 1996, ISBN 84-08-01645-8
  11. a b c d Varios, Los músculos de la guerra, capítulo 13 de Soldados, Londres, BBC, 1984
  12. a b Peter Arnett, Bombardeos aéreo - Vietnam la guerra de los 10 000 días (1945-1975]], Editorial Planeta-De Agostini, Barcelona, 1993, Depósito Legal NA-212/1993
  13. a b José María Saenz, De todo y para todo, nº 275 de Avion Revue, Motor Press Ibérica, Madrid, mayo de 2005
  14. a b c Varios, 1º de Caballería: Vietnam, nº 9 de Cuerpos de Élite, Barcelona, Planeta de Agostini, 1986, ISBN 84-7598-185-2
  15. El carro de combate, capítulo 4 de Soldados, BBC, Londres. 1984
  16. a b Noticias con Historia, La aventura de la Historia, Madrid, Arlanza Ediciones, julio de 2006
  17. Varios, Capítulo 1 de Soldados, Londres, BBC, 1984
  18. «Revelan que unos 11 mil efectivos del Ejército soviético combatieron en Vietnam». Agencia EFE vía La Segunda. 15-02-2008. Consultado el 16-02-2008. 
  19. Max Walmer, Guía Ilustrada de Fuerzas de Élite 2, Tecnología Militar, Ediciones Orbis, Barcelona, 1986, ISBN 84-7634-926-2
  20. a b John Williams Mañana será un día maravilloso, capítulo 14 de El mundo en guerra, Thames Television Int. Ltd, Londres
  21. Alfredo Bosque, Lucha o revienta, un español en Indochina,, número 62 de La aventura de la Historia, Madrid, Arlanza Ediciones, diciembre de 2003
  22. a b Varios, Irregulares, capítulo 12 de Soldados, Londres, BBC, 1984.
  23. a b Varios, Guía ilustrada de guerra aérea sobre Vietnam (I) - Tecnología militar, Ediciones Orbys, Barcelona, 1986, ISBN 84-7634-711-1
  24. Nugus/Martin Productinos, Cuerpos de élite, BBC, Londres, 2005, del Libro-DVD, Cuerpos de élite Misión Imposible, ISBN 84-609-6758-1
  25. Peter Batty, Visiones de la guerra. La batalla de Dien Bien Fu, editor Margaret Harris, Pamplona, IVS (Internacional Video Sistemas), D.L., 1990
  26. Varios, de Indochina a Vietnam, nº 10 de Grandes Batallas de la Historia, Ediciones Dolmen, Madrid, 2004, ISBN 84-96193-46-2
  27. Julio Martín Alarcón, Tribulaciones de un vendedor, La aventura de la Historia Madrid, Arlanza Ediciones, julio de 2006
  28. Varios, Libro Guinness de los Récords, Ediciones MAEVA, Estella, 1987, ISBN 84-86478-04-9
  29. a b c Varios, Guía Ilustrada de Cazas Modernos, Tecnología Militar, Ediciones Orbis, Barcelona, 1986, ISBN 7634-579-8
  30. Varios, Phantom contra MiG, nº 2 de Cuerpos de Elite, Editorial Delta, Barcelona, ISBN 84-7598-185-2
  31. Julio Maíz, La mejor opción, nº 279 de Avion Revue, Motor-Press Ibérica, Madrid, septiembre de 2005
  32. Arturo Arnalte, El Vietnam soviético, nº 37 de La aventura de la Historia, Arlanza Ediciones, Madrid, noviembre de 2001
  33. a b c d Varios, Crónica del siglo XX, Plaza & Janés Editores, Barcelona, 1986, ISBN 84-01-60298-X
  34. Informativo Antena 3, Antena 3 TV, Madrid, 5 de noviembre de 2004
  35. a b c d David L. Robb, Operación Hollywood, Editorial Océano, Barcelona, 2006, ISBN 84-494-2696
  36. a b c d e f Varios, Historia de la Guerra - The Times (Atlas), La esfera de los libros, Madrid, 2006, ISBN 84-9734-505-3
  37. Varios, El patio Trasero, nº 90 de Cuerpos de Elite, Planeta-Agostini, Barcelona, 1986, ISBN 84-7598-185-2
  38. David Solar, Sin Solución. Sáhara, 30 años de conflicto, nº 89 de La aventura de la Historia, Arlanza Ediciones, Madrid, marzo de 2006
  39. José Mª Sainz, El día que cambió el poder aéreo, nº 291 de Avion Revue, Motor Press Ibérica, Madrid, 2006

Enlaces externos


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