Diferencia entre revisiones de «Dialecto murciano»

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- Ibarra Lario, Antonia. ''Materiales para el conocimiento del habla de Lorca y su comarca''. Universidad de Murcia. Murcia. 1996.
- Ibarra Lario, Antonia. ''Materiales para el conocimiento del habla de Lorca y su comarca''. Universidad de Murcia. Murcia. 1996.

== Rasgos dialectales ==

Los rasgos dialectales murcianos difieren entre zonas, localidades, entre clases sociales y entre los propios individuos según la situación comunicativa en la que se encuentren, ello se debe a que la presión e influencia de la norma estandar se hallan muy avanzadas, por lo que los rasgos dialectales quedan reducidos a ciertas personas o sectores. Por esta castellanización no se dan todos en los mismos hablantes, y suelen darse en mayor número a mayor edad mientras que el habla de los jóvenes escasean.

En el dialecto murciano encontramos fenómenos lingüísticos que son o fueron usuales en otras variedades lingüísticas (aragonés, mozárabe, catalán, valenciano, andaluz, castellano vulgar, etc)

SOBRE CONSONANTES:

Conservación frecuente de sordas intervocálicas o presencia de una sorda en lugar de una sonora: cocote (cogote), cocotazo, cancro (cangrejo), poyata (Lorca: muro de piedra en seco), parata (parada), chenta (lat. semita), sermonata (sermonada), atoba (adobe), acachar, alcayata, engangrenar, cangrena, pescatero, pinato (pino jóven), gayato (cayado), falluto (huero), capolar, Caputa (Paraje en Mula), caparra (garrapata), capítulo (cabildo), alhábega (albahaca), súpito (súbito), molata, escorrata, pescatero, Ficaria (Paraje en Blanca), volandero, etc
Sonorización frecuente de consonantes sordas: gambusino (campesino), morga (morca), alhábega (albahaca), chiguito (chiquito), regüestar (recostar), bambulla (lat. ampulla), etc.
Conservación esporádica del grupo latino kl: clamar, 'llamar' y del grupo "pl" (plantaje, El Plan)
Conservación del grupo latino fl: flama (llama, calor), flamante (llameante), flamar, suflama y soflama, inflar, infleta, botinflar, botinflao...
Mantenimiento del sonido procedente de la g latina que aparece velarizado en algunas voces: tragilla, tragillar, chamelgar (gemellicare), chamelgo, retagila, agestar, etc
Conservación de /f/ latina, bien en su forma original (Fenazar, fenás, vafada, fito a fito, manifacero, ferrija, Ficaria, figue, etc) o bien de manera aspirada (se mantiene la aspiración siempre ante /u/ (huerte, huerza, humar, humo), se mantiene en algunos casos ante /o/: jondo, jongo, jopo; y en algunos casos ante /a/: jaldar, jambre, etc)
Presencia del grupo consonántico -ns- intervocálico: ansa, nansa, pansa, pansir, pansío, suspensar, ansín y ansina...
Permuta consonántica entre sordas /k/ y /t/: La Rápita/La Rápica, tavacote (cavacote), tápena (caparis), friolenco, cantamusa, a tatas (a catas<a gatas), chito (chico, en Cieza)
Paso frecuente de b > m- : mandurria, Menjú (Abenhud), meneno, comenencia, moñiga, camota (cabota), etc..
Neutralización consonántica de /k/ y /g/ en posición inicial de palabra: guchillo, cangrena, garraspera, gaibola (caveola), etc
Distinción de elle y eye, e incluso ultralleísmo. Modernamente predomina el Yeísmo especialmente en las zonas urbanas.
Pérdida de la d intervocálica (venío (venido), majal (majadal), , 'boa', etc.)
La secuencia /pro/ o bien simplifica en /po/ (pograma, poblema, pofesional, pofesor, etc) o bien torna en /pre/ (precurar, prepartía)
Paso de la secuencia /per/ hasta /pre/ (premitir, pretenecer, premanecer, etc)
Permuta entre /b/ y /g/: busano, bujero, abora (agora, ahora), cobollo, bustar, bufar / gufar, arbullo (cat. orgull), etc
Caída de todas las consonantes finales excepto /n/: caen las consonantes /s/ ['kæ̞sæ̞] (casa por "casas"), la consonante /r/ [kɔ'mɛ] (comé por "comer"), la consonante /l/ [kæ̞'næ̞] (caná por "canal"), la interdental representada con z (aljɛ, por `aljez´) y en general todas las demás (`relóh´ por `reloj´, `almotarih´ por `almotarif´, `azúh´ por `azút´, etc...
Epéntesis con una alveolar ante interdental: romanza (romaza), bercicleta, Jarcinto, marzapán, almarzara, calluerzo (cariosus), etc.
Caída de consonantes sonora intervocálica g: juar (jugar), miaja (migaja), mijica (migajita), piujal (pegujal), cujón, etc
Tendencia a mantener la /b/ intervocálica o presencia de una /b/ epéntica: cobete, toballa, bubo, rabiblanca, buba, así como en la desinencia latina en -ba para los imperfectos de indicativo (teniba, queriba, lloviba, saliba, comiba...)

Caída en algunos casos de consonantes sonora intervocálica b: caeza, caizo, raiblanca (rabiblanca), etc.
Reducción del grupo –pt- latino a –pp- en neologismos(atto, attitú) y simplificación en voces antiguas(siete, seteno, setenil), etc.
Asimilación regresiva de consonantes en grupos internos, ya documentado en romance, como /ds/ (pronunciado ascribir en vez de "adscribir"), /bs/ (sustracción por "substracción"), /ks/ (esponente), /rs/ (intesticio por "intersticio"), /ns/ (costar por "constar"), que puede provocar la geminación del segundo de los sonidos consonánticos como en /rn/ (can•ne), /rl/ (Cal•los), /kt/ (contat•to), /dk/ (ak•quirir) o /gd/ (Mad•dalena).
Paso de la dental /d/ hasta /l/ o /r/ simple: melecina (medicina), meralla (medalla), siguirilla, etc
Pérdida de la secuencia intervocálica –er-: desipela (erisipela), quisiá (quisiera), quisión (quisieron), hubiá (hubiera), hubión (hubieron), juá (fuera), viniámos (vinieramos), etc.
En algunas zonas como en la Vega Baja o el Campo de Cartagena era frecuente el seseo (sanguango por "zanguango") mientras que en la Vega del Segura era muy usual el ceceo sobre todo en posición inicial de palabra: cerrucho (serrucho), bizuejo, liciar (lisiar), zapo (sapo), cencillo, "zajar", zalpicar, zofra, etc..

SOBRE ALVEOLARES

Neutralización de las líquidas /l/ y /r/ en posición implosiva, ya documentado entre los mozárabes, en un fonema alveolar mixto: fartar (faltar), calpintero (carpintero), arto (alto), almario (armario), etc.
Nasalización de l/ o /n/ implosivas: anguno o ambuno (alguno, arguno), cuncusilla (culcasilla), etc.
Permuta entre /l/ y /n/: álima (anima), manilla (malilla), alimal (animal), tarataña, añilos, perorata, etc.
Presencia frecuente de una nasal ante /p/: timple, himpoteca (hipoteca), himpócrita, etc.
Presencia de una nasal ante palatal: muncho (mucho), bolinche, acembuche o zambuche, lunchar, mencha, menchero, etc

SOBRE LA PALATALIZACIÓN

Palatalización de /k/ ante yod: `cherer´ (quierer) en vez de `querer´; `muchachicho´ en lugar de `muchachiquio´; `poquicho´ en lugar de `poquiquio´ (En realidad `ch´ es sólo una grafía aproximativa, pero la consonante tiene su propio sonido palatal característico de sí)
Palatalización de /d/ ante yod: presillo, poyo (podium), suiciyo, rebuchar (repudiare), yadema (diadema), etc.
Palatalización de /l/ ante yod: manlleva, llebre, callente, etc...
Palatalización de /l/: acorrallar, llampar, llampear, llampo, llengua, lletra, lletura, llibro, alluego, ... ya documentada entre los mozárabes de Córdoba.
Palatalización de /n/ ante yod: escrutiño, araña (aranea), Toño (Antoñio), iñesta (hiniesta, retama), pecuña, España, matrimoñesco (matrimonial), colaña (<colunna<columna), añeblar (anieblar), ñebla, etc
Palatalización usual de /n/ en posición inicial o intervocálica: ñudo, ñudoso, añudar, ñora, enroñar (tamb. enronar), enrobiñar (tamb. enrobinar), etc.
Palatalización del grupo latino -gn- y -nn-: cañuto, Ñasco (Ignacio), puño (pugnus), endeñar (indignare), colaña (colunna<columna), etc.
Mantenimiento de palatales medievales: minchar (manducare), panocha, regallo, adivinalla (adivinaja), orilla (auraticum), bulchaca (burjaca), Pencho (Fulgencio), Concha (Concepción), carcallá, cegalloso, gorgollo (gorgojo), o por el contrario velarización de la palatal romance: madrija (madrilla), camarroja, majencar (mayencar), etc
Presencia frecuente de una palatal en lugar de una interdental: pancha (panza), esjinche, arrechucho (arrechuzo), punchar (punzar), puncha, etc.

VOCALIZACIÓN CONSONÁNTICA

Vocalización de /k/ ante T: caraiter, atraitivo (atractivo), destruición (destrucción), etc
Vocalización de /b/ ante consonante: deuda, cauza (capsa), ausenta, Ceutí, rauta (rabta), etc.
Vocalización de /d/ ante R: máere o máire (madre), páere o páire, fráire o fráere, lairón (ladrón), etc
METÁTESIS CONSONÁNTICA

La consonante que más se metatiza es la /r/ y la vocal que más la /i/:

Metátesis de /r/: catreal, Grabiel, treato, cofadre, traganina, amorgonar, etc.
Metátesis de /i/: naide, zuidá/zudiá (ciudad), cudio (cuido), cudiar (cuidar), maniantal (manantial), etc.

SOBRE LAS VOCALES

Diptongación de /e/ y /o/, respectivamente en /ie/ y /ue/ o /oe/: tierra, nuevo, cuerpo, rueldo (rolde), laberiento, entriega, puer (pueder), cherer (quierer), tuera (tora), güelver (volver), trayer, cayer (caer), cuentar, bizuejo, briega, piensar, vuelar, etc...
Reducción del diptongo /ie/ en /e/: cencia (ciencia), comenencia (conveniencia), silla (<siella), mentres/mentras(mientras), algüitero (albudeitero), Abanilla (ant. Favaniella), Jumilla (ant. Jumiella), etc
.

Respecto a peculiaridades en torno al apócope y epéntesis vocálica, se hallan casos como: gambujo (gambuj), ses (sieso), cauz (cauce), espante (espanto, del romance `espant´), rede (red), fangue (cat. fang), huéspede (huésped), canute, etc
Conservación esporádica de –e átona final: rede (red), huéspede, piedé (En Balsapintá: pié),
Apertura de las vocales y creación de una armonía de vocales abiertas. Las vocales son, /i - i̞, e - ɛ, a - æ̞, o - ɔ, u - u̞/. Además las vocales nasales poseen una resonancia nasal más intensa que en castellano y de igual manera sucede con las vocales en entorno palatal o velar. Este rasgo es autóctono del sureste peninsular, que abarca el ámbito lingüístico del andaluz oriental y del murciano.
Reducción de la secuencia vocálica latina -uu- en -u- (que posteriormente dió -o-): endivido (individuo), contino (continuo), etc
Abertura del diptongo -ei- en -ai-: sais, queráis (queréis), perdáis (perdéis), venáis (<venéis<venís), paine (peine), painar, conmenianza (conveniencia), yesaire, vainte, trainta...
Permuta vocálica entre /a/ y /e/: acebache, zambuche (acembuche), selvaje, verraco, sábena, monecillo, Migalo (Miguel), fantesía, estilla, etc
Permuta vocálica entre /i/ y /e/: menuto, defunto, teritar, tericia, témido, sífilis, aristín, tenaja, mampirlán, tiner, vinir, injundia, intinción, genovisca, menucia, menino, etc.
Permuta vocálica entre /o/ y /u/: complir, estrupicio, nus (nos), lus (los), u (o), sofrir, etc
Permuta vocálica entre /u/ y /i/: murta (mirto), pestulencia (pestilencia), biñuelo, engañifa, ungüento (ungüento), etc
Permuta vocálica entre /e/ y /o/, /u/: escuro, escuridá, zuño, cerullo, , mermurar, etc
Aféresis de /e/ inicial: nebro, neldo, nagua (enagua), etc
Simplicación del diptongo -ia- en -a-: mendema (vindemia), relica, etc, o por el contrario reproducción de -ia-: escampiar, andiar, inquinia, liornia, etc
Respecto a la presencia de Y intervocálica encontramos: melopea (melopeya), etcp

MORFOLOGÍA Y FLEXIÓN VERBAL

Frecuencia de la composición de verbos con el añadido de /man-/ o /manu-/ (manus, mano): mamprender, mantornar, manusear, etc.
Todos los verbos conservan la desinencia -ba en el imperfecto de indicativo (queriba, teniba, llevaba, comiba, perdiba, etc)
Los verbos en -ir presentan la vocal -e- del tema de los verbos infinitivos en -er: venemos (venimos), venéis (venís), salemos (salimos), saléis (salís), saleré (saldré), saleréis (saldréis), suberé, suberás, suberá, suberemos, suberéis, suberán (subirán)...
Mantenimiento de vocales originarias en voces derivadas: terragoso (terra), campusino (campus), testarazo (testa), etc.

DERIVACIÓN POR SUFIJACIÓN:


SO- : sonregar, sorrostrar (soportar), soflamar, etc.

DES- : desaminar, desanchar, desapartar (apartar), descomulgar (excomulgar), deseparar, desansiar, descomer (faltar el apetito), desbinzar, desborrar, desescombrar, etc.

SOBRE- : sobreacequiero, sobreaña, sobresolera, etc.

Derivación frecuente con –izo, -iza: barranquizo, blanquizo, bardiza, etc.
Derivación frecuente con –arria o –arra: tontarria, fanfarria, soñarra, etc.
Derivación frecuente con –icio, con idea de gran proporción: casilicio (de `casa´), cartapacio (de `carta´), etc
Frecuencia de la terminación -í : jativí (variedad de uva), moniquí, ricotí, valencí, serení, estrí, estremí, asequí, rafalí, etc... que en ocasiones adopta una –n- final: jabalín, marroquín, etc.
Uso muy frecuente de –oso, -osa: molestoso –a, agroso –a, alabancioso -a, etc.p
Características léxicas [editar]El vocabulario distinto del español estándar comporta una variedad extraordinaria, notable incluso entre las mismas variedades de las distinas zonas de la Cuenca del Segura.
Presenta numerosos arcaísmos romances y latinos, mozarabísmos, arabísmos, aragonesismo, catalanismos y provenzalismos, y gran cantidad de valencianismos localizados en su mayoría en la zona oriental debido al contacto lingüístico valenciano-murciano en la Vega Baja del Segura).

Algunos vocablos del dialecto murciano que también están presentes en la lengua aragonesa son: acorar, alatón, ansa, bardomera, besón, bofo, bolinche, calentor, capaza, caráiter, calorina chamada, desocupo, dica, dula, chulain, encerrizarse, esfilusar, falsa (desván), fresquilla, guisque, mojete, pajuz, pinacho, pinatar, pinacho, polsaguera, rafe, raspear (en arag. "rasmear"), riso, robín, toña, zarangollo.

Uso habitual del diminutivo -ico, -ica", que en la huerta de Murcia se pronuncia -quio, -quia. De carácter afectivo, su uso en el conjunto del territorio hispanohablante fue paralelo a la de -ito hasta el siglo XVII; a partir de esta época se ha ido retirando del castellano, salvo en un número limitado de palabras, y tan sólo sigue siendo usual en Navarra, Aragón, Albacete, Murcia, Andalucía Oriental y zonas de Hispanoamérica.[3]
En el dialecto murciano se mantiene una gran cantidad de léxico latinos y/o románicos que por su estadio evolutivo evidencian un grado de arcaísmo del dialecto murciano:
agro (agrio), vidro (vidrio), cancro / cranco (cangrejo), ansa (asa), nansa (nasa), llosco (<lluscus. oscuro), gorgo (gorges), boria (borea), rovillo (rubellu), nenguno (nec unus), mesmo, pueder / puer (poder), tiniente, defunto, pué(d) (de "pueder", poder) vertú, onde (donde, adónde), impués (<in post. después), quié(r) (de `quierer´, querer), huéspede (huésped), rede (red), menuto (minuto), u (o), naide (nadie), campusino / gambusino (campesino, de `campus´), mendema (vendimia), parella, caparra (garrapata), alabancia, piejo (piojo), quijero (capsarius), acorar, cauza (del lat. cautia, o del lat. capsa), muncho (multus), nano (nanus), riso, ble(d)a (blitum), llengua (lingua), llebre (liebre), robín (rubigo -ginis), poyata (podium + raíz participio -ata), parata (parare + raíz participio -ata, mermurar, melis, dica / disquia / diquia / iquia (hasta, de `de hic ad´), parabla (parabolam), jografía (geografía), puncha (punctia), angor (angor -oris), juntamento, yerba (hierba), güeno (bueno),

Otros rasgos que muestran el grado de arcaísmo del murciano respecto a otras variantes románicas son: la conservación de la desinencia -ba para los imperfectos de indicativo (que el castellano y catalán perdieron tempranamente); continuación de ciertos fenómenos del latín vulgar como la palatalización ante yod de los sonidos /d/ (poyo, presillo), /k/ (cherer), /b/ (rojo, rebuchar) y de /l/ (llengua, llebre, manlleva); continuación del uso de sufijos románicos como -ico, ica y el sufijo -ete, -eta (que perduraron ante la influencia del sufijo castellano -ito, -ita); conservación de palatales que el castellano mudó en j (minchar, gorgollo, adivinalla), neutralización y/o permuta entre vocales átonas o tónicas (tiniente, sobir, defunto, séfilis), conservación de la G latina en algunos casos (tragilla, calicha, chemecar), conservación del grupo FL latino (flama, flamar, flamante, flamará, inflar, infletá), etc

Características gramaticales [editar]Artículo determinado: el artículo determinado se omite a veces en el habla del Noreste de la Región de Murcia, donde son muy usuales frases como "ir a escuela" por "ir a la escuela". En cambio, en el lenguaje vulgar de la ciudad de Murcia, a diferencia del resto de la región, suele ser proclítico el artículo indeterminado, diciéndose un-caballo, una-casa; en las restantes comarcas se pronuncia ún caballo, úna casa.
Cambio en los verbos auxiliares: Habemos cinco por "somos cinco".
Uso del verbo `ser´ como auxiliar en los tiempos compuestos en lugar de `haber´: os fuerais io (hubiérais ido), fueran querío (hubieran querido), semos pensao (hemos pensado), seis venio (habéis venido)etc...






== Orígen del dialecto murciano ==
== Orígen del dialecto murciano ==
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Merece tener en cuenta que se tiene documentada la presencia en el Reino de Murcia de gentes itálicas (genoveses, lombardos, pisanos, sicilianos, etc) tanto antes como después de la conquista aragonesa o castellana, teniéndose conocido que existían estrechas relaciones entre el sureste peninsular y las repúblicas italianas.
Merece tener en cuenta que se tiene documentada la presencia en el Reino de Murcia de gentes itálicas (genoveses, lombardos, pisanos, sicilianos, etc) tanto antes como después de la conquista aragonesa o castellana, teniéndose conocido que existían estrechas relaciones entre el sureste peninsular y las repúblicas italianas.


== Rasgos dialectales ==
Los rasgos dialectales murcianos difieren entre zonas, localidades, entre clases sociales y entre los propios individuos según la situación comunicativa en la que se encuentren, ello se debe a que la presión e influencia de la [[norma estandar]] se hallan muy avanzadas, por lo que los [[rasgos dialectales]] quedan reducidos a ciertas personas o sectores. Por esta [[castellanización]] no se dan todos en los mismos hablantes, y suelen darse en mayor número a mayor edad mientras que el habla de los jóvenes escasean en

Como es lógico, el dialecto murciano presenta semejanzas y diferencias respecto al [[aragonés]], [[catalán]], [[castellano]], [[valenciano]].

=== Algunas características fonéticas ===
En el dialecto murciano encontramos fenómenos lingüísticos que son o fueron usuales en otras variedades lingüísticas (aragonés, mozárabe, catalán, valenciano, andaluz, castellano vulgar, etc)

SOBRE CONSONANTES:

* Conservación frecuente de sordas intervocálicas o presencia de una sorda en lugar de una sonora: cocote (cogote), cocotazo, cancro (cangrejo), poyata (Lorca: muro de piedra en seco), parata (parada), chenta (lat. semita), sermonata (sermonada), atoba (adobe), acachar, alcayata, engangrenar, cangrena, pescatero, pinato (pino jóven), gayato (cayado), falluto (huero), capolar, Caputa (Paraje en Mula), caparra (garrapata), capítulo (cabildo), alhábega (albahaca), súpito (súbito), molata, escorrata, pescatero, Ficaria (Paraje en Blanca), volandero, etc

* Sonorización frecuente de consonantes sordas: gambusino (campesino), morga (morca), alhábega (albahaca), chiguito (chiquito), regüestar (recostar), bambulla (lat. ampulla), etc.

* Conservación esporádica del grupo latino ''kl'': ''clamar'', 'llamar' y del grupo "pl" (plantaje, El Plan)

* Conservación del grupo latino ''fl'': ''flama'' (llama, calor), ''flamante'' (llameante), flamar, suflama y soflama, inflar, infleta, botinflar, botinflao...

* Mantenimiento del sonido procedente de la g latina que aparece velarizado en algunas voces: tragilla, tragillar, chamelgar (gemellicare), chamelgo, retagila, agestar, etc

* Conservación de /f/ latina, bien en su forma original (Fenazar, fenás, vafada, fito a fito, manifacero, ferrija, Ficaria, figue, etc) o bien de manera aspirada (se mantiene la aspiración siempre ante /u/ (huerte, huerza, humar, humo), se mantiene en algunos casos ante /o/: jondo, jongo, jopo; y en algunos casos ante /a/: jaldar, jambre, etc)

* Presencia del grupo consonántico -ns- intervocálico: ''ansa, nansa, pansa, pansir, pansío, suspensar, ansín y ansina...''

* Permuta consonántica entre sordas /k/ y /t/: La Rápita/La Rápica, tavacote (cavacote), tápena (caparis), friolenco, cantamusa, a tatas (a catas<a gatas), chito (chico, en Cieza)

* Paso frecuente de b > m- : mandurria, Menjú (Abenhud), meneno, comenencia, moñiga, camota (cabota), etc..

* Neutralización consonántica de /k/ y /g/ en posición inicial de palabra: guchillo, cangrena, garraspera, gaibola (caveola), etc

* Distinción de elle y eye, e incluso [[ultralleísmo]]. Modernamente predomina el [[Yeísmo]] especialmente en las zonas urbanas.

* Pérdida de la ''d'' [[intervocálica]] (''venío'' (venido), majal (majadal), , 'boa', etc.)

* La secuencia /pro/ o bien simplifica en /po/ (pograma, poblema, pofesional, pofesor, etc) o bien torna en /pre/ (precurar, prepartía)

* Paso de la secuencia /per/ hasta /pre/ (premitir, pretenecer, premanecer, etc)

* Permuta entre /b/ y /g/: busano, bujero, abora (agora, ahora), cobollo, bustar, bufar / gufar, arbullo (cat. orgull), etc

* Caída de todas las [[consonantes finales]] excepto /n/: caen las consonantes /s/ ['kæ̞sæ̞] (''casa'' por "casas"), la consonante /r/ [kɔ'mɛ] (''comé'' por "comer"), la consonante /l/ [kæ̞'næ̞] (''caná'' por "canal"), la interdental representada con z (aljɛ, por `aljez´) y en general todas las demás (`relóh´ por `reloj´, `almotarih´ por `almotarif´, `azúh´ por `azút´, etc...

* Epéntesis con una alveolar ante interdental: romanza (romaza), bercicleta, Jarcinto, marzapán, almarzara, calluerzo (cariosus), etc.

* Caída de consonantes sonora intervocálica g: juar (jugar), miaja (migaja), mijica (migajita), piujal (pegujal), cujón, etc

* Tendencia a mantener la /b/ intervocálica o presencia de una /b/ epéntica: ''cobete'', ''toballa'', ''bubo'', ''rabiblanca'', ''buba'', así como en la desinencia latina en -ba para los imperfectos de indicativo (teniba, queriba, lloviba, saliba, comiba...)


* Caída en algunos casos de consonantes sonora intervocálica b: caeza, caizo, raiblanca (rabiblanca), etc.

* Reducción del grupo –pt- latino a –pp- en neologismos(atto, attitú) y simplificación en voces antiguas(siete, seteno, setenil), etc.

* Asimilación regresiva de consonantes en grupos internos, ya documentado en romance, como /ds/ (pronunciado ''ascribir'' en vez de "adscribir"), /bs/ (''sustracción'' por "substracción"), /ks/ (''esponente''), /rs/ (''intesticio'' por "intersticio"), /ns/ (''costar'' por "constar"), que puede provocar la geminación del segundo de los sonidos consonánticos como en /rn/ (''can•ne''), /rl/ (''Cal•los''), /kt/ (''contat•to''), /dk/ (''ak•quirir'') o /gd/ (''Mad•dalena'').

* Paso de la dental /d/ hasta /l/ o /r/ simple: melecina (medicina), meralla (medalla), siguirilla, etc

* Pérdida de la secuencia intervocálica –er-: desipela (erisipela), quisiá (quisiera), quisión (quisieron), hubiá (hubiera), hubión (hubieron), juá (fuera), viniámos (vinieramos), etc.

* En algunas zonas como en la Vega Baja o el [[Campo de Cartagena]] era frecuente el [[seseo]] (''sanguango'' por "zanguango") mientras que en la Vega del Segura era muy usual el ceceo sobre todo en posición inicial de palabra: ''cerrucho'' (serrucho), ''bizuejo'', ''liciar'' (lisiar), ''zapo'' (sapo), ''cencillo'', "zajar", ''zalpicar'', ''zofra'', etc..


SOBRE ALVEOLARES

* Neutralización de las líquidas /l/ y /r/ en posición implosiva, ya documentado entre los mozárabes, en un fonema alveolar mixto: ''fartar'' (faltar), ''calpintero'' (carpintero), arto (alto), almario (armario), etc.

* Nasalización de l/ o /n/ implosivas: anguno o ambuno (alguno, arguno), cuncusilla (culcasilla), etc.

* Permuta entre /l/ y /n/: álima (anima), manilla (malilla), alimal (animal), tarataña, añilos, perorata, etc.

* Presencia frecuente de una nasal ante /p/: timple, himpoteca (hipoteca), himpócrita, etc.

* Presencia de una nasal ante palatal: muncho (mucho), bolinche, acembuche o zambuche, lunchar, mencha, menchero, etc


SOBRE LA PALATALIZACIÓN

* [[Palatalización]] de /k/ ante yod: `cherer´ (quierer) en vez de `querer´; `muchachicho´ en lugar de `muchachiquio´; `poquicho´ en lugar de `poquiquio´ (En realidad `ch´ es sólo una grafía aproximativa, pero la consonante tiene su propio sonido palatal característico de sí)

* [[Palatalización]] de /d/ ante yod: presillo, poyo (podium), suiciyo, rebuchar (repudiare), yadema (diadema), etc.

* Palatalización de /l/ ante yod: manlleva, llebre, callente, etc...

* [[Palatalización]] de /l/: ''acorrallar, llampar, llampear, llampo, llengua, lletra, lletura, llibro, alluego, ...'' ya documentada entre los mozárabes de Córdoba.

* Palatalización de /n/ ante yod: escrutiño, araña (aranea), Toño (Antoñio), iñesta (hiniesta, retama), pecuña, España, matrimoñesco (matrimonial), colaña (<colunna<columna), añeblar (anieblar), ñebla, etc

* Palatalización usual de /n/ en posición inicial o intervocálica: ñudo, ñudoso, añudar, ñora, enroñar (tamb. enronar), enrobiñar (tamb. enrobinar), etc.

* Palatalización del grupo latino -gn- y -nn-: cañuto, Ñasco (Ignacio), puño (pugnus), endeñar (indignare), colaña (colunna<columna), etc.

* Mantenimiento de palatales medievales: minchar (manducare), panocha, regallo, adivinalla (adivinaja), orilla (auraticum), bulchaca (burjaca), Pencho (Fulgencio), Concha (Concepción), carcallá, cegalloso, gorgollo (gorgojo), o por el contrario velarización de la palatal romance: madrija (madrilla), camarroja, majencar (mayencar), etc

* Presencia frecuente de una palatal en lugar de una interdental: pancha (panza), esjinche, arrechucho (arrechuzo), punchar (punzar), puncha, etc.


VOCALIZACIÓN CONSONÁNTICA

* Vocalización de /k/ ante T: caraiter, atraitivo (atractivo), destruición (destrucción), etc
* Vocalización de /b/ ante consonante: deuda, cauza (capsa), ausenta, Ceutí, rauta (rabta), etc.
* Vocalización de /d/ ante R: máere o máire (madre), páere o páire, fráire o fráere, lairón (ladrón), etc

METÁTESIS CONSONÁNTICA

La consonante que más se metatiza es la /r/ y la vocal que más la /i/:

* Metátesis de /r/: catreal, Grabiel, treato, cofadre, traganina, amorgonar, etc.

* Metátesis de /i/: naide, zuidá/zudiá (ciudad), cudio (cuido), cudiar (cuidar), maniantal (manantial), etc.


SOBRE LAS VOCALES

* Diptongación de /e/ y /o/, respectivamente en /ie/ y /ue/ o /oe/: tierra, nuevo, cuerpo, rueldo (rolde), laberiento, entriega, puer (pueder), cherer (quierer), tuera (tora), güelver (volver), trayer, cayer (caer), cuentar, bizuejo, briega, piensar, vuelar, etc...

* Reducción del diptongo /ie/ en /e/: cencia (ciencia), comenencia (conveniencia), silla (<siella), mentres/mentras(mientras), algüitero (albudeitero), Abanilla (ant. Favaniella), Jumilla (ant. Jumiella), etc
.
* Respecto a peculiaridades en torno al apócope y epéntesis vocálica, se hallan casos como: gambujo (gambuj), ses (sieso), cauz (cauce), espante (espanto, del romance `espant´), rede (red), fangue (cat. fang), huéspede (huésped), canute, etc

* Conservación esporádica de –e átona final: rede (red), huéspede, piedé (En Balsapintá: pié),

* Apertura de las vocales y creación de una armonía de vocales abiertas. Las vocales son, {{IPA|/i - i̞, e - ɛ, a - æ̞, o - ɔ, u - u̞/}}. Además las vocales nasales poseen una resonancia nasal más intensa que en castellano y de igual manera sucede con las vocales en entorno palatal o velar. Este rasgo es autóctono del sureste peninsular, que abarca el ámbito lingüístico del andaluz oriental y del murciano.

* Reducción de la secuencia vocálica latina -uu- en -u- (que posteriormente dió -o-): endivido (individuo), contino (continuo), etc

* [[Abertura]] del diptongo -ei- en -ai-: ''sais'', ''queráis'' (queréis), ''perdáis'' (perdéis), ''venáis'' (<venéis<venís), ''paine'' (peine), painar, ''conmenianza'' (conveniencia), ''yesaire'', ''vainte'', ''trainta''...

* Permuta vocálica entre /a/ y /e/: acebache, zambuche (acembuche), selvaje, verraco, sábena, monecillo, Migalo (Miguel), fantesía, estilla, etc

* Permuta vocálica entre /i/ y /e/: menuto, defunto, teritar, tericia, témido, sífilis, aristín, tenaja, mampirlán, tiner, vinir, injundia, intinción, genovisca, menucia, menino, etc.

* Permuta vocálica entre /o/ y /u/: complir, estrupicio, nus (nos), lus (los), u (o), sofrir, etc

* Permuta vocálica entre /u/ y /i/: murta (mirto), pestulencia (pestilencia), biñuelo, engañifa, ungüento (ungüento), etc

* Permuta vocálica entre /e/ y /o/, /u/: escuro, escuridá, zuño, cerullo, , mermurar, etc

* Aféresis de /e/ inicial: nebro, neldo, nagua (enagua), etc

* Simplicación del diptongo -ia- en -a-: mendema (vindemia), relica, etc, o por el contrario reproducción de -ia-: escampiar, andiar, inquinia, liornia, etc

* Respecto a la presencia de Y intervocálica encontramos: melopea (melopeya), etcp


MORFOLOGÍA Y FLEXIÓN VERBAL

* Frecuencia de la composición de verbos con el añadido de /man-/ o /manu-/ (manus, mano): mamprender, mantornar, manusear, etc.

* Todos los verbos conservan la desinencia -ba en el imperfecto de indicativo (queriba, teniba, llevaba, comiba, perdiba, etc)

* Los verbos en -ir presentan la vocal -e- del tema de los verbos infinitivos en -er: ''venemos'' (venimos), ''venéis'' (venís), ''salemos'' (salimos), ''saléis'' (salís), ''saleré'' (saldré), ''saleréis'' (saldréis), ''suberé'', ''suberás'', ''suberá'', ''suberemos'', ''suberéis'', ''suberán'' (subirán)...

* Mantenimiento de vocales originarias en voces derivadas: terragoso (terra), campusino (campus), testarazo (testa), etc.


DERIVACIÓN POR SUFIJACIÓN:


SO- : sonregar, sorrostrar (soportar), soflamar, etc.

DES- : desaminar, desanchar, desapartar (apartar), descomulgar (excomulgar), deseparar, desansiar, descomer (faltar el apetito), desbinzar, desborrar, desescombrar, etc.

SOBRE- : sobreacequiero, sobreaña, sobresolera, etc.

* Derivación frecuente con –izo, -iza: barranquizo, blanquizo, bardiza, etc.

* Derivación frecuente con –arria o –arra: tontarria, fanfarria, soñarra, etc.

* Derivación frecuente con –icio, con idea de gran proporción: casilicio (de `casa´), cartapacio (de `carta´), etc
* Frecuencia de la terminación -í : jativí (variedad de uva), moniquí, ricotí, valencí, serení, estrí, estremí, asequí, rafalí, etc... que en ocasiones adopta una –n- final: jabalín, marroquín, etc.

* Uso muy frecuente de –oso, -osa: molestoso –a, agroso –a, alabancioso -a, etc.p

=== Características léxicas ===

* El vocabulario distinto del [[español estándar]] comporta una variedad extraordinaria, notable incluso entre las mismas variedades de las distinas zonas de la Cuenca del Segura.

Presenta numerosos [[arcaísmo]]s romances y latinos, [[mozarabísmo]]s, [[arabísmo]]s, [[aragonesismo]], [[catalanismo]]s y provenzalismos, y gran cantidad de valencianismos localizados en su mayoría en la zona oriental debido al contacto lingüístico valenciano-murciano en la [[Vega Baja del Segura]]).

Algunos vocablos del dialecto murciano que también están presentes en la lengua aragonesa son: ''acorar, alatón, ansa, bardomera, besón, bofo, bolinche, calentor, capaza, caráiter, calorina chamada, desocupo, dica, dula, chulain, encerrizarse, esfilusar, falsa'' (desván), ''fresquilla, guisque, mojete, pajuz, pinacho, pinatar, pinacho, polsaguera, rafe, raspear'' (en arag. "rasmear"), ''riso, robín, toña, zarangollo''.


* Uso habitual del [[diminutivo]] ''-ico'', ''-ica", que en la huerta de Murcia se pronuncia -quio, -quia. De carácter afectivo, su uso en el conjunto del territorio hispanohablante fue paralelo a la de ''-ito'' hasta el siglo XVII; a partir de esta época se ha ido retirando del castellano, salvo en un número limitado de palabras, y tan sólo sigue siendo usual en Navarra, Aragón, Albacete, Murcia, Andalucía Oriental y zonas de Hispanoamérica.<ref>{{cita libro
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* En el dialecto murciano se mantiene una gran cantidad de léxico latinos y/o románicos que por su estadio evolutivo evidencian un grado de arcaísmo del dialecto murciano:
* En el dialecto murciano se mantiene una gran cantidad de léxico latinos y/o románicos que por su estadio evolutivo evidencian un grado de arcaísmo del dialecto murciano:



Revisión del 11:14 17 feb 2010

Lenguas y dialectos hablados en España hacia 1950

Lingüísticamente se conoce como dialecto murciano a una serie de rasgos dialectales existentes en la lengua española dada tradicionalmente en el sudeste de la península Ibérica, concretamente (Región de Murcia, sur de la provincia de Albacete y comarca alicantina de la Vega Baja del Segura, oriente de la provincia de Almería (Comarca de los Vélez y Almanzora) y el territorio abarcado por el antiguo Marquesado de Villena.

En estas zonas los rasgos dialectales están especialmente patentes hoy día sólo entre ciertos segmentos de población, especialmente en aquellos que han permanecido más al márgen de la alfabetización en castellano y la presión de éste (agricultores, obreros, etnia gitana y otros colectivos). Es uno de los dialectos meridionales del español, junto con el dialecto andaluz, el dialecto extremeño y el dialecto canario. La modalidad lingüística que más se parece el murciano sin duda es al extremeño y el aragonés.

Por su composición y forma se puede considerar al murciano como un dialecto romance muy influido por el castellano, el aragonés, el mozárabe y el valenciano/catalán, gestado en los siglos XIII y XIV debido al mestizaje de los naturales del reino de Murcia (mudéjares, mozárabes, judíos, neomozárabes y extranjeros asentados en el reino con anterioridad) junto con los castellanos, navarro-aragoneses, catalanes, valencianos y provenzales que llegaron después. Los rasgos del murciano son muy heterogéneos y variables, pero no más heterogéneo y variable que el castellano o el catalán o el aragonés, pudiéndose considerar que se mantiene un mismo patrón dialectal a lo largo de todo el territorio lingüístico murciano, el cual apenas sufre grandes variaciones lo cual hace que no pueda hablarse de `hablas murcianas´ sino de `dialecto murciano con sus naturales variedades subdialectales.

Tras la paulatina desaparición del analfabetismo (aún importante en la zona a mediados del siglo XX), la elevación de la edad de escolarización obligatoria y el creciente peso de los medios de comunicación, estos rasgos han ido perdiendo importancia durante el siglo XX. A lo largo de su historia ha recibido influencias del catalán, aragonés y del dialecto andaluz.[1]

También se usa el término panocho (unos dicen que procede de panocha, mazorca de maíz y hay quien dice que procede del árabe "banuch", el arraigado, el autóctono) para designar los rasgos dialectales de zonas rurales de la huerta de Murcia.

En el siglo XIX y XX surgió una literatura en murciano con un alto grado de abstracción que aunaba rasgos murcianos con rasgos castellanos y palabras no reales utilizadas para la expresión poética, lo cual produjo severas críticas por ser una deformación del auténtico lenguaje murciano.[2]​ Sin embargo, hay que anotar que ese murciano literario deformado e irreal no supera en rudeza ni abstracción ni en genuidad ni autenticidad al auténtico dialecto murciano.

Estudio

Son numerosas las obras en torno al dialecto murciano, algunas son:

- Alberto Sevilla. Vocabulario Murciano

- Garcia Soriano , Vocabulario del Dialecto Murciano

- García Cotorruelo- Emilia. Estudio sobre el habla de Cartagena y su comarca.

- Molina Fernandez, Patricio, Parablero Murciano

- Muñoz Cortés-Manuel. El habla de la Huerta.

- Aguilar Gil, Pedro. Raíces, habla y costumbres de los huertanos. A.A.V.V. Torrealta. Molina. 1999.

-Álvar López, Manuel. Estudios sobre las hablas meridionales. Universidad de Granada. Granada. 2004.

- Álvar López, Manuel. Las hablas meridionales de España y su interés para la lingüística comparada. Atlas Lingüístico de Andalucía, Tomo 1, nº. 2. Universidad de Granada. Granada. 1956.

- Diez de Revenga, Francisco Javier y De Paco, Mariano. Historia de la literatura murciana. Editora Regional. Murcia. 1989.

- Ibarra Lario, Antonia. Materiales para el conocimiento del habla de Lorca y su comarca. Universidad de Murcia. Murcia. 1996.

Orígen del dialecto murciano

El dialecto murciano tiene su orígen en el Reino de Murcia en los siglos XIII, XIV y XV: a una base románica se superpusieron una gran cantidad y variedad de todo tipo de elementos lingüísticos procedentes de una amplia gama de variantes lingüísticas que han ido llegando o influenciando al sureste de la península Ibérica.

El dialecto murciano se muestra como un dialecto iberorromance en el que se hallan diferentes elementos lingüísticos atribuíbles a un primer sustrato prerromano y latino y ulteriormente a un sustrato del romance andalusí así como diferentes elementos lingüísticos procedentes del árabe culto y dialectal, del aragonés, del occitano y del provenzal, del catalán y del valenciano, del castellano arcaico y del moderno, de la norma académica del español moderno, del francés e incluso de la lengua caló; asímismo el dialecto murciano tiene un parecido notable con los dialectos italianos.

En el murciano preponderan las más conocidas soluciones fonéticas del castellano moderno (enmudecimiento de f y g latinas, conversión de los grupos pl- y cl- en la palatal elle, etc)de ahí que haya que considerarlo como un dialecto del español.

Fuentes y Ponte comentaba en el capítulo "Lo que olvidóseme" de su obra "Murcia que se fué" que tras la reconquista el Reino de Murcia se impuso el provenzal como lengua oficial y en otra parte de la obra comenta que los vencedores cristianos de la Corona de Aragón impusieron en el Reino de Murcia una lengua aragonesa muy influenciada por el provenzal, la cual se fundió con el habla pre-existente y posteriormente con el castellano. Justo García Soriano también comentó que tras la conquista por los cristianos del Reino de Murcia se impuso el provenzal como lengua oficial.

Por otro lado Justo García Soriano al estudiar las aportaciones lingüísticas de los pueblos que habitaron o dominaron el antiguo Reino de Murcia procede a considerar primero al elemento mozárabe del Reino de Murcia, del que dice que representa el sustrato lingüístico indígena pre-existente a la conquista cristiana, para a continuación ir considerando la influencia y herencia aportada por las sucesivas aportaciónes lingúísticas del árabe,castellano, aragonés y catalán-valenciano, de los cuales afirma que contribuyeron en mayor o menos media a la conformación del dialecto murciano.

Recientemente está cobrando valor e interés la hipótesis del murciano como una variante románica castellanizada, fundamentado por el hecho del predominio de aquellas soluciones fonéticas consideradas propias y tipicas del castellano moderno (enmudecimiento de /f/ y /g/ latinas, reducción ei > e, palatalización de PL, CL y CT, deshacimiento de apócopes, etc) pero con el mantenimiento de una morfología, fonética y léxicos esencialmente ibero-romance con carácteres propios.

El dialecto murciano y el habla mozárabe murciana

Las gentes del sureste peninsular conservaron su habla hispano-latina durante todo el periodo de gobierno musulmán hasta los siglos XIII y XV, pasada la conquista por la Corona de Aragón y la Corona de Castilla. El denominado "latinía" o "romance andalusí" o "aljamía del Oriente del Andalus" fué la lengua autóctona y popular del sureste peninsular y era usada independientemente de la confesión religiosa de las personas.

La variedad románica denominada en su tiempo latinía o aljamía del Oriente del Andalus compuso la base lingüística hispano-latina del dialecto murciano; sobre ésta base romance se añadieron diferentes elementos aragoneses, catalanes, castellanos y provenzales.

Han llegado varias referencias a la lengua hispanolatina hablada en el sureste peninsular, como las referencias de los autores arábigos Albaithar, Aben Buclarix, Ibn Sida, etc.

En el Libro del Repartimiento de Murcia se cita a muchos mozárabes murcianos a quienes les acompaña el calificativo de romi, arromins, rumi, arromia que es el nombre que los musulmanes daban a los romanos o a los descendientes de los romanos.

En el dialecto murciano y más especialmente en su variedad dada en la huerta, encontramos gran cantidad de rasgos lingüísticos permanecientes de aquel romance autóctono.

En el dialecto murciano encontramos gran cantidad de rasgos morfosintácticos y fonéticos permanecientes de aquel romance hablado por mozárabes y mudéjares del reino de Murcia. Entre los rasgos achacables a aquel romance andalusíse hallan la palatalización de /l/ inicial, la abertura del diptongo -ei- en -ai-, la conservación de sordas intervocálicas, conservacion de ciertos grupos consonánticos ns, fl, cl, vacilaciones en la aspiración de la /f/ latina, permuta entre las vocales átonas o<>u, e<>i, uso de ll en lugar de j, etc..

Vocabulario del dialecto murciano con origen en el romance mozárabe murciano

En su obra Vocabulario del dialecto murciano, Justo García Soriano da una filiación al romance mozárabe murciano a las siguientes vocablos presentes en el dialecto murciano, si bien son sólo una ínfima parte de los vocablos murcianos que pueden deberse a tal filiación: ababol, abusión, abruzar, abuzarse y ausarse, aguaitar, aínas, alfarra, alminio, aniaga, angor, arciprés, aseguranza, azarja, babaza y babosa y barbacha y barbacho, barchilla, birlocha, buque, cabolo, caliche, cándido, cauz, corbo, cutir, cherol, folla, follar, fosal, galapatero, gerol, haldar, hampar, hogaril, janglón, juntamento, manate, mandrón, margarite y margarín, melis, Migalo, morciguillo, pagamenta, pancha, percanzar, perfolla, quejero y quijero, reluzángano, saldorija, servar, suco, súpito, tuera, vana, vecindado, visibilo.


D'aquel romance mozalarbe quean parablas como ababol, abercoque, arcacil, aletría, arciprés, asina, cabolo, caliche, caúz, caparra, compaña, corrental, falluto, juntamento, Migalo, morciguillo, pagamenta, pancha, perifolla, quijero, truje, verrugo, vide u visibilo.
www.llenguamaere.com, portal sobre el dialecto murciano.

Además se dan en murciano gran cantidad de voces arcáicas que pudieran proceder de aquel romance andalusí, como inde (desde) o dica y disquia (hasta), anda (hasta), pleita, abules (adiós, de augurium), etc

La lengua árabe en el dialecto murciano

La lengua árabe, en su modalidad culta, fué la lengua culta en el sureste peninsular hasta bien avanzado el siglo XV.

En el dialecto murciano quedan vestigios de la lengua árabe, tanto de la modalidad culta y literaria como la su variedad dialectal hispánica. La presencia de voces árabes en el dialecto murciano es muy notable, tanto aquellas de uso compartido con otras hablas (español, aragonés, catalán, valenciano) como aquellas de uso propio de la región.

Se baraja una cifra superior a 3000 arabísmos léxicos en el dialecto murciano (incluyendo los de uso exclusivo en murciano como los de uso compartido con el castellano, valenciano, catalán, aragonés, andaluz, extremeño, etc)

Algunos arabísmos léxicos peculiares del murciano son:

abellota, abercoque, acembuche, acendría, aceña o ceña, acequia o cequia o acieca o cieca, aciar, azabara o alzabara o acibara o cimbara o alcimara o cimara, acirundaja o cerundaja, acimboga o cimboba, adobar, adoverías, afalfa, alfarrazar o afarrasar, afarraso, agua nafa, ajorrar, ajorro, aladroque, alambín, alamín, alarís, albacorón, albarán, albardín, albellón, alberca, alcabor o arcabor, alcacel, alcacil o alcaucil o alcancil, alcaidía, alcaide, alcancía, alcacilera, alcagüeto, alcaidía, alcantarilla, alcatifa, alcuza, aldaba, aldaba moruna, alajú, aleja o leja, aletría, alfaba, alfajor, alfarda, alfardón, alfeizar, alforín o algorín, alfurre o aljorre, alfarsia, alficoz, algaidonar, alguaza, alhábega, alhania, alhucema, aliacán, aljévena, aljibe, alizar, almadraque, almagrán y almagrana, almaina, almaja, almajar o almajas, almajara, almajarra, almaraqueja, almarchas o almarches, almarga, almazara o almarzara, almazareta, almenara, almojábena, almoxarifazgo, almotacén, almudí, alquilate, amagasén, aojala, arambol, araña y arana, arcarde, arcazaba, argalloba, arjuma o ajuma o juma, armará, armilla, arraclán, arráez, arrear, arrecife, arroba, arrotova, asequí, ataú o ataúl, ataurique, atoba, atobar y atobao, azadar, azaga, azarbe, azarbeta, azarbón, azarja, azofra, azú o azul, azulejo, bacoreta, bardoma, bardomar, bardomera, barrano, ceje, ceña, cofa, charate, daraxarife, dasta y hasta, dula, embardomar, engarcilar, enjaretar, entina, nesbalijar, ezaga, falca, fardacho, galví, gambujo, gárgol, garrofa y garrofero, guajerro, hágamo, inda, jabegón, jácena y járcena, jalandro, jalar, jametería, jametero -a, jaraíz, jarapa, jarapotear, jaricar, jarrero, jativí, jelepa, jerife, jeta o geta, jonjolí, julepe, maquila, marful y manful, margual, marraja, matalahuva, misino, misquino, mona, manflorita, merancho, nucla o nuncla, ñora, ñoro, ojala o ojalá, aojala o aojalá, paniquesa, rabal, rafa, rafal, rafalí, rafe, rauta, real, sarria, sobreacequiero, tahulla, taibique, tamborinazo, tramuso, tutía, ¡use!, valedí, zabacequias, zafa, zafrán, zaga zagal, zahorí, zalefa, zamacuco, zamboa o acimboga, zambudio, zaradía, zaragüel, etc...

El murciano y la teoría del papel esencial del catalán

Coincidiendo con la etapa de mayor auge de las tesis pancatalanistas fueron apareciendo una serie de publicaciones cuyo único fin era ponderar y exaltar una supuesta herencia e influencia lingüística de la lengua catalana sobre el dialecto murciano, para lo cual formularon una serie de hipótesis y teorías históricas y lingüísticas que vienen sosteniendo principalmente mediante argumentación extralingüística para acabar concluyendo que la catalanidad residual o vigente del dialecto murciano es abrumadora.

El procedimiento por el cual esta perspectiva ha procedido en la Región de Murcia es el siguiente: "todo el léxico murciano con un equivalente en catalán se etiqueta como catalanismo", de ahí que por un simple parecido fonético se haya dado por herencia catalana un léxico y una antroponimia murciana que es típicamente románico y que no necesariamente tiene porqué tener un orígen catalán, ende que casi todo el léxico y antroponimia de la Región de Murcia atribuído a un orígen catalán es precisamente aquello que también relaciona al murciano con el aragonés, y/o con el valenciano, provenzal, occitano, castellano antiguo, romandalusí o con el romance medieval.

- Cierto autor del siglo XX popularizó el dicho de que El 50% del léxico peculiar de la Región de Murcia es de orígen catalán pero sin embargo ni siquiera en la recopilación léxica de Justo García Soriano aparecen un 50% de catalanismos, pues de 4.000 voces murcianas que recogió G. Soriano sólo añaió la marca cat. (catalán, del catalán) a unas 400 voces murcianas la mayoría de las cuales son corrientes latinismos, germanismos o arabísmos que se usan también en aragonés y/o en provenzal y/o en castellano vulgar y dialectal, otras además se usaban en castellano antiguo y romance andalusí, e incluso algunas de ellas se usan incluso en italiano (taca, enrobinar) o en caló (ful), etc.

- Algunos vienen afirmando que El habla de la huerta de Murcia tiene más influencia del catalán que del castellano sin embargo no hay ningúna prueba o indicio de ésto, más bien es lo que en el discurso académico filológico e histórico se viene considerando: el habla de la huerta de Murcia está enormemente más influenciada por el castellanocastellano que por el catalán.

- Desde ésta perspectiva algunos vienen sosteniendo que El dialecto murciano es resultado del contacto lingüístico entre el castellano y el catalán sin embargo el dialecto murciano es fruto del contacto lingüístico entre muchas variedades lingüísticas y no sólamente entre sólo dos, además el romance andalusí, el aragonés, el árabe y el provenzal desempeñaron un papel esencial y preponderante en la conformación y caracterización lingüística del murciano de lo cual es prueba el contenido linguístico del dialecto murciano. Además, el árabe culto y el aragonés-provenzal fueron lenguas oficiales del Reino de Murcia y el romance andalusí fué la lengua popular y vulgar hasta bien pasado el siglo XIV mientras que el catalán sólo fué una más de las muchas variantes lingüísticas que se cruzaron en el Reino de Murcia y además una de las variedades minoritarias, usada sólo por los catalanes que llegaron al Reino. Por otro lado, el aragonés, el romance andalusí, el árabe y el castellano antiguo participaron más que el catalán en la formación y conformación del dialecto murciano tal y como se aprecia en las características y contenido lingüístico del mismo dialecto murciano. Por otro lado no tiene fundamento la idea que tienen un orígen catalán ciertos rasgos o léxicos presentes en el dialecto murciano que ciertamente ni tienen un orígen catalán ni son exclusivos de la lengua catalana.

- Desde ésta perspectiva se viene sosteniendo que El murciano es un dialecto de trancisión entre el castellano y el catalán sin embargo los rasgos lingüísticos del dialecto murciano no se muestran como un dialecto trancisional entre lo castellano y lo catalán pues ni la fonética y ni la morfología ni el léxico del dialecto murciano se muestra como un punto intermedio entre la fonética y morfologia castellana y la catalana, además en una sorprendente cantidad de casos el castellano se parece al catalán mucho más que el murciano como puede ser en gran cantidad de elementos de sufijación por derivación o en el tratamiento de ciertas consonantes o grupos consonánticos romances.

- "En los siglos XIII y XIV los catalanes fueron el grupo poblador mayoritario en el Reyno de Murcia. Este juicio viene siendo formulado englobando en la denominación "catalán" todo aquel patronímico que tiene equivalencia en catalán o que es frecuente hallarlo en Cataluña independientemente de que dicho patronímico tenga verdaderamente un orígen catalán sin considerar que gran parte del susodicho patronímico es también usual y/ originario de Aragón, Occitania, Valencia, Castilla, Navarra, Murcia o Andalucía, etc.

Esta perspectiva también viene denominando "herencia catalana" al contacto lingüístico mutuo entre el dialecto murciano y el valenciano que viene produciéndose en la comarca de Orihuela desde hace varios siglos.

Estas afirmaciones han venido siendo sostenidas principalmente con una argumentación extra-lingüística y sin tener en cuenta que lo que aquello que relaciona al murciano con el catalán también relaciona al murciano con el aragonés, el valenciano o el mozárabe. El árabe dialectal y la variedad románica pre-existente a la conquista cristiana del Reino de Murcia eran lenguas populares y familiares de una población musulmana, cristiana o hebráica; El árabe culto y el hebreo fueron lenguas cultas hasta los siglos XIV o XV; El aragonés-provenzal se impuso como lengua oficial del Reino de Murcia tras la conquista cristiana del siglo XIII y además fué hablada en el pueblo llano; El castellano y posteriormente su norma académica fueron lenguas oficiales y modelo idiomático a imitar hasta hoy día.

Semejanzas entre el murciano y el catalán-valenciano

El dialecto murciano comparte con el catalán-valenciano algunas particularidades fonéticas, como la palatalización de /l/ inicial (llampo, lletra, lletura) o la vocalización de la /d/ ante /r/ (cast. padre; murc. páire o páere; cat. pare).

El seseo que se da en Orihuela y la Vega Baja del Segura viene atribuyéndose a la herencia lingüística valenciana la cual fué allí lengua oficial hasta el siglo XVIII. Asímismo el murciano y el catalán-valenciano presentan una gran cantidad de léxico heredado de la lengua prerromana, árabe y mozárabe que no están presentes en castellano.

Algunas de las muchas semejanzas léxicas entre el murciano y el catalán-valenciano son:

acorar, adivinalla, aladroque, abercoque, aladroque, albellón, alhábega, alzaria, amerarse, amollar, amorgonar, ancharia, ansa, aponar, atoba, atobarse, ausar, azabara o azabara o alcimara, bambolla, bocha, bolchaca, bonitol, bresca, buba, bufar, caballón, cabernera, cachirulo, calar, calbote, camal, cameta, camota, cancro o cranco, cangrena, canute, cantusear, carota, carrera, cascal, cordeta, cu o cute, cucarse, corcar, crespillo, charrar, charrán, chicho, chulla, embolicar, enamoriscarse, endormiscarse, ensobinarse, enza, escarcullar o escarcuñar, esclafar, escupinnajo, esporsar, fená, feroche, ferrija, flamará, fosca, gafarrón, gallete (a), garvillar, gíngol y gingolero, gargoleta, janglón, jeja, jeta, llanda, llengua, llampo, llampuga, llanquete, llueca, mamprender, mancha y manchador y manchar, manobre, matapollo, meco, mentres, minchar, molla, mota, nacha, noviaje, oliva y olivera, palera, pansir y pansío, pescatero, pésol o présol, picaza, picola, plantaje, porsaguera, puncha, quijal, retijar, revolica, rondalla, rustir, sarria, sipia, sirre o jerri, soca, socón, solaje, surtir y surtidor, taca, terraje, tornajo, tresmalle, trastajador, valúa, yaya, zuro etc.

Semejanzas léxicas entre el murciano y el aragonés

El aragonés fué lengua oficial en el Reino de Murcia tras la conquista cristiana, y hasta hace bien poco la Real Academia de la lengua española consideraba al murciano como un dialecto del aragonés.

Algunas semejanzas léxicas entre el murciano y el aragonés:

ababol, abonico, abreojo (abreojos), acachar, acaloro, acorar (acotolar), aguaitar, abaratar, aborrecer, adobar, agüera, ajoarriero, aladro, alamín, alatón, alatonero, alfarda, alfardón, alfarrazar, alforín (algorin), algez, algezón, alguaza, almenara, almudí, aldaba o albolada, albarán, albellón, alegrarse, alum o alún, amerar, ancharia, apandar, apaña-cuencos, apaño y apañar, apavilado, apercanzar, apero, apezonar, aplegar, arraclán arramblar, arrear, arrematar, arrobina(d)o, asín y asina, asnería, atajo, atoba, azulejo, amollar, amorgonar, alzaria, apa, arna (B. vaso de colmena), asín y asina, atoba, averío, avispado, azofra, azud, bachoca, baga, bacón, bandearse, bardiza, barraca, barredera, baxocas o bajocas, belén, blanca, bofo, borrar, bozo, brazal, bresca, broza, baladre, binsón (fizón), bardomera, bardoma, bizuejo, bleda y blea (bleto), bofo, bolchaca, bolinche, boria (boira), bozo (bozal), brisa, bufa, bufeta, cacera, cachirulo, calentor, calorina, camal (ramal), caparra, capaza, capacear, capazo, capolar, cañuto, caráiter, caballón, cabezada, calzetero, cambalache, campar, campero -ra, campico, capítulo, casero, chamorro, collerero, copero, corambre, corca, corcar, cordel, coscón, corvejones, cox-coj, crujida, cujón, cular (morcilla), cutiano, caricas, censal, cepo, chamada, chaparrado y achaparrado, cocio y corcio y córciol, corcón (B. corca), corrental, correntía, cucar, charrar, chiular (chiflar), chafar, chalán, chanada, chanchullo, chepa, chepado, chorrada, chorretón, chulla, , chulain, desocupo, dica y diquia, defisar, delegar, desagenas, desansiado, desfachatez, designias, despepitarse, der, de vano, doblero, duelo, dula, embafar, embolicar, empeltar (B. empeltre, olivo injertado), encerrizarse, enguiscar, enrobinarse, enrona, enronar, ensobinarse, escachuflar, escaparrar, esclafar, escorreor y escorredor, escudillar, esfilusar, eslapizarse, espatarragarse, espichar, esponjado, estral, estropicio, excusado, exporgar, faloria, fajo, falca, falsa, fandango, farinetas, farolero, fardacho -a, farfalloso -a, fila y fileta, fito a fito, forado, fresquilla (presquilla), fritada, fuchina, fulero -a, fumero, furufalla o furrufalla (burrufalla, borrufalla), futesa, gafarrón, gajo, gaña, garba, garbear, garbera, gárgol, garrampa, garrapata, garras, garrón, gayata, geta o jeta, gíngol, golfo, gorrino, grandaria, grilla, gris, guija o guixa, guipar, gusanado, gusanera,ivierno, indañarse, infante, garrampa, garrón, gayata o gayá, gemecar (chemecar), genial, gíngol, ginjolero, guisca, guisque (guiz), gordaria, gorgo, grandaria y grandarie, guarañero, hala, haldeta, historiado, horno, jábega, jaudo (jauto), jaculatoria, jarapotear, jarcía, jaudo, jóveno, julepe, justillo, jeta o geta, jetada y jetazo, jipar (guipar), judía, juguesca, lacha, laminero -a, lapo, lavar yeso, leñazo, lezna, llaga, lloradera, lonja, lorca, luciar, macerar, madrilla, madrillera, maltrabaja, mandurria, mandria, mancha y manchar y manchador, manifacero, manta, mardal (mardano), mas, mascarado, matalahuva (matafalúa), maulido, mazacote, melguizo, melón de agua, melsa, miaja, micer, mida, merendola, milocha, minchar, mincho, miramar, mojete, moa, mona, monda, morca, morga, morgón, morrocotudo, mortichuelo (mortijuelo), muelles, muñido, naya, necesaria, obrero, orillos, ovedado (vedado), paniquesa, pansido, pareta, parrel, parvada, pebrete y prebete, pelacañas, perero, perfolla, perola, perputa, pescatero, picoleta, pigota, pilindrajo (filindrajo), pinatar, pineda, pinacho, pirindola, pajuz o pajús o pajuzo, paleta, panizo, panocha, pantasma, papelero, paraula, parrandas, parvada, pelele, pelindusca, pendonear, peneque, perjuicioso, perola, perrera, picajoso, pico y picota, pingo, pipirijaina, pirulo, pisadera, pizco, pocho, poder, poso, porche, portadera, potrear, pozal, pozalear, prieto, probar, procurar, puncha y punchar y punchón y punchazo, quejón, quijal, rafe, rampa, rasera, raspear (rasmear), retestinarse, retijante, riso, robín, robinarse y robiñarse, robinera y ruinera, rosegón y rosigón (resigón), rozar, ruche, rugiar, rugío, rustir, abal, rafe, rampa, rasera, raspa, reblir, reciente, refitolero, repropiar, revoltina, bolde, rosigar, ruche, rujiar o ruxiar, salmorrada, sanjuanero, saque, sarria, sazonadores, sentido, serreta, sopado, soportales, sota, sumidor, sastresa, ses, sogueador, somordo, tabanque, taca, terratremo, toño, trujal, tablas, tajo, tamborinazo, tarumba, teja de agua, tempranero, terretremo o terretiemblo, testerazo, tiberio, tierra blanca, timba, tinglado, tocata, tongada, toñina, toño, tormo, torno, torre, trapera, traspuntines, trenque, trifulca, troceado o tronzado, trujal, ventano, veta, volada, yaya, yerba, zabacequias, zaborra, zamarrazo, zapo, zarangollo (zaranga), zarpa, zote, zurrún y zorruno (zurrumbre), zuro, etc.

Semejanzas entre el murciano y el italiano

El dialecto murciano tiene cierto parecido con las hablas italianas, y algunos autores han comentado estas semejanzas pero no se han llevado a cabo estudios que abarquen el tema con profundidad.

El murciano forma el plural con vocal, como en italiano, y no con una -s (En murciano del sing. "la casa" se forma el pl. "lae casae", donde -ae- es vocal -a- abierta o alargada; en "el cielo" forma el plural con "lö cielö", donde -ö- es vocal abierta o alargada); El grupo consonántico CT en murciano (cuando no aparece como IT, CH, o UT) aparece como TT, como en italiano(murc. vittoria, it. vittoria). El grupo consonántico PT aparece como TT (murc. acettar; it. acettare); El murciano y el italiano presentan enmudecida la -s final latina, que también cayó en francés antiguo.(murc. Jesü, it. Gesù, cast. Jesús); El murciano y el italiano presenta la -t final latina caida (murc. localidá; it. località); el murciano y el italiano presentan el grupo PT como TT o bien como T (murc. siete, settentrional; it. sette, settentrionale). Algunas semejanzas léxicas peculiares entre murciano e italiano son: toballa (toalla), seis (cast. "sois", it. "sei"), taca, robín y enrobinar, etc...

Merece tener en cuenta que se tiene documentada la presencia en el Reino de Murcia de gentes itálicas (genoveses, lombardos, pisanos, sicilianos, etc) tanto antes como después de la conquista aragonesa o castellana, teniéndose conocido que existían estrechas relaciones entre el sureste peninsular y las repúblicas italianas.

Rasgos dialectales

Los rasgos dialectales murcianos difieren entre zonas, localidades, entre clases sociales y entre los propios individuos según la situación comunicativa en la que se encuentren, ello se debe a que la presión e influencia de la norma estandar se hallan muy avanzadas, por lo que los rasgos dialectales quedan reducidos a ciertas personas o sectores. Por esta castellanización no se dan todos en los mismos hablantes, y suelen darse en mayor número a mayor edad mientras que el habla de los jóvenes escasean en

Como es lógico, el dialecto murciano presenta semejanzas y diferencias respecto al aragonés, catalán, castellano, valenciano.

Algunas características fonéticas

En el dialecto murciano encontramos fenómenos lingüísticos que son o fueron usuales en otras variedades lingüísticas (aragonés, mozárabe, catalán, valenciano, andaluz, castellano vulgar, etc)

SOBRE CONSONANTES:

  • Conservación frecuente de sordas intervocálicas o presencia de una sorda en lugar de una sonora: cocote (cogote), cocotazo, cancro (cangrejo), poyata (Lorca: muro de piedra en seco), parata (parada), chenta (lat. semita), sermonata (sermonada), atoba (adobe), acachar, alcayata, engangrenar, cangrena, pescatero, pinato (pino jóven), gayato (cayado), falluto (huero), capolar, Caputa (Paraje en Mula), caparra (garrapata), capítulo (cabildo), alhábega (albahaca), súpito (súbito), molata, escorrata, pescatero, Ficaria (Paraje en Blanca), volandero, etc
  • Sonorización frecuente de consonantes sordas: gambusino (campesino), morga (morca), alhábega (albahaca), chiguito (chiquito), regüestar (recostar), bambulla (lat. ampulla), etc.
  • Conservación esporádica del grupo latino kl: clamar, 'llamar' y del grupo "pl" (plantaje, El Plan)
  • Conservación del grupo latino fl: flama (llama, calor), flamante (llameante), flamar, suflama y soflama, inflar, infleta, botinflar, botinflao...
  • Mantenimiento del sonido procedente de la g latina que aparece velarizado en algunas voces: tragilla, tragillar, chamelgar (gemellicare), chamelgo, retagila, agestar, etc
  • Conservación de /f/ latina, bien en su forma original (Fenazar, fenás, vafada, fito a fito, manifacero, ferrija, Ficaria, figue, etc) o bien de manera aspirada (se mantiene la aspiración siempre ante /u/ (huerte, huerza, humar, humo), se mantiene en algunos casos ante /o/: jondo, jongo, jopo; y en algunos casos ante /a/: jaldar, jambre, etc)
  • Presencia del grupo consonántico -ns- intervocálico: ansa, nansa, pansa, pansir, pansío, suspensar, ansín y ansina...
  • Permuta consonántica entre sordas /k/ y /t/: La Rápita/La Rápica, tavacote (cavacote), tápena (caparis), friolenco, cantamusa, a tatas (a catas<a gatas), chito (chico, en Cieza)
  • Paso frecuente de b > m- : mandurria, Menjú (Abenhud), meneno, comenencia, moñiga, camota (cabota), etc..
  • Neutralización consonántica de /k/ y /g/ en posición inicial de palabra: guchillo, cangrena, garraspera, gaibola (caveola), etc
  • Distinción de elle y eye, e incluso ultralleísmo. Modernamente predomina el Yeísmo especialmente en las zonas urbanas.
  • Pérdida de la d intervocálica (venío (venido), majal (majadal), , 'boa', etc.)
  • La secuencia /pro/ o bien simplifica en /po/ (pograma, poblema, pofesional, pofesor, etc) o bien torna en /pre/ (precurar, prepartía)
  • Paso de la secuencia /per/ hasta /pre/ (premitir, pretenecer, premanecer, etc)
  • Permuta entre /b/ y /g/: busano, bujero, abora (agora, ahora), cobollo, bustar, bufar / gufar, arbullo (cat. orgull), etc
  • Caída de todas las consonantes finales excepto /n/: caen las consonantes /s/ ['kæ̞sæ̞] (casa por "casas"), la consonante /r/ [kɔ'mɛ] (comé por "comer"), la consonante /l/ [kæ̞'næ̞] (caná por "canal"), la interdental representada con z (aljɛ, por `aljez´) y en general todas las demás (`relóh´ por `reloj´, `almotarih´ por `almotarif´, `azúh´ por `azút´, etc...
  • Epéntesis con una alveolar ante interdental: romanza (romaza), bercicleta, Jarcinto, marzapán, almarzara, calluerzo (cariosus), etc.
  • Caída de consonantes sonora intervocálica g: juar (jugar), miaja (migaja), mijica (migajita), piujal (pegujal), cujón, etc
  • Tendencia a mantener la /b/ intervocálica o presencia de una /b/ epéntica: cobete, toballa, bubo, rabiblanca, buba, así como en la desinencia latina en -ba para los imperfectos de indicativo (teniba, queriba, lloviba, saliba, comiba...)


  • Caída en algunos casos de consonantes sonora intervocálica b: caeza, caizo, raiblanca (rabiblanca), etc.
  • Reducción del grupo –pt- latino a –pp- en neologismos(atto, attitú) y simplificación en voces antiguas(siete, seteno, setenil), etc.
  • Asimilación regresiva de consonantes en grupos internos, ya documentado en romance, como /ds/ (pronunciado ascribir en vez de "adscribir"), /bs/ (sustracción por "substracción"), /ks/ (esponente), /rs/ (intesticio por "intersticio"), /ns/ (costar por "constar"), que puede provocar la geminación del segundo de los sonidos consonánticos como en /rn/ (can•ne), /rl/ (Cal•los), /kt/ (contat•to), /dk/ (ak•quirir) o /gd/ (Mad•dalena).
  • Paso de la dental /d/ hasta /l/ o /r/ simple: melecina (medicina), meralla (medalla), siguirilla, etc
  • Pérdida de la secuencia intervocálica –er-: desipela (erisipela), quisiá (quisiera), quisión (quisieron), hubiá (hubiera), hubión (hubieron), juá (fuera), viniámos (vinieramos), etc.
  • En algunas zonas como en la Vega Baja o el Campo de Cartagena era frecuente el seseo (sanguango por "zanguango") mientras que en la Vega del Segura era muy usual el ceceo sobre todo en posición inicial de palabra: cerrucho (serrucho), bizuejo, liciar (lisiar), zapo (sapo), cencillo, "zajar", zalpicar, zofra, etc..


SOBRE ALVEOLARES

  • Neutralización de las líquidas /l/ y /r/ en posición implosiva, ya documentado entre los mozárabes, en un fonema alveolar mixto: fartar (faltar), calpintero (carpintero), arto (alto), almario (armario), etc.
  • Nasalización de l/ o /n/ implosivas: anguno o ambuno (alguno, arguno), cuncusilla (culcasilla), etc.
  • Permuta entre /l/ y /n/: álima (anima), manilla (malilla), alimal (animal), tarataña, añilos, perorata, etc.
  • Presencia frecuente de una nasal ante /p/: timple, himpoteca (hipoteca), himpócrita, etc.
  • Presencia de una nasal ante palatal: muncho (mucho), bolinche, acembuche o zambuche, lunchar, mencha, menchero, etc


SOBRE LA PALATALIZACIÓN

  • Palatalización de /k/ ante yod: `cherer´ (quierer) en vez de `querer´; `muchachicho´ en lugar de `muchachiquio´; `poquicho´ en lugar de `poquiquio´ (En realidad `ch´ es sólo una grafía aproximativa, pero la consonante tiene su propio sonido palatal característico de sí)
  • Palatalización de /d/ ante yod: presillo, poyo (podium), suiciyo, rebuchar (repudiare), yadema (diadema), etc.
  • Palatalización de /l/ ante yod: manlleva, llebre, callente, etc...
  • Palatalización de /l/: acorrallar, llampar, llampear, llampo, llengua, lletra, lletura, llibro, alluego, ... ya documentada entre los mozárabes de Córdoba.
  • Palatalización de /n/ ante yod: escrutiño, araña (aranea), Toño (Antoñio), iñesta (hiniesta, retama), pecuña, España, matrimoñesco (matrimonial), colaña (<colunna<columna), añeblar (anieblar), ñebla, etc
  • Palatalización usual de /n/ en posición inicial o intervocálica: ñudo, ñudoso, añudar, ñora, enroñar (tamb. enronar), enrobiñar (tamb. enrobinar), etc.
  • Palatalización del grupo latino -gn- y -nn-: cañuto, Ñasco (Ignacio), puño (pugnus), endeñar (indignare), colaña (colunna<columna), etc.
  • Mantenimiento de palatales medievales: minchar (manducare), panocha, regallo, adivinalla (adivinaja), orilla (auraticum), bulchaca (burjaca), Pencho (Fulgencio), Concha (Concepción), carcallá, cegalloso, gorgollo (gorgojo), o por el contrario velarización de la palatal romance: madrija (madrilla), camarroja, majencar (mayencar), etc
  • Presencia frecuente de una palatal en lugar de una interdental: pancha (panza), esjinche, arrechucho (arrechuzo), punchar (punzar), puncha, etc.


VOCALIZACIÓN CONSONÁNTICA

  • Vocalización de /k/ ante T: caraiter, atraitivo (atractivo), destruición (destrucción), etc
  • Vocalización de /b/ ante consonante: deuda, cauza (capsa), ausenta, Ceutí, rauta (rabta), etc.
  • Vocalización de /d/ ante R: máere o máire (madre), páere o páire, fráire o fráere, lairón (ladrón), etc

METÁTESIS CONSONÁNTICA

La consonante que más se metatiza es la /r/ y la vocal que más la /i/:

  • Metátesis de /r/: catreal, Grabiel, treato, cofadre, traganina, amorgonar, etc.
  • Metátesis de /i/: naide, zuidá/zudiá (ciudad), cudio (cuido), cudiar (cuidar), maniantal (manantial), etc.


SOBRE LAS VOCALES

  • Diptongación de /e/ y /o/, respectivamente en /ie/ y /ue/ o /oe/: tierra, nuevo, cuerpo, rueldo (rolde), laberiento, entriega, puer (pueder), cherer (quierer), tuera (tora), güelver (volver), trayer, cayer (caer), cuentar, bizuejo, briega, piensar, vuelar, etc...
  • Reducción del diptongo /ie/ en /e/: cencia (ciencia), comenencia (conveniencia), silla (<siella), mentres/mentras(mientras), algüitero (albudeitero), Abanilla (ant. Favaniella), Jumilla (ant. Jumiella), etc

.

  • Respecto a peculiaridades en torno al apócope y epéntesis vocálica, se hallan casos como: gambujo (gambuj), ses (sieso), cauz (cauce), espante (espanto, del romance `espant´), rede (red), fangue (cat. fang), huéspede (huésped), canute, etc
  • Conservación esporádica de –e átona final: rede (red), huéspede, piedé (En Balsapintá: pié),
  • Apertura de las vocales y creación de una armonía de vocales abiertas. Las vocales son, /i - i̞, e - ɛ, a - æ̞, o - ɔ, u - u̞/. Además las vocales nasales poseen una resonancia nasal más intensa que en castellano y de igual manera sucede con las vocales en entorno palatal o velar. Este rasgo es autóctono del sureste peninsular, que abarca el ámbito lingüístico del andaluz oriental y del murciano.
  • Reducción de la secuencia vocálica latina -uu- en -u- (que posteriormente dió -o-): endivido (individuo), contino (continuo), etc
  • Abertura del diptongo -ei- en -ai-: sais, queráis (queréis), perdáis (perdéis), venáis (<venéis<venís), paine (peine), painar, conmenianza (conveniencia), yesaire, vainte, trainta...
  • Permuta vocálica entre /a/ y /e/: acebache, zambuche (acembuche), selvaje, verraco, sábena, monecillo, Migalo (Miguel), fantesía, estilla, etc
  • Permuta vocálica entre /i/ y /e/: menuto, defunto, teritar, tericia, témido, sífilis, aristín, tenaja, mampirlán, tiner, vinir, injundia, intinción, genovisca, menucia, menino, etc.
  • Permuta vocálica entre /o/ y /u/: complir, estrupicio, nus (nos), lus (los), u (o), sofrir, etc
  • Permuta vocálica entre /u/ y /i/: murta (mirto), pestulencia (pestilencia), biñuelo, engañifa, ungüento (ungüento), etc
  • Permuta vocálica entre /e/ y /o/, /u/: escuro, escuridá, zuño, cerullo, , mermurar, etc
  • Aféresis de /e/ inicial: nebro, neldo, nagua (enagua), etc
  • Simplicación del diptongo -ia- en -a-: mendema (vindemia), relica, etc, o por el contrario reproducción de -ia-: escampiar, andiar, inquinia, liornia, etc
  • Respecto a la presencia de Y intervocálica encontramos: melopea (melopeya), etcp


MORFOLOGÍA Y FLEXIÓN VERBAL

  • Frecuencia de la composición de verbos con el añadido de /man-/ o /manu-/ (manus, mano): mamprender, mantornar, manusear, etc.
  • Todos los verbos conservan la desinencia -ba en el imperfecto de indicativo (queriba, teniba, llevaba, comiba, perdiba, etc)
  • Los verbos en -ir presentan la vocal -e- del tema de los verbos infinitivos en -er: venemos (venimos), venéis (venís), salemos (salimos), saléis (salís), saleré (saldré), saleréis (saldréis), suberé, suberás, suberá, suberemos, suberéis, suberán (subirán)...
  • Mantenimiento de vocales originarias en voces derivadas: terragoso (terra), campusino (campus), testarazo (testa), etc.


DERIVACIÓN POR SUFIJACIÓN:


SO- : sonregar, sorrostrar (soportar), soflamar, etc.

DES- : desaminar, desanchar, desapartar (apartar), descomulgar (excomulgar), deseparar, desansiar, descomer (faltar el apetito), desbinzar, desborrar, desescombrar, etc.

SOBRE- : sobreacequiero, sobreaña, sobresolera, etc.

  • Derivación frecuente con –izo, -iza: barranquizo, blanquizo, bardiza, etc.
  • Derivación frecuente con –arria o –arra: tontarria, fanfarria, soñarra, etc.
  • Derivación frecuente con –icio, con idea de gran proporción: casilicio (de `casa´), cartapacio (de `carta´), etc
  • Frecuencia de la terminación -í : jativí (variedad de uva), moniquí, ricotí, valencí, serení, estrí, estremí, asequí, rafalí, etc... que en ocasiones adopta una –n- final: jabalín, marroquín, etc.
  • Uso muy frecuente de –oso, -osa: molestoso –a, agroso –a, alabancioso -a, etc.p

Características léxicas

  • El vocabulario distinto del español estándar comporta una variedad extraordinaria, notable incluso entre las mismas variedades de las distinas zonas de la Cuenca del Segura.

Presenta numerosos arcaísmos romances y latinos, mozarabísmos, arabísmos, aragonesismo, catalanismos y provenzalismos, y gran cantidad de valencianismos localizados en su mayoría en la zona oriental debido al contacto lingüístico valenciano-murciano en la Vega Baja del Segura).

Algunos vocablos del dialecto murciano que también están presentes en la lengua aragonesa son: acorar, alatón, ansa, bardomera, besón, bofo, bolinche, calentor, capaza, caráiter, calorina chamada, desocupo, dica, dula, chulain, encerrizarse, esfilusar, falsa (desván), fresquilla, guisque, mojete, pajuz, pinacho, pinatar, pinacho, polsaguera, rafe, raspear (en arag. "rasmear"), riso, robín, toña, zarangollo.

  • Uso habitual del diminutivo -ico, -ica", que en la huerta de Murcia se pronuncia -quio, -quia. De carácter afectivo, su uso en el conjunto del territorio hispanohablante fue paralelo a la de -ito hasta el siglo XVII; a partir de esta época se ha ido retirando del castellano, salvo en un número limitado de palabras, y tan sólo sigue siendo usual en Navarra, Aragón, Albacete, Murcia, Andalucía Oriental y zonas de Hispanoamérica.[3]
  • En el dialecto murciano se mantiene una gran cantidad de léxico latinos y/o románicos que por su estadio evolutivo evidencian un grado de arcaísmo del dialecto murciano:

agro (agrio), vidro (vidrio), cancro / cranco (cangrejo), ansa (asa), nansa (nasa), llosco (<lluscus. oscuro), gorgo (gorges), boria (borea), rovillo (rubellu), nenguno (nec unus), mesmo, pueder / puer (poder), tiniente, defunto, pué(d) (de "pueder", poder) vertú, onde (donde, adónde), impués (<in post. después), quié(r) (de `quierer´, querer), huéspede (huésped), rede (red), menuto (minuto), u (o), naide (nadie), campusino / gambusino (campesino, de `campus´), mendema (vendimia), parella, caparra (garrapata), alabancia, piejo (piojo), quijero (capsarius), acorar, cauza (del lat. cautia, o del lat. capsa), muncho (multus), nano (nanus), riso, ble(d)a (blitum), llengua (lingua), llebre (liebre), robín (rubigo -ginis), poyata (podium + raíz participio -ata), parata (parare + raíz participio -ata, mermurar, melis, dica / disquia / diquia / iquia (hasta, de `de hic ad´), parabla (parabolam), jografía (geografía), puncha (punctia), angor (angor -oris), juntamento, yerba (hierba), güeno (bueno),

Otros rasgos que muestran el grado de arcaísmo del murciano respecto a otras variantes románicas son: la conservación de la desinencia -ba para los imperfectos de indicativo (que el castellano y catalán perdieron tempranamente); continuación de ciertos fenómenos del latín vulgar como la palatalización ante yod de los sonidos /d/ (poyo, presillo), /k/ (cherer), /b/ (rojo, rebuchar) y de /l/ (llengua, llebre, manlleva); continuación del uso de sufijos románicos como -ico, ica y el sufijo -ete, -eta (que perduraron ante la influencia del sufijo castellano -ito, -ita); conservación de palatales que el castellano mudó en j (minchar, gorgollo, adivinalla), neutralización y/o permuta entre vocales átonas o tónicas (tiniente, sobir, defunto, séfilis), conservación de la G latina en algunos casos (tragilla, calicha, chemecar), conservación del grupo FL latino (flama, flamar, flamante, flamará, inflar, infletá), etc

Características gramaticales

  • Artículo determinado: el artículo determinado se omite a veces en el habla del Noreste de la Región de Murcia, donde son muy usuales frases como "ir a escuela" por "ir a la escuela". En cambio, en el lenguaje vulgar de la ciudad de Murcia, a diferencia del resto de la región, suele ser proclítico el artículo indeterminado, diciéndose un-caballo, una-casa; en las restantes comarcas se pronuncia ún caballo, úna casa.
  • Cambio en los verbos auxiliares: Habemos cinco por "somos cinco".
  • Uso del verbo `ser´ como auxiliar en los tiempos compuestos en lugar de `haber´: os fuerais io (hubiérais ido), fueran querío (hubieran querido), semos pensao (hemos pensado), seis venio (habéis venido)etc...

Murcianismos en el D.R.A.E

Con un significado diferente, aparecen con marca de Murcia las siguientes palabras:

Abruzadera, abruzar, abuelo, acamar, acequiaje, aciguatar, aguacate, aguacatero, aguanafa, agüetas, ajorrar, aladroque, alcancil, aleja, alfarrazador, alfarrazas, alhábega, almendra, almuercada, alporchón, alterón, amantar, amarrado, amesar, amorrionarse, andrajo, aniaga, aperreamiento, apiojarse, argunsadera, argunsar, arjuma, arroba, avellana, baga, bajoca, balamido, bambolado, banca, banco, baranda, barchilla, bardiza, bardoma, barja, barra, barraca, barracón, barrano, barraquero, binza, biznaga, biznaguero, blanca, blanco, bocha, bollo, borradura, borrar, borreguera, botón, braguero, brenca, brescar, brevera, bubo, bufa, bufado, bujarasol, caballería, caballón, cabernera, cabeza, caliche, calorina, camal, canear, cansera, cantusear, cañuto, capolador, capolar, carral, cáscara, cebadil, cendrada, cequión, cingla, cismar, comuna, condesa, cono, conrear, conreo, copa, corbo, corca, corcar, corralón, correntía, cranco, crespillo, cuadrilla, cuajar, cuarterón, cuentadedos, cuerva, cunera, cute, chambi, chamorro, chanflonía, changa, chapullar, charrada, charrador, charrán, charranguero, chavero, chenta, chepa, chepado, chicharra, chichipán, chichote, chigre, chipichape, churubito, chuscarrar, dentellón, desbinzar, descapullar, desperfollar, desrabar, dezaga, diente, doblada, doblador, doncel, dondorondón, dragón, embolicar, embuchada, empanar, empeltar, encasullar, enrafar, enraigonar, enrobinarse, enruna, enrunar, ensobinarse, entandar, enza, escaldufar, escaldufar, escarnamusa, escavillo, esclafar, escombrar, escorredor, escullir, escullón, esmuir, esmuñir, espolsar, estiba, fala, falca, falcar, faloria, falsa, falsía, falsío, fallo, falluto, fanfarria, fardacha, fenás, ferrija, feseta, fileta, floricol, fogón, folía, fóllega, fosca, foscarral, fraile, fragaza, fuente, gachasmigas, gaibola, gajo, gallardo, gallineta, gamburrino, gaña, gañafada, garapada, garba, garbillo, gargoleta, garigola, garlito, garrampa, garrampón, garzonía, gaveta, gazpacho, giro, gobén, golfo, golfón, golisma, gomioso, gorgorito, granito, granuja, gríngola, guagüero, guinea, guizque, haldar, hilera, horón, huelga, infantillo, jabado, jabalina, jabegón, jaca, jaluza, jambo, jampón, jarapa, jarasol, jaropero, jarrero, jatibí, jaudo, jeja, jeta, jopo, ladriola, lavija, lavijero, lebranca, lebrilla, legona, lombricero, luciar, luzángano, lladre, llampear, llampo, llamquete, lletear, madroñero, madrugada, maletía, mancaperro, manifacero, manojo, mantear, manual, mañacada, mañaco, mañán, margarín, marranera, matahombres, melguizo, melsa, menar, mendema, milgrana, milgranero, milgrano, mindango, mindanguear, mindanguería, mochoco, molinaje, molinillo, molón, molondra, mollinica, mona, mota, murciano, nevada, nubazo, ñora, ñoro, obispa, oliscón, olivero, olorisca, orete, orilla, oripié, orujo, paja, pajuz, palanquinero, palaya, palayero, palera, palmitera, palometa, palomina, pamplina, pan torrado, pana, pandorga, paneta, paniquesa, panizal, panocho, pansido, pansirse, paparajotes, papelero, parada, paradera, parador, pareja, parejero, pasmadizo, pasmar, pava, pavor, payo, pechear, pechuguera, pedacero, pedralla, pelacañas, pelecha, pelechar, peluchón, perchar, perero, perfolla, perigallo, perputa, perrera, perreta, pescadera, pesquera, petaca, picaza, picoleta, pilila, pimentonar, pinatada, pinato, pincha, pinchoso, pinzoleta, piola, pipiritaje, piquel, pisón, platera, plepa, polsaguera, porputa, prunero, pucha, puestero, puncha, punchada, punchón, punchoso, puñete, quesillo, quimera, rafe, raigón, raiguero, rampaina, rasera, rastrillo, real, rebolera, regador, relumbrera, reluzángano, repitajo, retortero, revejido, revolico, rico, rito, rociador, romo, roncador, rosigar, ruinera, rumbar, rumbo, sábana, sacada, saldorija, salsear, sanagustín, sangochado, sarria, secayó, sillero, sinsorgo, sobrancero, soguero, sopada, sopero, sostre, sota, tabarrera, tabla, tahulla, tainada, talón, tallo, tanda, tápena, tapenera, taranta, tarimón, tarja, tartana, tata, tempranear, tenilla, terceo, terreno, terretremo, timple, tinajero, tito, toña, toñina, tostón, tranco, tranquillo, trompa, trompudo, val, varejón, vendo, verdear, vesivilo, vinagrillo, vira, zafa, zambullo, zapo, zofra, zorrocloco, zuro, zurrusco.

Extensión y variedades

No hay unanimidad sobre la distribución espacial de los rasgos dialectales murcianos. Los estudios que le dan mayor distribución incluyen toda la región de Murcia, el sur de la provincia de Albacete, municipios orientales de las provincias de Almería, Granada y Jaén (en estas zonas de Andalucía se discute sobre su adscripción a rasgos dialectales andaluces) y, dentro de la provincia de Alicante, la comarca de la Vega Baja del Segura y las localidades de Villena, Monforte del Cid y Aspe. Otros estudios disminuyen significativamente el área de presencia de los rasgos.[cita requerida]

Los rasgos dialectales murcianos presentan una infinidad de variedades locales y comarcales, en cuya clasificación no se han puesto de acuerdo los diferentes estudios[cita requerida] que se han hecho sobre el tema. Una clasificación esbozada, según subregiones, es:

  • Huerta de Murcia. Aquí se incluye el habla de la Vega Alta del Segura (Murcia ciudad y huerta circundante, Calasparra, Cieza y Valle de Ricote, Molina de Segura) El término "panocho" se aplica, en propiedad, a los rasgos utilizados en esta zona.

Difusión

Hoy día, a pesar de que el murciano es un dialecto casi en desuso, existen varias asociaciones y colectivos que pretenden que esta variante dialectal no desaparezca.

En internet encontramos páginas como [1] o [2], donde se incentiva el estudio y difusión del dialecto murciano y donde se pretende que interesados y conocedores del dialecto puedan intercambiar ideas, opiniones intercambiar material o entablar amistad.

Encontramos asociaciones culturales como "L’Ajuntaera pa la plática, l'esturrie y l'escarculle la llengua murciana" (Asociación para la habla, la difusión y la investigación de la lengua murciana). La Ajuntaera se define asímisma en la página http://www.llenguamaere.com/lajuntaera.html:

L’Ajuntaera pa la plática, l'esturrie y l'escarculle la llengua murciana, tal qualo su mesmo mote menta, es una ansociación que tié como enza esturriar por quarsiquier lugar la llengua murciana, escarcullar los fontanares antannones, y la plática, pa poer surtir a quarsiquier presona que quiá trejinar en nuestra llengua.

En la música encontramos grupos que alguna vez han utilizado el dialecto murciano como vehículo expresivo, como "Er Tabardillo" o la "Cuadrilla 12 julio esclavejio"

Además hoy día continúa apareciendo literatura en murciano, desde estudios y vocabularios hasta certámenes literarios hasta bandos huertanos.

El Panocho

El panocho es el nombre con el cual se ha venido conociendo tradicionalmente y popularmente al habla de la Huerta de Murcia, sin embargo, según algunos el "panocho" denomina a aquella tendencia literaria del siglo XIX con un lenguaje artificioso y deformante, creado por escritores murcianos sobre la base de rasgos dialectales de la Huerta de Murcia[2].

Según Justo García Soriano el dialecto murciano sería sólo una variedad del idioma castellano que constituye el lenguaje peculiar de la Región de Murcia y recoge en su "vocabulario del dialecto murciano" tres definiciones para "panocho":

1-Perteneciente o referente a la Huerta de Murcia 2-Habitante de la huerta 3-Lenguaje huertano.

Según el poeta murciano Vicente Medina:

En mi tierra se cultivaba un lenguaje llamado panocho, lenguaje de soflamas carnavalescas, que imitando el habla regional, la ridiculizaba con acopios de deformaciones y disparates grotescos, me indignaba por eso este panocho. Tal indignación engendró mi ansia de reivindicar el lenguaje de mi tierra, que no era, ni es otra cosa que un castellano claro, flexible y musical, matizado con algunos provincialismos de carácter árabe, catalán y aragonés. Archivo de la palabra, 1933

Pero las palabras de Vicente Medina deben tomarse con precaución, pues afirmaba que el murciano es un castellano claro, y el autor en muchos casos renegaba de rasgos dialectales auténticos dialecto murciano por que según el propio Medina les parecían de mal gusto,(en concreto de ciertos rasgos dialectales muy murcianos como el sufijo -iquio, -iquia, o evoluciones fonéticas apreciables en vocablos como "ambustia" (angusta), etc)

El término panocho fue y es tradicionalmente el término popular y más usado para denominar el habla dialectal tradicional de la huerta de Murcia, independientemente de que otras personas se dedicaran a burlarse y deformar el lenguaje popular e independientemente de que otras personas denominaran "panocho" a la susodicha tendencia literaria .

Al parecer el vocablo "panocho" además es el gentilicio popular que reciben las gentes del pueblo malagueño de [[Istán], pueblo que curiosamente fue repoblado en el siglo XV mayoritariamente por murcianos.

El uso de rasgos dialectales murcianos puede encontrarse en varias obras literarias como forma de representar el lenguaje de personajes rústicos y de bajo nivel cultural. Entre estos, destacan José Frutos Baeza, Díaz Cassou, Vicente Medina, Miguel Hernández... A estos autores se pueden añadir José Martínez Tornel, Rafael García Velasco y Eduardo Ruiz Casado. También los bandos de la Huerta que se leen en la capital murciana en las Fiestas de Primavera de Murcia suele utilizarse.[4]

A pesar de que está extendida la idea que panocho es una palabra inventada por los churubitos (señoritingos) para ridiculizar a los huertanos, lo cierto es que en el pueblo de Istán (Málaga) sus habitantes, desciendentes mayoritariamente de murcianos que poblaron aquellas tierras en el siglo XVII, siguen hoy denominándose panochos (con preservación absoluta del nombre), y mantienen tradiciones propias de Murcia, pese a no haber permanecido en los valles del Segura en los últimos cuatro o cinco siglos, por lo que permanecieron totalmente al márgen de la tendencia literaria que comenta Vicente Medina en la que se deformaba y exageraba el dialecto murciano.

Lo cierto es que la dialectología reconoce un dialecto murciano.Por otro lado en cuanto a la polémica del panocho, sea lícita o inventada esta palabra lo cierto es que las gentes huertanas de la Cuenca del Segura tenían su propia forma de hablar, su propia variedad de dialecto murciano, conocido popularmente como "panocho", el cual destaca sobre las demás variedades por su mayor diferenciación con el castellano normal, por su fonética más arcaica y a la vez más revolucionaria que las restantes, con abundantísisas voces aragonesas, valencianocatalanas, mozárabes y arábigas.

Queda por demostrar si la denominación de "panocho" viene por desprecio a las maneras huertanas o si el término ya era popular y tiene etimología diferente.

A pesar del reconocimiento de una variedad dialectal (Justo García Soriano, Alberto Sevilla, Gómez Ortín o Isidoro Valverde Álvarez entre otros) la consideración social del habla dialectal murciana o pancocha es muy baja.

El panocho y el murciano

Existe un debate en torno a la diferenciación entre el panocho y el murciano.

En la página www.llenguamaere.com se comenta con acierto acerca de la confusión de murciano con panocho:

El hecho de que la mayor parte de la literatura murciana se haya basado, a lo largo de la historia, en la literatura panocha y se le haya dado tintes folklóricos, ha propiciado que erróneamente se tienda a identificar la una con la otra, y esto sumado a la progresiva desaparición del murciano en la actualidad, hace que en el resto de las comarcas se suela ver el murciano como algo exclusivo de estas tres comarcas antes citadas, cuando en realidad el murciano se ha hablado y se habla en todas ellas (como es el caso del Campo de Cartagena, el Altiplano, el Noroeste, etc.), hasta su poesía se ha cultivado en comarcas como la de Los Vélez (en Almería) y poseemos valiosos vocabularios comarcales de todos los lugares murciano-parlantes (el Icue de Cartagena, y los de la Vega Baja, Villena, Lorca, Noroeste, etc.), así como numerosos estudios lingüísticos que lo demuestran. Al comparar dichos vocabularios comarcales, se ha evidenciado que más del 80% del léxico es totalmente compartido

El murciano como llengua

Diversas personas y colectivos culturales poseen un fuerte sentimiendo de identidad con el murciano y consideran a la variedad lingüística murciana como a su lengua materna (llengua máere) lo cual ha provocado duras críticas por parte de ciertas personas del mundo de la cultura que se oponen rotundamente a tal denominación y rechazan tal sentimiento "materno".

El murciano ¿Habla de transición?

Se viene sosteniendo que el dialecto murciano es un habla de transición por el hecho de hallarse en él cierto léxico presente en Aragón y Andalucía. Este atributo viene siendo aplicado al dialecto murciano como si la trancisionalidad fuera exclusiva del mismo, sin embargo el dialecto murciano no es más trancisional de lo que pueda serlo el español, el andalúz, el aragonés o el catalán.

El léxico o fonética murciana no se muestra como un continuum lingüístico hacia el castellano o hacia el valenciano, no obstante sí hacia las hablas andaluzas o aragonesas.

El posicionamiento geográfico del dialecto murciano no permite considerarlo como un dialecto trancisional, pues al Sur encontramos el Mar Mediterráneo y al Este la frontera con la lengua valenciana donde se produce un cambio lingüístico nada trancisional: sólo hay transición hacia el sur con las hablas andaluzas y hacia Cuenca con las hablas conquenses y aragonesas, hecho último que no permite por sí solo sostener una trancisionalidad del dialecto murciano.

Textos en murciano

Aunque aparecen con una ortografía castellana que no permite dislumbrar la mayor parte de rasgos fonéticos del dialecto murciano, en las siguientes estrofas se aprecian algunos de los rasgos dialectales:

Se suele icir, abonico, anguna de esas palabras, que como la miel son durces, y como un ñorico abrasan (V. Medina)

Zagala, no bufes tanto, no seas como el mes indino, que emprencipia con los Santos, y acaba con los cochinos. (Pop.)

Tu máere está trespunchá, no me quiere tu máere, y yo como me enfurrunche, dé un repullo y me esfarate. (Pop.)

Las del moño zorongo, duermen en catre, pa que el moño que llecvan, no se esfarate. (Pop.)

El busano de la sea se esmangarrilla enseguía, sino se le da to el cudio, que el alimal necesita. (J. M. Tornel)

Y se las come er cerriche, y se enroñan los tomates, sale falluto er panizo, la arfarfa cucá a roales (J. Frutos Baeza)

Gachamigas ruleras, pan de centeno, en llenando la panza, tuico está bueno. (Pop.)

Porque es cosa del demonio, que to lo endeña y regüerve, y va como las avispas, a ver ande er guisque mete.

Mas quisiá yo, zagala, dormir contigo, que tener dos horones, llenos de trigo, y lluego impués, más quisiá los horones, que la mujer. (Pop.)

Quisiá yo ser mosquitiquio, y entrar en tu habitación, y pegarte un picaciquio, ande tengo la intinción. (Pop.)

Mi burrucho está en las coles, asómate y lo verás. ¡se come dista los tronchos, el probetiquio alimal!

Versiones del Padre Nuestro (Páere Noestro)

Paere noestro, qu'estas en er cielo santificao sea tu mote allegue a nusotros tu raino hagase tu volunto asina en la tierra como en er cielo er, er pan e ca dia danuslo hogaño y descurpa noestros fartamientos e la mesma moa que nusotros predonamos a los que nus fartan. Non nus ejes caer en la tentacion y llibranos der mal. Amen

Páere noestro, que tás en er cielo, santificao sia tu nombre, allegue a nujotros tu raino, hágase tu volunto asina en la tierra como en er cielo, danos hoy er pan noestro e ca día, predona noestras ofensas, como tamién nujotros predonamos a los que nos ofenden, no nos adejes cayer en la tentación y llíbranos der mal. Amén.


Muestras de murciano escrito en el siglo XVIII

Las siguientes seguidillas escritas en murciano eran ya muy populares en Murcia; pertenecientes a la colección el médico y poeta murciano don Francisco Meseguer, y fueron publicadas en 1783 en el periódico "El Correo de Murcia".

La esperencia, la cencia

y la gramanza

hacen al hombre supio

por la estudianza. Ahupa, ahupa,

no es osté la pantasma

que à mi m´asusta


Tres cosas en er mundo

causan ispante,

terratremos, trimurtos

y er alifante.

Suflama asina,

er cólero, las suegras

y la morisma.

Fuente: http://hemeroteca.lavanguardia.es/preview/1890/02/08/pagina-1/34663120/pdf.html

Notas

  1. VV.AA. (Belén Garí, Matilde Leder, Matilde Garí) (1995). Ciencias del Lenguaje; Alfa Nauta-Programa Educativo Temático. Barcelonm, Nauta C., S.A. ISBN 84-89140-58-8. 
  2. Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas Ortín
  3. Penny, Ralph (2006). Gramática histórica del español. Barcelona: Editorial Ariel. ISBN 84-344-8265-7. 

Enlaces externos