Ir al contenido

Diferencia entre revisiones de «Concilio de Trento»

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Contenido eliminado Contenido añadido
Ryoga Nica (discusión · contribs.)
Sin resumen de edición
Línea 3: Línea 3:


== Antecedentes y convocatoria ==
== Antecedentes y convocatoria ==

EQUIPO A 11 - EQUIPO B 5

Desde [[1518]], los [[protestante]]s alemanes venían reclamando la convocatoria de un concilio alemán, y [[Carlos I de España]] y V del [[Sacro Imperio Romano Germánico]] intentaba cerrar las diferencias entre católicos y [[Reforma_protestante|reformistas]] para poder hacer frente a la amenaza [[Turquía|turca]]. En la [[Dieta de Worms]] ([[1521]]) se intentó zanjar las disputas, pero sin éxito: [[Martín Lutero]] (a quien Carlos I permitió que se convocara a dicha Dieta) acusó a [[Roma]] de ejercer la tiranía, y el Emperador se comprometió por escrito a defender la fe católica aun al precio de las armas. En las Dietas posteriores, los príncipes alemanes, tanto protestantes como católicos, continuaron insistiendo en un concilio.
Desde [[1518]], los [[protestante]]s alemanes venían reclamando la convocatoria de un concilio alemán, y [[Carlos I de España]] y V del [[Sacro Imperio Romano Germánico]] intentaba cerrar las diferencias entre católicos y [[Reforma_protestante|reformistas]] para poder hacer frente a la amenaza [[Turquía|turca]]. En la [[Dieta de Worms]] ([[1521]]) se intentó zanjar las disputas, pero sin éxito: [[Martín Lutero]] (a quien Carlos I permitió que se convocara a dicha Dieta) acusó a [[Roma]] de ejercer la tiranía, y el Emperador se comprometió por escrito a defender la fe católica aun al precio de las armas. En las Dietas posteriores, los príncipes alemanes, tanto protestantes como católicos, continuaron insistiendo en un concilio.



Revisión del 12:08 27 may 2008

Sesión del Concilio de Trento, cuadro de Tiziano.

El Concilio de Trento fue un concilio ecuménico de la Iglesia Católica Romana en periodos discontinuos, que duró desde 1545 a 1563. Tuvo lugar en Trento, una ciudad del norte de la Italia actual, que entonces era una ciudad libre regida por un príncipe-obispo.

Antecedentes y convocatoria

EQUIPO A 11 - EQUIPO B 5

Desde 1518, los protestantes alemanes venían reclamando la convocatoria de un concilio alemán, y Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico intentaba cerrar las diferencias entre católicos y reformistas para poder hacer frente a la amenaza turca. En la Dieta de Worms (1521) se intentó zanjar las disputas, pero sin éxito: Martín Lutero (a quien Carlos I permitió que se convocara a dicha Dieta) acusó a Roma de ejercer la tiranía, y el Emperador se comprometió por escrito a defender la fe católica aun al precio de las armas. En las Dietas posteriores, los príncipes alemanes, tanto protestantes como católicos, continuaron insistiendo en un concilio.

En vista de la situación hubo grandes presiones del emperador sobre el Papa Clemente VII para que lo convocara, a lo que éste se resistía. Al cabo, en 1529 Clemente VII se comprometió a ello, pero la oposición del legado papal en la Dieta de Augsburgo de 1530 retrasó de nuevo el proyecto. Sin embargo, el principal responsable de que no se llegara a convocar fue la férrea oposición del rey Francisco I de Francia, ya que para que el concilio tuviese éxito era necesaria la aprobación de la mayoría de los monarcas.

Dentro de la Contrarreforma, renovación que practicó la iglesia católica en su seno, para oponerse a los reformadores luteranos y calvinistas, que significaban una gran amenaza hacia su vínculo con los fieles, influidos por las críticas que se habían formulado contra ella, se establecieron dos acciones: el Concilio de Trento y la nueva orden de la Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola. En esta oportunidad haremos referencia a la primera.

Desde antes de esta crisis extrema, la iglesia había intentado mejorar. Podemos mencionar a los cardenales Francisco Jiménez de Cisneros, Hernando de Talavera y [[Pedro González de Mendoza[[, que en el siglo XV, durante el reinado de los Reyes Católicos, en España, se dedicaron a mejorar la moral de la institución, nombrando obispos de grandes cualidades y fundando establecimientos educativos. En Italia, se había creado una asociación de seglares piadosos y clérigos, llamada el Oratorio del Amor Divino, que inició sus actividades secretas en 1517, sobre la base del amor al prójimo. Estos intentos, sin embargo no bastaban, pues no incluían al papado, ocupado más en sus intereses personales y en cuestiones políticas, que en las morales. En Alemania se destacó la labor del obispo Nicolás de Cusa.

Fue Paulo III que había vivenciado las luchas en Italia, quien asumió el compromiso de unificar a los católicos, logrando la reunión de un Concilio, luego de que varios Papas lo hubieran intentado sin éxito. Al principio fue admirador del humanista cristiano Erasmo de Rótterdam, y vio factible una posible reconciliación con los protestantes, pero luego tuvo que desechar esa posibilidad.

Paulo III, entre sus medidas, logró reunir en Trento (Italia) un Concilio General de la Iglesia, el 13 de diciembre de 1545, que trazó los lineamentos de la Contrarreforma. Se contó con la presencia de veinticinco obispos y cinco superiores generales de Órdenes Religiosas. Las reuniones, que sumaron en total dieciocho, con suspensiones esporádicas, se prolongaron hasta el 4 de diciembre de 1563.

El espíritu e idea del concilio, fue plasmada por la gestión de los jesuitas, Diego Laínez, Alfonso Salmerón y Francisco Torres. La filosofía le fue inspirada por Cardillo de Villalpando y las normas prácticas, sobre sanciones de conductas, tuvieron como exponente principal al obispo de Granada, Pedro Guerrero.

En este concilio, que culminó bajo el mandato del Papa Pío IV, se decidió que los obispos debían presentar capacidad y condiciones éticas intachables, se ordenaban crear seminarios especializados para la formación de los sacerdotes y se confirmaba la exigencia del celibato clerical. Los obispos no podrían acumular beneficios y debían residir en su diócesis.

Se impuso, en contra de la opinión protestante, la necesidad de la existencia mediadora de la iglesia, como Cuerpo de Cristo, para lograr la salvación del hombre, reafirmando la jerarquía eclesiástica, siendo el Papa la máxima autoridad de la iglesia. Se ordenó, como obligación de los párrocos, predicar los domingos y días de fiestas religiosas, e impartir catequesis a los niños. Además debían registrar los nacimientos, matrimonios y fallecimientos.

Reafirmaron la validez de los siete sacramentos, y la necesidad de la conjunción de la fe y las obras, sumadas a la influencia de la gracia divina, para lograr la salvación, restando crédito a Lutero que sostenía que el hombre se salva por la fe y no por las obras que realizase. También se opuso a la tesis de la predestinación de Calvino, quien aseguró que el hombre está predestinado a su salvación o condena. En refutación a esa idea, la iglesia sostuvo que el hombre puede realizar obras buenas ya que el pecado original no destruye la naturaleza humana, sino que solamente la daña.

Los santos fueron reivindicados al igual que la misa, y se afirmó la existencia del purgatorio. Para cumplir sus mandatos, se creó la Congregación del Concilio, dándose a conocer sus disposiciones a través del “Catecismo del Concilio de Trento”.

Sin embargo, no todas las medidas adoptadas por el Concilio de Trento pueden calificarse de beneficiosas para la imagen de la pureza y moral católica. Se reinstauró la práctica de la Inquisición que había surgido en el siglo XIII, para depurar a Francia de los herejes albigenses. Ya restablecida en España desde el año 1478, se propagó por varios países europeos bajo la denominación de Santo Oficio, que usó la tortura para obtener confesiones. Si ese método no daba los resultados esperados, de arrepentimiento del hereje, éste quedaba en manos del poder civil, que lo condenaba generalmente a la muerte en la hoguera. El protestantismo debió soportar la inquisición en varios estados, pero fue principalmente efectivo en España, Italia y Portugal.

También creó el Índice, en 1557, por el cual se estableció una censura contra la publicación de pensamientos que pudieran ser contrarios a la fe católica, y se quemaron muchos libros considerados heréticos.

Estas medidas persecutorias, que tenían como objeto restaurar la unidad del cristianismo, sólo contribuyeron a afirmar su división. Posterior al Concilio, en 1592, se publicó una edición definitiva de la Biblia, sosteniéndola como fuente de la revelación de la verdad divina, pero otorgando también dicho carácter a la Tradición, negándose su libre interpretación, considerando ésta, una tarea del Papa y los obispos, herederos de San Pedro y los apóstoles, a quienes Cristo les asignó esa misión.

Metodología del Concilio

Una sesión del Concilio de Trento en Santa María Maggiore.

Trento tuvo una actitud de apertura a escuchar las distintas escuelas teológicas; es decir, no es cierto que el concilio se cerrase al pluralismo teológico. El concilio de Trento abordará tres temas fundamentales.

1. Los fundamentos de la fe donde se contiene la revelación. Los protestantes dirán que el único principio de la fe es la Sola Scriptura, pero esto no puede ser admitido por los católicos por ir contra el Magisterio de la Iglesia. Por tanto Trento promulga un Decreto sobre los libros sagrados y las Tradiciones ¿Dónde se contiene la revelación? El concilio afirma que la revelación se contiene in libris scriptis et sine scripto traditionibus. ¿Cuál es la relación entre Escritura y Tradición?, es decir, ¿la revelación se contiene parte en la Sagrada Escritura y parte en la Tradición? El concilio no se pronuncia. La primera redacción del decreto decía partim... partim, pero esto se sustituyó por un et en la redacción definitiva.

2. Estas tradiciones ¿qué tradiciones son? Para los protestantes son creaciones humanas/costumbres eclesiásticas. El concilio dice que se trata de las "Traditiones tum ad fidem tum ad mores pertinentes" (tradiciones relativas a la fe o las costumbres). El problema son las tradiciones pertenecientes 'ad mores / costumbres o a los fundamentos del actuar cristiano. ¿Las costumbres eclesiásticas contienen la Revelación, pertenecen a la Tradición constitutiva de la Revelación? El concilio no detalla más.

El problema está en distinguir qué elementos pertenecen a las tradiciones eclesiásticas y qué elementos a la Tradición constitutiva. Hay, pues, que interpretar.

Acuerdos adoptados en las sesiones

Sesiones 1ª y 2ª: Cuestiones preliminares y orden del concilio.

: Se reafirmó el Credo Niceno-constantinopolitano.

: Se declararon la Tradición y las Sagradas Escrituras como las dos fuentes de la revelación. La Vulgata se consideró la traducción aceptada de la Biblia.

: Dogma del Pecado original.

: Obligatoriedad de residencia de los obispos y perceptores de beneficios eclesiásticos. Decreto de la Justificación (se reafirmó el valor de la fe junto al de las buenas obras). Ésta fue la sesión más importante del primer período.

: Decreto sobre los sacramentos. Reforma de pluralidades, exenciones y asuntos legales del clero.

: Se acepta el traslado a Bolonia para huir de la peste.

: Prórroga de la sesión.

10ª: Prórroga de la sesión.

--Suspensión del concilio por el Papa.

11ª: Continuación del concilio.

12ª: Prórroga.

13ª: Sacramento de la Eucaristía. Reforma de la jurisdicción episcopal y de la supervisión de los obispos.

14ª: Penitencia y Extremaunción.

15ª: No se toman decisiones.

16ª: Acuerdo de suspensión del concilio.

17ª: Reapertura del concilio.

18ª: Necesidad de una lista de libros prohibidos.

19ª: Prórroga.

20ª: Prórroga.

21ª: La Comunión. Reforma de la ordenación, el sacerdocio y la fundación de nuevas parroquias.

22ª: La Eucaristía se definió dogmáticamente como un auténtico sacrificio expiatorio en el que el pan y el vino se transformaban en la carne y sangre auténticas de Cristo. Reforma de la moral del clero, la administración de fundaciones religiosas y los requisitos para asumir cargos eclesiásticos.

23ª: Sacramento de la Ordenación. Jerarquía eclesiástica. Obligación de residencia. Regulación de los Seminarios.

24ª: Sacramento del Matrimonio. Se reafirmó la excelencia del celibato. Reforma de obispos y cardenales.

25ª: Se reafirman la existencia del purgatorio y la veneración de los santos y reliquias. Reforma de las órdenes monásticas. Supresión del concubinato en eclesiásticos. Se dejó al Papa la tarea de elaborar una lista de libros prohibidos, la elaboración de un catecismo y la revisión del Breviario y del Misal. Clausura del concilio.

Comentarios finales

Aunque no consiguió reunificar la cristiandad, el Concilio de Trento supuso para la Iglesia Católica una profunda catarsis.

Se convocó como respuesta a la Reforma Protestante para aclarar diversos puntos doctrinales. También abolió los ritos eucarísticos locales, respetando solo aquellos que atestaban de más de dos siglos de antigüedad (Rito mozarabe, rito lionés, rito ambrosiano) y estableció el rito de la ciudad de Roma conocido como Misa Tridentina, como rito de toda la iglesia latina. Desde un punto de vista doctrinal, es uno de los concilios más importantes e influyentes de la historia de la Iglesia Católica.

Por otro lado se abordó la reforma de la administración y disciplina eclesiásticas. El concilio eliminó muchos abusos flagrantes, como la venta de indulgencias o la educación de los clérigos, y obligó a los obispos a residir en sus obispados, con lo que se evitó la acumulación de cargos.

Sus decisiones giraron sobre cuatro puntos principales:

1) Contra los protestantes, que admitían como única autoridad la de las Escrituras, afirmó que la Tradición (o sea, las interpretaciones de los Padres de la Iglesia, los papas y los concilios) constituye, con las Escrituras uno de los fundamentos de la fe, y que el único texto auténtico de la Biblia es la Vulgata, traducción latina hecha por San Jerónimo, sobre un texto griego del siglo IV.

2) Confirmó y definió los dogmas y prácticas más o menos totalmente rechazadas por los protestantes (presencia real de Cristo en la Eucaristía, justificación por la fe y por las obras, conservación de los siete sacramentos, las indulgencias, la veneración de la Virgen María y los santos, etc.) y fijando con rigor la frontera entre la ortodoxia y la herejía, consumó la ruptura entre la Iglesia Católica y los protestantes.

3) Corrigió los abusos y adoptó las medidas para asegurar a la Iglesia un clero más moral y más instruido (prohibición del casamiento de los sacerdotes, prohibición de acumular beneficios, obligación de residencia para obispos y curas, creación de seminarios para la formación de los sacerdotes, etc).

4) Fortificó la jerarquía y, con ello la unidad católica, al afirmar enérgicamente la supremacía del papa, “Pastor Universal de toda la Iglesia”, e implícitamente su superioridad sobre los concilios. Puede decirse que en el Concilio de Trento, que tuvo importancia capital, y de las decisiones que adoptó, nació la Iglesia Católica moderna.

Bibliografía

  • RODRÍGUEZ, PEDRO / LANZETTI, RAÚL: El Catecismo Romano. Fuentes e historia del texto y de la redacción. Bases críticas para el estudio teológico del Catecismo del Concilio de Trento (1566), Pamplona 1982


Enlaces externos