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DAVID DENCHE CLEMENTE o más conocido como "el tigre sonsecano".

DAVID DENCHE
Información personal
Nacimiento 1/7/1990
BROZAS
Fallecimiento CAMP NOU
Causa de muerte lumbalgia
Residencia AXIOMA
Etnia caucasica
Educación
Educación poca

Juzgó prudente el monarca, de veinte años, trasladarse a dicha plaza, en la que se le trató con respeto; pero como no le permitían hablar libremente con las personas que lo visitaban, se consideró preso. Cedió en apariencia a cuantas demandas le hicieron; se ganó en secreto a los infantes de Aragón con magníficas promesas y cesiones de tierra; practicó lo mismo con otros caballeros, y así, en diciembre de 1354, aprovechando un descuido de sus vigilantes durante una partida de caza, pudo huir a Segovia. Se dirigió después a Burgos, donde reunió Cortes que le concedieron subsidios para someter a los rebeldes. En Medina del Campo mandó matar el rey en abril de 1355 al adelantado mayor de Castilla Pedro Ruiz de Villegas, al merino mayor de Burgos Sancho Ruiz de Rojas y a un escudero de aquel llamado Martín Núñez de Carandia, todos ellos implicados en la rebelión. Acometió a esta ciudad, pero suspendió sus ataques para someter a Toledo, donde parte de la población se había sublevado a favor de Blanca. En Toledo se trabó un combate, de una parte sostenido por los judíos y partidarios del rey, y de la otra por los soldados de la liga y algunos toledanos.

El 8 de mayo de 1355 entraron en la ciudad de Toledo las primeras tropas reales, pero los sublevados ya habían huido. El monarca, que los seguía, hizo ejecutar a dos caballeros y 22 vecinos de la ciudad acusados de rebeldía. Después de mandar a Blanca de Borbón a Sigüenza, marchó contra Toro con su hueste; corrió la comarca apoderándose de algunas villas; y despreció las intimidaciones de un legado pontificio que le imponía vivir en paz con Blanca y con los señores. El infante Juan de Aragón entraría con sus tropas hasta Ochandiano, cerca de Durango (Vizcaya) pero los enfrentamientos contra Tello de Castilla y Juan de Abendaño no fueron buenos por los bajos ramajes de los bosques circundantes, impedimento para la caballería castellana. No atacó la ciudad de Toro, donde se encontraba su madre, sino que prefirió sitiarla hasta que se rindió en 1356 después de que Enrique hubiere huido y Fadrique fuera apresado.

A su vez Pedro IV celebró un tratado con Francia y otro secreto con Enrique de Trastámara estipulando que el aragonés lo ayudaría con todas sus fuerzas a conquistar el reino de Castilla, cediéndole Enrique en premio la sexta parte de lo que ganasen.

Ya en la Península, se opuso a que las órdenes de caballería pagasen al papa el diezmo. Supo luego que sus tropas habían sido derrotadas en Araviana. Irritado, mandó dar muerte a sus hermanos bastardos, Juan y Pedro, de diecinueve y catorce años respectivamente, quitando así competidores a su hijo Alfonso. En el mismo año (1359) tuvo por manceba a María de Hinestrosa, hija de Juan Fernández de Hinestrosa, casada con Garcilaso Carrillo, que entonces se pasó al partido de Enrique. María de Hinestrosa era prima de María de Padilla y dio a su amante un hijo, Fernando, señor de Niebla, que no tuvo descendencia.

Cuenta el cronista Pero López de Ayala que allí se le presentó un sacerdote de Santo Domingo de la Calzada diciéndole que el patrón de su pueblo le había mandado anunciarle que si no se guardaba, su hermano Enrique había de matarle por sus propias manos. El rey mandó quemar al clérigo delante de sus tiendas. En el mismo día de finales de abril atacó y venció a Enrique junto a los muros de Nájera; los vencidos se encerraron en dicha ciudad y el monarca, lejos de acometerlos, regresó a Sevilla, donde se hallaba a mediados de agosto.

En Sevilla mató al capitán valenciano y a las tripulaciones de cuatro galeras aragonesas, apresadas por naves de Castilla. Por entonces firmó con el rey de Portugal un pacto para la mutua entrega de las personas refugiadas en sus reinos. Así pudo el rey castellano vengarse de los señores que le fueron entregados, uno de ellos Pedro Núñez de Guzmán, padre de Leonor de Guzmán, amante de su padre Alfonso XI al que dio diez hijos, y a quien también había asesinado de forma salvaje en 1351, que sufrió cruel muerte en Sevilla.

Mientras, Pedro I tomó las plazas de Cariñena, Teruel, Segorbe y Murviedro, más los castillos de Almenara, Chiva, Buñol y otros. En todas partes castigaba cruelmente a los vencidos y dejaba guarniciones, con lo que disminuyó sus fuerzas. Llegó hasta los muros de Valencia donde sostuvo muchos combates con sus moradores. El nuncio apostólico Juan de la Grange logró al cabo que se ajustase la paz entre los reyes cristianos el 2 de julio de 1363. Se dice que una de las condiciones secretas fue la de que Pedro IV daría muerte a Enrique y al infante don Fernando, que en efecto fue asesinado poco después. El convenio, sin embargo, no llegó a ratificarse y se renovaron las hostilidades en la frontera de Aragón.

Pedro I, que tenía una nueva favorita llamada Isabel de Sandoval, penetró en 1364 por el Reino de Valencia, sembrando el terror y apoderándose de Alicante, Elda, Gandía y otros castillos. Llegó hasta la Huerta de Valencia y estuvo a punto de ser sorprendido en El Grao. Entonces mediaron entre los dos reyes los carteles de desafío antedichos. El castellano se embarcó para perseguir a las naves aragonesas, mas una violenta tempestad lo puso en trance de muerte, por lo que regresó a Murviedro y luego a Sevilla, donde lo esperaba la citada Isabel, que había dado a luz a un hijo llamado Sancho. Su otro hermano uterino Diego, apresado en Carmona en 1370 y encerrado en la fortaleza prisión del castillo de Curiel, sería liberado en 1434 por la insistente piedad del condestable Álvaro de Luna. El hijo de Diego, Pedro, estaría además muchos años también en el castillo-prisión de Alaejos, casando con Beatriz de Fonseca de la dinastía arzobispal, pasada de padres a hijos Arzobispos de Santiago de Compostela al estilo de la dinastía arzobispal de los Aragón reales de Zaragoza y en fechas parecidas.

En aquel tiempo hizo dar muerte a Juan Fernández de Tobar hermano del gobernador que había entregado Calahorra. Al cabo de veinticinco días buena parte del reino se hallaba bajo la obediencia de Enrique, excepto Galicia, Asturias, León, Sevilla y algunas otras ciudades y villas. Pedro I huyó a Portugal, de allí a Galicia, donde recibió la ayuda de Fernán Ruiz de Castro, y embarcándose en La Coruña se trasladó a la ciudad francesa de Bayona, no sin antes ordenar el 29 de junio la muerte de don Suero García, arzobispo de Santiago.

Al saberlo Enrique, que se hallaba en Francia, pasó con un ejército por Aragón; entró en Castilla; llegó a Calahorra; fue bien recibido en Burgos; ganó para su partido Córdoba, Castilla y León y la comarca de Toledo, y vio transcurrir el resto del año y el siguiente de 1368 dueño de la mitad del reino, pero sin decidir la contienda. Pedro, a quien el rey de Granada envió 7000 jinetes y mucha infantería, se defendió en Andalucía; pero a principios de 1369 resolvió ir en auxilio de la ciudad de Toledo. Hizo encarcelar en Medina Sidonia a Diego García de Padilla y emprendió la marcha.