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Rodrigazo

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Celestino Rodrigo en 1975.

Se denomina Rodrigazo a un plan de ajuste, el primero en la historia argentina, anunciado el 4 de junio de 1975, por el ministro de Economía Celestino Rodrigo, bajo el gobierno peronista de Isabel Perón. Con el objetivo de eliminar la distorsión de los precios relativos, Rodrigo impulsó una devaluación del 61% para el cambio comercial y el 50% para el cambio financiero. La tasa de inflación llegó hasta el 777% anual y los precios nominales subieron un 183% al finalizar el ciclo 1975. Se produjo el desabastecimiento de gran cantidad de productos esenciales, entre ellos alimentos, combustibles y otros insumos para transporte.

El Rodrigazo generó una enorme oposición del movimiento obrero argentino, concretado en una huelga general -la primera contra un gobierno peronista- y grandes movilizaciones populares, que causaron la renuncia del ministro Rodrigo y del hombre fuerte del gobierno, José López Rega.

Antecedentes

José Ber Gelbard en 1973.

La economía argentina hasta 1975, a pesar de sus vaivenes políticos, llevaba 11 años de crecimiento continuo. Sin embargo, no pudo ser ajena a la crisis del petróleo de 1973. Ese año (el 25 de mayo de 1973), el peronismo volvió al poder con la elección de Héctor Cámpora, que tenía en su gobierno a un sector simpatizante de la izquierda peronista.

El Ministro de Economía de Cámpora era José Ber Gelbard, un inmigrante polaco, empresario, con fuertes vínculos con el Partido Comunista (PC), fundador de la Confederación General Económica (CGE) y hombre de confianza de Perón. Gelbard llevó adelante el plan keynesiano de aumento de los salarios en términos reales, para fortalecer el mercado interno.[1]

La situación del país era bastante agitada; Gelbard intentó mantener un Pacto Social entre la CGE, la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Unión Industrial Argentina (UIA) para contener la inflación y, por otro lado, intentar una redistribución de la riqueza. El primer año de su gestión ―ayudado inicialmente por los altos precios de los productos agropecuarios― logró en cierta medida el objetivo.

En el período 1973-1974, la participación del salario en relación al producto interno bruto aumentó un 20%. El objetivo de Gelbard era llegar a 1977 con un salario que representara el 50% del PBI (el famoso «fifty-fifty» que había logrado Perón en los últimos años de su Gobierno (entre 1946 y 1955). En ese momento, los aumentos de precios eran autorizados solo si se comprobaban mayores costos.

El plan de Gelbard era criticado por la izquierda (con la excepción del Partido Comunista), que lo consideraba «reformista», y por la derecha, que lo consideraba «comunista». Pero el contexto internacional estaba cada vez más complicado. La crisis del petróleo golpeaba a todo el mundo y la primera reacción de Europa fue un mayor proteccionismo comercial, lo que redujo tanto en precios como en cantidad, gran parte de las exportaciones argentinas. Por otra parte, el aumento del costo del petróleo también impactó directamente en el país sudamericano, un importador neto de este fundamental producto.

El tipo de cambio artificialmente bajo y un altísimo déficit fiscal (aproximadamente un 14% del PIB, cubierto por emisión de moneda), explica por qué a fines de 1974, Argentina había perdido casi dos tercios de sus reservas internacionales. Las reservas internacionales pasaron de 1.400 millones de dólares a fines de 1974 a 700 millones en junio de 1975. Al paso del tiempo, el control de precios se hacía más difícil de sostener, el desabastecimiento se hacía cada vez mayor, y el mercado en negro aumentaba.

Por otra parte, a nivel regional, la situación se encontraba fuertemente convulsionada. Los gobiernos de centroizquierda o directamente de izquierda estaban siendo reemplazados por dictaduras militares en el marco del Plan Cóndor, una operación clandestina promovida en toda América Latina por los Estados Unidos para combatir a la percibida «amenaza comunista».

La esperanza de Gelbard para salvar su plan, era la firma de convenios comerciales con los países socialistas de Europa del Este y China. Para ello hizo una gira por esa región y firmó algunos convenios. Sin embargo, en un mundo polarizado por la Guerra Fría este intento tenía obstáculos políticos insalvables. Un ejemplo de esto fue el bloqueo por parte de los Estados Unidos a la venta a Cuba de autos fabricados por empresas estadounidenses en Argentina.

Tras la muerte de Perón, la influencia en el gobierno de José López Rega, un opositor a Gelbard, aumentó considerablemente mientras que la situación económica y política del país empezaba a deteriorarse rápidamente. El consenso buscado en el Pacto Social se terminó rompiendo definitivamente, y la posición de Gelbard quedó muy debilitada.

A fines de 1974, Gelbard renunció y fue reemplazado por Alfredo Gómez Morales ―anterior presidente del Banco Central―, apoyado por los gremios pero resistido por el círculo íntimo de la presidente, que intentó un ajuste, devaluando el peso y aliviando parcialmente el control de precios.

El Rodrigazo

La gestión de Morales fracasa a los pocos meses y asume Celestino Rodrigo como Ministro de Economía. Su elección se debió más a motivos políticos que a sus méritos como economista. Rodrigo era ingeniero industrial, pero de muy buena relación con López Rega. Previamente se había desempeñado como Secretario de Seguridad Social. Asumió el 2 de junio de 1975. El día 3 anunció un aumento en las tarifas de pasajes aéreos y varios turistas quedaron varados porque se los obligaba a pagar los aumentos de los pasajes de regreso. Rodrigo decía: «El que viaja no produce, pero sí gasta». Finalmente, el día 4, anuncia por cadena nacional en radio y televisión el ajuste principal que consistía en:

  • Devaluación del peso en relación al dólar en el mercado oficial, pasando en el caso del comercial, de una tasa de 10 pesos por dólar a otra de 26 (en promedio, una depreciación del 61%), y en el del financiero, de una tasa de 15 pesos por dólar a otra de 30
  • Nuevo desdoblamiento cambiario respecto del dólar, el dólar turístico, a una tasa de 45 pesos por dólar.
  • Alza promedio de un 100% en todos los servicios públicos y transporte.
  • Alza de hasta un 180% en los combustibles.
  • Alza de hasta un 75% en las tarifas eléctricas.
  • Como contraparte, suba de hasta un 80% para los salarios.

El objetivo de Rodrigo era corregir los desequilibrios existentes a través de la devaluación, una suba de impuestos y el descongelamiento de precios y tarifas. Por otra parte, el banquero Ricardo Zinn, viceministro de Rodrigo, encabezaba una liberalización de la economía argentina al capital extranjero.

Sin embargo, estas medidas dispararon la inflación, artificialmente contenida, licuando gran parte de las deudas de las empresas (que estaban en pesos), y disminuyendo enormemente el poder adquisitivo de la población.

El sindicalismo rechazó los planteos del gobierno, que limitaban las subas de salarios por paritarias a 38% y luego a 40%. La CGT intentó negociar un mayor aumento de salarios, que gracias al desborde y fuerte movilización de los trabajadores, generaron el primer paro contra una administración peronista (de 48 horas), y finalmente se acordó un aumento en promedio del 180% en los salarios, pero que en gran parte fue licuado por la inflación.[2]

Causas que originaron estas medidas

Los argumentos oficiales, fueron «sincerar» la economía argentina, reducir el enorme déficit público existente, y aumentar la productividad de las empresas vía devaluación del peso. Para Zinn, había una «guerra» por la distribución del ingreso. Previo a su renuncia, Rodrigo hizo por TV una dramática apelación al país para que aceptara su plan, sin efecto. El 21 de julio dimitió, dos días después que López Rega huyera de Argentina al exilio.

Consecuencias

A pesar de que el ingreso real en 1974 estaba en niveles históricos, la situación en esos años distaba mucho de ser muy buena. Había una fuerte inflación reprimida, una economía «recalentada» y un modelo totalmente insostenible, especialmente sí se tiene en cuenta la coyuntura nacional e internacional.

Muchos economistas y el mismo Celestino Rodrigo, han justificado el ajuste, argumentando que había que «sincerar» la economía argentina y que, de una forma u otra, era inevitable este proceso. Sí bien es cierto que la economía en 1975 estaba al borde del colapso, por lo cual, se podían justificar ciertas medidas poco populares, este conjunto de medidas cambiaron totalmente la estructura del salario en Argentina, para no volver nunca más a ser lo que fue. Fue el mayor ajuste realizado en el país hasta esa fecha.

Rodrigo, después del golpe de Estado en 1976, fue procesado por un caso de corrupción y pasó casi 4 años en prisión. Vuelta la democracia, defendió su ajuste siempre que pudo y lamentó que su apellido hubiera quedado ligado negativamente a la historia argentina. Murió en 1987.

Zinn, por otra parte, terminó siendo funcionario de la dictadura cívico-militar (1976-1983), y más tarde del gobierno de Carlos Saúl Menem (entre 1989 y 1999). Fue uno de los encargados de elaborar los planes de privatización de las empresas públicas en los años noventa.[3]​ Militó brevemente en la UCeDe y terminó su vida en un accidente aéreo junto con el entonces presidente de YPF, José Estenssoro.

Origen del término

En el diario La Prensa del 6 de junio de 1975 se menciona (bajo el título Nuevo Término) que, en la sesión de la Cámara de Diputados del 5 de junio de 1975, el diputado nacional de Vanguardia Federal de Tucumán, Dr. Juan Carlos Cárdenas, habló sobre la gestión del ministro Celestino Rodrigo, y calificó a la misma de Rodrigazo.

Consecuencias en la moneda circulante

Entre 1976 y 1982, aparecieron nuevos valores de pesos ley: 5.000, 10.000, 50.000, 100.000, 500.000 y 1.000.000.

Referencias

  1. Rougier, Marcelo, y Fiszbein, Martín (2006): La frustración de un proyecto económico: 1973-1976 (pág. 243). Buenos Aires: Manantial, 2006. ISBN 987-500-093-0.
  2. «El Rodrigazo, el ajuste que dejo una huella en los argentinos.». 
  3. «El "Rodrigazo", un ajuste que dejó su huella en los argentinos», artículo publicado el 4 de junio de 2005 en el diario Clarín (Buenos Aires).
  • Schvarzer, Jorge (1995). La reestructuración de la industria argentina en el período de ajuste estructural. Buenos Aires: Centro de Investigación de la Situación del Estado Administrativo. pág 41ss. [1].