Revisionismo (marxismo)

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El judeo alemán Eduard Bernstein, fundador de la moderna socialdemocracia europea y quien originó el revisionismo dentro del movimiento marxista.

Definición

Dentro del movimiento marxista, la palabra “revisionismo” es usada para referirse a varias ideas, principios y teorías basadas en una revisión significativa de las premisas fundamentales del materialismo histórico de Karl Marx en el siglo XIX.[1]

El término ha sido históricamente usado por parte de aquellos marxistas que creen que tales revisiones son injustificadas, por lo que representan un abandono o traición de lo que ellos mismos interpretan como la variante “más pura” del marxismo. Por lo tanto, como “revisionismo” fue adquiriendo una connotación negativa con el paso de las décadas, actualmente pocos marxistas se autodefinen como “revisionistas”.

Fundamentalmente el revisionismo, en la formulación de Eduard Bernstein, consiste en la defensa de estos puntos de vista:

  • El marxismo no es puramente materialista ni puramente económico.
  • En la historia no actúan exclusivamente fuerzas económicas.
  • La teoría de la plusvalía es simplista y demasiado abstracta.
  • Aún admitiendo la lucha de clases, no se da exclusivamente entre capitalistas y proletarios, sino entre los capitalistas entre sí y los proletarios entre sí.
  • No se precisa una revolución violenta para alcanzar el socialismo, porque puede llegarse a él mediante una evolución pacífica a través del sindicalismo y de la acción política.[2]

Su significado a través de los años

La palabra “revisionismo” ha sido usada en varios contextos diferentes, para referirse a distintas revisiones a las que ha sido sometida la teoría marxista por parte de algunos seguidores de la misma:

  • A fines del s. XIX, “revisionismo” se utilizaba para describir a los pensadores y escritores del por entonces nuevo movimiento socialdemócrata, como Eduard Bernstein y Jean Jaurès, quienes revisaron las ideas de Karl Marx acerca de supuestamente inevitable transición violenta del capitalismo al socialismo, y afirmaron que la revolución violenta no era inevitablemente necesaria para alcanzar una sociedad socialista.

Las visiones de Bernstein y de Jaurès dieron origen a la teoría reformista dentro del movimiento marxista, la que asegura que se puede lograr paulatinamente el socialismo a través de reformas graduales y pacíficas emprendidas desde dentro del propio sistema capitalista.[3]

Connotaciones peyorativas

Durante la Guerra Fría el término fue usado para descalificar a quienes revisaban el contenido revolucionario y científico del marxismo, considerándolo sinónimo de "complicidad" con el Imperialismo norteamericano, e incluso de "traición" a las filas obreras.[4]

  • Durante las décadas de 1940 y de 1950, el término “revisionismo” fue utilizado, dentro del Movimiento Comunista Internacional, por los "estalinistas" para hacer referencia a aquellos comunistas que ya por entonces proponían enfocarse en los bienes de consumo en lugar de en la industria pesada y a quienes aceptaban las implícitas diferencias nacionales (en particular, las de los nuevos “satélites” soviéticos), y hasta alentaron las reformas democráticas emprendidas en algunos de eso países (las cuales serían denominadas como “antiburocráticas” por parte de los sectores trotskistas). También los titoístas (seguidores del líder yugoslavo Josip “Tito” Broz) fueron acusados de ser revisionistas, en unas tardías purgas que comenzaron en 1949 en el por entonces reciente Bloque del Este.
  • Luego del “deshielo” parcial provocado por la muerte de Iósif Stalin, el 5 de marzo de 1953, la idea de revisionismo se volvió aceptable durante un corto tiempo en Hungría, durante el gobierno de Imre Nagy (1953-1955) y en Polonia durante el período en el que Władysław Gomułka estuvo en el poder. No obstante, en ese tiempo ni Nagy ni Gomułka se describieron a sí mismos como “revisionistas”.
  • Luego de la represión soviética al alzamiento húngaro de 1956, varios intelectuales comunistas occidentales renunciaron a los PCs de sus respectivos países de origen, como forma de protesta. Debido a esa actitud, serían acusados despectivamente de “revisionismo” por quienes siguieron siendo miembros partidarios. Éstos últimos, por su parte serían peyorativamente acusados de “estalinistas” por parte de los renunciantes. Este movimiento sería finalmente conocido con la denominación genérica de Nueva Izquierda
  • A comienzos del decenio de 1960 el líder chino Mao Zedong (o Mao Tsetung), junto a los elementos más radicales dentro del Partido Comunista Chino (PCCh) revivieron el término “revisionismo” para atacar a la URSS en general y al premier de ésta, Nikita Jrushchov, en particular. Ese claro distanciamiento mutuo se dio en el marco del cisma ideológico sino-soviético. Una de las primeras consecuencias del mismo fue el retiro de los asesores técnicos soviéticos de China.

Posteriormente, durante toda esa década -en que coincidió con el mayor período de agitación ideológica maoísta- los chinos rutinariamente usarían el mote de “modernos revisionistas” contra los soviéticos. Esa denominación sería recogida y repetida por los grupos o fracciones maoístas que se separaron de algunos PCs occidentales, partidos a los que también acusaban de “quietismo” y de falta de suficiente “fogosidad” revolucionaria.

En 1978 tuvo lugar el “pequeño” cisma Sino albanés, cuando el dictador Enver Hoxha, quien por entonces era el secretario general del Partido del Trabajo de Albania, también condenó al maoísmo como revisionista, como lo había hecho durante la década de 1960 con la Unión soviética post-estalinista de Jrushchov. En aquellas oportunidad Hoxha había firmado que había sido forzado a optar “entre 650 millones de chinos y 200 millones de rusos (sic)”. En realidad, Hoxha hizo eso porque, luego de la muerte de Mao Tse Tung (acaecida el 9 de septiembre de 1976), China fue paulatinamente abandonando los aspectos más radicales del maoísmo, lo que para 1978 (con el ascenso del pragmático y más moderado Deng Xiaoping al poder) conformaba un hecho evidente.

¿Qué se le criticaba al marxismo?

El revisionismo le criticaba varios aspectos.

  • Cuanto a la lucha de clases, Bernstein en un principio le criticó que la lucha de clases y las transformaciones no son el único motor de la Historia. "El verdadero socialismo no quiere derribar el orden de las clases; quiere basar las clases en una organización del trabajo que será para todos mejor que la organización actual". Por último el socialdemocrático Struve, quiso demostrar que el Estado tiene un carácter independiente, por encima de las clases. Y todo esto está lejos de la concepción fundamental de los Marx. . La aplicación propia de las ideas de Marx son culpa de él, y ya en su tiempo habían distintas interpretaciones del Capital también denominados "marxismos". Para diferenciarse de estas concepciones pseudo-materialistas, no solo del caso Fauerbach, elevó a categoría científica el análisis aplicado del materialismo histórico y el materialismo dialéctico. Su consecuencia: una doctrina, quiérase "algunas sugerencias" sobre la aplicación directa, inmediata y práctica del político, del proletariado o cualquiera de nuestros agentes institucionales.
  • Por otro lado, mientras que Marx predecía que el capitalismo comercial y financiero cedería su puesto al industrial, el crecimiento enorme de los trusts y de los holdings, demostró que por el contrario, el capitalismo moderno es cada vez un capitalismo bancario. La financiación del capital él lo entendía como la división internacional del trabajo y la creciente proletarización del mundo, cosa que jamás desarrolló como "futuro" sino el devenir de una división cada vez más segmentada de los procesos de producción. No sería sino Rosa Luxemburgo quién llenaría este hueco, destacando el imperialismo monopolista recurrente a las guerras para nivelar los países su balanza de pagos.
  • La última gran crítica que realizan los revisionistas, y en especial Bernstein, es el error de Marx en predecir que la concentración industrial no había producido un efecto masivo de desocupación de los pequeños burgueses. En cuanto a la clase obrera, su empobrecimiento había sido contrarrestado por el desarrollo de las cooperaciones. Pero esto no significa gran cosa sino la anterior premisa de la financiarización. No predijo nada, porque no fue ningún profeta. En base a ciertos análisis observó ciertos comportamientos. Uno de ellos es el salario y el tiempo objetivo aplicado. Se trata pues, de la disminución del "valor" del salario y la automatización del plusvalor. Así,´la reproducción de la riqueza no tiene que ver con la concentración industrial sino en las relaciones sociales que hacen posible mantener la producción, lo que provocó el aumento de las clases medias, no confundirlos con pequeños burgueses, pues, hasta Marx veía en la pequeña burguesía un germen revolucionario. No sería sino Max Weber quién llenaría este hueco acerca de, no sólo la realidad financiera internacional del capitalismo, sino su creciente burocratización. Y no sólo eso, sin darle crédito a Marx, demuestra la ética protestante desde un fundamento más o menos como una "ética materialista" que constituyó la vida industrial.

Referencias

  1. Según el diccionario Oxford de inglés, revisionismo es la “política primeramente presentada por Edward Bernstein (1850-1932) en la década de 1890, mediante la cual abogaba por la introducción del socialismo a través de le la evolución más que la revolución, en oposición a la visión ortodoxa de los marxistas; de ahí que es un término abusivo usado dentro del mundo comunista para [referirse a] una interpretación del marxismo que se supone que amenaza la política (policy) canónica”. El término fue usado en inglés por primera vez en 1903, para referirse al revisionismo que estaba teniendo lugar entre los socialdemócratas alemanes.
  2. Cf. S. Rábade, J. L. Arce, J. M. Benavente y A. Curras, Historia de la filosofía. Madrid: G. del Toro, 1978, p. 316.
  3. Philip P. Wiener (ed). Dictionary of the History of Ideas, Charles Scribner's Sons, Nueva York, 1973-74. R. K. Kindersley Marxist revisionism: From Bernstein to modern forms, en la página web de la biblioteca de la Universidad de Virginia.
  4. Moa rodríguez, Luis Pío (2006). Contra la mentira. Barcelona: Libros Libres. p. 17. ISBN 9788483461419. 

Véase también