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Retrato díptico de los padres de Durero

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A la izquierda, retrato de Bárbara Holper. De 47 cm x 36 cm. Germanisches Nationalmuseum, Núremberg. A la derecha, retrato de Alberto Durero el Viejo, De 47.5 cm x 39.5 cm. Galería de los Uffizi, Florencia. Ambos óleos sobre tabla de conífera, realizados en torno al año 1490

El Retrato díptico de los padres de Durero (o Padres de Durero con rosarios) es el nombre colectivo de dos retratos sobre tablas de fines del siglo XV realizados por el pintor y grabador alemán Alberto Durero. Muestran a los padres del artista, Bárbara Holper (c. 1451–1514) y Alberto Durero el Viejo (c. 1427–1502), cuando aquella tenía alrededor de 39 años y este 63. Son un registro de los efectos físicos y emocionales del envejecimiento. Los Durero eran una familia unida y mediante estos retratos el pintor puede haber pretendido demostrar sus habilidades a sus padres o bien tener un recuerdo de ellos durante sus viajes como oficial pintor.[1]

Fueron creados para ser colgados uno junto al otro[2]​ o bien como un díptico. Sin embargo, esta disposición puede haberse concebido posteriormente, pues el retrato de Bárbara parece ejecutado algo después del de su marido y es inusual que en retratos pareados se coloque al marido a la derecha del espectador. Entre ambos retratos, se considera al del padre la obra superior y se lo ha descrito como uno de los más exactos y sinceros del pintor.[3]​ Los dos forman parte de un conjunto de cuatro pinturas que Durero hizo de sus padres, que examinan sin sentimentalismos el deterioro que causa la edad.[4]​ Textos suyos posteriores elogian a ambos padres y evidencian el cariño y respeto que el pintor sentía por ellos.

Cada tabla mide 47.5 cm x 39.5 cm, pero la de la izquierda está cortada. Han estado separadas al menos desde 1628, hasta que el retrato de Bárbara –que por mucho tiempo se consideró perdido– fue reatribuido a Durero en 1977.[5]​ Los dos retratos se volvieron a reunir en la exposición de 2012 del Germanisches Nationalmuseum, titulada "El primer Durero".

Fuentes e influencias

La vista de tres cuartos era muy utilizada a fines del siglo XV en el retratismo del sur de Alemania. A menudo se incluían los rosarios como señal de la piedad y modestia de los modelos, pese a que hacia el siglo XVI los motivos religiosos y sentimentales estaban pasando de moda. Durero se distingue de sus contemporáneos por cómo se enfoca con justeza y detalle en la cara de sus padres, una técnica comparable con la obra de la primera generación de pintores flamencos, vigente 50 años antes. Alberto Durero el Viejo había viajado a Flandes donde, trabando con los artistas flamencos, había desarrollado gran aprecio por la obra de Jan van Eyck y de Rogier van der Weyden.[6]​ Que pasó esta influencia a su hijo resulta evidente en el uso temprano que este hizo de la punta de plata, una técnica que según Erwin Panofsky requiere "un grado excepcional de confianza, exactitud y sensibilidad para su manejo exitoso".[7]

Alberto Durero, Autorretrato en Veintiocho, 1500. Alte Pinakothek, Múnich

Durero habría conocido el retrato del anciano conde Georg von Lowenstein, de Hans Pleydenwurff, a través de su profesor Michael Wolgemut. A su vez, el retrato de Pleydenwurff probablemente estaba influenciado por el Retrato del cardenal Niccolò Albergati, de van Eyck, de 1438.[8]​ Von Fircks cree que el retrato del padre de Durero se inspira en el retrato de Pleydenwurff, al que describe como una "representación sumamente detallada de [un] anciano canoso que desafía los dolores del envejecimiento con una mente alerta y ánimo interior".

Von Fircks observa que el autorretrato de Durero de 1484 se hizo usando un espejo y que su obra más icónica es el Autorretrato en Veintiocho, de 1500, de ello concluye que la "observación cuidadosa y el registro documental" tanto de su propio aspecto como del de sus padres, con el tiempo fueron más que un mero impulso, y evidencian un interés más profundo por los efectos del tiempo y la edad en la apariencia humana. Aunque a Durero lo fascinaran los efectos del envejecimiento en los demás, parece haber vacilado un poco en cuanto a examinar cómo podría afectarlo a él personalmente. Sus autorretratos tienden a ser idealizados y el de 1500 fue el último. Posteriormente resta importancia a los autorretratos y los ejecuta con técnicas «secundarias», como en sus dibujos del Varón de pesares y el dibujo desnudo de 1505, que representaba un cuerpo demacrado por la peste.

Descripción

Alberto Durero el Viejo tenía 62 o 63 años[9]​cuando se pintó su retrato, en 1490. El de Bárbara se habría completado poco después, cuando tenía unos 39 años. Su hijo tenía unos 18 y acababa de terminar su aprendizaje con Michael Wolgemut; pronto se marcharía de Núremberg para viajar como oficial pintor. Primero hizo el retrato del padre; por razones estéticas quizás haya esperado uno o dos años para hacer el de su madre, hasta que ella se viera mayor.[10]

Se presenta a los modelos en tres cuartos, sobre un fondo verde, medio laqueado, el cual a pesar de estar coloreado suntuosamente, lo está en capas delgadas.[11]​ Cada uno tiene una base blanca y una imprimación ligeramente roja con contenido de plomo.[12]​ La forma y la postura de cada modelo repite, y en buena medida contrapesa, la del otro.[13]​ Brand Philip señala las similitudes de la construcción lineal de ambas tablas, especialmente cómo los pliegues y líneas de la ropa forman formas triangulares. La cola del tocado de Bárbara, que le cruza el pecho, se corresponde con la abertura del abrigo de piel de Alberto. Lo más habitual era que en estos retratos pareados el varón estuviera a la izquierda; la ubicación quizás indique que Durero originalmente pensó que el retrato del padre estuviera solo, pues pintó a Barbara tiempo después.

Se considera al retrato de Alberto Durero el Viejo como la superior de ambas obras. Esto en parte puede deberse al tratamiento diferente que entonces se daba a los retratos de varones y de mujeres; a los hombres se les concedía más individualidad, mientras que los retratos de mujer se ceñían a estereotipos y no eran tan osados, por ejemplo en mostrar evidencia de envejecimiento. En cualquier caso, la pintura del padre es mucho más detallada, en especial en la ropa, que en el retrato de ella está más simplificada. Este contraste en los detalles también puede verse en el tratamiento del rosario, al que se da protagonismo y un color rojo brillante en el retrato del marido, pero es pequeño y secundario en el de ella.[14]

Generalmente, aunque no siempre, se ha afirmado que el retrato de Alberto Durero el Viejo fue el que se realizó primero: de ser así, es la pintura realizada por su hijo más antigua que se conserve. Muchos historiadores del arte señalan que el retrato de la madre tiene partes insulsas, especialmente en torno a los ojos, y que quizá sea una copia casi contemporánea de un original perdido.[15]​ Lotte Brand Philip cree que la torpe ejecución del retrato de la madre indica que Durero lo pintó primero, como un intento juvenil de retratismo, y que Alberto el Viejo quizá más tarde haya "encargado" su propio retrato para acompañar el de Bárbara.[16]​ Un reciente examen técnico de ambos confirma que el de Bárbara se pintó después que el de su marido.[14]

Bárbara Holper

Bárbara Holper era hija de Hieronymus Holper, a cuyo servicio Alberto Durero el Viejo fue aprendiz de orfebre.[17]​ Ambos hombres se hicieron amigos y al crecer ella Holper se ladio en matrimonio cuando Durero padre tenía 40 años y ella 15. La pareja resultó compatible y mutuamente afectuosa. Aun así los escritos de su hijo detallan una vida difícil y muchos contratiempos. Solo tres de sus dieciocho hijos sobrevivieron hasta la adultez –de ellos, 17 ya habían nacido cuando se hizo el retrato.[18]​ Al morir su marido, Bárbara quedó en la miseria y fue a vivir con su hijo.[19]​ Cuando a su vez murió ella, en 1514, Durero escribió "Esta, mi piadosa madre... a menudo contrajo la peste y muchas otras enfermedades graves y extrañas, y padeció gran pobreza, desdenes, desprecio, palabras burlonas, terrores y grandes adversidades. Aun así no tenía ninguna malicia. También murió dolorosamente... Me sentí tan dolido por ella que no lo puedo expresar."[20]

Detalle del retrato de Bárbara

A Bárbara se la muestra con un vestido rojo y un gorro blanco apagado que le cubre por completo el cabello e indica su estado marital. El tocado, adornado por una suerte de fular o cola que se extiende hasta más abajo del cuello y cruza por sobre el hombro izquierdo, contrasta en color y forma con el gorro negro del marido. Las líneas del rostro tienen toques de pintura blanca que le dan un efecto de realce y vivacidad; son especialmente evidentes alrededor de los ojos, el puente de la nariz y alrededor del labio superior. Bárbara en su juventud fue atractiva; su hijo la describió como "bonita y de postura erguida". Aun así, por la época del retrato los efectos del tiempo y de la pérdida de tantos hijos pesan en su rostro.[21]​ La tabla tiene un esbozo en pintura blanca y la composición parece haberse modificado significativamente desde la imprimación. Tenues rastros de la figura original resultan visibles en partes del fondo y en las áreas oscurecidas del tocado. En algún momento se cortó la tabla por el lado izquierdo, lo que retiró parte del hombro y del tocado y modificó el equilibrio de la composición.

Retrato de la madre del artista a la edad de 63, Marzo de 1514. Kupferstichkabinett, Berlín. El dibujo fue terminado dos meses antes de que muriera

La obra se parece mucho al Retrato de la madre del artista a la edad de 63 (Durero, 1514),,[22]​ del que David Price señala la "áspera representación de su carne demacrada por la vejez" y la "piedad existencial en la dirección del ojo derecho de Bárbara Durero, el cual, de modo casi antinatural, dirige la mirada al cielo". Pese a que Bárbara tiene unos 25 años más en el último dibujo y por entonces está terminalmente enferma, el parecido facial y la postura son inconfundibles. Sin embargo hay una dramática diferencia entre la mujer de 39 años de aspecto relativamente joven del díptico y la viuda envejecida y enferma del dibujo de 1514. También puede detectarse un parecido familiar entre ambas obras y el autorretrato de Durero de Viena, sobre todo en torno a la boca. Kemperdick concluye que esas partes se trazaron de un modo tan parecido que es razonable suponer que las dibujara la misma mano, pero se muestra mesurado afirmando que eso se debe a que la modelo estaba emparentada con Durero, pues él era muy joven y, aunque tenía un talento precoz, hasta cierto punto aún dependía de los "tipos" faciales.

Alberto Durero el Viejo

El padre de Durero lleva una camisa oscura, un abrigo rojizo y un sombrero negro forrado en piel. Tiene las carnes flojas en la boca y la barbilla y ojos pequeños e inteligentes que Von Fircks describe como "oscuros y serios", cuyas curvas repiten la de los pesados párpados inferiores.[23]​ Además tienen grandes patas de gallo y están sombreados con pintura marrón. Los rasgos faciales están construidos con pinceladas más típicas del dibujo que de la pintura –a esa corta edad Durero era mucho más hábil como dibujante que como pintor. El análisis técnico realizado en 2013 por Dagmar Hirschfelder reveló un detallado fondo que el artista después tapó.[24]​ El espacio interior tapado representaba el rincón de una habitación con una ventana arqueada que daba a la campiña. Este tipo de interior puede rastrearse hasta la tradición flamenca, y es raro en el retratismo alemán de la época.[25]

Alberto Durero, Autorretrato a los 13 años, 1484. Punta de plata sobre papel, Albertina, Viena
Atribuido a Alberto Durero el Viejo, Padre de Durero, 1486. Dibujo en punta de plata, Albertina, Viena

Alberto Durero el Viejo tiene labios delgados y fruncidos y la boca ancha y arqueada hacia abajo, pero sus rasgos son los de un hombre apuesto. Marcel Brion lo describió como "apacible y pensativo", una impresión reforzada por el diseño sencillo de la pintura,[26]​ punto de vista que encuentra apoyo en la relativa monotonía o simplicidad de la ropa, que parece querer transmitir una piedad reservada y ascética. Durero presenta a su padre más como un eclesiástico de bajo rango que como un comerciante: un hombre calmo, considerado y sencillo vestido con su mejores ropas, aunque modestas.[27]​ Tas la muerte de su padre, en 1502, Durero escribió que aquel "pasó su vida esforzándose y trabajando dura y severamente, no teniendo como apoyo nada más que lo que ganó con sus manos para sí, para su mujer y sus hijos... Experimentó múltiples aflicciones, pruebas y adversidades. Pero solo se ganó elogios de todo el que lo conoció... También era de pocas palabras, y un hombre temeroso de Dios."[28]

Martin Conway dice que es el retrato de un hombre dignificado, marcado por una expresión grave y profundos "surcos labrados por setenta años de trabajo y pesares".[29]​ Conway creía que la fuerza del retrato reside en la capacidad de Durero para transmitir tales penurias y a la vez presentar un hombre todavía imbuido de rastros de orgullo y con "una cara vieja y amable". Habida cuenta del evidente afecto entre padre e hijo y la semisonrisa del hombre mayor, se pregunta si aquella mueca no habrá nacido de la satisfacción de Alberto el Viejo de que su arduo trabajo fuera premiado con un hijo con tanto talento, quien ahora iba a salir al mundo a cumplir con su wanderjahr. Un factor que contribuiría a ese orgullo es que el padre instruyó al hijo en su propio oficio de joyero, pero en un momento llegó a lamentar que el joven escogiera aprender dibujo y pintura, para los que tenía claras dotes. Aun así, durante aquel período su hijo desarrolló muchas habilidades y una disciplina con sus manos que acabaron siendo decisivos para su trabajo, especialmente para su habilidad como grabador.[30]

Retrato del padre de Durero a los 70 años, 1497. Óleo sobre tabla de tilo, Galería Nacional, Londres

Conway dice que el retrato, para un artista que todavía no cumplía 20 años, ostenta "una asombrosa profundidad psicológica". En su diseño sencillo y detallado comparte y anticipa muchas de las características de la obra del Durero maduro, que retrató a su padre otra vez en 1497, cuando este tenía unos 70 años. En esos siete años ha envejecido notablemente, su piel es más fláccida, las arrugas más profundas y pronunciadas. En este retrato más tardío Durero transmite los efectos del envejecimiento en la cara del padre.[31]​ Según Brion, los ojos han perdido su "aspecto distante y místico" y ahora parecen menos satisfechos. Conway concuerda, y ve rastros de cansada agitación, pero sostiene que ambas pinturas transmiten una impresión general muy favorable y compasiva del hombre.

Las tablas

Cada tela está montada sobre dos tablas del mismo ancho, las cuales se cortaron verticalmente y parecen ser del mismo árbol. La datación por anillos de la madera sugiere que fueron talados alrededor de 1482. La madera que se usaría en pintura generalmente se dejaba madurar unos 10 años, lo que da como fecha aproximada para las obras 1490–92. Las maderas están cubiertas con una tela de lino bueno pero de trama suelta, y tienen un esbozo en pintura blanca. Se desconoce si Durero mismo preparó las tablas o las adquirió así.

Escudo de armas de las familias Durero y Holper. Reverso del retrato de Florencia, c. 1490
Paisaje con acantilado y dragón. Reverso del retrato de Bárbara Durero, c. 1490

La tabla del padre está firmada y fechada a ambos lados, en lo que puede ser el monograma con que firmaba Durero más antiguo que se conserve, con una A grande y abierta y una d pequeña.[32]​ Sin embargo la inscripción y la fecha de 1490 son adiciones posteriores.[33][34]​ El lienzo de Florencia está en condiciones relativamente malas: los retoques en gran parte retiraron una capa de pinceladas superior y dejaron la pintura dura y seca. La tabla de Bárbara fue restaurada en 1974, cuando se limpió la superficie, se la rebarnizó parcialmente y se reparó el daño producido por la carcoma.

En el reverso de la tabla de Alberto hay una interpretación de los escudos de armas de las familias Durero y Holper mostrados bajo un moro alado vestido de rojo.[35][36]​ La familia Durero está representada por una cimera con una puerta abierta, un juego de palabras con Durero (Thürer significa 'fabricante de puertas'). Alberto el Viejo nació en el pueblo húngaro de Ajtó. Ajtos es "puerta" en húngaro –cuando los padres se mudaron a Alemania el apellido cambió de Tür a Düre. En la cimera de los Holper hay un ciervo, pero se ha perdido su significado.[37][38]​ El reverso de la tabla de Bárbara tiene imágenes de un dragón en una tormenta de rayos contra un acantilado o paisaje rocoso.[39]

Procedencia y atribución

Tras la muerte del pintor en 1528, los retratos los conservó su hermano, y luego la viuda de este, antes de pasar a la colección de Willibald Imhoff, un nieto del amigo de Durero Willibald Pirckheimer. Inventarios de la colección Imhoff de 1573–74, 1580 y 1588 enumeran ambas pinturas. El siguiente inventario Imhoff que se conserva, de 1628, vuelve a mencionar el retrato de la madre, pero desaparece después de la mención en los libros de contabilidad de 1633–58 de Hans Hieronymus Imhoff, tras lo cual se desconoce su paradero.[40]​ El experto en Durero, Matthias Mende, describió la desaparición del retrato de Bárbara Holper como "una de las pérdidas más graves en la obra de Durero".[41]

Detalle que muestra el monograma de Alberto Durero

En 1977, el historiador del arte Lotte Brand Philip sostuvo que Mujer desconocida con cofia, que se conservaba en el Germanisches Nationalmuseum de Núremberg, era el retrato original de Bárbara Holper. Antes se creía que era una obra de un miembro del taller de Wolgemut, de algún artista francón de su círculo o del anónimo pintor de Maguncia Maestro W. B. La atribución de Philip se basó en las llamativas semejanzas en la composición y en el tono, tema y medidas en común con el retrato del padre conservado en los Uffizi. En ambas obras los modelos sostienen rosarios y se ha pintado minuciosamente sus manos. Ambos muestran al modelo en la misma pose, contra un fondo coloreado similar.[42]​ Ambos están iluminados desde la esquina superior izquierda. Las tablas están cortadas idénticamente en ancho y largo, aunque del borde izquierdo de la de Bárbara se retiraron 3 cm. Brand Philip también notó las semejanzas entre el retrato y el carboncillo Retrato de la madre del artista a los 63 años, que Durero hizo en 1514. Fedja Anzelewsky estuvo de acuerdo con esa atribución, y notó que ambos retratos tienen inscrito al reverso el número de catálogo de los inventarios Imhoff, así como "exactamente el mismo dibujo de masas de nubes oscuras".

Anzelewsky especuló que el retrato del padre, que no fue listado en el inventario Imhoff de 1628, pudo ser separado y vendido a Rodolfo II de Austria. La tibia descripción de Hans Hieronymus Imhoff sobre el retrato de Barbara—"madre de Alberto Durero en colores al óleo sobre madera, [pero] hay muchos que no lo creen obra de Durero"—llevó a que Brand Philip concluyese que el retrato de Alberto el Viejo probablemente se vendiera individualmente como el más logrado y comercializable del par.[43]​ La atribución es ampliamente aceptada hoy. En 2013 Stephan Kemperdick señaló la sofisticación del retrato de Núremberg y que su modelado tridimensional de la cabeza muestra un nivel de habilidad que estaba más allá de Wolgemut y su círculo.

Tras haberse separado en algún momento entre 1588 y 1628, los dos retratos se reunieron brevemente en 2012 durante una exposición sobre Durero en Núremberg.

Referencias

  1. Thausing (2003), 45
  2. Campbell Hutchison (2000), 186
  3. Brand Philip & Anzelewsky (1978–79), 14
  4. Durero volvió a retratar a su padre en 1497 (Conway (1918), 142) y dibujó a su madre en 1415. Ver Brion (1960), 16
  5. También se pensó que el retrato de Núremberg era una copia casi contemporánea al original perdido. Ver Bailey (1995), 36
  6. Brion, 17, 45.
  7. Panofsky, Erwin, 1943; quoted in Brion, 17
  8. Hunter (1993), 207–218
  9. Alberto el Viejo nació en 1427, pero se desconoce la fecha exacta; tendría unos 63 si nació a principios de ese año. Ver Bailey (1995), 36
  10. Brand Philip & Anzelewsky (1978–79), 10
  11. Bartl (1999), 26–31
  12. Brand Philip & Anzelewsky (1978–79), 5–18
  13. Price (2003), 22
  14. a b Kemperdick (2013), 95
  15. Brand Philip & Anzelewsky (1978–79), 5
  16. Brand Philip & Anzelewsky (1978–79), 17
  17. Brion (1960), 16
  18. Brand Philip & Anzelewsky (1978–79), 11
  19. Kemperdick (2013), 94
  20. Sturge Moore (1905), 71
  21. Brand Philip & Anzelewsky (1978–79), 12
  22. Tatlock (2010), 116
  23. Von Fircks (2011), 419
  24. Sander (2013), 18
  25. Kemperdick (2013), 98
  26. Brion (1960), 20
  27. Brion (1960), 19
  28. Sturge Moore (1905), 36
  29. Conway (1889), 35
  30. Conway (1889), 36
  31. Mills (1991), 747
  32. Allen (2005), 21
  33. Conway (1918), 142
  34. Kemperdick (2013), 99
  35. Campbell Hutchison (2002), 238
  36. Thausing (2003), 46
  37. Bailey (1995), 36
  38. Allen (2005), 22
  39. "Albrecht Dürer, Barbara Dürer, geb.
  40. Campbell Hutchison (2000), 209
  41. Brand Philip & Anzelewsky (1978–79), 7
  42. Campbell Hutchison (1990), 26
  43. Brand Philip & Anzelewsky (1978–79), 6