Píramo y Tisbe

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Píramo y Tisbe representados en un fresco de la Casa de Octavio Cuartión (Pompeya). S. I d. C.

Píramo y Tisbe (en griego, Πύραμος καὶ Θίσβη: Pýramos kaì Thísbê) son dos amantes legendarios de la mitología griega y romana.

Su historia, de inspiración oriental, se encuentra entre el mito y la literatura. En realidad, este relato sentimental es mencionado por primera vez por Higino (Fábulae, 142 y 143), quien sólo habla de su suicidio.[1]​ Es Ovidio (en Las metamorfosis, IV) quien narra su leyenda.[2]

Leyenda

Píramo y Tisbe eran dos jóvenes babilonios que vivieron durante el reinado de Semíramis. Habitaban en viviendas vecinas y se amaban a pesar de la prohibición de sus padres. Se comunicaban con miradas y signos hasta descubrir una estrecha grieta en el muro que separaba las casas en la que sólo la voz atravesaba tan estrecha vía y los tiernos mensajes pasaban de un lado a otro por la hendidura. Así pudieron hablarse, enamorarse y desearse cada vez más intensamente, hasta que una noche acordaron que a la noche siguiente, cuando todo quedara en silencio, huirían sin que los vieran y se encontrarían junto al monumento de Nino, al amparo de un moral blanco que allí había al lado de una fuente. Tisbe llegó primero, pero una leona que regresó de una cacería a beber de la fuente la atemorizó y huyó al verla, buscando refugio en el hueco de una roca. En su huída, dejó caer el velo. La leona jugueteó con el velo, manchándolo de sangre. Al llegar, Píramo descubrió las huellas y el velo manchado de sangre, y creyó que la leona había matado a Tisbe, su amada, y sacó su puñal y se lo clavó en el pecho. Su sangre tiñó de púrpura los frutos del árbol, de ahí viene el color de las moras según Ovidio. De hecho, dentro de la tradición latina, el término Pyramea arbor («árbol de Píramo») se usaba para designar a la morera. Tisbe, con miedo, salió cuidadosamente de su escondite. Cuando llegó al lugar vio que las moras habían cambiado de color y dudó de si era o no el sitio convenido. En cuanto vio a Píramo, su amado, con el puñal en el pecho y todo cubierto de sangre, le abrazó y, a su vez, le sacó el puñal del pecho a Píramo y se suicidó clavándose el mismo puñal. Los dioses, apenados por la tragedia, hicieron que los padres de los amantes permitiesen sepultar los cuerpos juntos, y desde aquel día los frutos de la morera quedaron teñidos de púrpura.

Adaptaciones

  • Otros autores de la Antigüedad tardía (Nono o la novela cristiana de Recognitiones) cuentan una versión sensiblemente diferente de la de Ovidio. Sitúan la escena en Cilicia, muestran que Tisbe se suicida la primera al descubrir que está embarazada (por miedo a sus padres), y luego le sigue Píramo; los dos amantes se metamorfosean entonces: Píramo, en río; y Tisbe, en fuente. De hecho, un río llamado Píramo corre por Cilicia, lo que podría indicar que esta versión se corresponde con una tradición más antigua que la dada por Ovidio.
  • Geoffrey Chaucer fue de los primeros autores que contó la historia en inglés, en su The Legend of Good Women.
  • La trama de "Píramo y Tisbe" aparece dos veces en Shakespeare. La trama de Romeo y Julieta (1595) se tomó bien del relato latino de Ovidio en Las metamorfosis, bien de la traducción de esa obra realizada por Golding en 1567. Y también aparece en la comedia El sueño de una noche de verano (Acto V, escena 1), interpretada por un grupo de rústicos.
Tisbe y Píramo representados en un mosaico romano de la Casa de Dioniso, en Pafos (Chipre). Finales del s. III - principios del s. IV d. C.

Referencias

  1. Higino: Fábulas (Fabulae), 242 y 243.
  2. Ovidio: Las metamorfosis, IV, 56 - 166.

Enlaces externos