Phorusrhacidae

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Phorusrhacidae
Rango temporal: Paleoceno-Pleistoceno

Taxonomía
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Aves
Orden: Cariamiformes
Familia: Phorusrhacidae
Ameghino, 1889[1]
Sinonimia
  • Phororhacosidae Ameghino, 1889
  • Pelecyornidae Ameghino, 1891
  • Brontornithidae Moreno & Mercerat, 1891
  • Darwinornithidae Moreno & Mercerat, 1891
  • Stereornithidae Moreno & Mercerat, 1891
  • Phororhacidae Lydekker, 1893
  • Patagornithidae Mercerat, 1897
  • Hermosiornidae Rovereto, 1914
  • Psilopteridae Dolgopol de Saez, 1927
  • Devincenziidae Kraglievich, 1932
  • Hermosiorniidae Kraglievich, 1932
  • Mesembriorniidae Kraglievich, 1932
  • Hermosiornithidae Wetmore, 1934

Los fororrácidos[2]​ (Phorusrhacidae) es una familia extinta de aves cariamiformes conocidas también como aves del terror, porque sus especies más grandes eran depredadores en las diversas regiones que habitaron. Habitaron durante casi todo el Cenozoico, desde el Paleoceno hasta el Pleistoceno.[3]

Características

Eran aves de gran tamaño, carnívoras y no voladoras; fueron los depredadores dominantes en América del Sur durante el Cenozoico, entre 62 y 2,5 millones de años. Tenían una talla de 1 a 2,5 metros de altura. Sus alas habían quedado como vestigios de alas de sus antepasados voladores, sin tener una utilidad real para el animal, de la misma forma que los grandes terópodos no avianos poseían pequeñas extremidades posteriores como vestigios de garras útiles en sus antepasados. Eran corredores rápidos. Sus parientes más cercanos hoy en día son las chuñas de la familia Cariamidae.

Titanis walleri, una de las especies más grandes, es originario de América del Norte, siendo uno de los ejemplos relativamente raros de animales que evolucionaron en América del Sur y pasaron al norte extendiendo su área biogeográfica tras la formación del Istmo de Panamá. Los antepasados de T. walleri no se conocen; sin embargo, es posible que haya especies norteamericanas esperando su descubrimiento.

Sólo unos huesos de T. walleri han sido descubiertos en Florida y a lo largo de la costa de Texas. Ningún esqueleto completo proviene de América del Norte, sólo se conocen en su totalidad algunos forusrácidos sudamericanos.

Extinción

De 27 millones de años hasta hace 2,5 millones de años, hubo un aumento en el tamaño de la población de aves del terror en América del Sur, lo que sugiere que, en ese marco de tiempo, las diversas especies florecieron como depredadores en el ambiente de sabana. Sin embargo, como surgió el istmo de Panamá, hace 2,5 millones de años, perros carnívoros, osos y gatos provenientes de América del Norte, fueron capaces de cruzar a América del Sur, lo cual significó un aumento de la competencia. La población de aves del terror disminuyó gradualmente, esto sugiere que la competencia con otros depredadores fue una gran influencia en su extinción.

Algunos investigadores creen que la extinción de esta especie se inició a principios del Pleistoceno, hace 2,5 millones de años. Se debe considerar además que América del Sur fue el hogar de otros grandes animales carnívoros, incluyendo los sebécidos, entre ellos: Langstonia, serpientes gigantes, entre ellas Chubutophis y marsupiales carnívoros, entre ellos: Borhyaena, Cladosictis y Thylacosmilus , todos los cuales eran competidores directos con las aves del terror.

A pesar de ello, la competencia con otros depredadores como causa principal de la extinción de las aves del terror, es todavía un tema debatible, debido a que estas fueron muy agresivas y estuvieron dotadas de importantes elementos que les conferían cierta ventaja sobre sus competidores. En general, es mucho más probable que las causas principales de la extinción de los forrácidos hayan sido las alteraciones ambientales en lugar de la competencia.

Existieron algunas hipótesis que sugerían la posibilidad de que los Phorusrhacidae, al igual que la mayor parte de la megafauna, desaparecieron a causa de la actividad humana como la caza o las modificaciones del entorno.

Taxonomía

Siguiendo la revisión de Alvarenga et al. (2003),[4]​ se conocen actualmente 5 subfamilias, con 13 géneros y 17 especies:

Alvarenga y Höfling no incluyen Ameghinornithinae ni Aenigmavis sapea entre los fororrácidos, concluyendo que las formas son relativamente parecidas y de incierta afinidad.

Supervivencia tardía

En 2018 se describieron unos especímenes de aves del terror, hallados en Uruguay, el cual data del Pleistoceno. Se encontró una porción de un tarsometatarso derecho y un húmero izquierdo, estos restos fueron asignados al género Psilopterus (aunque sin asignarlos a una especie en concreto). Es un gran ejemplo de aves del terror que sobrevivieron hasta el Pleistoceno tardío, hace 96.040 ± 6300 años. Pudo haber sido una de las últimas aves del terror, junto con Titanis, del Pleistoceno inferior.[6]

Referencias

  1. Ameghino, F (1889). «Contribuición al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina». Actas Academia Nacional Ciencias de Córdoba 6: 1-1028. 
  2. Jones Grinberg, W. W. (2010). Nuevos aportes sobre la paleobiología de los fororrácidos (Aves: Phorusrhacidae) basados en el análisis de estructuras biológicas.
  3. Blanco, R.E. & Jones, W.W. (2005) Terror birds on the run: a mechanical model to estimate its maximum running speed. Proceedings of the Royal Society B, 272(1574):1769–1773.
  4. Alvarenga, Herculano M. F; Höfling, Elizabeth (2003). «Systematic revision of the Phorusrhacidae (Aves: Ralliformes)» (pdf). Papéis Avulsos de Zoologia 43 (4). pp. 55-91. 
  5. Federico J. Degrange, Claudia P. Tambussi, Matías L. Taglioretti, Alejandro Dondas and Fernando Scaglia (2015). «A new Mesembriornithinae (Aves, Phorusrhacidae) provides new insights into the phylogeny and sensory capabilities of terror birds». Journal of Vertebrate Paleontology. Online edition. doi:10.1080/02724634.2014.912656. 
  6. Washington Jones; Andrés Rinderknecht; Herculano Alvarenga; Felipe Montenegro; Martín Ubilla (2018). "The last terror birds (Aves, Phorusrhacidae): new evidence from the late Pleistocene of Uruguay". PalZ. in press. doi:10.1007/s12542-017-0388-y.

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