Paro cardiorrespiratorio

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Paro cardiorrespiratorio
Especialidad cardiología
medicina de emergencia
Sinónimos
Parada cardiorrespiratoria

Un paro cardio respiratorio (PCR) es la repentina detención de la respiración y del latido cardíaco en un individuo. Puede ocurrir por diversas causas, algunas de las más típicas son ahogo por inmersión o choque eléctrico, efectos de anestesia y otros fármacos, esfuerzo físico muy extremo.

Implica la detención de la circulación de la sangre y, por lo tanto, la interrupción del suministro de oxígeno al cerebro. Si un paciente entra en este estado la muerte es inminente, lo que requiere una intervención inmediata a través de reanimación cardiopulmonar (RCP), es decir, compresiones torácicas y respiración artificial. Antes de iniciar la RCP se debe avisar inmediatamente a los servicios de urgencia más cercanos para comunicar el estado de la víctima y la dirección exacta del lugar, y no se debe abandonar la RCP en ningún momento sin la indicación de un profesional sanitario titulado.

A veces se habla simplemente de paro circulatorio o paro cardíaco.

Signos de un paro cardiocirculatorio

Verificación de las funciones respiratorias.
Toma del pulso carotídeo.
Insuflaciones boca a boca.

Se manifiesta por un estado de muerte aparente:

  1. La persona está totalmente inconsciente, no se mueve espontáneamente, no reacciona ni a la palabra ni al tacto, ni a la estimulación dolorosa, ni a la luz;
  2. No se percibe su respiración ni siquiera después de la liberación de las vías aéreas: no se siente su respiración en la mejilla, no se ve el pecho o el vientre levantarse ni bajarse;
  3. La persona no reacciona a las insuflaciones (boca a boca): no tose, no recupera la ventilación;
  4. No se percibe el pulso carotídeo, nótese que este signo puede ser engañoso, ya que a causa de su tensión nerviosa (estrés), la persona que asista al lisiado pueda sentir su propio pulso en el extremo de los dedos;
  5. La víctima palidece: adquiere un color azulado secundario debido a la falta de oxigenación de los tejidos; este signo es difícil de percibir por un neófito, pero es evidente una vez que se ha visto;
  6. Encontramos midriasis pupilar (dilatación de las pupilas).

Cuando se es testigo directo de la sobrevenida del paro, el cuadro clínico puede ser más engañoso:

  1. El paciente pierde el conocimiento y puede convulsionar (movimientos involuntarios bruscos) en primer lugar, impidiendo toda evaluación del pulso o de la respiración; en la práctica esto no dura más que una decena de segundos;
  2. El paciente puede tener una respiración ruidosa (respiración agónica, llamada «estertor») durante diez segundos.

No se tiene que confundir esta respiración agónica o estas convulsiones con:

  1. Un síncope sin paro cardiocirculatorio (pulso y respiración presente);
  2. Una crisis convulsiva epiléptica, más prolongada, con pulso y respiración presente;
  3. Un choque séptico: la presión arterial que desciende mucho impide toda percepción de pulso.

En el marco de los primeros auxilios, los signos suficientes para detectar la parada circulatoria son:

  1. Inconsciencia
  2. Ventilación detenida
  3. Ausencia de pulso
  4. Ausencia de reacción a las insuflaciones.

Causas

En ocasiones es evidente: traumatismo, electrocución, ahogamiento, asfixia, intoxicación, estrangulación, hipotermia grave...

Pensar sistemáticamente en una ruta equivocada (paso de un alimento al aparato respiratorio en lugar del esófago); en ese caso, las insuflaciones son ineficaces, y son las compresiones torácicas las que permitirán expulsar el cuerpo extraño. Se tiene que inspeccionar entonces la boca después de las compresiones torácicas para recuperar el cuerpo extraño que se habría conseguido expulsar.

Si el paro aparece aislado (no es de traumatismo, de hemorragia, de electrocución, de atragantamiento...), se debe pensar sistemáticamente en una causa cardiaca pero eso serán asuntos del médico, una vez se haya conseguido con éxito la reanimación.

En estos casos, el mecanismo del paro puede ser:

  • La causa más frecuente es la fibrilación ventricular (300 a 400 latidos por minuto y de manera anárquica) o una taquicardia ventricular sin pulso (corazón que late a 200 latidos por minuto, hasta más): el corazón no late de manera eficaz y ya no cumple su papel de bomba; se pueden barajar varias causas: presencia de una enfermedad cardiaca, intoxicación de ciertos medicamentos, pero también infarto de miocardio en curso;
  • asistolia: el corazón no muestra signos de actividad, ya no late; esto se puede deber a ciertos trastornos de la circulación cardiaca;
  • actividad eléctrica sin pulso (AESP) y antes denominada disociación electromecánica: el corazón tiene una actividad eléctrica normal, pero no bombea, por ejemplo está comprimido por un hematoma, o bien a causa de un shock hipovolémico: la presión de la sangre ha bajado demasiado, o demasiado rápidamente, y la bomba cardiaca se ralentiza (hemorragia no controlada, aflojamiento de un torniquete o de un punto de compresión, síndrome de Bywaters, descompresión del pantalón anti-shock sobre una persona en colapso cardiovascular...).

Conducta a seguir

Operador de un defibrilador automático externo durante una emergencia cardiorrespiratoria. Nótese cómo el auxiliar estabiliza la cabeza del paciente entre sus rodillas.
Desfibrilador semiautomático externo.

Primeros auxilios

Cada segundo cuenta. Solicite ayuda inmediatamente o envíe a alguien a buscar ayuda. Empiece la reanimación cardiopulmonar (RCP). La RCP sólo le permite ganar tiempo mientras la ayuda llega pero no restablece la actividad del corazón. Si dispone de un desfibrilador externo automático, utilícelo inmediatamente. Hay que recordar que la causa más frecuente es la fibrilación ventricular, con lo que la utilización de la desfibrilación lo más precoz posible es el tratamiento más eficaz.

Con las maniobras de RCP (reanimación cardiopulmonar) básicas, ganaremos tiempo hasta la llegada de ayuda médica. La secuencia de masaje y respiración artificial es, para adultos y niños fuera del hospital, 30 compresiones por 2 ventilaciones (ya sea realizada por uno o dos reanimadores). Las compresiones se deben hacer en el centro del pecho. Estas son recomendaciones actuales para una RCP básica, publicadas por el ERC en diciembre de 2005.[1]​ Recientemente (a final de 2010) se han actualizado las recomendaciones del Consejo Europeo sobre Reanimación.[2]

Desfibriladores externos automáticos

La ERC en sus recomendaciones indica también que el tratamiento de los paros cardíacos mediante las maniobras de reanimación cardiopulmonar son necesarias pero no suficientes para salvar una vida e indica la necesidad del uso de la desfibrilación.

Estos equipos son de muy sencillo funcionamiento. Están pensados para que cualquier persona que tenga el certificado y el curso obligatorio, pueda utilizarlo. Para ello, ayudan al rescatador tanto a la utilización del desfibrilador, como también le guían en la realización del RCP, mediante instrucciones habladas en el idioma oficial del país.

Cuidado de campo

El personal entrenado aplica protocolos de apoyo de vida cardíaca avanzados en cuanto llegan, a menos que haya una orden válida de “no reanimar” (do not resucitate, DNR, en inglés) o similar previa. Si es así, es éticamente correcto permitir que sobrevenga la muerte natural de acuerdo con los deseos del paciente.

Tratamiento hospitalario

En muchos hospitales, el paro cardíaco da lugar a que uno de los cuidadores anuncie un "código azul" (o el equivalente local) para la respuesta inmediata de un equipo entrenado de enfermeros y doctores. Habitualmente las habitaciones de hospital cuentan con un carro de paradas donde se concentran todos los elementos necesarios para reaccionar ante una parada cardiorrespiratoria, lo cual permite a los profesionales dar una rápida respuesta. El equipo continúa dando apoyo de vida cardíaca avanzado hasta que el paciente se recupera o hasta que un médico declara la muerte del paciente.

Cuestiones éticas

La reanimación cardiopulmonar y el apoyo de vida cardíaco avanzado no son siempre del interés de una persona. Esto es especialmente cierto en el caso de enfermedades terminales cuando la reanimación no alteraría el resultado de la enfermedad. La RCP correctamente realizada a menudo causa fracturas de costilla, especialmente en pacientes ancianos o que padecen osteoporosis. La defibrilación, especialmente repetida varias veces como se requiere por los protocolos de apoyo de vida cardíaca avanzado, puede causar quemaduras eléctricas. El masaje cardíaco interno, otro procedimiento de apoyo de vida cardíaca avanzado, realizado por médicos de medicina de emergencia requiere abrir la caja torácica, lo cual es doloroso durante las semanas de recuperación.

No es sorprendente que algunas personas con una enfermedad terminal decidan evitar tales medidas "heroicas" y recibir únicamente un tratamiento paliativo.

La edad incrementa el uso de órdenes de no resucitación.[3]

La gente que desea recibir tratamiento en caso de un paro cardíaco debería discutir estos deseos con su doctor y con su familia.

Es también importante que estas vistas se apunten en algún sitio en el historial médico. En caso de paro cardíaco, los profesionales de salud necesitan actuar rápidamente basándose en la información disponible. Como el paro cardíaco a menudo sucede fuera de horas regulares, el equipo de reanimación raramente incluye a alguien que conozca al paciente.

Un paciente le puede pedir a su doctor que registre una orden de No Reanimar (DNR, por sus siglas en inglés) en el historial médico. Alternativamente, en muchas jurisdicciones, una persona puede indicar formalmente sus deseos en una "directiva avanzada" o "directiva avanzada de salud" (esto es, es un documento legal en donde se indica cómo quiere ser tratado si enferma gravemente y no hay esperanza alguna de recuperación).

Bibliografía complementaria

  • GARCÍA, Tomas B.: Arrhythmia Recognition: The Art of Interpretation. Jones and Bartlett Publishers, Inc., 2004. ISBN 0-7637-2246-4
  • GERSH, Bernard J.: Mayo Clinic Heart Book, Revised Edition: The Ultimate Guide to Heart Health. William Morrow, 2000. ISBN 0-688-17642-9
  • GRAUER, Ken: Arrhythmia Management & Cardiac Arrest: A Pocket Brain Approach. Kg/EKG Press, 2001. ISBN 0-9663389-1-X
  • American Red Cross, Kathleen A. HANDAL: The American Red Cross First Aid and Safety Handbook. LITTLE, Brown, 1992. ISBN 0-316-73646-5
  • LAYMO, Richard: Cardiac Arrest (FastBack Mystery Books). Fearon Publishers, 1985. ISBN 0-8224-3463-6
  • LEVINE, Glenn N.: Diagnosing & Treating Arrhythmias Made Easy. Quality Medical Publishing, 1998. ISBN 1-57626-106-9.
  • MARRIOTT, Henry J. L., y Mary Boudreau CONOVER: Advanced Concepts in Arrhythmias. C. V. Mosby, 1998. ISBN 0-8151-2090-7.
  • RICKEY, Brad, y Kurt DUFFENS: FastAct Pocket First Aid Guide (Spiral-bound). Fast Act Llc, 1999. ISBN 0-9669933-0-6
  • SPINALE, Francis G.: Pathophysiology of Tachycardia-Induced Heart Failure. Blackwell/Futura, 1996. ISBN 0-87993-649-5
  • TSIARAS, Alexander: The InVision Guide to a Healthy Heart. Collins, 2005. ISBN 0-06-085593-2
  • WALRAVEN, Gail: Basic Arrhythmias. Prentice Hall (1998). ISBN 0-8359-5305-X
  • Pérez Vigueras, J. et al (2015) Reanimación CardioPulmonar Básica y manejo del Desfibrilador. ISBN 978-1518751837

Véase también

Referencias

  1. European Resuscitation Council (ERC) Guidelines for Resuscitation 2005. Resuscitation (2005)67S1, S3-S6.
  2. Guidelines for Resucitation 2010: J.P. Nolan et al. / Resuscitation 81 (2010) pag. 1219–1276
  3. Cook I, Kirkup AL, Langham LJ, Malik MA, Marlow G, Sammy I. (2017 Jun 12). «End of Life Care and Do Not Resuscitate Orders: How Much Does Age Influence Decision Making? A Systematic Review and Meta-Analysis.». https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5470655/. Consultado el 26 de junio de 2017. 

Enlaces externos

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