Juan de Dios

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San Juan de Dios

Información personal
Nombre en portugués João Cidade Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento 8 de marzo de 1495
Montemor-o-Novo, Portugal
Fallecimiento 8 de marzo de 1550
Granada, España
Sepultura Granada Ver y modificar los datos en Wikidata
Religión Iglesia católica y catolicismo Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Enfermero, mercenario, librero y pastor Ver y modificar los datos en Wikidata
Información religiosa
Beatificación 21 de septiembre, 1630, por el Papa Urbano VIII
Canonización 16 de octubre, 1690, por el Papa Alejandro VIII
Festividad 8 de marzo
Atributos Granada (fruto), enfermo en brazos
Venerado en Iglesia católica
Patronazgo Granada (copatrón), Bandera de Panamá Natá de los Caballeros, Mapulaca Bandera de Honduras, Panamá, San Juan De Dios, Desamparados, Costa Rica, Montemor-o-Novo
De los hospitales, enfermos, enfermeros, bomberos, alcohólicos y vendedores de libros.
Orden religiosa Orden Hospitalaria de San Juan de Dios Ver y modificar los datos en Wikidata
San Juan de Dios salvando a los enfermos de incendio del Hospital Real, Manuel Gómez-Moreno González (1880). Museo de Bellas Artes de Granada.
Altar de la Iglesia de San Juan de Dios en León, Guanajuato, México

San Juan de Dios, O. H. (en portugués São João de Deus) (Montemor-o-Novo, Montemayor en castellano, 8 de marzo de 1495 - Granada 8 de marzo de 1550) es un santo portugués, enfermero y el fundador de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.[1]​ Su nombre de pila era João Cidade Duarte. También conocido como "Juan de los Enfermos".

Biografía

Cuando aún no contaba con 12 años, se establece en Torralba de Oropesa, (Toledo, España), en la casa de Francisco Cid Mayoral, al cual sirvió como pastor. A la edad de 27 años, (1523) se alistó en las tropas del capitán de infantería Juan Ferruz, quien a su vez estaba al servicio del Emperador Carlos I, en la defensa de Fuenterrabía, contra las tropas francesas. Fue para él una dura experiencia, siendo expulsado por negligencia en el cuidado de las ganancias de su compañía (se salvó en el último momento de ser ahorcado). A pesar de ello, volvió a combatir en las tropas del conde de Oropesa en 1532, en el auxilio de Carlos V a Viena, sitiada por los turcos de Solimán I.

Al desembarcar en España por la costa gallega, siente la necesidad de entrar en Portugal y reencontrarse con sus orígenes. Pero este deseo se ve seriamente frustrado: sus padres han muerto; tan sólo queda su tío. De allí pasa a Andalucía y estando de paso en Gibraltar decide embarcar para África. En su mismo barco, encuentra al caballero Almeyda, su mujer y sus cuatro hijas, todos ellos desterrados a Ceuta por el rey de Portugal. El padre le contrata como sirviente, pero pronto cayeron todos enfermos, gastando la poca fortuna que traían, viéndose en la necesidad de pedir socorro a Juan de Dios. Este, mostrando ya la enorme caridad que le convertiría en santo, se pone a trabajar en la reconstrucción de las murallas de la ciudad, permitiendo que de su salario comiesen todos. Más tarde pasa a Gibraltar, donde se hace vendedor ambulante de libros y estampas. De ahí se traslada definitivamente a Granada en 1538, y abre una pequeña librería en la Puerta de Elvira. La librería le permite entrar en contacto con la literatura de tipo devocional, religioso y catolicismo.

El 20 de enero de 1539 se produce un hecho trascendental. Oyendo un sermón predicado por San Juan de Ávila en la Ermita de los Mártires, tiene lugar su conversión. Las palabras del santo manchego producen en él una conmoción tal, que le lleva a destruir los libros que vendía; vaga desnudo por la ciudad; los niños lo apedrean y todos se burlan de él. Su comportamiento es el de un loco y, como tal, es encerrado en el Hospital Real. Allí trata con los enfermos y mendigos y va ordenando sus ideas y su espíritu mediante la reflexión profunda. Juan apacigua su joven e impaciente espíritu y se dirige en peregrinación al santuario de la Virgen de Guadalupe en Extremadura. Allí madura su propósito y a los pies de la Virgen promete entregarse a los pobres, a los enfermos y a todos los desfavorecidos del mundo.

Juan vuelve a Granada en otoño de ese mismo año, lleno de entusiasmo y humanitario sentir. Los recursos con los que cuenta son su propio esfuerzo y la generosidad de la gente. En un principio Juan utiliza las casas de sus bienhechores para acoger a los enfermos y desfavorecidos de la ciudad. Pero pronto tuvo que alquilar una casa, en la calle Lucena, donde monta su primer hospital. Pronto crece su fama por Granada, y el obispo le pone el nombre de Juan de Dios.

En los siguientes diez años crece su obra y abre otro hospital en la Cuesta de Gomérez. Es, asimismo, un innovador de la asistencia hospitalaria de su época. Sus obras se multiplican y crece el número de sus discípulos -entre los cuales destaca Antón Martín, creador del Hospital de la Orden en Madrid llamado de Nuestra Señora del Amor de Dios- y se sientan las bases de su obra a través del tiempo. El 8 de marzo de 1550, a los 55 años, moría Juan de Dios en Granada, víctima de una pulmonía a consecuencia de haberse tirado al Genil para salvar a un joven que, aprovechando la crecida del río, había ido para recoger leña pero se cayó en medio de la corriente y estaba en trance de ahogarse. Lógico final para una vida totalmente entregada a los demás.

Fue beatificado por el papa Urbano VIII el 1 de septiembre de 1630 y canonizado por el papa Alejandro VIII, el 16 de octubre de 1690. Fue nombrado santo patrón de los hospitales y de los enfermos.

A su muerte su obra se extendió por toda España, Portugal, Italia y Francia y hoy día está presente en los cinco continentes.

San Juan de Dios fue enterrado en el convento de la Victoria de Granada (Carmen de los Mínimos) en el año 1550. Sus restos permanecieron allí hasta el 28 de noviembre de 1664, cuando los hermanos de su orden los trasladaron a la iglesia del Hospital de San Juan de Dios. En 1757 un nuevo traslado tuvo lugar al ser construida la Basílica que lleva su nombre, en cuyo camarín reposan definitivamente.

Su personalidad y su obra

  • Ser sensible, humano-cristiano y social.
  • Sale al encuentro de los necesitados y los acoge sin poner condiciones para su asistencia. Todo necesitado tiene derecho a ser atendido.
  • Desarrolla métodos de atención pioneros en su época. Atención integral de la persona necesitada, respetando su dignidad y defendiendo sus derechos.
  • Solicita recursos a toda la sociedad: “Hermanos, haceos bien a vosotros mismos, ¿queda claro?”, era su grito y su lema.
  • Reúne a un grupo de personas que darán continuidad a su obra (la Hermandad de Juan de Dios).

Museo

En la Casa de los Pisa (Granada) se encuentra un museo en su memoria.[2]

Referencias

  1. «San Juan de Dios». Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. 24 de febrero de 2016. Consultado el 15 de septiembre de 2019. 
  2. «Museo San Juan De Dios en Granada - Casa de los Pisa». Granada Direct. Consultado el 15 de septiembre de 2019. 

Enlaces externos

Estatua de San Juan de Dios en Vilar de Frades, Barcelos, Portugal.